miércoles, 18 de mayo de 2011


Un día voy a viajar aquí, aunque sea solo para decir; "Camine sobre los pasos de Dracula".

lunes, 9 de mayo de 2011

Werewolf; Capitulo VII "...ha llegado."



>> Castillo Difontiel <<

La noche paso rápidamente, no pude dormir con tanta información en la cabeza, por lo que me la pase revisando las facturas de la empresa en la oficina, llegada las seis de la mañana me fui a mi cuarto con la intención de dormir un poco. Sentí pena porque las pastillas para dormir no me hicieran efecto, o por lo menos no uno prolongado. No conseguí dormir, pero entre mi somnolienta mente de zombi pensé en ir a ver a Megan, mi Megan, de seguro podía verla antes de que fuera a clases, mire la hora eran las 6:20 AM, era muy temprano aun.

Hice bastante tiempo entre asearme y buscar algo de ropa (camisa de franela Negra y unos jeans negros, más mis deportivas negras). Para cuando baje a desayunar mamá estaba haciendo su famosa ensalada de frutas, o sea formando caritas con las frutas, esta mañana se veía en el plato una gran Luna llena formada con chirimoya y una que otra fresa alrededor formando una aureola, todo con crema encima. Al verme dejo su trabajo y se me lanzó a los brazos.
– Mi Jeremy ya no estas enojado conmigo, ¿cierto? – Negué con la cabeza.
– Mamá, ¿no deberías estar dormida todavía?
– Pero son las siete y media, y tenía hambre – La mire y sonreía, hasta que se fijo en mis ojos – Oh Jeremy, no has dormido nada cierto, vete a la cama ahora mismo – Me reí de ella, y frunció el ceño.
– Ma, tengo 18 años. Soy grande y tengo que ir a ver a mi… – Se me quedo viendo interesada y yo me quede mudo. Y ella sabía que no le diría nada.
– ¡Nana! ¿Tú sabes a quién tiene que ver a estas horas? – Nana apareció por arte de magia detrás de mí.
– Bueno… – Uf Nana no tenía idea así que me relaje – Creo que debe ver a su novia, la Srta. Megan, la hija del Jefe de Policía, antes de que se vaya al colegio. Sin contar que a estas horas su padre ya se habrá ido al trabajo.
– ¿Cómo puedes saber eso? Además ¿cómo sabes que Megan es mi novia? – Nana simplemente me ignoro.
– No me dijiste nada – Mamá sollozaba melodramáticamente – Menos que esa linda chica es tu novia. La vi una vez con Henry.
– Mamá, no creo tu teatro. Me voy. – Salí de ahí sin mirar atrás pero escuche bien a mamá.
– Puedes creerlo Nana, lo criamos y ni siquiera se da el tiempo de presentárnosla.
No alcance a escuchar la replica de Nana, salí en busca de mi coche lo más rápido posible, hace días que no veía a Megan.
Una vez dentro del vehiculo, me lancé a la carretera, no quería perder tiempo que podía pasar con Megan. Tanto fue mi apuro que llegue a la ciudad en un parpadeo. De ahí hasta la casa de Megan procure conducir con cuidado.
Al llegar me di cuenta que ella estaba sentada en la pequeña escalera de su casa, probablemente esperando a alguien. Me baje del auto, sin que se diera cuenta de mi presencia.
– Hola – Dije una vez cerca de ella. Pego un respingo por el susto – disculpa.
– Hola extraño, no te veía desde hace días pensé que te habías olvidado de mí – La mire con cara de perrito arrepentido, no la ocupaba desde hace mucho, pero si funciono con mamá cuando tenía 8 años podría funcionar ahora ¿no? – No pasa nada si me das un beso.
Tome su cara entre mis manos y ella entreabrió sus labios, me acerqué y deposite un pequeño beso, ella entrecerró los ojos, me reí de su expresión.
– ¿Quieres más? – No dijo nada, solo me jalo hacia ella y el beso fue inminente.
Adore el roce de sus labios, la bese con todo el amor que había tenido guardado durante estos días, me reproche mentalmente por ser tan idiota y dejar que la depresión me consumiera y no haberla visto en estos días. No me di cuenta cuanto la había extrañado hasta que la tuve entre mis brazos, no tenía la certeza si esto era amor, pero ya no podía estar sin ella. La estreche más contra mí.
– Chico por si no te has dado cuenta tengo vecinos, y que sea comprensivo con su relación no tiene nada que ver en que no pueda darte un tiro por manosear a mi hija. – Dijeron desde el otro lado de la entrada. Me quede de piedra.
– Jay, ¿qué sucede? – Mire a Megan y luego a la puerta – Ups.
– Creí que estaría en el trabajo.
– Día libre, nunca se lo toma… ya me imaginaba porque el día era tan lindo, me han hecho trampa. – Dio un gran suspiro y se levanto – Pa me voy, Jay me va a llevar al colegio – El Jefe Grey salió de su casa vestido con una camisa blanca y unos vaqueros, y como adorno adicional el ceño fruncido.
– No. Recuerda jovencita que hoy te llevo yo.
– Recuerda señor mandón, que puedo irme con quienquiera y quiero irme con Jay. – Se quedaron mirando un largo rato hasta que el Jefe Grey se rindió. Megan se dio la vuelta y me dio una sonrisa de victoria.
– Esta bien adiós cariño – Megan se acerco y le dio un beso en la mejilla – Más te vale llevarla al colegio, si me llego a enterar que la has llevado a otro lado, estas muerto – Dijo murmurando, mientras entraba a su casa. – Y no me interesa la excusa que tengas, no la vuelvas a dejar tirada por tantos días. – No cualquiera lo habría escuchado, estoy seguro que Megan no lo hizo. Tenía razón en estar enojado conmigo por eso, definitivamente Jeremy Wolf eres un cretino, idiota, tarado…
– Jay qué pasa – Deje de insultarme, para darle una sonrisa a Megan.
– Vamos – Me apresure al auto para abrir la puerta de copiloto, Megan se acomodo y yo le abroché el cinturón de seguridad.
– No soy una niña pequeña Jay.
– Lo sé, pero todo caballero trata a su dama de esta forma.
Corrí a colocarme detrás del volante. Megan tenía su mirada perdida en dirección a la ventana de su casa. Tuve un oscuro presentimiento y cuando ambos nos miramos supe que sentíamos lo mismo. Le sonreí a Megan.
– Calma – Ella asintió.
Después de un rato de silencio, sentí que me estaba observando con dedicación, me sonroje un poco, eso solo hizo que su risa tintineara en mis oídos. La mire de reojo y pude ver como se acercaba.
– Jay no serás un acosador ¿cierto? – La mire confuso – Es que vas en camino a mi instituto y ni siquiera te he dicho la dirección.
– Ya deberías saber que tu padre no se reserva nada sobre ti. Y además no creo que estudies en el Instituto de Señoritas o en el Instituto de estirados al que yo fui.
– Vaya eso solo deja al buen Instituto de Sibiu. Siempre tan…
– ¿Acogedor? – Dije sonriendo. Los demás Institutos de la ciudad eran algo firmes con las reglas. Por supuesto el Instituto de Sibiu no lo era, ellos creían en las segundas oportunidades.
– Mmm… si eso creo. Jay ¿te puedo preguntar algo?
– Si, lo que quieras.
– Esta noche ¿quieres cenar conmigo y con papá en casa?
– Eso sería genial… – Recordé la sangre hirviendo dentro de mí, no era la persona más confiable en este momento, y menos durante la noche cuando la luna estuviera casi en su cúspide. Mis cambios de humor son bastante graves. – Pero hoy es Luna llena así que no podré, discúlpame linda, pero te lo compensare cuando acabe la semana.
Ella solo asintió, no era el mejor novio que una chica podría desear, no era atento y ni siquiera me había aparecido en una semana por la casa de mi novia – Suspire profundamente.
– Lamento no ser el novio que quisieras Megan, no ser tan atento.
– Descuida te entiendo. Y además ganas puntos extra por llevarme a clases, además ningún mal novio llevaría a su chica en un Lamborghini. – Me reí ante eso.
– Es que no tengo otro coche – Me gane un peñisco por eso.
Seguimos hablando de cosas sin importancia hasta llegar al instituto, me estacione en la acera. Salí del coche a tiempo antes de que Megan se abriera la puerta.
– Es verdad cuando te digo que me tratas como si fuera una bebita.
– Y yo te digo que así se trata a una dama.
– Soy una chica común y corriente. – Dijo saliendo del coche.
– No eres una chica común y corriente, eres mía. – Cerré la puerta tras ella y antes que replicara, la bese acorralándola contra el coche, entrelace mis manos en sus cabellos. Después de un rato sentía que el contacto era muy poco, por lo que la estreche más a mí con una mano. Estaba considerando la posibilidad de raptarla por todo el día cuando el timbre sonó cerca de nosotros. Me separe a regañadientes, pero lo hice.
– Wow – Dijo jadeando, yo no estaba mejor que eso.
– Debes ir a clases.
– Que tal si me compensas ahora por no cenar conmigo hoy.
– Prometo hacerlo después – Me acerque y le di un pequeño beso, tuve que hacer un esfuerzo por no seguirlo hasta algo más – Ahora me voy, que tengas un buen día.
– Adiós. Más vale que esa compensación sea bastante grande.
– Así será – Dije entrando en el coche.
Espere a que hubiera entrado al Instituto para irme. El trayecto a casa se me hizo bastante corto. Solo pensaba en el beso que le había dado contra el auto, yo no era de esa forma. Pero se había sentido bien… me lleve la punta de los dedos a los labios.

