martes, 25 de octubre de 2011

Señales de vida


Estoy esperando a que la luna me inspire, porque haciendo trabajos que al final no eran tan difíciles, disertaciones que dan más miedo que verdadero estres, perdí momentaneamente la inspiración... momentanea no es uno de mis lapsos de dos a tres semanas sino, espero, días.

Saludos, Besos y Abrazos a mis lectores y pasandantes que han caido aquí de suerte o no tanta suerte. jujujuju

lunes, 17 de octubre de 2011

I Don't Understant Nothing! : Capitulo XVIII



– ¿Quieren pizza? – Les pregunte a Emily y a Paul, ambos negaron. – Bien. – Me acerque a Zoey y a Heath, ambos estaban abrazados murmurando por lo que evite preguntarles. Me dirigí hacia papá y a mamá que habían dejado de besarse y ahora miraban la película. – ¿Quieren pizza?
Papá miro detrás de él y en frente, – Bien, yo quiero. Amor, ¿tu también? – Mamá sonrió y asintió. – Déjame la mitad, – Se puso serio. – Llévale algo a Betsy y a Vincent, deben  estar en la habitación de invitados.
Asentí y les deje la tapa de la caja con la mitad de la pizza. Con la otra parte fui escaleras arriba, los ruidos de la película comenzaban a atenuarse para cuando llegue a la habitación se escuchaban los murmullos de una conversación.
Genial, otros más.
Iba a tocar la puerta cuando se me ocurrió aguzar el oído. No quería interrumpir un momento emotivo, ya sabía por experiencia con Emily que las chicas no se lo tomaban para nada bien. Todavía sentía escalofríos de solo pensar en aquella vez que entre en la cocina y Mitch se le estaba declarando, fue horrible, durante días no pude encontrar mi laptop ni mis Dvd.
Volví mi atención a la puerta.
– No me voy a disculpar. – Estaba diciendo Betsy.
La voz de Vincent era más fuerte, – No me importa si te disculpas con esa mimada, me importa el que después te arrepientas y te sientas culpable. Le has estado dando vueltas y vueltas a esa pulsera desde que subimos y ya me esta preocupando.
Un ruido de algo chocando contra la pared hizo eco, – No me voy a sentir culpable, no es mi culpa, era el mejor momento, un ahora o nunca.
Vincent se escucho más cerca de la puerta. Me moví hacia la orilla, ¿en qué momento había pasado a ser un sapo? – Entonces sugiero que volvamos a casa, de todas formas es mejor…
Betsy también se escucho cerca. – Papá va a venir…
– Estás más segura en casa. – La interrumpió Vincent.
– Nadie va a intentar secuestrarme de nuevo, tú siempre estas a mi lado, no se atreverán a tanto.
– Pero te quiero en casa, segura. – Un suspiro.
Betsy suspiró también, – Bien, vámonos. Si así te relajas por fin, lo haremos.
¿Betsy se iba? ¿Es qué nadie podía resolver sus problemas hablando? Por lo visto, no.
Ni siquiera me esforcé en aparentar que no había escuchado nada, toque la puerta y entre. Vincent me dio una mirada de odio de inmediato.
– ¿Pizza? – Pregunte con tono amigable.
Vincent me indico la puerta. – No. Así que largo.
Betsy le golpeo el costado suavemente y me sonrió. – No, gracias Edward, es solo que no me siento con muchas ganas de comer ahora. Tengo el estomago algo revuelto.
– Te dejo la pizza aquí, – Le deje la pizza en la cama. – Come cuando quieras o mejor, cuando puedas. – Camine hasta la puerta y mire a Vincent. – Ni siquiera te conozco pero puedo ponerte en tu lugar cuando quieras.
Vincent me dio una mirada de sabelotodo, – Si, por supuesto pequeño.
¿Pequeño? Le fruncí el ceño. Tengo once años, debería darse cuenta de que no soy nada pequeño.
– Mis amigos me enseñaron como defenderme. – La voz que me salió fue demasiado tierna. ¡Ah!! Odiaba eso.
Vincent se me acercó. – ¿Si? Que lindos amigos tienes. ¿Por qué no vemos que tanto te enseñaron?
– ¡Vincent para! Sé que estas molesto, pero ya debes de dejar de ser un malhumorado. Es mi primo, así que ya déjalo en paz.
Vincent se encogió de hombros. – No iba a hacerle nada gatita. Solo lo iba a lanzar por la puerta.
Los mire a ambos. Apunte primero a Betsy, – Zoey te quiere, solo que se esta volviendo loca con cosas que no deberían afectarle y justo tu fuiste su detonador con lo del embarazo. A mi no me importa cuando me lo contarás, no soy chica y me importan poco esas cosas. Pero creo que a Zoey le hubiera gustado algo así como… no sé que se lo contarás antes… no entiendo a las mujeres pero creo que eso es un detalle entre ustedes. Después de todo es tu única amiga. – Mire a Vincent. – Tú tienes mala actitud. Y no me caes bien.
Con eso salí de la habitación.               
La gente y sus problemas, y yo soy él que no sabe relacionarse con la gente.
Vibración. Vibración. Mire mi bolsillo, toda la gente que me llamaba estaba en casa, incluyendo a mis únicos dos amigos. Saqué el teléfono preparado para darle un discurso moralista a la compañía telefónica pero era un número desconocido. Atendí.
– ¿Aló? – Nadie decía nada… seguí esperando, esperando. Nada. – ¿Hay alguien ahí?
Colgué y volví a colocar el teléfono en mi bolsillo. Baje deprisa las escaleras, había querido ver la película desde que papá la había comprado pero nadie quería dejarme verla porque no tenía la edad y porque la hora era demasiado tarde.
Ridículo.
Cuando llegue todos seguían en la misma posición, tal vez con unas diferencias. Emily dormía plácida entre los brazos de Paul, quien estaba acariciándole el cabello como si fuera una muñeca muy delicada. Me gusto. Mire a Heath que estaba abrazado con una Zoey algo aterrorizada, y no era por la peli era por algo que Heath le estaba contando que provocaba que más se pegara a él. Sacudí la cabeza en cuanto Heath me miro pero el idiota, como había indicado papá, me sonrió. Me senté al lado de la pizza fría y saque los últimos pedazos y me senté en el suelo a mirar la película. Estaba en la mejor parte, según algunos críticos cuando volvió a sonar mi teléfono.
Conteste a ciegas mientras me tragaba un pedazo.
– ¿Si? – De nuevo nada. Esto me estaba enojando. –  Si hay alguien ahí es mejor que conteste. – Dije de mala manera.
Papá se sentó en el sofá, – ¿Quién es? ¿Necesitas ayuda?
Iba a responderle a papá cuando una vocecita muy tímida me interrumpió. – ¿Edward? ¿Eres tú?
– ¿Kate? – Me sonroje aunque ella no podía verme. Pero si lo hicieron todas, toooodas las personas que estaban alrededor mío, gracias a que Heath había encendido la luz que yo había apagado en el minuto en que conteste.
– Hola, disculpa por no haber respondido antes pero… no, no sabía que decir.
Me sonroje aun más. Le había hablado mal a Kate. Pero la duda le gano a la vergüenza. – ¿Cómo obtuviste mi número?
De nuevo silencio, – Bueno, tu lo tienes escrito en tu cuaderno, yo…. Yo lo copie.
Oh mi Dios, estaba inconsciente en alguna parte del mundo y estaba teniendo el sueño de que Kate, la niña más hermosa de mi curso me estaba llamando. Si, de seguro Vincent me había lanzado por las escaleras cuando estábamos discutiendo.
– ¿Edward? ¿Edward? Yo lo siento no volveré a llamar, solo que… lo siento. – Y cortó.
Desperté de mi ensoñación, – ¡Nooo! ¿Kate? Kate, estoy aquí. – Mire la línea muerta, me había cortado. No, yo me había quedado callado y ella había creído que no quería hablar cone ella. ¡Ouch! Marque el número cruzando los dedos.
– ¿Qué esta pasando? ¿Tú sabes amor? – Pregunto mamá mientras yo esperaba a que Kate contestará.
– Pues claro amor. – Respondió papá.
¿Por qué Kate no me contestaba?
– Chica. – Coreó Papá, Heath y Paul.
Por fin la línea sonó cuando contestaron, – Kate, no tienes porque disculparte. – De nuevo silencio, de pronto se escucho una risa. Era esa risa que me encantaba.
– Lo siento, es que me siento un poco mal. Y tu siempre eres tan adorable, en especial cuando me siento triste y me das chocolate, es como si siempre tuvieras una barrita de chocolate en el bolsillo. – Puse en blanco los ojos, porque así era. Tengo hermanas no soy tonto ni suicida. – Y tu voz siempre me relaja.
Me sonroje aun más, – ¿Si? Que linda eres. – Me hele, ¿qué había dicho? Oh no, no lo había dicho. Mire a mamá que estaba sentada a un lado de papá y no era la única que me miraba con seriedad.
– ¿Quién es? Quiero saber su nombre completo, de qué año es, dónde la conociste…
Mamá interrumpió a Emily. – Déjalo cariño, él nos lo dirá después ¿Cierto?
Ya sabía lo que quería decir eso, me iba a interrogar después en su territorio, la cocina. Genial.
Pero Emily siguió, – Quiero saber hasta la hora en que le da de comer al perro.
La risa que se escucho al otro lado de la línea, mire hacia otro lado evitando miradas, y le susurre al móvil. – ¿Dime que no escuchaste nada de lo que dijeron?
La voz de Kate se escuchaba aun alegre. – No tengo perro, pero si un gato que duerme y desayuna conmigo. Es difícil no escucharlas Edward, me robe el teléfono y lo traje a mi habitación y no es como si de tu lado hubiera mucho ruido. – Cuando lo dijo me di cuenta de lo que faltaba en este momento. La televisión estaba en silencio. Genial Edward ¿y eres un niño genio? – ¿Tienes más hermanos?
– No, solo dos hermanas mayores pero ya están viejas. – Si me iban a interrogar, tenía derecho a insultar, creo.
– Conozco a una chica de cabello oscuro que siempre llega a clases contigo y no me parece vieja, es muy linda. Es tu hermana, ¿o no?
Zoey estaba sonriendo cuando mire a mis espaldas, mientras Emily peleaba por levantarse sin lograrlo, el agarre de Paul servía de algo. Claro que un agarre de brazos y piernas era siempre muy útil.
– Si, es una de ellas, la otra tiene mal genio… – Alargue adrede la palabra y Emily pataleo aun más. – La amo de igual forma. – Mire sobre mi hombro de nuevo y le hable al resto, – ¿No siguen mirando la película?
– Bien niños, démosle algo de privacidad. Pero… – Dijo papá. Me apunto con el dedo y hablo demasiado fuerte y claro. – Si esa conversación se vuelve caliente te quito el teléfono. Eres demasiado joven para tener sexo telefónico.
Mi cara y cuello ardieron y me faltaba el oxigeno, estaba por desmayarme, debía ser eso, se sentí como eso.
– ¿Qué es eso…? Oh. – Kate se aclaro la garganta, – ¿Quién dijo eso?
Le respondí algo atontado de que ella no supiera ‘eso’. – El donador de la mitad de mi carga genética, pero lo estoy dudando muy gravemente. No puedo explicar como alguien así puede llamarse mi progenitor, porque yo no soy así.
Papá bufó. – Si, como explicas el gran parecido físico que hay entre nosotros. La sangre manda, un día vas a ser como yo. – Termino con una risa de villano de los años 80’s.
Eso si que me dio un escalofrío. – Solo ignóralo, creo que tengo más genes de mi madre, ella es tan hermosa como inteligente. – Dije sabiendo que eso iba a hacer sonreír a mamá.
