viernes, 29 de abril de 2011

También puedo ser poetica XD

Luz de Luna
La luna toca tus cabellos
Y la energía fluye de tu cuerpo
Como el rayo en la tormenta
La magia choca a mí alrededor
Mi mirada recorre tu rostro
Tu mirada se cruza con la mía
Buscando en mi interior.
La canción de la luna ha comenzado
Tocando melodías desconocidas
A mí oído incauto
Te acercas con paso decidido
Mientras yo vacilo.
Y tu mirada me dice, me habla de,
La pasión de un beso,
La caricia de un susurro,
Y el abrazo de un amor no declarado.

jueves, 28 de abril de 2011

Werewolf; Capitulo III “No hay crimen perfecto o… ¿Si?”




8:47
~ Castillo Difontiel ~


Bien era hora de afrontar la realidad, Ben había muerto, su asesino andaba suelto por Sibiu, por lo que debía investigar. Tomé mi móvil.
– Joven Jeremy, no comenzará con sus llamadas ha esta hora ¿cierto? – Dijo Nana algo preocupada, ella más que nadie me conocía, cuando comenzaba con mis llamadas ni si quiera desayunaba.
– Calma, solo quiero preguntarle algo a Fred.
– Joven primero coma algo ¿si? – Coloco el tazón de cereales en frente de mí y se fue a preparar lo que seria el almuerzo. Así que guarde mi móvil.
– Buenos días – Dijo mamá apareciendo de la puerta que daba a los jardines posteriores.
– Buenos días – dijimos nana y yo. Se me acerco y poso un beso en mi mejilla.
– ¿Descansaste Jay? – Se encamino hacia el refrigerador y se sirvió su desayuno de siempre. Frutas. Luego volvió a la mesa sentándose en frente de mí. – No me has respondido. – Tomo una manzana en sus manos y comenzó a rebanarla con el cuchillo.
– Si, descanse algo, solo con alguno que otro sueño confuso.
– El recuerdo de esa noche ¿no? – Tomo esta vez una fresa y la partió dándole forma para luego dejarla en el plato con las rebanadas de manzana.
– Hmph… Si. Mamá por qué nadie me cuenta sobre lo que paso aquella noche – Dije insinuando el por qué ella no me cuenta nada.
– Jay si tu mente lo bloqueo es por algo y yo no seré quien abra una puerta que ha estado cerrada con llave durante años. – Dicho esto termino la figura de un girasol que formaban las rebanadas de manzana y fresa, las baño en crema y comenzó a comérselas.
Terminado el desayuno mamá desapareció y yo me dirigí a la oficina. Volví a sacar mi móvil antes de entrar y marqué el número de Fred. Espere bastante rato hasta que…
~ Deja tu mensaje después del tono y no molestes bye… ¡Biip! ~
– Claro bastardo tu me llamas y yo tengo que ir, pero cuando te necesito ni si quiera tienes encendido el móvil – De repente se me ocurrió algo y volví a marcar. Esta vez el teléfono timbraba.
– Aló – dijo una voz adormilada.
– Hola Richard ¿podrías ir a despertar a tu hermano por favor? – Dije lo más amablemente posible.
– ¡Ah Jeremy! claro espera – Oí como se levantaba y salía corriendo de la habitación, un rato después escuche algo que sonaba a “Que quieres enano creo que dije claramente ayer que no quería que nadie me moleste hoy, así que largo” Conociendo a Fred debía haber escuchado bien porque escuche una replica bastante interesante de Richard.
– Oh mierda te estas vengando ¿cierto?—Dijo un aun no despierto Fred – habla ¿quieres?, no he dormido nada, he estado haciendo guardia en la zona Este.
– Bien. Necesito saber quien encontró a los heridos, a donde, en la posición y estado en que estaban, sin contar con la hora de defunción de Ben.
– Te lo envió por fax, lo tengo anotado, supuse que hoy tus neuronas funcionarían, así que luego te envió la información bye, y no molestes a mi hermano – Luego cortó. 10 minutos después la información llego a la oficina y partí rumbo al hospital.

Como nunca mi día transcurrió lentamente, después de volver del hospital y de mi corto viaje a la morgue que es el lugar en que tendrían a Ben hasta que terminaran de analizarlo. Solo un par de veces había sido molestado por los sirvientes de la casa con algunas preguntas sobre lo ocurrido ayer. No los culpaba, había varios que estaban algo nerviosos por lo ocurrido, el no tener ninguna pista nos desconcertaba a todos, en especial al grupo de Ben, ellos momentáneamente se quedarían sin un líder fijo, ya que Fred era su líder temporal. Aun así quisieron seguir patrullando y haciendo lo que pudieran en su forma humana.
Por su parte el Jefe Grey estaba buscando huellas o algún rastro que darnos, ya había ordenado hacer un análisis del lugar, los resultados me los daría esta noche o mañana a más tardar. Los esperaba con ansias, de seguro debía haber alguna huella.
Y yo, por mi parte solo estaba esperando…
– Toc toc te molesto? – Dijo mamá mostrándose en el umbral de mi habitación.
– No, para nada – Dije – ¿Qué deseas que haga por ti?
– Bueno – Dijo haciendo un puchero – solo quería saber como estabas, me he dado cuenta que has estado todo el día de acá para allá.
– Gajes del oficio – Dije sonriéndole.
– Solo cuídate, los policías se irán dentro de una hora, Henry a dado la orden que a las 8 de la noche pueden retirarse a sus casas… no habrá guardias hoy.
– Mamá como sabes qu…
– Una madre siempre sabe lo que sus hijos hacen, solo cuídate. – Dijo despidiéndose con una mano mientras salía de mi habitación.
– Okay – Dije, algún día me diría como lo hace. Mire la hora en mi móvil, eran las 7:02 minutos. Una hora y tendría el lugar para mi.



>>7:17 PM <<
~ En una casa alejada del Castillo Difontiel ~


– Esto no puede ser – Decía un hombre de mediana edad o eso aparentaba, cabello de color marrón y ojos a la par, que daba vueltas por toda la casa buscando un papel o eso parecía.
– Pa – Dije, pero seguía dando vueltas. – Pa -- Volví a intentar.
– Aquí esta – Dijo levantándose del suelo, al parecer su famoso papel se le había caído bajo el sillón. ¿Cómo? Ni yo tengo una respuesta y eso que soy la persona que más lo conoce. – Uf… -- Dio un gran suspiro y pude ver la preocupación en él… esto no era bueno, habían pocas cosas que molestaban al jefe de policía Henry Grey, y una era un caso sin resolver.
– Qué ocurre papá – Lo mire expectante.
– Hmph…-- Fue todo lo que dijo sin levantar la mirada del papel.
– Oye ¿qué pasa? – Puse mis manos en mis caderas, en señal que debería decírmelo porque no me rendiría. Levanto su mirada con pesadez.
– Solo es algo que me pidió un amigo – Dicho esto se retiro rumbo a su cuarto.
– Solo eso – Dije antes de que saliera de la sala.
– Si, solo eso – Dijo sin mirarme, dejándome sola en la sala.
– Si claro. Y yo me lo creo ¿no? – Le dije al aire.
Luego de terminar mis tareas y ordenar la casa (solo un poco, no hago milagros), me dirigía al cuarto de papá, este estaba durmiendo placidamente y a su costado se encontraba el famoso papel que no significaba nada. Bufe. Me acerque y cubrí a mi viejo padre con una manta, luego tome el papel con la intención de dejarlo sobre su mesa de noche, pero mi tentación fue mayor y lo leí. Decía:
~ Investigación de la reserva Alpes Transilvanos ~ seguí leyendo hasta que me tope con un nombre familiar a pesar de que personalmente no conocía al dueño de éste.
– Jeremy Wolf, ese chico es el… Woo – Volví a leer el papel y lo deje sobre la mesa donde estaban los demás, comencé a ojearlos, ahí me entere de que había una investigación en la reserva sobre un asesinato y que por lo visto no había pistas. Esto era interesante. Salí de la habitación sin hacer ruido.
– Un caso difícil en que hombres lobo están involucrados – Mire la hora, eran las 7:34 minutos y mi sentido común estaba apagado, mi lado detectivesco estaba encendido, hoy encontraría algo puesto que corría con suerte ya que hoy mi padre les había dicho a los demás que no había necesidad de dejar guardias, así que el turno acabaría a las 8 de la noche. Me dirigí a mi habitación por ropa adecuada y mis llaves. Y salí de la casa rumbo a la reserva, no me tomaría más de 40 minutos el llegar ahí.

Llevaba ya unos 30 minutos cuando sentí los autos de la policía pasar a mi lado, venían de la reserva, todo mi cuerpo se tenso, camine con confianza y escondiéndome bajo la capucha de mi campera ya que así no me reconocerían, eso seria algo difícil ya que he crecido en el departamento de policía, pero no imposible, ya que siguieron su rumbo. Mi cuerpo se aliviano y seguí mi camino con confianza.
Otros 10 minutos y me encontraba ya en el lugar de los hechos, me acerque a la caseta, saqué mi pequeña linterna y comencé a inspeccionar cada centímetro de la pequeña casita que servía de oficina para el guardaparque de turno, comencé por la habitación en la que se encontró el cadáver y después proseguí con las demás que eran un pequeño cuarto de baño y un cuartito donde se encontraba una litera. No encontré nada así que seguí afuera, aunque cuando iba saliendo, tuve un pequeño acto de torpeza (pise mis cordones) así que caí de bruces al piso. Pero cuando afirme mi mano derecha en el suelo para levantarme, sentí que algo me pincho la palma de la mano, apunte el objeto que me había pinchado con la linterna y pude ver que era un arete, saque del bolsillo del pantalón una pequeña bolsita y con cuidado de no ensuciarlo lo guarde. Acto seguido me levante y seguí mi camino hacia el bosque, tenía un buen presentimiento. No tuve que caminar 3 minutos cuando choque con alguien, que me dirigió una gélida mirada y me tomo con fuerza de la muñeca izquierda.
– ¡Suéltame!!! – Chille, pero lo único que provoque fue que me tapara la boca con una mano… estaba en graves problemas.


>>8:06 PM<<
Reserva “Alpes Transilvanos” Sibiu

Bien, las patrullas ya se habían ido por lo que me aventure a revisar los alrededores, los heridos habían sido encontrados afuera de la caseta pero allí tampoco había marcas de alguna pelea por lo que decidí buscar en los alrededores.
Llevaba bastante tiempo, en eso sentí algunos ruidos, pero los atribuí a que Fred o los otros estaban revisando el perímetro, así que seguí en mi investigación hasta que al final cerca de 200 metros más al fondo del lugar de los hechos encontré marcas de una pelea, procuré memorizar bien el lugar para avisarles al resto, ya que como buen genio se me había olvidado el comunicador y mi móvil estaba prácticamente muerto a falta de señal. Pero de repente vi a alguien al otro lado de donde yo estaba ubicado. Una ráfaga de aroma llego y pude saber que no era ninguno de mis lobos así que me lance sobre él, cuando me acerque este desapareció pero no lo suficientemente rápido ya que logre asestarle un golpe, pero cuando quise volver a golpearlo un grito reclamo mi atención.
– ¡Suéltame! – Era la voz de una mujer, pero ¿qué hacia una mujer aquí y a estas horas? Había decidido no hacerle caso por si era una trampa. Pero mi sentido común hablo y partí en su busca, de todas formas ya tenía el olor del maldito y podría encontrarlo cuando quisiera. O por lo menos eso quería creer.
Cuando me acerque lo suficiente al lugar de donde creía haber escuchado la voz de una mujer. Pude ver a Fred, que estaba de espaldas a mí.
– ¿Fred sentiste ese grito? – Le pregunte, este se giro y me mostró a una chica que en estatura no alcanzaba a llegar a sus hombros, aparentaba unos 16 años a lo mucho, su cabello rizado, de un color castaño claro, unos ojos de un ámbar oscuro, que me observaban alerta. No sé en que pensaba cuando acerqué mi mano hasta su rostro, creo que nada, solo me dí cuenta cuando ella me miraba confusa, así que la retiré – Suéltala, no es muy educado que la tengas sujeta así – Este la soltó sin cuidado, la chica se tambaleo un poco, pero no callo, aun así me dieron ganas de darle un golpe a Fred por su torpeza.
– Eres un bruto, ¿qué tu mamá no te enseño modales tarado? – Dijo la chica enojada.
– Pues fíjate que tu mamá no te enseño a que no debías rondar los bosques de noche, te puedes cruzar con un lobo malo – Dijo Fred con burla. Yo le di una mirada afilada.
– ¿Fred ya déjala quieres? Linda sabes es peligroso que andes por aquí, así que es mejor que te vayas – Le dije posando de nuevo mi mano en su cara – Es mejor así créeme. – Ella me miró confundida de nuevo.
– Jay hay que llamar a su casa para que la vengan a buscar y no vuelva a hacer estas tonterías – Dijo Fred cabreado.
– Oye porque no mejor me voy, okay esta decidido me voy adiós – Dijo la chica ya empezando a caminar. Pero Fred la detuvo.
– Oh no te la vas a librar, así que dame tu identificación AHORA – Dijo Fred extendiendo su mano. La chica lo miró un rato pero asintió. Saco de su campera una billetera que Fred le quito.
– Bien, señorita Megan Grey, por hoy se acabaron las…– No alcanzó a terminar ya que lo interrumpí.
– ¡Megan Grey!!! – Fred me dirigió una mirada de WTF? – Idiota es la hija del Jefe Grey.
– Ya veo porque es así la mocosa – Dijo y comenzó a caminar – Te la dejo anda un intruso cerca, y quiero atraparlo – Me lanzó la billetera.
Aunque me molesto como la llamo, lo del intruso era cierto, y quería sacarla por lo mismo de este lugar, lo más rápido posible, no estaba seguro de poder pelear bien con ella a mi lado. Le indique la dirección y este desapareció, cosa que para la señorita Grey no paso inadvertida.
– ¿Tu eres Jeremy Wolf? – Yo asentí no viendo a donde quería llegar – Entonces por eso tu amigo desapareció, son hombres lobo – acusándome con su dedo.
– Creo que te llevare a casa ahora Megan – La tome de la mano y comencé a caminar lo más normal o humano posible.
La guíe fuera del bosque, hasta el pequeño sendero que llevaba a la salida de la reserva. No sin antes verificar cada cierto tiempo los alrededores, no quería sorpresas. No hablamos nada en el camino, así que me límite a disfrutar del contacto de su piel, que me brindaba su mano.
– Y bueno… naciste así – dijo algo indecisa. Ya saliendo de la reserva.
– Te refieres a ser hombre lobo, pues si – Dije con indiferencia.
– Ya veo – Dijo no tan satisfecha, de seguro esperaba una respuesta mas completa, pero no sabía que decirle.
– Oye ¿cuánto demoraste en llegar a la reserva?
– Bueno, 40 minutos por… – No alcanzó a terminar ya que la tire, dejándola acomodada en mi espalda.
– Sujétate bien porque voy a correr – ella se apretó más contra mi, sin ni siquiera reprocharme, y comencé a correr.

