lunes, 6 de junio de 2011

Werewolf; Capitulo VIII "Tragedia"



>>Megan<<
Me zafe de los brazos de Lily y corrí hacia Jeremy, lo rodee con mis brazos, el cuchillo del tipo seguía enterrado en su costado lo tome en mis manos y lo retiré con toda la fuerza que tenía. Mire hacia los lados buscándolo pero ya no estaba y había uno de los lobos blancos tirado en un costado mientras la madre de Jeremy lo abrazaba y murmuraba cosas.
– Mi amor resiste por favor no me dejes, – Lo abrace y el lobo se separó de mi, quise seguirlo pero me quede quieta observando.
El lobo poco a poco se fue contorsionando, su forma fue disminuyendo y sorprendentemente los huesos se acomodaron hasta que la misma piel cambio y su forma fue humana. Estaba tan sorprendida que por un momento pensé que no era Jeremy o el mismo lobo que había visto, solo decía algo sobre quien era, la herida que tenía a un costado como la que tenía el lobo. Aun estaba en shock cuando Jeremy comenzó a quejarse por el dolor.
Jeremy abrió la boca pero no salió ningún sonido, la segunda vez pudo hablar con algo de esfuerzo, – Mi amor, – Me acerque a él y lo abrace, – Lo lamento Meg no llegue a tiempo, sabía que algo andaba mal, pensé que eras tu hasta que Fred me llevo hasta él, no llegué Megan, no pude llegar. – Lo abrace y lloramos en silencio.
Jeremy perdió el conocimiento después de eso, comenzaba a asustarme hasta que su madre se arrodillo a mi lado.
– Era plata, estará bien solo demorará en curarse, Fede es otro caso, – Se seco las lagrimas y miro al lobo blanco que estaba contorsionándose, – Esta llegando el día, ya le deje un mensaje al medico de la manada vendrá en un momento cuando este en forma. Más le vale que se apresure, llevemos a Jay al estudio. Lily quédate con Fede por favor. Vamos Megan.
Asentí y tome a Jay de un brazo y su madre del otro. Nunca me había dado cuenta de lo que podía pesar un hombre, Jeremy debía de pesar el doble que yo, aunque eso era previsible él media mucho más que yo.
Lo dejamos en un sofá.
– Creo que esta recuperándose, lento pero lo hace. Debo ir con Fede, Megan cuídalo, – Dicho eso salió disparada por la puerta.
Mire a Jay estaba pálido, pero creía en ella si decía que se estaba curando.
– Lo siento Jeremy, de seguro te distraje con lo que te dije, no era mi intención. – Dije sollozando.
– No es tu culpa Meg, es la mía por no tener la fuerza para proteger a las personas que amo.
– Oh Jay, – Me abrace a él, pero al parecer fue demasiado fuerte porque él se quejo. Me separe. – Lo siento.
– ¿Meg puedes pasarme algo para cubrirme? – Sin quererlo mire hacia abajo, me sonroje por completo, – Megan. – Levante la mirada con culpabilidad. – No te apenes yo no lo estoy, solo que no me parece mostrarme tan pronto cuando somos novios hace tan poco.
No le hice caso a su intento por alivianar mi vergüenza. Aun así sentí como mis mejillas ardían cuando hable, – ¿Cómo te sientes?
– Débil, ¿qué paso con el tipo?
– No lo sé, al parecer huyo en cuanto te hirió.
– Maldición, cada vez esta siendo más atrevido, hoy casi le dio al premio gordo. – El sudor comenzaba a perlar su rostro, – Solo que esta vez, él sabe que no soy tan fuerte como para luchar contra él.
Toque su frente con una de mis manos mientras con la otra me tocaba la frente, al parecer le estaba subiendo fiebre, – Jeremy descansa, voy a ir por algo de ropa para ti.
– Acuéstate conmigo, – Abrí la boca sorprendida, – Mis manos para mí lo prometo, solo quiero consolarte. – Un vacio se abrió ante mí.
Nada de esto estaba pasando, – No creeré en eso hasta que lo vea con mis propios ojos. – Jeremy asintió y me atrajo a él. Me acomode junto a él olvidando un poco la vergüenza de verlo desnudo, pero Jeremy hizo que lo olvidara por completo atrayendo mi rostro y besándome en los labios.
Seguí su beso, y adore su lengua cuando se adentro en mi boca, era la segunda vez que me besaba con tanta intensidad, Jeremy me acomodo encima de él. Me sorprendí cuando sus manos comenzaron a acariciarme por la espalda y más.
