miércoles, 28 de marzo de 2012

Nada en especial

Hoy me siento triste. 

Sé que siempre dejo el blog para mis escritos pero esta noche he querido contradecirme.
Me siento triste, hace días un amigo estaba perdido. Hoy ese amigo esta muerto.
Cuando lo supe, mi primera reacción fue simple; No es él. Pero cuando alguien te lo dice, o cuando se habla en voz alta, se hace tan real que duele y duele mucho en mi opinión. 
No sabía que decir ahora que se ha hecho real, con quien hablarlo, no sabía donde expresarme así que lo hice aquí en mi rincón, como me gusta llamarlo. Esto que es tan mío.
Solo eso... estoy triste porque por tratar de ayudar a alguien este amigo termino de esa forma. ¿Cómo... no perdón, por qué la gente puede ser tan mala a veces? No lo entiendo.

Y si vamos a eso, también podríamos recordar a ese joven también muerto hoy, pero por una causa distinta a un asalto sino a algo ucho peor, algo premeditado y sanguinario porque no hay otra forma de describir lo que es una tortura por horas a un joven... 
Recordar a ese pobre joven que no tenía culpa alguna por su sexualidad... no, no tenía culpa por vivir en un lugar donde aun hay gente cerrada de mente que repudiaban a un joven homosexual.
Cuanto los aborrezco.

Por ahora me despido, me siento un poco más liviana... creo que era algo que tenía que hacer, dar mi opinión.