Pare al avistar la casa del Jefe Grey, había estado ya una vez en su casa, en que justamente Megan había tenido que hacer un trabajo en equipo con una amiga y esta la invitó a quedarse a dormir, había escuchado más de una vez que el Jefe Grey era algo celoso con su hija, no lo creí mucho hasta esa vez. Por lo mismo pare antes de llegar a su casa, si el Jefe me veía así con su hija… quien podía saber si manejaba balas de plata en esa pistola que siempre cargaba...
Preferí dejar de pensar tonterías y bajarla de mi espalda, había estado muy callada desde que pare. La baje con cuidado de mi espalda, cuando topo el suelo se tambaleo un poco así que pase mi brazo por su espalda, dejando mi mano en su cintura dándole un apoyo, lo menos que quería era que se estrellara contra el pavimento. Cuando mire su rostro note un leve rubor en sus mejillas.
– ¿Qué sucede? – Le pregunte algo preocupado.
– Na nada, solo estoy mareada… corres algo rápido – Ahora que lo pensaba, había demorado… mire mi móvil (el cual por fin tenía señal), 7 minutos en llegar a su casa. Aún así no me desvié del tema.
– ¿Estás segura? – Dije no muy convencido por su respuesta.
– Si – Dijo rápidamente.
Caminamos lentamente hacia su casa. De repente me di cuenta que me miraba de reojo, he hice algo que en mis 18 años de vida no he hecho, a excepción de con mamá. Me ruborice. Sentí una leve risita y eso solo lo empeoro. Me puse aun más rojo, mientras que ella disfrutaba del espectáculo. Pero no por mucho más ya que habíamos llegado.


>> Residencia Grey <<

Había despertado algo desorientado, cuando me había dormido estaba el cuarto un poco más iluminado, además de eso una manta me cubría de los pies hasta el cuello.
– Hay hija mía – Me senté en la cama para despertar un poco más, después iría a ver en que estaba mi Megan.
Algo llamo mi atención, cuando me dormí había estado leyendo la información que habíamos recabado de la investigación, no había nada pero aun así no me rendiría, tal vez no tendría los agudos sentidos de los Hombres Lobo, pero soy de los que cree que el cerebro es lo más importante. Aun así no podía darle esa información a Jay, él había puesto su confianza en mí en el momento en que me llamo…

Flash Back

Tenía mi móvil en mis manos en el momento que sonó:
– Aló Jefe Grey, soy Jeremy Wolf – Esto era malo, el chico tenia la voz inexpresiva, si conoces a Jeremy, y me jacto de ello, sabes que eso no esta bien.
– ¿Necesitas algo? – Pregunte de inmediato.
– Si – Oh Oh, él nunca habla en monosílabos.
– Tiene que ver con el accidente de hace media hora – Dije adivinando, ya que todo esto era raro.
– Si le soy sincero. Si – Lo sabía.
– Bien dime donde estas – Esto tenía mi atención.
– Okay estoy en la caseta del guardaparque al Este de la reserva, lo veré en unos momentos.
– Es muy grave ¿cierto? – Si me necesitaba, eso ya era un si.
– Si
– Okay bye
– Adiós – Corte. Me levante de mi escritorio, me disponía a salir cuando entro mi secretaria.
– Señor lo llaman del Instituto de su hija, al parecer tiene que… ir – Dijo titubeando, ella sabía que me irritaban esas cosas.
– Ya me imagino que será, pero tengo algo urgente que hacer, así que ve tu – Dije saliendo a toda prisa.
Fin Flash Back

Desde ese momento no he dormido bien, no es que con los demás casos de asesinato que ha habido en esta ciudad, haya dormido bien, solo es que este es el primero en que no tengo ningún indicio de nada, podría ser que esta vez le fallaría a Jay…
Me levante con desgana, pero debía ver en que estaba mi hija. De seguro planeando alguna travesura con sus amigas. La cuenta del teléfono siempre es abultada, y siempre los mismos números, el de Carmen, Iss y esta niña… era algo como Ka… Kahru… no se cuanto, todas muy simpáticas pero algo fanáticas del teléfono. Fui a su habitación, en la cual no la encontré, busque en el resto de la casa pero fue el mismo resultado. Una idea me rondo, fui al recibidor y como esperaba su campera negra no estaba.
Estaba por salir a buscarla cuando unas voces llamaron mi atención, venían de la cocina, me dirigí ahí y pude ver que era Megan con… ¿Jay? Pero que hacía él aquí. No me tomen a mal, en verdad que no me molesta que el chico se vuelva peludo unas cuantas noches al mes, es solo que me molesta el que le este coqueteando en frente de mí. Así que salí por la puerta de la cocina.


>> Jeremy <<

– Gracias por traerme y salvarme de tu amigo – Dijo Megan, rodando los ojos.
– No es nada, solo dime por qué estabas ahí – Dije algo curioso. Fijando mi mirada a la suya.
– Yo… – Esquivo mi mirada – mmm… estaba…– Se quedo un rato pensando y de repente abrió su campera y saco una bolsita con algo dentro, la miro y me la tendió – Yo me encontré esto – Lo miré, era un arete que me parecía familiar… no quería comprometerla en algo, por lo que decidí no decirle sobre que me parecía familiar.
– Me lo llevo – La mirada que me dirigió me dijo que ella no estaba de acuerdo – Ay Megan – Suspire – Así es mejor – Dije tomando su rostro en mis manos y acortando la distancia que nos separaba. Su rostro se ruborizo y de repente sus labios estaban tan cerca…
– ¡Megan! – Pegamos un salto y nos apartamos lo suficiente – ¿Qué esta pasando aquí? – El Jefe Grey nos miraba expectante.
– Na nada, que te hace creer que aquí pasa algo – Dijo Megan nerviosa. Yo no tenía idea que decir, me sentía raro ya que nunca en mi vida se me ha pasado por alto la gente que se encuentra a mí alrededor.
– Ja, y que me dices el que Jeremy estuviera a punto de besarte – Definitivamente hoy era el día de avergüenza a Jay, porque de seguro estaba algo más que rojo con ese comentario.
– OH… es que él se estaba despidiendo de mí – Me sorprendía la rapidez con la que mentía. Pero ya no me podía quedar aquí, o tendría problemas.
– Bueno ya me voy, tengo cosas que hacer – Dije rápidamente – Un gusto verlo Jefe Grey, adiós Megan. – Y me fui sin esperar respuesta.


>> Megan <<

Me quede en las nubes con lo sucedido. Es que él había… había… ¡había intentado besarme!!! No pude evitar saltar en mis adentros de la emoción. Hasta que el humor de alguien me sacó de mi burbuja.
– ¡¿Qué había intentado qué?! – Dijo papá echando chispas por los ojos, estaba furioso. Aunque eso era quedarse corto.
– ¿Lo dije en voz alta? – Él me siguió mirando feo – ¡Ups!


>> Jeremy <<

Mientras caminaba a casa iba analizando mi día, no entendía cómo había acabado de esta forma, ni porque me sentía así… desilusionado por no haber besado a Megan, nunca me he animado a mirar a las chicas pero… mejor no pensar más en ello. De todos modos algo bueno había salido de todo esto, había una pista o por lo menos tenía mi fe puesta en ello.
Mañana le daría el pendiente a Fred para que lo investigara, y sabríamos a quien pertenece.

Werewolf; Capitulo II “Sueños”




Estaba en un bosque, todo estaba cubierto de nieve, aunque helaba yo no tenía frío… Por un momento creí estar despierto, pero luego recordé aquel sendero… Recordé porque estaba ahí…

~ Hoy era la primera noche de luna llena después de mi 12avo cumpleaños. Mamá me había contado que hoy me convertiría en lobo, cuando la luna estuviera en lo alto del cielo la transformación comenzaría. Pero la luna aun estaba encumbrándose, pero aun así mi sangre hervía bajo mi piel, creo que mamá podía sentirlo, ya que me miraba de reojo mientras nos internábamos en el bosque.
Ella es muy rápida a pesar de lo que es. A mi no me importa mucho eso, después de todo mi madre me quiere mucho y a pesar que llevándome a la manada que se asentaba en estos bosques, ella era la que más riesgos corría.
– Jeremy, mi querido hijo, hoy pasaras de ser mi bebé a un hombre – No pude distinguir si lo decía con orgullo o con pena, ya que su acento era más marcado de lo habitual, por lo general hablaba alemán cuando estaba nerviosa, y esta noche estaba apunto de hablarlo.
– Yo siempre seré tu bebé madre – Le ofrecí mi mejor sonrisa, ella me respondió con otra, siempre me ha gustado ver sonreír a mamá. Ella siempre ha sido bella, su cabello es de un rubio blanquecino, sus ojos de un café con leche exquisito, su rostro posee rasgos de la juventud con una figura que le va a la par.
– Te amo mi Jeremy.
– Y yo a ti mamá – Cuando dije esto percibí un aroma. Y supe que no estábamos solos. Me pare repentinamente, por lo que mamá se asusto.
– ¿Qué sucede Jeremy? ¿Por qué paraste? Debemos llegar rápido – Di vuelta mi cabeza hacia todos lados buscando.
– No estamos solos – Dijo mamá, comprendiendo la situación de inmediato – ¡Hey tu no te escondas cobarde! ¡Sal de una vez! – Las palabras quedaron suspendidas en el aire durante un tiempo, hasta que vimos una silueta aparecer de entre los arbustos.
– Me sorprende que sintieran mi presencia, por lo general nadie me percibe hasta que estoy encima de mi presa. – Su voz sonaba fría.
– Mamá… -- Es lo único que pude articular antes de que mamá alzara su mano para callarme.
– Guarda silencio un momento Jeremy ¿Quién eres?
– Grrr… Yo no soy el que esta en territorio de otro – Gruño el tipo – Así que tu responde, ¿Quién eres y de dónde sacaste a este niño?
– Hmph OK – Dijo mamá con desagrado – Mi nombre es Stephaniel Difontiel y este niño es Jeremy Wolf – Por el tono de mamá supe que esta no quería seguir la discusión.
– No has respondido de donde sacaste a este niño – Dijo el tipo, con voz inexpresiva.
– Soy su hijo – Él me miro sin esconder su desconfianza.
– Llévanos con tu alpha, él esta por cambiar – Dijo apuntándome – y necesita de la manada para controlarse o controlarlo – Él nos miro a ambos y asintió levemente.
– Mi nombre es Frederick XI Stonel y soy el Beta de esta manada. Y la siguiente vez que tú o cualquier ¿Oíste? hembra de tu especie me hable así, juro que la quemare viva.
Mamá asintió sin decir palabra alguna, seguimos así hasta llegar a un risco que se elevaba sobre nuestras cabezas, en lo más profundo del bosque. Esto fue lo que capto mi atención hasta que me di cuenta que había varios hombres lobo en el lugar sentados donde los leves rayos de la luna tocaban el suelo. Esperando.
Una figura estaba en medio de todos ellos, con los ojos cerrados. Cuando nos sintió acercarnos abrió los ojos.
– Bienvenido Stonel, veo que traes un grupo interesante – Fijo su mirada en mamá y luego en mi, cuando lo hizo algo en mi se estremeció.
– Si. Lo que sea – Dijo el aludido – El chico esta por cambiar, te necesita – Remarco esta última frase.
– Hmph… No veo porque debería ayudarlo – Mantuvo su mirada en mi – Huele a Vampiro de pies a cabeza.
– ¿Qué dijiste? – Dijo mamá ladeando la cabeza y mostrando sus colmillos – ¿No piensas ayudarlo porque huele a mí? – Dijo mamá siseando, el tipo la miraba con desprecio, después de eso mamá le gruño. Pero Stonel se puso en medio de su campo de visión, levantando su mano para que mamá se callara.
– Hmph. Yo en tu lugar no haría eso. Recuerda, tu cabeza esta en juego si vuelves a hacer eso. – Dijo el tipo, amenazante.
– Hmph… No eres más que un maldito que se aprovecha de su poder, me das asco – Dijo mamá, luego su posición se volvió alerta y sus colmillos que habían desaparecido volvieron a salir… Ella sabía lo que venía.
– Te he dicho que ¡NO VUELVAS A HABLAR ASÍ! – Gruño el tipo y se lanzó sobre mamá. En ese momento ella me lanzo a un lado con bastante fuerza, y antes de caer al suelo, Stonel me tomo en sus brazos, para luego dejarme en el suelo. Alce mi rostro y vi la confusión en él.
– ¡Jeremy quédate con él! – Grito mamá, pero el tipo aprovechó ese momento para darle un golpe que la lanzo contra un árbol. Yo estaba perturbado, no entendía porque ese tipo golpeaba a mi madre. Al parecer me estaba moviendo por inercia ya que le grito a Stonel.
– ¡Maldita sea perrucho, si dejas que mi bebé se meta en esto, veré la manera de desgarrarte la garganta! – Dijo dándole una patada en las costillas al tipo. Stonel comprendió al momento y me rodeo con un brazo, dejándome inmovilizado. Mientras mamá buscaba una oportunidad para llegar hasta el cuello del tipo, la pelea estaba bastante tensa ninguno superaba al otro en fuerza o velocidad, por lo que la pelea se iba a basar en ingenio, yo ya había visto a mamá pelear y sabía que en cuanto a eso ella había derrotado a tipos más duros que éste, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca de su cuello, uno de los hombres lobo que estaban alrededor se lanzo contra mamá, golpeándola fuertemente en la cabeza, dejándola tirada a varios metros lejos de mi.
– ¡Eso es injusto! – Grito Stonel – La ley dice que es uno contra uno.
– Mi querido Stonel – Dijo jadeando el tipo – creo que te refieres a peleas entre lobos. Y ella NO lo es – Terminó con una sonrisa en su rostro. Me gire para ver a mi madre, estaba tendida en el suelo, inmóvil, me solté como pude del brazo que me mantenía fuertemente sujetado y corrí junto a mi madre.
– Ma… mi – Dije tartamudeando, la moví con cuidado pero seguía sin contestar, así que la deje recostada sobre su espalda coloque sus brazos a los costados y revise sus heridas, tenía varias de las cuales salía mucha sangre, más un brazo quebrado. Me pregunte como había podido pelear a tal ritmo con todas esas heridas – Mami despierta – Dije volviendo a moverla sin dejar de hacerlo mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, pero ella no reaccionaba.
– Déjala hijo, ella… No creo que vuelva a… -- Dijo Stonel, dejando inconclusa la frase.
Mire hacia el cielo donde la luna ya estaba en su centro, mi sangre hirvió más que antes. Toque el rostro de mi madre con la punta de los dedos, me acerque y le di un beso. Ignorando todo lo que pasaba a mi alrededor, a lo lejos sentí un árbol caer o eso era lo que me pareció ya que sentí la ráfaga de viento que soltó al tocar el suelo. Me levante del suelo lentamente y mire al tipo que le había hecho eso a mi madre, el me devolvió la mirada con una sonrisa. Dijo.
– Bueno ahora creo que podría ayudarte, si lo pides amablemente.
– ¡Eres un maldito!!! – Grito Stonel que se había posicionado a mi lado.
– Yo… – Dije entre susurros, el tipo me miro con suficiencia – Yo…
– Al parecer a este niño, ESA cosa no le enseño mucho – Dijo mientras se giraba al resto de su publico, estos le sonreían con aprobación. Cuando volvimos a cruzar las miradas algo en él se tenso.
– Tus ojos… están… rojos – Dijo entre lapsos. Y el viento trajo consigo el dulce aroma del miedo.
– A que no adivinas el por qué – Insinúo con sarcasmo Stonel, al no ver respuesta en el tipo, comenzó a hablar – Te lo diré de una sola manera para que puedas entender ‘’ACABAS DE CABREAR A UN ALPHA’’
– De qué hablas Stonel él es solo un mocoso – Stonel le sonrío con repugnancia.
– Solo ciertos linajes de Lobos son tan puros como para mantener viva la sangre de un Alpha y este chico – Dijo apuntándome – es prueba de ello. Solo debes ver sus ojos para darte cuenta.
El tipo pareció entender porque bajo su mirada unos momentos, cuando levanto su mirada de nuevo su confianza y arrogancia habían vuelto, pero yo ya no estaba pendientes de ellos, sentía a mi madre respirar con dificultad, y algo en mi estaba empezando a quebrarse como un hielo… de a poco.
– Mam… -- Intente decir.
– Ja…y – Dijo con esfuerzo, respiro profundamente y volvió a la inconciencia. Hasta ahora había podido contener el hervir de mi sangre, pero el ver a mi madre esforzarse por intentar hablar, hizo que mi sangre estallara. El fragmento de hielo con un solo parpadear se partió en dos.
– ¡Maldito Cabrón! – Sentí de nuevo un árbol caer, esta vez cerca sin hacer daño a mi madre ni a mí. En ese momento todo se cubrió de carmesí.
Ese fue mi último recuerdo conciente… de esa noche.
Cuando desperté estaba recostado en mi cama. Con Stonel a mi lado, le pregunte sobre lo que paso después de eso, pero me ignoro. Lo único que me dijo fue que mamá estaba bien. En esto la alarma sonó y volví al mundo real.
– Hmph… Que sueño tan mentiroso – Dije entre bostezos – Eso no fue lo único que me dijo.
Una escena vino a mi mente, un hombre de unos 30 años, de 1,80 mt de alto, rubio y de ojos intensamente azules. Estaba parado en la puerta de mi habitación, antes de salir, me dedicó una mirada y dijo:
– Estoy a tus órdenes… ALPHA – y salio dejándome helado de pies a cabeza.
Suspiré mientras me levantaba de la cama. Ahora meditándolo mejor, siempre un Stonel me ha dado malas noticias al despertar. Tal vez vaya en la sangre.