– Por el amor de Dios y de todo lo sagrado Jeremy, no puedes aparearte con ella ahora. – Mire hacia la puerta y vi a Fred que estaba sonriendo un poco.
– Vete al… – Jeremy se mordió la lengua y me miró.
– No importa, – Dije y me levante.
Fred se aclaro la garganta y me señalo, – Megan, – Mire la camisa ¿cómo no me había dado cuenta? Me di la vuelta.
– Wow, – Dijo Jeremy que me observaba con los ojos bien abiertos de par en par, me cubrí con las manos. No tenía ni idea de que había hecho Jeremy con los botones de la camisa así que la junte con mis manos.
– Que rápido eres mi hermano. – Les di a ambos una mirada sucia. A Jeremy por no avisarme y a Fred por estarse riendo de mí. – No te enojes Megan, solo vine a decir que el doctor ya llego, ahora esta con mi padre no se encuentra muy bien, – Lo mire interrogante, – Un poco no basta para matarnos ya ves a Jeremy, pero mi padre tuvo una reacción alérgica.
– El lobo blanco, – Ahora sabía porque esos ojos me parecían tan familiares, eran idénticos a los de Fred, ahora que lo recordaba el tipo lo había llamado por su nombre que tonta de mi parte por no haberlo notado antes. – ¿Qué paso con el otro lobo blanco y el lobo más pequeño?
Ambos me miraron con un signo de pregunta reflejado en la cara, hasta que Fred volvió a hablar, – Debe ser mi abuelo.
– El lobo más pequeño es nana Vi, deben de haber perseguido al tipo cuando huyo. Fred debemos buscarlos. – Jeremy intento levantarse pero lo detuve, – Meg debo buscarlos, ellos no son rivales para él.
– No subestimes a mi viejo abuelo, él fue un alfa y fue grandioso. – Mire a Fred fascinada por la convicción con la que defendía a su abuelo.
Solté a Jeremy. – Iré a traerte unos pantalones. – Él asintió y me atrajo para darme otro beso.
– Vístete, ponte una de mis camisas no quiero que nadie más te vea así. – Lo miré sorprendida por lo que me decía, él no se comportaba así normalmente. – Solo hazme caso mi amor. – Esta vez cuando me atrajo me separo la camisa dejándome expuesta y me mordió en el hombro lo que provoco que soltará un gemido, me cubrí la boca con las manos por la sorpresa. – Ve.
Salí disparada del estudio cerrando la camisa con mis manos.

>>Jeremy<<
– No tenías porque ser tan protector, yo no siento deseo por ella.
Ni siquiera sabía porque había hecho eso. Morderla ¿En que rayos había estado pensando? En nada supongo. Pobre de Megan, de seguro la había asustado, intente moverme para ir a mi habitación y pedirle disculpas. Ella no se merecía nada de eso en este momento.
El mundo comenzó a dar vueltas cuando intente levantarme.
– Amigo quédate allí traeré al doctor. – Asentí y eso no ayudo nada a que el mundo dejara de dar vueltas. No sé cuanto tiempo mi cabeza dio vueltas, solo sé que de repente tuve al doctor de la manada enfrente de mi.
– ¿Señor cómo se siente?
– Bien, – Intente levantarme pero el mareo volvió.
– El mareo es normal, tu cuerpo esta trabajando para eliminar la plata. Creo que en un par de horas estarás bien, eres fuerte Alfa. – El doctor se levanto y camino a la salida, – Tengo que ir a ver al señor Stonel padre y a la señorita Victoria, acaban de llegar. – Asentí.
– Ya volví, – Dijo Megan a mi lado, – ¿Necesitas ayuda para colocarte ropa? – Dijo con uno de mis pantalones y una camisa negra entre sus manos, ella estaba vestida con una faldita y una camisa distinta a la que llevaba puesta hace un rato.
Me sonroje al pensar en como la había visto, – No Megan, gracias. – Vi que no me miraba a los ojos así que la agarre y la coloque encima de mí. – Lamento ser tan posesivo, no se me da bien la luna llena mezclada con una novia.
Megan se sentó a hojarascas encima de mí, ahora si que enrojecí, – Bien, si tu me mordiste yo también quiero hacerlo.
– Megan bájate, – Dije con la intención de moverme, pero seguí en la misma posición. Megan bajo su boca hasta mi cuello y me mordió. Gemí sin inhibición alguna, y acaricie su busto, nunca había sentido nada como eso, era tan excitante.
