lunes, 27 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo XII



Cerré el Word y me fui a la cama, me di vueltas y vueltas en la cama hasta que conseguí dormir después de aplacar un poco las imágenes mentales de lo que había pasado Betsy, con todo eso yo me hubiera quebrado, no era tan fuerte como ella.
Ni siquiera por asomo.
Al despertar lo hice con un sobresalto al sentir alguien encima de mí.
– ¿Qué pasa? – Dije asustada. Odiaba la sensación de alguien sobre mí al despertar, tenía bastante experiencia con Ed lanzándoseme encima y las venganzas de Emily.
Betsy me miraba divertida. – Así tienes la conciencia.
– Tonta, – Dije y me di la vuelta para seguir durmiendo.
– ¿No debes de ir al colegio? – Dijo tratando de quitarme la manta de encima. Algo imposible de hacer si era inteligente.
De todas formas saque el móvil de debajo de mi almohada y mire la hora; las siete y quince minutos. Definitivamente debía levantarme pero no tenía ningún ánimo.
– Vamos, que yo también quiero ir.
La mire como si estuviera loca, porque definitivamente debía de estarlo como para decirme eso con una sonrisa encantadora.
– Estás loca… además hoy tengo historia antigua. Me voy a morir del sueño.
– Oh bueno, entonces no te diré con quien hable esta mañana…
– Vincent.
– …Y que pedía un poco de tu cariño. – La mire atónita. – No me mires así, estabas como una piedra y no hacías nada más que mascullar cosas raras, y por más que lo intente no despertaste.
Bueno sabía que podía ser así por las mañanas, así que la perdone.
– ¿Qué te dijo Heath? – Dije conteniendo mi ansiedad, poco y nada era lo que nos podíamos ver y hablar también.
– Dijo que iría a verte al colegio durante el almuerzo.
Ahora si que la mire como un ovni, – Esta loco, como va a hacer eso…
– A lo mejor tiene unas horas libres, no te preocupes por eso, solo dedícate a disfrutar. – Me sonrió alucinando, de nuevo se había ido a la luna, – Debes de disfrutar cada momento que pasas al lado de tu príncipe azul… oh ya extraño tanto a mi Bichito, me envió un mensaje hace unos minutos, él también me extraña, no podemos esperar para vernos dentro de una semana…
– ¿Va a venir a mi fiesta? – Dije medio sorprendida y medio divertida. Betsy me miro algo nerviosa.
– No te molesta ¿cierto? – Dijo juntando las manos de forma nerviosa.
– Claro que no me importa, ya quiero conocer a tu Bichito, – Dije aguantando la risa, como podía decirle Bichito a alguien que por lo que escribió es toda acción y nada de suavidad, por amor de Dios es guardia de seguridad, no me imagino diciéndole cosita a Heath.
Betsy sonrió encantada, – Lo vas a adorar, claro no tanto como yo por supuesto pero te va a agradar mucho.
– Lo apuesto, ahora será mejor que me vista y bajemos a desayunar. Pero antes, ¿qué te dijo exactamente Heath…?
Betsy fingió pensárselo mucho. – Pues me dijo; “Hola esta despierta Zo”. A lo que yo dije; ”No, pero puedo despertarla”. Él dijo; “Sería genial”. Y yo intente despertarte pero no me hiciste caso, además sino tuviera tan buenos reflejos me habrías golpeado de lleno con ese golpe que me lanzaste.
Abrí los ojos de par en par. – No soy alguien violenta… conscientemente, mejor sigue hablando y no sacare ese lado mío que tengo oculto.
Betsy se sentó y me vio como comenzaba a vestirme, era evidente que no le agradaba mi uniforme escolar, – Bien, como decía; como no despertaste tuve que ir a decírselo; “Heath ella se rehúsa a despertarse”. Se rió, lo juro y luego dijo; “Esta bien solo dile que la iré a ver durante el almuerzo, y es mejor que la dejes dormir”. Y yo le dije; “Pero debe levantarse o llegará tarde”. A lo que él me dijo; “No atormentes a mi chica, que tengas un buen día Betsy”. Y luego colgó eso fue algo poco educado pero en fin es tu novio no el mío.
– No es mi novio, – Dije y Betsy me miro exasperada, – Nuestra relación es algo especial, ya sabes que no podemos ser novios formalmente, así que somos como una pareja creo…
– Mejor termina de vestirte y vamos al colegio, – Dijo encantada con la idea, yo aun no le veía la emoción, pero definitivamente su humor era bastante contagioso.
– Está bien vamos al colegio.
Bajamos en cuanto termine de arreglarme y de que Betsy se convenciera de que no iba a usar todo el maquillaje que ella quería. Me obligo a usar un color pastel en toda la cara… me sentía muy, pero muy rara. Si transpiraba ¿se iba a correr todo esto? Uff.
En cuanto me senté a la mesa papá me quedo mirando algo sorprendido, yo también entendía como se sentía.
– ¿Hay algún evento del que no sepa nada?
– Pues… no. Solo que ha Betsy le ha parecido que mi cara esta falta de color o algo así dijo, francamente no pude entenderle muy bien, tenía todos eso pinceles en la boca por lo que no estoy muy segura de eso.
Papá me soltó una carcajada, – Te ves hermosa, incluso te pareces más a tu mamá, tanto que da miedo.
Lo mire escéptica, – Gracias, creo.
– Mejor come te ves un poco… no sé creo que estas más delgada últimamente.
Me mire pero solo vi a la misma persona que me devolvía la mirada cada día desde el espejo, nada nuevo.
De todas formas desayune con el peso de la mirada de Ed, que de seguro quería que lo escuchara, pero no quería saber secretos que no me concernían. Si le pasaba algo a Heath él ya me lo contaría, creo, no habíamos tenido tanto tiempo como para confesar problemas personales… pero estaba casi segura que él me contaría cualquier cosa. Casi.
Salimos en cuanto termine de desayunar y de que Betsy me arreglara el maquillaje, esto comenzaba a molestarme pero no podía decirle nada a Betsy ella se iba a encargar de organizar mi fiesta y además después de enterarme de lo que le había pasado sentía que debía dejarle hacer lo que quisiera, ni siquiera sabía como era posible que tío la hubiera dejado venir sin protección, estaba más que segura de que en su casa la tenía rodeada de seguridad por todos lados.
En fin llegamos con algo de retraso a clases, tuve que dar una buena escusa y más explicar porque Betsy entraba conmigo, me sorprendió ver cuan dispuestos estaban mis profesores a tener a Betsy en la sala de clases y más ver cuantas miradas le echaban mis compañeros, era como si vieran una modelo de pasarela y estuvieran más que agradecidos de tenerla allí con ellos.
Cuando por fin llego la hora del almuerzo, estaba algo ansiosa de ver a Heath.
– Bien, yo me voy a almorzar con Eddy, que disfrutes tu almuerzo, – Me dirigió una sonrisa picara y se fue caminando tranquilamente donde la esperaba Edward y dejando a unos cuantos chicos de mi grado babeando mientras lo hacía, rodé los ojos.
Saqué mi teléfono para llamar a Heath, pero no hizo falta de pronto empezó a vibrar y lo conteste.
– Ve a los árboles que están detrás de la escuela.
Antes de que pudiera decir algo había cortado, le fruncí el ceño a mi teléfono, ¿qué estaba pasando? Me apresure a ir hasta donde me había dicho, cuando llegue solo pude ver una manga negra, así que corrí hasta rodear el árbol. Estaba mortalmente quieto.
– ¿Qué te…? – Heath me agarro y me apretó contra el árbol, y de pronto nos encontrábamos besándonos con desesperación.
Coloco una mano en mi trasero por debajo de mi falda y me alzo y dejo que enredara mis piernas en su cintura, sus manos estaban en casi todas partes por debajo de mi ropa, gemí contra su cuello en cuanto sentí la mezcla de sus manos y los leves mordiscos que le estaba dando a mi cuello.
Enrede mis manos en su cabellos, adoraba la sensación de suavidad. Mordí su labio inferior y luego lo chupe, lo que hizo que por fin pudiera arrancarle un gemido. Se separo un poco de mí.
– Zo… ya te extrañaba mi amor, – Dijo acariciando mi pecho, me arquee para él, así el pudiera abarcar más con su mano, me estaba volviendo una completa adicta a sus caricias. ¿Eso era un problema, no? – ¿Me extrañaste también? – Me piñizco el pezón levemente. Pegue un respingo. – Adoro cuando haces eso.
– Heath… – Suspire y él se rió, – Yo también lo adoro. – Dije algo perdida.
Quito su mano de mi pecho y me acaricio el rostro con la punta de sus dedos. – Te amo.
Lo mire y me despabile un poco, estaba algo extraño no solo porque estaba bueno… tocándome en medio del día y en mi instituto cuando alguien podía encontrarnos. Esto era algo más.
– ¿Pasa algo malo? – Pregunte algo indecisa. Heath me bajo y me ayudo a poner en orden mi ropa.
– No pasa nada, qué te… – Puse mi mano en su boca.
– Si no quieres hablarlo, esta bien.
La cara de Heath se volvió dura, – Le dije… me prometió que no te iba a decir nada, mi culpa el haber creído en un niño…
Lo golpee en el hombro, – Ed no me ha dicho nada. – Dije, era la verdad, lo había callado cuando iba a decírmelo así que no me había dicho nada. Lo mire seriamente, – Qué me estas ocultando Heath. – Termine diciendo muy suavemente, tal vez no teníamos tanta confianza.
Él enrojeció un poco, esperaba que fuera por la vergüenza de haber dudado de Edward.
Abrió la boca para decir algo pero hable primero.
– No trates de decirme que no es nada, te pusiste muy raro así que dímelo de una vez.
Heath se meso el cabello con las manos y respiro muy fuerte.
– Bien este es el caso, – Espere a que hablara, – Mejor sentémonos en el suelo, esto no es algo que me guste hablar de pie.
Me deje caer en el suelo y cruce las piernas. Heath rodo los ojos y se sentó a mi lado, me atrajo hacia sí con un solo brazo, – Bien. – Dije y lo mire.
Él en cambio me dio un beso en los labios, – Digamos que tengo una difícil vida familiar. He vivido en Francia desde que pude hablar y caminar a la vez.
Lo mire horrorizada, pero seguro sus padres habían ido con él. Él negó en cuanto vio mi cara.
– Estaba en un internado, exclusivo para hijos de papi, fue algo horrible pero lo supere, Paul me ayudo mucho él llego en la misma época que yo, claro él es mayor que yo por dos años así que me ayudo mucho. Es un hermano. – Entrelace mis manos con las de él. – Louis me odia, cuando era pequeño no entendía porque me trataba tan mal, yo solo quería estar con ella hasta que un día me coloco en frente de un espejo con ella y me dijo; “Ves esos ojos verdes, tu padre y tu abuelo los tienen marrón obscuro y los míos son azules, no eres mi hijo ni de tu papá”. Me dolió. Le pregunte a papá si era de él y él me dijo que si…
– ¿Tu mamá…? – Dije tentativamente, él me miro.
– Me vendió a mi padre, según me dijo mi abuelo…
Me separe de él y lo mire seriamente, – No puedes seguir creyendo en tu abuelo después de lo que nos hizo, yo ya no le creo al mío, eso te lo aseguro.
Él me volvió a atraer hacia él, – Mi amor no es de creer o no, ella no ha estado en mi vida desde que tengo uso de razón, nunca ha intentado llegar hasta mí.
– Quizás no puede, ¿sabes donde esta? ¿Cómo es? De seguro heredaste sus ojos y quizás tu cabello, no se parece al de tu padre. – Él me miraba con la mandíbula desencajada.
– Zo… no tengo idea de cómo es, hasta ayer no sabía donde vivía, bueno creo que sé donde vive… tuvimos una escena familiar y Louis soltó algo, dijo que ella tenía una pensión y que se llamaba Margaret, pero no se nada más de ella. Ni siquiera sé si me querría ver.
Un nombre y a lo que se dedicaba… Betsy había escrito algo así una vez, y la trama había volado y… Me golpee mentalmente, esto era el mundo real, esto era un problema real. Pero tal vez…
Esto no lo había hecho hace mucho, pero las ideas locas eran parte del mundo de un escritor, debías darle giros emocionantes a las historias.
– No me gusta la mirada que me estas echando mi amor, da miedo.
Le sonreí, – ¿Te gusta vivir con tus padres?
Me puso mala cara, peor me respondió, – No, preferiría volver a Francia. – Lo mire algo apenada, – Pero me gusta estar aquí contigo.
Trate de omitir el sentimiento de que él no estaba feliz aquí, – Bueno, tal vez podríamos hacer una pesquisa de pensiones que estén cerca de la universidad, lo ideal para un universitario. – Termine reponiendo mi ánimo. – Se veía que aun tenía dudas, – Yo te ayudare y no es necesario que le digas tu nombre verdadero, inventaremos unas identidades. Mira esto es lo que pienso; podemos presentarnos como estudiantes, bueno solo en pensiones que sean atendidas por señoras.
– Zoey me das miedo lo rápido que piensas, pero la verdad es que no me anima buscar a mi madre, quizá ella no quiera verme.
– O tal vez ella no pueda verte.
– No vamos a llegar a ninguna parte si seguimos así.
– Por eso vamos a poner en práctica mi plan.
Heath me miro un rato como si nunca me hubiera visto.
– Y yo que creí que Emily era la mandona.
Le sonreí y me senté a hojarascas en él. – No soy tan mandona, solo que es mejor salir de dudas en este asunto.
Heath se aprovecho de la ocasión y coloco sus manos en mi trasero. – Bien, pero quiero algo a cambio.
Me beso en el cuello y luego me encontré tendida en el suelo con él encima.
– Alguien nos va a ver. – Dije con la voz entrecortada.
– No es lo más emocionante… – El timbre sonó y Heath gruñó. Le sonreí. – No te rías…
Enrede mis piernas en su cintura, – Creo que podría pasar de esta hora de clases. – Heath enarco una ceja, – No entiendo química.
– Creo que depende de mí enseñarte química.
Le sonreí encantada, pero luego me acorde de algo y me ruborice por completo.
– ¿Qué paso bebé? – Me dijo Heath acunando mi rostro entre sus manos.
– Heath… tu y yo usamos… nos protegimos…
– Ahh… pues si usamos protección, ¿no lo recuerdas? – Heath estaba encantado, – ¿Qué recuerdas?
– ¡Heath! – Él se rió y comenzó a besarme.
***
– ¿Dónde estará Zo? – Mire por todos lados, sus compañeros estaban echándome miradas mientras entraban, y si yo entraba con ellos sus profesores se iba a dar cuenta de que algo pasaba. ¿Qué hago? ¿Qué hago? Seguí mirando para todos lados.
– ¿Qué hace una chica como tu en un lugar como este? – Escuche esa voz que me despertaba cada día y salté hacia él. – Cuidado, ya no puedes hacer esos saltos.
– Oh Vincent, ¿cómo llegaste…? Papá te envió ¿cierto?
– No pudiste creer que él te iba a enviar aquí sola, donde estas vulnerable y sin nadie capacitado a tu lado que pueda…
– Deja la charla de guardaespaldas y bésame. – Vincent me agarró he hizo exactamente lo que le pedí.
Después de un rato nos separamos.
– ¿No debías estar con tu prima? Eso fue lo que me dijo tu tío Edward.
– Debe estar con su novio.
Él me sonrió, – Esa es la marca de tu familia ¿no? Fugarse de clases.
Fingí que pensaba, – Creo que si.
– Vamos a pasear, ¿quieres? – Me dijo, sabía bien que me encantaba salir a pasear. – Pero. – Lo fulmine con la mirada, en cambio él me sonrió abiertamente, – Vamos a hacer un trayecto corto, no debes agotarte.
Era tan preocupado con las cosas que me pasaban, me sentí tan bien que le perdone el “pero”, lo cual también sabía que los odiaba; siempre los “peros” son seguidos por algo malo, muy malo.
– Está bien, además quiero comprar algunas cosas para l cumpleaños de Zoey, ya tengo una idea para las tarjetas y... – Pero vi la mirada que me estaba lanzando, suspire, algo había pasado. – ¿Qué sucedió?
Él se quedo callado pero me tomo de la mano y comenzamos a salir del instituto de Zo, una vez que estuvimos fuera comenzó a hablar. – Le comente a tu tío de nuestro Bichito bebé y me dijo que no tenía idea de lo que le estaba hablando.
Oh-oh.
– Ups.

miércoles, 15 de junio de 2011

Notas

Leyendo La Marca del lobo. Hay una y mil diferencias entre la peli y el libro, tantas que dan miedo.