miércoles, 21 de marzo de 2012

I Don't Understan Nothing: Capitulo XXII



Fije mi mirada en la ventana de mi habitación, pasado mañana sería mi cumpleaños y hasta el momento (casi una semana después de “uff” esa noche) no había tenido noticias de Heath. Sabía que papá no era la causa de la falta de Heath porque había estado muy ocupado manteniendo felices a mis tíos que ya estaban instalados en un hotel cerca de casa y a la vez lo suficientemente lejos para que no estén sobre él a cada instante. Así que, qué estaba pasando. Me revolví el cabello por enésima vez, lo bueno era que no estaba sola en mi pena, Emily había estado de un ánimo similar al mío, en comparación; el humor de un oso grizzli y un lobo sin carne cerca.
– … como iba diciendo, tenemos que ir a dar nuestro último vistazo a los arreglos del salón esto va a ser genial debemos colocar las guirnaldas, no, eso ya esta, entonces nos queda…
Mire mi teléfono de nuevo, ya era la veinteava vez que lo hacía en el día y eso no me hacía feliz porque ya era la veinteava vez en este día que no tenía respuesta de Heath sin contar que Edward… Oh, Edward.
Me mordí la mejilla por dentro, para contener la rabia.
Ese mocoso era tedioso, no me daba ninguna respuesta y Em ya estaba por romper su laptop y juro que le ayudaré en el momento en que se decida. Con gusto compraría un martillo tan grande y pesado que con un solo golpe no quedará nada de ese cacharro que tanto ama y adora…
– Ocho gatos y dos perros después…
Escuche a Betsy en la lejanía, pero la ignore. Retorcí mis manos, eso me encantaría, matar su bien más preciado para que aprendiera con quien se estaba metiendo. La furia de una adolescente – Si Betsy hazlo.
Apenas tuviera acceso a esa cosa… Oh y a sus juegos, ese PlayStation, si, eso voy a…
Betsy agarró con toda su fuerza mi cara y la pego a la suya. – ¡No me estas escuchando!
– ¡Ah! No me grites, si te estaba escuchando. – Dije quitándome las babas de la cara ¡puaj!
– Zoe ¿qué te dije hace un rato? – Me quede en blanco. Había comenzado a hablar de los preparativos faltantes para la fiesta ¿no? Betsy me miraba impasible cuando comenzó a hablar de nuevo. – Estoy embarazada no soy estúpida ni ciega. No estas prestando atención y mascullas cosas que no entiendo.
Me sonroje. – Es que no se nada de Heath… – La pena fluyo en mi voz ya que Betsy se retorció cuando hable, – Y Ed no me dice nada.
Betsy me abrazo firmemente – Tal vez él tampoco lo sepa.
La mire como si le hubiera salido un tercer ojo, – Ni tu puedes ser tan ingenua.
Me sonrió con desanimo – No, ni yo me creo eso pero ten fe. Pasado mañana aparecerá y todo será mejor ¿Ok? – Me soltó y volvió a su lugar anterior.
Negué con firmeza. – No, no esta bien. Lo iremos a ver hoy. – Dije golpeando mi puño contra mi palma abierta. – Y después de eso todo va a estar bien.
Betsy me miro y me sonrió con dulzura. Ella no me iba a ayudar. Suspiré con todas mis fuerzas. – ¿Qué hago?
– Ayudarme a que Marcus y Vincent no se crucen solos por el camino, eso sería bueno. – La mire interesada. Hasta ahora me había mantenido en la silla de mi escritorio mirando la nada pero esto prometía. Me lace a la cama donde estaba sentada Betsy, me senté y me abrace a mis rodillas.
– Cuéntame por qué. – Betsy se paso las manos por el vientre. – Ya, eso. Pero debe haber algo más.
Betsy se encogió de hombros – Si hay algo más no lo sé aun.
Me deje caer a la cama con los brazos abiertos – Creí que sería algo entretenido.
Betsy me sonrió – Mi vida no es ni la mitad de emocionante… no, espera, suele ser mas emocionante solo que en casa donde tengo personas malas que no quiero ni recordar además de mis propios fantasmas con los que combatir.
Me levante de inmediato – Aun tienes ese fantasma que ronda el caserón. – Ignore lo de antes por obvias razones; no quería deprimir a Betsy recordándole cosas feas.
En fin, la casa de Betsy era tan o mas antigua que el carbón, tenía pisos de roble oscuro y paredes llenas de retratos familiares, era como entrar en Howard, varias veces sentí la necesidad de pedir la clave secreta para pasar al cuarto de invitados. Se decía que cada noche de invierno ronda los pasillos de la casa un caballero de época con su sombrero de copa alta. Algo muy extraño, porque su padre decía que en los registros familiares no había vivido nadie en la época a que se ajusta la imagen de ese hombre.
Betsy se estremeció – No me agrada hablar de eso. El pasado invierno sentí una ráfaga helada por las noches durante toda una semana, después de afirmar que el tipo nunca había vivido en casa y que solo había sido una mala broma familiar. Nunca más negué su asistencia. Nunca.
Wow. Iba a hablar pero no se me ocurría que decir, eso era algo que Betsy no me había contado. Aunque es de miedo.
– Ya no hablemos más, hoy debes ponerte linda.
La mire sin saber que decía - ¿Para qué?
Betsy se levanto – Porque hoy vamos a comer con mis padres y sabes que debes verte genial para eso.
– A tu padre no le molesta mi apariencia y tu madre es botánica, lo último que piensa es en como me veo hoy.
– Bien, a mi me importa. En un minuto te verás casual y muy pero muy bella.
Mire hacia mi closet, no otro día más de tortura. Me encantaba probarme ropa hasta que Betsy me obligo a hacerlo hasta tres veces al día desde que Heath no ha estado a mi lado para salvarme de ella.
Betsy se interpuso en mi campo visual – Arriba.