– Debe serlo, porque tú también eres muy lindo. – Me quede quieto como una estatua cuando su voz termino de decir muy bajito esas palabras. Ella creía que yo era lindo. No, para ella era ‘muy’ lindo. – Me tengo que ir Edward. Nos vemos en clases.
– ¡No! Espera, yo pienso… – De nuevo la televisión estaba en silencio, mire a mi familia a todos ellos, Paul y Heath ya eran de mi familia también. Ambos estaban con los pulgares arriba.
Mire a Mamá, estaba pegada al brazo de papá mientras lo miraba a los ojos, – Ed, nuestro pequeño se esta declarando a una niña, que romántico y lo vamos a poder ver en vivo y en directo.
Kate hablo con timidez, – Es mejor que hablemos después, en clase de ciencias. Necesito mucha ayuda. – Termino riendo.
Si, y yo encantado la iba a ayudar. – Nos vemos en ciencias.
No iba a poder esperar a esa clase.
***
Edward estaba rojo. Me reí un poco, Heath estaba con el pulgar levantado y con la otra mano me mantenía a su lado, no era como si fuera a hacer lo mismo que Emily que hace rato le hubiera quitado el teléfono a Edward sino fuera por la ayuda de Paul que la mantenía en su lugar con un fuerte abrazo de brazos y piernas. Se veían demasiado chistosos. Me moví un poco y saque mi móvil y de un movimiento les saque la foto del millón de dólares.
– Emily nos matará si se da cuenta de que le sacaste una foto. – Le sonreí. Él se incluía en la ecuación.
– Si tenemos suerte no pasará nada más que una de sus venganzas sutiles. Con suerte, pero esto merece ir a Facebook y merece una gran etiqueta para sus amigos y nuestros adorados familiares.
Él me abrazo fuerte mientras miraba la foto. – Tendrá que pasar sobre mi cadáver para hacerte algo malo. Y Dios sabe que puedo jaquear su cuenta.
Nos reímos de eso. Era bueno reírse un poco, lástima que Betsy ya no compartiera conmigo estos momentos.
– ¿Te cuento otra historia de terror? – Me sacudí internamente, me había estado contando una historia de terror, desde el momento en que le dije que la película me aburría. Mala idea. No me iban las historias sobre Postergáis que habitan debajo de tu cama, esta noche iba a revisar mi cama antes de dormir. Despeje mi mente y me centre en algo más y tenía una muy buena idea.
Me acomode en su regazo tratando de que me boca quedará en su cuello y le di una mordida, después le succioné fuerte. Su respiración se volvió fuerte y sus manos se cerraron en mi cabello. Cuando termine lo mire directo a los ojos.
Heath se aclaro la garganta, – ¿Eso fue un no? Porque pudiste habérmelo dicho, hubiera sido menos estimulante y más seguro.
Mire a papá y a mamá que estaban sonriéndose mientras le tomaban el pelo a Edward. – Sin problemas.
Mire a Em y a Paul, me asuste. Emily estaba con su teléfono sonriendo, le dio la vuelta y ya podía imaginarme que era lo que tenía allí.
Mire a Heath. – Creo que nuestra foto no va a llegar lejos.
– No, creo que no. – Me respondió. – Hagamos algo mejor, aunque termine en la calle a patadas, dame un beso.
No dude en besarlo, fue un beso tierno de los que te hacen pensar en el primero que recibiste, tan suaves como si fuera la brisa dulce de la primavera que rosara tus labios y tan especial como si no hubiera nada ni nadie más en el mundo. Coloque mis manos en su cuello y me abrace más a él. Heath hizo lo mismo colocando sus manos en mi cuello.
 – Te amo, mi pequeña Zo. – Se separo de mí acariciando mi rostro con sus labios.
– ¿Van a parar la miel o no? – Papá nos miraba con el ceño fruncido y era evidente que gracias a mamá que estaba colgando de su cuello, no se nos había acercado aun. – Debo atender una llamada y quisiera ir tranquilo, sin  pensar que si me doy la vuelta voy a encontrarlos en algo. – Dijo haciendo énfasis con las manos. Asentimos de inmediato aunque no se veía tan amenazante como chistoso mientras movía las manos, me cubrí la boca para evitar que viera como me mordía los labios para no reír. – Bien.
Se fue, supuse, directo a su estudio con mamá riendo porque aun seguía colgando de su cuello.
– Bien, demasiados juegos. Voy a hacer la cena, ya es tarde y una pizza no es cena. – Se soltó del cuello de papá y se fue a la cocina, contoneándose como siempre hacía cuando estaba contenta.
Nos quedamos solos en la sala mirándonos las caras. Edward fue el primero en volver la atención a la película. Aunque él era el único en la casa que no había vista ya la peli, gracias a la firme creencia de que los menores de edad no deben quedarse despiertos hasta tarde y menos ver pelis de terror.
– Bien, portémonos como los chicos buenos que somos. – Dijo Emily acomodándose en el sofá con Paul.
Heath y yo seguimos donde estábamos mirando como en cinco minutos de película después ese par estaba besándose como si el mundo se fuera a acabar y de ellos dependiera la humanidad para seguir existiendo.
Mire a Edward que evitaba con todo su ser no mirar hacia ese lado, difícil cuando tienes ruidos extraños saliendo de allí.
– Sugiero que tomemos al chico, la peli y nos larguemos a otro lado menos pornográfico. – Me reí tontamente de las ocurrencias de Heath, – Al parecer hay ciertas personas que no respetan al resto.
Paul levanto la cabeza por en cima del brazo de sillón. – No es mi culpa que no tengas sentido de la oportunidad, tienes a una chica hermosa allí y no haces nada.
Le saque la lengua a Paul, Heath fue menos suave. Agarro el cojín se los lanzo por la cabeza. Sonreí. Le dio de lleno.
Emily se sentó y se acomodo la ropa. ¿Qué estaban haciendo esos dos?
– Ese cojín casi me da a mí. – Agarro uno y nos lo lanzo.
En un dos por tres estábamos todos peleando con los cojines; incluso Ed. Estábamos todos riendo que no nos dimos cuenta en que momento bajaron Vincent y Betsy. Ambos nos miraban como sino pudieran creer que estaban mirando.
– Zoey. – Dijo Betsy. – ¿Hablamos?
Mire a Heath y él asintió. – Ve, todo se puede arreglar recuérdalo. Solo no metas la pata, ¿si? – Agrego sonriendo.
Lo golpee con el cojín y camine hasta Betsy.
– Vincent, ¿no ibas a pedirle disculpas a alguien? – Pregunto Betsy.
Vincent se encogió de hombros, – No recuerdo a quien.
Betsy apunto a Edward. – Le debes una disculpa.
Vincent bufo, – No le debo disculpas a un sapo que escucha detrás de las puertas conversaciones privadas.
Edward se levanto de un salto, – No soy sapo, tu hablabas demasiado alto y yo no soy de los que andan diciendo todo lo que escuchan. Así que No. Soy. Sapo.
Paul se levanto y fue hasta Vincent. Esto no me estaba gustando nada y a Emily menos. Mire a Heath, y vi un problema. Hubiera sido bueno el que solo fuera Paul el que se acercara pero no se puede tener todo ¿no?
Antes de que Heath se comiera al tipo corrí hasta él. – Heath respira, él de seguro no quería decir eso.
Betsy se puso en frente de Vincent. – Si, y él se va a disculpar.
– No insistas, no tengo nada de que disculparme. Él fue el que comenzó a pelear conmigo.
– Tal vez hubiera sido más amable si tú me hubieras devuelto el favor, y no me hubieras querido echar a patadas de la habitación. – Mire a Edward diciéndole con la mirada: “¿y eso es ayuda?”
– Pues toca la puerta para la siguiente vez, y hazlo en el mismo momento en que llegas a la puerta.
Edward se puso rojo. – No era esa mi intención, solo que…
– No quisiste interrumpir. – Dijo Vincent y Ed asintió, solo para que Vincent le diera una sonrisa sarcástica. – Que noble de tu parte.
Heath se removió de mi abrazo. – ¿Qué puede ser tan importante como para que trates así a un niño?
– Voto por que le saquemos la mierda a golpes. – Dijo Paul con la cara totalmente seria. – De preferencia con mi puño.
Vincent miro a Paul de arriba abajo. Esto estaba mal, lo estaba midiendo. – Quiero ver que lo intentes.
Mire a Vincent, era obvio que estaba seguro de que él podía ganarle a Paul, después de todo él estaba entrenado como guardaespaldas o quizás como militar, después de todo a tío no le gustaban las cosas a medias, y era obvio que Paul no tenía ese tipo de entrenamiento.
– Sugiero moneda al aire. – Gruño Heath.
Paul estaba con la mirada fija en Vincent. – Tú y yo afuera.
Oh mi Dios.
– ¡Ya! – Les gruño Emily. – Esto no es para tanto, podemos hacer esto civilizadamente o voy a llamar a papá y el que va a repartir golpes será él. – Señalo a Paul pero este no le hacia caso. – Paul mírame, ¡Paul! No es nada, no vas a hacer esto…
– Odio los guardaespaldas. – Dijo por lo bajo Paul.
Emily negó con la cabeza, e intento con Vincent. – Bien, lamento que mi hermano escuchara demás pero es mi culpa, él una vez interrumpió algo que en ese tiempo era muy lindo y de ahí lo obligue a escuchar antes de entrar, así que es mi culpa no suya.
– No tienes culpas de las manías de tu hermano, manías horribles. – Señalo Vincent.
Emily se puso a gesticular con las manos. – No, yo hablo en serio.
– Emily, – La voz de Heath era helada. – Apártate de él e indícanos el jardín. A esta clase de tipos o les enseñas con los puños o no entienden.
– Heath por favor, si me quieres no te metas en líos. – Le dije preocupada por él, no era mi intención que él día de hoy terminará más mal de lo que ya lo estaba haciendo. Heath hizo crujir los huesos de sus manos y asintió a regañadientes.
– De todas formas con Paul basta. – Mire a Emily pero Paul no le hacía el menor caso.
– Oui, conmigo basta y sobra. – Emily se pego a él como una lapa. – Emily apártate, no quiero que termines lastimada por una cosa de chicos.
Emily se pego aun más. – Protesto.
– Mon ange, esto no es la corte. Suéltame.
– ¡No! – Emily se estaba colocando histérica a ella siempre le habían molestado las peleas, pero ahora estaba pensando que tal vez no solo le molestaban sino que le asustaban. Solté a Heath y corrí hasta Em, tratando de hacerla soltar a Paul. – Déjame Zoey.
– Emily suéltalo ahora. – Papá acababa de llegar. – Zoey tu también apártate.
Agarre a Emily y la lleve conmigo a un lado. Papá miro a ambos, si alguien podía parar esto era él.
– ¿Qué pasa aquí? – Ninguno dijo nada. – ¿Nadie tiene voz ahora?
Paul miro a Papá. – Voy a hacer que este tipo le vuelva el buen sentido a golpes y pretendo hacerlo entre los próximos dos minutos.
Papá lo miro fijo y luego traslado su atención a Vincent. – ¿Qué pasa?
Vincent se encogió de hombros, al parecer era su mejor movimiento, – Pienso dejar que lo intente.
Papá se quedo callado y les señalo la puerta del fondo que llevaba al jardín. Oh-oh
– Allí esta el jardín. No hagan mucho ruido. Me molesta.
Emily se estremeció junto conmigo. – Paul… no.
– Esto es personal, este tipo debe entender una cosa. Nadie, absolutamente nadie, insulta a mis amigos en frente de mí. – Le señalo la puerta. – Después de ti.
– Ni sueñes en que te daré la espalda.
Paul frunció el labio superior, – Eres un idiota.
Y salió afuera.

