miércoles, 15 de junio de 2011

Werewolf; Capitulo X "Cosas inesperadas"



>>Megan<<
Camine por todo el Castillo Difontiel durante el resto del día, era un lugar bastante interesante aparte de tétrica, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Jeremy se había ido a algún lugar y no podía ver a nadie en ninguna parte, por lo menos hasta que cayo la noche y fue cuando vi en la cocina a la nana de Jay. Toque a la puerta y luego entre.
La verdad es que el olor me había atraído desde muy lejos, mi estomago gruño.
– Megan, te veo hambrienta, siéntate y te serviré algo. – Asentí y me senté a la mesa, mi estomago volvió a rugir. – Pobrecita, de seguro tu día no fue fácil, intente preguntarle a Jeremy pero no me dijo nada y solo se fue.
– Digamos que fue un día de locos… – Mire el plato que nana Vi me servía, papá solía cocinarme cuando llegaba temprano… o tenía días libres. – Fui golpeada, acusada de asesinato, de ser una libertina… y soy una huérfana. – Susurre.
Escuche un plato hacerse trizas en el suelo.
– ¡¿Qué?! ¿Cómo? ¿Por qué?
– Pase la noche aquí y a la policía no le calzaba el que yo me pasara la noche en casa de mi novio justo cuando mi padre fue asesinado… – Trague saliva. – Solo fue un interrogatorio de rutina, solo eso.
La cara de nana Vi estaba roja de ira, – Ellos no tenían que hacerte eso, estas sufriendo por tu pérdida.
– No me importa, ahora estoy bien. – Creo, dije para mi misma cuando comencé a comer. – Esta noche también tienen…
Nana Vi me miro más relajada, – Si. Hoy habrá más lobos por aquí, así que estarás bien. – Me tendió una fruta. – Te ves tan delgada.
Me mire por todos lados, me veía igual que siempre ya que nunca había sido muy… rellena ni muy mona pero era así, papá me había dicho que me veía bien.
– Yo creo que esta muy linda, y si a mi Jay le gusta es porque él también lo cree, ¿no es cierto Megan? – Me impresiono un poco al verla. La madre de Jay entró en la cocina con el hombre de la mañana pegado a sus talones. La madre de Jay se dio cuenta y me sonrió, – Esta un poquito mal humorado pero ya te perdonó, ¿ verdad Fede?
El hombre me miro como si quisiera matarme pero asintió, – Solo no te atrevas a hacerlo de nuevo o no me voy a detener.
– Oh Fede ya te dije que yo se lo pedí, no fue su culpa, – Dijo la mujer haciendo pucheros. En realidad prácticamente me había obligado. El hombre se acercó a ella y la beso en la punta de la nariz. – Además es la novia de mi hijo, debes respetarla más.
Él alzo una ceja, – Comamos y luego volvamos arriba, ya te estoy hechando de menos.
– ¡Fede! – Dijo la madre de Jay lanzándome miradas.
– He escuchado cosas peores antes, – Dije desde mi asiento.
– Megan te ves agotada ve a dormir. – Dijo nana Vi. – Ha sido un día muy difícil para ti, y es mejor que descansas.
Asentí y me levante. – Que tengan una buena noche.
– Comenzamos mal, pero dicen que lo que mal empieza finaliza bien. – Dijo el hombre, – Soy Frederick XI Stonel.
– Megan Grey, un gusto. – Le tendí mi mano y él la estrecho.
– Un gusto conocer la hija de un hombre tan honorable como Henry Grey. – Le sonreí con un poco de esfuerzo, varias veces había escuchado esas palabras, claro, pero aquellas veces papá se había reído a mi lado por los halagos.
– Gracias, – Respire profundamente y salí del lugar.
>>Stephaniel<<
Vi salir a Megan, la tristeza que la acompañaba era casi palpable. Recordé cuando perdí a mis padres, me había sentido perdida en el mundo sin saber que hacer, pero con la ayuda de Joseph me había sobrepuesto al dolor de la perdida, por lo menos hasta que él también me abandono en este mundo.
Suspire nítidamente, no quería que Fede saltará a mi lado, había estado algo sobreprotector desde que nos habíamos levantado. Me ruborice un poco al recordar todo lo que había pasado.