Werewolf; Capitulo I “Lento despertar”





10:32 am.

Oh baby don’t you know I suffer?
Oh baby can you hear me moan?
You caught me under false pretenses
How long before you let me go?

You set my soul alight
You set my soul alight

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive
(Muse, Supermassive Black hole)

Ese es mi celular… Pero dejo de sonar…– Pensé entre sueños.

¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!... Deje su mensaje al escuchar el tono… ¡Biip!

– ¡Hey Jeremy despierta!, tienes que levantarte esto es urgente – Esa voz me parecía familiar… – ¡Vamos! ¡Despierta! No me hagas ir hasta allá y sacarte de la cama a rastras – Mmm… Suena familiar… – Okay, tu lo has pedido iré allá – Mmm… famili…
– ¡¿Fred?!
– ¡Por fin!, ¿Qué rayos te pasaba? ¿Por qué no contestabas? Y…– Tuve ganas de decirle que me había dormido tarde, gracias a que él de entre toda la gente me hizo descuidar mi trabajo, pero me mordí la lengua, echarle la culpa a otra persona por no tomar las decisiones correctas, no es justo. Esto no quiere decir que este menos molesto con la persona que me despierta en medio de mi sueño.
– Habla. O seré yo quien valla a tu casa. – Gruñí.
– Parece que tenemos mal humor, a ¿qué hora te dormiste?
– Hace tres horas, ahora habla. – Impregne mi voz con la suficiente autoridad para que dejara los rodeos.
– Okay, Okay. Levántate chico A de la comodidad de tu escritorio, tenemos problemas. – Su cambio de voz era radical, lo que venía no me iba a gustar.
– ¿Qué clase? – Abrí los ojos, expectante. Mencione que hasta ahora no había movido un solo parpado?
– Un rojo y dos naranja, al Este de la Reserva. – Me quede paralizado.
– ¡Mierda! – Fue lo primero que pude decir. Estaba en shock.
– También opino lo mismo – No era posible ¿dos heridos graves y un muerto?
– ¿Qué tan lejos de la caseta del guardaparque? – Fred quedo pensando un rato. Hasta que por fin dio un gran suspiro y comenzó a hablar.
– Emm… Es ahí – Oh no, esto era malo. Nadie en su sano juicio se metería en la boca del lobo apropósito. Y eso era precisamente lo que significaba el meterse en un lugar así.
– Estaré ahí en 5 minutos – Dije. Y corte la llamada.

Me levante rápidamente de mi asiento. Increíblemente Fred no había errado el lugar donde dormí. Últimamente he pasado un tiempo de calidad con los papeles de la empresa de mamá. Sin contar con la pequeña distracción de Fred ayer.
Hoy no habría tiempo para nada, así que no me moleste en cambiarme de ropa o comer. Había algo mucho más importante que atender hoy. Alguien había matado a uno de los míos y había dejado a dos mal heridos, ese o los bastardos lo pagarían caro. No lo pensé dos veces al salir de casa, dí un gran salto y cuando aterrice en el suelo caí sobre mis cuatro patas.


* * *

5 minutos después pude ver la caseta del guardaparque, la cual era una pequeña casita rústica, afuera de ésta se encontraba un pequeño grupo reunido no mas de siete personas. Pude distinguir sin esfuerzo a Fred, aunque siempre puedes distinguir a Fred dentro de un grupo, él es rubio hielo (creo, así se le dice a un rubio claro, ¿cierto?), de 1,86 mt. de altura y unos ojos azul cielo. El resto no pude distinguirlos bien, por supuesto que el resto de nosotros nos adaptamos al modelo de hombre Rumano a la perfección aunque no somos de aquí, somos altos, del cabello oscuro, tez blanca y ojos marrones. A excepción de mi, mis ojos son de un ámbar claro, según lo que todos dicen, marca de lo que soy.
Cuando estuve lo suficientemente cerca del grupo volví a transformarme y distinguí quienes eran.
– Alpha – Dijeron al unísono el Tercer y Cuarto Mando, asentí en modo de saludo al grupo. Ambos estaban acompañados por dos hombres bajo su cargo. Me extraño el no ver al Quinto mando, siempre en estas raras ocasiones debían estar todos, en especial él, quien era el que tenia a su cargo a los rastreadores.
La manada siempre se divide en Alpha; quien guía a la manada y dispone de los Mandos y los Ancianos. El Beta; mano derecha del Alpha y encargado de los problemáticos. El Tercer Mando; el encargado de los cazadores. El Cuarto Mando; encargado de los peleadores. Y el Quinto Mando; encargado del grupo de rastreo. Y por último los Ancianos que se encargan de aconsejar al Alpha cuando este es reciente en su puesto. Sí, definitivamente nos gusta el orden. Según mamá Organización es igual a Sobrevivencia, cuando la supremacía del más fuerte es la que rige, solo los que se unen pueden romper con esto.
Proseguí mi camino hacia Fred, El Beta, que hace unos momentos se había alejado del grupo, estaba recostado a un lado de la puerta de la casa, pude ver un bulto negro entre sus manos, tan pronto sintió mi presencia acercarse me lo lanzo, eran unos pantalones. Particularmente no me siento avergonzado por estar sin ropa, pero de igual forma me los puse. En ese momento cruce mi mirada con la suya, no me agrado lo que vi reflejado en su rostro sus ojos estaban oscuros, con una mezcla de rabia, asco e impotencia. A él más que nadie le dolía la pérdida de uno de los nuestros, nunca he querido preguntar, ya que sé que es algo personal, y lo respeto.
– Jeremy, los heridos fueron llevados al hospital están en cuidados intensivos el que los dejo así, debió pensar que estaban muertos, cuando los encontraron hace una hora estaban bastante mal, en cuanto al muerto… Pasa, esto no te va a gustar – Su tono de voz no me agradaba.
Pero asentí y pase junto a él. Por supuesto que esto no me iba a agradar. Sentí mi sangre arder en mis venas y un ruido que no reconocí sonó a lo lejos, y en un parpadeo sentí la mano de Fred en mi brazo no entendí lo que dijo, pero sonó como “Déjalo hermano, ya se fue…” Pero como quería que lo dejara, si a mis pies se encontraba muerto uno de mis amigos, ¡Nuestro amigo! ¡Ben…! ¡El Quinto Mando!
No podía desprender la mirada de donde yacía Ben. Tire mi cabeza hacia atrás, mientras lo hacia un aullido recorrió mi pecho, mi garganta hasta desprenderse en mis labios, y aúlle como nunca lo había hecho, pronto se me unieron Fred y los demás. Aullamos despidiendo a nuestro compañero, amigo y hermano, como solo una manada puede hacer.
Cuando terminamos, nos quedamos en silencio un buen rato. Luego la voz de la razón vino a mi ¿cómo explicaríamos la muerte de Ben, sin llamar la atención? Y si lo tenían todavía aquí eso significaba que todavía no había una coartada para esto.
– Fred. ¿Cuál fue la explicación para los heridos graves? – Dije, observando un punto distante en el techo.
– Espero no te moleste, pero sufrieron, y con eso quiero decir provocamos, una accidente de transito, así que la policía no molestara por un tiempo, pero aún no sabemos que hacer con Ben, pensábamos que tu tendrías una idea.
– Okay – Le tendí mi mano, él entendió y me paso su teléfono y marque el número de la única persona que podía ayudar en esta situación. – Aló jefe Grey, soy Jeremy Wolf… Si… si le soy sincero. Si… Okay estoy en la caseta del guardaparque al Este de la reserva, lo veré en unos momentos… si… Adiós – Fred me miro con una expresión que me dio a entender que estaba loco. A él no le gustaba meter a humanos en líos de lobos. Corrección a el no le agradaban los humanos. Pero esto de todas maneras era difícil de explicar. ¿Cómo explicas que uno de tus amigos tiene el cuello roto, y la cabeza en una posición nada normal? Simplemente necesitaba ayuda externa esta vez. Ya pagaría por ello, lo primero es la seguridad de la manada y ese era mi deber.
– Jeremy esto esta mal, no puedes meter a ese tipo en esto, aún no sabemos que mato a Ben, no hay rastro… Los heridos aun no pueden hablar, los mantienen en coma inducido… Y además los humanos son frágiles Jay, meterlo significa un gran riesgo. Para todos.
– Lo sé, créeme que entiendo tus razones, me molesta el no tener un rastro que seguir, el que los heridos no nos puedan decir nada, pero dime Fred como explicar la muerte de Ben a la policía, ningún animal haría un trabajo tan limpio y no podemos dejarlo así.
– Okay – Dijo esto en voz baja y salio de la caseta.

Salí de la caseta, ya no quería seguir viendo el cuerpo de mi amigo en esas condiciones. Camine por el pequeño sendero por el cual el jefe Grey debería venir. Me senté en un árbol caído y comencé a divagar.
Él era una de las pocas personas que sabían nuestro secreto, se había enterado de la peor manera posible. Había visto transformarse a uno de los nuestros en una de sus curiosas excursiones dentro de la reserva de los Alpes Transilvanos. Casi muero de un ataque cuando me entere, esto fue cuando apenas estaba un año en el cargo de Alpha, me arme de valor y fui a hablar con él. Cuando pedí hablar con él me atendió con mucho gusto puesto que no tenía ni idea de lo que yo quería hablar, pero cuando estuvimos solos le dije quien era y lo que era, además le aclare que por su bien no debía hablar nada sobre hombres lobo en la región. Cuando termine estaba atónito no sabía que decirme, lo único que pudo decir es “Pero solo tienes 13 años”. Por un momento pensé en lo que dijo, y mi aclaración fue “A él no le importa lo que yo sea, pero mi edad si que le molesta” después de eso solo pude reír, luego tuvimos una charla amena y me dijo que mantendría el secreto, pero que el día que vio cambiar a ese hombre lobo no estaba solo, sino con su hija Megan, pero él dijo que podía confiar en ella, ya que le parecía muy guay que existieran los hombres lobo. Esto último me dio bastante humor.
Un olor interrumpió mis cavilaciones, levante la mirada, un hombre de mediana edad estaba parado a 2 mt delante de mi, lucia unas arrugas en el rostro, según él eran producto de criar una hija el solo, puesto que su esposa murió al dar a luz, su Megan como él la llama tiene el carácter tan feroz como él, por lo que me ha podido contar.
– Jefe Grey – Dije en modo de saludo.
– Jeremy – Respondió asintiendo con la cabeza – Manos a la obra, que tienes aquí.
Me tome el tiempo de explicarle todos los detalles que más pude, no se porque pero siempre que hablaba con éste hombre era como dar una declaración jurada. Tenía el don de sacarte la información sin ni si quiera pedirla. Creo que por eso se gano el puesto de Jefe de la Policía de Sibiu. Cuando termine mis explicaciones, le indique donde se encontraba el cadáver de Ben.
– Jeremy por qué hay tanto vidrio en todas partes – Al entrar nos dimos cuenta que todas las ventanas estaban destrozadas, eso me hizo recordar el extraño sonido que sentí a lo lejos.
– No lo sé – Me encogí de hombros. Mentí. El Jefe Grey podría aceptar que soy un hombre lobo con facilidad, pero que además de eso, que yo sea un fenómeno, creo que no. Me adelante un poco y le señale el cadáver – Aquí esta.
– Woo! Esto será difícil… ¿Qué lo mato? – Dijo, mientras revisaba el cadáver.
– No tenemos idea, no hay rastro de nada. Es extraño no hay ningún olor.
– Esto es muy malo, pero no te queda otra salida mas que retirar a tus hombres, borrar cualquier indicio de que estuvieron aquí. Diré que recibí una llamada anónima sobre un asesinato aquí, y que quise averiguarlo personalmente sin decir a nadie por sino era nada, ¿OK? – Se levanto y comenzó a buscar su teléfono, marcó un número y comenzó a dar su historia, en resumen teníamos veinte minutos para salir de aquí antes de que los policías cubrieran el área.
– Bien ¿qué estas esperando muchacho? ¡Largo! – Me miró fijo y apunto la puerta. Le sonreí.
– Gracias – Dije y salí. Hice una señal con mi mano y todos se fueron, dí una última mirada al lugar y salí disparado, esta vez corrí en forma humana, al rato se me unió Fred.


