lunes, 28 de mayo de 2012

La verdad no entiendo

Hoy me puse ¿generosa? O tal vez será mejor que los capis finales de esta historia se están escurriendo por mis dedos. Aquí dejo el capi 35 de I Don't Understan Nothing!
Si hay faltas de ortografía u otras cosas me avisan es que a veces no me doy cuenta de ello cuando escribo y agradecería saberlo^^ 
Bueno no molesto más nos vemos pronto... see you soon!

PD: ¿Les ha gustado como ha quedado el blog?

I Don't Understand Nothing: Capitulo XXXV



–Creo que aun estoy algo anestesiado, creí por un momento escuchar que era mi hermana. –Dijo Heath mirando aun a Becca– Pero no creo…
Me senté a su lado en la cama con cuidado de no provocarle dolor– Heath, tu madre esta aquí.
Heath seguía mirando a Becca– Guau. Entonces es mi media hermana.
Suspiré pero debía decirle– Creo que debes saber que Becca no es tu media hermana, sino tu hermana. –Dije lentamente pero Heath no dejaba de mirar a Becca– Es una Tanner legalmente, me lo dijo tu madre.
Heath me miro con la cara en blanco– Quiero ver a papá.
Deje que mis hombros se hundieran por el peso de esa mirada– Debe estar por venir, tu madre estaba solucionando algo también así que ella también debe estar pronta a venir y podrás hablar con ambos.
–Quiero a papá.
Le puse una mano en la mejilla– Heath, antes de que llegue tu padre a verte, ¿me haces un favor? –Le dije seriamente– ¿Me perdonas?
Heath me miro claramente desconcertado– No sé de que hablas Zo, ¿qué tengo que perdonarte?
–Me refiero a la pelea que tuvimos ayer. Creo que debí entenderte cuando pensaste mal de lo que habías visto, yo también me confundí con esa chica que contesto tú móvil pero al igual que tú escogí pensar mal… y ni siquiera le di una oportunidad a tus disculpas en el momento en que me las diste, me siento terriblemente mal y... –Una lágrima volvió a caer de mi rostro– Me asuste tanto cuando pensé por un momento que no podría disculparme más contigo.
Heath llamo mi atención con la mano derecha– No te disculpes tontita, ven aquí y dame un abrazo junto a esa imitadora que tienes ahí.
–¿Imitadora? –Mire a Becca pero estaba mirándome con atención nada más.
–Estaba haciendo un puchero tan lindo como el tuyo. –Antes de que pudiera decir algo– Beso. Ahora. –Al ver que no me acercaba agregó– Deja de pensar tonterías y disculpas que no debes dar y bésame de una vez no me hagas sufrir.
Senté a Becca en la cama y me acerqué a Heath dándole un beso lento mientras cuidaba que Becca no se cayera. También tuve cuidado de besar a Heath sin lastimar los raspones y cortes que tenía en su labio aunque dibuje cada raspón con mi lengua, y antes de darme cuenta Heath me aferro a él con su brazo derecho.
Heath se separo unos centímetros de mí– Te amo mi Zo.
–Amo. –Dijo Becca sonriéndole a Heath.
Heath se quedo mudo al igual que yo, hasta que…
– ¡Habla! –Dijimos a la vez.
Heath le tendió su brazo– Ven acá pequeñita… Zoey ¿qué edad tiene Becca?
La seriedad de su voz me dijo que este era un tema delicado– Becca tiene un año de edad –Tome uno de los ricitos de Becca entre mis dedos– Y ya esta dando pacitos.
–Quiero… quiero abrazarla, dámela por favor. –Dijo silenciosamente Heath.
Tome a Becca y la acomode al lado derecho de la cama para que él pudiera tomarla sin problemas. Becca fue una niña obediente y se quedo sentada al lado de su hermano sin molestar, todo lo contrario parecía encantada con la atención que le estaba dando Heath quien la tenía abrazada a él dándole suaves besos en la cabeza como si se tratara de una muñeca muy delicada. Después de un momento Heath se quedo mirando a Becca y era difícil decir que no eran hermanos, se miraban con los mismos ojos verdes.
Prácticamente se podía ver la emoción que había entre ellos, en especial cuando Becca coloco sus manitas en la cara de Heath y él hizo lo mismo con ella. Hermanos, eso eran sin duda alguna.
– ¿Nos parecemos? –Me pregunto encantado Heath al tocar los pequeños ricitos que de la cabecita de Becca.
Se me inundaron los ojos de lágrimas al verlos así– Si, se parecen un montón… Se ven tan lindos juntos.
Heath abrazo a su hermanita– Soy hermano mayor, ¿qué debo hacer? –Miro a Becca pensativo– Creo que cuando seas mayor alejare a patadas al que quiera salir contigo. Si, eso voy a hacer por ahora me limitaré a malcriarte con golosinas y juguetes que ya no te gustaran en tres días después de comprados. Pero cuando crezcas la cosa cambiará, no dejaré que cualquier tonto toque a mi hermana, van a tener que pasar por un control de calidad y el que no me guste. Fuera.
Le sonreí– Es tan bonita que creo que serán muchos los prometidos los que van a tener que pasar ese control de calidad.
Heath estaba encantado con ese cumplido– Si. Mi hermana es preciosa. –Me miro interesado– ¿Cómo es mi madre?
–Un… no sé como describirla, debes conocerla para que te hagas una idea. –Heath parecía confundido– Te diré algo, ya la habíamos conocido era la dueña de una de las últimas pensiones que visitamos, tal vez no recuerdes que una vez te dije que la dueña se había ido indefinidamente.
Él asintió– Eso sonó muy raro. –Enarcó una ceja– ¿Era ella?
Asentí– No sabe decir que no. –Heath apenas y sonrió– También te diré que cuando le dije como te trataba Louis quiso un ajuste de cuentas, y por lo que dijo tu papá era un mano a mano.
Ahora eso lo sorprendió– Vaya, así que la violencia no venía de mi padre.
Me reí– Es encantadora. –Heath volvía a mirar a Becca– Dale una oportunidad, créeme que lo que les pasó a ellos no esta muy lejos de nuestra historia. –Heath asintió– La verdad es que tu abuelo tampoco fue muy bueno con ellos.
–Solo quiero saber porque me dejo con papá…
Me levante de la cama– Ella creía hacer lo mejor…
–¡Quítate de ahí bruja maldita! –Escuché gritar a la madre de Heath.