viernes, 14 de octubre de 2011

Thanks

Woooooo!!! me emociona saber las visitas que tengo, no importa que no tenga muchos seguidores, adoro los lectores silenciosos, en especial porque yo soy una de esos.
Bueno en fin agradezco las visitas TT__TT... es lindo saber que leen lo que escribo... gracias

jueves, 13 de octubre de 2011

I Don't Understand Nothing: Capitulo XVII



No  tuve la oportunidad de comentar nada más, Heath me agarró y me arrastro al armario de que estaba en la esquina del pasillo donde estábamos hablando. En el mejor de los casos los armarios eran estrechos, en el peor no había espacio. Nos encontrábamos, o yo me encontraba apretada contra la pared y por lo visto Heath no tenía problema en moverse.
Sus manos se movían por debajo de mi ropa. Mientras hacía eso me dedicaba a acariciar su cabello. Estaba tan suave como siempre que podía tocarlo, le di un tirón cuando abrió la blusa y se dedico a acariciar mis pechos desnudos, como siempre había evitado colocarme el odioso sujetador del infierno. Suspire profundamente, como había extrañado estar así, a solas con él.
– Cariño, si sigues pegando esos gemiditos nos van a encontrar. – Me cubrí la boca, ¿había estado gimiendo? Al parecer mi pregunta estaba escrita en la cara. – Si amor, lo estabas. Sabes que me encanta pero en este momento me interesa que no nos encuentren en especial porque no tenemos mucho tiempo.
Asentí, – He estado extrañando tus caricias. – Me sonroje al completo por esa confesión, además porque la imagen que guardaba de nuestro último encuentro se me vino a la mente.
Heath sonrió dulcemente. – Yo también he extrañado el roce de tu piel contra la mía, además de esto… – Sus manos se posaron en mi trasero y me levanto sin esfuerzo, manteniendo una mano allí, con la otra acarició mi pierna. – Enróllate en mí mi amor, quiero sentir esas hermosas piernas tuyas.
Enrolle mis piernas alrededor de sus caderas haciendo presión, el gemido de Heath fue lo mejor que había escuchado, – Ya no soy la única que gime.
Él me miro de una forma extraña, – Eres mi combinación favorita para el desastre.
Sin previo aviso me beso con rudeza, haciéndome gemir cuando su lengua jugueteo con la mía. Enrede mis manos en su cabello y presione más fuerte mis piernas contra la protuberancia que sentía. Eso fue todo lo que necesite para que Heath gimiera y comenzara a moverse contra mí, de pronto él termino el beso y chupo mi cuello. Tuve la extraña sensación sobre; que no me molestaba para nada si me dejaba una marca en el cuello, todo lo contrario lo ansié.
Pero abruptamente Heath rompió nuestro abrazo y por poco casi caí cuando se separó de mí.
– Tiempo fuera. – Pegó su frente contra la mía y coloco sus manos a ambos lados de mi cabeza. Parecía que si me concentraba bien iba a poder ver como se formaban las diferentes ideas en su mente. – Tu y yo no podemos estar juntos en un armario, esta comprobado.
Bufe, – ¿Por qué no? Si solo nos besábamos. – Por un momento creí estar peleando con papá, Heath tenía la misma mirada con el ceño fruncido. Pero luego su expresión se suavizo.
Movió una de sus manos desde la pared y la posó en mi rostro. – Eso no fue un solo ‘nos estábamos besando’, ¿sabes lo que estaba pensando? ¿Lo que aun pienso? – Negué, y quise decir que hasta ahí llegaban mis dones de adivinación, su rostro estaba tan tenso que quería relajarlo con algún comentario estúpido, pero preferí guardar silencio y esperar a que hablara. Él respiro con fuerza antes de continuar. – Estaba por tantear mis bolsillos por un maldito condón ¿y sabes lo peor? Que realmente no me importaba si lo tenía o no. Cinco segundos más y ambos estaríamos en una sesión de sexo sin protección, y ninguno de nosotros quiere eso. Además de estar en el lugar equivocado para hacer eso, muy equivocado.
Me sonroje, a mi tampoco me hubiera importado mucho lo del condón y menos lo del lugar, aun no me importaba… ¿Por qué mi cerebro no hacía nada racional hoy? Le estaba gritando hasta hace unos minutos a una embarazada en su etapa de súper híper sensibilidad, y ahora quería sexo sin protección con Heath, en el armario de mi casa.
Suspiré, y él asintió torpemente, – Exacto, no te quiero en la misma posición que Betsy, tratando de saber como decirle a tus seres queridos porque te quedaste embarazada tan joven sin que nadie se altere.
Sentí como si quince kilos cayeran sobre mí sin previo aviso.
Lo mire a los ojos, – Tú si sabes como lanzar un balde de agua fría, sobre una adolescente con hormonas desquiciadas.
Él me miro algo arrepentido. Era bueno saber que por lo menos se sentía así. – En realidad la imagen mental era para mí. Lamento si te afecto. Ahora, ¿te parece si nos reunimos con todos los demás y dejamos que tu padre me fulmine con la mirada toda la noche?
Le sonreí ya más tranquila. – No, antes de que me digas sobre que hablaron mientras estaban afuera.
Heath sacudió la cabeza y masculló algo, lo mire entretenida mientras se mecía el cabello con una mano, ¿se daría cuenta de que ese movimiento lo hacía cada vez más seguido desde que nos conocíamos? Heath se sentó contra la pared del armario y yo lo seguí adoptando la misma posición.
Un brazo se cernió sobre mí y me acerqué más a él. – Fue una charla entre hombres, así que fue algo aburrida para mujeres, pero básicamente hablamos de porqué no podemos llevarnos bien, además de otras cosas.
Lo mire interesada, – Y, ¿qué te dijo?
El brazo que me rodeaba se ajusto más a mí. – Creo, y esto que voy a decir me aterroriza como el infierno, que nos parecemos demasiado. Tú ya sabes, esa estúpida teoría de que los opuestos se atraen y los iguales se repelen… eso es lo que nos pasa, demasiado en común para el gusto de ambos.
Me reí de él. – No eres para nada gruñón…
– Cielo, contigo nunca sería gruñón, tienes bastante con que chantajearme, – La mirada que le dio a mi blusa hablo más que mil palabras. Me cerré los botones que aun seguían abiertos, ¿cómo no me había dado cuenta que aun tenía la blusa abierta? – No tenías porque hacerlo, me encantaba la vista que tenía… ¡ay! Ya entendí.
Asentí, y luego lo acaricie donde lo había piñizcado. Ahora que lo pensaba, nuestra relación había sido así. Al principio me había sentido algo asustada de lo que sentía por él, y en cuanto le deje mostrarme como era, todo fue bien… simplemente bien, era tierno con cada detalle que daba, era preocupado en más de una manera por aquellos que lo rodeaban y amaba, y era apasionado en cuanto una chispa saltaba entre nosotros… no, él siempre era apasionado.
Pero de lejos amaba el como con sus palabras y actos me demostraba cuanto le importaba, y dejaba tan en claro que sus intenciones eran sinceras. Él no iba detrás de la empresa de nadie, no, él solo me quería a mí y eso era tan dulce. Antes nadie me había visto, no más allá de la hermana de la chica súper bella o del genio en progreso, e incluso como la hija del exitoso abogado y de la mujer más dulce del mundo… si, sufría un poco de ese mal llamado la maldición del hijo de en medio. Simplemente era Zoey… Zoey Stonel.
– Presiento que la luna esta cerca esta noche. – La voz de Heath sonó divertida cuando me trajo de nuevo a la realidad.
Lo mire sin entender, – ¿Qué?
Él me sonrió. – Andabas en la luna, tus ojos de pronto miraron la nada y fue como si no hubiera nadie en casa. Siempre he creído que dejo a las chicas anonadadas con mi belleza pero nunca creí que las aburriera.
Le correspondí la sonrisa y lo golpee juguetonamente. – Espero que eso de las chicas haya terminado, – Le di una mirada sería y luego volví a mi posición despreocupada, – Solo pensaba en que te amo mucho. – Su aliento me besaba la piel cuando hablo a mi oído.
– Te amo Zoey Stonel, Je t'aime pour toujours mon ange. – Te amo para siempre mi ángel. Esas simples palabras me robaron el aliento… estaba prácticamente haciendo un puchero cuando le respondí.
– Moi aussi. – Yo también.
Cuando él se rió lo fulmine con la mirada, – Tenía el presentimiento de que sabías francés.