En cuanto ella se separo de mi un poco, lamí la marca que le había dejado con mi mordida. Megan pego un respingo, mientras yo sentía el peso de sus pechos en mis manos, nunca había pensado en esto en toda mi vida pero ella era deliciosa, suave a mi tacto y excitante a la vez. Diablos la quería debajo de mí, con mi olor en ella.
Necesitaba estar dentro de ella.
Nos cambie de lado para estar yo encima de ella, cuan dulce era mi Megan al sentirla debajo de mí. Mire su rostro un instante.
– Tus ojos están más dorados, – Dijo Megan entre suspiros. Enrede sus manos en mi cabello y me acomode mejor sobre ella.
– Vas a ser mía… – Jadee, casi podía sentirla rodearme con su olor.
– ¡Jeremy Jonas Wolf, deja a esa chica ahora mismo! – Gruñí, pero solté a Megan a regañadientes al escuchar la voz enojada de mamá.
– Cariño… – Dijo Megan, estaba tan hermosa con sus mejillas sonrojadas, las acaricie con las yemas de mis dedos.
Mire hacia tras y vi a mi madre en la puerta, me levante y me vestí con la ropa que me había traído Megan, dejándome la camisa abierta.
Levante a Megan y le acomode la ropa.
– ¿Qué pasa? – Dijo Megan mirándome a los ojos. Le di un beso en los labios y me separe antes de que la tentación me ganara.
– Mi madre esta en la puerta. – Dije acariciando su rostro, – Creo que no le gusto lo que vio, me sorprende de que no la escucharas gruñirme.
Megan se cubrió el rostro con las manos. – Debe estar pensando lo peor de mí, no me extrañaría que me eche de aquí a patadas.
Le sonreí, y la abrace contra mí, – No soy un bebé Megan, tengo la edad para estar con una mujer, – Megan me peñizco. – Es cierto.
– Bien, espero no volver a encontrarlos así. – Dijo mamá entrando a paso rápido, – Fred ha movido a Fede a mi cuarto, voy a estar cuidándolo hasta que se reponga. Vi llegó hace un rato acompañada por el abuelo de Fred, creo que podrías hablar con él si es que te encuentras bien, Megan porque no me acompañas necesito algo de ayuda.
Mamá se dio la vuelta y se fue.
– Esta enojada, – Dije.
– Si, es mejor que vaya y le ayude. – Megan salió detrás de mamá.
Bien, se acabo el recreo es hora de moverse.
>>Megan<<
Corrí detrás de la madre de Jeremy, ya iba por lo menos tres metros por delante de mí.
– Apresúrate Megan, – Me urgió, corrí más fuerte hasta que logré alcanzarla. Me miro con más suavidad cuando llegue a su lado. – No estoy enojada con ustedes, solo que estoy algo nerviosa por Fede, es que no esta muy tranquilo, la plata le duele demasiado.
– Fred dijo que tuvo una reacción alérgica. – Asintió.
– Si, la daga no le dio en ningún órgano eso fue algo bueno o la reacción pudo ser mucho peor, – Dijo con algo de alivio en la voz.
Llegamos hasta una cocina y pasamos por una puerta hasta un corredor, ¿cuán grande era esta casa? Corrimos por el corredor hasta llegar a unas puertas de color claro. Entramos, la madre de Jeremy se colocó un dedo sobre la boca.
– ¿Vi, cómo te encuentras? – Le pregunto la madre de Jeremy a una mujer que estaba acostada en una cama enorme de dosel.
– Siento como si me hubieran pasado una locomotora encima. – La reconocí. Era la misma mujer que me había recibido la noche anterior. – Hola Megan.
– Hola señora.
– Señorita y la boca te queda donde mismo, – Me sonroje, lo había dicho en un tono bastante escéptico.
– Victoria, se más educada y controla ese mal genio. – Dijo la madre de Jay. – Es la pareja de Jeremy.
– Cuando tú pelees con un lobo demente entonces puedes hacerme callar, – Se fruncieron el ceño mutuamente.
– ¿No veníamos a hacer algo? – Por decir eso me gane una mirada de odio de cada una.
La madre de Jay suspiró, – Ella tiene razón, necesito una de tus medicinas mágicas, – De pronto la madre de Jay puso cara de lastima, – Si, esa misma que le suministraste al padre de Fede.
La mujer gruño, – Odio que pongas esa cara.
– Fede la necesita, no se esta recuperando del todo, por favor Vi.