Werewolf; Capitulo X "Cosas inesperadas"



>>Megan<<
Camine por todo el Castillo Difontiel durante el resto del día, era un lugar bastante interesante aparte de tétrica, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Jeremy se había ido a algún lugar y no podía ver a nadie en ninguna parte, por lo menos hasta que cayo la noche y fue cuando vi en la cocina a la nana de Jay. Toque a la puerta y luego entre.
La verdad es que el olor me había atraído desde muy lejos, mi estomago gruño.
– Megan, te veo hambrienta, siéntate y te serviré algo. – Asentí y me senté a la mesa, mi estomago volvió a rugir. – Pobrecita, de seguro tu día no fue fácil, intente preguntarle a Jeremy pero no me dijo nada y solo se fue.
– Digamos que fue un día de locos… – Mire el plato que nana Vi me servía, papá solía cocinarme cuando llegaba temprano… o tenía días libres. – Fui golpeada, acusada de asesinato, de ser una libertina… y soy una huérfana. – Susurre.
Escuche un plato hacerse trizas en el suelo.
– ¡¿Qué?! ¿Cómo? ¿Por qué?
– Pase la noche aquí y a la policía no le calzaba el que yo me pasara la noche en casa de mi novio justo cuando mi padre fue asesinado… – Trague saliva. – Solo fue un interrogatorio de rutina, solo eso.
La cara de nana Vi estaba roja de ira, – Ellos no tenían que hacerte eso, estas sufriendo por tu pérdida.
– No me importa, ahora estoy bien. – Creo, dije para mi misma cuando comencé a comer. – Esta noche también tienen…
Nana Vi me miro más relajada, – Si. Hoy habrá más lobos por aquí, así que estarás bien. – Me tendió una fruta. – Te ves tan delgada.
Me mire por todos lados, me veía igual que siempre ya que nunca había sido muy… rellena ni muy mona pero era así, papá me había dicho que me veía bien.
– Yo creo que esta muy linda, y si a mi Jay le gusta es porque él también lo cree, ¿no es cierto Megan? – Me impresiono un poco al verla. La madre de Jay entró en la cocina con el hombre de la mañana pegado a sus talones. La madre de Jay se dio cuenta y me sonrió, – Esta un poquito mal humorado pero ya te perdonó, ¿ verdad Fede?
El hombre me miro como si quisiera matarme pero asintió, – Solo no te atrevas a hacerlo de nuevo o no me voy a detener.
– Oh Fede ya te dije que yo se lo pedí, no fue su culpa, – Dijo la mujer haciendo pucheros. En realidad prácticamente me había obligado. El hombre se acercó a ella y la beso en la punta de la nariz. – Además es la novia de mi hijo, debes respetarla más.
Él alzo una ceja, – Comamos y luego volvamos arriba, ya te estoy hechando de menos.
– ¡Fede! – Dijo la madre de Jay lanzándome miradas.
– He escuchado cosas peores antes, – Dije desde mi asiento.
– Megan te ves agotada ve a dormir. – Dijo nana Vi. – Ha sido un día muy difícil para ti, y es mejor que descansas.
Asentí y me levante. – Que tengan una buena noche.
– Comenzamos mal, pero dicen que lo que mal empieza finaliza bien. – Dijo el hombre, – Soy Frederick XI Stonel.
– Megan Grey, un gusto. – Le tendí mi mano y él la estrecho.
– Un gusto conocer la hija de un hombre tan honorable como Henry Grey. – Le sonreí con un poco de esfuerzo, varias veces había escuchado esas palabras, claro, pero aquellas veces papá se había reído a mi lado por los halagos.
– Gracias, – Respire profundamente y salí del lugar.
>>Stephaniel<<
Vi salir a Megan, la tristeza que la acompañaba era casi palpable. Recordé cuando perdí a mis padres, me había sentido perdida en el mundo sin saber que hacer, pero con la ayuda de Joseph me había sobrepuesto al dolor de la perdida, por lo menos hasta que él también me abandono en este mundo.
Suspire nítidamente, no quería que Fede saltará a mi lado, había estado algo sobreprotector desde que nos habíamos levantado. Me ruborice un poco al recordar todo lo que había pasado.
– Ya sé porque la vida no te ha dado hijas, no sirves para criar niñas, – Dijo Victoria a un lado de la mesa. – Pobre Megan como debe de sufrir.
Fede tenso la mandíbula, hace tiempo él me había dicho que lo que más deseaba era tener una niña. Tome una de sus manos y casi me caigo.
Fede me sujeto entre sus brazos. La emoción era tan fuerte que apenas podía contenerla, era un presentimiento siempre los tenía pero este era más fuerte que los que tenía normalmente, fuerte y bastante definido. Mire a Fede. Este tipo de presentimiento ya lo había tenido una vez antes…
– Mi amor qué sucede… – Me urgió Fede.
Victoria me miro impaciente, – Oh vamos Steph si es por lo que le dije, es cierto, mira a esa pobre niña como quedo.
Fede se dio la vuelta para mirarla, – Cállate Vi. Dime cielo, ¿qué pasa?
– Creo que vamos a poder arreglar eso. – Mire a Fede y luego me mire a mí. Fede entendió de inmediato.
– ¿A qué te refieres? – Dijo Victoria acercándose. Luego su mirada se encendió como una bombilla, – ¿Quieres decir que podrías…?
– Tengo el presentimiento de que voy a tener una niña.
Fede me soltó y se sujeto en la pared, – Pero… fue solo… no… aunque… anoche… pero acabamos de…
– ¿Puedo golpearlo? Me esta exasperando. – Dijo Victoria frunciendo el ceño mientras miraba a Fede..
– No, – Dije rápidamente, – Solo está sorprendido, – Camine hasta la silla que había dejado Megan, me senté. El presentimiento había sido prácticamente una premonición había vislumbrado una imagen algo distorsionada pero eso no quitaba que casi había visto a la niña en los brazos de Fede, si era así, ella iba a ser hermosa.
Por favor que así sea. Rogué.
Me abrace a mí misma con mis brazos, luego los brazos de Fede me cubrieron dejándome cubierta por el abrazo.
– Te ves cansada, mejor subamos, luego vendré por algo para que comas. – Lo mire sorprendida por lo dulce que me hablaba.
Tome su rostro entre mis manos, y lo mire dulcemente, – Oh Fede encontraste tu lado dulce.
Fede me miro sarcástico, – No siempre estoy enojado contigo, ¿sabes? También puedo ser dulce y agradable, no tan solo un energúmeno.
Lo abrace, – Lo sé, pero siempre te enojas porque no entiendes que no es lo correcto estar conmigo…
– Me necesitas y yo te necesito. Yo te cuido y tú me cuidas. Nos amamos. Vamos a ser padres de una niña, una niña que va a necesitar de un padre. – Dijo Fede, – ¿A cuál de estos puntos debo aferrarme para que me dejes quedarme a tu lado y cuidarte hasta que todo este solucionado?
Lo mire, cuantas veces había soñado con una vida al lado de Fede… sentí como mi visión se empañaba por las lágrimas, – Ya no lo sé. – Dije aferrándome a él. – Ya no quiero estar sola, no quiero ver el mundo pasar y ver como la gente que quiero se va… – Hipé.
– Ya no hay nada en ti que sea vampiro, puedes quedarte conmigo a mi lado mi amor. – Tomo mi rostro entre sus manos, – Déjame amarte Stephaniel… cuidarte hasta que seamos viejos. Y tengas arruguitas aquí y aquí, – Dijo señalando mis ojos y mi boca, – De todas las sonrisas que vamos a tener juntos.
Le sonreí, era lo que más deseaba, no mucho las arrugas pero si la felicidad. Me puse de puntillas y lo bese.
>>Victoria<<
Salí de la cocina sin hace un ruido, no quería interrumpir la escena que estaba viendo. Su amor era lo más hermoso que había visto hace años, un amor marcado por las diferencias y todo tipo de obstáculos. Los que ya habían sobrepasado todos y cada uno de ellos, ya no quedaba ninguno, técnicamente.
Hubiera dado todo por amar de esa manera, pero el destino pensaba diferente a mí. Nadie en mi antigua manada me había visto como una pareja o madre de su descendencia, absolutamente nadie, Jonas decía que era cuestión de tiempo pero no fue así.
Jonas. Un sentimiento de tristeza me invadió. Cuanto lo extrañaba, era mi amigo y mentor. Me sacudí de ese pensamiento, la casa ya estaba repleta de tristeza por la muerte de Henry Grey, no necesitaba la mía para ser la guinda del pastel.
Mire hacía tras, esos eran tortolos de verdad, lástima que el único y más grande problema de Fede era su matrimonio con Elizabeth… me sorprendía que esa perra no estuviera aquí para molestar.
Volví mi mirada y por poco choque con una pared.
Corrección, no era una pared.
– Lárgate Stonel. – Le ladré.
Y el descarado sonrió, – Generalmente no produzco esa reacción en las mujeres. Aunque no lo creas las mujeres aun me persiguen por mi buen toque. – Puso un dedo sobre mi nariz, casi y lo mordí.
– No dudo de tu virilidad, – Le lance una mirada agria. – Pero no me gustan los rubios de ojos azules.
– Eso fue un golpe bajo… muy bajo. – Dijo asintiendo. – Pero anoche no te importaron para nada esos detalles, tal vez deba volver en la noche. – Se dio la vuelta.
Le gruñí, – Déjame en paz. V.I.E.J.O.
Él me miro sin cambiar esa cara de idiota. – Me encantan las mujeres rudas y que sacan las garras cuando se sientes amenazadas.
– ¿No deberías estar en un asilo de ancianos? – Dije evitando ese comentario.
– No, aun soy joven; tengo cincuenta y seis años, mi hijo solo tiene treinta y algo, mi difunta esposa y yo teníamos veinte años cuando él llego ha este mundo. Si, creo que soy joven aun. – Me quede un poco anonadada en cuanto saque la cuenta.
– ¡¿Soy más vieja que Fede?! – Siempre había pensado que él era mucho mayor, tenía hasta arrugas de cansancio. Y yo tenía ya treinta y ocho y algo años.
El mayor de los Stonel aun me sonreía, – ¿Sería descortés de mi parte preguntar tu edad Victoria? – Su acento cuando dijo Victoria me puso la piel de gallina.
– Si, – Dije y me di la vuelta para irme, aun sentía sus pasos detrás de mí cuando camine hacia mi cuarto. Debería de decirle que se vaya a molestar a su hijo, pero así no iba a ser entretenida la noche.
>>Megan<<
Abrí la puerta de la habitación y entre. La habitación seguía desordenada, me dirigí ha la cama pero me detuve al ver a Jeremy muy quieto sobre la cama. Me acerque y me acomode en el espacio que quedaba de la cama.
En cuanto me acomode Jeremy me atrajo a él y me rodeo con sus brazos.
Me quede ahí por mucho tiempo pero no podía dormir. Al tiempo después despertó Jeremy que me miro con el sueño reflejado en sus ojos.
– Buenos días… o buenas noches Jay. – Dije abrazándome más a él.
– Buenas noches mi Megan. – Por alguna razón me encantaba su posesividad. – Te vez cansada, deberías dormir.
– No puedo. – Dije algo agotada. Se me ocurrió algo. Lo mire a los ojos, – Tal vez si me das un besito.
Me sonrió abiertamente, – Tú… tientas mi cordura con tus besos.
Me coloco debajo de él y comenzó a besarme. Podía sentir todo su cuerpo, su peso sobre mí, era extraño y a la vez me sentía pequeña. Enrede mis manos en su cabello y me deje llevar al sentir su lengua entrar en mi boca y explorarla buscando la mía.
Jeremy coloco una de sus manos en mis caderas mientras la otra me tocaba el busto. Gemí cuando su mano se metió debajo de mi ropa. Me separé un poco al darme cuenta de lo que estábamos haciendo. Jeremy me miro algo desconcertado al ver que no le respondía.
– ¿No te gustó? – Su mirada me hipnotizaba por alguna razón.
Me coloqué nerviosa, – No, no es eso, solo que estamos tu y yo solos en… una cama. – Jeremy se separó de mi inmediato. – Si, eso. Creo que es mejor que me busque otra habitación para dormir.
– No, no debes hacer eso Megan sé controlarme, – Lo mire dudando, – Créeme Meg, no es necesario. – Se movió en la cama para quedar acostado a mi lado. Colocó una mano en mi cintura. – Por favor Meg duerme a mi lado, prometo cuidarte.
– Esta bien Jeremy, pero debemos cuidarnos, nos conocemos desde hace muy poco como para hacer… tu sabes… – Sentía el calor cubrir mi rostro.
– Lo sé, por eso prometo cuidarte. – Me atrajo a él. – Te amo mi Megan, nunca te haría daño y para que lo sepas sentir esto también es nuevo para mí.
Le sonreí tímidamente, – Entonces somos un par de novatos… – Enrede mis manos en su cabello, – Es mejor esperar, es muy pronto. – Jeremy asintió.
Jeremy acerco sus labios a los míos y me besó, estaba por separarme cuando me mordió en el cuello. Gemí y arquee mi espalda al sentir una corriente en mi cuerpo, Jeremy aprovecho la ocasión y colocó sus manos en mi pecho y me piñizco. Mi mente estaba nublada por el calor, mi cuerpo estaba afiebrado, y la ropa me molestaba ¿por qué? Fue lo único que cruzo mi mente.
Me quite la camisa de Jeremy y la camiseta que me había colocado debajo, Jeremy me ayudo con la falda. De un momento a otro me encontraba desnuda y Jeremy estaba sin su camisa y pantalón encima de mí. Jeremy comenzó a besarme en el lugar de la mordida, más corrientes recorrieron mi cuerpo.
– Jeremy vamos a patrullar… que mier… – Mire hacia un lado y vi a Fred, Jeremy de inmediato nos cubrió con la sábana. Fred se dio la vuelta.
Mire a Jeremy y me abrace a él. – ¿Fred no sabes tocar?
– ¿Y tu recuerdas que ella es menor de edad para tener sexo? – Me quede con la boca abierta.
– Fred. – Lo aviso Jeremy.
– Ya, bien, es que no pensé que ella iba a estar aquí. – Dijo Fred encogiéndose de hombros.
– ¿Y dónde querías que estuviera? – Dijo Jeremy.
– ¿Bueno, tal vez en una de las cincuenta habitaciones que hay en la casa? – Dijo Fred simplemente. – Sin contar los calabozos, – Dijo morbosamente.
Fred era definitivamente una de aquellas personas que viven para interrumpir, pero esta vez lo había echo oportunamente. Intente salir de debajo de Jeremy, pero éste me miro con confusión sin dejarme salir.
Colocó una mano en mi rostro. Tome su mano y la bese en la palma. Los ojos de Jeremy brillaron de una forma especial.
– Jeremy déjame salir.
Jeremy hizo rodar los ojos, – Todavía no.
– Oye tortolo venía a buscarte para ir a patrullar o debo dejarte aquí y hacerme cargo de la manada… o tal vez ya estas pensando en asegurar al próximo alfa de la manada.
Pude ver claramente el color cubrir el rostro de Jeremy, – Ya te acompaño déjame vestirme. – Respondió Jeremy saliendo de encima de mí.
Fred se dio la vuelta de inmediato. – ¿WTF?
Me cubrí de inmediato hasta el cuello, Fred me miró raro. Tome una de las almohadas y se la lance.
– ¿Voy a ser padrino tan pronto? O Megan deberías esperar un poco, ya sabes embelésalo primero y luego ataca con todo.
Le gruñí pero antes de que pudiera lanzarle la otra almohada Jeremy le lanzó la pelota de básquetbol.
– No molestes a mi novia. – Me miro disculpándose, le sonreí. – Debo practicar mi control.
Le lance un beso, él se estiró e hizo como si lo atrapara, – Debemos.
– Lo haré, esta noche debo patrullar. – Lo mire preocupada, – Descuida nada va a pasar, habrá más gente en los alrededores. – Miró a Fred. – Vamos. Que tengas buena noche mi amor.
Él salió del cuarto pero dejo la puerta entre abierta, sabía que aun me escuchaba, – Vuelve por favor, vuelve sano y a salvo… te estaré esperando.