– Es un bello idioma, – Dije en mi defensa, aunque ambos sabíamos la razón… de saber francés.
– Si, y es realmente útil si un día te escapas a la capital de la moda. – Esta vez la sonrisa que estaba pintada en su rostro era una del estilo de cuando recuerdas algo gracioso y te lo guardas para ti mismo.
– ¿No vas a compartir el recuerdo? – Pregunte algo más animada, después de que matara mi momento perfecto de romanticismo total.
– Solo recordaba cuando me preguntaste cómo era vivir en la capital de la moda. Es solo una ciudad más, con un exceso de turistas que contaminan las calles. Hay la misma clase de arte aquí que allá, hay tan buenos diseñadores aquí como los hay allá, el chocolate es tan bueno aquí como lo es allá. Todo es igual.
Lo mire desilusionada. ¿Era eso verdad? Pues claro él vivía allí ¿no? Me sentía algo triste de que él pensara de esa forma.
Me encogí de hombros con mi burbuja a punto de explotar, ¿había algo más allí, no? Por algo seguía siendo la tierra de los sueños… lo mire por debajo del cabello que se había caído por sobre mi frente. – Sabes eso no es justo…
Él tomó mi rostro entre sus manos, – Mon ange, – Mi ángel. Lo mire seriamente. Su rostro estaba serio y mostraba determinación, – Apuesto a que contigo a mi lado, Paris se vería maravilloso; las calles tendrían color por fin, la misma ciudad tendría vida si tu caminases por sus calles, el cielo tendría un color maravilloso digno de ver y hasta el sol tendría un brillo diferente que te haría aun más hermosa, si eso es posible. Porque la belleza que tienes es inigualable.
Volví a hacer un puchero. Debía ser esa época del mes, estaba híper sensible y Heath no me ayudaba en ese sentido.
– Mon Dieu, ma petite, Je t’aime… – Mi Dios, mi pequeña, te amo.
Esta vez las lágrimas rodaron por mis mejillas.
Si, ya era esa época del mes.
Los brazos de Heath me rodearon y deje descansar mi cabeza en su pecho.
***
Bien, eso no había salido como había planeado… no, la verdad es que ni siquiera lo había planeado. De pronto estaba haciendo de Romeo versión siglo XX y en el siguiente instante mi Julieta estaba llorando como si el mundo se fuera a acabar ahora mientras estábamos en este armario en miniatura.
Genial, bien hecho Heath.
Me felicite con toda la ironía que podía. Y para colmo antes de que pudiera decir algo más la puerta del armario se abrió de par en par. Zoey y yo pegamos un salto, a ninguno de los dos se nos había ocurrido que podíamos ser descubiertos en este lugar, por un momento este había sido nuestro refugio… Ouch.
Hoy tenía esa maldita parte poeta a flote, cuanto la odiaba…
– ¿Qué mierda pasa aquí?
Levante la mirada reacio, pero no podíamos estar ya más aquí.
El señor Stonel no se veía para nada feliz.
– Pregunte; ¿Qué mierda pasa aquí?
Tome aire para hablar…
– Me han dicho la cosa más romántica que jamás he oído. – La voz de Zoey salió tan rápido que termino con un hipo.
El señor Stonel nos miraba a ambos, y de pronto se paro en mí, – ¿Y tenías que ponerte romántico en un armario?
Me sonroje, pero de nuevo no pude hablar, – Eso no importa, me ha dicho lo más hermoso que jamás he oído y no me importa el lugar donde me lo haya dicho, es simplemente perfecto. – Zoey puso la misma expresión que ya había visto una vez en el rostro de su madre. Oh-oh, – ¿No me vas a arruinar esto, cierto?
Su padre la miro con desconfianza, – ¿Qué tal si vamos a ver la peli de tu madre?
Zoey asintió después de darle “La mirada” y salió del armario. Como el perro faldero en que me había convertido desde hacía ya un tiempo la seguí sin dudar un segundo.
El señor Stonel me detuvo un momento y me hablo al oído, – Esta te la perdono, otro error y te mato… – Asentí sin dudar, estaba saliendo bien librado después de todo, porque él definitivamente no era idiota, él sabía lo que habíamos estado haciendo. Sin pensarlo más iba a continuar mi camino pero volvió a detenerme con su mano, – Haz que hable con Betsy, la pobre esta inconsolable.
Asentí, – Ya le sugerí hablar con Betsy, y prometió que lo haría. – El señor Stonel me palmeo en el hombro. Ahora, me sentía estupefacto. Eso era una muestra de afecto, guau.
– Bien, ahora ve, – Pero antes de poder correr detrás de Zoey él se volvió a acercar a mi oído. – Cuando este de un animo pesado o tenga cambios de humor es que viene esa época del mes, ¿entiendes? – Asentí, pero por lo que entendía de las mujeres, no se ponían tan pesadas… o eso creía hasta que me fije bien en la cara del señor Stonel; me estaba mirando con el rostro impasible, –  Chico, si aceptas un consejo de alguien que pasa por eso cada mes y que vive con tres mujeres, no la desobedezcas, hazle caso en cada cosa por más mínima que sea y por todos los cielos si te pide chocolate solo dáselo.
Ahora si estaba con la boca abierta mirándolo estupefacto.
– ¿No se estará equivocando de persona? Tal vez sea a Vincent a quien quiera decirle eso, él tiene a una embarazada de dieciséis años…
El señor Stonel sacudió una mano como restándole importancia, – Tú eres el que tiene el problema, Betsy se parece físicamente a Zoey, pero es como su madre; una enamorada del amor, que cree firmemente en que el amor no necesita de nada más, no se va a poner caprichosa ahora. Mi hija es muy, toma nota, muy parecida a su madre; el amor es una forma de vida para ambas, pero de lejos, el amor debe ser demostrado y cuando llega esta época del mes parto a comprar chocolates y créeme la recompensa es grande por algo tan pequeño, si quieres te lo demuestro.
Asentí con reticencia, – Eso quiero verlo.
El señor Stonel me miro con superioridad, – Tienes tanto que aprender… ven hijo, vamos a ir a mis reservas.
Lo seguí con el pensamiento claro de que en cualquier momento me mandaría al carajo, siempre tenía esa sensación a su alrededor. Parecía que un aura lo rodeaba.
Cuando llegamos a la sala donde estaban todos, el Señor Stonel se paro y le hizo una seña a Paul, de inmediato este se levanto y vino hasta nosotros dejando a Emily junto a Zoey. Betsy no estaba por ninguna parte. Cruce una mirada con Zoey, y con una seña le pregunte por lo obvio y ella se encogió de hombros, le fruncí el ceño y ella se levanto a regañadientes del sofá. Cuando me gire el señor Stonel me miraba con respeto.
– Solo no abuses de tu suerte, que te siga la corriente esta vez no quiere decir nada. – Se dio la vuelta para mirar a Paul. – ven a ti también te va a hacer falta esto, y que conste solo lo hago porque no quiero ver gente herida en mi casa, – Nos dio una mirada divertida a ambos, – y no estoy hablando de mis niñas.
Me encogí de hombros aunque sentía un escalofrío por ese comentario, ya quería ver esto.
***
Me levante del sofá sin ningún ánimo. Pero si Heath se arriesgaba a andar al son de Papá, yo podía hacer un esfuerzo.
Fui hasta mi cuarto pero ahí no había nadie. Al mirar por la ventana hacia el jardín vi que Vincent y Betsy estaban abrazados mientras se balanceaban en el columpio. La culpa me golpeo, yo no debería haber reaccionado así, ella era la única persona, bueno tal vez ya no la única persona que me entendía en este mundo pero era una de esas raras personas.
Bien era ahora o nunca. Salí fuera de la habitación y corrí escaleras abajo hasta llegar a la puerta trasera de la casa, Vincent fue el primero que me vio y su cara me dijo más de lo que esperaba; Yo no le agradaba. Podía vivir con eso, porque si ha Vincent no le agradaba el que molestara a su novia, eso quería decir que era un buen novio para mi prima ¿no? Significaba que de verdad la quería.
Camine despacio sobre la hierba, los pensamientos se agrupaban en mi mente junto con palabras de disculpa y cargos de conciencia… al final llegue a su lado y me aclare la garganta, ambos se separaron y Betsy me miro con ese deje de orgullo que reservaba para la gente que le caía pésimo, creo que eso hizo que el peso que se había puesto en mi estomago fuera mucho peor.
Mire a Vincent, – ¿Puedes dejarnos a solas?
Vincent hizo exactamente lo que esperaba. Me mando al diablo con una mirada, como no desistí hablo, – No, no voy a dejarla sola para que le grites a tu antojo, una vez esta noche es suficiente.