– Ya sé porque la vida no te ha dado hijas, no sirves para criar niñas, – Dijo Victoria a un lado de la mesa. – Pobre Megan como debe de sufrir.
Fede tenso la mandíbula, hace tiempo él me había dicho que lo que más deseaba era tener una niña. Tome una de sus manos y casi me caigo.
Fede me sujeto entre sus brazos. La emoción era tan fuerte que apenas podía contenerla, era un presentimiento siempre los tenía pero este era más fuerte que los que tenía normalmente, fuerte y bastante definido. Mire a Fede. Este tipo de presentimiento ya lo había tenido una vez antes…
– Mi amor qué sucede… – Me urgió Fede.
Victoria me miro impaciente, – Oh vamos Steph si es por lo que le dije, es cierto, mira a esa pobre niña como quedo.
Fede se dio la vuelta para mirarla, – Cállate Vi. Dime cielo, ¿qué pasa?
– Creo que vamos a poder arreglar eso. – Mire a Fede y luego me mire a mí. Fede entendió de inmediato.
– ¿A qué te refieres? – Dijo Victoria acercándose. Luego su mirada se encendió como una bombilla, – ¿Quieres decir que podrías…?
– Tengo el presentimiento de que voy a tener una niña.
Fede me soltó y se sujeto en la pared, – Pero… fue solo… no… aunque… anoche… pero acabamos de…
– ¿Puedo golpearlo? Me esta exasperando. – Dijo Victoria frunciendo el ceño mientras miraba a Fede..
– No, – Dije rápidamente, – Solo está sorprendido, – Camine hasta la silla que había dejado Megan, me senté. El presentimiento había sido prácticamente una premonición había vislumbrado una imagen algo distorsionada pero eso no quitaba que casi había visto a la niña en los brazos de Fede, si era así, ella iba a ser hermosa.
Por favor que así sea. Rogué.
Me abrace a mí misma con mis brazos, luego los brazos de Fede me cubrieron dejándome cubierta por el abrazo.
– Te ves cansada, mejor subamos, luego vendré por algo para que comas. – Lo mire sorprendida por lo dulce que me hablaba.
Tome su rostro entre mis manos, y lo mire dulcemente, – Oh Fede encontraste tu lado dulce.
Fede me miro sarcástico, – No siempre estoy enojado contigo, ¿sabes? También puedo ser dulce y agradable, no tan solo un energúmeno.
Lo abrace, – Lo sé, pero siempre te enojas porque no entiendes que no es lo correcto estar conmigo…
– Me necesitas y yo te necesito. Yo te cuido y tú me cuidas. Nos amamos. Vamos a ser padres de una niña, una niña que va a necesitar de un padre. – Dijo Fede, – ¿A cuál de estos puntos debo aferrarme para que me dejes quedarme a tu lado y cuidarte hasta que todo este solucionado?
Lo mire, cuantas veces había soñado con una vida al lado de Fede… sentí como mi visión se empañaba por las lágrimas, – Ya no lo sé. – Dije aferrándome a él. – Ya no quiero estar sola, no quiero ver el mundo pasar y ver como la gente que quiero se va… – Hipé.
– Ya no hay nada en ti que sea vampiro, puedes quedarte conmigo a mi lado mi amor. – Tomo mi rostro entre sus manos, – Déjame amarte Stephaniel… cuidarte hasta que seamos viejos. Y tengas arruguitas aquí y aquí, – Dijo señalando mis ojos y mi boca, – De todas las sonrisas que vamos a tener juntos.
Le sonreí, era lo que más deseaba, no mucho las arrugas pero si la felicidad. Me puse de puntillas y lo bese.
>>Victoria<<
Salí de la cocina sin hace un ruido, no quería interrumpir la escena que estaba viendo. Su amor era lo más hermoso que había visto hace años, un amor marcado por las diferencias y todo tipo de obstáculos. Los que ya habían sobrepasado todos y cada uno de ellos, ya no quedaba ninguno, técnicamente.
Hubiera dado todo por amar de esa manera, pero el destino pensaba diferente a mí. Nadie en mi antigua manada me había visto como una pareja o madre de su descendencia, absolutamente nadie, Jonas decía que era cuestión de tiempo pero no fue así.