I Don´t Understand Nothing: Capitulo XI



Era otro día aburrido en la escuela, mire mi cuaderno y escribí de nuevo el nombre de Vincent y el mío. Sonreí. Sonaba hermoso.
Vincent y Elizabeth.
Elizabeth y Vincent.
No, era mejor Vincent y Betsy.
– Señorita Evans ¿puede repetir lo que he estado diciendo?
Mire al profesor; se empeñaba en hacerme todo tipo de preguntas en cada clase. Odiaba matemáticas.
Mire la pizarra. Esto estaba en chino, – No entiendo nada.
– Pues déjeme decirle que todo lo que su padre ha construido se va a ir por el caño cuando llegue a sus manos sino sabe hacer unas simples cuentas. – Toda la clase se rió alrededor de mí.
Oficial. Ahora odiaba a este profesor de…
– O tal vez espera casarse con alguien muy rico y que pueda mantenerla, si es así…
Lo interrumpí, – No sabía que le pagaban para reflexionar sobre mi futuro, señor… – Hice como sino recordaba su nombre, – Pero si es así me encargaré que le bajen el sueldo, no me gusta ese futuro, creo que me compraré otro.
Un musculo se tenso en la mandíbula del profesor, – ¿Debo recordarle que puedo reprobarla?
Me levante de mi asiento y recogí todos mis libros, – Buena suerte, no puede reprobar a alguien que no esta aquí. – Salí del salón, ahora si que la había hecho, cuando papá se enterará de esto me iba a matar, era obligación tomar matemáticas y salir digna bla, bla, bla.
Sonreí y comencé a dar saltitos cuando vi a Vincent en una esquina del corredor. Corrí hasta él.
Vincent se dio la vuelta y me agarro cuando salte a sus brazos, le robe un beso antes de que pudiera soltarme como las otras veces que lo había hecho. Solo que esta vez Vincent me apretó más contra él y me beso de vuelta. Sus labios se movieron con firmeza sobre los míos, la sensación me enloqueció, enrede mis piernas a su cintura y deje que él me abriera la boca con los movimientos de sus labios, y metiera su lengua. Gemí al sentir el roce aterciopelado, era mejor de lo que había oído de las chicas de mi clase.
– Right dónde… ¿qué mierda estas haciendo?
Vincent me separó de mí y me dejo en el suelo. Lo mire a los ojos pero él me evito dándome la espalda.
– ¿Qué quieres? – Dijo Vincent todavía dándome la espalda.
– Prioridades chico, recuerda eso. – El jefe de los guardias me dio una mirada de reojo, sabía bien que yo no le agradaba, – El objetivo principal nos necesita a ambos, – Se dio la vuelta y se fue al terminar de hablar. Me quede mirando al vacio, papá era el objetivo principal, yo era el secundario o algo así, no le prestaba atención a esas cosas entre guardas... solo una vez que escribí una historia sobre ese tema, creo que por eso me odiaba el jefe de los guardaespaldas, lo interrogue durante tres días seguidos para escribir la historia.
Vincent se dio la vuelta despacio y me miro. Centre toda mi atención en él.
– No me mires así, me encontraste con la guardia baja, demasiado baja ha decir verdad. – Dijo apretando la mandíbula, – Y no va a volver a pasar señorita Elizabeth.
– Pero Vincent yo te amo. – Intenté acercarme a él pero se alejo de mí.
– ¡No! – Grito Vincent. Di un par de pasos atrás, nunca lo había visto enojado desde que comenzó a trabajar para papá. – Tú no tienes ni idea de lo que es el amor. Eres una niña consentida que vive en una burbuja, no conoces el mundo real, no sabes nada de nada. Y no me metas en tus fantasías, donde crees que estás enamorada para mañana levantarte y decir que amas más al dinero que a mí.
– No soy tan materialista como piensas, – Dije comenzando a sollozar, ese golpe había dolido.
Él me miro fríamente, – No me importa, desde la próxima semana ya no seré tu guardaespaldas. – Se encogió de hombros. – Estoy cansado de que te me lances encima cada dos por tres.
Baje la mirada. Algo se estaba quebrando dentro de mí. Me tape los oídos, ya no quería escuchar más. Desde que lo había conocido había sido agradable conmigo, solía hacerme reír y contarme historias mientras estaba de turno. Había sido lo más cercano que había estado de un amigo, los demás chicos de mi edad no querían ser mis amigos o fingían serlo para que pudiera invitarlos a las fiestas de mi casa. Después me había enamorado de él… no podía estar pasando esto. Había perdido a mi amigo y mi primer amor de esta forma… solo porque me gustaba, porque lo amaba.
– ¿Me escuchaste? Siempre estas en la luna. – Dijo exasperado. – Este es el mundo real Elizabeth, no detrás de tu computador escribiendo tonterías.
Mire al suelo, ya no podía seguir mirándolo y menos cuando las lagrimas corrían por mi cara. Me había equivocado, este último golpe si había dolido demasiado, mis piernas se habían sentido débiles, pero me forcé a responderle. – Si, Vincent ya te escuche.
– Bien, es hora de que te vayas, si no vas a estar en clases por lo menos ve a tu casa.
Asentí con pesadez, – Si, Vincent.
– Ve, deben de estar esperando por ti señorita Elizabeth. – Dijo sarcásticamente, – Y Dios no lo permita si llegas tarde a tu casa.
Camine como un robot directo al estacionamiento, apenas y mire al guardaespaldas. Aunque me di cuenta de que no era el mismo que me había traído, este era más robusto que le anterior, pero de seguro los habían cambiado, siempre hacían lo mismo. Me subí al auto y me senté al medio, saque un pañuelo y mi teléfono, me seque la cara y comencé a jugar en el teléfono. Los guardaespaldas se acomodaron a mi lado.
Revise mis correos y el blog, Zoey aun no se conectaba al blog. Me estaba preocupando, pero de seguro aparecería en un par de días y me escribiría que se le había pasado volando el tiempo, la entendía, después de todo éramos muy parecidas. Cuando algo nos entretenía ocupaba toda nuestra mente y se nos pasaba el tiempo volando.
Cuando ya habían pasado veinte minutos mire hacía arriba ya debíamos de haber llegado, pero este no era el lugar por donde pasábamos comúnmente para llegar a casa, había demasiados edificios aun por todos lados.
– Se supone que debemos ir a casa sin interrupciones. – Dije con las voz ronca, siempre que lloraba mi voz se enronquecía y mi cara se manchaba, no importaba si había apenas soltado lagrimas.
El guardaespaldas me quito el teléfono de las manos y lo guardo en su bolsillo.
– ¿Qué haces? – Dije enojada, estaba enviándole un mensaje a Zoey.
El guardaespaldas me sonrió, – ¿Qué que hago? No dejar que le digas a nadie que fuiste secuestrada, eso le quita la emoción a la llamada que le voy a hacer a tu padre.
Me quede helada, una mano con un paño me cubrió el rostro. Había visto las suficientes películas de acción y leído las suficientes novelas como para saber que era eso, trate de no respirar pero uno de los tipos me golpeo el estomago y me obligo a respirar, en menos de un minuto todo se estaba nublando.
Desperté en la cama, la habitación estaba a obscuras. El frío que sentí hizo que me castañearan los dientes, ¿por qué mamá dejaría que me durmiera sin cobertor? De seguro aun no pasaba por mi habitación, ¿se habría olvidado de mí? Me abrace para hacer calor.
– ¿Mamá? – Dije pero en cuanto las palabras salieron de mi boca, una imagen me golpeo de frente.
Mire por todos lados buscando mi ventana, no estaba a la derecha de mi cama. Comencé a sentir angustia, siempre me salvaba mi ventana de la claustrofobia, pero aquí no había ¿Dónde estaba? ¿Qué era este lugar? Lo único que sabía era que esta no era mí habitación.
– ¡¿Dónde estoy?! – Respire profundo entre mi desesperación y grite a todo lo que daban mis pulmones.
Una luz se encendió y pude ver una pequeña ventana en la pared que estaba a mi lado. La puerta se abrió y vi al falso guardaespaldas que me había quitado mi teléfono.
– ¿Dónde estoy? – Dije asustada.
El hombre me miro de una forma extraña, – ¿En verdad piensas que te lo voy a decir así de fácil?
– Tal vez, no pasa nada si pregunto… ¿cierto? – El hombre se me acerco y se sentó a mi lado.
– Que graciosa eres además de ser tan hermosa. – Dijo colocando una mano sobre mi rostro, la quite de un golpe y salte fuera de la cama.
Papá no llevaría una empresa de seguridad sin haberle enseñado antes a sus hijos como defenderse.
Me coloque a distancia para hablarle. – Déjame en paz, mi papá va a venir por mí.
El tipo se rió, – Cariño, él no tiene ni idea de donde estas. Sus incompetentes guardaespaldas te perdieron en frente de sus narices.
Me quede pálida. Mis padres deben estar asustados. Vicent…
Vincent, no, tal vez no, de seguro va a estar aliviado sin mí a su alrededor para lanzármele cada dos por tres.
Llore. ¿Qué había hecho para merecer esto?
– Odio las lloronas, duerme princesita, en unos días tendré mis millones y tú estarás libre.
Alce mi mirada asustada, – ¿Días?
– Si, tu padre es un poco duro para entender que no va a tener a su hija de vuelta sino nos da lo que pedimos.
– Los policías los estarán buscando. – Dije tentativamente, en realidad no lo esperaba y la respuesta no me sorprendió demasiado.
– No sé, creo que deje caer una amenaza. Oh si, ya la recuerdo, fue; si la policía se entera de algo tal vez su hija no vuelva tan pura como la recuerda. – La sonrisa que me dio me dejo espantada. – O tal vez Right ya te ha…
Me sonroje, – Déjame en paz.
– Como quieras hermosura. Duerme bien. – Dijo saliendo del cuarto.
De nuevo estaba entre toda esta oscuridad que me aterraba, pero no me acomode en la cama sino en la pared, tal vez así podía engañar a mi mente de que las paredes no se iban a cerrar a mi alrededor y a aplastarme hasta morir.
– Vincent, – Dije antes de comenzar a llorar de nuevo.
***
No sé en que momento me quede dormida, solo sé que al otro día desperté entre los brazos de alguien. Golpee a ese alguien con toda mi fuerza y salte fuera de la cama separándome de inmediato. Pero me restregué los ojos bien y mire con detenimiento a quien había golpeado.
No way.
No podía ser.
– ¿Qué…? – Dije anonadada.
Vincent me miraba tranquilamente, – Creo que no fui muy… como dicen; rápido. Ese golpe me dolió mucho. – Dijo tocándose la barbilla, donde seguramente lo había golpeado.
– Me asustaste, – Dije con cautela desde mi esquina.
Él me miro extrañado, – Ven, siéntate aquí. – Dijo señalando la cama.
– Creo que prefiero quedarme aquí. – Me acomode en el suelo en frente de la cama.
– Betsy, ven aquí, – Me puse nerviosa cuando uso mi sobrenombre, él nunca lo usaba. Él sin embargo me siguió mirando tranquilamente, – Me conoces, ven siéntate aquí pequeña.
Me acerque con cautela y me senté en la cama, apenas lo hice Vincent me agarró y presiono su cuerpo contra el mío en la cama y comenzó a tocarme por todos lados. Era como el mejor de mis sueños, sino fuera porque estaba en una situación muy extraña y estaba muy asustada así que trate de alejarme pero Vincent me desabotono mi blusa y me la quito. En cuanto lo hizo lo golpee en la cara con mi mano extendida.
– ¿Qué haces? – Dije arreglándome el cabello que me había caído sobre la cara. Luego me cubrí los pechos con las manos al darme cuenta que de nuevo se me había olvidado ponerme esa odiosa cosa llamada sujetador.
Vincent aun me miraba desde lejos, – No te han tocado.
– No. – Dije algo incomoda por la situación.
Vincent suspiro, – Ven aquí Betsy, solo estaba asustado.
Lo mire totalmente ruborizada, – Solo tenías que preguntar y te hubiera dicho todo. – Me mire, – ¿Puedes devolverme mi blusa, ya?
Vincent me miro y pude ver como el color cubrió su rostro al darse cuenta de que estaba semidesnuda, – No usas…
– No. Siempre me olvido de colocármelo. – Apreté más mis manos contra mis pechos.
Vincent se levanto de la cama y camino hasta mí, me abrazo y me beso en la cabeza. – Como no me di cuenta de que eras virgen, que tonto soy.
Lo patee en la espinilla, – Por supuesto que lo soy… ¡Vincent tonto! – Rugí.
Vincent me tapo la boca con la suya y retiro mis manos de mis pechos. Estaba enredando mis manos en su cabello cuando recordé la escena de ayer, me retire y lo patee en la entrepierna y lo tire al suelo.
– ¡No soy materialista ni soy una tonta! – Le grite.
Vincent me miraba desde el suelo como embobado. No tenía la menor idea de porque me miraba así, hasta que me mire aun seguía semidesnuda, pero ya me daba igual de todas formas él ya me había visto sin mi blusa.
– ¿Te gusta lo que ves?
– Si digo; si, ¿me dejarías tocar? – Me dijo con esa sonrisa que me encantaba y él lo sabía, la había usado muchas veces cuando debía convencerme de acompañarme a algún lugar al que no quería compañía, por ejemplo cuando quería ir a casa del abuelo y no quería compañía molesta.
Volví a la realidad, me cubrí los pechos y busque mi blusa hasta que la vi en el suelo algo alejada de la cama, corrí hasta ella y me la coloqué.
– Vincent tonto, – Masculle, luego lo mire y me di cuenta de que tenía un moratón en la mejilla, y un ojo estaba ligeramente más obscuro que el otro.
Me acerque hasta él y fue mi turno de revisarlo. Él se levanto del suelo y se sentó en la cama. Le levante la camiseta negra que solía llevar cuando estaba trabajando a mi alrededor, mire al suelo y encontré la chaqueta negra que iba a juego con su atuendo de guardaespaldas. Lo que había debajo de la camiseta me asusto, tenía una herida y unos moratones muy feos, ahogue un grito.
– Oh, Vincent… ¿Qué te hicieron? – Me lance a su regazo y lo abrace.
– Un pequeño precio por encontrarte. – Tomo mi rostro entre sus manos y me beso en la boca.
Parpadee para alejar las lagrimas, había cosas que quería preguntarle, – ¿Cómo llegaste aquí?
– Simple, iba detrás con mi moto. – Se mezo el cabello, – La cual ya no existe me dispararon y le dieron a mi moto, ¡maldición! – Dijo, – Fui descuidado cuando llegamos a esta casa y no le avise a tiempo a tu padre o al jefe… que idiota. – Acaricie su rostro.
– Eso quiere decir que llegaste poco después… o qué idiota. – Me di cuenta de que era una tonta, imbécil de remate. – Él sabía tu nombre como no me di cuenta…
– Si, lo sé. – Dijo apesadumbrado, – Él trabajó hace tiempo en tu casa, era parte de los guardaespaldas que te cuidaban antes de que yo llegara. Por eso él sabía tus horarios.