Me puse roja de ira, – Déjanos a solas.
– No le hables así a mi Vincent. – Betsy se levanto del columpio. – Si quieres decir algo, solo dilo y vete.
Baje la mirada, las lágrimas me quemaban los ojos por salir, – Mira lo siento, pero solo es que duele, creí que podíamos contarnos todo… creí egoístamente de que yo sería la primera en saberlo… – La mire a los ojos, – Y duele que no sea así.
Betsy me miro aun seria, – No es la falta de confianza Zoey, solo que creí que así sería mejor para todos, creí que lo entenderías pero tienes razón eres egoísta, confié en que si lo decía de esta manera me apoyarías… – Ella dejo de hablar.
Bien, sé leer entre líneas, por lo menos en esta ocasión. Esta tarde había estado jugueteando con la pulsera que me había regalado ella una vez, ella tenía una igual... Un dije de amistad, por dos primas que se querían como hermanas, pues ya no. Me la quite y se la entregue, – Ya no más amigas, ¿no?
Betsy me sonrió con ironía, – Yo creo que no. Dolió ¿sabes? Dolió mucho el que no quisieras escucharme hace un rato cuando trate de explicarme y apuesto a que estas aquí solo porque alguien te lo pidió, – Eso si que me dolió. Bueno toda verdad era así, – Así que no, prefiero no seguir siendo tu amiga, – Acepto la pulsera y si más que decir desencamine los pasos que había dado.
Cuando llegue a la puerta deje que las lágrimas corrieran. Subí las escaleras hasta mi habitación y me dirigí al baño. Me veía horrible en el espejo, trate de verme mejor lavándome con cuidado la cara. Cuando creí estar presentable baje hasta la sala.
Y casi sentí ganas de sonreír cuando vi a Heath y a Paul con la boca abierta. Papá y mamá se estaban besando de nuevo.
***
No. Podía. Ser.
Lo había hecho, era cierto. Todo era cierto.
Flash back
El señor Stonel se acercó a la despensa y saco una bolsa de M&M, Paul y yo lo observamos. Paul, porque no tenía idea de que hacía aquí y yo porque él pensaba que iba a ganar algo con una bolsa de chocolates.
Este hombre estaba loco.
– Tomen nota mocosos, – Antes de encaminarse a la sala nos dio una última mirada, – Mi esposa esta en esa época del mes y no tranza tan fácil, pero ya verán, hoy vamos a ver una autentica película de chicos.
Salió de la cocina con su bolsa de chocolates y se acercó a la sala donde estaban Emily, Ed y su esposa.
Oh si, esto tenía que verlo. Después de la última amenaza que había tenido con la película, las apuestas iban Shenney Stonel 1 v/s Edward Stonel 0.
La señora Stonel lo miraba con desconfianza cuando llego a su lado. Era obvio, yo también lo haría si lo viera sonriéndome como lo hacía con ella. – ¿No vas a querer cambiar mi peli, cierto?
El señor Stonel le sonrió mostrando los dientes perfectos que tenía, – No, tu sabes que no me gusta hacerte enojar, – ¿Su voz había bajado de intensidad? Coloco una mano sobre el rostro de su esposa, el cariño era palpable, además de otras cosas. – No me gusta estropear esa hermosa cara con un ceño fruncido, solo pensé que te gustarían unos chocolates para ver la peli.
Ella le sonrió de oreja a oreja y ambos, Paul y yo, la vimos dar saltitos en el sofá.
– ¿Me trajiste M&M? ¿Si? – Ella se le acercó, hasta que quedaron ‘demasiado’ pegados. – Tú sabes que son mis favoritos. – Ella se puso ha hacer pucheros, sip, Zoey era un clon de su madre y si un día llegaba a ser como ella, realmente iba a ser una mujer irresistible. Al demonio si dejaba que fuera así con otro. Mire a Paul, él también estaba algo contrariado o quizás tenía la misma imagen mental que yo, solo que imaginándose a Emily.
El señor Stonel bajo su boca y roso los labios de su esposa. – Puede ser, ¿ya comenzó tu peli?
Ella batió sus pestañas inocentemente, – ¿Tal vez?
Era como ver un tira y afloja, y como Paul que ya estaba sonriendo me di cuenta de a donde iba esto.
El señor Stonel abrió la bolsa de M&M y saco uno y se lo metió a la boca, – ¿Por qué no miramos otra película? Esta noche hay más hombres que mujeres… y tal vez sea más larga para que puedas comer todos los M&M que quieras.
Ella le respondió con puchero. – ¿Qué vamos a mirar? – Pan comido.
El señor Stonel tomo un M&M y se lo puso en la boca para callarla, en cuanto ella comenzó a masticarlo la beso.
Mire a Paul, estaba igual de rojo que yo. No era para menos, no todos los días podías ver a dos padres dándose un beso con lengua en frente de sus hijos y visitas. Minutos más tarde cuando se separaron, el señor Stonel se encamino a la tele y puso una película.
– Vamos a mirar el Origen. – Se tiro en el sofá haciendo a un lado a Emily y a Ed que estaban allí y apenas se termino de acomodar su esposa se coloco a hojarascas encima de él. Tuve que cubrirme los ojos cuando ella comenzó a mordisquearle la barbilla y la mano de él descanso sobre su trasero.
Fin Flash Back
Quiero ser como él.
– ¿Qué sucede? – Mire a Zoey, y luego a sus padres. Ella siguió mi mirada. – No creo que podamos estar así de juntos.
Su voz estaba ronca. Había estado llorando, la abrace y la lleve a uno de los sofás individuales. Me senté y por poco caí en la tentación de colocarla a hojarascas encima de mí. No era como si sus padres que ahora estaban besándose de nuevo pudieran vernos, y más cuando Edward había ido a apagar la luz y a recibir la pizza. ¿Era esto tan normal? Mire a Paul que también me observaba.
Sus labios me decían; Esto es increíble. Le sonreí y levante el pulgar. Estaba absolutamente de acuerdo.
– ¿Qué les pasa? ¿Qué sucede? – Zoey estaba mirándonos a todos. – ¿Es porque ellos aun después de pasar la adolescencia siguen besuqueándose como si tuvieran mi edad?
Le sonreí, recordaba como se había sentido estar entre sus pechos, por inercia una de mis manos voló hacia sus pechos.
Demonios, se sentía mejor que bien.
– Chico, tengo la experiencia de mi lado. Si crees que puedes tocar a mi hija solo porque yo estoy aquí saboreando a su madre. Estás loco. Así que quita esa mano o te mato.
La quite como si quemara, tan rápido que Zoey se quejo audiblemente. Emily comenzó a reírse.
– Paul si crees que no te veo solo porque estas más alejado de mí, eres más idiota que el que esta ahí. – Dijo apuntándome, no supe si sentirme ofendido o avergonzado con sus palabras. – Así que mantén tus labios para ti.
La risa de Emily paro en seco, – Oye, no es justo que tu seas el único aquí que pueda disfrutar. Además, no hacemos nada malo. Tú eres el único que cuenta dinero delante de los pobres.
Y como para afirmar eso, el señor Stonel hizo algo que ninguno de nosotros pudimos ver e hizo gemir a su esposa. Oh-oh, esta iba a ser una peli para adultos en un rato más.
– Edward. – Se quejo su esposa, pero antes de seguir escuche la bolsa de M&M. ¿Es que podían arreglarlo todo? Benditos sean los chocolates.
– Emily, te diré esto; beneficios maritales. Cásate y luego cúlpame.
Todos bufamos. Mientras ellos reían.
Zoey se pego más a mí y yo la abrace porque sentía que ningún chocolate iba a salvar a mi nena esta noche. La tristeza de sus pequeños suspiros me entristecía a mí también.
– No te perdono, – Le susurre al oído. Ella negó aunque había hecho una afirmación. – Se fuerte mi amor, todo va a ir bien. No hay nada que no se pueda reparar.
– Desearía no haberle dicho todas las cosas feas que le dije, – Respondió entre susurros.
– Hay veces en que nosotros no sabemos que impacto tienen nuestras palabras en otras personas, a veces nosotros simplemente queremos descargarnos y después parece imposible arreglar el daño, pero puede serlo amor. Solo dale tiempo a Betsy, deja que todo se enfríe.
Ella asintió y me beso en los labios. Y como si fuera lo más natural la acomode en mi abrazo y puse una de mis manos en su muslo derecho. Nos separamos cuando Paul se aclaro la garganta. Lo fulmine con la mirada pero él y Emily se estaban riendo, era obvio que si ellos no podían besarse tampoco lo haríamos nosotros.
Por lo menos podía tenerla abrazada de esta manera, estando entre mis brazos donde podía cuidarla de cualquier mal.