Jonas. Un sentimiento de tristeza me invadió. Cuanto lo extrañaba, era mi amigo y mentor. Me sacudí de ese pensamiento, la casa ya estaba repleta de tristeza por la muerte de Henry Grey, no necesitaba la mía para ser la guinda del pastel.
Mire hacía tras, esos eran tortolos de verdad, lástima que el único y más grande problema de Fede era su matrimonio con Elizabeth… me sorprendía que esa perra no estuviera aquí para molestar.
Volví mi mirada y por poco choque con una pared.
Corrección, no era una pared.
– Lárgate Stonel. – Le ladré.
Y el descarado sonrió, – Generalmente no produzco esa reacción en las mujeres. Aunque no lo creas las mujeres aun me persiguen por mi buen toque. – Puso un dedo sobre mi nariz, casi y lo mordí.
– No dudo de tu virilidad, – Le lance una mirada agria. – Pero no me gustan los rubios de ojos azules.
– Eso fue un golpe bajo… muy bajo. – Dijo asintiendo. – Pero anoche no te importaron para nada esos detalles, tal vez deba volver en la noche. – Se dio la vuelta.
Le gruñí, – Déjame en paz. V.I.E.J.O.
Él me miro sin cambiar esa cara de idiota. – Me encantan las mujeres rudas y que sacan las garras cuando se sientes amenazadas.
– ¿No deberías estar en un asilo de ancianos? – Dije evitando ese comentario.
– No, aun soy joven; tengo cincuenta y seis años, mi hijo solo tiene treinta y algo, mi difunta esposa y yo teníamos veinte años cuando él llego ha este mundo. Si, creo que soy joven aun. – Me quede un poco anonadada en cuanto saque la cuenta.
– ¡¿Soy más vieja que Fede?! – Siempre había pensado que él era mucho mayor, tenía hasta arrugas de cansancio. Y yo tenía ya treinta y ocho y algo años.
El mayor de los Stonel aun me sonreía, – ¿Sería descortés de mi parte preguntar tu edad Victoria? – Su acento cuando dijo Victoria me puso la piel de gallina.
– Si, – Dije y me di la vuelta para irme, aun sentía sus pasos detrás de mí cuando camine hacia mi cuarto. Debería de decirle que se vaya a molestar a su hijo, pero así no iba a ser entretenida la noche.
>>Megan<<
Abrí la puerta de la habitación y entre. La habitación seguía desordenada, me dirigí ha la cama pero me detuve al ver a Jeremy muy quieto sobre la cama. Me acerque y me acomode en el espacio que quedaba de la cama.
En cuanto me acomode Jeremy me atrajo a él y me rodeo con sus brazos.
Me quede ahí por mucho tiempo pero no podía dormir. Al tiempo después despertó Jeremy que me miro con el sueño reflejado en sus ojos.
– Buenos días… o buenas noches Jay. – Dije abrazándome más a él.
– Buenas noches mi Megan. – Por alguna razón me encantaba su posesividad. – Te vez cansada, deberías dormir.
– No puedo. – Dije algo agotada. Se me ocurrió algo. Lo mire a los ojos, – Tal vez si me das un besito.
Me sonrió abiertamente, – Tú… tientas mi cordura con tus besos.
Me coloco debajo de él y comenzó a besarme. Podía sentir todo su cuerpo, su peso sobre mí, era extraño y a la vez me sentía pequeña. Enrede mis manos en su cabello y me deje llevar al sentir su lengua entrar en mi boca y explorarla buscando la mía.
Jeremy coloco una de sus manos en mis caderas mientras la otra me tocaba el busto. Gemí cuando su mano se metió debajo de mi ropa. Me separé un poco al darme cuenta de lo que estábamos haciendo. Jeremy me miro algo desconcertado al ver que no le respondía.
– ¿No te gustó? – Su mirada me hipnotizaba por alguna razón.
Me coloqué nerviosa, – No, no es eso, solo que estamos tu y yo solos en… una cama. – Jeremy se separó de mi inmediato. – Si, eso. Creo que es mejor que me busque otra habitación para dormir.