Lo mire como si me estuviera hablando en chino mandarín y no me había dado cuenta. Vincent me miraba como si fuera imposible.
– No recuerdo que él hubiera sido de mi guardaespaldas.
Él suspiro cansado, – Sabía que no lo recordarías, tu padre lo despidió cuando lo encontró en un lugar donde no debía estar a unas horas en las que debería estar dormido o algo así me dijo el jefe.
– Creo que oí decir algo a Marcus, – Mi hermano siempre me contaba lo que pasaba a mi alrededor, a papá no le agradaba que me enterara y por eso no decía nada.
– Me alegro…
– ¿Vincent por qué cambiaste de opinión sobre mí? – Aun me dolía en el fondo todo lo que me había dicho.
– Porque me aterrorice al ver que los guardaespaldas estaban drogados en el suelo, y tu no estabas por ningún lado. Mientras iba en mi moto no podía dejar de pensar que te había perdido y que ya no te iba a ver más… y que nunca más me iba a poder disculpar por haber sido tan estúpido. Lo maneje todo mal.
Bien, por su cara podía decir que estaba diciendo la verdad.
– Me gustas Betsy, mucho. – Acerco su cara a la mía. – Demasiado, no me dejas dormir por las noches mi preciosa Betsy suelo pasearme fuera de tu cuarto cuando pasa eso, pero tu padre tiene razón, esto no es como los cuentos, pertenezco a un mundo muy diferente al tuyo y un día vas a querer algo que no voy a poder darte y eso solo te hará sufrir.
Apoye mi frente en la suya. – Te amo y me importa poco eso de las clases sociales.
Vincent me sonrió, – Me encantaría pensar eso, pero es mejor que nos concentremos en salir de aquí.
Trague duro, no me gustaba nada eso así que lo escuche con atención. Básicamente debíamos salir de una casona que tenía por lo menos tres pisos, nosotros estábamos en el segundo y que además estaba cruzando los barrios más bajos de la ciudad, esto era imposible, según la dirección que tenía Vincent en su mente, mi casa estaba en la dirección contraria.
Me quede a su lado durante mucho tiempo escuchando solo su respiración y sintiendo sus manos en mi cabello. Al poco rato después alguien abrió la puerta.
– Aquí esta el bastardo. – Dijo el tipo que había abierto la puerta, supuse que a alguien que estaba detrás de él. Luego miro a Vincent con rabia contenida. – ¿Te gusto dejar inconsciente a mi compañero?
Vincent me aparto y me dejo en la cama mientras él se levantaba para quedar a la altura del tipo.
– Discúlpame si lastime a tu novio no lo sabía, – Dijo con una sonrisa socarrona, hasta yo sabía que no debía de decir eso.
El tipo por otra parte no espero a más y lo golpeo. Con eso se desato el infierno, otro tipo entro y agarró a Vincent que hasta ahora lo estaba haciendo muy bien encargándose de un tipo pero ahora era demasiado disparejo, trate de acercarme y golpear a uno de los tipos, lo hice.
Mi plan estaba funcionando hasta que entro el falso guardaespaldas, me agarro y me lanzo sobre la cama, un minuto estaba peleando y al otro era la victima. Grite cuando sentí sus manos sobre mí.
De soslayo vi a Vincent noquear a uno de sus atacantes y derribar al otro.
– No la toques. – Amenazó al falso guardaespaldas. – No te atrevas a tocarle un pelo.
El idiota le dio una sonrisa, – No debiste golpear a mis hombres, si lo vuelves a hacer o te atreves a escaparte de nuevo voy a acostarme con ella enfrente de ti, apuesto a que no te gustaría eso ¿cierto?
Vincent palideció y creo que yo también con esas palabras.
– Tiene solo dieciséis no la metas en eso, no le jodas la vida. – Termino muy despacio Vincent, yo solo quería que la mano de ese tipo abandonara mi muslo.
El tipo me apretó y luego me soltó, – Coopera y yo haré lo mismo. ¡Ustedes dos levántense! – Antes de irse nos miro de nuevo, – Te dejaré aquí, sé un buen chico Right y te trataré bien a ti y a tu pequeña novia.
Los tipos se removieron del suelo adoloridos por la paliza que les había dado Vincent.
En cuanto dejaron la habitación Vincent se lanzó a mi lado.
– ¿Estás bien? ¿No te toco en otra parte? – Negué fervientemente, estaba muy asustada.
– Vincent, ¿qué vamos a hacer? – Dije conteniendo apenas mi miedo.
Él me abrazo fuertemente, – Esperar a que tu padre te libere, sin ti me las puedo apañar mejor para huir, sin tener miedo de lo que te puedan hacer.
No me gustaba nada como sonaba eso, sonaba como si dejarlo a merced de los malos estuviera bien. No podía hacer eso, lo abrace de vuelta y nos quedamos allí esperando que era lo siguiente en suceder.
Nuestra tarde paso entre diferentes cosas. Vincent me habló de su vida, no tenía idea de que había vivido en un orfanato desde que nació, o que había estudiado con becas en las mejores escuelas de Bucarest y no solo eso en cuanto tuvo dieciocho se metió en las fuerzas armadas. Ahora me explicaba porque papá lo había escogido, papá solo escogía a lo mejor de lo mejor.
Después de hablar Vincent me miro a los ojos y me deje llevar por ellos, había algo que me atraía de esos ojos negros. Comenzamos a besarnos y nos abrazamos más íntimamente, lo amaba lo suficiente como para entregarle lo más preciado que tenía… y se lo entregue. Nos quedamos abrazados después de eso hasta que cayó la noche y Vincent me animo a dormir después que nos vistiéramos, todo estaba tranquilo con él a mi lado o eso pensé hasta que abrieron la puerta una hora después más o menos.
Mire asustada, porque Vincent se había apartado de mí y estaba en pie en menos de un segundo. Siempre listo.
Los que nos habían despertado eran los mismos hombres que habían peleado con Vincent antes. Vincent me miro y luego los miro a ellos.
– ¿Puedo serles de ayuda? – Dijo sarcásticamente.
Uno de los tipos se adelanto y lo golpeo en el estomago, – La verdad si, queremos divertirnos con tu chica ¿por qué no nos dejas o es que solo puedes tú?
Los mire asustada, Vincent había respondido de inmediato a su provocación. La pelea de nuevo era entre los tres, esta vez me quede a un lado para ver como Vincent se hacía cargo de ellos, sabía que ellos no eran oponentes para él hasta que uno saco una pistola de descargas eléctricas. Un grito abandono mi boca y corrí hasta Vincent, pero uno de los tipos me agarro.
Atraído por el movimiento llegó el falso guardaespaldas y miro la escena.
– Mátenlo, estoy arto, de todas formas no me van a pagar por él. – Me miro con una sonrisa depredadora, – A menos que la señorita quiera hacer algo por él. – Dijo lascivamente.
Mire a Vincent como lo sacaban fuera, estos tipos iban en serio, ellos iban de verdad matar a Vincent.
– Déjalo en paz, él solo se defendía de ellos, llegaron de la nada y lo atacaron. – Los hombres me miraron como si los divirtiera.
– Jefe, vamos al patio trasero. – Él asintió y me sonrió.
Antes de que pudiera hacer algo estaba encima de mí besándome. Trate de golpearlo y de patearlo con todas mis fuerzas, pero él era más fuerte.
– ¿También peleabas con él? – Dijo jadeando por los golpes que estaba esquivando.
– No te confundas él no es una basura como tú. – Dije por fin dándole una patada en la entrepierna. Me aparte de él y salí por la puerta que estaba abierta, antes de alcanzar la salida alguien me cogió y me lanzó al suelo.
Era una mujer, era bastante robusta y a ella si podía recordarla bien, ella había sido mi guardaespaldas a cargo de mi grupo. Me quede paralizada al verla, eso solo ayudo a dejar que me golpeara con más fuerza.
– No le marques la cara idiota, – Dijo el tipo que había golpeado arriba, estaba apoyado en la baranda de las escaleras mirándonos, – Eso solo hará que nos den menos dinero.
La mujer volvió a golpearme pero en las costillas, perdí el aire, – Si la quiere de vuelta pagará lo que sea no importa cuan golpeada este, personalmente me encantaría arrancarle el cabello. Me recuerdas ¿cierto? Tuve que aguantar cada capricho que la princesita tenía, – Dijo imitando una voz desagradable. Trate de zafarme de ella, pero ella estaba entrenada por mi padre, me golpeo de nuevo en el pecho consiguiendo fijarme al suelo. – Yo no soy ni dulce ni tan agradable como él. – Me agarro la blusa y la rasgo, – Si la quieres tómala, me da igual.
El tipo llego hasta mi sonriendo pero me llevo hasta arriba y me lanzó sobre la cama, caí con muy poca gracia.
– Se me pasaron las ganas tal vez más rato. – Cerró la puerta con pestillo.
Lo único que pude hacer fue abrazarme a mi misma y rogar porque Vincent estuviera bien…
Vincent, por favor no me dejes sola… sobrevive.
Llore hasta que el ruido que se armo en el piso de abajo me aterró. Era inconfundible el ruido que hacían las armas, lo sabía.
El tipo que me había raptado entro corriendo y me agarro por un brazo, antes de que pudiera gritar me amordazo y me maniato con una habilidad inigualable. Miro mis pechos expuestos y sonrió.
– Vamos, es hora de irnos a otro lado. – Lo mire preguntándome que era todo esto, – No sé como le hizo tu novio pero algo hizo para hacer llegar a tu padre aquí con un escuadrón, admiro las energías del viejo pero ser suicida no te va a salvar.
Sabía que eso no me iba a salvar, trate de apartarme pateándolo pero me bloqueo en el momento que lo intenté, lo único que conseguí fue que me cargara sobre su hombro para que no le estorbara más.
Cuando llegamos a una escalera que hacia de salida de emergencia el corazón se me fue a la boca. Allí estaba mi papá.
– Suéltala y prometo no matarte. – El tipo me bajo y me coloco de escudo. Papá rugió con rabia, sabía lo que había visto, mi blusa abierta y el tipo abrazándome, – Tú…
El tipo saco un arma del cinturón de su pantalón, – Un trato es un trato y soy lo suficientemente inteligente para afirmarme a ese clavo. – Dijo tranquilamente el tipo, – Quiero una salida despejada y le prometo dejar a su niña en libertad, claro tan pronto como este seguro.
Mire hacia abajo a papá y no pude contener las lagrimas, quería estar con él y con Vincent. Oh, Dios Vincent. El tipo endureció su agarre en mí al sentir que mis piernas no querían soportar mi peso.
– No te preocupes preciosura, si tu papi coopera vas a estar en sus brazos muy pronto. – Dijo alargando el ‘muy’.
Lo mire a través de las lagrimas y mire a mi padre otra vez, solo que esta vez mire más allá y vi a Vincent. Aun estaba vivo. Quería gritarle, pero me asustó la furia que vi en sus ojos mientras caminaba con un esfuerzo notable. De pronto se quedo parado.
– ¡¿Te atreviste a tocar a mi chica?! – Mire a Vincent sorprendida y más cuando me di cuenta que tenía un arma apuntando en mi dirección, mis piernas temblaron cuando él disparo.
El disparo fue certero, me di cuenta cuando el tipo cayó sobre mí haciéndome caer con él. Grite como nunca lo había hecho.
– Si heriste a mi hija te mato gusano. – Rugió papá, estaba realmente cabreado, me di cuenta entre toda la cortina de miedo.
Cuando papá llego a mi lado quito al hombre de encima de mí y me abrace a él como si mi vida dependiera de ello.
– Papi, – Susurre, luego dije más fuerte. – ¿Por qué demoraste tanto? Tenía miedo y creía que Vincent estaba muerto y que ese hombre me iba a hacer cosas horribles.
Papá me miro la cara seriamente, – ¿Él te hizo esos moratones?
Negué, – Fue Tara, ella también estaba con ellos. – Papá me abrazó.
Titubeo cuando intento hablar, conocía bien a mi papá, – ¿Qué te hizo… ese bastardo?
Pensé en mi blusa, – Nada… no alcanzó a hacerme nada. Fue Tara la que me rasgo la blusa queriendo que ese tipo me… bueno eso. – Papá temblaba, no sabía si era miedo o rabia.
– Vámonos de aquí bebita, vamos a casa. – Se aparto de mí y se quito su chaqueta anti balas y su suéter, este último me lo coloco para reemplazar a mi pobre blusa que ya no serviría nunca más. – Deje a tu madre y a tu hermana preocupadas por ti.
Mire a papá. – ¿Y Marcus?
– Aquí estoy enana, creo que sería bueno llevar a Vincent al hospital se ve muy mal. – Marcus silbo cuando miro el cuerpo del tipo. – Miro hacia abajo donde Vincent estaba sentado en el suelo, – ¡Buen tiro! Dios le dio en la cabeza desde esa distancia. Guau. – Luego me miro con esa mirada dulce que me daba solo a mí, – Me alegro tanto que ya estés con nosotros, segura.
– Hermanito te extrañe… – Solloce. Él se me acerco y me revolvió el cabello.
– Yo también, pero hablo en serio, papá debes llamar una ambulancia Vincent esta…
Mire a Vincent estaba mortalmente quieto. Me salí de los brazos de papá y corrí a los brazos de Vincent, - casi caigo poco glamorosamente en el último escalón – Llegue hasta Vincent e inmediatamente gruño cuando me aferré a él.
– ¿Qué pasa? – Cuando dije eso me di cuenta de que estaba herido en la pierna, le habían disparado y tenía un torniquete. Lo chequee mientras escuchaba los gruñidos de papá y de Marcus cuando le quite la camiseta a Vincent. – Te ves horrible.
– No te vez mejor, – Dijo mirando el suelo, – Betsy… nunca me perdonare por lo que esos tipos te hicieron…
Lo bese para que se callara y cuando me aparte le sonreí, – Una mala mujer me golpeo y eso fue todo. Todavía soy entera y completamente para ti. – Le guiñe un ojo.
Vincent enrojeció por completo y miro a papá y a mi hermano, yo también los mire y vi que ambos estaban mirándome enojados.
Papá prácticamente escupió las palabras, – Voy a matar a este…
Me abrace a Vincent, – No le van a hacer nada a mi Bichito, lo amo y no me van a separar de él.
Vincent me abrazo y me beso en la cabeza. – Betsy, no deberías decirle eso a mi jefe y a mi futuro jefe…
– En especial cuando puedo mandarlo hasta Alaska… – Dijo tentativamente papá.
– ¡No!! – Grite y me aferre a Vincent. – Nadie me va a separar de mi Bichito.
Después de eso y de mis berrinches siguientes fui en la ambulancia con él hasta el hospital, después de ser atendido volvimos a casa. Eso fue después de una semana, aun esta con un régimen estricto y aun cojea bastante, pero procuro cuidarlo mucho.
Papá tuvo que a aprender a convivir con que no podía separarme de Vincent, así que ahora esta en una habitación contigua a la mía. Bueno eso fue más por otra cosa… que luego contaré.
Y apropósito del sobrenombre, a él le encantaba llamarme gatita cuando no había nadie alrededor, por eso lo llamaba mi Bichito.