– Bien, bien. Esta en el fondo del armario. – Dijo a regañadientes.
– Victoria, ¿desde cuando tienes este antídoto?
– Lo pedí en cuanto atacaron a Fred, creí que si atacaban a Jay lo necesitaría rápido, pero nuestro chico es fuerte, – Dijo la mujer con un rastro de orgullo en la voz.
– ¿Qué favor te pidieron esos desquiciados? – Dijo la madre de Jay. – Sabes que ha Jay no le gusta que hagas tratos con los lobos de la manada del norte.
Me sorprendí, – ¿Hay otra manada?
Ambas me miraban como si fuera un ovni, – Pues si, – Me respondieron.
– Oh. – Fue lo único que pude decir.
– Bien Megan, la tengo es hora de irnos, – Dijo la madre de Jay, – Victoria, ¿necesitas algo?
La mujer negó, – No hace falta nada, el doctor me dijo que descanse un poco y que volverá dentro de un rato.
– Bien, vamos Megan. – Corrí a la puerta de inmediato pero la madre de Jay se paro antes de salir, – Gracias Vi, te adoro.
– Adórame menos y corre más. – Dijo la mujer sonriendo.
Salimos disparadas. Seguí a la madre de Jay haciendo el mismo recorrido solo que esta vez al salir de la cocina pasamos rápidamente a las escaleras. Todavía recordaba algo de la noche y donde estaba la habitación. Estaba doblando en una esquina cuando choque con alguien.
– Lo siento, – Dijo un chico que no aparentaba tener más edad que yo. De pronto vio a la madre de Jay a mi lado, – No encuentro a mi Lily, la estaba buscando.
– Esta a cinco puertas de la habitación de Jeremy, lamento no poder llevarte pero alguien nos necesita. – Él asintió y se fue. – Si ya te diste cuenta, él es la pareja de Lily, Daniel.
– Son bastante jóvenes. – Dije.
– Si, y se aman con devoción que es lo importante.
Seguimos corriendo hasta llegar a la puerta con la loba tallada en ella, la madre de Jay dudo en cuanto tomó el pomo de la puerta.
– Toma la jeringa Megan, yo lo distraeré y cuando yo te lo diga lo inyectarás, – Asentí, – ¿Has inyectado a alguien alguna vez?
– A mi padre una vez. – Ella asintió.
– Bien, vamos. – Respiro profundamente antes de entrar.
Entramos al cuarto, a la luz del día era aun más imponente que en la oscuridad. Sobre la cama estaba un hombre perlado en sudor y muy parecido a Fred, o tal vez debería decir que Fred se parecía mucho a este hombre. La madre de Jay se acercó al hombre y lo toco en el hombro desnudo, el resto de su cuerpo estaba cubierto con las mantas de la cama.
– Fede, ¿cómo te encuentras? – Le hablo suavemente.
– Mejor contigo a mi lado, – La atrajo a él y en un segundo la tenía debajo de él.
– Fede traje a Megan, – Dijo la madre de Jeremy un poco jadeante, – Te vamos a ayudar.
– Dile que se largue y que nos deje solos hace tiempo que no te marco, ya no hueles a mi, – Me acerque para verlo mejor, sus ojos estaban brillando de un azul tan claro y tan brillante, que era fascinante a su manera. Me gruño en cuanto me vio tan cerca de él, – Largo.
– Fede, mírame mi amor, ¿no quieres estar conmigo? Fede quiero que me beses, quiero tu olor en mí, – Él se centró inmediatamente en ella. Me avergoncé al ver como se besaban, quería darme la vuelta pero la madre de Jeremy llamó mi atención.
Me acerqué con cuidado y preparé la aguja, en cuando ella lo apretó más contra sí, él dejo expuesta una parte del cuello. Una vez había escuchado a mi padre decir que las drogas que se suministraban en la yugular reaccionaban más rápido que las otras que se suministraban en otras partes del cuerpo.
Con toda la fe que podía acumular, le inyecte la medicina en esa parte expuesta. El hombre grito y me dio una mirada fiera, pero la madre de Jeremy lo atrajo a ella quitándole la jeringa que por miedo la había dejado incrustada en su cuello. De inmediato el hombre se relajo y me miro con los ojos normales. Luego se volvió hasta la madre de Jeremy y comenzó a besarla con locura, me retiré en cuanto lo vi que estaba acariciándola demasiado íntimamente.
Cerré la puerta con seguro en cuanto salí, no creía que él apreciara que alguien los interrumpiera.

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