–Le dije que solo pueden entrar una persona a la vez señora y ya hay una señorita con un bebé dentro.
–Y yo te dije que me dejaras pasar, no que me dijeras hasta cuantas sábanas tiene la cama.
Heath me miro– ¿Quién es?
Le sonreí apenada– Esa es tú mamá. Es linda ¿no?
–Maggie, deja que la enfermera haga su trabajo. –Ese era el señor Tanner, suspire de alivio– De seguro Heath querrá estar con Zo otro momento.
–Pero yo quiero verlo ahora. –Casi podía ver como hacia pucheros– ¡Jeffry!
–Si no te calmas no te bajo.
Heath me tomo de la mano– ¿Puedes abrir la puerta?
–¿Estás seguro de eso? –Yo estaba con la mirada pegada a la puerta.
Heath no se veía muy seguro– Abre, ya veré como me las arreglo.
Lo mire bien– Te ves cansado, te operaron hace una hora creo que deberías descansar un rato, puedo decir que esperen afuera… de todas formas nadie se irá aun.
Heath me sonrió encantado– Por eso te amo tanto, me cuidas sin pedírtelo pero quiero hablar con ellos, por favor.
Abrí la puerta y la escena era para no dar crédito. El señor Tanner tenía sobre su hombro a Margaret.
–¿Prometes portarte bien? –Le estaba diciendo.
–Si Jeffry. –Margaret estaba más bien como un trapo, sus brazos estaban estirados y no se le veía el rostro ya que se lo cubría el cabello.
–No más escándalos, Heath debe descansar así que bájale al nivel de emoción. –El señor Jeffry me sonrió cuando me guiño un ojo.
–Esta bien, pero quiero otra donut. –Comenzó a patalear.
–¿Quién es esa Becca? –Le preguntó Heath a Becca.
–Mam… –Gorjeó Becca, les sonreí a ambos.
La mamá de Heath se separó de inmediato del señor Jeffry– Mi pequeña habló, es un milagro.
–Es algo que iba a pasar Maggie. –Mire al señor Jeffry porque parecía otra Margaret la que tenía enfrente, él se encogió de brazos– Sobredosis de azúcar, sabía que le iba a pasar pero… me agrada cuando esta tan animosa.
Mire a Margaret pero esta estaba mirando fijamente a Heath– ¿Qué te hicieron?
Heath se toco la cara pero su madre entró rápidamente en el cuarto. Era preocupación de madre la que estaba viendo, Margaret revisó a un Heath no muy emocionado porque lo estuvieran toqueteando, pero ella parecía que no tenía idea donde estaba mejor. A mí también me había asustado su apariencia. Por otra parte Becca se puso a hacer lo mismo que Margaret y se puso a tocar a Heath soltando pequeñas risitas, al parecer creía que era divertido tocar a su hermano.
–Sé que no debes tener idea de quien soy, lo siento si te incomode es que… –De pronto Margaret estaba abrazada a Heath llorando contra su cuello, el señor Jeffry se acercó a ella e intento separarla pero Heath se lo impidió. Su madre le tomo el rostro llenándoselo de besos– Te ves…
Heath le sonrió de una forma que no había visto antes– ¿Más guapo de lo usual mamá? –Cuando dijo mamá parecía que algo había tocado en Margaret que se había quedado prendada mirándolo.
–Te pareces tanto a mi papá… digo, tu abuelo sonreía así de esa forma. –Margaret se quedo mirando embobada a Heath.
Heath estaba algo sonrojado– Ya veo, creo que por fin encontré de donde saque el buen ver. –Me guiñó un ojo.
–Heath te ves agotado. –Dijo el señor Tanner– Es mejor que lo dejemos descansar Maggie.
Margaret miro al señor Tanner y asintió pero Heath la abrazó con su brazo derecho– ¿Por qué no te quedas a mi lado esta noche mamá? Si no te molesta claro.
Margaret asintió– Jeffry yo me quedaré y cuidaré a Heath durante la noche.
El señor Jeffry asintió– Voy a ver cuándo podré llevarte a casa, prefiero cuidarte yo a que estés aquí.
Heath asintió no muy convencido– Si tú lo dices.
–¿Cómo es eso? –Todos miramos a Margaret– No debes contestarle así a tu padre, él solo quiere lo mejor para ti siempre, recuerdalo.
Heath parecía sorprendido de que lo regañaran– Bien.
Margaret le jalo una oreja al igual que Becca que la imitaba– Dilo con seguridad esta vez.
–Si mamá. –Margaret asintió. Heath me miro sonriendo– Ya veo por lo que pasas tú, apropósito tus padres deben estar preocupados sería mejor que te vayas.
Lo mire algo triste– Pero yo quiero estar contigo.
–Lo sé mi amor pero mañana puedes venir a primera hora.
Mire a Becca que estaba haciendo puchero y me di cuenta de que me estaba imitando esta vez– Está bien, mañana vendré temprano a verte.
–Papá, mamá ¿nos pueden dejar solos un momento? –Les preguntó Heath.
Margaret se separó de él con un beso y tomo a Becca en brazos. Nos dejaron solos.
Heath me miro– Parece que no dormiste bien.
Le sonreí– Tu eres el que parece que te haya pasado una apisonadora. –Me senté en la cama y me acomode contra él– No me gusta pelear contigo…
–Pasaste la noche en vela, entonces. –Heath paso su mano por mis rizos– No me gusta que estés aquí, este ambiente prefiero ahorrártelo. Ve y descansa.
Lo besé en los labios para acallarlo– Yo solo quiero estar contigo, ya te lo dije antes.
–¿Te digo la verdad? –Acerqué mi oído a su boca– Estoy a punto de quedar inconsciente y ella parecía feliz de acompañarme durante la noche. –Me sonrió– No voy a ser una compañía agradable hasta mañana, así que ve tranquila que aquí estaré en el mismo lugar que ahora.
Le sonreí– Bien, ¿hay algo que pueda hacer por ti?
Heath me hizo una seña y volví a acercarme a él– Bésame.
Con gusto lo volví a besar, de nuevo mime con mi lengua sus heridas hasta que su lengua buscó a la mía, me pegué más a él para que no tuviera que levantarse más, no supe en que momento esa mano se puso a acariciar mi pecho buscando a tientas como meterse debajo de mi camiseta, como la desvergonzada que me había vuelto acerque mi pecho a su mano y Heath me dio un piñizco suave que me hizo gemir bajito. Pero Heath pegó un gemido de dolor cuando me fije que intentó mover su brazo izquierdo.