miércoles, 8 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo X



– ¿Qué hacen ustedes dos aquí?
Mire hacia arriba, Emily estaba parada en el marco de la puerta que daba al jardín. Betsy y yo estábamos aprovechando el día comiendo nuestro muse de chocolate.
– ¿No te nos unes Em? – Betsy se estaba levantando de la tumbona en que estaba.
– No gracias, solo pensaba que estaban haciendo algo. Bien, si no es así me voy a mi cuarto. – Se dio la vuelta y se fue.
– Que rara esta Emily, la que yo recuerdo nos estaría torturando por ser tan ñoñas. – Dijo Betsy lamiendo la cuchara.
– Emily ha cambiado, – Dije algo triste, – Ella creyó en un cuento de hadas que no salió como esperaba. Su novio la dejo y ahora tiene a otra. – Betsy comenzó a toser, se estaba atragantando con el muse.
– Pero yo creí que ellos estaban bien, digo, por lo que le contaba a mi hermana Jane creí que todo estaba bien.
– Parece que Mitch encontró a alguien más… algunas veces es así Betsy, no todo es miel sobre hojuelas.
– O…k, mejor cuéntame como conociste a Heath ¿si? – Dijo pegando saltitos.
La mire de soslayo, – Solo si tu prometes contarme como rayos conociste a tu bichito.
Betsy lo pensó un momento y luego asintió. – Bien, me parece justo. Pero tu primero.
– Ok. Bien, esa noche Emily me arrastro con ella a una fiesta en la playa que organizaban los chicos de su año. – Betsy se sentó y me miró sorprendida. – Me dio un poco de nervios como me miraban esos chicos así que me aleje de ellos, llegue hasta la playa, por un rato creí que estaba sola pero Heath estaba allí bebiendo cerveza, comenzó a hablarme y así conversamos un rato… y peleamos un poco también, – Betsy iba a hablar y la hice callar, – Él había lanzado una botella al agua, tu sabes como son mis creencias medioambientales, así que fui por ella… me quede completamente mojada, y después de eso no sé, todo fue muy rápido y de pronto nos estábamos besando y… – Me coloque roja, – Tocando. Pero después tuvimos la interrupción de Mitch y de Emily. Creí que no lo volvería a ver, ¿recuerdas que te dije que era el hijo del socio de papá? Bueno nos encontramos en una cena y luego hemos pasado un montón de cosas para estar juntos… nos hemos visto ha escondidas en el colegio, he incluso con todas estas cosas se ha hecho amigo de Ed, tanto que Edward lo adora. Pero aun así, al final lo nuestro no puede ser… hay asuntos que no podemos saltarnos.
– ¿Por qué?
– Porque si estamos juntos todo lo que ha construido papá… no valdrá nada. Todo será para Heath.
– No entiendo. – Dijo Betsy acercándoseme.
– Nuestros abuelos hicieron un estúpido contrato de matrimonio, el abuelo al parecer esperaba que Emily se casará con Heath, pero no espero a que fuera yo la que se enamorara de Heath y que además él no pueda ver ni en pintura a mi hermana.
– ¡¿Qué?! ¡Pero si eso es medieval!
– Pues creo que en mi familia no ha avanzado demasiado desde ese tiempo a este.
– Voy a hablarle al abuelito, – Betsy saco su teléfono, – No puedo creer esto, sabes que abuelito nunca dejaría que algo así pasara.
– No importa, él vendrá para mi cumpleaños, – Betsy me miro como si estuviera loca, – Quiero una explicación, y la quiero cara a cara.
– Buena suerte, – Dijo Betsy no muy convencida pero luego su cara cambio a una que conocía muy bien, era esa cara la que me había arrastrado a las peores cosas. – Tu y él ya lo han… – Le tape la boca con una mano y mire para todos lados.
– ¿Cómo dices eso… así? – Dije avergonzada por las dos, esta chica a veces no conocía la vergüenza.
Betsy se encogió de hombros, – Solo era una pregunta, yo y mi bichito ya lo hicimos. – me quede helada, la mire estupefacta, – ¿Qué? No tiene nada de malo.
– Betsy… tenemos dieciséis. Se supone que no debemos hacer eso…
– Zo, a mi no me engañas, tu también lo has hecho ya, – Dijo sonriendo, luego se quedo callada, – ¿Usaste protección cierto? – Abrí los ojos de par en par, – ¿Él uso…? – Negué, la verdad no recordaba mucho de eso. – ¿Tomas la pastilla? – Volví a negar, estoy segura de que mataría a papá de un infarto si tomara la pastilla. – ¡¿En qué rayos pensabas?!
– En que quería amarlo… ¿y qué hay de ti? ¿Cuál es tu historia?
Betsy se alejo un poco, – Mi historia es un poquito increíble. Y un tanto larga… en resumen papá me tiene guardaespaldas como tu sabes, – Claro que lo sabía, su padre era el dueño de una compañía inmensa, por eso papá nos mantenía lejos de ese mundo para no sufrir por ello y no tener que vivir rodeada de guardaespaldas día y noche como Betsy, – Pues… papá recibió una amenaza y tres días después me secuestraron.
La obligue a sentarse a mi lado en la tumbona, la pobre se veía pálida.
La abrace, – No tienes que seguir… eso puede ser espantoso de recordar.
Respondió a mi abrazo, – Lo es, esa tarde yo salía de clases, creí que habían cambiado mis guardaespaldas, pero no eran ellos… los tipos habían drogado a mis guardaespaldas y habían tomado su lugar. No me di cuenta de nada Zoey hasta que ya fue demasiado tarde.
– Mi niña… no tienes que esforzarte en decirme nada más. – Le acaricié el cabello.
– No Zoey, te lo voy a contar pero a mi manera. Te prometo que para mañana lo sabrás.
Asentí.
– Vamos a caminar.
Miro hacia arriba, – Creo que paso, voy a descansar después de ese largo viaje.
– Bien, ve, yo me quedaré aquí tomando un poquito de sol.
– Bien, chau-chau. – Dijo eso y se fue caminando tranquilamente.
Me quede recostada en la tumbona mirando el cielo. Ojala pudiera estar siempre así, tranquila y feliz… aunque como una nube obscura el recuerdo de la cara de Betsy al contarme que fue secuestrada me estaba opacando el día, el solo pensar en que Betsy había sufrido eso me dejo helada. No podía imaginarme como podía ser eso, ¿cómo habría sufrido tío y tía? ¿Todavía se encontraría Betsy consternada? Y yo para colmo la traía aquí para que hiciera los preparativos de mí fiesta de cumpleaños, que cruel de mi parte.
Suspire, recordar eso me hacía querer gritar, ¿por qué mamá me obligaba a invitar a tanta gente? Solo quería algo pequeño, pero no, debíamos hacer una gran fiesta. Solo esperaba que no terminara en desastre todo esto.
Cerré los ojos y me quede quieta, sintiéndome pequeña debajo del amplio cielo infinito…
– ¿Qué estas haciendo?
Abrí los ojos para ver a Edward parado a un lado de la tumbona, quería gruñir, me estaba tapando el sol.
– Ed estoy asoleándome, mi piel esta muy pálida y debo de verme horrible.
Ed bufó, – Te ves así todos los días, y aun así Heath te mira embobado, hasta el rata dijo que él babeaba el camino por el que tú pasabas.
Me cubrí la cara, Dios… – ¿Qué dijo Heath?
– Pues nada, él lo acepta encantado. – Miro hacia otro lado y luego volvió a mirarme. – Zo, necesito hablar contigo en privado, vamos a mi cuarto.
Edward se fue corriendo, algo confundida lo seguí hasta su cuarto. ¿En que estaría pensando ahora? De todas formas era mejor seguirlo, o se iba a poner de malas.
Entre tras él a su cuarto, apenas estuve dentro cerró la puerta con llave.
– Ed me estas asustando, ¿qué pasa?
Ed me miro algo apenado y se sentó en su cama haciéndome un espacio. Su habitación era un desastre con letras mayúsculas, había una colección de juguetes desarmados y otros objetos de la casa que habían corrido el mismo destino, y sip, aun estaba mi viejo DVD en el suelo de su habitación.
– No debería decirte nada. – Puso sus rodillas debajo de su barbilla. – Se supone que no te lo diría.
Lo abrace, – Entonces no creo que sea lo mejor decirme, uno no anda diciendo cosas así como así.
Me miro a sus ojos, a veces cuando me miraba de esa manera me recordaba a cuando era un pequeñito con esos grandes ojos azules. Le pase una de mis manos por su cabello.
– Pero es que es mejor que te lo diga… – Dijo algo absorto en si mismo, – Puse cruce mis dedos cuando Heath me dijo que no te dijera nada.
Lo mire sorprendida, ¿qué podía ser eso que Heath no quería que supiera? La curiosidad me estaba matando, pero si Heath no quería que supiera tal vez tenía una buena razón para eso.
– Bueno, yo estaba con el rata escuchando… – Le coloque mis manos en la boca.
– ¿No se te ocurre que si Heath no quiere que sepa es por algo? – Le quite mis manos.
– Pero yo solo quería ayudar Zoey.
– Lo sé Ed, pero si él quiere que lo sepa, él será el que me cuente todo. ¿Estamos de acuerdo?
Asintió no muy convencido pero lo dejo estar. Me levante y lo deje sentado en su cama. Iba a ir a mi cuarto, pero decidí ir a chequear a Emily, estaba algo extraña. Toque a su puerta y esperé a que ella abriera, tenía el cabello revuelto.
La mire anonadada, – ¿Qué…?
– Nada, solo estaba durmiendo un poco, anoche no dormí demasiado.
– ¿Por qué?
Me hizo una seña, – Ven entra.
Entre y me senté en su cama, al contrario de Ed ella tenía su habitación muy, demasiado ordenada. A veces me hacía pensar que tenía alguna manía con el orden.
Ella se sentó en la silla de su escritorio.
– Entonces, ¿qué te paso?
– Pesadillas. – Se peino el cabello con los dedos, – Las tengo de repente.
– ¿Quieres contarme?, hoy estoy en mi faceta de oyente deberías aprovechar.
Emily me miro divertida. – Yo paso hermanita, no me gusta recordarlas.
Me encogí de hombros, – Bien, como quieras. – Me estaba levantando de la cama cuando ella me hizo una seña. Me quede sentada.
– Te dije que pasarás por algo… – Me miro incomoda, – Quería preguntarte algo, es un tanto personal, – La mire a los ojos y esperé a que ella hablara, – ¿No te haces la idea?
Rodé los ojos, – Pues si no me dices, no lo sé.
Ahora fue Emily la que rodo los ojos, – Bien, ahora sé que eres muy inocente o debería decir idiota sino te das cuenta de lo que trato de decirte.
– ¡Oye!
– ¿Que quieres que te diga?, sino puedes entender que quiero saber si te acostaste con Heath.
De seguro parecía un pez, habría y cerraba la boca, hasta que por fin pude hablar.
– ¿Cómo me dices algo así Emily?
– Lo digo porque se les ve a lo lejos que ustedes dos han hecho algo más que darse besitos. – Dijo sonriendo abiertamente.
– Primero Betsy y luego tú, ¿quién más falta? ¿Papá?
– Creo que mamá y papá lo sospechan, no fuiste muy… – Dijo alargando la palabra, – Disimulada, cuando llegaste muy tarde supuse que sería por eso.
Me cubrí la cara con las manos, – No pude ser, – Cómo fue que papá dejo que Heath entrará a la casa si piensa que nosotros hicimos el amor… – No entiendo…
– Eso es porque no eres muy observadora como lo somos papá y yo. – Dijo Emily como si le estuviera explicando a un niño pequeño. – Heath prácticamente corrió a ayudarte cuando vio que cargabas un bolso, esos detalles sobreprotectores son los que me aseguro que ustedes dos se habían conocido mejor, mucho mejor. – Movió sus cejas.
– ¡Em!
– No me digas ¡Em!, solo dime que por favor se cuidaron y que no hicieron algo tan estúpido como hacerlo sin protección.
Me sonroje, – Si te digo que no lo recuerdo… ¿me creerías?
Emily me miro seriamente y luego rompió a reír, la mire enfurruñada. Después de verla revolcarse de la risa le lance las almohadas y los peluches que habían sobre su cama.
– ¿Por qué te ríes? No es gracioso. – Dije enfurruñada.
– Lo siento, – Se seco las lagrimas de risa, – Pero como es que no recuerdas si Heath uso… – Le lance un oso de peluche y le di en la cara, Emily lo tomo en sus manos y se siguió riendo, – Eres tan tonta Zoey.
Me levante de la cama y salí de su cuarto. ¿Cómo podía reírse de mí? Solo porque no recordaba eso. Patee una mesita esquinera que mamá tenía en el pasillo. Emily tonta.
Iba a ir a mi cuarto pero Betsy estaba descansando, así que baje las escaleras y fui a la cocina. Mamá ya debería de sentirse mejor y si la conocía debía de seguir allí.
Allí estaba, papá seguía a su lado.
Me senté en frente de ellos, – Quiero ser hija única, ¿aun puedo?
Papá me sonrió y me tendió una mano, – ¿Por qué?
Bufe, – Emily es una tonta, siempre se ríe de mí y a Edward a veces no lo entiendo, aunque me gusta ahora que se comporta como un chico de su edad… mejor quedémonos con Edward y tiremos por algún lado a Emily. ¿Qué tal si se la regalamos a los vecinos? Me ofrezco a ir a hablar con ellos.
Papá me sonrió, – Mi princesita, déjalo así, los amamos a todos. Solo debes aguantar.
Suspire muy audiblemente, – Que malo eres.
– Bebita, estamos un poco nerviosos aquí…
Mire a mamá, – ¿Qué pasa?
Mamá me miro sin muchos ánimos, – Me siento algo cansada, solo es eso, se lo he dicho ha tu padre pero él no me hace caso.
– No estás bien cielo. – Dijo papá colocando un brazo alrededor de mamá.
Los mire con envidia, yo también quisiera estar así un día. Abrazados Heath y yo como una pareja de verdad.
– Mi amor vuelve a la tierra ¿si? – Lo mire despertando de mi sueño de amor, – ¿Dónde esta Betsy?
– Estaba cansada y quería dormir.
– ¿Y tus hermanos?
– Están en sus cuartos. – Dije aburrida. – Y no tengo nada que hacer.
Papá alzo una ceja, – Existe; Messenger, Facebook, Twitter y un montón de foros en los que puedes hacer algo.
Lo mire enfurruñada y me levante de la silla, – Gracias, – Dije sarcásticamente.
Entre de puntitas a mi cuarto y fui por la laptop. Salí sin que Betsy se diera cuenta de nada.
Fui hasta el estudio de papá y camine hasta dejarme caer en el sofá. Hora de volverme vegetal en internet.
***
Me fui a dormir cuando ya el reloj de papá daba casi la medianoche. Toda la casa estaba a oscuras, por lo que casi me caí un par de veces antes de poder entrar a mi cuarto. Betsy estaba dormida y su laptop estaba abierta encima de mi escritorio, la mire pero estaba dormida como una roca, aunque no debía de haberse dormido hace mucho.
Me senté en frente del escritorio y mire el archivo que mostraba la laptop.
“Zoey aquí esta mi parte del trato, mi historia de amor.”