Al llegar a casa, me dirigí hacia la cocina, mamá y Nana Vi estaban enfrascadas hablando de algún asunto de cocina que no entendí, por lo que me serví el desayuno y me senté a la mesa sin ser percibido. O eso era lo que creía.
– Y ¿por qué esa sonrisa tan grande Jay? – Pregunto mamá sentándose enfrente de mí.
– No sé a que te refieres – Mire a mamá y esta saco un pequeño espejo de su bolsillo, me vi en el y en efecto sonreía como desquiciado. Y me sentía como uno. Con solo un par de besos y Megan sacaba lo peor de mí, todavía no entendía como me había atrevido a besarla de esa manera afuera del auto.
– Hay mi Jay, estas colado – Me fije en su rostro denotaba cansancio, ella no había dormido mejor que yo anoche, ¿cómo no me había dado cuenta antes de salir?
– No estoy colado y pienso ir a la oficina a terminar el trabajo que hacia anoche.
– Ups, lo olvidaba, hay alguien esperándote y no tengo buenos presentimientos para esta noche.
– ¿Todavía funciona eso de los presentimientos? – Mamá entrecerró los ojos.
– Nací con eso, mejor olvidare tu pregunta, solo cuídate – La mire confundido – Tengo que arreglar mi viaje y hacer un papeleo sobre una empresa que solicita nuestros servicios de seguridad.
– Bien, nos vemos. – Mamá me hizo señas mientras salíamos por puertas distintas.
Mientras caminaba hacia la oficina iba pensando en que era lo que debía arreglar para hoy, además me cuestionaba sobre quien sería mi visitante. Pensaba en estas cosas cuando una sirvienta me intercepto en el pasillo a mi oficina. Solo para anunciar que tenía un visitante esperando en mi oficina y que este no había querido dar su nombre, y si es que quería café. Le respondí débilmente gracias y le dije que no se molestara.
Antes de abrir la puerta sentí un olor familiar, era de mí manada, sospechaba quien podía ser. Al abrir la puerta confirme la sospecha.
– Buenos días Daniel, hace una semana que no te veía, ¿cómo esta la familia?
– Mamá intenta ser fuerte y el resto la imitamos, por cierto Ben debe estar muy feliz donde este, le encantaba aquella canción Nothing Else Matters, iba a acercarme a darles las gracias en aquel momento pero mamá me necesitaba, ver como enterraban a mi hermano fue el peor momento que pudimos haber pasado.
– Ni siquiera debes agradecerlo, Ben era nuestro amigo y además la idea fue de Fred, yo ni siquiera pensaba en nada – Quise mantener la conversación en simplezas, todo era muy raro Daniel no es conocido por hablar mucho, y seguramente lo que me ha dicho es más de lo que le he oído en años. Pero me intrigaba su aparición aquí.
– Si, bueno aproveche este momento para venir a verte, mamá no quiere que nos metamos en líos, pero…
– Ve al grano, que es lo que quieres de mí.
– Se bien, lo que pasara hoy en la noche Jay. Los lobos que desean subir de nivel competirán hoy por el quinto lugar en la manada.
– Y tu también quieres hacerlo ¿cierto? – Le interrumpí. Él solo asintió. – Estas teniendo en cuenta los sentimientos de tu madre, cuando se entere de tus deseos de pelearte por un puesto en la manada esta noche ¿Estas conciente sobre lo que te podría pasar esta noche?
– No se lo he mencionado, sé perfectamente que no me dejaría, ni mi padre lo haría. Y si, estoy conciente de lo que me podría pasar.
– Eres joven para esto.
– Mi hermano era menor que yo cuando acepto el cargo y tu Alpha tenías 12 años cuando ocupaste el cargo. – No tenía armas contra eso.
– ¿Estas tan seguro? – Asintió – Bien, con una condición – Me miro expectante – Se lo debes decir a tu padre.
– Pero Jay él no me dejara hacer esto.
– No digo que le pidas su consentimiento, solo digo que le adviertas sobre lo que piensas hacer – Daniel volvió a asentir.
– Gracias Alpha, con tu permiso me retiro.
– Daniel – Este se detuvo – ¿Sabe Lily sobre esto? – Él negó – Entonces díselo también.
– No quiero angustiarla, eso le hace muy mal. – Dijo saliendo de la oficina.
Lily era una chica sorda-muda, eran novios hace más de 2 años. Daniel la conoció en la rectoría del instituto gracias a una sanción por llegar tarde, hace un año él la había reclamado como su mujer ante la manada. Nadie en su familia, ni siquiera Ben, entienden el grado de amor y devoción que tiene Daniel por Lily. Lo demuestra el hecho de que Daniel aprendiera el lenguaje de las señas solo para comunicarse con Lily. Era una verdadera historia de amor, según mi madre.
Pensé en como se tomaría Lily la noticia de que su novio pelearía esta noche con otros lobos por el quinto lugar. Después de un rato deje de meditarlo, era probable que Daniel no se lo dijera, con tal de no perturbarla, aunque fuera una orden mía. Si yo estuviera en su lugar no preocuparía a Megan con eso, aunque alguien me obligara.

Hora de afrontar las cosas…
Puedo esperar otro rato…
Llevaba ya una hora dando vueltas en la oficina, después que Daniel se fuera. Y solo me quedaba hacer una cosa importante en este día. Se lo había prometido a mamá, le había dicho que iría a hablar con él…
Algo comenzó a vibrar en mi escritorio. Era mi móvil que en algún momento lo había dejado olvidado allí, en la pantalla solo aparecía el nombre de Fred, por lo que conteste.
– Jeremy – Escuche en su voz una nota de amargura.
– Fred, ¿sucede algo? – Podía escuchar el movimiento de su mano pasando por su cabello, algo raro en él.
– Aparte de lo de siempre, solo que mi padre quiere hablar con nosotros y no quiere decirme sobre que se trata. Ha llamado hasta a Stephaniel, pero creo que tiene su móvil apagado porque no ha contestado las una y mil llamadas que ha hecho papá.
Pude imaginarme el porque claramente.
– Esta bien, mamá salió hace bastante rato debe de habérsele olvidado el móvil. ¿Quieres que vaya a tu casa? – Algo había adquirido de Megan, la manera de mentir rápido. Nada de que sentirme muy orgulloso, pero en verdad servía.
– Por favor, quiero saber esto, al parecer trata sobre lo que te dije. Algo cambió en él hoy y de repente quiere decirnos toda la verdad. Es mejor aprovechar Jeremy, así que ven pronto.
– Okay nos vemos en un rato más. – Dicho esto Fred cortó la llamada.
Mire a mi alrededor, tome mi cazadora y corrí fuera de mi oficina. No porque tuviera miedo de que el señor Stonel se arrepintiera de hablar sobre el asesino, sino porque este tema me tenía de los nervios, pronto sabría a que me atenía.