***
– Otro día más sin noticias.
Arreglé mi ropa para el día mientras pensaba lo que necesitaba para mi día de clases, tenía algunas materias de las que necesitaba algunos libros del estudio de papá. Bien chica concéntrate en eso. Era estudiar o pensar en la última mañana en que había visto a Paul.
Esa mañana me había sentido bien… incluso después que la pesadilla se había ido dejándome angustiada al comienzo pero luego dando paso a la tranquilidad, claro, ayudaba de mucho que estuviera calentita con las cobijas en aquel momento. Ese día era la excepción ya  que siempre se quedaban en el suelo dejándome no solo abatida por el sueño sino también helada hasta los huesos cada vez que tenía pesadillas, era raro que estaban en el mismo lugar, incluso estaban hasta más ajustadas que lo normal.
Recuerdo que me acomode más contra las cobijas…
No. Espera. Dije acomodarme CONTRA las cobijas, ¿cómo haces eso? Me pregunte inocentemente.
Me senté de inmediato y en ese momento me di cuenta de que Paul estaba durmiendo de costado y uno de sus brazos me rodeaba la cintura posesivamente. Estaba tan relajado en la cama que parecía un ángel… y como si la cama le perteneciera y con ella yo también.
Me sentí tan tentada que con mis manos le acaricie el rostro.
– ¿Qué haces aquí? – Le acaricie el cabello pero nada pasó. Baje mis labios hasta los suyos y eso pareció captar su interés.
Paul suspiro antes de abrir los ojos. – Mon Diu, he despertado de un sueño para caer en otro. Y que buen sueño es. Lo mejor que puedo hacer es seguir durmiendo, así mon ange seguirá conmigo en la cama.
Le sonreí encantada. – ¿Qué haces aquí? O es que mi memoria esta mal, recuerdo que me fui a dormir con mis hermanos y tu te habías ido con Heath.
Paul se sentó a mi lado abrazándome, – Anoche nos quedamos gracias a que tu madre es un corazón bondadoso y creyó que era muy tarde para que regresáramos a casa y… - Me miro estudiando mi cara como si esperara a que yo lo interrumpiera. – La cosa es… que tuviste una pesadilla y en ella te volviste toda una fiera, nos asustaste a todos los que estábamos aquí anoche, pero tranquila te calmaste en cuanto comencé a hablar contigo por eso estoy aquí. Tus hermanos creyeron que era mejor dejarnos solos.
Oh, lo había vuelto a hacer. Me cubrí la cara con las manos, solo esperaba no haber lastimado a nadie, pero Paul me lo habría dicho. Si, él lo haría. Luego preste atención a algo, mi mente aun estaba algo adormilada pero no lo suficiente como para no darme cuenta de que él se había quedado en casa y si estamos en eso, no iba a bastar el buen corazón de mamá para que se quedara aquí. Pero dejé eso para después, algo estaba mal pero lo dejaría para después.
Paul se separo de mí y se estiro en la cama, desde ahí me sonrió, – Quiero seguir durmiendo aun es muy temprano.
Mire hacia mi despertador en la mesita de noche. – Son las Diez de la mañana.
Él se encogió de hombros y siguió durmiendo. Lo moví un poco pero no se despertó para nada, le di un besito pero estaba muerto. Él sabía como dormir. Lo que si lo despertó fue el ruido de la puerta al abrirse repentinamente. Mi corazón se había paralizado con el susto ya que estaba concentrada en despertarlo o por lo menos molestarlo.
– Buenos días. – Gruñó papá desde la puerta abierta. – ¿Cómo estas cielo?
Lo mire algo confundida. – Bueno, – Mire hacía abajo a Paul que estaba aun acostado desperezándose. – Algo confundida sobre qué hace Paul aquí conmigo. ¿No me fui a dormir con Ed y Zoey?
Papá me miro algo apenado, ¿de qué?
– Más o menos cariño pero no te molestes ahora con esos detalles. – Papá había mirado a Paul – Tú. Largo de aquí antes de que me… – No terminó de decir nada porque Paul se levanto de la cama y solo estaba en bóxers. Ese pequeño detalle había captado toda. Toooda mi atención.
Después de eso todo paso muy rápido, nos movimos mas que rápido cuando papá pego un grito tremendo que despertó a toda la casa. Pero como papá estaba con su atención en nosotros no presto atención en Heath y Zoey que venían corriendo ambos con el pelo mojado. Y hasta ahora pienso que fue lo mejor.