–Voy a odiar este maldito yeso hasta que me lo quiten. –Dijo con una gota de sudor cayéndole por la frente. Me intente acomodar la ropa pero Heath me dio un golpecito en las manos– No dije que iba a dejar de hacer eso, ven acá y levántate la camiseta.
Me sonroje– Heath…
Me miro con su cara más lastimera, se veía tan triste… y esas heridas. Me levante la camiseta y Heath me puso su mano.
–Buena chica, si tan solo pudiera… –Me quede algo anonadada por su toque parecía desesperado.
–Heath… –Suspiré.
–Déjame Zo, no sabes como fue el pensar que no iba a volver a estar contigo en ese momento, como me sentí cuando pensé que iba a morir sin decirte que sentía haber dudado de ti.
Aleje su mano de mi pecho y me lancé de lleno a un abrazo aun teniendo cuidado con su brazo herido.
–Todo va a estar bien mi amor, no te preocupes. –Le dije contra su cuello– Te amo y ahora estoy aquí para ti.
Heath me abrazó más fuerte con su brazo que casi me hacía daño pero no me queje porque sabía que él lo necesitaba.
–Je t’aime aussi mon ange. –Me dijo contra mi pelo– Je t’aime bien Zoey…
–Yo también te amo mucho mi amor. –Me separé a regañadientes– Ahora te dejo, creo que ya te he cansado lo suficiente.
Le di un beso en la frente y me aleje hasta la puerta, cuando tenía la mano en la perilla lo mire y le hice una seña.
–Bye mi amor. –Me di la vuelta.
–Zoey. –Volví a mirarlo y esa sonrisa que me dio tenía una promesa escrita– Te ves demasiado bien con un bebé en brazos.
Enrojecí– Papá aun no quiere ser abuelo, solo te lo digo como advertencia.
Heath seguía sonriendo– Dile que puedo darle una nieta parecida a mi hermana pero con tus encantos, creo que se lo va a pensar.
Me puse aun más roja– No me has preguntado a mi antes si quiero una Becca de nosotros.
Heath agacho la cabeza y me miro a través de los mechones que le caían por la frente– Tengo mis métodos de persuasión, ¿lo recuerdas?
–¡Heath! Ni siquiera en cama…
–Y se que me divertiría tratando de convencerte. –Se estaba riendo cuando salí disparada de la habitación.
Margaret y el señor Tanner estaban mirándome interesados cuando salí, estaba más que segura que era más por el color escarlata de mi rostro que por mi belleza.
–Esta apunto de caer redondo de sueño. –Dije.
Margaret se acercó al señor Tanner– Así le dicen hoy en día.
Los mire como se asentían mutuamente.
–Mañana vendré temprano pero si pasa algo no duden en llamar a mi casa por favor.
El señor Jeffry me abrazó– No dudes en que te llamaremos si algo pasa, ahora ve y espera fuera del hospital llame a tu padre para que venga por ti.
Lo mire agradecida– Gracias.
Margaret me sonrió– No Zoey, gracias a ti. Ahora ve a descansar y mañana ven con nuevas energías.
–Bien cuídense. –Me acerque a Becca que estaba en brazos de su madre– Tú también cariño. –Le di un besito en la frente.
Me aleje con un sentimiento de paz. Mañana vería a Heath.

I Don't Understand Nothing: capitulo XXXIV Part2




Margaret me sonrió– Para nada, creo que el alma me ha vuelto al cuerpo por fin.
–Estoy igual, dispara Zo. –Me dijo el señor Tanner sentándose más relajado con Becca en los brazos, la pobre estaba quedándose dormida.
–¿Qué van a hacer cuando despierte Heath? –Los mire seriamente– ¿Le van a decir que su madre esta aquí? ¿Qué tiene una hermana de un año, de la cual no tenía ni pisca de idea que existía?
Paso un silencio bastante incomodo antes de tener una contestación por parte de alguno.
Margaret retiro la mirada– Yo si quiero formar parte de la vida de mi hijo… –Cuando levanto la mirada tenía la suplica escrita en los ojos– Jeffry, no quiero seguir aparte de mi hijo, quiero estar con él… casi lo pierdo hoy. Cuando Zoey me dijo que había tenido un accidente supe que esta vez no lo iba a dejar lejos de mí vida. –El señor Tanner parecía querer discutir pero Margaret siguió– No voy a escuchar tus una y mil razones para que me mantenga lejos, si esa bruja quiere pelea la tendrá.
–¿Bruja? –Pregunte.
–Se refiere a Louis, ella es mi tormento personal. –Tenía el desagrado marcado en la voz– Ya te dije que me case por un contrato, bueno fue más bien una extorción. Ella y mi padre se pusieron de acuerdo y mi herencia paso de forma muy reducida a mis manos, gran parte se mantuvo en un fideicomiso para Heath y… lo controla aun Louis. Heath no tendrá derecho a él hasta los veintiuno. Por lo que me impide divorciarme de ella hasta esa época por lo menos.
Me quede anonadada por eso– ¿Qué clase de padre tenía? ¿Cómo lo ató a una maniática sin corazón? –Mire a Margaret– ¡Además esa bruja trata pésimo a Heath!
Margaret se enderezó en su asiento– ¡Qué!
El señor Jeffry la ignoró por completo y siguió hablándome–Uno que también estaba loco de remate.
–Recuerdo que era muy mandón, siempre te estaba mandando  a hacer una y otra cosa por el bien de sus inversiones. –Se me acercó como si me contara un secreto– El padre de Jeffry le encantaba hacer inversiones y era muy bueno.
Asentí– Pero se nota que no entendía de familias.
Se encogió de hombros– No discutiré ese punto, aunque siempre adoro a Heath y eso fue de los más extraño porque nunca lo miró como un paria sino como si fuera su nieto adorado.
El señor Jeffry asintió– Estaba fascinado con Heath, pero después de todo Heath era una ternura cuando niño, –Me señalo a Becca que ya estaba más dormida que despierta– Ambos se parecen mucho a esta edad.
Le sonreí a esa ternura de bebé– No pueden impedir que Heath no conozca su hermanita, eso le haría muy feliz.
–Yo no he dicho eso Zo, después de esta experiencia creo que es hora de enfrentar nuestros dragones. –Me dijo con convicción el señor Tanner– Al diablo con Louis, no voy a volver a apartar a Maggie de Heath, ni siquiera yo me mantendré aparte de Maggie.