>>Stephaniel<<

– ¿En que piensas? – La voz vino de mi lado derecho.
– En que maravilloso esta el día, – Le respondí de inmediato.
– Mentirosa, te conozco mejor que eso Steph. Estas preocupada por tu condición de nuevo, ¿no?
Negué, – Pensaba en cuando nos conocimos y cuando vi a mi Jay por primera vez.
– Es imposible olvidar cuando Jay era un bebé, era el niño más mono y él más peligroso del mundo, pero sobre todo muy lindo.
Suspire, – Victoria… ¿crees que él ahora quiera que me vaya lejos? – No lo culparía… después de todo había tenido todo lo que había querido hasta ahora, quizás ya no le hacia falta.
– Tú sabes tan bien como yo que él nunca te querría lejos, ha sufrido demasiado este tiempo que han estado separado. Y sobre todo lo que pudiera ocurrir criaste a un buen chico Steph, ya no pienses más en eso.
– Eso creo, pero no puedo evitar pensar que tal vez todo hubiera sido mejor si te lo hubiera dejado a ti en ese momento, si mi egoísmo no me hubiera superado…
– Creo detectar el verdadero problema en esto, – Victoria se movió hasta quedar en frente de mí. Había permanecido un buen rato sentada al lado de la piscina que estaba en medio del jardín. Levante mi mirada que había estado clavada en el agua, hasta cruzarla con la de Victoria que me miraba con detalle. – Estas pensando que hubiera sido mejor no cruzarte con Stonel, esto no es por Jay, oh no, esto es por ti.
– Creo que si… – Saque mi móvil del bolsillo, ya no quería ver más a Victoria, yo era como agua para ella, así de claro podía leerme. Lo encendí. El teléfono comenzó a vibrar con cada mensaje que iba llegando, después de un par de minutos el teléfono paro de sonar, – Creo que alguien me busca… – Mis ojos se abrieron por la incredulidad, – Steph ven pronto te necesito. ¿Qué quiere decir esto?
– Quiere que vayas, solo eso.
– ¿Cómo que solo eso, de qué lado estas?
– ¿Quieres acaso que esa víbora se quede con él? – Mi cerebro estaba alucinando o Vi se había vuelto loca. – No me mires así, sabes que eres su pareja, por algo ese milagro te pasó a ti y no a alguien más…
– Solo un suicida se enamora de su contraparte en la naturaleza. – Vi me miro como si estuviera loca.
– Haz lo que quieras, excepto cruzarte en mi camino por el resto del día. A menos que vayas a verlo.
– Estas… – La mirada gélida de Victoria me congelo, ahora ella era más fuerte que yo y lo sabía, por que yo se lo había dicho. – Okay. – Dije haciendo un mohín.
Me retire haciendo mi mejor cara de niña malcriada y partí rumbo a la cochera. No tenía ánimos de ir en moto, por lo que tome mi auto.
Maldita de Vi.

Mantuve mi mente en blanco hasta cruzar los portones que me daban la bienvenida a la mansión Stonel. Después de eso mi mente se lleno de tonterías, mire hacia todos lados por si Elizabeth estaba cerca, no habría otra vez para salvarme de su ira, o quizás si, ya que el auto de mi Jay estaba estacionado en frente de la puerta principal. Estacione mi auto detrás del de Jay y baje aun con toda precaución.
Antes de que pudiera tocar la puerta de entrada, una sirvienta me abrió la puerta.
– En qué puedo ayudarla señora.
– El señor espera mi visita, – La sirvienta me indico la dirección. Era obvio que la sirvienta no me conociera, yo había sido una intrusa cada vez que me había colado al jardín, y solo a esa parte de la casa, nunca había entrado a la casa, no como lo hacía Fede casa vez que quería él podía entrar a mi casa. Resople que injusta era la vida. La sirvienta me dio una mirada extraña, por lo que me enfoque en la decoración de la casa, básicamente alguien tenía una obsesión con el color de la madera. Era casi insoportable ver tanto marrón.
– Aquí es señora. – Dijo y abrió la puerta. Entre y solo me percate de que algo no andaba bien cuando la sirvienta cerró con llave la puerta. Mierda.
– ¿Qué mierda? – Golpee la puerta con toda mi fuerza, pero nada paso. Ahora era una simple y débil humana. Simplemente genial.
– Me lo habría imaginado solo en mis mejores sueños el que ahora fueras una simple y débil humana, pero no lo hubiera creído sino lo hubiera visto, ¿Cómo soportas ser tú?
– Elizabeth, – Sentí los cabellos de detrás de mi nuca erizarse, ahora estaba perdida.
– Espero que te despidieras de Jay cuando saliste de casa porque no vas a volver.
– Si me matas Jay te hará pagar bruja, y por si no lo sabes él esta aquí.
– No creo en ti Stephaniel, y aunque él estuviera aquí no escucharía nada las paredes están revestidas, son antirruido. – La sonrisa que me dio me calo hondo en los huesos.
Mire a la puerta y corrí hasta ella.