Papá nos hizo desayunar juntos y les dio una hora a los “alborotadores de hormonas” para que se fueran en “paz”. Mamá por otra parte les dio unos pedazos grandes de tarta y los despidió diciendo que se pasaran luego por casa. Fue una típica mañana en la casa Stonel.
  Solo que después de eso ninguno había dado señales de vida, solo Edward sabía de ellos pero no comentaba nada del tiempo pasado con ellos, se limitaba a venir y a irse con ellos sin decirle nada a Zoey, quien derrochaba encanto con él, ni a mi que amenace su bien más preciado; su asquerosa laptop. Pronto iba a tener una visita al garaje, quizás a las ruedas del auto de papá. Dios sabe que nunca me fijo en el espejo retrovisor para ver que hay detrás.
Comencé a reírme pero después me di cuenta que era una locura y que nunca lo haría. Deseche los recuerdos y me metí en la ducha para despejar mi mente de todas aquellas ridículas ideas. Para cuando salí me sentía más fresca y con mejores ánimos.
Me vestí con rapidez y sencillez, también colocando una ligera capa de maquillaje en los ojos y en los labios, no era devota de la base correctora.
Baje las escaleras con todo mi tiempo y recogí lo que necesitaba. No necesitaba desayunar, así que salí de inmediato afuera y camine la calzada hasta llegar a un lugar donde tomar locomoción, no estaba del ánimo para esperar a las chicas.
Pasadas las once de la mañana estaba entrando al aula. Y por si fuera mi mala racha casi choque con Mitchell.
– Hey Em. – Dijo él mirándome con suma atención.
– Hey Mitch. – Hable sin siquiera pensarlo. ¿Por qué? Porque ni si quiera se merecía ni un ápice de mi tiempo, era un gusano traidor. Trate de pasar por el lado pero él me detuvo poniendo su mano en mi brazo.
– Em ¿podemos hablar?
Lo mire como si estuviera loco, primero me dejaba de un día para otro porque de pronto se sentía utilizado por mí. ¡Por mi!! Ni siquiera sé en que forma pude haberlo utilizado y después comienza a salir al día siguiente con mí pero enemiga, corrijo; mi archí enemiga. Darla. Darly para los amigos. ¿Se dará cuenta de que tiene un nombre de travesti mal pagado? Esta bien, si sonó como si estuviera desesperada, pero nos hemos odiado desde la primaria y eso es algo que nunca hemos olvidado o por lo menos yo.
Soy rencorosa.
Me quede mirando su mano para que captase el mensaje pero en vez de quitarla puso su otra mano en mi mentón. Su mirada siempre me produjo escalofríos pero antes de que estos llegaran me encontré comparándolo con Paul, aunque lo conocía de hace muy poco me sentía bien con él, y ahora era él quien con su mirada azulada me causaba mucho más que escalofríos.
– No se si quiero escuchar lo que tu digas. – Hable por fin.
Mitch no se rindió. Su mano se movía suavemente por mi mentón, – Quiero hablar contigo, solo un momento. Prometo que seré breve.
Mire hacía la puerta. – No será ahora Mitch.
Me solté de su agarre y continué hasta la primera fila donde me sentaba usualmente. Sentí que alguien movía la silla a mi lado pero no preste atención estaba más concentrada en buscar mi lápiz negro que estaba segura había dejado.
– Toma.
Pegué un respingo al escuchar la voz de Heath a mi lado pasándome un lápiz.
– Vaya, gracias. – Saqué mi cuaderno de apuntes sin mirar mi bolso siquiera.
Heath sonrió, – No tienes que mirarme de esa forma sabes, no soy un espectro ni nada por ese estilo.
Le devolví la sonrisa tímidamente, ahora que lo conocía un poco mejor ya no luchaba contra esa aura que rodeaba a Heath, la única a la que no le producía nada era a Zoey pero a mi me causaba un aura de desconfianza y desconcierto, sabía a través de Paul que era una persona de confianza pero aun así no podía dejar de pensar que había algo en Heath que asustaba. Tal vez estaba un poco loca.
– No te veía hace en días, ni siquiera le he contado a Zoey que no habías aparecido a clases en estos días.
Heath se encogió de hombros. – He estado ocupado. Muy ocupado.