–Sip, al diablo con la bruja. Quiero un ajuste de cuentas. –Dijo Margaret levantando un puño. Los mire a ambos; eran tal para cual– Nadie trata mal a mi bebé y sale impune.
El señor Tanner la miro con tristeza– Creo que no vas a poder tener tu ajuste de cuentas, Louis esta embarazada ya de cinco meses y medio. Te lo digo porque te conozco bien Margaret y sé más o menos de que van tus ajustes de cuentas.
Margaret lo miro con el corazón oprimido– ¿Es…? Jeffry… es…
El señor Jeffry la miro sin saber a que se refería– ¿Ah? Oh no, no es mío. La verdad es que no tengo ni la más remota idea de quien es el padre.
Si hubiera tenido algo en la boca de seguro me atraganto– ¡Qué!!
–No me he acostado con ella en años, –Margaret lo piñizco en el brazo– Es la verdad, no me he acostado con ella desde esa vez que intentamos ser una familia y termino en un asco. Y no me mires culpándome, sabes que no hubiera intentado eso si tú no me hubieras tirado a la basura como lo hiciste.
–Oh no, no me vengas con esa mier… –El señor Jeffry alzo una ceja retándola a seguir, yo estaba empezando a creer que estaba en una novela de Harlequin–…Esas patrañas Jeffry Andrew Tanner. Estaba enojada con la vida y lo sabes.
Él se encogió de hombros– Si, lo sé. Habías perdido a tu padre recientemente por es época.
Me aclaré la garganta– Así que… le van a contar todo a Heath. –Ambos asintieron– Me alegro y cómo piensan decírselo.
Cuando se miraron y se sonrieron debía darme cuenta de que tramaban algo.
Margaret me sonrió encantadoramente– La verdad es que te queríamos pedir que tu nos dieras la entrada… Bueno, tengo nervios y no sé si él en verdad querrá verme. Tal vez me buscara en una ocasión pero…
La detuve de inmediato– Para. Te buscamos y no acabamos hasta hace poco y yo ya estaba marcando nuevos lugares, sino tuvieras esas manías raras… en fin, de seguro que si querrá verte.
–Pero también sabemos que querrá verte a ti antes que a nadie. –Me dijo el señor Tanner.
La culpabilidad me golpeo de frente, como decirles que habíamos tenido una crisis en nuestro noviazgo y que no estaba tan segura de que Heath me quisiera ver a mí también. Pero debía ser fuerte y afrontar que no me iba a convencer de que estaba bien hasta que lo viera.
Suspiré– Esta bien.
–Gracias Zoey. –Me dijo Margaret claramente agradecida.
–Si, gracias. –El señor Tanner me dio un ligero apretón en el hombro– Bien creo que iré por un café, ¿les gustaría algo de la cafetería? –Mire el pasillo de nuevo– Todavía le queda un buen rato para que duerma.
Le sonreí– Creo que quiero algo dulce, un chocolate estaría bien.
Maggie resplandeció– Yo también, si puedes tráeme una donut junto con el chocolate.
El señor Tanner le paso a Becca y le dio un beso a cada una, luego se giro hasta mí y me dio un beso en la frente. Me quede sorprendida por un momento, hasta que el señor Tanner me revolvió el cabello.
–También eres una de las mujeres de mi familia. –Me sonrió encantado aunque aun se veía algo pálido– Ya les traigo sus pedidos.
–No te demores. –Le dijo Margaret– Quiero mi choco-chocolate.
La mire mientras arrullaba a Becca– Parecen una pareja de verdad.
Margaret no se molestó por mi comentario sino que me sonrió– Es nuestro acuerdo personal, cada vez que estamos juntos nos olvidamos de todo excepto de nuestro amor. Por lo que no hablamos de la bruja ni de su padre. –Miro a Becca con detenimiento– Cada vez que nos encontramos y no nos peleamos claro, la última vez que nos vimos fue hace un par de meses y terminamos peleando muy feo… –Me miro con culpa– Lamento haberte hablado de la forma en que lo hice Zoey.
Negué con firmeza– No me importa, ya lo olvide.
–Eres una buena chica. –Se detuvo al escuchar una melodía que venía de su bolso cuando se fijo se pudo nerviosa– Oh, oh. Es de la pensión, debo contestar ¿te molesta si te dejo a Becca un momento? Porque creo que se ha armado la grande mientras no estaba y Dios sabe que esos niños saben hacer un desastre cuando no estoy.
Negué, esa niña ya me había robado el corazón así que la tome con gusto en brazos. En cuanto lo hizo Margaret prácticamente corrió mientras salía por el pasillo.
–Nos quedamos tú y yo de nuevo. –La acomode mejor en mi regazo parecía muy feliz y tranquila en sus sueño, esperaba poder lograr dormir así de bien– Debe ser lindo ser un bebé y no tener idea de lo que pasa.
Abrace a Becca un poco más porque parecía que en cualquier momento se me iba a caer, era tan pequeñita. Mire a un lado, menos mal estaba su bolso allí porque si se despertaba de seguro iba a necesitar algo con que entretenerla.
–Señorita disculpe.
Mire a la enfermera– ¿Si?
–Busco a la familia de Heath Tanner, ¿sabe dónde está?
Asentí de inmediato– Sus padres salieron un momento… pero yo también soy familiar. –Mentí sin piedad.
Me miro y asintió, parecía que entraba en los márgenes de familia– Bien, por favor sígame.
Tome el bolso de Becca y me preparé para ver a Heath.
–Disculpe ¿está despierto? –Le pregunte a la enfermera mientras me cambiaba a Becca de brazo.
La enfermera ni si quiera me miro al responder– No, pero ya esta estable y acomodado en su habitación. –Abrió una puerta hacia el pasillo en que el doctor había desaparecido antes– No se haga la idea de que esta como nuevo, probablemente este gruñón por el dolor y los raspones.
Tragué saliva. Me había concentrado para no pensar en como debía encontrarse Heath físicamente.
–No me hago ideas.
Después de pasar varias puertas nos quedamos paradas a un lado de una por fin– Bien, puede quedarse una media hora nos dejo avisado el doctor ya que no implica mayores riesgos, si despierta…
–No lo molestaré. –Dije, imaginando lo que me iba a decir.
La enfermera asintió– Vendré dentro de un rato.