>>Jeremy<<

Llevábamos esperando 15 minutos, y yo sabía que era algo inútil, pero el señor Stonel seguía paseándose de un lado a otro sin prestarnos atención a Fred y a mí.
– Pa ya para, ¿quieres? Estas mareándome a mí y a Jay.
– Lo siento, – Dijo, dejándonos algo perplejos a ambos. El señor Stonel se sentó en frente de nosotros, pasándose las manos por el cabello. – Esto no es normal en Steph, ella nunca llega tarde. – Mire a Fred instintivamente pero él estaba desconectado, ya no estaba prestando más atención.
– De seguro no escucho su mensaje. – Dije con segundas intenciones.
– Llamaré a Victoria. – Y antes de que pudiera decir algo para detenerlo, él ya estaba con el teléfono presionado contra su oreja. Esperé a que nana no contestara, pero ella siempre estaba cerca de un teléfono, presta para contestar. Al segundo timbrazo contesto. – Buenos días Victoria, pásame a Stephaniel por favor.
– Ella se fue hace un rato, si aun no ha llegado quiere decir que la demoró algún imprevisto. Pronto llegará.
– Okay, gracias. – Dicho esto cortó la llamada.
– Bien, ¿ahora puedes comenzar?
El señor Stonel se quedo callado, pero asintió.
– Fergus nuca fue como los demás lobos, él ansiaba el poder y no media las consecuencias para conseguir lo que deseaba, mato, robo y en fin consiguió lo que quería. Ser alfa, dominar y hacer lo que se le antojaba al no tener contendiente. Carecía de todo lo que un alfa debe tener, justicia y honor, cuidar de lo más débiles entre la manada, darles un lugar adecuado a los más fuertes. Pero él no creía en eso, mato a los débiles y dejo hacer lo que quisiesen a los fuertes, por lo menos hasta que alguno lo desafiaba, en ese momento era cuando los mataba.
>> Cuando llegamos de las tierras altas, la manada era grande, pero mi padre de inmediato se dio cuenta de que el Líder no era tal, mi padre había sido el alfa de la manada local donde vivíamos. Antes de que se rompiera. Él sabía que no podría vencerlo, la perdida de mi madre lo había dejado débil, y por eso lo dejo. Me mantuvo a su lado y me aconsejo cuando entramos a la manada que mantuviera mi fuerza para mí. No valía la pena luchar una guerra que ya estaba perdida.
El señor Stonel se quedo callado un momento, al parecer los recuerdos no eran muy agradables.
– No me imagino al abuelo como alguien débil y menos como alguien sabio. – Dijo Fred con una mueca.
– La pérdida de una pareja es muy dolorosa para un lobo, – Dijo el señor Stonel mirando al suelo, – Y hay algunos que toman ciertas formas para aguantar al dolor que les produce eso.
– Perdón. – Dijo Fred, yo también conocía a su abuelo, venía un par de veces al año ya que decía que no soportaba a la madre de Fred. Era un tipo alegre y parecía que nunca se le iba el optimismo, además de despreocupado, no se parecía en nada a lo que decía el señor Stonel.
– Está bien, quizás podrías hablar más con él.
– Lo haré cuando lo vea, – Fred se acomodó en el sillón.
– Entonces será esta noche, para el funeral de Ben él llamo y quedo en venir pronto esta tan preocupado como yo por ese tipo.
Sentí a Fred maldecir por lo bajo, por la boca muere el pez.
– Como decía; Él amaba el poder, manipular a los demás a su antojo sin que nadie le dijera nada por sus actos. Hasta que un día me encontré algo inédito, solo había visto uno en su clase, una única vez cuando era pequeño, – Dijo con su mirada perdida en algo que ni Fred ni yo podíamos ver. – Mi padre me había dicho que ya no existían, que los lobos se habían mezclado demasiado con los humanos y la sangre antigua se había perdido. Pero hay estaba, un niño Sangre Pura, un Sangre Alfa.
Lo mire extrañado, era mi sueño…
– Cuando lo vi supe que no debía llevarlo con Fergus, él lo mataría pero lo deje ella me lo pidió y yo accedí, podía sentir su desesperación. Y la entendía, el primer cambio es el más difícil, y estaba también el mito del Alfa; Dominan la luna y nadie los domina a ellos.
– No veo porque recordar eso… – Dije, pero Fred me dio una mirada algo impaciente.
– Jeremy no recuerdas nada de lo que paso esa noche y mi papá estuvo ahí, así que déjalo continuar. Pa sigue… ¿a dónde se fue?
Mire por todos lados, el señor Stonel había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos. Literalmente. – Buena pregunta Fred, vamos.
Salimos corriendo por los pasillos, no nos costo demasiado encontrar al señor Stonel, estaba revisando cada habitación.
– ¿Pa, qué haces?
– Esta por aquí, aun no se dónde, pero esta por aquí… la siento. ¡Demonios! – Abrió la puerta siguiente.
Recorrimos el pasillo siguiente completo, hasta llegar al estudio de la madre de Fred. La puerta del estudio estaba mal cerrada y se podían escuchar gritos. Entramos y lo que vimos no le agrado a nadie.
– ¡Mamá! – Gritamos Fred y yo al mismo tiempo, luego fui corriendo hacia mi madre que estaba tendida en el suelo sin moverse, pero antes que pudiera llegar el señor Stonel estaba a su lado. Me senté a su lado observándolo.
– Parece estar bien, – Antes de que pudiera contestar él ya estaba revisando posibles fracturas de las costillas. – Creo que tiene una quebrada, gracias Dios.
– Podrías darme las gracias a mí, – Mire a quien provenía esa voz, Fred tenía sujetado a su abuelo del cuello mientras su madre estaba de rodillas en el piso tosiendo, – Y de paso quítame al muchacho de encima.
– Fred, suéltalo.
– Estaba ahorcando a mamá. – Dijo Fred con la mandíbula apretada.
– Y ella le hizo esto a Stephaniel. – Respondió el señor Stonel de la misma manera, mientras abrazaba a mamá.
A regañadientes Fred soltó a su abuelo, quien se arreglo la ropa como si Fred no le hubiera hecho nada. Llevaba un traje azul marino, de seguro venía desde el aeropuerto.
– Tienes un buen agarre pero te falta fuerza, tu padre era más violento cuando se enojaba. – Miro a la señora Elizabeth como si fuera basura, – Un minuto más y…
Fred se coloco al lado de su madre de inmediato. – No voy a dejar que le pongas la mano encima de nuevo viejo.
– Como digas. Fede ¿cómo está Stephaniel? – Mire a mi madre, el Señor Stonel aun la tenía en sus brazos. – Suéltala hijo puede que tenga las costillas rotas, le vas a hacer más daño que esa zorra.
El señor Stonel metió una de sus manos por debajo de la ropa de mamá.
– No hagas eso. – Gruñí. El señor Stonel me miro y siguió su camino, ya había extendido mi mano para pararlo cuando el abuelo de Fred me toco el hombro.
– Déjalo, esta demasiado preocupado por su hembra. Así es uno con su pareja, cuando vuelva en sí esa zorra va a estar muerta.
– ¿Hembra? Mi madre está aquí. – Fred ya había levantado a su madre y ambos miraban con dolor al señor Stonel.
– Yo… no sé. – Mire a mi madre, esta vez cuando intente acercarme, el señor Stonel me gruño.
– Hijo, él no le hará daño. – Me dijo el abuelo de Fred como si fuera de lo más normal la situación.
De todas formas me acerque más a mi madre, – Ella necesita ayuda, yo la llevaré a…
– No, no voy a dejarla sola. – Esta vez el que hablo fue el señor Stonel, en una voz baja pero fría. – Llama a al Doctor de la manada y dile que venga rápido, la voy a llevar a mi estudio.
Y con eso se levanto y salió del cuarto, en cuanto reaccione cogí mi móvil y marque el número. Para cuando termine de hablar me di cuenta de que no era él único que estaba en estado de shock con todo esto.
Fred me miraba esperando una respuesta por lo que esquive su mirada y salí de la sala. Sentí unos pasos detrás de mí, me di la vuelta creyendo que era Fred pero era su abuelo que me miraba con comprensión.
– No es tu culpa, así que no sientas remordimientos estúpidos. – Dijo – Es una causa sin sentido el que los hijos se culpen por lo que hacen los padres.
– Pero debí de decírselo a Fred en cuanto…
El anciano me miro con una expresión cansina en el rostro, – ¿Crees en serio que Fred te lo habría dicho si fuera al revés? Las prioridades son primero con la familia.
– ¡¿Y qué es la manada sino una familia?! – Por primera vez en mucho tiempo explote. Sin embargo el anciano aun me miraba con la misma expresión.
– Es una extensión. Pero al fin y al cabo tú sabes donde están tus prioridades, por lo que te invito a ir a ver a tu madre. Yo avisaré a la primera sirvienta que vea de que debe llevar al matasanos al estudio de mi hijo. – Asentí y seguí mi camino.
Me detuve al entrar en el estudio, mi mamá descansaba en un sofá, se le veía pálida como un papel. El señor Stonel estaba arrodillado a un lado murmurándole cosas al oído mientras sostenía una de sus manos. Me sentí como si invadiera el espacio personal de una pareja, algo demasiado intimo como para irrumpir, retrocedí y cerré la puerta con sumo cuidado. Me senté en el suelo al lado de la puerta.
El resto de mi día paso como si estuviera haciendo zapping en la tv, el doctor llego a una hora indefinida, el abuelo de Fred entraba y salía de la habitación, lo mismo hacía yo, mamá reaccionaba de a poco y para cuando comenzó a atardecer la pude trasladar a nuestra casa lejos de las miradas asesinas de la señora Elizabeth y alejarme yo también de las miradas de Fred que parecían inculparme y de las miradas de sus hermanos que parecían querer preguntar pero esperaban a que yo les contara algo de lo que había ocurrido. Del único no, de los únicos de los que no me pude deshacer fueron del señor Stonel y de su padre que me acompañaron a casa aun cuando proteste, pero el abuelo de Fred ya me había dicho que sería imposible separar a su hijo de mi madre hasta que ella estuviera completamente curada y le dijera que se largara, de lo que yo no estaba totalmente seguro.
Mi día termino de hacer zapping como a las ocho de la noche cuando el sol se hubo extinguido por completo y reino la oscuridad. Y mi sangre estaba llegando al punto de ebullición.
Nos encontrábamos en el cuarto de mamá cuando me digne a mirar por la ventana.
– La luna llegará a su punto en una hora y media. – Les dije, pero el mayor de los Stonel simplemente se encogió de hombros.
– Sino te molesta me encantaría pasar la noche en los jardines, será entretenido. Nunca he estado demasiado tiempo en esta casa.
Mire al señor Stonel, – Yo cambiaré aquí, cuidare de Steph toda la noche. De todas formas no pensaba unirme a la cacería de hoy.
– Esta noche rastrearemos al asesino, después de conseguir nuestro quinto al mando. Pero antes de todo lo que se va a hacer esta noche, debo hacerme cargo de unos niños que cambian hoy, los puedo sentir, – Dije como si nada, esa era una de las cosas de ser un sangre alfa, podía sentir a los lobos apunto de cambiar y que necesitaban mi ayuda en su primera luna llena, – Luego me uniré a la búsqueda. – El señor Stonel asintió.
Salí del cuarto, pero en cuanto cruce el umbral algo me sacudió, era un frío que me recorría de pies a cabeza, para cuando termino solo quedo un vacio dentro de mí y me di cuenta de que algo estaba mal.
Caminé hasta mi habitación, después de quedarme solo en vaqueros se me ocurrió algo, tomé mi móvil que estaba en la mesita de noche al lado de mi cama, donde lo había dejado antes, y escribí un mensaje. Luego salí algo más confiado, pero con la seguridad de que algo iba a pasar esta noche, algo que de seguro nos acercaría más al asesino.