lunes, 6 de junio de 2011

Werewolf; Capitulo IX "Dolor"



Camine por el pasillo hasta que llegue al cuarto de Jeremy. Entre al recordar mi teléfono. Lo tome y mire la pantalla… no recordaba haberlo encendido, pero tenía un mensaje de voz y unas... ¡no! ¡Más de 10! Llamadas perdidas, mire el reloj ya eran las ocho y media, y si mi corazón no mentía… el infierno se había desatado.
Me sacudí, no, no era por eso que las chicas me llamaban solo era para preguntarme el porqué no había vuelto. Solo era eso. Apreté el botón de discado para devolver la llamada a la última persona que me llamo, por lo menos haría eso por ahora.
El teléfono timbro y timbro hasta que escuche un ruido al otro lado de la línea.
– ¡¿Megan?! – Reconocí ese tono de voz de inmediato y eso fue lo que me asustó.
No… ¿La secretaria de papá, por qué? – Hola cómo estás Gladys. – Dije controlando el tono de mi voz, para que no escuchará mi preocupación.
– Megan esta no es hora para preguntarme como estoy, la pregunta es dónde estas tú. – Dijo exasperada.
– Estoy en casa de mi novio… – Dije con lentitud.
– ¡¿Qué?! Megan debes venir de inmediato aquí a la comisaria… – Dijo irritada, la escuche perfectamente cuando suspiro y volvió a tomar aire para tranquilizarse, – Tenemos que hablar, es urgente.
Asentí inconscientemente, – Si… iré de inmediato. – Termine algo desanimada, coloque mis manos en mi pecho. Era el vacio de nuevo.
Me quede parada un buen rato hasta que logré moverme sin sentir que el mundo se me estaba cayendo a pedazos.
Mire mis ropas y me encogí de hombros, esto era lo mejor que iba a tener en cuanto a ropa… me acomode el cabello con exasperación y salí corriendo con mi teléfono en mano.
Llegué a la puerta sin problemas, no tenía la menor idea de lo que iba a tener que hacer para llegar a la comisaria, pero haría lo que fuera necesario para llegar.
– No deberías irte así… – Dijo Jeremy detrás de mí. Me di la vuelta lentamente.
– Debo ir a la comisaria…
Jeremy negó con firmeza, – No quiero que salgas, él ronda libremente allá fuera y en la ciudad no puedo cuidarte como quisiera o por lo menos no sin dejar ver mi naturaleza.
– Es que la secretaria de papá me llamo, – Dije con un nudo en la garganta, – Debo. Ir.
Jeremy me miro a los ojos, – Es tu seguridad Megan, por la que me preocupo.
– Jeremy si quieres que este bien y segura, entonces déjame ir y luego te dejaré cuidarme como creas necesario. – Jeremy me miro inseguro.
– Voy contigo. – Asentí, pero él se dio la vuelta y grito, – ¡Fred! ¡Fred ven aquí!
– No grites, ¿Qué pasa? – Dijo Fred, quien llego en un abrir y cerrar de ojos.
Jeremy lo miro, – Vas a acompañarme. – Me sorprendí del tono de voz que uso Jeremy, era… frío. – Sobre todo vas a proteger a mi hembra.
– Si, Alpha, – Respondió Fred.
Los mire a ambos un tanto sorprendida de sus actos.
– Vamos, – Dijo Jeremy. Colgó mí brazo al suyo y salimos con Fred detrás de nosotros.
El auto estaba estacionado en la salida, Fred se colocó detrás del volante, mientras Jeremy y yo nos sentamos en el asiento trasero.
Nadie dijo una sola palabra en todo el camino, Jeremy únicamente me mantuvo abrazada todo el camino, parecía saber como me estaba desquebrajando por dentro.
>>Jeremy<<
Casi podía oler la desgracia dentro de Megan, aunque no lloraba sabía que su dolor estaba aumentando a medida que nos acercábamos a la comisaria. Casi había pegado un salto en cuanto llegamos a la ciudad.
Enterré más mi cara en su cabello e inhale su olor, acaricie su espalda y su cabello, pero Megan estaba ensimismada.
– Alpha ya llegamos, – Dijo Fred, no le había agradado nada que le diera una orden al salir de casa. Suspiré, sabía que él era inestable con eso del macho alfa y aun así lo hice.
– Gracias Frederick, – Fred me miro inmediatamente por el espejo retrovisor, – Quédate en el auto y si necesito tu ayuda te lo haré saber, pero esto es algo que es mejor que hagamos Megan y yo. – Fred asintió. Me separé de Megan un poco, – Vamos mi amor.
– Tal vez solo debería ir yo…
– No. No voy a dejar que hagas eso. Vamos. – Dije y me baje del auto.
Megan me siguió fuera como si fuera un robot, la abrace por los hombros y la guié dentro.
Apenas cruzamos el umbral la secretaria de su padre nos vio y comenzó a acercarse por entre la gente que había. Nunca había visto tanto desorden en la comisaria, por lo general el Jefe Gray nunca tenía esto, claro que… él ya no estaba. Una punzada de dolor cruzo mi pecho, pero luego fue sustituida por otra de rabia. El maldito que había hecho esto lo iba a pagar caro, con su vida.
Megan se aparto de mí y camino un poco hasta llegar con la otra mujer, pero nunca esperé lo que paso.
La mujer cruzo la cara de Megan con una cachetada, que dejo a Megan estupefacta, y a todos alrededor que se quedaron quietos mirando la escena. Yo en cambio camine hasta llegar al lado de Megan y la abrace contra mí.
– ¿Por qué? – Dijo Megan en un susurro.
– ¿Por qué? – Se burlo la mujer, – ¿Dónde estabas cuando tu padre murió? ¡¿En la cama con él?!
Me quede estupefacto mirando a la mujer que tenía en frente de mí. ¿Cómo podía ser tan malditamente insensible?
– Sino respondes es porque es la verdad. – Dijo la mujer a la que quería matar.
– ¿Cómo…? – Dije sin encontrar las palabras exactas para seguir hablando.
La mujer me miro con el desprecio marcado en su rostro, – ¿Cómo? Nadie sabe lo que paso, el mismo modus operandi que con tu…
– ¡No! – No rugí, – ¡Dije cómo un ser tan insignificante como tú te atreves a hablarle a mi Megan de esa forma! – La mujer me miro a los ojos y pude ver claramente como la sangre abandono su rostro. Ella retrocedió dos pasos. – Acabas de decirle que su padre murió… y pretendes que te responda como si nada. Eres una…
– Jeremy… ella no sabe la historia completa, – Dijo Megan entre mis brazos. – Déjala, ella quería a mi padre.