Abrí la puerta haciendo malabares, y entre eso desperté a Becca que me miro somnolienta aunque no hizo nada por llorar. Gracias por los pequeños favores.
–Vamos a entrar sin hace ruido. –Le dije a Becca que me sonrió en respuesta– Eso es mi pequeña.
Entramos de puntillas y casi me caigo cuando vi a Heath, estaba muy magullado y tenía moratones en la cara. Su brazo estaba enyesado al igual que su pierna derecha. No lo pude evitar cuando comencé a llorar. Algo malo ya que Becca comenzó a llorar conmigo.
–Zo… –Lo mire aun llorando con Becca en los brazos. Heath intentaba levantarse– Zo…
Tire el bolso en el piso y fui hasta él– No trates de levantarte tienes tu brazo izquierdo y tu pierna derecha enyesados.
Heath se concentro en mirarme a mí y a Becca que aun lloraba un poco, así que comencé a mecerla.
–Mierda. –Lo mire sin saber que decir. Heath me sonrió– ¿Cuánto llevo inconsciente?
Mire la hora ya eran las cinco de la tarde– Por lo menos unas dieciocho horas, ¿por qué?
Suspiro aliviado– Entonces la niña no es mía.
Le fruncí el ceño mientras sentía que mi cara enrojecía– Tonto, por supuesto que Becca no es tuya.
Heath le sonrió a una Becca más calmada pero no por eso menos desconfiada– Hola pequeña. –Me miro– Entonces sino es mía, ¿de quién es?
Le sonreí algo incomoda– Es… –Mire a Becca y la senté mirando a Heath– Es tu hermana.

I Don't Understand Nothing: Capitulo XXXIV Part1



La madre de Heath nos miraba atentamente como si estuviera esperando a que algo pasara después de esa declaración.
Papá me miro y yo reaccioné de inmediato– Mar… uhm señora este es mi papá, que apropósito no tengo ni idea como llego aquí. –Mire a papá interrogante pero solo me sonrió– Papá, ella es la madre de Heath, se bueno y salúdala como la linda persona que eres.
Papá inclino la cabeza en un gesto de saludo– Un gusto conocer a una mujer tan hermosa. –Le tendió la mano y le dio un leve apretón ya que el señor Tanner no lo miraba de buena manera– El parecido con Heath es sorprendente.
El señor Tanner abrazo a Margaret– Lo dices como si no se pareciera a mí.
Papá se rió– Es que no se parece a ti.
Le di un codazo a papá acomodándome a Becca de lado– No seas así.
Margaret se relajo contra el señor Tanner con una sonrisa confidente– Pero… Zoey tampoco se parece mucho a usted.
Papá le sonrió encantado– Y me alegra que haya salido tan hermosa como su madre, y con su hermoso genio también. –Dijo a tiempo cuando yo le daba otro codazo, esta vez Becca me vio e hizo lo mismo. Era una chica lista.
El señor Tanner le sonrió a Becca– Y a mi me encanta también su genio o mi pequeño nunca me hubiera hablado de nuevo.
Margaret lo miro preocupada– Después me dirás de eso, ahora solo estaría feliz si nuestro pequeño saliera de aquí rápido. Becca no.
–¿Qué le sucedió a Heath? –Preguntó papá.
El señor Tanner fue quien le contestó– Heath tuvo un accidente en auto y ahora van a intervenir su brazo roto.
–Pero todo va a estar bien. –Dijo Margaret mientras sacaba un chocolate de su bolso– Lo siento pero necesito el azúcar después de que me sacaran sangre.
Le sonreí abrazando a Becca, quien había intentado pegarle de nuevo a papá. Y luego mire hacía el fondo del pasillo, el doctor no había vuelto después de sacarle sangre a Margaret… y eso me colocaba demasiado nerviosa.
–¿A qué hora van a operar? –Pregunte sin quitarle la vista al pasillo.
–Ya deben de haber comenzado, solo necesitaban la sangre de Maggie. –Me dijo pareciendo más nervioso de lo que había aparentado– Solo nos queda esperar.
Papá me sonrió– No te preocupes todo va a estar bien.
Asentí y me acomode en el asiento– Aun no me dices cómo llegaste aquí... o hay alguien de la familia enfermo...
Papá se sentó a mi lado haciéndole morisquetas a Becca– Claro que no, oye ¿Crees que me darías unos nietos tan bonitos como ella?
Me sonroje pero el señor Tanner se sentó a mi otro lado– Es cierto, ¿cómo llegaste aquí Edward?
–Es secreto. –Lo mire con cara de póker a lo que él respondió bufando, luego nos miro a cada uno– Esta bien pero… Si se los dijera… tendría que matarlos.
Lo miramos con la boca abierto y luego el rompió a reír, me estaba dando miedo lo feliz que estaba.
–¿Quién eres tú y qué hiciste con mi padre? –Becca le lanzó otro golpe con su manita y papá encantado se la tomo y beso.
–No voy a responder nada a ese comentario que me parece ofensivo porque hay una bebé, a que si amorcito. –Becca se rió cuando papá le hizo cosquillas en la barbilla– Además estaba comprobando algo de un caso, nada más.
El señor Tanner lo miro con interés– Un sábado en la tarde y vestido con jeans y camiseta, déjame decirte que casi ni te reconozco. –De pronto pareció ocurrírsele una idea–  O es ese caso del que solo tú podías hacerte cargo, si ese es.
Papá me miro con una sonrisa confidente– Un amigo me pidió ayuda así que eso hago y aquí obtuve mi carta ganadora, por eso la felicidad. No es que este apunto de caer muerto por nada extraño.
Le sonreí– Bien. En ti se puede confiar cuando se necesita ayuda legal.
El asintió con una sonrisa– Por supuesto.
Después de eso ambos nos fuimos a almorzar, no sabía como pero habían pasado ya cinco horas desde que me habían llamado y dicho que Heath estaba en el hospital, y ya comenzaba a sentirme famélica. Menos mal mi padre sabía que hacer cuando me sentía así, me llevo de inmediato a comer una hamburguesa con papas fritas al lugar más cercano al hospital.
– ¿Vas a quedarte hasta que salga de la operación? –Dijo después de un rato de silencio.
Con esa pregunta me había sacado de mi ensoñación, por un momento me había ido hacia otro lugar y otro momento, cuando Heath y yo habíamos celebrado nuestro último aniversario en la playa… bailando por primera vez una canción lenta que no había sido un vals…
–Si, voy a quedarme hasta que se despierte. –Dije mirándolo a los ojos– Quiero que sepa que estoy a su lado esperando a que se mejore… y que lo extraño.