* * *

Al llegar a casa, corrí más rápido sabia que la policía vendría en busca de información ya que mi familia estaba a cargo de la mantención de la reserva, vendrían en busca de los turnos de los guardaparques y cosas así, y la única persona que podía ayudarlos era yo y por mi bien no debían encontrarme vestido de esta forma, subí las escaleras hacia mi habitación.
Abrí las puertas de par en par, busque ropa en el armario y entre en el baño a asearme. Cuando baje escuche a Fred enfrascado en una discusión con mí nana, la cual era que una hamburguesa es saludable al desayuno. Nunca aprendía. Nana nunca daba su brazo a torcer en cuanto a la comida sana. Era bueno escuchar algo normal después de esa bomba con la que desperté, aun no lo asimilaba, era como si aun no despertara. Entre en la cocina dispuesto a defender a mi nana.
– Nana Vi – Fred siempre la llama así ya que se llama Victoria -- te digo que no nos hace nada malo, que va, incluso necesitamos mas carne y grasa. Además ni si quiera engordamos y…
– Fred deja a Nana en paz – Interrumpí. Me acerque a Nana y le di un beso en la mejilla. Camine hacia la mesa y me senté junto con mi amigo.
– Gracias hijo, Frederick XII Stonel si quieres comer algo aquí, más te vale no molestar a quien cocina – Amenazo Nana con un cucharón de madera en frente de la nariz de Fred-- Aquí se come sano – Como yo estaba asintiendo hacia Nana, Fred me dio una mirada afilada.
– OK me quedare callado – Nana sonrío y le paso un tazón de cereales y otro de ensalada de frutas. Si, todo muy sano.
– Joven Jeremy su madre llamo hace unos momentos antes de que llegara, dijo que le llamara después de desayunar.
– Ya se entero – Dijo Fred. Yo solo asentí. Mamá siempre sabía cuando pasaba algo, nunca me ha querido revelar como lo hace, dice que es un secreto especial, parte de su condición.

Después de desayunar sentimos el teléfono de la cocina sonar, por supuesto que ya sabía quien era. Me senté sobre la encimera y contesté.
– Hola mamá ¿como estas? – Ofrecí mi mejor tono dulce de voz. Sentí su melodiosa risa a través del teléfono.
– OH Jeremy bebé, yo estoy bien como siempre y tu mi querido hijo, ya me entere de la noticia ¿Quieres que vaya para allá y te haga compañía? Tú sabes que si me lo pides estaré ahí para ti. – Dijo con preocupación en su voz.
– Mamá se que no te gusta que te lo diga pero ya no tengo 4 años. Tengo 18, puedo vivir solo. Y a pesar que es triste lo que paso, estaré bien. – Sentí un gran suspiro a través del teléfono, ella quería hacerme sentir culpable. Le sonreí al teléfono.
– Mi Jay cuándo creciste tanto como para ya no necesitar a tu madre – Dio otro suspiro – Dónde quedo mi bebito que se iba a mi cama todas las noches porque no quería dormir solo…-- Dí un suspiro lo estaba logrando… – Pero es cierto mi bebé creció y ya no necesita a su madre…
– ¡OK! Mamá te necesito puedes venir a hacerme compañía por favor – Dije en voz dulce y baja. En ese momento sentí como daba saltitos al otro lado del teléfono.
– Oh mi Jay estaré allí cuanto antes, tomaré el primer avión a Rumania, te amo hijo bye-bye. – No alcance a responder cuando había cortado.
– ¿Dónde está, a qué hora llega? – Pregunto Fred desde su asiento.
– Supongo que todavía esta en Francia y no tengo idea a qué hora llegará.
– Bien. Es obvio que llegara esta noche, así que declaro que… ¡Vamos a jugar basketball!!! – Dio un grito tan fuerte mientras se levantaba, que asusto a Nana que estaba lavando los trastos. Nos miro con furia y apunto con su pequeña mano la puerta. Habíamos hecho enojar a Nana, con 1,50 mt de altura podía aparentar tener 2mt fácilmente cuando se enojaba.
– ¡FUERA!!! – Nos miramos y salimos corriendo al jardín trasero.

Y así fue como jugamos hasta la tarde, cuando vinieron los policías interrumpimos nuestro partido, dimos nuestras declaraciones y aporte con los horarios de los guardaparques y los nombres de las posibles personas que pudieron haber estado allí. Si nosotros no teníamos pista alguna, ellos estaban buscando una aguja en un pajar… Con los ojos vendados. Cuando se fueron me dirigí a la oficina, que hay en casa junto con Fred.
– Jay creo que debemos hablar, me he dado cuenta que estas evitando el tema, pero creo que debes dar tu opinión en esto.
– Te refieres a… – Dije sin emoción en mi voz.
– Me refiero a que no has hablado de la muerte de Ben, quiero decir que varios vimos lo que les hiciste a esos vidrios, debo admitir que me costo estar a tu lado en ese momento… Pero si no hablas con alguien sobre esto, me temo que tendremos un problema más grave que unos cuantos vidrios rotos.
– Fred si lo dices por la anterior vez… Yo… No… – Alzo la mano en señal para que me detuviera.
– Si Jeremy lo digo por la anterior vez, te juro que no sé exactamente que hiciste, pero espero que algún día recuerdes todo y me hables de porque todos en la manada se mantienen alejados de ti, lo que sé es que Ben era parte de los pocos que somos tus amigos, pero los que estamos a tu alrededor no te dejaremos caer si algo pasa.
– Lo sé, es solo que me martiriza lo de la muerte de Ben, el no tener pista alguna, si fuera un vampiro lo sabríamos porque a ellos les gusta exhibirse cuando matan a alguien, en especial un lobo. En cuanto… – Medite un rato, tenía una idea que no se me había cruzado, solo había pensado en enemigos de especie… Mientras Fred mantenía su mirada fija en mí, estaba esperando a que acabara con mi meditación.
– Un Solitario – Soltó. Ambos sabíamos que esa idea no bastaba, los Solitarios eran porque ellos preferían el vivir sin una manada o porque eran desterrados por ésta. No recordaba a algún Solitario tan loco como para matar a los suyos. De ninguna clase, aun así la idea había llegado y no me dejaba.
Me acerque a mi piano, mamá me lo había regalado a los 6 años después de una presentación en la escuela, dijo que no debía desaprovechar el talento que poseía. Lo había colocado aquí, para cuando yo quisiera tocar la deleitara con mi música, aun no importando que fuera un novato a ella le gustaba escucharme tocar. En momentos difíciles fue lo único que podía calmarme o ayudarme a ordenar mis ideas. En este momento necesitaba lo segundo desesperadamente, esperaba recapitular en mi cabeza los hechos como para saber si me había dejado algo atrás. Comencé a tocar “Sonata Luz de Luna” de Beethoven.
Tan pronto comencé a tocar las teclas, las piezas comenzaron a caer en mi mente, empecé por recordar la posición en que estaba Ben… La sala no había los suficientes destrozos como para una pelea… Los otros dos en qué lugar estaban… Un portazo sonó en el fondo de la sala pero no pare de tocar, esto era importante. Unos brazos me rodearon y supe que debía parar. Mi madre no era de las personas a las que podías dejar sin atención, tan pronto paré de tocar, tomo mi rostro entre sus pequeñas manos me giró y poso un beso en mi mejilla.
– Te extrañe Jeremy, mi amor – Dijo en un hilo de voz. La última vez que nos habíamos visto había sido hace medio año. Yo entendía sus razones, pero aun así dolía el tenerla lejos. Me levante del banquillo y la abrace.
– Te amo. Yo también te extrañe mamá. – Dije, mientras depositaba un beso en su sien.
– Creo que yo me voy, mi padre debe querer respuestas. Fue un gusto verte Stephaniel. Adiós. – Dijo Fred mientras se retiraba de la oficina. No sin antes darle un beso en la mejilla a mi madre.
– Adiós Fred, cuídate – Dijo mi madre, con cara de preocupación.
– Mamá Fred sabe cuidarse solo, no debes preocuparte – Le dije con una sonrisa.
– Creo que tienes razón, pero ya sabes que para mi ustedes se quedaron en los 12 años. Así será siempre – Dijo. Con una sonrisa en su rostro.
– Si madre – Dije riéndome de su carita.

Werewolf






Sinopsis

Si creías que Drácula era quien vivía en Transilvania, pues estas muy equivocado... En Sibiu, una ciudad en la región de Transilvania. Ciertos habitantes tal vez tengan colmillos... pero también corren en cuatro patas cuando su madre "La Luna" los llama.

Jeremy es probablemente el último descendiente del linaje más puro de Hombres Lobo, su sangre es la de un Alpha. Su madre de por si una rareza es su único familiar, y quien lo ha cuidado... su vida dio grandes cambios en el pasado, desde su nacimiento hasta ahora... este último será el que lleve su vida a dar giros que él nunca espero...

Long and only life 5° parte



Había que hacer esto cuanto antes, ya había estado aquí antes y por lo visto Victoria aun no aprendía a cubrir su rastro, había abierto un poco la ventana cuando había entrado a la pequeña villa, bueno para mí pero malo para su relativa seguridad. Debería ser más cuidadosa.
Actualmente, llevaba el bolso de Jay con nosotros en el auto que había logrado conseguir a fin de no dejar rastros suficientes a cualquiera que se acercara a la casa, había dejado el resto de nuestro equipaje en la habitación del hotel. Con la idea de que volveríamos rápido de este lugar, con suerte.
Avance por frente de las casas, esta vez segura de a cual dirigirme. La última y más alejada de las otras, apenas llegue a la entrada pare el auto y me baje disponiéndome a bajar a Jay conmigo. Él parecía reconocer el lugar, aunque yo lo negué, tal vez él podía recordar los olores, y los que le hacían recordar cosas malas como el intento de rapto de Victoria.
No necesitamos anunciarnos, apena levante mi mano para llamar a la puerta Victoria la abrió.
– ¡Jay!! – Dijo mirándolo como sino pudiera creerlo, después de un momento levanto la mirada hasta encontrar la mía, – En verdad cumpliste, estas aquí.
– Te dije que vendría, ¿por qué te sorprendes? – Dije fingiendo molestia, pero por alguna razón no podía estarlo con ella, tal vez era porque esta vez se veía en ella más alegría que antes. – Nací en una época en que la palabra de una persona valía mucho. – ella me miro como sino se lo creyera, algunos aun no podían digerir el que no sea una neonato – Nací en el apogeo de la revolución industrial.
La cara de sorpresa de Victoria valía oro, definitivamente me agradaba esta chica. Pero yo no había venido a congraciar con ella, tenía que resolver mis asuntos pendientes si quería vivir o existir en paz.
– Vamos al grano Victoria, ¿qué ocurre? – Me hizo una seña con la mano para que entrara a la casa, una vez dentro me señalo el sofá de la pequeña salita mientras ella cerraba la puerta con llave. Espere a que se acercara para sentarnos.
– Hace unos días, después de que te marcharas me contacte con unos amigos en la manada. Y me dijeron que los vampiros andan como locos dando vueltas por la ciudad, se aprovechan que la manada no tiene estabilidad y rondan por lugares que no deberían, – Como cerca de la casa del Alfa, era un trato en común que teníamos hace mucho, ellos no se acercaban al nido ni nosotros al territorio de su Alfa. – Hasta hace poco lograron sonsacarle un poco de información a uno de ellos, están buscando a una hembra vampiro que es especial, que tiene un don y a un vampiro que tiene varios siglos.
Sentía un nudo en mi garganta, cómo pudo darse cuenta de mi don, y ¿por qué buscar a Rem?
– Según dicen, el nuevo maestro es algo inestable y no puede controlar a los neonatos, – Ahora ya sabía para que buscaba a Rem. – Y según dicen es su capricho encontrar a la hembra, y da la casualidad de que pregunte por los rasgos de aquella hembra, mis compañeros no habían pensado en eso así que espere un par de día y volví a llamarles, esa vez me dieron la descripción y adivina que “Es una hembra de cabello rubio, ojos marrón claro y no aparenta ser muy mayor.” Y resulta que la primera persona en la que pensé fuiste tú, ahora la pregunta es ¿eres tú? – Liberé el aire de mis pulmones, y asentí. – Mierda, ¿qué harás?
– La respuesta es muy simple, he estado pensando algo, – Era algo que pensaba más por instinto que por otra cosa, – Te quedarás con Jay en el cuarto de hotel donde nos estamos quedando, y yo me haré cargo del resto. He dejado algo de dinero ahí, así que si escuchas noticias de mí, que no sean favorables lárgate de aquí con Jeremy, después de todo tu tampoco eres libre.
– Tu plan no me agrada demasiado, en especial porque no quiero repetir lo de la otra vez con Jay.
– Esta vez él será más paciente, – Levante a Jay hasta la altura de mi cara para que me viera. – Mamá tiene cosas que hacer bebé y no puede llevarte, pero no te dejaré solo, ella te cuidara tan bien como yo. – Dije mostrándole a Victoria, al verla se incomodo un poco, quizá costaba un poco más de lo que pensaba.
– No creo que funcione, – Dijo rotundamente, – cuando te irás a resolver tus asuntos.
– Prepara tus cosas, un bolso grande, no creo que esto salga muy bien pero lo haré lo mejor posible.
– ¿Quieres decir que te marcharas ahora mismo? – Asentí ante su incredulidad.
– No puedo huir, lo intente, pero no ha resultado. No quiero que esto siga hasta que involucre a alguien más en esto.
– Eres rara, he visto a más de los de tu especie y solo dan asco. Se creen superiores por vivir una larga existencia, y porque según ellos son más civilizados que nosotros. Pero hasta ahora, no te he visto mirarme de esa manera. No he visto en ti nada de lo que he visto en ellos anteriormente. Me desconciertas.
– No sé si sentirme honrada con tus palabras, pero lo haré, solo porque entre ellos tampoco me he sentido tan a gusto, como lo he hecho con Jay. – Ella asintió y salió de la sala, de seguro a buscar sus cosas.
Tenía algo menos de que preocuparme, Jay estaría bien cuidado y él presentimiento de que Victoria estaba en peligro estaba desapareciendo, había evitado algo pero aun no sabía como.

El dejarlos instalados en el hotel fue la parte fácil de todo, había ordenado que la habitación quedara al nombre de Victoria y que se le atendiera si ella lo necesitaba. La parte difícil fue encontrar un pasaje de tren que me llevara cerca de Berlín, desperdicie la mayor parte de mi tiempo en ello, pero valió la pena. Y estaba en camino y eso era algo. La siguiente parte no sería tan agradable como viajar, si Victoria tenía razón, y los seguidores de Daemon rondaban la ciudad a diestra y siniestra me costaría demasiado el lograr llegar hasta él para matarlo, pero si lo lograba, era probable que pasara igual que los lobos, que los demás no supieran que hacer sin un líder. Estaba depositando mi fe en este pensamiento. Sino resultaba así, tendría que recordar que la cara de Jay haciendo un puchero había sido la última vez que la vería. Pero debía ser positiva, debía resultar, hasta ahora mi sexto sentido no me había dicho nada, así que iba confiada.