La mire con el ceño fruncido, luego mire a la mujer, – Si le vuelve a tocar un solo cabello, este será el último trabajo que conozca en el mundo.
La mujer trato de mantener la compostura, – No me amenace, sé bien quien es usted, el señor Gray siempre hablaba de usted señor Wolf, pero más le vale que no me amenace.
La mire como la plaga que era, – Yo no amenazo. Yo prometo. – Dije con el tono que usaba con los lobos que intentaban darme cara, y como con aquellos lobos el olor al miedo era latente, me regocije en él.
– Dónde esta… – Pude ver el esfuerzo de Megan al hablar, – El cuerpo de mi padre… – La abrace más fuerte contra mi pecho. – Quiero verlo…
– Tu padre fue asesinado, la autopsia se esta haciendo en estos momentos.
La cara de Megan, si es posible, empalideció más aun. – No…
La mujer se dio cuenta de su actitud, – Es lo que se debe hacer. – Miro hacia otro lado y llamo a un policía, – Llévala para que sea interrogada.
– ¡¿Qué?! – Dijo Megan, – ¿Por qué debo ser interrogada?
La mujer le sonrió, – Porque no estabas en tu casa y nadie sabe donde estabas.
– Mis amigas lo saben, también Jeremy, su madre, su nana…
– ¿Te das cuenta que todas esas personas que nombras son personas que mentirían por ti?
El policía ya se estaba acerando a Megan, – Llamaré a mi personal de seguridad para que traigan las grabaciones del movimiento durante la noche y en cuanto llegaste a mi casa. – Me gire para ver a los policías, – Con eso debería bastar para que dejen a Megan sufrir su perdida en paz.
Megan me miro agradecida, pero el dolor aun persistía en el fondo de sus ojos. La bese en los labios y me aleje para poder hacer la llamada.
>>Megan<<
– Vamos, – Dijo Gladys a mi lado, aun no sabía porque se comportaba de esa manera conmigo, parecía estar segura de que yo había matado a mi padre. Me abrace a mi misma y la seguí hasta la sala de interrogación.
El policía que siempre estaba de guardia me dejo pasar y nos acompaño dentro.
– Bien, ya sabes como funciona todo esto, no sirve de nada que te diga que ese vidrio es parte de la decoración. – Asentí, – Así que vamos al grano, ¿dónde estabas anoche?
La mire a los ojos y vi los círculos obscuros, ¿a qué hora se enteraría ella de la muerte de mi padre? Porque no me había… no, no era justo quejarme cuando yo había estado haciendo otras cosas, cosas que habían sido importantes en ese momento.
– En casa de Jeremy. – Respondí.
– ¿Por qué estabas allí? – Su voz era cortante cuando me lo pregunto.
– Porque tuve un mal presentimiento. – Sabía que esa no era una respuesta.
– Megan, solo te hundes más con las respuestas vagas.
– Por qué me interrogas, sabes que yo no le haría algo así a mi padre, – Dije comenzando a llorar.
Me dirigió una mirada fría, – He visto a hijas más amorosas que tu que le han clavado un cuchillo a sus padres mientras duermen. Responde.
Me quede en silencio, y saque mi teléfono de mi bolsillo.
– No es momento para que veas cuantos mensajes te envían tus amigos o recuerdes los mensajes de tu novio.
Le tendí el teléfono y esperé su reacción.
Levanto la mirada y lanzó el teléfono lejos. – ¡¿Y aun así no te quedaste con él?!
Estaba por abalanzárseme encima cuando el otro policía la detuvo. – Detente.
– ¿Por qué? ella prácticamente dejo a su padre solo… de seguro tomo la excusa perfecta para acostarse con ese muchachito y ni siquiera se preocupo por lo inusual de su mensaje…
– Ella ahora es huérfana deberías de dejar de reprocharle.
Sus palabras me calaron tan profundo, que no pude detener las lágrimas cuando comenzaron a caer.
Llore y llore hasta que no quedo nada más en mí.
Ahora estaba sola.
Mi madre murió cuando nací.
Mi padre murió antes de que fuera mayor de edad.
¿Qué voy a hacer sola?
Unas manos se posaron en mis hombros y me masajearon.
– Me tienes a mí Megan. Nunca te voy a dejar sola, te lo prometo. – Me levante y abrace a Jeremy.
– Jay, solo me quedas tu… – Jeremy estaba pálido y se veía tan cansado como yo, él también estaba sufriendo conmigo. – Te amo.
– Y yo a ti mi vida.
Me sequé las lagrimas con un pañuelo que me había tendido, – Más te vale que a ti no te pase nada, – Jay me miro con preocupación, – Si te pasa algo yo me muero.
– No digas eso Megan, nada nos va a pasar. – Dijo, pero yo sabía que no podía afirmar nada, no con ese loco suelto allí fuera. – Mi amor, las grabaciones que muestran tu llegada a mi casa van a llegar en un rato más, y también hable con el jefe de policía provisional dice que puedes irte, y que todo esto no era necesario. – Dijo mirando a Gladys, con una mirada de odio. – Así que vámonos de aquí.
– Si, por favor.
– Arreglaré todo para el entierro de tu padre. – Asentí agradecida, no tenía idea de cómo hacer eso. Comencé a salir de la sala pero Jeremy se detuvo antes de salir, – No vuelvas a meterte con Megan. – Le dijo a Gladys.
Lo tome de la mano y seguimos, – Vámonos.
Cuando estamos afuera pude respirar, sentía que todo estaba apunte de caerse encima. Si papá hubiera estado conmigo… suspire, Jeremy era de mucha ayuda y lo amaba aun más por eso, por ser mi apoyo cuando más lo necesitaba.
– Jeremy, ¿podemos ir a mi casa? – Jeremy me miro y luego me sonrió.
– Debemos ir por tus cosas, vas a vivir conmigo… – Se sonrojo un poco, – Es lo mejor. – Asentí, no quería estar sola, – Pero hagámoslo rápido.
– Si.
Nos subimos al auto. Fred no se había bajado por lo que estaba esperando obviamente aburrido.
– Fred, – Dije con un nudo en la garganta, – ¿Puedes llevarnos hasta mí… casa? – Fred me miro y asintió, – Gracias.
– Tus deseos son ordenes Megan.
– Gracias, muchas gracias. – Me abrace a Jeremy y seguí llorando.
– Ya mi Megan no sufras más, me tienes a mí, a mi familia y a mis amigos. – Dijo Levantando la mirada hasta Fred. – Nos tienes para ti.
Me deje llevar por las caricias de Jeremy, y de pronto me sumí en la oscuridad.
>>Jeremy<<
– Te ves como si quisieras matar a alguien.
– No te imaginas como la trataron, – Dije entre susurros, que sabía que Megan no escucharía. – Una mujer le echo la culpa de la muerte de su padre, la interrogaron como si fuera una delincuente… esa maldita mujer le dio una cachetada… no me pidas que no quiera sangre.
Fred apretó el volante con fuerza, – No puedo creer que hicieran eso… ella perdió su familia.
– Lo sé, – Dije mordiendo las palabras. – Por eso me las van a pagar…
Seguimos el camino en silencio.
Megan dormía intranquila, pegaba saltitos de vez en cuando. Debía de estar en shock la pobre. Apoye mi rostro en su cabeza. Mi dulce Megan, hace tan poco entre en su vida y ya la estoy arruinando, si tan solo no la hubiera conocido ella no estaría en problemas… todo era mi culpa, si no hubiera metido a su padre en esto él estaría vivo.
– Ya no te culpes más Jeremy, lo que debía ser, debía ser.
Suspire, – Eso supongo.
– Estamos por llegar, será mejor que la despiertes.
Lo mire, – ¿Ya no estas enojado?
Bufo, – Eres un idiota normalmente, pero le sumas la luna y eres un idiota de remate. – Dijo amargado, – Pero sé cuando presionar y este no es el momento.
Bien, eso era algo. Mire a Megan y la sacudí con suavidad.
– Megan cielo, abre tus ojos cariño, ya llegaste a… tu casa. – Dije no sabiendo que le iba a producir eso.
Megan despertó de un salto, y comenzó a hipar. Miraba para todos lados hasta que se dio cuenta que estaba entre mis brazos.
Me abrazo, – Jay… ¿ya llegamos? – Asentí, – Bien, creo que la llave de repuesto esta en una maceta, vamos.
Me baje rápido para estar a su lado, y nos dirigimos a las macetas que estaban a un lado de la casa, ahora que lo pensaba en primavera siempre estaban bien adornadas. Tome una de las manos de Megan, si, parecían las manos de alguien que le gustaba trabajar con ellas.
– ¿Te gusta la jardinería?
Ella me miro sin entender mi pregunta, pero respondió. – Si, es a algo que me he dedicado desde que era pequeña, los hobbies no eran mi fuerte.
– Siempre me han gustado estas flores, como puedo convencerte de que hagas lo mismo con mi jardín.
Megan abrió los ojos de par en par. – Eso me tomaría muuuucho tiempo.
Le sonreí, – Esa es la idea.
Me sonrió de vuelta, – Entonces si…
– Hey Niños, llaves, ¿eso les dice algo? – Dijo Fred a nuestro lado.
– Tienes el don de matar los momento románticos ¿cierto? – Dijo Megan, pero se dio la vuelta sonriendo y se agacho entre las macetas, bajo la cuarta maceta que revisaba encontró la llave. – Aquí esta.
Fue hasta la puerta y nos hizo una seña. Entramos tras ella. La casa estaba tal cual la había visto la última vez.
– Por aquí esta mi cuarto, voy y vuelvo. – Fred asintió, pero yo la seguí.
Megan entro en su cuarto y me quede fascinado por lo que veía.
Su cuarto estaba pintado de un morado claro, y estaba lleno de posters, pero lo que capto mi atención fue un peluche que estaba sobre su cama. Un lobo de peluche de color negro. La curiosidad morbosa me gano, lo tome entre mis manos y me lo lleve a la nariz.
Olía a Megan por completo.
– ¿Jeremy qué haces?
Me sentí culpable y lo lance a la cama, – Nada. Quería ayudarte.
Me sonrió, – Ya conociste a mi Bobby, es mi peluche favorito. – Abrió un bolso que tenía en las manos y lanzó su peluche dentro. – No me gusta dormir sin él, mi cama se siente vacía cuando no esta.
Para que lo necesitas en mi casa, yo soy de tamaño real. Pensé.
Megan siguió llenado su bolso y una maleta, mire hacia otro lado cuando llegó a la ropa interior por lo que fije mi mirada en los posters. La mayoría de los temas eran de películas de terror como Drácula, Entrevista con el vampiro, y sip esa era Besos de sangre.
– Jeremy creo que ya cogí toda mi ropa. – La mire, la mayoría de sus cosas aun seguían allí en el ropero.
– Después puedo mandar a recoger todo, – Megan me miro asustada, – Ya veremos, ¿estas segura que llevas todo lo que necesitas?
– Creo que llevo todo lo que puedo llegar a necesitar, descuida. Aunque quiero recoger algo… – Dijo insegura.
– Hazlo, me llevaré tus maletas fuera para guardarlas en el maletero. – Me pare, – Apresúrate, ¿si?
– Si.
>>Megan<<
Entre en el cuarto de papá tratando de no pensar demasiado, había recordado lo que me había dicho hace mucho tiempo.
Flash back
– Megan, ven aquí pequeña. – Corrí hasta los brazos de papá.
– ¿Qué me vas a enseñar hoy papi? – Papá me sonreía encantado.
– Hoy vamos a descansar, tu puntería es de maravilla, tienes el mejor pulso que he visto, claro después de mí obviamente.
Sonreí y lo bese en la mejilla. – ¿Entonces qué vamos a hacer?
– Te voy a mostrar algo que adquirí, – Me llevó en brazos hasta su habitación, – ¿Recuerdas lo que vimos hace un mes?
Asentí fervientemente, era difícil olvidar el haber visto a un hombre lobo, ¡un hombre lobo de verdad!! Quería gritarlo de la sola emoción.
Nos sentamos sobre su cama.
– Bien, pero Megan no quiero que te emociones demasiado, no todos ellos son buenos como Jeremy… – Ese era el lobo que él había conocido hace poco, – Hay malos, como con las personas comunes, hay buenos y malos. – Asentí algo indecisa, – Pero los lobos malos son más peligrosos que las personas malas…
– ¿Por qué?
– Porque ellos pueden hacernos mucho daño con sus manos desnudas. – Abrí los ojos de par en par. – Pero como todos los seres en el mundo, ellos tienen un talón de Aquiles.
– Aquiles murió por una flecha en su talón, ¿qué puede… matar a un lobo? – La sola idea me dolía.
Papá se puso serio, – Plata, los objetos en especial dagas o armas hechas de plata. Su cuerpo produce una reacción química que los mata… – Lo mire no entendiendo demasiado, él se dio cuenta de mis dudas y me revolvió el cabello, – Son alérgicos a ella.
– Oh. – Papá me coloco un dedo en mis labios.
– Por eso compré esto, – Me mostró una caja, y la puso entre mis manos.
La abrí indecisa de lo que podía encontrar, papá me sonrió y me alentó a abrirla, mire dentro.
Era la pistola más increíble que había visto. Alcé la mirada a papá.
– ¿A qué es increíble? – Dijo papá mirando también el arma.
– Si papi.
– Es solo en una emergencia, la dejaré escondida donde solo tu y yo sabremos donde esta.
– Y como sabré si…
Papá levanto una mano, – Lo sabrás, – Puso su mano en el centro de mi pecho. – Lo sabrás.
Fin de flash back
Apreté la caja contra mi pecho. Ahora lo sabía, esto era estar en emergencia.
Salí del cuarto con la caja en mis manos y rezando para no tener la necesidad de usarla.
Jeremy se encontraba con Fred en la sala, me encamine hasta ellos pero Fred dio dos pasos atrás.
– ¿Qué sucede? – Pregunte.
– Huelo plata. – Dijo entre dientes.
– Yo también, pero es Megan por lo que no me preocupo. – Dijo Jeremy acercándoseme y colocando su mano contra mi rostro. Su toque era lo que necesitaba para estar tranquila, en todo el día lo había adorado.
– Podemos irnos de aquí. – Jeremy asintió.
En el momento en que salí de la casa, una brisa me atravesó y por un momento creí que alguien me había tocado.

Werewolf; Capitulo VIII "Tragedia"