Papá asintió– Vendré más tarde a dejarte ropa y ver cómo esta Heath ¿Ok?
Asentí y volví a comer mis papas fritas.
–Se me hace tarde. –Lo mire interesada– Me deje el teléfono y tu madre debe estarse preguntando donde estoy. –Lo mire asustada– Descuida, yo le diré donde estás.
–Gracias papi.
–Bien, ahora comete todo. –Levante mi tenedor y eso hice.
Después de eso llegue al hospital y me quede esperando mientras el señor Tanner y Margaret iban a almorzar con Becca que había estado protestando de hambre cuando había llegado.
Seguía en el mismo lugar para cuando volvieron de almorzar y aun no habían dicho nada sobre la operación… paso otra hora antes de que alguien llegara por fin.
–La operación resultó bien. –Dijo el doctor llamando nuestra atención– Heath respondió de maravilla y más con la donación de sangre. –Miro a Margaret y asintió– Su madre ¿no? –Margaret asintió– Su hijo va a estar bien, descuide.
–¿Cuándo vamos a poder verlo? –Escuche al señor Tanner preguntar.
El doctor se quedo meditabundo– En cuanto vuelva de la anestesia, eso será dentro de una hora. En este momento lo están trasladando a una habitación, les pido que esperen pacientemente, una enfermera vendrá a avisarles cuando él vuelva en sí y reitero que sean pacientes.
Esto último lo dijo mirándome a mí por lo que hice oídos sordos a eso.
–Esta bien, esperaremos un poco más. Ya falta menos para que veamos a nuestro muchacho. –Le dijo el señor Tanner con Becca en los brazos.
–Gracias doctor. –Agregó Margaret.
Vi como el doctor se alejaba por el pasillo y se desviaba hacia otro pasillo a la derecha, de seguro el ala de recuperación.
De pronto recordé algo muy importante.
–¿Les molesta si le hago unas preguntas? –Les dije de vuelta a mi asiento.

martes, 22 de mayo de 2012

I Don't Understand Nothing: Capitulo XXXIII



El chofer me vio y asintió.
Pasaron diez minutos antes de llegar solo podía agradecer que hubiera sido fin de semana y no un día hábil.
Pagué y me baje de inmediato en la puerta del hospital, apostaba que el tipo apenas y me vio cerrar la puerta de su taxi.
Entre y pase de largo la sala de informaciones. El verano pasado había conocido el hospital de primera mano en un pequeño incidente bastante malo, me había dislocado el hombro haciendo una pequeña investigación con Betsy… ella había salido con unos cuantos puntos y yo acabé una noche en el hospital.
Todo comenzó porque a Betsy le había parecido entretenido ver que hacía el sobrino del vecino, para eso habíamos mirado por la reja pero era molesto así que habíamos subido a uno de los arboles del jardín, pero como las acosadoras principiantes que éramos salimos descubiertas y con el susto nos caímos del árbol. En resumen Betsy tenía mejores reflejos que yo, ya que, yo caí como un saco de papas y ella cayó de pie.
–¡Zoey! –Mire al padre de Heath, estaba al lado de una puerta, no se veía exactamente bien.
–Señor, ¿qué sucedió? –Me acerqué a él.
El señor Tanner me abrazó– No lo sé, anoche Heath no llegó a casa y por más que intentaba comunicarme con él no podía, a las dos de la madrugada mi miedo se confirmo; alguien contesto el teléfono, era la policía.
Me sentí débil de un momento a otro– ¿Qué paso?
–Solo Heath puede decirnos, el auto parecer… parece que lo chocaron por el lado del conductor pero… pero no sé, la policía dice que fue error de Heath… –Lo abrace más fuerte parecía que se podía caer en cualquier momento.
–¿Por qué no se lo preguntan a Heath?
El señor Tanner demoró en contestar– Sigue inconsciente…
Me separé de él– ¿Qué…?
Me miro más pálido de lo que estaba– Cuando lo encontraron estaba inconsciente por la falta de sangre… –Esquivo mi mirada– Dicen que la sangre que tenían en el banco era escasa y que… –Me miro– ¿Qué grupo de sangre eres?
–Rh4+, ¿por…?
Me miro con tristeza– Dicen que necesitan operar a Heath, su brazo izquierdo se quebró… –Me aterrorice– Y se astillo, necesitan operar y para eso necesitan sangre O negativo.
De inmediato mi mente aturdida se puso a hacer recuento de quienes conocía con esa sangre… pero solo el quince porciento de la población tiene ese tipo de sangre. Y mi familia no la tenía.
–¿Dónde la conseguimos? –Dije con firmeza.
Miro su teléfono–Intenté llamar a los números que tiene el hospital de O negativos pero ninguno me contesta, estoy desesperado Zoey.
Lo mire seriamente– ¿Cuál es su tipo?
–Soy O positivo. –Me dijo triste.
Me di cuenta de inmediato– Entonces no heredo el tipo de sangre de usted…
El señor Tanner me miro asustado– Sé a lo que te refieres pero ella no me quiere ver… no me dejara ni que le explique lo que esta pasando.
–Yo la convenceré, solo deme el número de teléfono. –Pero él ya estaba negando– ¿Tiene su dirección?
El señor Tanner sacó su teléfono– Aquí tengo la dirección, toma.
Tome el teléfono y anoté en el mío la dirección y entonces me di cuenta…
–Nosotros estuvimos allí… pero la joven que nos atendió dijo que la señora de la casa estaba fuera de la ciudad indefinidamente.
Me miro un momento– Probablemente era ella. Cuando no tiene cuartos ocupa esa excusa, –Lo mire sin creerle– No sabe decir que no.
Un médico se nos acerco– Señor Tanner, ¿ha encontrado un donante? Lo necesitamos urgentemente…
Lo mire enojada– ¿No deberían estar ustedes haciendo eso? El señor Tanner no debería estar haciendo eso.
El señor Tanner me abrazo– Déjalo Zoey.
El doctor me miro por el rabillo del ojo– No tenemos a nadie a mano señorita.
–Creo que ya lo tenemos, no se preocupe. –Dijo el señor Tanner aun abrazándome.
–Bien, cuanto antes operemos será mejor, debemos retirar las astillas pronto antes de que se comprometa un nervio importante.