Pero apenas al cerrar los ojos, un millar de imágenes pasaban por ellos, años pasados, años que están guardados en tantos recuerdos diferentes dentro de mi memoria. Tantos. Como aquella vez que lo conocí.

Flash Back

– Vaya, vaya, vaya – Dijo alguien detrás de mí, sentí un leve cosquilleo recorrer mi espalda, de arriba abajo, – Creo que a ti no te conozco todavía, ¿cómo te llamas?
A primera vista se veía como otro de los novatos, recién convertido y seguro de sí mismo, al punto de ser molesto. No intenté ser muy cortés, seguí mi paso hasta donde estaba el maestro y mi mentor, Rem, apenas los alcance me di cuenta que aquel tipo me seguía. En ese instante quise darle un golpe, yo venía de otra época, más moderna quizás pero todavía era arraigada a las costumbres, y en lo que refería a eso yo no quería dar una mala impresión.
– ¿No piensas hablar? Es aburrido hablar solo, – Dijo cada vez más cerca de mí, mire hacia otro lado.
– Daemon, déjala en paz, – El maestro se nos acerco, mire con mi mejor cara suplicante hacia Rem que venía a su lado.
– Stephaniel, él es nuevo por aquí, deberías ser más educada y sensata con él, – Dijo Rem lentamente, y como si sus palabras fueran alfiles que me atravesaban la piel sentí algo extraño dentro de mí.
– Si, podrías ser más educada Steph y mostrarme el lugar, – Abrí mi boca para decir algo mordaz por el apodo, pero la cerré al momento. Todavía recordaba una vaga enseñanza de mis padres, Una señorita no hace comentarios mal educados ni mordaces, sino que mira con una sonrisa y guarda eso dentro de sí. Lo intente.
– Quizás debas presentarte, Stephaniel no habla con desconocidos, ella no es de esta época. – Dijo Rem dirigiéndose a ese tal Daemon, él le devolvió una sonrisa incrédula. Luego me miro a mí, pero su mirada estaba cargada con algo más.
– Bien, dime Daemon porque ese me gusta más que mi nombre de nacimiento, y no recuerdo mucho de mi vida por lo que, esto que estas viendo ahora será lo que conocerás de ahora, – Dijo tomando mi mano derecha, – en adelante. Hermosa Stephaniel.
Desate mi mano tan rápido como pude y mire hacia otro lado, – Ya conoces mi nombre, Soy Stephaniel Difontiel y soy nacida aquí en Berlín, y no me agrada que desconocidos se tomen tantas libertades para conmigo.
– Pues en eso te equivocas mi querida Stephaniel, en el momento en que te dije mi nombre deje de ser un desconocido “para contigo”. – Me sonrió burlón y luego hizo una reverencia indicándome con su mano que me seguiría, él había dado por un hecho el que yo le acompañaría a conocer el lugar.
– Stephaniel, – Dijo el maestro a mi lado, – se complaciente con él, recuerda que una vez tu también quisiste encajar aquí. Ve.
Quise decirle que yo no fui de esa forma. Pero agache la cabeza e hice lo que me dijeron. Daemon, el nuevo, estaba esperando a un lado del maestro, me seguía sonriendo. Una sonrisa que no era como la que te regalan los amigos, él quería algo.

Abrí mis ojos de nuevo, al parecer me iba a ser imposible estar tranquila, era fastidioso el poder recordar, aquella vez me pareció un tipo desagradable y luego con el tiempo pensé que era un malcriado y que la seguridad que tanto demostró cuando lo vi la primera vez, era parte de él, de todo él.
Y sin querer sentí sus labios sobre los míos, y la impotencia que sentí aquella noche, la rabia que sentí recorrer mi ser. El odio, que nunca había dejado controlar mis acciones, pero que ahora en cada milla que me acercaba a Daemon, emergía de la nada, le enseñaría porque no necesito de alguien que me cuide, y le daría un escarmiento por todo lo que ha hecho. No dejaré que él me arrebate mi oportunidad de ser feliz, quizá sea por poco tiempo, pero la felicidad es un sentimiento efímero que hay que saber guardarlo dentro de sí.
“Defender la alegría de los míseros y de los miserables.”
Él no me arrebatará la alegría de tener a Jeremy, de verlo crecer. Por lo menos, hasta que él sea lo suficientemente grande…
“Defender la alegría como un principio.”
No dejaré que él me quite lo único que me mantiene, lo que me ha hecho pensar en lo impensado… una familia.
“Defender la alegría como una trinchera.”
Porque cuando esto se acabe, podré estar al fin tranquila, y mi vida estará… quizá no al fin en paz, pero estaré feliz con mi hijo.

Era de noche cuando llegue a las fronteras de la ciudad, había algo bueno y algo malo con mi don. Lo bueno, si sentía peligro algo dentro de mi me lo diría. Lo malo, que quizás no me diera el tiempo suficiente para esquivar ese peligro. Pero quien no arriesga, no gana.
El nido debía de estar en el mismo sitio, la misma casona. Por lo que me acerque a un auto, rompí la ventana y pedí disculpas mentalmente por lo que hice. Claro que el dueño no pensaría en eso. Corté los cables correspondientes e hice contacto con ellos, y en un abrir y cerrar de ojos tenía auto. No podía darme el lujo de rentar un auto, podía ser demasiado arriesgado buscar un vehiculo, o pedir un taxi, eso terminaría involucrando a alguien, y eso no podía cargarlo en mi conciencia, ya llevaba demasiados inocentes en ella, no otro más.
Crucé las calles, una tras otra. Perdí las cuentas al cabo de media hora, también perdí la cuenta de cuantas veces intente acelerar y adelantar un auto ilegalmente. Hasta que de pronto sentí una opresión en el pecho, mientras más corría por las calles más se apretaba mi pecho, me acercaba a algo, mire por las ventanillas como si fuera a girar en la siguiente entrada, no había nada ni nadie conocido. Me forcé a mirar de un lado a otro con el rabillo del ojo, pero seguía sin ver nada que fuera un peligro. Trate de relajarme en cuanto me quede en medio de una cola de autos que esperaban la luz verde. Los segundos corrían y todo parecía lento, un ruido a lo lejos me saco de mi estupor, la gente salía de sus autos, baje la ventanilla un poco y me dedique a escuchar. “Un choque… ¡hay que llamar a la ambulancia!”, “Ese tipo apareció de la nada”, “¿Sacaron ya a los heridos?”, y la cosa seguía, “La ambulancia esta por llegar calma…”. Si me bajaba probablemente no seria de mucha ayuda, por más que haya bebido lo suficiente para mantenerme, era eso, solo para mantenerme, no podía hacer milagros en un accidente en que más que obvio había heridos y tal vez graves.
La ambulancia llego al poco rato y también algo más, la opresión del pecho se volvió aun peor, puse mi mano en el pecho pero el dolor era fuerte, mire hacia fuera y por fin los vi, eran algunos de los tipos que acompañaban a Daemon aquella noche de horror, incluso Thomas. Debía moverme pero no tenía lugar, si me movía de aquí probablemente me verían.
Estaba tan concentrada en eso que no vi lo otro. Alguien abrió la puerta del copiloto, que se me olvido asegurar, y se sentó a mi lado, muy tarde ya tenía al enemigo en mi espacio.
– Querida Stephaniel… – Dijo mientras sentía recorrer mi cuello por su mano, quise moverme pero la opresión seguía doliendo.
– Daemon, que honor me haces al compartir vehículo conmigo, pero sabes, me gusta más viajar sola. Ya sabes, el dicho ese…
– Que graciosa dulzura, – Tomo mi mano con la que apretaba mi pecho. – ¿Sucede algo? – Lo mire a los ojos y me di cuenta por segunda vez en la vida, que su mirada estaba cargada con algo…
– Si, me ensucias con tus manos. – Hizo un rápido movimiento y tomo mi cuello entre sus manos, trate de zafarme pero estaba mal posicionada. Lo único que pude hace fue sujetar sus manos para que no me apretaran más.
– Parece que algo ha cambiado en ti este último tiempo, un cambio demasiado rápido mi amor. – Con esa última palabra sentí ganas de morderlo. – No quieres saber acaso como te encontré, ¿quieres? – Logré mirar hacia otro lado, pero el devolvió mi mirada a la suya. – ¿No te apetece?
– Para que, de todas formas me lo vas a decir, así que para que debo darte el placer de eso. – Daemon me miro fijamente, luego miro mi barbilla o eso creí. Hasta que me beso, trate con más fuerzas soltarme. Me pregunte como diablos podía él hacer eso y que el resto del mundo no se diera cuenta. Y antes de que esto empeorara lo mordí, Daemon se aparto rápidamente pero aun sin soltar mi cuello.
– Mi querida Stephaniel, siempre tan… exquisita. – Dijo saboreándose los labios.
– No vuelvas a tocarme.
– Tantas amenazas… ¿por qué te fuiste Steph? Estamos a un pelo de ser felices, – Dijo dramatizando en aquella última frase.
– Estás loco, pusiste precio a mi cabeza.
– Te saque de tu escondite, mi amor. Eso fue lo que hice. – Dijo a mi oído. – Ahora da marcha atrás y vamos por aquel carril, – Señalo con su cabeza.
Mientras mi mente daba vueltas y vueltas. Había intentado salir de cacería y había acabado cazada, como un conejo.
– A dónde vamos, – Hable sin humor, mi cabeza no lograba hallar una respuesta a todo esto.
– A mi lugar de descanso, allí podremos hablar tranquilamente.
– ¿Sobre que? – Si yo no quiero hablar contigo, quiero matarte. Dije a mis adentros. Y de pronto sentí que el dolor de mi pecho se desvanecía en medida que avanzábamos, algo extraño. Llevaba al peligro conmigo en el auto a su territorio, sin embargo el sentimiento desaparecía, respire profundamente.
– Siempre me gusto como respirabas, no nos es necesario pero lo hacemos, algo que añoramos ¿no?
– Tal vez, – Dije más calmada, poco a poco recuperaba la seguridad que había perdido hace algún momento. Lo mire por un momento pero seguía viendo algo en su mirada que me molestaba, por lo que mire hacia otro lado.
– ¿Es verdad aquello que dicen? – Trate de mantenerme callada, ya había sido demasiado mordaz, – ¿De que entre más viejos más fácil se queman?
– No hay muchos de nosotros, ¿Qué te dice eso?
– Que entre más fuerte nos volvemos, nuestras debilidades crecen también ¿no? – Seguí callada. – ¿Qué tan débil eres Stephaniel?
Mantuve el volante firmemente agarrado, eso era parte de su plan ¿quemarme? Gracias por las torturas sicológicas. Que irónico. Nunca me había sentado a pensar en como iba a morir. Suspire, tal vez todavía no tenía que pensarlo. Tal vez.
El camino se hacia cada vez más estrecho hasta que por fin note que nos acercábamos a zonas privadas. Él seguía indicándome con gestos vagos, como un leve moviendo de cabeza o susurrando despacio cerca de mí. Cada vez sentía más ganas de matarlo, odiaba el sentirme tan débil.
– Aquí es, – Señaló una casa en el fondo del camino, que lúgubre.
– Que lindo, – Dije irónica. Él me miro como sino entendiera y me saco por el lado del copiloto como si fuera una muñeca.
– Cielo, no seas tan quisquillosa, te traje aquí con todas las buenas intenciones y así me pagas. – Dijo como si la situación fura de lo más graciosa.
No poseía tanta fuerza como los demás de mi especie, tenía un don que con los años había perfeccionado. Ahora que lo pienso no me había vuelto tan fuerte. Suspire nuevamente, pero tenía algo que al parecer a Daemon le faltaba. Tenía cerebro, o quizás técnica con años de experiencia.
– Entra, – Abrió una puerta y me lanzó dentro. Era la entrada principal o lo parecía. – Hablaremos en la siguiente sala, no intentes resistirte. Sabes tengo un poco de ayuda aquí.
Por más que quise sentir un poco de miedo al estar con él y sus amigos, no sentí miedo. Tal vez ya me había vuelto loca, al haberme metido en la boca del lobo y no poder escapar de la fauces de éste ilesa.
Sacudí mentalmente ese pensamiento, no debía ser negativa, volvería a ver a Jeremy mañana por la noche. Lo volvería a ver.

Camine hacia la sala que me había indicado, poco a poco podía sentir el peso de miradas sobre mi cabeza, como intentando relajarme comencé a tomar un mechón de cabello y a enredarlo en mi mano, debía planear el como poder quedarme a solas con él. Pero no fue tan necesario, al entrar en la sala me di cuenta que era un despacho y no solo eso sino que estábamos completamente solos, las miradas que antes no me dejaban sola se habían retirado, estaban demasiado confiados de que Daemon podía conmigo. Era mejor así, el que no me vieran como una amenaza, más fácil me sería salir victoriosa de este encuentro.
– Siéntate, – Me indico con un movimiento de su mano una silla antigua, me senté siguiéndole la corriente, aun no era mi oportunidad.
– Sabes que estas muerto ¿no? – Dije casualmente mirando una mota en mi pantalón.
– ¿Tú me vas a matar Stephaniel? – La risa resonaba en su voz. Estaba dicho yo no era un peligro. No para él.
– No, yo no, o quizás, – Seguí mirando la mota, – Solo que en verdad seas tan imbécil como para creer que los lobos te van a dejar impune después de matar a uno de los suyos, – Menee la cabeza, – Como puedes ser tan… ingenuo.
– Yo no soy ingenuo, solo que ellos no poseen ni una cuarta de intelecto como nosotros, – Tomo aire, – Ellos ni siquiera pueden controlar su naturaleza, nosotros en cambio si podemos, ellos son más bestias mientras nosotros tenemos nuestro lado humano casi intacto, ocupamos más nuestra cabeza. De seguro aun están vagando como locos por la ciudad sin saber que hacer al no tener un Alfa que los guíe. Patéticos.
Al parecer en verdad el creía todo lo que me decía, no podía estar más equivocado, tal vez yo no lo mataría esta noche pero los lobos de seguro le darían caza cuando la luna este llena, y cuando eso sea, todo vampiro que tenga dos dedos de frente deberá salir de Berlín sino quiere morir.