jueves, 6 de octubre de 2011

poemas express




Estaba sentada viendo la vida pasar
Una manzana cayó del árbol,
Un transeúnte la pateo,
La vida paso y sentada yo estaba.
Un perro corrió por la calle,
Dos le perseguían y uno me miro,
Sentada estaba, la vida pasaba.
Un ave cantaba con todo sus son,
Una niña tarareaba con tal fulgor,
Ninguna pensaba que la vida pasaba,
Sentada la vida pasaba mientras yo miraba.
Una vocecilla corría por el viento,
¡Entra! ¡Entra! ¡La hora ya llego!
Mire al cielo infinito y la luna me miro,
Le sonreí encantada por como la vida pasaba,
Como también llegaba.
Me levante de un salto y recogí la manzana,
Di un silbido y mi perro ceso de correr,
Y por entre los otros perros salió y con paso andariego llegó,
Mire al ave y luego a la niña,
Le tendí mi mano a la última y fue esta quien me sonrió,
Vamos pequeña que tú hermano ya nació,
La alegría creció y nos inundó,
Parada contra el viento, con una niña a mi lado,
Vi la vida pasar.
Al viento saludar.
Y un suspiro de vida dejar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Saludos 2.0

Holass!! a todos aquellos que pasan por aquí a visitar, primero gracias por la visita!
Estaba aquí pensando en que ponerle a mi blog, siento que le falta algo... bueno de todas formas este es mi rincón de la expresión... por lo que no soy muy expresiva U^^.
Bueno solo quería dejar un mensaje algo además de capitulos atrasados de mis fics.

Adiós a ti que has entrado de casualidad o te he obligado jajajajajmuajauamauajaj