El señor Tanner asintió y me alejo del doctor.
–¿Sabes conducir? –Asentí– Bien, ¿sabes como llegar? –Volví a asentir– Toma las llaves de mí auto y ve por ella, no me importa cuanto proteste hazla entender la situación, aunque bastará con que le digas que Heath esta en problemas, ahora ve por ella.
–Volveré pronto con ella, lo prometo.
–Apúrate, trataré de que me dejen pasar a ver a Heath. –Me dijo en confidencia mientras me daba las llaves– Ojalá tengas suerte, sino… creo que podremos esperar…
–No me tardaré… si Heath despierta, dígale que lo amo mucho.
Salí corriendo, daba gracias de estar en buena forma o terminaría mal. Mire el llavero del señor Tanner, iba a tener que conducir… papá me había enseñado hace tiempo y hace un par de meses había sacado la licencia gracias a que Heath me dejaba conducir su auto. Pero no había vuelto a conducir, papá decía que era innecesario.
Desactive la alarma del auto y así supe cual era el del señor Tanner, me subí y trate de recordar todos los consejos que me había dado Heath cuando saque la licencia.
Salí con cuidado del estacionamiento del hospital, para cuando entre en el camino aceleré, estábamos relativamente lejos de aquella pensión, por lo menos de lo que recordaba, aquella vez que fuimos a buscar a la madre de Heath recordaba haber pasado por lo menos dos horas buscando aquella dirección ya que estaba lo bastante lejos de la ciudad pero quedaba bastante cerca de una de las universidades estatales.
–No me demoraré Heath, la voy a llevar conmigo.
Los minutos pasaban tan lentamente, odiaba cada luz roja que se topaba en mi camino. Termine acelerando más de la cuenta, solo esperaba no causarle demasiadas multas al señor Tanner, aunque era por una buena causa.
Al llegar a la entrada donde estaba la pensión me encontré con un taco horrible causado por un choque, estaba apunto de tocar la bocina cuando me di cuenta de que una mujer con un cochecito de bebé estaba por cruzar la calle y recordé lo que me había dicho el señor Tanner sobre que ella odiaba decir no y por eso fingía no estar…
Era ella.
Salí del auto tomando las llaves, apreté la alarma y cruce la calle hasta ella.
–¡Margaret!! –Como me había dicho el señor Tanner ella se giro hacía mí– ¡Deténgase!
La vi como miro hacia todos lados, parecía que estaba aterrorizada de lo que yo podía hacer o decir. Me acerque hasta ella pero levanto una mano.
–No te me acerques o voy a gritar. –Me dijo desesperada.
La mire enojada– ¿Quién demonios cree que soy?
Ella me miro con seguridad– Vienes de parte de Jeffry pero dile que no lo quiero cerca, he aceptado sus cheques no tiene que volver a verme nunca más. Dios, yo no quiero verlo nunca más.
La mire cada vez más enojada, sentía tanta frustración– Me importa un rábano si lo quiere ver o no, yo no estoy aquí por él. –Me miro como si quisiera hablar– Cállese, solo me interesa saber su tipo de sangre.
Me miro con desconfianza– Soy O negativo… pero yo a ti ya te había visto antes…
–Cállese, va a venir conmigo. –Ella alzó la barbilla– Si, va a venir conmigo porque Heath la necesita.
Su cara empalideció– ¿Qué le sucedió?
–Venga conmigo y se lo contaré. –Dije mirando el cochecito de bebé con curiosidad.
Asintió– Vamos.
El llanto del bebé nos saco a ambas de tensión.
–Mi Becca, no ahora. –Tomo a la niña del cochecito– Vamos.
Tome el cochecito y partí hasta el auto, muchos autos detrás de mí estaban tocando la bocina para que me quitará de allí. No les hice caso, cerré el cochecito y abrí el maletero con el llavero del auto, quitando la alarma antes.
La madre de Heath ya estaba sentada en el asiento trasero cuando me senté en el asiento del piloto.
–¿Está bien la pequeña? –Le pregunté.
–Solo quiero ver a mi hijo. –Me dijo fríamente.
–Bien, vamos. –Saqué el auto del taco y me dirigí hacia el camino de vuelta
Después de varios minutos en el auto no pude aguantar más el silencio.
Me preparé para lo que iba a contar, me dolía mucho–Esta madrugada Heath tuvo un accidente en auto, al parecer un auto lo choco de costado pero los policías no están seguros… –Se me estaba nublando la vista por las lágrimas que querían caer– Se quebró el brazo y hay astillas… lo van a operar pero necesita un transfusión de sangre después de la perdida de sangre que tuvo mientras fue rescatado...
–¿Qué eres de él? –Me habló más suave que antes.
–Soy su novia… solo quiero que este bien, necesito que este bien… –Me obligue a controlarme, llevaba a una bebé en el auto.
–Se ve que eres una buena niña. –Le sonreí– Becca va a necesitar alguien que la cuide mientras doy sangre.
Mire a la niñita que estaba despierta, era igual a Heath o mejor dicho era igual a su madre; ojos verde esmeralda y pelo oscuro con risos. Era hermosísima.
–No se preocupe, cuidaré de mi cuñada. –Le dije con toda la seriedad mientras cruzaba otro cruce hacia el hospital, lo bueno es que después de andar y andar ya comenzaba a ver los avisos que me decían que el hospital estaba cerca.
Escuche la risa de la madre de Heath– Es gracioso como lo dices, te tomas en serio los parentescos.
Mire por el retrovisor– Heath la ha estado buscando… por eso estuvimos allí la última vez.
Me miro sorprendida– ¿Mi Heath estaba ahí? ¿En verdad estaba allí?
Asentí sin dejar de mirar el camino, ya casi podía ver el hospital– Estaba en el auto, creo que fue la última pensión que revisamos. Heath estaba cansado de las desilusiones así que yo termine las últimas pensiones por él.
–Que irónico, pude haber visto a mi hijo hace mucho tiempo… sin embargo ahora lo voy a ver. –Dijo para sí– ¿Cómo te llamas?
–Me llamo Zoey. –Al fin avistaba la entrada del hospital.
–Lindo nombre, pero ¿qué edad tienes?
La mire por el retrovisor cuando iba a entrar al estacionamiento– Diecisiete.
Asintió– Bien, eres un año mayor de lo que yo era cuando tuve a Heath.
Bufe– Eres de la misma edad que mamá entonces, mi hermana es de una edad con Heath.