– ¿Terminaste tu charla? – Bien, si iba a hacer algo tenía que hacerlo ya.
Daemon me miro divertido, para él yo no era más que un pequeño incordio que había escapado de sus garras.
– Claro, ¿tienes algo que agregar?
– Si, – Dije y me lancé encima. Caímos ambos al suelo entre una lluvia de golpes, Daemon estaba debajo de mí sin poder más que bloquearme, si en verdad creía que yo había vivido tantos años sin saber pelear pues se estaba llevando una sorpresa.
Pero la sorpresa fue más grande para mí cuando unas manos enormes me tiraron contra una pared, haciendo que cayeran pedazos de madera encima de mí. Me levante quitándome las astillas y vi por fin quien había sido el que me había lanzado por los aires, no era más que Tomas. En cuanto me vio sonrió despreciablemente. Ahora estaba en un problema…
– Nuestra Stephaniel es algo hábil después de todo, tal vez debamos enseñarle modales Tomas. – Dijo ya acercándose a mí. Me puse en guardia, que sea lo que deba de ser, dije para mis adentros.
Tomas fue el primero en lanzarse sobre mí, prediciendo sus movimientos me lancé en una carrera desesperada para salir de aquella habitación, jugar al gato y al ratón por lo menos me daría algo más de tiempo para vivir y pensar en algo que me salvara.
Pero corriendo por uno de los pasillos casi choco con otro vampiro bajo las órdenes de Daemon, otra marioneta pensé. Este había estado a punto de atraparme sino es por una ayuda inesperada.
Unas manos tomaron por el cuello a la marioneta y se lo quebraron de un movimiento, suspire de alivio al ver a mi salvación.
– No cubres tus rastros, – Me reprocho Victoria.
– No piensas en eso cuando eres capturada en territorio enemigo, – Dije mirando por todos lados. – Debemos movernos, me persiguen…
Tomas apareció en frente de nosotras y olvidándose de mi comenzó a pelear con Victoria. Conocía a Tomas era un sanguinario que se dejaba llevar por la sangre, aun no me explicaba como no había sido muerto aun.
Sin perder más tiempo en mis pensamientos me lacé a la pelea para ayudarle a Victoria, algo desconcertado Tomas peleo con ambas pero solo en el momento en que pude tomar toda la atención de Tomas, Victoria pudo arrancarle el cuello. Nos quedamos mirando sin saber que hacer durante un minuto, hasta que me levante y comencé a arrastrar una parte del cuerpo hasta sacarlo de la casa.
– ¿Victoria tienes un encendedor? – Dije, esta se encogió de hombros.
– Que crees, que soy girl scout, – La mire con el ceño fruncido.
– No, solo pensé que eras una mujer precavida, – Dije, luego volví a centrar mi atención en el cuerpo, – Dos veces logre zafarme de ti, solo que esta vez será para siempre. – Le dije a un ya muerto Tomas.
– Haces que se me ericen los pelos hablando así. – Le sonreí a Victoria, pero esta en crispó los labios, – Hay otro cerca, huele un poco diferente a ti.
Mire a la casa, ya sabía de quien se trataba. Camine de vuelta a la mansión.
– Tengo algo que hacer, – Dije, – Volveré pronto.
– Si necesitas ayuda grita, Jay te extraña. – Y eso hizo que me detuviera.
– ¿Dónde esta?
– En un lugar seguro te lo prometo. – Asentí y volví a caminar.
Volver al salón fue algo que me llevo tiempo, pero una vez que entre Daemon levanto la mirada de lo que estaba mirando con atención. Parecía ser que algo se había caído después de que Tomas me lanzara por los aires.
– Te toca, – Dije simplemente.
– Te tome muy a la ligera, ¿no?
– Supongo que mi apariencia engaña demasiado, – Dije acercándome con cuidado.
– Ya no más, – Y eso fue todo lo que dijo mientras volvimos a pelear.
Esquivo cada una de las patadas que le lancé, pero tuvo menos suerte con los golpes. Acerté dos que lo hicieron retroceder, pero conecto un golpe que me hizo encogerme.
De ahí la pelea se volvió a su favor, los golpes me hacían perder el equilibrio y no me dejaban conectar un buen golpe. De una patada me lanzó a un extremo de la habitación.
– Pudiste ser mía, ¿por qué Stephaniel? ¿Por qué?
– No sé de que hablas, – Dije intentando levantarme, hace siglos que mi cuerpo no se sentía tan… herido.
– Pudiste haberte quedado a mi lado, haber sido mía, pero preferiste la lealtad a tu estúpido maestro.
– Él es como mi padre, ¿y tu quien eres? – Dije con todo el desprecio que pude marcar en mi voz.
– Pude haber sido todo para ti…
– O por el amor de todo lo sagrado, hablas demasiado. – Dijo Victoria entrando en la habitación. – Stephaniel, ¿qué rayos haces en el piso?
– Lo que a ti no te importa, – Dije levantándome.
– Claro que me importa, hay un niño esperándote esta noche y tú no te lo tomas en serio, claro que me importa tarada. – Fulmine con la mirada a Victoria.
Daemon se nos quedo mirando asombrado. Me voltee para mirarlo.
– ¿Qué?
– Amiga de un lobo, – Dijo con asco.
– Aliada, – Dijimos ambas a la vez. Victoria se dio la vuelta y volvió a la entrada.
– Vienen más. – La mire y esta supo de inmediato lo que quise decir.
– No te tomes mucho tiempo, no creo retenerlos por mucho. – Asentí, y Daemon se lanzó de nuevo encima de mí. Aproveche cada una de las lecciones de artes marciales que había tomado en algún momento de la mano de William. Con sus enseñanzas no volvería a caer otra vez.
Mientras nosotros peleábamos podía escuchar a Victoria pelear en el otro lado de puerta. Ella la había cerrado en cuanto salió de la habitación. Me mantuve lo más concentrada que pude, pero uno de los gritos de Victoria me perforo por dentro ¿por qué la había metido en esto? Quise ir en su ayuda, pero Daemon aprovecho mi momento de confusión para quebrarme la pierna derecho. Caí al suelo retorciéndome por el dolor agudo que me hacía ver puntos de todos colores en mi visión.
Daemon se acerco a mi oído, – Lo lamento Stephaniel, pero creo que ya no quiero un futuro contigo.
Se acerco para poner sus manos en mi cuello, pero de un movimiento yo fui la que tuve en mis manos su garganta.
– Yo no quiero un futuro contigo, ya sé con quien quiero compartir parte de él.
Y con todas mis fuerzas le partí el cuello. Me acerqué a su escritorio que estaba casi intacto. Y como era de esperarse tenía una daga en uno de sus cajones, me acerque a su cuerpo y le corte la cabeza.
– Con eso ya no molestaras más. – Victoria volvió a gritar y salí corriendo en dirección a ella, con la daga en mi mano.
Victoria estaba peleando contra dos de los vampiros – marioneta de Daemon, uno ya yacía en el suelo. Me acerque lo más cuidadosa de que nadie escuchara mis pasos y le corte la garganta a uno, después de eso Victoria aprovecho la distracción y le partió el cuello al suyo.
– Hacemos buen equipo, – Dijo jadeando y pasándose una mano por la frente para secarse el sudor que perlaba su frente.
– Si eso creo, es un poco raro pero lo hacemos, – Dije acercándome al que recientemente Victoria le había quebrado el cuello, le corte la cabeza y luego hice lo mismo con el resto.
– Creo que ya no se iban a levantar, – Me dijo algo asqueada por lo que yo estaba haciendo.
– No me gusta correr riesgos innecesarios.
Después de eso quemamos en una sola pira todos los cuerpos de los vampiros que después de esa noche ya no molestarían más en Berlín.
– Vamos con mi Jay, – Dije algo ansiosa después de toda esta noche.
– Seh, – Dijo Victoria dirigiéndose al auto que yo había ocupado para llegar aquí con Daemon.
Mi sorpresa aquella noche no termino. Llegamos a la casa en que el padre de Jeremy había vivido con él. Hice el mismo recorrido que antes entre a la habitación de la cuna y vi aparecer inmediatamente la misma cabecita que había visto antes, solo que estaba vez mi Jay me tendió los brazos con una sonrisa.
– Yo también te amo bebé, – Dije abrazándolo.
– Debes irte ahora, los lobos están incómodos con la presencia de los vampiros. Así que vete, adiós Jay. – Dijo con la tristeza en su voz, creo que eso fue lo que me desgarró.
– Y tú, ¿qué piensas hacer?
– Buscaré algún refugio y luego me iré. Ya no tengo motivos para estar aquí. – Se encogió de hombros. Mi novio murió hace poco, Y Jay era quien me mantenía aquí, pero eso ya no será así.
La mire evaluativamente, ella había cuidado de Jay por bastante tiempo, sabía todos los hábitos de los lobos y sabría a lo que me tendría que enfrentar. Quizás cuando Jay ya no me quisiera, ella podría cuidarlo y sobre todo amarlo.
– Porque no te vienes conmigo y mi Jay, en algún tiempo más tú podrías cuidarlo por mí. – Dije mirándola seriamente, – Llegara un día en que ya no pueda cuidarlo, en que tal vez él ya no me quiera a su lado y… él necesitaría a alguien de su especie. – Dije dándole énfasis a esta última palabra. – Por favor.
Victoria pensó durante un largo rato, hasta que por fin asintió, – ¿Dónde iríamos?
– Quiero ir a Francia, sería un lugar estupendo para criar a un niño, ¿qué dices?
Victoria abrió mucho los ojos y asintió. – Si, quiero ir.
– Esta decidido, – Dije y salimos de aquel lugar que tanta tristeza cargaba.


>>Años después<<

– Jeremy, mi querido hijo, hoy pasaras de ser mi bebé a un hombre – Dije tratando de esconder mis ganas de abrazarlo y llevármelo de allí, pero era verdad mi bebé había crecido tan rápido, y debía aceptarlo. Sin embargo había algo que molestaba a mi sexto sentido, y eso hacía ponerme aun más nerviosa. Aunque Victoria me lo había dicho, lo que haces es suicidio. Suspire, haría cualquier cosa por mi Jeremy.
– Yo siempre seré tu bebé madre – Le sonreí respondiendo a su bella sonrisa, y ante sus palabras, él no sabía cuan feliz me hacía cuando hacía o decía cosas para animarme. Nada de lo que Rem había dicho había pasado, e incluso Jeremy lo admiraba.
– Te amo mi Jeremy. – Impregne mis sentimientos en esa frase, lo amaba con todo mi corazón.
– Y yo a ti mamá – Diciendo eso se paro, mi nerviosismo creció al ver sus músculos tensos, como esperando por algo.
– ¿Qué sucede Jeremy? ¿Por qué paraste? Debemos llegar rápido – Trate de persuadirlo, mi sexto sentido decía que debía quedarme y ver, pero mi sentido común decía que debía correr. Hasta que por fin me di cuenta del por qué.
– No estamos solos – Me puse firme, no debían ver que tenía miedo, quien o quienes fueran que estaban aquí, – ¡Hey tu, no te escondas cobarde! ¡Sal de una vez! – Las palabras quedaron suspendidas en el aire durante un tiempo, de pronto una silueta comenzó a salir de entre los arbustos.
– Me sorprende que sintieran mi presencia, por lo general nadie me percibe hasta que estoy encima de mi presa. – Su voz era fría, y algo en mí me decía que ya le conocía. Pero mi mente no lograba situarlo en ningún lugar.
– Mamá… – Dijo Jay dudando, levante mi mano para acallarlo y así concentrarme en lo que no estaba percibiendo. Mi sentido común me había alertado de un lobo, pero mi sexto sentido no me dejaba en paz.
– Guarda silencio un momento Jeremy, ¿Quién eres? – Dije señalando al tipo enfrente de mí, cada vez notaba algo más familiar en él.
– Grrr… Yo no soy el que esta en territorio de otro – Gruño el tipo – Así que tu responde, ¿Quién eres y de dónde sacaste a este niño?
– Hmph OK – Dije no prestándole atención a su falta de educación, sino algo molesta por no poder recordar quien era él, – Mi nombre es Stephaniel Difontiel y este niño es Jeremy Wolf. – Trate de responderle en su mismo tono.
– No has respondido de donde sacaste a este niño – Dijo el tipo, esta vez fingiendo inexpresividad. Trataba de ignorarme.
– Soy su hijo – Dijo Jay, mientras ese tipo lo escrutaba de pies a cabeza.
– Llévanos con tu alpha, él esta por cambiar – Dije al darme cuenta de que estaba omitiendo mi cerebro, – Y necesita de la manada para controlarse o controlarlo, – Él nos miro a ambos y asintió levemente.
– Mi nombre es Frederick XI Stonel y soy el Beta de esta manada. Y la siguiente vez que tú o cualquier ¿Oíste? hembra de tu especie me hable así, juro que la quemare viva.
Mire a sus ojos azules que no había visto en tanto tiempo, y asentí sin decir palabra alguna, en especial cuando por fin me había dado cuenta de quien era. Y lo peor él esta vez era de verdad, ¿sería esta una bendición o una maldición? ¿Qué tan caprichoso era el destino?
Asentí internamente, mientras algo en mi interior volvía a vivir, “Todavía te amo mi príncipe”.

Long and only life 4° parte



Las cartas ya habían sido tiradas y mi sexto sentido me decía que no podía lograr un full de aces, iba a perder pero todavía no sabía cómo.
Mi sexto sentido a menudo tenía la razón, el ignorarlo solo me hacía sufrir con los resultados que esto provocaba, por lo que cuando pasaron los días con suma rapidez desde el encuentro con Victoria, algo apuntaba en lo más dentro de mi ser que algo estaba por pasar, porque ella no me había llamado aun. Cualquier otra persona hubiera creído que no era nada lo que pasaba, sin embargo, ya estaba incomodando a Rem con mi continuo estado de alerta, al más mínimo ruido yo saltaba y colocaba a Jeremy en mi regazo, claro las pocas veces que lo dejaba fuera de mi alcance.
Hace una semana habíamos llegado a Rusia, Rem ya casi se acostumbraba al continuo estado de ánimo de Johann, o sea de curiosidad mezclada con felicidad y una gran cantidad de energía, no la culpaba eran pocos los vampiros que conocían, sumando que además Rem era el más antiguo que jamás habrían visto, ella y Tesla. Éste último se comportaba con sutileza, pero él sabía como darse a conocer y conocer a los demás, nunca me importo el que le faltase tema de discusión, sino el que Rem se acoplase, ya que ahora se podría sentir solo sin nadie más que lo acompañara de cierta manera. A muchos no le gusta hablar de los años pasados, y Johann y Tesla no eran la excepción a esto, y yo sabía de buena fuente que Rem y el fallecido Maestro del nido eran buenos comentadores de los tiempos pasados, les gustaba comparar experiencias sobre lugares de tiempos pasados. Pero con una gran y sorpresiva reacción Rem se había acoplado a Tesla y Johann, o mejor dicho él los había adoptado como sus discípulos, Tesla había encontrado en él a un compañero con quien compartir sus experiencias y conocimientos en el campo de la Hipnosis, el cual era un gran pasatiempo que había tenido antes de que lo transformase hace cuarenta años atrás y que había pasado a ser un trabajo hace algún tiempo, puesto que cubría su imagen y la de Johann como dos personas excéntricas, en vez de un par de locos prófugos del manicomio más cercano o seres sobrenaturales en el peor de los casos. Había gente que seguía a Tesla, para experimentar el profundo sentimiento que les provocaba esta experiencia, otros simplemente lo veían como una gran figura y “si el resto lo prueba ¿por qué yo no?” o cosas así.
Sin embargo, el tema que siempre salía a flote después de todas conversaciones de importancia o no, era “qué íbamos a hacer con el pequeño lobo que yo seguía insistentemente cargando en mi regazo.” Tesla tenía una manía por referirse a Jay como esa cosa por lo que cada vez que lo miraba más de un segundo, yo sacaba mis colmillos a relucir.
Haciendo caso a las peticiones de Johann acepte tenerla cerca, Johann se preocupaba porque un día Tesla quisiera eliminar el problema que era Jay, mientras aun era un bebé, ya que Tesla veía a la bestia que sería en el futuro, las mismas bestias que una vez Johann contemplo de cerca en un mal giro del destino. Sin embargo ella no vivía en el pasado, ni le gustaba colocar a todos en el mismo saco.
Ella estaba de mi lado, y por otra parte a Jay le agradaba Johann. No tarde mucho en nombrarla la madrina oficial de Jay, claro que una madrina de palabra, Johann no cruzaría nunca el umbral de una iglesia. No, no es por que el agua bendita nos haga algo, o las cruces, yo misma porto una. Sino que Johann esta en rebeldía espiritual o algo así dijo una vez, pero de todas formas estaba en proceso de convencimiento. En fin, con ella de mí lado Tesla no le haría nada a Jay, aunque fuera un peligro él no le rompería el corazón a Johann haciendo algo tan desalmado.
Pero lo que me hacía sentir tan nerviosa no se encontraba en las cuatro paredes de esta casa, ni siquiera dentro de las fronteras de este país. Estaba más lejos aun. Como si mis pensamientos fueran correspondidos, el teléfono de la planta baja de la casa comenzó a sonar, en vez de parecer aliviada, cada músculo de mi cuerpo se tenso, mientras que Johan en un parpadeo estaba junto al teléfono para contestarlo. Como sino fuera capaz de oír bien me acerque a ella tan rápido como pude con Jay en mis brazos.
– ¿Si? Casa Difontiel – Dijo Johann con su suave voz. Ella y Tesla habían adoptado mi apellido después del cambio, en una forma de mostrarme su aprecio por haberle dado una segunda oportunidad a su amor y de demostrar que no me odiaban por haberlos hecho cambiar sin su consentimiento. Significaba mucho para mí.
– Necesito a Stephaniel. – Conocía la voz que estaba al otro lado de la línea. Me acerque rápido al lado de Johann tendiéndole a Jay con una mano mientras que con la otra tomaba el teléfono.
– Victoria, ¿qué es lo que esta sucediendo? – Dije sin más preámbulos.
Al otro lado de la línea se escuchaba perfectamente como tomaba bocanadas de aire. ¿No podía hablar?
– Hay un problema, los lobos de mí manada creen que mataron a Jay y ya no lo buscan, debo decir que me siento algo mal, porque ni siquiera se mostraran un poco molestos en siquiera buscarlo, era como si se sintieran aliviados…
– Al grano Victoria. – Dije algo impaciente, por una parte sentía un peso menos, nadie me enfrentaría buscando a Jay.
– Bien, esto es lo que sé, hay alguien detrás de tu cabeza, o cabes demasiado en la descripción de quien me lo dijo. – Dio un gran respiro y siguió – Es el nuevo Maestro. Los lobos no están felices con esto, lo del nuevo Maestro, pero sin Alfa es mejor no armar tumulto por miedo a llamar la atención, así que momentáneamente hay tregua en la ciudad, por lo menos hasta en dos semanas cuando la luna este llena. Después de eso, Berlín se convertirá en Troya.
– ¿Quién es el nuevo Maestro? – Con el fin de quitar la imagen que me había dado a entender Victoria. Pero otro pensamiento me aquejo. Dentro de mí daba todo por no volver a oír ese nombre de nuevo.
– Responde al nombre de Daemon. – Algo en mí se retorció. – Algunos dicen que se auto nombro. Y yo le creo a mis fuentes.
– Va ha morir, – Dije.
– Tiene dos semanas de vida todavía y déjame decirte que creo que puede ser menos, los lobos están bastante cabreados e irascibles sin Alfa. – No ha manos de los lobos, dije para mis adentros.
– ¿Por qué te excluyes del paquete?
– No me apetece estar allí, créeme. Es mejor estar por mi cuenta. Sola.
– No creo que te dejen hacer eso por mucho tiempo.
– Espero sea lo suficiente como para ver a Jeremy otra vez… – Algo en su voz me decía que se estaba pidiendo.
Tome un respiro. – Victoria, ¿aun estas en Polonia en la misma casa?
– Si. – Dijo, ya no tenía de que dudar, le había dado como muestra de confianza el lugar donde encontrarme con el número de teléfono. Y ella ya debía de haberse dado cuenta, porque me respondía con determinación.
– Te veré allí en unos días. – Dije y antes de cortar la comunicación, dije. – ¿Por qué me avisas?
– No te sientas alagada, solo que si algo te pasa a ti, en manos de un vampiro, Jay no volvería a ver otro día más. Sabemos cuan fuerte es, pero no sabemos su limite.
Después de eso corte con un leve “Gracias,” y esperando que los demás ignorasen el “Sabemos cuan fuerte es” no me había tomado el tiempo de explicarles nada de eso aun.
– A riesgo de molestarte – Dijo la voz nítida de Tesla desde la segunda planta, donde seguro estaba sentado en el sofá aun, – Parece que tienes un don especial para fraternizar con los canidos. – Podía sentir un poco del desprecio que él sentía por los hombres lobo, probablemente aun culpándolos de casi haberle arrebatado a Johann hace dieciocho años atrás. No importaba ya, que aquellos lobos habían sido muertos por él. Su desprecio era hacia la raza en general.
– Si, siempre he sentido pena por los perros sin hogar, lo recuerdas o ¿no? Tesla.
– Touche – Dijo Johann, subí rápidamente y vi como Tesla le dio una mirada fría a Johann y se largo, de seguro, a su recamara en el tercer piso de la casa, Johann se fue detrás de él, dejando a Jeremy jugando en el piso, rodeado de cojines y con unos juguetes que ella misma había comprado hace un par de días cuando habíamos llegado.
Mire hacia donde estaba Rem, estaba claramente negando con la cabeza. Todos habían escuchado la conversación, y lo que obviamente no había captado Victoria, por falta de detalles, era lo que de seguro Rem estaba desaprobando, aun así no cambiaría mi posición.
No me iba a quedar con los brazos cruzados, mientras que él… vampiro que me había usado como su marioneta para cazar al Alfa de la ciudad y provocar prácticamente la extinción de mi aquelarre. Que había provocado la extinción de mi nido… me quede algo desorientada, en días había pensado en Jeremy como una forma de refugiarme del pesar que me provocaba la culpa. Pero obviamente necesitaba más que eso, necesitaba redención y paz para mi alma. Y ya sabía como ganarla o por lo menos lo intentaría.
Cogí a Jeremy que estaba de alguna forma sentado entre medio de cojines jugando con sus manos. Le di un beso en su mejillita y lo lleve conmigo a mi cuarto, que estaba situado en el segundo piso.

Mis cosas estaban listas cuando el amanecer estaba casi llegando, bueno las pocas cosas con las que iba a cargar en este viaje. Johann llego antes de que terminara de empacar y se había llevado a un Jay hambriento a comer. Podía escucharla claramente cantándole mientras subía las escaleras ya rumbo a mi cuarto. Cuando abrió la puerta no me sorprendió ver a Jay dormido en sus brazos, pero si la mirada de amor de Johann, probablemente ella también se había preguntado que se sentiría ser madre.
– Es adorable… y cálido – Dijo tomando su manita, – Puedes creerlo que se duerma en mis brazos, porque yo no puedo. Es tan maravilloso Steph.
Por el brillo que veía iluminando más de lo normal sus ojos, me daba cuenta que si fuera humana todavía, estaría llorando a mares junto a mí mientras que compartía estos sentimientos conmigo. La entendía, yo también sufría de lo mismo con Jeremy, solo que lo canalizaba en sobreprotección.
– En verdad piensas ir y llevarlo… – Su voz titubeaba cuando siguió, – Tal vez podría quedarse conmigo mientras te esperamos. – Aunque veía la suplica en sus ojos cuando me miro, no podía ceder ante su petición, quería tenerlo cerca de mí, sabía que era peligroso… y una idea se puso frente a mí. No se habían encendido la alerta con esta idea, ¿podría ser lo correcto? Tesla no me lo perdonaría.
– No puedo dejar a Jeremy aquí, no es que desconfíe de ti, pero me sentiría más tranquila con él lo más cerca de mí, pero si tu quieres podrías venir con nosotros Johann.
Por un momento su rostro rebosó en alegría hasta que pude sentir su debate interno.
– No puedo permitirme preocupar así a Tesla, seria muy insensato de mi parte, además nuestro amor no nos permite estar separados sin desesperarnos, como tú y Jay.
– No sé cómo se me ocurrió, ustedes nunca se separan. Lo siento.
– Solo cuida mucho de Jay en este viaje. – Parecía que algo más le incomodaba, alcé una ceja para que lo soltara, suspiro, – ¿Eso es todo lo que llevas para ti y Jay? – Cuando iba a responder, me paro. – Él necesita más cosas, te las conseguiré, ya vuelvo.
Se fue antes de poder negarme, pero pensé, si así la hacia un poco feliz que mal podía hacer.

Ya estábamos acomodados, Jay junto a mí en la cama, Johann había traído un bolso repleto de cosas para bebé, que ahora debía cargar conmigo, di gracias a mi suerte de que se hubiera dado cuenta tarde de lo que llevaba. Mis parpados comenzaban a sentirse pesados como mis pensamientos. Cuando volviera a despertar nos iríamos con Jay de vuelta a nuestro hogar. Entre mis pocos pensamientos coherentes había uno que me molestaba, ¿estaría bien Victoria?
Sentí el sol a lo lejos.

Este escenario lo conocía demasiado bien, pero por primera vez yo no quería encontrarlo a él… sentado en aquel muelle que veía.
Una hermosa laguna verde se veía a mi lado derecho y a mi izquierda podía ver solo árboles, pero yo estaba segura que más allá había una cabaña. Camine al borde de la laguna.
Sin estar tranquila camine al muelle que estaba más adelante, cuanto más me acercaba más podía ver de este, no había ningún bote amarrado, y estaba vacío sin aquel joven, sentí una opresión en el pecho aunque no quería verlo mi corazón lo extrañaba.
Camine hasta el muelle y me senté en una orilla para colocar mis pies desnudos en el agua. Estuve un rato balanceándolos en el agua hasta que un movimiento a mi lado llamo mi atención. Mi corazón que en la vida real estaba muerto, en el mundo de los sueños palpitaba bruscamente, no por el miedo, sino que por fin estaba aquí…
– Princesa, – Dijo suavemente el joven rubio y de ojos color cielo.
Podía sentirlo, su brazo casi rozaba el mío cuando se sentó a mi lado. Gire mi rostro hacia él y le sonreí, él me correspondió sonriendo y abrazándome.
Quise hablar pero no podía, todo era demasiado maravilloso para ser verdad. Sin embargo, él no dejaba de sonreírme.
– No mi amor, no lo hagas, quiero estar contigo más tiempo. – Y poso sus labios sobre los míos, los movió suavemente mientras me abrazaba más a él. Cuando se retiro intente protestar pero aun no encontraba mi voz y él había colocado sus dedos en mis labios. – Así es mejor, mi princesa él no lo vale, no te vayas de mi lado.
Por más que disfrutase su tacto me retiré bajando la mirada, “solo si él me entendiera…” levante la mirada y vi su rostro, parecía herido ante mi rechazo, luego se compuso y se levanto de mi lado. Trate de detenerlo, pero recordé que nada de esto era real y que él no existía.
– Si tan solo te quedaras…
– No serviría de nada… ¡porque tú no eres real! – Grité. Mi voz por fin había vuelto.
Él se quedo parado en frente de mí, por un momento creí que desaparecería de mi vista como humo, pero él habló.
– ¿Cómo sabes lo que es real o no? Yo, solo sé… – Negó con la cabeza. – Aunque tú no creas en mí… Te amo mi princesa. Adiós.
Se fue de mi lado sin mirarme. Y el susurro del viento me trajo sus últimas palabras… “Ya nunca te molestaré.”

“Valora lo que la vida le da, quien tiene el corazón grande para amar los detalles.”
Apenas abrí los ojos esta frase inundo mi cerebro. Y el vacío dentro de mí quiso crecer, pero se lo impedí de la única manera. Atraje más a mi lado a Jeremy. Era quien me impedía ahogarme en aquel pozo sin fondo que se estaba convirtiendo mi culpa.
Trate de despabilarme, él era un sueño… ¿o no?
Jay gruño a mi lado, con un vacío distinto al mío, el suyo estaba en el estomago, así que me levante para hacer su biberón.
Nos vestimos y bajamos. Apenas pise la cocina Johann llego detrás de mí.
– Es genial por fin ocupar la cocina, aunque sea solo para preparar el biberón de Jay.
No le preste demasiada atención, coloqué a Jay en la sillita que Johan en sus múltiples compras había adquirido y prepare el biberón. Johann parloteaba sobre algo que no entendí, mi mente estaba demasiado nublada y cuando no me di cuenta ya tenía el biberón listo, con el en mano saque a Jay de la sillita y me dispuse a dárselo. Hasta que una mano cruzó en frente mío. Se me había olvidado que Johann estaba a mí lado.
– Te estoy hablando hace bastante rato y tú no me contestas.
– Lo siento Johann, desperté algo distraída, – Ella asintió no muy convencida y se fue rumbo a la puerta.
– ¡Tes ya te levantaste!! – Gritó emocionada como si no lo hubiera visto hace un rato.
– Por su puesto mi amor. – Dijo este besándola en los labios. – Stephaniel. – Dijo a modo de saludo.
– Tesla. – Respondí. – Estaremos listos en un momento. – Asintió.
Se supone que él nos llevaría al aeropuerto.
– ¿Ya tienes todo listo Stephaniel? – Dijo Tesla desde el umbral de la puerta, de alguna manera tratando de mantener el mayor espacio posible entre Jeremy y él.
– Por supuesto, – Dije no prestándole atención a los movimientos que hacía, por mí parte me había quedado en el mismo lugar mientras Jay se tomaba el biberón. Johann que parecía ajena al tema nos miraba primero a uno y luego al otro, hasta que se hizo evidente que quería decir algo, tomo un gran respiro y comenzó.
– No te vayas, – Dijo Johann, colocándose de un saltito al lado de Tes, tomando su brazo derecho que colgaba a su costado entre sus manos, para darse fuerza.
– Tú sabes que debo…
– Ella debe hacerlo Jo, – Dijo interrumpiéndome Tesla, aprovechando el movimiento de Johann para tomar sus manos entre las suyas, – Volverán pronto, así que déjalos ir.
Johann hizo un puchero, y dijo, – Pero no quiero que se vayan, algo me duele aquí – Dijo tomándose el pecho en el lugar del corazón, que ya no funcionaba, – Diles que no lo hagan Tes, podría pasarles algo.
–Yo no he presentido nada Johann, así que creo que esta bien, además no podemos dejar a Victoria, se lo prometí, se puede decir que es la única persona que podría ayudarme a entender un poco de la naturaleza de Jay.
Tes desato sus dedos de entre los de Johann para poder tomar su rostro.
– Mi amor, Steph nunca ha fallado en uno de sus presentimientos, además ella no se iría sino fuera un motivo realmente poderoso por el que tuviera que ir, – Le explico suavemente, – Lo que pienso es que estas descubriendo nuevos sentimientos con Jay cerca de ti, como la sobreprotección de una madre.
Johann lo pensó un momento antes de responderle, – Okay, – Dijo enterrando su cara en el pecho de Tes.
Suspire – Gracias, – Dije mirando la escena un poco conmovida.
Me di la vuelta y comencé a preparar otro biberón, Jay tenía un hambre voraz.
Una vez listos volví a la habitación para mudarlo y recoger las pocas cosas que se nos quedaban en la habitación. No vimos a Rem por ninguna parte, por lo que di por un hecho de que él no quería despedirse de nosotros, lo que fue algo doloroso. Antes de salir de la casa le di una mirada hacia las escaleras que daban hacia el tercer piso donde se movía una silueta.
– Tú por lo menos sabes que no me estoy equivocando, ¿Cierto bebé? – Jay se removió entre mi abrazo – Volveremos a casa, – Al parecer eso si lo entendió, porque sonrió – Si mi amor, mamá y tú van a viajar. Veremos como esta Victoria, y esta vez te portarás bien.
– ¿Vamos? – Dijo Tes abriendo la puerta para mí.
– Claro, – Cerré bien la puerta detrás de mí, y lo seguí al auto. – Vamos.

Tesla no abrió la boca en el trayecto y parecía como si ni siquiera estuviera respirando. Estaba colocándome de los nervios, daba gracias por no expedir un olor que molestara a Jay, mientras que él dormía, lo cual había hecho desde que se había sentado en su sillita de bebé, y lo estaba haciendo plácidamente.
– ¿Hace cuánto tiempo que no te alimentas? – La pregunta prácticamente había salido de la nada, y la había hecho cuando un semáforo se puso en rojo antes de que pudiéramos cruzar.
– Puedo resistir un poco más, – Dije, sabiendo perfectamente que si aun fuera humana tendría las mejillas sonrosadas por la vergüenza, por todos los años que había vivido debería saber, que tenía que alimentarme mejor y más adecuadamente en el tiempo que estuve en la casa. Suspire.
– Solo pregunto, porque a Johann le molestaría que te comieras a… Jay – Fruncí el ceño, como podía él estar diciendo eso. No importándome el que por primera vez tratara a Jay como una persona y no como a una cosa, le respondí con un tono que apenas cubría mi irritación por lo que había dicho con tanto descaro.
– Por supuesto que no le haría daño a mi Jay, es mi bebé, y por supuesto que estoy bien, comí un poco anoche.
– Y qué fue, ¿una rata? – No quise responderle, entonces siguió – Necesitas sangre de verdad para poder vivir bien, debes buscar a un donante…
– No voy a hacer eso Tes, – Dije más irritada de lo que estaba, hace bastante no tomaba sangre de un humano. No era como si me molestara el hecho de beber la sangre humana, sabía bien, solo era más bien un hecho moral el por que no tomaba sangre de donantes. Me molestaba la idea de dejar débil o dañar a alguien solo porque yo tenía sed, claro a los demás no les afectaba para nada ese hecho, Tes siempre me lo había reprochado, y por lo visto no pararía ni en dos siglos más.
– Creí que estabas pensando más en el bienestar de Jeremy, dices que piensas en cuidarlo como si fuera tu hijo, – Dijo quedamente – Sin embargo, estas arriesgando su seguridad al estar en ese estado tan deprimente. ¿En cuánto tiempo crees que terminaras viéndolo como a un aperitivo?
– ¡Basta! – Dije a más no poder, de paso despertando a Jeremy, – ¡Me tienes en muy baja estima si eres capaz de decir todo eso, y ya no lo tolerare Tesla!
– Tú sabes que solo me preocupo por ti, nos preocupamos, no soy solo yo quien se ha dado cuenta de tu falta. Rem me dijo que te persuadiera, cree que ya no lo escuchas, y que por eso era mejor que yo te lo hiciera ver de alguna forma, aunque no me agrada la que escogí, por lo menos capte tu completa atención. – Como sino le prestara atención al “Te podrías comer a tu hijo.” Trate de ir por un tema menos agresivo.
– Yo siempre escucho a Rem. – Tesla sonrió irónicamente.
– Claro que lo escuchas y lo obedeces, dime, ¿qué hiciste cuando te dijo que debías encargarte de ese cachorro de lobo? – Fruncí el ceño. – Se perfectamente que no le hiciste caso, la prueba es que él todavía esta aquí. – Dijo indicando con su pulgar el asiento trasero, donde Jeremy se removía incomodo en su asiento. Inmediatamente me di vuelta en el asiento para que Jay me viera.
– Ya bebé, no le hagas caso a este feo y malo vampiro. – Tome una de las manitas de Jay esperando tranquilizarlo.
– Steph solo digo que estas apunto de viajar con mucha gente a tu alrededor…
– Tesla, solo cállate, – Sabía que no podía ganar contra ese punto.
– Si fueras más consiente se lo entregarías a esa loba para que lo cuidara, ella haría mejor trabajo que el que tú podrías hacer.
Deje que sus palabras quedaran suspendidas entre nosotros. Después de eso fui yo quien no quiso hablar el resto del camino, me dedique a tranquilizar a Jay, que no dejaba de moverse de un lado a otro intentando soltarse, de alguna forma di gracias porque aun no tuviera demasiada movilidad en su cuerpo o los cinturones de la sillita no hubieran aguantado estar un momento más en sus lugares, mientras yo jugaba con sus manitas.
El momento que llegamos al aeropuerto, fue el momento que más he esperado a lo largo de mi existencia, ya no soportaba el silencio y el tratar de tranquilizar a Jay. Por lo que nos alegramos ambos, y al parecer nuestra felicidad al bajarnos del auto fue demasiado notoria, quizás fue por la rapidez al bajar, porque Tes nos gruño cuando nos bajamos, o por lo menos a mi me gruño enseñando sus dientes.
– Gracias por todo Tes, te agradeceré mucho el que entretengas a Rem. – Tesla asintió. – Dile a Johann que no se preocupe por nosotros, volveremos pronto.
– Se lo diré. – Dijo – Cuídense. Lo digo en serio, me importa un bledo lo que sientas que debes hacer en ese lugar, si la situación se vuelve peligrosa toma a Jay y vuelve aquí.
– Debo resolver lo que yo misma ayude a desatar, y no volveré sin hacerlo. Tal vez, si la situación se vuelve demente pueda… hacer algo por Jay.
Tesla me abrazo con un brazo, significo demasiado para mí su acercamiento, ya que yo tenía a Jay en mis brazos y él se había dedicado a estar lo más lejos que podía del bebé.
Después de un momento me separe de él, asentí y seguí mi camino al interior del aeropuerto llevando abrazado a Jay con una mano, su propio bolso de viaje colgaba de mi hombro, mientras que llevaba mi bolso de viaje en la otra mano. Otra vez recorríamos un extenso pasillo, esta vez íbamos de vuelta a casa o lo que quedara de ella.

El viaje de cierta forma había sido una tortura eterna, Tesla tenía razón sobre el viaje, me estaba afectando el no haberme alimentado hace tiempo, sentía demasiado cerca los olores, y el palpitar del corazón de las personas sentadas a mi alrededor. En todo el viaje no había soltado a Jeremy, de él dependía la poca razón que me quedaba al bajar del avión, por alguna razón él me hacia sentir normal ante todo lo que pasaba. Pero aunque quisiera no podía ver a Victoria en este estado, solo me vería como un peligro. Y era lo último que necesitaba en estos momentos.
Jeremy era otra historia bastante distinta a la mía, él había dormido bastante en el vuelo, por lo que cuando bajamos estaba con los ojos abiertos de par en par observando todo a su alrededor. Lo cual era los edificios que se extendían en frente de nosotros. Cuando había preparado este viaje, de la noche a la mañana, había sido algo precavida así que también había preparado un cuarto de hotel, uno que nos permitiera el servicio de taxis. Por lo que saliendo del aeropuerto nos encontramos con un chofer que tenía un cartel con mi nombre, le entregue las cosas y nos marchamos rumbo al hotel. Fue más o menos un viaje tranquilo, claro, cuando podía olvidar que el chofer no era mi cena ni nada por el estilo, y Jay dejaba de moverse intranquilo en mi regazo, había estado poniéndose más intranquilo desde el viaje en auto con Tes hasta aquí, al parecer a él también le molestaba el que no me alimentara, o por lo menos eso creía.
Suspire, mientras que apretaba el botón de suspensión en mi interior dejando de prestarle atención a todo lo que estaba rodeándome, y comenzó todo a pasar en un flash en frente de mis narices, veía una franja de tiendas y edificios que pasaban por la ventana, Jay se las había arreglado para quedar mirándome mientras se acomodaba en mi regazo. Y de un momento a otro llegamos a un hotel, y pase de encontrarme a las puertas de éste a encontrarme sentada en la cama con Jay en mis brazos, lo mire para asegurarme de que estuviera bien. Decidí que tal vez necesitaba un cambio de pañal, pero nada más serio. Por lo que trate de reaccionar de nuevo y me dispuse a cambiarle el pañal a mi Jay.

Con un Jay más limpio que antes volví a sentarme a la cama.
– Sabes creo que no estoy totalmente bien, – Le dije a Jay. Aunque quisiera, no podía moverme lejos de la habitación, a menos... No, no podía abandonar mis principios así como así, pero la voz de Tesla cruzó por mi cabeza “Creí que estabas pensando más en el bienestar de Jeremy, dices que piensas en cuidarlo como si fuera tu hijo, Sin embargo, estas arriesgando su seguridad al estar en ese estado tan deprimente. ¿En cuánto tiempo crees que terminaras viéndolo como a un aperitivo?”
Quisiera tener más opciones en todo esto, ¡Al diablo! De todas formas tenía todavía todo el autocontrol de mi lado, y esto no quería decir que lo volvería a hacer. Esta era una situación de emergencia.
– Todo sea por tu bien Jeremy. – Con resignación tome el auricular que estaba en la mesita al lado de la cama. – ¿Aló servicio al cuarto? necesito más toallas.
Al parecer el estado de hambre o sed era igual que el de los humanos un estado sicológico porque al momento de cortar la llamada mi cuerpo comenzó a retorcerse del dolor, ahora no podía cuidar de Jay en esa forma.
Antes de que la empleada entrara al cuarto juré que me alimentaria más seguido y “nunca más de humanos,” esta si sería la última vez, o Dios sonaba como un adicto. En el momento en que la mujer cruzó la puerta mis dolores aumentaron.
– ¿Sucede algo señora? – Dijo preocupada, colocándose tan rápido como pudo a mi lado en la cama.
– Lo... siento. – Dije cuando tire de ella hasta mí, en el momento en que pude dejar que mis colmillos se hundieran en su cuello, ella emitió un pequeño chillido que acalle en cuanto pude tomar posesión de su mente, al mismo tiempo que aquel líquido fluía en mi interior, casi había olvidado lo bien que se sentía, estaba dejándome llevar por las sensaciones placenteras, cuando algo de razón volvió en mí, y tome conciencia de que debía hacerlo rápido ya que un humano que no es “donante voluntario” puede liberarse del trance más rápido. Tome un poco más y luego la solté, y mientras me lamía los labios, trate de persuadirla de que se fuera, diciéndole que ya había terminado su trabajo en el cuarto y que las heridas del cuello se las había provocado algún mosquito que rondaba por el pasillo y que la pico camino aquí, no era la excusa más ingeniosa pero no se me ocurría ninguna para explicar la marca de colmillos.
Después de eso me acurruque en la cama donde Jay jugaba con las sábanas, sintiéndome tan mal como podía estar por mis acciones, oficialmente era un vampiro con remordimientos. Volví a enfocarme en Jay, que estaba evidentemente más tranquilo, eso era, le molestaba la sensación de hambre que estaba emanando. O en su instinto animal él sabía que en ese estado me estaba volviendo un peligro para él, y uno que él no podría solucionar. Ya con el misterio solucionado me senté a su lado, tratando de ganar su atención, ya que al parecer una sabana era más entretenida que yo, trate de justificarlo como que él era solo un bebé y a los bebés les atraen cualquier cosa. Aun así espere a que su atención estuviera centrada en mí para comenzar a hablarle, tenía la fuerte impresión de que él podía entenderme cada vez que conversaba con él mirándolo a los ojos, claro que si dejaba las sabanas de lado que… un sonido de telas rompiéndose se sintió por la habitación, mire a Jay que estaba sonriéndome complacido con su trabajo. Manteniendo las que ahora eran dos tiras de sabana separadas todo lo que él podía una de la otra. Le sonreí alentadoramente, como un “Buen trabajo campeón”, ¿no es eso lo que hacen las madres, alentar a sus hijos?
Pero volví a la cruda realidad, – Lamento el no poder ser una madre más normal, tal vez debería escuchar a Tes un poco, y dejarte con Victoria. – Pero en el momento en que dije esto, mi mente comenzó a recordar las imágenes de Victoria sangrando por las heridas que le causaron los vidrios, la casa echa trizas mientras un desconsolado y asustado Jay lloraba porque me quería a mí a su lado... a mí, no debería sentirlo, pero eso me hacía sentir especial aquel razonamiento. Suspire y dije. – Pero, tú y yo tampoco somos una familia muy normal, así que tal vez lo pensaré mejor después... de que cumplas 18, quizá.
Lo acomode mejor en la cama, quitándole de las manos las sabanas y rodeándolo de las cobijas para que no se cayera, y así poder ir al cuarto de baño un poco más tranquila. Dentro de mí sabía que ducharme no funcionaría, pero de alguna manera quería lavar de mi cuerpo lo que había hecho.
Y la ducha no había ayudado demasiado, pero tampoco me había decepcionado del todo, por alguna razón me sentía más tranquila y relajada. Cuando entre en la habitación de nuevo la mire con más detalle que el que le había dado hace unos momentos. Había una cama doble, en la que estaba Jay acurrucado en las cobijas de color azul, la cual tenía una veladora a ambos lados, ambas decoradas con motivos florales, la alfombra era de un color marrón que había visto tiempos mucho mejores a estos, un armario estaba en una esquina adornado con los mismos motivos de las veladoras y había una sola ventana en todo el cuarto por lo que la cubrí con la carga de toallas que había traído la sirvienta para volver la habitación más oscura y que el sol de la mañana no me quemara y terminara gritando del dolor mientras esto pasaba. Por último, el cuarto de baño era todo blanco y lo que se espera de un hotel, algo no muy cuidado por las personas que en alguna ocasión han dormido aquí. Terminada mi inspección del lugar me acomode al lado de mi Jay, no era tan tarde pero se notaba que Jay comenzaba a sentirse agotado, decidí no preocuparme demás, aun cuando sabía que él había dormido todo el trayecto hasta acá, a excepción de la bajada del avión hasta este momento. Lo abrace contra mí y espere hasta que los brazos del amanecer comenzaron a surcar todas partes.
Pronto nos volveríamos a ver.