martes, 4 de octubre de 2011

I don't Understand Nothing: Capitulo XVI



¿Por qué Paul se demoraba tanto?
Ya estaba casi siete minutos esperando aquí afuera, menos mal no me había bajado del auto, o estaría muerto de frío.
– Vamos Rata apúrate, no quiero estar aquí donde la tentación por ver a Zoey es más grande que el Pacífico.
Bien, dos minutos más e iba a tocar la bocina o el Rata iba a tener que conseguirse otro medio de transporte. No podía estar tanto tiempo aquí. Para esta hora ella ya habría recibido al Big Grizz, y de seguro le gustaría. Su carita se iluminaría como la vez que le regale el móvil de ositos, de seguro lo estrecharía contra su pecho…
Y la tentación por estrecharla en mis brazos se ponía imposible con este último hilo de pensamientos.
En fin había adorado ese muñeco. Tan tonto como sonaba ese muñeco había sido mi mejor compañía durante las noches en las que no podía dormir en el internado. Demonios, hasta lo había compartido con Paul.
Los dos habíamos sido el desecho de malos matrimonios, la diferencia era que su padre iba a verlo más seguido de lo que él mío había hecho. Pero por la noche, ambos habíamos estado en la misma situación. Solos, dos pequeños niños sin nadie que nos acompañara en las noches oscuras. Y eso era lo peor de tener memoria fotográfica, no podías olvidar esos detalles tan insignificantes, tu memoria no te dejaba. No podía olvidar como los niños mayores nos atormentaban con historias terribles sobre el internado. Historias de niños que murieron en ese lugar y como el par de niños bobos que éramos terminábamos durmiendo juntos abrazados de Big Grizz. Lo llamaba así porque papá había dicho que era un gran oso grizzli y en ese tiempo yo le creía, para la edad en que había entrado en el internado ese muñeco me había parecido inmenso, claro no ayudaba que hubiera sido un enano.
El toque del vidrio me asusto de muerte y sirvió para alejar a mi muy activa memoria en paz. Mire por la ventana pero estaba empañada, por lo que abrí la puerta con desconfianza, había mirado los suficientes filmes de terror como para saber que en esta parte era en la que aparecía el asesino serial armado con su cuchillo in filo listo para matar al joven idiota que le habría la puerta.
Pero también podía ser Paul.
No era Paul.
– ¿Cómo puedes abrir la puerta sin siquiera fijarte quién es? ¿Es que no ves películas de terror? Jesús, deberías ser más responsable.
Mire con recelo al señor Stonel, – ¿No hago nada bien, eh?
El señor Stonel me sonrió, – No, para mi gusto no haces nada bien. Bueno a menos que te alejes de mi niña, tal vez me retracte.
Le fruncí el ceño. – Imposible, ¿Entonces que hace aquí? Porque no creo que haya sido para recordarme que soy un estúpido rematado por abrir la puerta sin fijarme quien rayos es el que me esta tocando la ventana.
Él miro por la ventana empañada como si me estuviera ignorando, por un momento lo pensé hasta que hablo lentamente, demasiado ensimismado. – Es que me recuerdas a cierto chico idiota, haciendo rabietas contra su familia, sintiéndose mal por todo ello. – Lo mire confundido. – Yo también tuve problemas cuando era joven, tal vez no los mismos pero algo así o quizás peor.
Puse mis manos en el volante, – ¿No le agrado porque me parezco a usted? – Eso no sonaba muy bien para mí.
El señor Stonel estaba jugando con el botón de la ventana, – En parte, pero lo básico es que no me agradas por todo esto, – Agito sus manos, – De todas las formas pierdo todo lo que he construido en mi vida, no sabes lo que es eso. Y lo más terrible, pierdo a mi Princesita. – Me taladró con la mirada. – Y eso no lo puedo permitir.
Apreté el volante con fuerza, – ¿Entonces me odia por robarle a su hija o por qué usted también fue un hijo privilegiado?
– Te equivocas en lo último, a tu edad me habían desheredado y vagaba por las calles trabajando en lo que podía, – Dijo como si nada, pero en cambio yo estaba horrorizado, a mi edad eran pocos los trabajos bien remunerados que podía encontrar. Ya lo había intentado una vez. – Trabaje y como ya debes imaginarte esa hermosa mente de mi pequeño hijo salió de este lado de la familia. No es que quiera alardear, ni nada, pero me gane una beca para la universidad gracias a eso, con lo que ganaba a medio tiempo pude vivir. Pero al final para cumplir mi sueño tuve que hacer un pacto con el diablo. Hasta el día de hoy me arrepiento de haber echo eso.
Vi como frunció el ceño, – Creo que alguien aun no ha superado sus problemas familiares.
Él me sonrió de medio lado, – No, y el infierno se congelara antes de que arregle esos problemas, ¿y tú que me dices?
– Mi padre me mando a un internado en cuanto pude hablar y caminar, Louis me prefiere lejos porque cuando estoy cerca de ella le recuerdo que mi padre tuvo una amante de unos preciosos ojos verdes que hizo un mejor trabajo que ella, y mi madre… no se nada de ella solo que me vendió. – Lo mire con una sonrisa falsa en los labios. – Si estoy bien, mis problemas son lo de menos.
El señor Stonel se quedo callado un momento. – Llámame intruso, pero yo había escuchado otra versión de esa historia… – Me miro, – La última parte, en realidad no es algo que haya escuchado hace mucho sino después que nos fuiste presentado en aquella cena. Bueno, lo admito quería saber algo más de ti.
Él se volvió a quedar callado. La curiosidad estaba aumentando en mí, ¿qué podía haber escuchado él? – ¿Y qué fue? – Pregunte tratando de parecer desentendido del tema, pero no logrando demasiado.
Me miro a los ojos, – Escuche que tu madre te entrego porque no tenía donde caerse muerta; tenía dieciséis años cuando te tuvo y su padre había muerto, no mucho después de que naciste. Sé que parece parte de una telenovela barata, pero eso es lo que me dijeron ciertos amigos, e incluso siempre sentí curiosidad de porqué tu padre enviaba un cheque mensual a nombre de Margaret Simon desde la empresa, y definitivamente ella es tu madre… – Me miro a los ojos. – Y anota esto chico; siempre es devuelto de la misma dirección, nunca se lo ha quedado.
Margaret Simon… era el nombre de mi madre al parecer. Pero el dinero que devolvía solo me decía una cosa… ella era mucho peor, no me había abandonado por dinero sino porque quería dejarme simplemente…
Pero quizás… me habló una voz dentro de mí prácticamente igual a la de Zoey. Estoy colado, definitiva y absolutamente colado…
– Conozco esa cara, y creo que deberías hablarlo con tu padre antes de asumir algo o mejor ir con ella. Puedo darte su dirección, la anote pensando en dártela solo para molestar a tu padre pero luego me arrepentí, hasta yo tengo mi limite a veces. Pero insisto háblalo con tu padre antes que nada.
Bufe, – No creo posible eso, con mucha suerte hoy me ha dicho que el compromiso puede ser disuelto…
Una mano se aferró a mi hombro, – ¿Qué dijiste? – La mirada que tenía el señor Stonel era feroz. – Repítelo.
– Eso es lo que me dijo, que yo tenía la oportunidad de romper el compromiso, pero se largo antes de decirme como.
El señor Stonel soltó una maldición, – Siempre hace eso, cree que es muy gracioso dejar las cosas a medias. Como lo odio. En fin, ¿para que vas a hacer eso? Al final tú ganas.
– No esta en mí hacer ese tipo de cosas. Espero que me crea algún día. – Agregue.
El señor Stonel puso sus manos sobre las mías y las despego del volante, no me había dado cuenta de que mis nudillos ya estaban blancos por el apretón.
– Con cuatro o cinco. – Dijo volviendo a acomodarse.
Lo mire en blanco, – No entiendo…
– Cuando lo entiendas házmelo saber, por ahora terminemos de hablar dentro ¿quieres? Mis chicas pidieron pizza… ya sabes necesitamos hombres para eliminar todos los restos que mis bebes no pueden eliminar, nos anotamos tres ¿te unes?
Le sonreí tímidamente, – Me uno, creo.
El señor Stonel estaba por bajarse. Cuando volvió a acomodarse, – Descuida no he envenenado nada, ni lo haré. Pero como aviso; Si quieres vivir esta noche, nada de besos y/o arrumacos. Quedas avisado, si veo algo raro, sales volando de mi casa.
Me baje detrás de él y cerré el auto con la alarma y corrí tras él. Me parecía tan sorprendente todo esto que parecía un sueño, de seguro ya estaba por despertar y el señor Stonel me cerraría la puerta en la cara y me diría idiota, pero no ocurrió eso, él espero a que yo entrara en la puerta y fuimos a la sala.
Me detuve al ver a Emily y a Paul hablando sentados uno al lado del otro, claro que tampoco me perdí de la cara de enojo del señor Stonel. Su esposa se apresuro a ir hacia él.
– No pongas esa cara, íbamos a poner una de mis películas. – Esta vez el señor Stonel puso cara de horror. – Va a ser una de mis películas favoritas Carolina moon de Nora Roberts.
Él abrazo a su esposa, – Cariño, no te has preguntado ¿por qué esas pelis no llegaron a la pantalla grande?
Ella hizo un mohín, – Quiero ver la peli.
– Cielo. – El tono del señor Stonel era bajo. – No.
Ella le sonrió dulcemente, – ¿Tu espalda está bien cariño?
Vi como el señor Stonel fruncía el ceño, yo tampoco entendía el cambio de tema, – Si amor…
Ella le sonrió con total inocencia. – Que bien, porque vas a dormir en el sofá esta noche.
La cara del señor Stonel cambio de inmediato. – ¿Dónde está tu película amor? Yo mismo la pondré.