>>Megan<<
Me zafe de los brazos de Lily y corrí hacia Jeremy, lo rodee con mis brazos, el cuchillo del tipo seguía enterrado en su costado lo tome en mis manos y lo retiré con toda la fuerza que tenía. Mire hacia los lados buscándolo pero ya no estaba y había uno de los lobos blancos tirado en un costado mientras la madre de Jeremy lo abrazaba y murmuraba cosas.
– Mi amor resiste por favor no me dejes, – Lo abrace y el lobo se separó de mi, quise seguirlo pero me quede quieta observando.
El lobo poco a poco se fue contorsionando, su forma fue disminuyendo y sorprendentemente los huesos se acomodaron hasta que la misma piel cambio y su forma fue humana. Estaba tan sorprendida que por un momento pensé que no era Jeremy o el mismo lobo que había visto, solo decía algo sobre quien era, la herida que tenía a un costado como la que tenía el lobo. Aun estaba en shock cuando Jeremy comenzó a quejarse por el dolor.
Jeremy abrió la boca pero no salió ningún sonido, la segunda vez pudo hablar con algo de esfuerzo, – Mi amor, – Me acerque a él y lo abrace, – Lo lamento Meg no llegue a tiempo, sabía que algo andaba mal, pensé que eras tu hasta que Fred me llevo hasta él, no llegué Megan, no pude llegar. – Lo abrace y lloramos en silencio.
Jeremy perdió el conocimiento después de eso, comenzaba a asustarme hasta que su madre se arrodillo a mi lado.
– Era plata, estará bien solo demorará en curarse, Fede es otro caso, – Se seco las lagrimas y miro al lobo blanco que estaba contorsionándose, – Esta llegando el día, ya le deje un mensaje al medico de la manada vendrá en un momento cuando este en forma. Más le vale que se apresure, llevemos a Jay al estudio. Lily quédate con Fede por favor. Vamos Megan.
Asentí y tome a Jay de un brazo y su madre del otro. Nunca me había dado cuenta de lo que podía pesar un hombre, Jeremy debía de pesar el doble que yo, aunque eso era previsible él media mucho más que yo.
Lo dejamos en un sofá.
– Creo que esta recuperándose, lento pero lo hace. Debo ir con Fede, Megan cuídalo, – Dicho eso salió disparada por la puerta.
Mire a Jay estaba pálido, pero creía en ella si decía que se estaba curando.
– Lo siento Jeremy, de seguro te distraje con lo que te dije, no era mi intención. – Dije sollozando.
– No es tu culpa Meg, es la mía por no tener la fuerza para proteger a las personas que amo.
– Oh Jay, – Me abrace a él, pero al parecer fue demasiado fuerte porque él se quejo. Me separe. – Lo siento.
– ¿Meg puedes pasarme algo para cubrirme? – Sin quererlo mire hacia abajo, me sonroje por completo, – Megan. – Levante la mirada con culpabilidad. – No te apenes yo no lo estoy, solo que no me parece mostrarme tan pronto cuando somos novios hace tan poco.
No le hice caso a su intento por alivianar mi vergüenza. Aun así sentí como mis mejillas ardían cuando hable, – ¿Cómo te sientes?
– Débil, ¿qué paso con el tipo?
– No lo sé, al parecer huyo en cuanto te hirió.
– Maldición, cada vez esta siendo más atrevido, hoy casi le dio al premio gordo. – El sudor comenzaba a perlar su rostro, – Solo que esta vez, él sabe que no soy tan fuerte como para luchar contra él.
Toque su frente con una de mis manos mientras con la otra me tocaba la frente, al parecer le estaba subiendo fiebre, – Jeremy descansa, voy a ir por algo de ropa para ti.
– Acuéstate conmigo, – Abrí la boca sorprendida, – Mis manos para mí lo prometo, solo quiero consolarte. – Un vacio se abrió ante mí.
Nada de esto estaba pasando, – No creeré en eso hasta que lo vea con mis propios ojos. – Jeremy asintió y me atrajo a él. Me acomode junto a él olvidando un poco la vergüenza de verlo desnudo, pero Jeremy hizo que lo olvidara por completo atrayendo mi rostro y besándome en los labios.
Seguí su beso, y adore su lengua cuando se adentro en mi boca, era la segunda vez que me besaba con tanta intensidad, Jeremy me acomodo encima de él. Me sorprendí cuando sus manos comenzaron a acariciarme por la espalda y más.
– Por el amor de Dios y de todo lo sagrado Jeremy, no puedes aparearte con ella ahora. – Mire hacia la puerta y vi a Fred que estaba sonriendo un poco.
– Vete al… – Jeremy se mordió la lengua y me miró.
– No importa, – Dije y me levante.
Fred se aclaro la garganta y me señalo, – Megan, – Mire la camisa ¿cómo no me había dado cuenta? Me di la vuelta.
– Wow, – Dijo Jeremy que me observaba con los ojos bien abiertos de par en par, me cubrí con las manos. No tenía ni idea de que había hecho Jeremy con los botones de la camisa así que la junte con mis manos.
– Que rápido eres mi hermano. – Les di a ambos una mirada sucia. A Jeremy por no avisarme y a Fred por estarse riendo de mí. – No te enojes Megan, solo vine a decir que el doctor ya llego, ahora esta con mi padre no se encuentra muy bien, – Lo mire interrogante, – Un poco no basta para matarnos ya ves a Jeremy, pero mi padre tuvo una reacción alérgica.
– El lobo blanco, – Ahora sabía porque esos ojos me parecían tan familiares, eran idénticos a los de Fred, ahora que lo recordaba el tipo lo había llamado por su nombre que tonta de mi parte por no haberlo notado antes. – ¿Qué paso con el otro lobo blanco y el lobo más pequeño?
Ambos me miraron con un signo de pregunta reflejado en la cara, hasta que Fred volvió a hablar, – Debe ser mi abuelo.
– El lobo más pequeño es nana Vi, deben de haber perseguido al tipo cuando huyo. Fred debemos buscarlos. – Jeremy intento levantarse pero lo detuve, – Meg debo buscarlos, ellos no son rivales para él.
– No subestimes a mi viejo abuelo, él fue un alfa y fue grandioso. – Mire a Fred fascinada por la convicción con la que defendía a su abuelo.
Solté a Jeremy. – Iré a traerte unos pantalones. – Él asintió y me atrajo para darme otro beso.
– Vístete, ponte una de mis camisas no quiero que nadie más te vea así. – Lo miré sorprendida por lo que me decía, él no se comportaba así normalmente. – Solo hazme caso mi amor. – Esta vez cuando me atrajo me separo la camisa dejándome expuesta y me mordió en el hombro lo que provoco que soltará un gemido, me cubrí la boca con las manos por la sorpresa. – Ve.
Salí disparada del estudio cerrando la camisa con mis manos.

>>Jeremy<<
– No tenías porque ser tan protector, yo no siento deseo por ella.
Ni siquiera sabía porque había hecho eso. Morderla ¿En que rayos había estado pensando? En nada supongo. Pobre de Megan, de seguro la había asustado, intente moverme para ir a mi habitación y pedirle disculpas. Ella no se merecía nada de eso en este momento.
El mundo comenzó a dar vueltas cuando intente levantarme.
– Amigo quédate allí traeré al doctor. – Asentí y eso no ayudo nada a que el mundo dejara de dar vueltas. No sé cuanto tiempo mi cabeza dio vueltas, solo sé que de repente tuve al doctor de la manada enfrente de mi.
– ¿Señor cómo se siente?
– Bien, – Intente levantarme pero el mareo volvió.
– El mareo es normal, tu cuerpo esta trabajando para eliminar la plata. Creo que en un par de horas estarás bien, eres fuerte Alfa. – El doctor se levanto y camino a la salida, – Tengo que ir a ver al señor Stonel padre y a la señorita Victoria, acaban de llegar. – Asentí.
– Ya volví, – Dijo Megan a mi lado, – ¿Necesitas ayuda para colocarte ropa? – Dijo con uno de mis pantalones y una camisa negra entre sus manos, ella estaba vestida con una faldita y una camisa distinta a la que llevaba puesta hace un rato.
Me sonroje al pensar en como la había visto, – No Megan, gracias. – Vi que no me miraba a los ojos así que la agarre y la coloque encima de mí. – Lamento ser tan posesivo, no se me da bien la luna llena mezclada con una novia.
Megan se sentó a hojarascas encima de mí, ahora si que enrojecí, – Bien, si tu me mordiste yo también quiero hacerlo.
– Megan bájate, – Dije con la intención de moverme, pero seguí en la misma posición. Megan bajo su boca hasta mi cuello y me mordió. Gemí sin inhibición alguna, y acaricie su busto, nunca había sentido nada como eso, era tan excitante.
En cuanto ella se separo de mi un poco, lamí la marca que le había dejado con mi mordida. Megan pego un respingo, mientras yo sentía el peso de sus pechos en mis manos, nunca había pensado en esto en toda mi vida pero ella era deliciosa, suave a mi tacto y excitante a la vez. Diablos la quería debajo de mí, con mi olor en ella.
Necesitaba estar dentro de ella.
Nos cambie de lado para estar yo encima de ella, cuan dulce era mi Megan al sentirla debajo de mí. Mire su rostro un instante.
– Tus ojos están más dorados, – Dijo Megan entre suspiros. Enrede sus manos en mi cabello y me acomode mejor sobre ella.
– Vas a ser mía… – Jadee, casi podía sentirla rodearme con su olor.
– ¡Jeremy Jonas Wolf, deja a esa chica ahora mismo! – Gruñí, pero solté a Megan a regañadientes al escuchar la voz enojada de mamá.
– Cariño… – Dijo Megan, estaba tan hermosa con sus mejillas sonrojadas, las acaricie con las yemas de mis dedos.
Mire hacia tras y vi a mi madre en la puerta, me levante y me vestí con la ropa que me había traído Megan, dejándome la camisa abierta.
Levante a Megan y le acomode la ropa.
– ¿Qué pasa? – Dijo Megan mirándome a los ojos. Le di un beso en los labios y me separe antes de que la tentación me ganara.
– Mi madre esta en la puerta. – Dije acariciando su rostro, – Creo que no le gusto lo que vio, me sorprende de que no la escucharas gruñirme.
Megan se cubrió el rostro con las manos. – Debe estar pensando lo peor de mí, no me extrañaría que me eche de aquí a patadas.
Le sonreí, y la abrace contra mí, – No soy un bebé Megan, tengo la edad para estar con una mujer, – Megan me peñizco. – Es cierto.
– Bien, espero no volver a encontrarlos así. – Dijo mamá entrando a paso rápido, – Fred ha movido a Fede a mi cuarto, voy a estar cuidándolo hasta que se reponga. Vi llegó hace un rato acompañada por el abuelo de Fred, creo que podrías hablar con él si es que te encuentras bien, Megan porque no me acompañas necesito algo de ayuda.
Mamá se dio la vuelta y se fue.
– Esta enojada, – Dije.
– Si, es mejor que vaya y le ayude. – Megan salió detrás de mamá.
Bien, se acabo el recreo es hora de moverse.
>>Megan<<
Corrí detrás de la madre de Jeremy, ya iba por lo menos tres metros por delante de mí.
– Apresúrate Megan, – Me urgió, corrí más fuerte hasta que logré alcanzarla. Me miro con más suavidad cuando llegue a su lado. – No estoy enojada con ustedes, solo que estoy algo nerviosa por Fede, es que no esta muy tranquilo, la plata le duele demasiado.
– Fred dijo que tuvo una reacción alérgica. – Asintió.
– Si, la daga no le dio en ningún órgano eso fue algo bueno o la reacción pudo ser mucho peor, – Dijo con algo de alivio en la voz.
Llegamos hasta una cocina y pasamos por una puerta hasta un corredor, ¿cuán grande era esta casa? Corrimos por el corredor hasta llegar a unas puertas de color claro. Entramos, la madre de Jeremy se colocó un dedo sobre la boca.
– ¿Vi, cómo te encuentras? – Le pregunto la madre de Jeremy a una mujer que estaba acostada en una cama enorme de dosel.
– Siento como si me hubieran pasado una locomotora encima. – La reconocí. Era la misma mujer que me había recibido la noche anterior. – Hola Megan.
– Hola señora.
– Señorita y la boca te queda donde mismo, – Me sonroje, lo había dicho en un tono bastante escéptico.
– Victoria, se más educada y controla ese mal genio. – Dijo la madre de Jay. – Es la pareja de Jeremy.
– Cuando tú pelees con un lobo demente entonces puedes hacerme callar, – Se fruncieron el ceño mutuamente.
– ¿No veníamos a hacer algo? – Por decir eso me gane una mirada de odio de cada una.
La madre de Jay suspiró, – Ella tiene razón, necesito una de tus medicinas mágicas, – De pronto la madre de Jay puso cara de lastima, – Si, esa misma que le suministraste al padre de Fede.
La mujer gruño, – Odio que pongas esa cara.
– Fede la necesita, no se esta recuperando del todo, por favor Vi.
– Bien, bien. Esta en el fondo del armario. – Dijo a regañadientes.
– Victoria, ¿desde cuando tienes este antídoto?
– Lo pedí en cuanto atacaron a Fred, creí que si atacaban a Jay lo necesitaría rápido, pero nuestro chico es fuerte, – Dijo la mujer con un rastro de orgullo en la voz.
– ¿Qué favor te pidieron esos desquiciados? – Dijo la madre de Jay. – Sabes que ha Jay no le gusta que hagas tratos con los lobos de la manada del norte.
Me sorprendí, – ¿Hay otra manada?
Ambas me miraban como si fuera un ovni, – Pues si, – Me respondieron.
– Oh. – Fue lo único que pude decir.
– Bien Megan, la tengo es hora de irnos, – Dijo la madre de Jay, – Victoria, ¿necesitas algo?
La mujer negó, – No hace falta nada, el doctor me dijo que descanse un poco y que volverá dentro de un rato.
– Bien, vamos Megan. – Corrí a la puerta de inmediato pero la madre de Jay se paro antes de salir, – Gracias Vi, te adoro.
– Adórame menos y corre más. – Dijo la mujer sonriendo.
Salimos disparadas. Seguí a la madre de Jay haciendo el mismo recorrido solo que esta vez al salir de la cocina pasamos rápidamente a las escaleras. Todavía recordaba algo de la noche y donde estaba la habitación. Estaba doblando en una esquina cuando choque con alguien.
– Lo siento, – Dijo un chico que no aparentaba tener más edad que yo. De pronto vio a la madre de Jay a mi lado, – No encuentro a mi Lily, la estaba buscando.
– Esta a cinco puertas de la habitación de Jeremy, lamento no poder llevarte pero alguien nos necesita. – Él asintió y se fue. – Si ya te diste cuenta, él es la pareja de Lily, Daniel.
– Son bastante jóvenes. – Dije.
– Si, y se aman con devoción que es lo importante.
Seguimos corriendo hasta llegar a la puerta con la loba tallada en ella, la madre de Jay dudo en cuanto tomó el pomo de la puerta.
– Toma la jeringa Megan, yo lo distraeré y cuando yo te lo diga lo inyectarás, – Asentí, – ¿Has inyectado a alguien alguna vez?
– A mi padre una vez. – Ella asintió.
– Bien, vamos. – Respiro profundamente antes de entrar.
Entramos al cuarto, a la luz del día era aun más imponente que en la oscuridad. Sobre la cama estaba un hombre perlado en sudor y muy parecido a Fred, o tal vez debería decir que Fred se parecía mucho a este hombre. La madre de Jay se acercó al hombre y lo toco en el hombro desnudo, el resto de su cuerpo estaba cubierto con las mantas de la cama.
– Fede, ¿cómo te encuentras? – Le hablo suavemente.
– Mejor contigo a mi lado, – La atrajo a él y en un segundo la tenía debajo de él.
– Fede traje a Megan, – Dijo la madre de Jeremy un poco jadeante, – Te vamos a ayudar.
– Dile que se largue y que nos deje solos hace tiempo que no te marco, ya no hueles a mi, – Me acerque para verlo mejor, sus ojos estaban brillando de un azul tan claro y tan brillante, que era fascinante a su manera. Me gruño en cuanto me vio tan cerca de él, – Largo.
– Fede, mírame mi amor, ¿no quieres estar conmigo? Fede quiero que me beses, quiero tu olor en mí, – Él se centró inmediatamente en ella. Me avergoncé al ver como se besaban, quería darme la vuelta pero la madre de Jeremy llamó mi atención.
Me acerqué con cuidado y preparé la aguja, en cuando ella lo apretó más contra sí, él dejo expuesta una parte del cuello. Una vez había escuchado a mi padre decir que las drogas que se suministraban en la yugular reaccionaban más rápido que las otras que se suministraban en otras partes del cuerpo.
Con toda la fe que podía acumular, le inyecte la medicina en esa parte expuesta. El hombre grito y me dio una mirada fiera, pero la madre de Jeremy lo atrajo a ella quitándole la jeringa que por miedo la había dejado incrustada en su cuello. De inmediato el hombre se relajo y me miro con los ojos normales. Luego se volvió hasta la madre de Jeremy y comenzó a besarla con locura, me retiré en cuanto lo vi que estaba acariciándola demasiado íntimamente.
Cerré la puerta con seguro en cuanto salí, no creía que él apreciara que alguien los interrumpiera.