Lo mire interrogante pero él solo me sonrió de nuevo, no era una sonrisa de verdad feliz sino… triste. Sin pensarlo puse mi mano sobre sus manos unidas sobre la mesa en frente de él. Ambos nos sorprendimos por eso, no es que no fuera una persona amorosa pero mis expresiones amorosas me las guardaba para mi familia.
Pestañee para ocultar un poco mi sorpresa. – No parece que haya sido algo bueno en lo que estuviste ocupado.
Un suspiró pesado salió de los más profundo de su garganta. Aun así no alejo mi mano al contrario la palmeo antes de juntarla con las suyas. – Aunque quieras parecer como una barbie fría y cruel no lo eres y para tu mal eres más parecida a tu hermana de lo que crees.
– Aunque intentes alagarme no evitaras el que busque una respuesta.
Me sonrió antes de apartar mi mano. – No recuerdo que hayas hecho una pregunta.
Bufe. – ¿Por qué estás tan deprimido?
Heath se rasco la barbilla, tenía la barba de dos días por lo menos. – No lo sé, y eso es triste. No he querido pasar a visitar a Zoey temo deprimirla si le comienzo a contar mis problemas y eso no sería justo, ella debería estar feliz por su cumpleaños.
Le jale el cabello. – Ella no esta feliz ahora, créeme.
Heath se acomodo su cabello. – Sabes Louis espera un bebé.
Lo mire confundida pero de pronto recordé la descripción que Edward había hecho de ella hace unos días, básicamente había dicho que era una víbora.
– ¿Debo pensar que esa no es una noticia feliz?
Heath medito un momento mirando la puerta. Nuestro profesor llegaba con cinco minutos de retraso. – Depende de cómo lo veas. Por mi parte siento algo de pena porque ese niño llegue a esta familia disfuncional, papá esta extasiado y Louis esta feliz de destronarme den lo que ella cree es la pirámide alimenticia de nuestra familia, cree que así papá me desheredará o por lo menos me mandará lo suficientemente lejos como para no molestarla durante el embarazo. Debo admitir que yo también lo creo.
Lo mire más confundida que antes. – Heath, tu padre te adora no creo…
– No apuestes por ese lado, por lo general no es de fiar. La última vez termine en un internado con cuatro años y sin hablar una pizca de francés, sino fuera por Paul me hubiera vuelto loco.
– Y sin tu osito Grizzly, recuérdalo. – Dije para aliviar un poco el ceño fruncido que había comenzado a formarse mientras hablaba. Gracias al cielo había funcionado, una expresión de ternura había aparecido en su rostro.
– Cierto.
– Ánimo no pienses más en eso, ahora dime ¿por qué Paul me evita?
Una expresión de misterio apareció en su rostro. – Por nada.
– Heath.
Levanto las manos en señal de rendición. – No puedo decírtelo pero es algo importante.
Antes de que pudiera seguir interrogándolo el profesor entro en el aula y todos se acomodaron para tomar apuntes. Mi mente no estaba para nada en la clase así que fueron pocos los apuntes que tome. Estaba preocupada pensando en que le ocurría a Paul que apenas y me percate de cuando Heath se tenso en su asiento mirándome de forma extraña. Le devolví una mirada vacía preguntándome que me había perdido pero antes de que dijera nada el profesor comenzó a dictar la cita de un libro que debíamos buscar urgentemente para la siguiente clase.
Cuando llegó el receso no pude evitar saltar de mi asiento y estirarme. Mire a Heath pero ya estaba camino a interceptar al profesor con su cuaderno, me acerque hasta donde estaba por simple curiosidad ya que su cara se veía ansiosa.
– Pero si lo que dice es valido en cualquier constitución y en las leyes de cada región no hay ningún problema…
El profesor levanto una mano para acallarlo. – Te sugiero que vayas a la biblioteca después de clases y revises este libro… – Anotó el nombre del libro y la sección y se lo entregó – Personalmente creo que es válido pero si quieres estar seguro léelo, te parecerá instructivo. Ahora no tengo tiempo para más, con su permiso, jóvenes.
Mire a Heath. – ¿Qué ocurre?
Heath me miro. – Después de clases tu y yo a la biblioteca.
Le sonreí encantada, mientras lo ayudaba iba a saber porque Paul me evitaba como a la peste. – Es una cita.
Heath sacudió la cabeza con resignación pero no dejaba de apretar su mano en un puño.
– Cuenta con ello… – Suspiro con pesadez – Cuanta con ello.