>>Megan<<
“RAE” (Reunión de Amigas de Emergencia)

Había salido de clases a eso de las seis de la tarde, vale me habían castigado por no traer la tarea de Física terminada y me tuve que quedar limpiando el salón. Mis amigas se habían quedado haciéndome compañía, para cuando termine con algo de ayuda de ellas nos dirigimos a casa, ero un mensaje vibro en mi móvil;
“Ve a casa de tus amigas, llegaré tarde. Con amor, papá.”
Por lo que decidimos irnos todas a casa de Carmen y hacer una RAE, por lo menos hasta que mi padre llegará a casa y me llamará.
Estábamos todas acurrucadas en su cama, viendo una película de acción. Pero no podía alejar de mí un mal presentimiento, como si algo estuviera por pasar y no era nada bueno. Al principio cuando llegué a clases pensé en alejarlo con bonitos recuerdos, como el beso super sexy que Jay me había dado antes de entrar a clases, pero ni eso fue suficiente para aplacar ese sentimiento de vacio en mí interior.
– Meg, vas a morir atragantada por una palomita de maíz si sigues así.
– No puedo evitarlo, este presentimiento me abruma.
– Es bueno como… me encontraré un conejito lindo, o malo como… no encontraré un conejito hoy. – Dijo kahru sin despegar la vista de la pantalla, pero yo sabía que tenía toda su atención.
– Es definitivamente malo.
– Malo como; a) Mi novio volverá a olvidarse de mi por otra semana, – Con esa opción sentí algo encogerse dentro de mí, – O, b) Algo va a pasarle a alguien. – En el momento en que Iss lo dijo lo supe algo malo iba a pasarle a alguien. Pero el dilema era ¿quién? Saque mi móvil y comencé a llamar a mi papá, era obvio que a mis amigas no les iba a pasar nada, estaban seguras a mi lado. Solo me miraban como si estuviera como una cabra. El teléfono me lanzó a buzón de voz, no me agrado eso. Estaba por llamar a Jay cuando un mensaje de él me llego.
“Si algo malo pasa, no llames solo ven a mi casa y espera por mí. Estaré fuera. J.”
Eran las ocho de la noche con unos cinco minutos, por lo que deduje, mi móvil daba las ocho y cuarto. Siempre lo tenía adelantado, para llegar a tiempo a clases. Leí el mensaje como diez veces, hasta que recordé las miradas que cruzamos Jay y yo al subir al auto, él me había dicho que me calmará, eso solo quería decir que él se sentía de la misma forma. Tenía el mensaje que me lo comprobaba. Mire a mis amigas que le habían puesto pausa a la película.
– Era Jay, dice que si pasa algo vaya a su casa.
– Eso da miedo, – Dijeron las tres a la vez.
– Creo que me iré. – Dije levantándome de la cama.
– Alto allí, – Dijo Carmen, – ¿Te vas a ir así sin más? – Asentí, ella suspiro, – Es muy tarde será mejor que te acompañemos. Vamos chicas, creo que mis padres nos prestarán el auto… creo.
Asentí feliz de que se preocupara tanto por mí que se atreviera a pedirle el auto a su padre. Ellos eran algo estrictos con ella.
Después de un buen rato de suplicas pudimos irnos rumbo a la mansión.
– Te das cuenta de que nunca has mencionado donde vive tu príncipe, esto va a ser genial, – Dijo Kahru, mientras Iss asentía.
– Si, si que emoción. – Dijo Carmen con sarcasmo, – Ahora, me puedes ir guiando, acabamos de salir de la ciudad. Dime donde.
– Sigue hasta el desvío que dice Castillo Difontiel, allí es. – No quise admitir que yo no tenía idea de a dónde debíamos ir, solo me sabía las indicaciones que me había dado una vez mi papá, cuando le había preguntado de donde era esa preciosa señora con la que hablaba en la calle. “Sigue la carretera hasta el desvío señalizado, si te pierdes es fácil saberlo, vas a llegar a centro turístico de los Stonel y eso se ve a millas.”
Pero para mi suerte Carmen si sabía a donde ir, encontró con facilidad el desvío y recorrimos dos kilómetros (me lo señalo Iss) hasta llegar a una enormes verjas que rezaban Castillo Difontiel. Por la oscuridad apenas y lograba ver luces, lo que resultaba tétrico. Pero lo que asustaba era que estaban cerradas.
– Bien, ¿cómo entramos? – Dijo Carmen y Kahru e Iss me miraron. Estaba por admitir que no tenía idea, cuando tocaron el vidrio del conductor. Pegamos un salto. Carmen se compuso antes que nosotras y abrió un poco el vidrio.
– ¿Les puedo ser útil en algo?
Tragué saliva, – Jeremy Wolf me dijo que viniera.
El tipo me miro con interés, – Buenas Noches señorita Megan Grey, ¿sería tan amable de facilitarme su identificación? – Se la tendí, la tomo entre sus manos y luego me la devolvió. – Pase por favor, el señor no se encuentra. Pero dice que lo esperé que dejo todo arreglado.
Asentí, y el tipo o más bien el guardia de seguridad se alejo para abrir la verja, después de cruzar la verja pudimos ver el castillo con más claridad, era enorme y muy, muy viejo. Carmen paro el auto en la entrada de la casa.
– Wow creo que hasta aquí llegamos. – Dijo Iss, las demás asintieron.
– Bueno gracias por traerme chicas, – Tome mi mochila, me despedí con un torpe abrazo de todas y salí. Antes de cerrar la puerta escuche a Carmen.
– Vamos esperar hasta que entres. – Asentí y camine a la puerta.
La palabra adecuada para esta puerta sería La “inmensa” puerta. Que tenía un picaporte con forma de lobo, hice rodar los ojos a pesar de mi nerviosismo, que disimulados. Me basto con que tocara una vez para que abriera la puerta una señora.
– Señorita Megan, por favor, – Me indico que pasara, antes de entrar le hice una seña a mis amigas y entre. En cuanto la señora cerró la puerta sentí el auto irse. – ¿Gusta algo de comer?
– Si no es una molestia. – La señora me sonrió, – Entonces si.
– Bien le mostraré su habitación y luego le subiré algo de comer, mi cambio esta pronto por lo que no puedo acompañarla, pero la dejaré bien instalada.
– O sea que usted es… – Me quede con la boca abierta, la señora me sonrió amablemente.
– Yo soy la nana del joven Jeremy, bueno lo he sido desde que nació. – En esta oportunidad estoy segura de que babee.
Después de eso, me vi sumergida en una especie de preguntas y respuestas interminables, desde que talla de ropa era, hasta que música me gustaba, y juro que me pregunto hasta cual era mi postura en la política. Las preguntas fueron lanzadas súper rápido como si quisiera hacerme caer en algo, pero cuando llegamos a la habitación ya estaba satisfecha o eso creí.
– Bien, ya llegamos.
Entre y me quede paralizada, me di la vuelta sin entender. – Pero este cuarto es de alguien.
– Pues si, es el cuarto del joven Jeremy, ¿dónde pensabas que ibas a dormir? ¿En el sofá?
– Bueno es que… – Me sonroje por completo.
– Descuide el joven Jeremy no ocupara la cama hasta bien entrada la mañana. – Sin esperar respuesta siguió hablando, – El baño es la puerta de allá, puede bañarse mientras le suben la comida y sino tiene pijama, – Esto lo dijo mirando mi mochila, negué con la cabeza, – Bien, en el closet de allá encontrará camisas del joven Jeremy. Con su permiso me voy.
– Gracias, – Le dije ya a su espalda.
Suspire, nunca se me había ocurrido estar aquí.
Hay oportunidades que solo se dan una vez en la vida, por lo que mi curiosidad se desato. Mire por todos lados de la habitación, era gigante, con una cama de dos plazas y sabanas y colcha eran de color negro, las almohadas eran de un color grisáceo oscuro. A ambos lados estaban las mesitas de noche, se notaba que la de la derecha era la que más usaba ya que su teléfono estaba allí junto a un reloj pulsera. Me senté en la cama, mire la habitación tenía dos guardarropas ocultos en la pared un escritorio que miraba a lo que fuera que hubiera afuera en el paisaje y el resto de la habitación era como la de un chico normal, o casi normal. Desorden, un poco de ropa tirada en el suelo, un teclado o el teclado que había usado en el funeral de su amigo estaba puesto en su atril en un lado, una pelota de basquetbol estaba tirada fuera de uno de los guardarropas, el opuesto de donde estaban las camisas. Que por cierto me dirigí a escoger mi pijama.
Pase un buen rato escogiendo que ponerme, así que por último escogí una que vi en frente de mí. Olía a Jay como todo lo demás en este cuarto. La deje a un lado de la cama, aun no podía creer que estuviera en esta habitación, era la idea más improbable que se me hubiera ocurrido. Antes de seguir divagando la nana de Jay llegó con una bandeja en sus manos.
– Bien, aquí te la dejo. Disfrútala. Y espero que pases una buena noche señorita Grey. – Dijo ya a punto de salir de la habitación.
– Y yo espero que… – Hice rodar los ojos, – Bueno se divierta mucho, haciendo lo que vaya a hacer.