El señor Stonel partió de inmediato a buscar la peli entre un cajón del estate donde estaba la televisión.
La señora Stonel me sonrió y vino a abrazarme, – Que bueno que estés aquí, demoraron un poco me estaba preocupando por ustedes.
La mire horrorizado, ¿Zoey sería igual? No podía ser así de mala conmigo…
Alto amigo, ¿a dónde vas? Se supone que las novias no son eternas. O bien podrías quedártela si sigues el contrato…
Me sacudí internamente antes de caer a la tentación y le ofrecí una sonrisa sincera. – Teníamos cosas de las que hablar, solo eso.
Ella me sonrió y me tomo de la mano, – Mi amor, las películas están en nuestro cuarto. – Gritó y luego me encamino hacia el pasillo, – Ve arriba, tercera puerta, no te vas a perder es la de color rosa.
La mire confundido por su petición. – No puede estar pidiéndome eso, el señor Stonel me va a matar si se entera.
– Si hubieran entrado unos minutos antes, sabrías porque te lo pido y créeme que él lo entendería también. Ahora, ve y salva a Betsy y a Vincent que están arriba. Ve. – Con unos cuantos empujones seguí las indicaciones.
Encontrar la puerta fue fácil. Igual de fácil que ver al tipo que estaba recostado al lado de esta. Lo mire desde lejos, este debía ser Vincent, aun así no me agradaba la idea de que él estuviera fuera de la puerta de mi chica.
Me acerque lentamente, sondeando el camino. Este tipo no me daba buenas vibras, era la clase de persona que no piensa dos veces lo que hace, mejor dicho le importa un carajo lo que hace. ¿Cómo lo sabía? Su postura me decía lo suficiente.
Hable cuando estuve lo suficientemente cerca, – Hola.
El tipo hizo una seña con la cabeza, – Hola, ¿quién eres? Y más vale que me lo digas o no pasas de aquí.
Le fruncí el ceño, sino estaba mal se parecía mucho a ciertos guardaespaldas, y eso no me gustaba nada, – Soy yo quien debería preguntar quién mierda eres, – El extraño me frunció el ceño y se irguió en todo su tamaño. Le sonreí con ironía, – El que esta parado afuera de la puerta de mi chica eres tú.
El extraño se rió, – Ah ya veo, pero da la casualidad de que mi chica es la que comparte la habitación con tu chica y ella me dijo que quería privacidad y eso es lo que le voy a dar, ¿algún problema?
Ahora fui yo quien rió, – Si.
El tipo se me estaba acercando cuando la puerta se abrió.
– Zoey perdón, pero estaba buscando el momento…
Zoey apareció detrás de Vincent con Betsy detrás de ella. Ninguna parecía feliz y si no estaba mal mi chica estaba en su límite. – Muévete de ahí Vincent.
Le sonreí al tipo y extendí mi mano a Zoey, ella la tomo de inmediato y se abrazo a mí.
En otras circunstancias, me habría reído de su carita de susto, ahora estaba seriamente enojado, – ¿Qué haces…? Ah…
Le di un beso en los labios, no me agradaba lo fríos que estaba, – Me invitaron a comer pizza, vamos abajo.
Betsy se acercó a nosotros en el momento que Zoey asintió, – Zo, por favor…
Hasta a mi me entristeció el tono de voz de Betsy, – Después, ahora no quiero hablar contigo y tú, – Dijo apuntando a Vincent, – Si me vuelves a encerrar, no voy a responder por mis actos.
Le fruncí el ceño a Vincent con odio, – ¿Se atrevió a qué…?
Zoey puso una mano en mi pecho, – Déjalo, vamos abajo y me cuentas porque papá hablaba contigo ¿si? Y sobre qué hablaron.
La abrace fuerte, luego tome su mano y la lleve conmigo de vuelta a la sala. Fue ahí que me di cuenta de que habíamos tenido espectadores.
El señor Stonel se nos acercó, – ¿Qué esta pasando aquí? – Miro a Zoey y luego a Betsy.
Betsy se sonrojo, – A Zoey no le cayo bien nuestra noticia.
Al lado de mí sentí a Zoey gruñir, – No es que me cayera mal tu noticia, lo que detesto es que no confiaras en mí. Vamos Heath.
Sin necesitar más, camine con ella, no iba a ser yo la guinda de la torta en esta fiesta. Solo me limite en el camino a enredar mis dedos con los suyos y en cuanto nadie nos vio y abrace como si mi vida dependiera de un hilo.
Y las suaves lágrimas fueron amortiguadas por mi pecho.
***
Era horrible tener un flash back cuando no lo deseabas… simplemente te venía a la mente sin pedirte permiso y sin poderlo evitar. Y por un simple movimiento.
Ahí estaba parado en el mismo lugar de siempre. Mirando y esperando a que ella apareciera fuera del camino de entrada de su casa.
Definitivamente odiaba eso, esperar cada mañana.
– Hola Eddy. – Me di la vuelta al escuchar su voz. Tenía los ojos rojos. De seguro había estado viendo una película romántica. Wuack. Aunque era muy temprano para eso ¿qué sería ahora?
Le tendí un pañuelo desechable. – Odio cuando moqueas.
Ella se puso colorada. – Yo no moqueo. – Señaló pero aun así tomo mi pañuelo y se limpio la nariz con cuidado.
Hace un tiempo había comenzado a maquillarse, otra cosa que odiaba. De seguro no quería que se le corriera el maquillaje.
– ¿Y está vez por qué? – Hice mi pregunta con ligereza, hace tiempo me había dado cuanta de que si le preguntaba a mi manera. O sea directamente. Después tendía a evitarme durante días. Y eso no me gustaría.
Ella se puso triste. – Papá dice que el abuelo no se siente muy bien y que puede que la enfermedad le este ganando. Yo no quiero eso Ed. No quiero perder a mi abuelito.
La mire como su carita se ponía toda triste. – Ven. – Abrí mis brazos y ella se lanzó a ellos. – No te acostumbres. – Dije moviendo mis brazos arriba y abajo ¿por qué tenía que ser tan rematadamente suave? Y oler tan bien.
Shenny asintió, pero ella no tenía idea de que no le estaba hablando a ella. Simplemente, ella no tenía idea de que si me quedaba demasiado tiempo en sus brazos ya no me podría ir de allí…
Mirando como esos dos se iban juntos de la mano, me parecía ver a Shenny tomándome la mano cuando necesitaba fuerzas, después de ese día se volvió una costumbre para ambos, siempre que miraba nuestras manos juntas parecía que si retiraba mi mano ella se perdería y yo con ella…
Sin ella yo me hubiera perdido hace tiempo.
Me gire para ver que podía hacer con Betsy y Vincent. Volví a echar un vistazo de nuevo a Heath y a Zoey, tal vez no era mala idea de que ambos pasaran tiempo juntos. Después de todo, mi princesita era una digna copia de mi Shenny.
***
No podía creerlo.
Era una gran noticia y no me la había contado, no había confiado en mí. Yo le había confiado todos mis secretos ¿por qué ella no había echo lo mismo? ¿Por qué? Se supone que éramos como hermanas…
Yo la consideraba mi hermana ¿por qué no me lo había dicho? Claro, ella había alegado en que estaba buscando el momento adecuado y que no quería contármelo por medio de la webcam. En el fondo la entendía… pero de igual forma dolía, dolía mucho.
Me aferre a Heath, quien me estaba acariciando la espalda con mucho cariño.
– ¿Me vas a contar de qué va todo esto? – La voz de Heath sonaba tranquila y apaciguadora, y hacia que me sintiera segura, mucho más segura entremedio de sus brazos.
Lo mire y asentí, – Betsys esta embarazada.
Heath alzo una ceja y si lo conocía un poco mejor, eso quería decir que estaba sorprendido. – Okay, ella tiene tu edad ¿no? – Asentí. Frunció el ceño. – Bien que diablos, n voy a ser yo quien los juzgue. – Me apretó más en su abrazo. – ¿Y estás molesta porque no te lo dijo antes?
Asentí apesadumbrada. – Se supone que somos como hermanas, creí que… no pensaba que me enteraría de algo así cuando se entera todo el mundo, solo pienso de que ella debió haber confiado en mí antes, haberme dicho lo que le pasaba ¿por qué no me lo dijo antes? ¿Ya no confía en mí?
Heath me acaricio el rostro. Me deje llevar por su toque, todo parecía tan mágico cuando él estaba a mi alrededor. Todo parecía tranquilizarse, hasta yo. – A veces esa clase de noticias necesitan de bastante valor para decírselo a la gente y más a la gente que te importa. No lo tomes a mal mi amor, ella de seguro lo paso fatal por no saber como contarte lo que le pasaba. Solo tienes que relajarte y conversar tranquilamente con Betsy, ella lo esta asando fatal.
– Yo también lo estoy pasando mal. – Hasta yo desprecie mi tono de niña mimada. Heath me abrazo y comenzamos a movernos a un ritmo imaginario.
– Si, pero debes pensar que ya no puedes hacerle la ley del hielo, eso sería malo, y sería terrible que le hicieras pasar por eso cuando esta embarazada. A las embarazadas hay que mimarlas no maltratarlas.
Lo mire asustada, – No creerás en eso, ¿cierto? No era mi intención que eso… no, te prometo que voy a ir a hablar con ella.
Heath me sonrió con aprobación, – ¿Y vas a arreglar todo?
Asentí, ahora estaba comenzando a sentirme mal. ¿Y si le causaba problemas a Betsy? Esa no era mi intención, después de todo ella estaba esperando a mi sobrino o sobrina.
– Si, voy a arreglarlo todo. – No podía enojarme tanto con Betsy, y era muy probable que Heath tuviera razón, si yo estuviera en su lugar también me sería difícil contárselo a alguien.
Estaba por moverme cuando Heath me abrazo aun más fuerte.
Lo mire y sus ojos estaban mirando más debajo de mi rostro. Me sonroje, sabía lo que estaba mirando, la blusa se me había abierto. – Sabes me he sentido un poco abandonado este último tiempo. ¿Me mimas?
Le sonreí pícaramente, sabía que le encantaba eso. Puse mis manos en su cuello y lo acerque a mi estaba por besarlo cuando me detuvo.
– Vamos a un lugar más privado.