– No, no debes hacer eso Megan sé controlarme, – Lo mire dudando, – Créeme Meg, no es necesario. – Se movió en la cama para quedar acostado a mi lado. Colocó una mano en mi cintura. – Por favor Meg duerme a mi lado, prometo cuidarte.
– Esta bien Jeremy, pero debemos cuidarnos, nos conocemos desde hace muy poco como para hacer… tu sabes… – Sentía el calor cubrir mi rostro.
– Lo sé, por eso prometo cuidarte. – Me atrajo a él. – Te amo mi Megan, nunca te haría daño y para que lo sepas sentir esto también es nuevo para mí.
Le sonreí tímidamente, – Entonces somos un par de novatos… – Enrede mis manos en su cabello, – Es mejor esperar, es muy pronto. – Jeremy asintió.
Jeremy acerco sus labios a los míos y me besó, estaba por separarme cuando me mordió en el cuello. Gemí y arquee mi espalda al sentir una corriente en mi cuerpo, Jeremy aprovecho la ocasión y colocó sus manos en mi pecho y me piñizco. Mi mente estaba nublada por el calor, mi cuerpo estaba afiebrado, y la ropa me molestaba ¿por qué? Fue lo único que cruzo mi mente.
Me quite la camisa de Jeremy y la camiseta que me había colocado debajo, Jeremy me ayudo con la falda. De un momento a otro me encontraba desnuda y Jeremy estaba sin su camisa y pantalón encima de mí. Jeremy comenzó a besarme en el lugar de la mordida, más corrientes recorrieron mi cuerpo.
– Jeremy vamos a patrullar… que mier… – Mire hacia un lado y vi a Fred, Jeremy de inmediato nos cubrió con la sábana. Fred se dio la vuelta.
Mire a Jeremy y me abrace a él. – ¿Fred no sabes tocar?
– ¿Y tu recuerdas que ella es menor de edad para tener sexo? – Me quede con la boca abierta.
– Fred. – Lo aviso Jeremy.
– Ya, bien, es que no pensé que ella iba a estar aquí. – Dijo Fred encogiéndose de hombros.
– ¿Y dónde querías que estuviera? – Dijo Jeremy.
– ¿Bueno, tal vez en una de las cincuenta habitaciones que hay en la casa? – Dijo Fred simplemente. – Sin contar los calabozos, – Dijo morbosamente.
Fred era definitivamente una de aquellas personas que viven para interrumpir, pero esta vez lo había echo oportunamente. Intente salir de debajo de Jeremy, pero éste me miro con confusión sin dejarme salir.
Colocó una mano en mi rostro. Tome su mano y la bese en la palma. Los ojos de Jeremy brillaron de una forma especial.
– Jeremy déjame salir.
Jeremy hizo rodar los ojos, – Todavía no.
– Oye tortolo venía a buscarte para ir a patrullar o debo dejarte aquí y hacerme cargo de la manada… o tal vez ya estas pensando en asegurar al próximo alfa de la manada.
Pude ver claramente el color cubrir el rostro de Jeremy, – Ya te acompaño déjame vestirme. – Respondió Jeremy saliendo de encima de mí.
Fred se dio la vuelta de inmediato. – ¿WTF?
Me cubrí de inmediato hasta el cuello, Fred me miró raro. Tome una de las almohadas y se la lance.
– ¿Voy a ser padrino tan pronto? O Megan deberías esperar un poco, ya sabes embelésalo primero y luego ataca con todo.
Le gruñí pero antes de que pudiera lanzarle la otra almohada Jeremy le lanzó la pelota de básquetbol.
– No molestes a mi novia. – Me miro disculpándose, le sonreí. – Debo practicar mi control.
Le lance un beso, él se estiró e hizo como si lo atrapara, – Debemos.
– Lo haré, esta noche debo patrullar. – Lo mire preocupada, – Descuida nada va a pasar, habrá más gente en los alrededores. – Miró a Fred. – Vamos. Que tengas buena noche mi amor.
Él salió del cuarto pero dejo la puerta entre abierta, sabía que aun me escuchaba, – Vuelve por favor, vuelve sano y a salvo… te estaré esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario