lunes, 31 de diciembre de 2012

AÑO NUEVO


A todos los que se dejan caer por aquí, les deseo un feliz año y que este traiga felicidad y prosperidad a cada uno^^ un abrazo gigante de mi parte.

martes, 18 de diciembre de 2012

Yo


Nunca me sentí mas sola en el mundo, hasta el día en que me pare en el escenario de mi propio ser y trate de presentar una actuación ante caras desconocidas y de las que no me importaba idea alguna.

lunes, 3 de diciembre de 2012

No Wait!: Capitulo XXXII


–Primero, solucionaremos tu problema.
Me levante de golpe– Mon dieu Heath, me tomara meses antes de lograr sacarme de encima esa… esa… esa víbora.
Heath se levanto lentamente– Vamos a hablar con ese tipo, siempre puedo poner en marcha el plan B.
–¿Qué estas diciendo? ¿No hablaste con el abogado?
La cara de Heath no se veía muy expresiva– Me molesta ese tipo, tiene algo que me desagrada y yo no le agrado tampoco pero nos tratamos. En esta ocasión, cuando supo que no era nada de trabajo por lo que quería hablar con él, no me quiso atender. Lo siento.
Me sentí desfallecer– Demonios.
Heath se paso la mano por el pelo– Pero siempre puedo acudir al plan B como te dije, vamos a hacerle escucharnos.
–¿Y qué vamos a hacer?
Heath se movió hasta su escritorio y tomó el teléfono– Llamar a la caballería. ¿Amaya puede venir un momento? Bien, gracias.
–¿Viene la caballería? –Pregunte interesado.
Heath me sonrió– Ese tipo no va a resistirse, créeme cuando te lo digo.
Asentí– Más te vale que sea así, no quiero buscar por todas partes a alguien en quien confiar. A propósito, ¿por qué no puede ayudarme tu padre?
–Porque esta molesto contigo por dejar a Emily. –Lo mire sin dar crédito– Y porque no es su campo; no le agrada el drama de parejas separándose, como a mi suegro tampoco le agrada, hace varios años unieron a este tipo especialista en separaciones, es un cínico pero sabe lo que hace.
–¿Cuál es el campo de tu padre? –Pregunte interesado ya que siempre había creído que los abogados hacían de todo, ahora veía que tenían ciertos campos.
Heath se encogió de hombros– Le gustan más las negociaciones de empresas, asesorar a empresarios y separaciones de acciones. Lo fácil según mi suegro. A quién por cierto, le gustan los casos en que debe sacar a gente de prisión y en especial si el caso es difícil. –O sea que era corrupto, comenzaba a darme miedo. Y por lo visto se notaba en mi mirada lo que pensaba– No me veas así, no saca a cualquiera que pague sus servicios, sino por los que vale la pena.
Me alegraba que mi primera impresión que tenía de él fuera la correcta. Pues por las pocas veces que había visto a Edward Stonel padre, podía decir que era una persona en la que se podía confiar y que protegería a cualquiera que estuviera entre sus personas preciadas. Podía entender porque se había ido a Rumania a cuidar de su hija embarazada.
–Lo creo.
Ambos giramos cuando escuchamos el ruido de la puerta al ser abierta, cuando se abrió de par en par apareció una mujer latina, lo decía porque su color de piel era moreno y su cabello oscuro, pero tenía algo extraño; unos ojos de un café claro impresionante. Era hermosísima.
–Amaya gracias por venir, le presento a mi mejor amigo Paul. –La voz de Heath sonaba muy respetuosa al dirigirse a esta mujer.
La mujer me sonrió– El francés. –Enarqué una ceja– Era yo la del teléfono, trabajo como asistente para el señor Stonel pero desde que se fue a Rumania soy la secretaria del joven Tanner, un gusto conocerte.
–El placer es todo mío. –Mire a Heath enarcando una ceja, ¿joven Tanner?
Amaya nos miro a ambos interesada– ¿Cuál sería el favor que necesitan? No hago tours turísticos, se los advierto desde ya.
La risa de Heath me saco de lugar– Él conoce bien el lugar, y no es para un tour. Verás, hay cierto idiota de divorcios que no quiere hablar con nosotros y aquí hay otro idiota que lo necesita, y tu mi querida secretaria…
Amaya se puso seria y levanto las manos– No mijo no me vengas con esas, no voy a entrar a la cueva del león. Ni por ti, ni por…
Coloqué una expresión triste en mi rostro– Amaya, es que cometí el peor error de mi vida, me deje timar por una mujer malvada y una familia que creí que me amaba por sobre todas las cosas, y que resulto no ser así. Me case y ahora no sé que hacer. Solo quiero ir a buscar a la mujer que en verdad amo y casarme con ella, y si tengo suerte… –Dije meditabundo– Seré parte de la vida de mi hijo, con suerte…
Sentí un gemido– Ya párate ahí, que las lágrimas se me van a salir, padre mío que triste vida has llevao’.
Heath me dio un codazo disimulado– ¿Puedes ayudarnos Amaya? Por favor, no creo pedir demasiado. Necesitamos un momento con ese tipo.
–¿Un momento? Y en que lío te has metido que no puede ser otro abogado de divorcios, te puedo contactar con algún amigo del señor Stonel…
Mire a Heath y entre mí me dije que al demonio– Mi padre es un senador en Francia y mi suegro es un magnate oscuro y ambicioso, ambos se han aliado para parar cualquier indicio de divorcio, sino puedo encontrar alguien confiable aquí… ¿ese amigo del señor Stonel es de confianza?
–Hay que admitir que el idio… Luke sabe hacer su trabajo y nunca se ha dejado chantajear… –Amaya se quedo pensando un momento y después se relajo de inmediato– Heath, más te vale que me subas el sueldo por lo que voy a hacer, pero te lo advierto; se me vuelve a insinuar, y te juro por la virgen que lo mato.
Me apresure a tomar sus manos– Gracias Amaya, no sé como recompensarte.
Amaya se desembarazo de nosotros con un movimiento de manos– Descuida que yo sé.
No me di cuenta que contenía la respiración hasta que Amaya salió de la oficina, pero al ver que Heath hacía lo mismo supe que esto pudo haber salido de otra forma.
–Creo que le llegó esa parte, lo de ser parte de la vida de tu hijo y quizás lo último también.
–¿Crees que se hubiera negado? –Le pregunte con miedo.
Heath asintió– La verdad, no pensé que aceptara. Quizá con un par de días de ruego si pero antes no, me sorprendió muchísimo que aceptara con cinco minutos de ruego y una carita triste. Y lograste que le saliera algo de acento, eso no pasa nunca.
Recordé la mirada de la mujer– Esos ojos… me parecieron familiares, ¿la conocí antes en alguna parte?
Heath me dio una sonrisa de cómplice– Mi amigo, no es de extrañar que recuerdes esos ojos porque su hija también los tiene, –Me dijo como si fuera muy obvio– Ella es la suegra de nuestro pequeño Edward.
–¡¿Qué?! –Grité– ¿Estás loco? Esa mujer, con esa cintura… –Le di un golpe en la cabeza– ¿Es la madre de Kate?
–Si, es la madre de Kate.
Me senté en el sofá de nuevo– Guau.
–Hace dos años que trabaja para mi suegro, es muy trabajadora pero siempre había tenido que esforzarse demás para ganar un sueldo decente, dejando siempre a Kate sola por muchas horas. Su vida cambió cuando la despidieron del lugar en el que trabajaba, paso algo de tiempo y al no encontrar trabajo mi suegro pensó en que bien podía tener una secretaria, no paso mucho antes de hacerla asistente y créeme que si mi suegro decide mudarse definitivamente a Rumania se la va a llevar con él, se ha vuelto indispensable. Tiene buena memoria, es puntual y sabe todo lo que su jefe necesita que sepa.
Lo señale con el dedo– Estas apuntando demasiadas características a Amaya.
–Se lo merece, pero también tiene un genio de temer y cuando algo es no, es no. –Se encogió de hombros– Y este genio siempre sale cuando esta cerca Luke, el abogado de divorcios. –Terminó mirándome.
–¿Ese Luke corre peligro?
Otro encogimiento de hombros– Ya no es nuestro problema.
–Heath… es nuestro problema.
La mirada que me dio me lo dijo todo– Paul, ya no es nuestro problema, y el tipo esta colado por ella no le va a hacer nada malo. Lo máximo que puede pasar es que, Amaya le lance algunas carpetas, él ya aprendió de la última vez que intentó robarle un beso que no debe tener objetos pesados en su oficina, y menos cosas corto punzantes.
–En verdad odias al tipo.
–Claro que no. –Su sonrisa no mostraba felicidad alguna.
Bien… por lo menos lo detestaba, eso se notaba– Ahora nos toca esperar por un rato, ¿no?
–Exacto. –Se acercó a un rincón de su oficina– ¿Café?
Asentí– Tu sabes que si.
Me sirvió una taza y antes de dármela me lanzó la pregunta del millón– Y ¿por qué dijo que era la del teléfono?
Lo mire con culpabilidad– Odio tu memoria fotográfica.
Me sonrió brevemente– Yo no, dime.
–Sentí un momento ganas de escapar, pero ahora que veo luz me quedo. –Tome la taza con cuidado– Y quiero ver a Edward antes de marcharme a algún lugar, hace tiempo que no lo veo.
Heath se acomodo de nuevo en el sofá– Nuestro enano ha crecido tanto.
***
–¡Achu!!
–¿Te sucede algo?
Kate me miraba preocupada, le di un breve golpecito a la mano que ya se estaba yendo a mi frente. Ella siempre era así de dulce.
–No es nada, de seguro alguien esta hablando mal de mí. –Me reí.
Kate se levanto de un salto del suelo– Entonces vamos a correr, ya viene siendo nuestro turno.
Mire hacia todos lados. Estábamos en clase de Educación Física y no tenía ánimos de correr para nada, la verdad prefería estar jugando con mi consola portátil.
–¿No puedo ir después? –Puse carita triste.
Kate me jalo la oreja– No, vamos a correr y deja esa cosa.
–Bien, vamos a correr pero antes quiero un beso.
Vi como la cara de Kate se tornó roja de a poco hasta quedar de un rojo brillante, era mi oportunidad. Me levante de un salto y le di un beso en la boca mientras la mantenía abrazada. Cuando nos separamos estaba aun más roja que antes.
–Ahora si vamos. –Le dije encantado.
Me tomó de la mano– Vamos y recuerda que mamá te quiere ver hoy en cas, dice que ya no te ve mucho.
La jale hacia mis brazos– Adoro a mi suegra. –Y la volví a besar.
***
–Quien me manda a apiadarme de mocosos idiotas que se casan y luego no saben que hacer con ello, idiota de mí por ser tan sentimental.
Me arreglé el cabello y me arreglé la ropa; Llevaba la blusa bien cerrada, la camisola iba bien puesta por lo que no dejaba traslucir nada y la falda estaba igual de bien puesta cubriendo hasta mis rodillas, las pantis sin ninguna falla. Después de esa exhaustiva revisión entre a la oficina de ese energúmeno. Ya ni siquiera me molestaba en llamar a la puerta antes de entrar.
–¿Por qué rayos no quieres atender a Heath? –Dije al abrir la puerta.
Luke se veía claramente sorprendido, debo admitir que también me sorprendí al verlo con la barba de varios días y un escritorio lleno de papeles, ya era bastante que el librero se hubiera llenado hace un par de años de libros y que comenzara a dejarlos en el suelo.
¿No tenía casa este hombre?
Camine hasta él no sin antes tropezar con un libro en el suelo– ¡Demonios! Ordena esto de una vez.
–Siempre quejándote mi amor, pero te lo perdono si me das un beso. –Me dijo mientras iba hasta mí a recoger el libro del suelo.
Le di un golpe en la cabeza– Vete a la…
–¡Uy! El vocabulario. –Se rio en mi cara de mí– Tienes una hija de ¿doce? Debes ser un ejemplo.
Lo mire enojada– Te he dicho varias veces que tiene catorce, y ella es una señorita adorable y bien educada como su madre.
Me sonrió como idiota– Cierto, ahora hablemos de negocios, ¿por qué vienes a intervenir por el mocoso malcriado de tu jefe?
Lo agarre de la corbata– Él no es un mocoso malcriado y cuida esa lengua, un amigo vino a pedir la ayuda de un abogado especializado en divorcios. –Iba a decir algo pero le tape la boca– No es como si no te fueran a pagar por tu trabajo.
Su mano cubrió mi mano y antes de retirarla él la beso– Pero si yo hiciera ese trabajo ¿que ganó?, sé que me pagaran pero quiero ganar algo a cambio de este trabajo especial.
Siempre era así con él, rodé los ojos– ¿Qué quieres? ¿Una oficina más grande? Porque desde ya te digo que todas las oficinas son del mismo tamaño, incluso la del señor Edward.
–No, nunca aspiraría a tanto. –Me dijo con sarcasmo. Otro besó cayó en mi mano abierta que tenía con él, trate de jalarla pero no pude– Tranquila cielo.
–Es difícil cuando tengo a un posible violador frente a mí. –Su mirada se opaco de inmediato, eso quería decir que el comentario lo había ofendido. Ya eran tantas las veces que habíamos estado en estas situaciones que ya lo conocía bien– Lo siento, eso fue muy exagerado de mi parte.
Su mirada volvió a brillar– Disculpa aceptada, porque sé que eres sincera. Ahora dame un beso y nos conciliamos.
Puse cara de póker– Tú no me haces fácil quererte.
Sus labios formaron una línea– Amaya, te lo hago muy fácil.
Moví la cabeza de un lado para otro– ¿Vas a aceptar escuchar a Heath?
Me soltó de inmediato– Ves mi escritorio ¿no? Estoy ocupadísimo y tengo que ordenar todo esto…
–Si tuvieras secretaria no sería problema.
–Y vamos al punto que no tengo secretaria…
–Si no fueras un paranoico con tu trabajo ella no habría renunciado dejándote con todo organizado a medias.
–…y así no puedo organizar nada…
–Y volvemos al mismo punto, eres quisquilloso y desorganizado y las secretarias no te duran.
–…Ni siquiera puedo buscar otra secretaria con este desastre.
–¿Siquiera me estás escuchando? –Le dije apunto de hacer una pataleta.
Me miro pensativo mientras se acariciaba la barbilla– ¿Entonces que hago? ¿Me juego la poca reputación que tengo por el amigo del mocoso? O puedo terminar mi trabajo relajadamente, y creo que es lo que voy a hacer.
Lo mire a los ojos y me le acerqué hasta quedar abrazada a él. Después de esto me iban a deber un gran favor esos niños.
–¿Aunque defender a este chico te haga uno de los abogados más famosos internacionalmente?, claro si logras ganar el caso. –Dije fingiendo quitarle una pelusa de la camisa– Porque es hijo de un senador francés y hasta el momento yerno de un magnate.
Sus brazos me rodearon y como siempre la sensación de seguridad que me hacía sentir tan débil– Comienza a darme curiosidad este caso pero si acepto ayudar, quiero a una secretaria… no, una asistente que me ayude.
Enarqué una ceja hasta que me di cuenta de lo que decía– Contigo es como hacer trato con el diablo, ¿cuánto tiempo?
–Seis meses, soy magnánimo.