La Nana de Jay sonrió, – O si que me divertiré, sé que anda un jabalí cerca así que lo cazaré esta noche. Bueno ya me voy, la sangre me esta hirviendo demasiado. – Me hizo una seña y se fue como el viento.
Debe ser divertido poder convertirte y ser tan fuerte como para matar un jabalí salvaje. Aunque también es algo repugnante de pensar.
Comí en un pestañeo todo lo que me trajo. Me puse la camisa de Jay y fui al baño, decidí que me ducharía por la mañana, pero luego me di cuenta de que no tenía cepillo de dientes. Oh-oh eso si que no, puedo vivir de muchas maneras pero siempre mi cepillo de dientes va conmigo, excepto hoy. Mire por todos lados, encontré uno sellado en un estante, gracias por los pequeños favores. Para cuando salí estaba más relajada, me iba a meter en la cama cuando unos golpes se sintieron en la puerta. ¿Las noches serían tan ajetreadas para Jay como lo estaban siendo para mí?
Abrí la puerta un poco. Del otro lado estaba parada una chica de cabello marrón, casi como el mío y ojos marrón oscuro, estaba vestida con un vestido largo que le llegaba hasta los tobillos. No había visto un camisón de esos nunca en mi vida, pero de todas formas me sentí algo rara al compararme a ella, yo vestía la camisa de mi novio y estaba en su habitación. Nada mejor para hacerte sentir como una… Me distraje para ver los signos que hacía con las manos.
– Eres muda… – Dije ante lo obvio, una chica en frente de ti haciendo señas. Genial Meg, genial. De todas formas ella asintió. – No entiendo lo que quieres decir, pero creo que podemos encontrar papel y lápiz aquí adentro, entra. – Sentí pasos detrás de mí, por lo que supe que estaba detrás de mí.
Fui directo al escritorio y abrí un cajón, con mi suerte de principiante encontré un cuaderno y un lápiz para la chica, se los tendí y ella comenzó a escribir. Me puse a mirar por la ventana, la luna llena estaba en su esplendor, dejaba ver algo de los jardines, di un respingo cuando vi un lobo blanco pasar rotando por los árboles de enfrente. Volví a dar un respingo cuando la chica me tendió el cuaderno, lo que causo que ella también saltara.
– Lo siento es que estaba concentrada mirando por la ventana. Bien veamos que dice.
>>Me llamo Lily, soy la pareja de Daniel. Él me dejo aquí esta noche, esta peleando por el quinto puesto en la manada, el puesto que dejo su hermano Ben al morir. Me dijo que debía esperarlo aquí por alguna razón. Pero me dio miedo estar aquí y salí, pero me perdí y luego sentí un aullido dentro de la casa en este piso y vine aquí porque vi luz hace un rato por aquí. ¡Ah! y ¿Quién eres tu?<<
Así que era la “pareja” del hermano de Ben, el amigo de Jay. Lo que no me sonaba bien era; Primero: Peleando por el quinto puesto, ¿qué es el quinto puesto? Y Segundo: Un aullido dentro de la casa y yo no lo sentí… mi lado curioso estaba funcionando de nuevo, dejando aparte todo el sueño que pude haber tenido.
Lily me sacudió, – Lo siento, estaba pensando. Me llamo Megan Grey y soy la novia de Jeremy, y él también me dejo aquí por alguna extraña razón. Y sobre ese ruido, no lo escuche. – Le tendí de nuevo el cuaderno, apenas lo hice comenzó a escribir y me lo devolvió.
>>Eres la pareja del alfa ¡wow!!<<
Me sonroje, supongo que eso era, pero sonaba diferente con la palabra con P.
– Oye, porque no te quedas aquí y pasamos la noche juntas, de todas formas no puedo asegurar ser tan valiente para dormir en un lugar tan… espacioso.
No sé que fue lo que dije que ella se puso a garabatear rápidamente en el cuaderno, Dios parecía que se iba a poder leer todo lo que escribía en las siguientes diez páginas, para cuando me lo tendió estaba negando.
>>Se nota que eres nueva en esto, No duermes en el cuarto de un macho del que no eres pareja. Tal vez el Alfa sea muy civilizado pero el resto no lo es tanto, son territoriales. Mi Daniel se volvería loco de celos si oliera al alfa por la mañana.<<
– Estas bromeando ¿cierto? – La cara de seriedad me decía claramente que no. Wow nunca pensé en esa parte, es que solo te fijas en cool los hombres lobo existen, pero nunca piensas en que pueden ser distintos. Jeremy siempre es amable conmigo, es como cualquier otro humano, excepto su amigo Fred, ese tiene mal genio. Me volvieron a sacudir un brazo, mire de nuevo el cuaderno y lo tome.
>>Sé lo que piensas que se comportan normal la mayoría de las veces, pero debes entender que son mitad y mitad.<<
– Bien, creo que tengo toda la noche para pensar en esto, – Y para seguir pensando en mi presentimiento. Papá aun no me llamaba. – Entonces vamos a tu cuarto, creo que sé más o menos donde se ubica esta habitación.
Lily me tomo de la mano y me arrastro por un pasillo, mientras dibujaba algo en el cuaderno, para cuando termino me di cuenta que era una puerta y parte de un pasillo.
– El que puedas dibujar de esa manera me da cierta envidia. – Ella tomo otra hoja y escribió.
>>Cuando te faltan ciertos sentidos te centras en otros, soy sordo-muda así que eso me hace aun más concentrada en lo que veo.<<
– Espera. Sordo-muda, pero yo te he estado hablando y me has estado escuchando. – Ella se aparto el cabello de ambos lados, para mostrarme que en ambos oídos tenía audífonos. – Oh, lo siento, no quise parecer… insensible. – Ella negó, mientras sonreía, lo que era un claro; “No me importa”. – Okay sigamos con esto.
Juro que caminamos veinte minutos y algo más en esos pasillos y la puerta no estaba por ninguna parte. Pasamos un montón de puertas, todas con dibujos pero ninguna con el dibujo de la puerta que tenía la de Lily.
Me dispuse a mirar en otro pasillo cuando Lily me tomo del brazo y me llevo por otro lado, estábamos en frente de una puerta con el dibujo de una loba y su cachorro, era hermoso. Extendí mi mano para tocarla pero la puerta se abrió y ambas Lily y yo pegamos un grito, bueno solo yo, Lily no podía pero me encargue de gritar por las dos.
– Calma, calma. Fede ya échate en la cama. No me mires así voy a volver a acostarme. Niñas calma, es solo Fede. Lily abre los ojos, es solo un hombre lobo y no te va a hacer daño, y tu… tu, ¿Megan? – Abrí un parpado, ambas Lily y yo estábamos abrazadas y con los ojos cerrados. Pero cuando vi quien me hablaba me relaje. – Soy la mamá de Jay, lamento que se asustaran, Fede esta algo nervioso esta noche. Pasen.
Asentí y pase. El lobo era enorme y estaba echado en la cama, cuando entramos solo movió las orejas como si se preparara volver a escuchar gritos.
– Lo lamento, – Dije, el lobo me miro. Tenía unos ojos azules que juro haber visto antes, pero no lo recordé.
– Siéntense, – Me senté junto a Lily en el sofá. – Oh Fede ella es la novia de mi Jay, que emoción. – Dijo abrazando al lobo con algo de rigidez, este emitió una especie de ronroneo como si eso fuera lo que más le gustaba. Mire la habitación con mucho cuidado las paredes estaban echas de piedra, pero aun así estaba muy cálida, el piso tenía una alfombra persa de un color blanco invierno, la cama era del mismo color al igual que el sofá en el que estábamos Lily y yo.
– No queríamos molestar, solo que Lily se perdió y buscábamos su cuarto. – Lily mostró su dibujo.
– Y tu estabas durmiendo en la habitación de mi Jay. – Me sonroje, aquí estaba la presentación ideal ante tu suegra; Tu vestida con la camisa de su hijo como si fuera lo más natural.
– E… sip. Jay me dijo que si algo raro pasaba viniera directo aquí…
Me interrumpió de inmediato – ¿Qué paso?
– Mi papá no contestaba el teléfono ni su móvil y se supone que hoy esta libre, me dejo un mensaje diciendo que me quedara con mis amigas. Eso es muy raro en él, más cuando he estado castigada desde que tengo uso de razón, tanta libertad es raro y se que Jay pensaría lo mismo. – Bueno ella no estaba enojada, para cuando termine ella estaba sonriendo.
– Okay, – Dijo acariciando al lobo, – Me lo presentía, ahora esta más claro. Será mejor que vayas a dormir Megan Grey, mañana va a ser un día como pocos. Lily, tu puerta esta a cinco puertas a la derecha de la de Jeremy. Duerman bien.
– Buenas noches y disculpe las molestias, – Ella solo me sonrió de una forma extraña, la pena era latente en ella. Salí algo confundida.
Regresamos en silencio a nuestras habitaciones, bueno no es como si Lily hablara, solo que había un silencio que pesaba entre nosotras, había algo que la madre de Jeremy no nos dijo.
Me despedí de Lily con unas señas y entre en la cama tan pronto como pude, así fue como deje que el sueño me llego rápido para después despertar con un grito.