Ella se rió– Me alegra saber de alguien más que metió la pata, así no me siento tan mal…
–¿Por qué lo dejaste con el señor Tanner? –Pregunté estacionándome de inmediato en un puesto que acababa de quedar libre.
Me miro sonrojándose– Fueron… muchas cosas.
Le sonreí– No importa, solo la preparo porque un día Heath querrá saber eso. Y él si va a querer una respuesta.
Me sonrió– Gracias, cuando él me pregunte tendré la respuesta apropiada, descuida.
La ayude a sacar a Becca y nos dirigimos hasta la sala de espera donde estaba el señor Tanner dando vueltas como loco.
–¡Solo quiero ver a mi hijo! ¡Diablos!! –Nunca había escuchado gritar al señor Tanner.
Me asuste tanto que me aferré a la madre de Heath.
–Zoey, toma a Becca. ¡Zoey! Escucha, voy a dejarte a Becca. –Asentí y tome al bebé entre mis brazos– Bien, siéntate por ahí.
Me dirigí hasta los asientos, el señor Tanner me miro preguntándome hasta que se fijo bien en Becca y comprendí que él la conocía.
–La trajiste… –Se dio la vuelta y vio a Margaret– Maggie.
Ella lo miro preocupado– ¿Qué esta pasando? Prometiste que ibas a cuidarlo, yo te creí… –Las lágrimas estaban apunto de caer– Yo confié en ti.
El señor Jeffry la abrazo– Lo siento amor, no pude estar allí para él, ni siquiera le soy útil ahora…
Ella lo miró– Zoey me dijo que fue un accidente… ¿por qué te echas la culpa siempre? Debes decirme que estoy mal, que estoy equivocada, ¿sabes? No siempre debes dejarme gritarte.
Él la miro con pesar– Te dejo porque siempre es mi culpa lo que pasa.
Era como ver a papá y a mamá, en especial cuando ella se puso en puntillas para abrazarlo del cuello. Ella era de mi estatura así que la entendía.
–No es tu culpa amor, simplemente no todo se puede. –El señor Tanner la abrazo levantándola del suelo y a la vez besándola.
Cuando se separaron el señor Tanner la dejo en el suelo–Hay cosas que si se pueden hacer, –Le acarició el rostro con ambas manos– Voy a llamar al doctor.
–Ve, apresúrate. Yo estaré aquí esperándote.
Mire a Becca que estaba medio dormida mirándome, era demasiado parecida a Heath… se me ocurrió algo, le levante la chaquetita que llevaba y mire en su espaldita. Si, la tenía. Heath tenía una marca de nacimiento en el nacimiento de la espalda, en la misma parte que Becca, cuando se lo había dicho a Heath mientras estábamos en su cama él me había dicho que su padre tenía la misma marca de nacimiento que esa era una de las cosas por las que sabía que no era adoptado.
Mire a la madre de Heath la cual estaba también mirándome con atención.
–Tiene la misma marca que Heath… –Ella asintió– Esa marca es la misma que tiene su padre, Heath me lo dijo.
Ella se sonrojo pero se recuperó de inmediato– ¿Cómo sabes de esa marca?
Evite sonrojarme porque Heath y yo nos amábamos y no había nada malo en eso– Porque una vez en su habitación me di cuenta, se lo comente y él me dijo de donde la había heredado.
Me miro con reproche– No deberías estar haciendo esas cosas con un chico, o mejor que mejor, no deberías acercarte a la habitación de un muchacho pueden pensar mal de ti.
Me sonroje inevitablemente– Nos amamos.
–Si, pues a nosotros nos paso lo mismo. –Me dijo mirando hacia el pasillo donde venía el señor Tanner– Becca también es una Tanner, esta registrada.
El señor Tanner se aclaró la garganta para llamar nuestra atención– Maggie, este es el doctor que atiende a nuestro pequeño, él te dirá lo que tienes que hacer no te preocupes ni te pongas nerviosa.
Margaret le sonrió– Si con esto puedo ayudar a nuestro hijo lo haré encantada.
La abrazo y le dio un beso rápido en la boca– Ve.
Margaret se fue con el doctor y nos quedamos solos los tres. El señor Tanner se sentó a mi lado tomando a Becca de mis brazos.
–¿Dónde esta la bebé de papá? ¿Dónde? ¿Aquí? –Dijo haciéndole cosquillas no cambio el tono de voz cuando me habló– ¿Cambio la imagen que tenías de mí Zoey?
Lo mire como abrazaba a Becca– Es tonto, pero no pienso menos de usted, solo querría saber ¿por qué se caso con una mujer que no ama? Cuando es evidente que aun ama a la madre de Heath.
Él me miro apenado– Por un contrato, amenace a papá con casarme con Maggie y reconocer a Heath pero él no estaba de acuerdo conmigo, me obligo a casarme con Louis… la odié por obligarme junto con mi padre y me odié por no ser más fuerte. En ese tiempo no tenía donde caerme muerto, si mi padre me quitaba lo que me daba no iba a tener como mantener a Maggie y a Heath pero si me casaba con Louis tendría acceso a mi herencia…
Seguí mirándola embobada recordaba un poco como jugaba papá con Edward a esa edad, y se veía igual.
–¿Cada cuánto ve a Becca? –Hice una mueca para que Becca se riera y funcionó.
Él le sonrió a Becca– De vez en cuando, ¿Becca cuando vas a hablar? Sé que ya das pacitos…
–Pero si se ve pequeñita. –Dije sorprendida.
El señor Tanner me sonrió– Ella es pequeñita pero ya tiene un año y diez días, hace como un mes que da pequeños pacitos pero adora que la carguen.
Nos quedamos callados después de eso. El silencio comenzaba a pesar demasiado cuando llamaron al señor Tanner para que fuera por su mujer. Se levanto y fue de inmediato, dejándome con Becca, era una niña modelo apenas y hacía ruiditos de molestia.
–Sabes, creo que eres bastante linda. –Refregué mi nariz contra la suya– Desearía tener una hija como tú.
Mire hacia arriba y me di cuenta que ya no estaba sola.
–¿De nuevo con la idea de ser madre? No quiero ser abuelo.
Le sonreí a papá– Y no lo serás pronto.
Papá se sentó a mi lado y le hizo unos cariños a Becca– ¿Y de quién es esta pequeña?
–Nuestra. –Dijeron el señor Jeffry y Margaret.