jueves, 5 de mayo de 2011

Que poetica soy..... =D

Puedes sentir la sangre
Mi sangre
Como si fuera un río
Que corre a ti
Como si gritase
Y te llamase
Pero no soy yo
Eres tu quien llama
Alcanzas mi mano
Y me llevas a ti
Así, mi espiritu, mi alma,
Mi presencia, mi esencia y
mi energía
Todo es para ti
Todo fluye a ti.

Otro momento poetico XD

Esto es algo de la inspiración del año pasado (Fue para un foro o algo así)

You can feel the blood...
My blood
Like if was a river...
Run to you
So, my spirit, my soul,
my presence, my esence,
my energy,
Everything For You.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Werewolf; Capitulo VI "Luna llena..."



>> Cementerio General de Sibiu 2:14 PM <<

La familia de Ben estaba completa, sus padres y sus hermanos, y algunos seres queridos que quisieron acompañar a la familia, por mi parte estaba alejado del la gente. Oculto en medio de un monolito que se alzaba sobre mi cabeza, aunque estaba alejado pude escuchar la ceremonia. Supongo que Megan no podía, aun así se quedo a mi lado. Me había obligado a traerla, hace un par de horas me había llamado dándome la hora en que pasara a buscarla, intente protestar pero decidí traerla, odio estar solo. Fred estaba en el hospital, no muy feliz pero lo estaba. No tenía idea de los otros Mandos, solo que habían estado en la madrugada en el hospital para saber la situación de Fred, después de que los lobos de Fred avisaran lo sucedido a la manada.
Cuando la ceremonia acabo la gente acudió a dar el pésame a la familia, tome la mano de Megan para que me acompañara, podía oler lo nerviosa que estaba por las miradas lascivas que nos daba la gente, me culpaban, era obvia mi irresponsabilidad, han pasado días desde lo ocurrido y no había atrapado al responsable, que con sorna se paseaba en nuestras narices, ellos lo sabían y yo también. Mi fallo como Alpha.
– Lo siento – Dije mientras de daba un beso en la mejilla a la madre, estreche las manos del padre y los hermanos menores del que en vida había sido mi amigo. Ellos solo se limitaron a asentir levemente. Estreche la mano de Megan, para darme fuerzas y salir del lugar.
Estaba por irme cuando vi a Fred venir hacia mí, con una visible cojera, a su lado venían Franco (Cuarto Mando) y Mark (El Gama, como gusta llamarse), todos vestidos de negro.
– Vaya Fred, siempre dijiste que aunque nos muriéramos todos juntos nunca te pondrías un traje negro. – Dije para calmar lo tenso que estaba el ambiente a mí alrededor.
– ¿Se puede saber a donde te estabas fugando? – Dijo con una sonrisa arrogante, algo nuevo en él – Ten y ponte a tocar.
– No me digas…
– Si, toma de una vez el teclado, el pobre de Franco tuvo mala noche.
– Descuida creo que aguanto estar todo el día con el brazo estirado – Dijo Franco, aun con el brazo estirado, gracias a mis dudas. Cuando nos reunimos solo nosotros, siempre nos tratamos por nuestros nombres, es lógico después de todo somos grandes amigos. Tome el teclado que me ofrecía.
– ¿Qué canción toco? – Dije sin ánimo.
– Que arrogante, como sino te fuéramos a acompañar – Dijo Mark mostrándome que llevaba en cada mano, la guitarra acústica de Fred y la suya – Ten en cuenta que hemos dejado de lado el saber quien es esa modelo que esta a tú lado. – Dijo mirando a Megan.
– Calla o eres hombre muerto – Dije entrecerrando los ojos.
– Bien cállense – Fred pego un suspiro – Se nota que falta Ben, él era el que nos callaba cuando comenzábamos a pelear… – Nos quedamos en silencio un momento – hmph… toquemos The Unforgiven, y Nothing else matters, su favorita.
– Okay – Dijimos todos mientras Megan nos veía.
– Quédate cerca – Le dije. Y marche con los demás donde estaba sepultado nuestro amigo.
– Como tú digas. – Me dijo Megan regalándome una sonrisa.
Coloque el teclado en su atril, no necesitaba de una partitura, después de todo estas canciones varias veces las hemos tocado por hobby, siempre de la vieja escuela como Metallica.

New blood joins earth
And quickly he’s subdued
Through constant pained disgrace
The young boy learns their rules

With time the child draws in
This whipping boy done wrong
Deprived of all his thoughts
The young man struggles on and on he’s know
A vow unto his own (The Unforgiven, Metallica)

Mientras Fred tocaba la canción, Mark hacia los contrabajos con la segunda guitarra y yo los seguía dando la alusión del piano y a veces de la batería, Franco cantaba levemente, como segunda voz, nuestra voz primera yacía ahora bajo tierra. Así despedíamos a nuestro amigo. Sin darnos cuenta, varias personas se quedaron escuchando en silencio mientras tocábamos. Terminada la canción, Fred comenzó con los acordes de Nothing Else Matters.

So close no matter how far
Couldn’t be much more from the heart
Forever trusting who we are
And nothing else matters

Never opened myself this way… (Nothing Else Matters, Metallica)

No fue hasta que íbamos por la mitad de la canción cuando me di cuenta que una pequeña voz, no desentonada, cantaba a coro con Franco. Mire a Megan dándole aliento para que cantara más fuerte, en cambio me dio una leve sonrisa y siguió cantando en el mismo tono.

Terminado nuestra pequeña despedida guardamos los instrumentos y nos dirigimos a la salida.
– Se puede saber ¿Cómo es que estas aquí Fred? – El aludido simplemente se quedo en silencio.
– De donde quieres que te contemos, ¿antes o después de armarle jaleo al doctor de turno? – Dijo Mark. Todos quedamos mirando a Fred.
– En verdad quería estar aquí… – Fue todo lo que dijo Fred.
– Si, y ni te imaginas Jay, soborno al Doctor diciéndole que si le daba el alta... – Fred lo miro con ganas de matarlo – ¿Qué? Solo iba a decir que ibas a dejar de hacer barullo si te daba el alta. La decisión fue más que obvia.
– Bueno chicos, yo me voy – Dijo Franco cuando ya estábamos en la salida – Grace se ha sentido pésimo, en estos últimos días.
– ¿Grace? – Por un momento pensé que Franco no iba a responder.
– Es mi hembra, digo mi novia. Esta embarazada de 6 meses y medio – Por la cara de Megan vi que le sorprendía – Así que sino quiero dormir en el piso de la habitación, es mejor que me vaya rápido. Adiós chicos y adiós…
– Megan Grey – Dijo Megan sonriendo.
– Adiós Megan. – Dicho esto se fue.
–Así que la modelo se llama Megan Grey… un momento porque me parece familiar ese nombre… – Dijo Mark pensando.
– Tarado es la hija del Jefe de la policía – Dijo Fred provocando que los ojos de Mark se abrieran hasta más no poder.
– Jay ¿estás loco? – Dijo – ¿Qué vamos a hacer si un día de estos te pega un tiro por seducir a su hija? – me encogí de hombros.
– Pues ese día… – Dijo Megan mirándolo a los ojos – Tendrás que cavar un hoyo bien profundo… porque no he visto a papá errar un tiro nunca – Lo dijo como si fuera el comentario más inocente del mundo.


Cinco días después…
>>Castillo Difontiel 9:02 PM<<

Podía sentir a Debussy, a Beethoven, Chopin, en cada tecla que Jay presionaba… en la música que él tocaba… hasta terminar con algo tan simple como Yiruma. Y una que otra creación suya, a las que les restaba valor. Él nunca se ha dado cuenta, la forma en que ve el mundo, siempre es todo antes que él. La manada antes que todo. Esa es la ley del lobo.
Camine por el pasillo cerca de la oficina de Jay. No me permitiría entrar ya que hace una semana que no me habla. Duele. Pero admito mis errores, y si mi hijo no me quiere aquí, no le obligare a verme, por el momento me quedaría, solo espero poder aguantar. Vivir tantos años a veces te pasa la cuenta. Extrañas más las cosas, una vez las entiendes. Ahora solo sería un fantasma en el castillo, que frase tan apropiada. Era eso o sufrir por el hielo en la voz de Jeremy. Di un fuerte suspiro y regrese por donde había venido. De todas formas tenía que ir a encontrarme con…
Fui a la cochera y saque mi motocicleta, nadie pensaría que es inapropiada para mí, a excepción de quienes me conocen y saben más o menos que edad tengo. Físicamente estaba por los 26 años, gracias a Fede… quite ese pensamiento de mi mente. Arranque y partí hacia mi destino.

>> Jeremy <<

Han pasado ya varios días desde la pelea en la reserva, sin contar del funeral de Ben. No quise ir solo… No me gusta la soledad. Megan me llamo una hora antes del funeral para preguntar si quería su compañía.
Una vez terminado todo la lleve a ella y a Fred en mi auto, ya que Mark había ido por él al hospital, pero después del funeral tuvo cosas que hacer por lo que lleve a Fred conmigo.
Megan, no muy conforme la deje en su casa yo tampoco quería pero, era mejor Fred y yo debíamos conversar.
Una vez en casa lo interrogue pero estaba confundido, intente presionar pero nada salió. Desistí por ese día, ya que el anterior había estado apunto de morir.
Por otro lado me puse a pensar en la voz dentro de mi cabeza, tal vez estaba enloqueciendo. Todo esto se estaba poniendo raro, estos últimos días han sido de paz, no hay rastros dentro de la reserva ni indicios de algo, Antes de la tormenta caiga siempre hay paz. Ese pensamiento no me agradaba, pero algo me decía que el asesino no se mostraría hasta después de Luna Llena, era lo suficientemente inteligente como para no meterse con una manada completa. Y más con los lobos de Fred tan cabreados como están, humillarlos no fue lo mejor que pudo hacer. Menos dejar a Luce… sin nadie en el mundo. Uno de los lobos muertos era su hermano, el único familiar que poseía…
Mi móvil comenzó a vibrar, lo mire era un mensaje multimedia, no reconocí el número, de igual forma lo abrí. Era mi princesa, estaba vestida con un la camiseta rosa de Minnie Mouse y una faldita a plises, se había hecho dos colitas, se veía adorable, la guarde, al parecer sabía cuando me deprimía. Lo vi una y otra vez, al final lo deje de fondo de pantalla. Por último deje la pantalla del móvil encendida y lo coloque donde deberían ir las partituras. Sería mi inspiración.

Di un gran suspiro, no podía quedarme encerrado tocando durante toda la noche, intentando apaciguar mi locura, mire la hora, eran las 11:20 PM, me levante del piano, había estado tocando más de lo que en días o semanas normales hacía.
– Hasta que dejaste de tocar, – Pegue un salto, maldito cuando quería camuflarse lo hacía fantásticamente – Me preguntaba a que hora te darías cuenta que estoy aquí y que por cierto e increíble que sea NO soy parte de la decoración.
– Si quisiera el cuadro de un príncipe azul te llamaría. Pero no creo en cuentos de hadas – Dije sonriendo. Mientras el me devolvía el gesto desde mi escritorio donde estaba sentado, luego se levanto y se acomodo en uno de los sofá que están cerca del piano.
– Al parecer Megan aun no hace correr mucha sangre por esas venas, tu corazón sigue congelado. – Dio un gran suspiro, pero después pareció recordar algo gracioso – Créeme cuando les dije a los chicos que tenías novia, no me creyeron hasta que te vieron de la mano con ella. Hubieras visto sus caras… – Solté una carcajada.
– Me alegra divertirte, pero ahora dime que haces aquí… – Levanto una mano para callarme.
– Ya hombre, nada solo vine a ver como estabas y además quiero que hagas memoria con la siguiente descripción que te voy a dar, quiero que pongas atención y hagas el mayor esfuerzo posible ¿si? – Me quede en silencio para que continuara, mientras Fred cerró los ojos y comenzó a hablar pausadamente – Un hombre, alto, cabello oscuro, tez blanca, ojos marrón rojizo, musculatura promedio (entre hombres lobo), caminar airado y un arete de plata en la oreja izquierda – Abrió los ojos y me miró – ¿Lo recuerdas? – Me quede en silencio un rato, esa descripción era buena pero al parecer mi memoria no lo era, algo en mí me decía que hiciera memoria más fuerte. Pero algo estaba reacio a hacerlo.
– No lo recuerdo… – Masculle.
– Jay, primero que nada mi padre esta demorando demasiado con la investigación del arete. Segundo el tipo que te describí es quien le disparo a Luce o mejor dicho el dueño de la bala que intercepto Luce. – Luce de alguna forma se había logrado meter en la pelea cuando el tipo había intentado matar a Fred por la espalda – Tercero y lo más importante, mi memoria no es tan mala Jay, sé quien es ese tipo y si aun no has unido los cabos sueltos te lo diré de forma simple. Mi padre sabía perfectamente a quien pertenecía el arete en el momento en que lo vio. – Me quede estupefacto.
– ¿Quién es? – Solté, cuando pude volver a hablar.
– Creo que deberías preguntárselo a Steph cuando haya vuelto, estoy más que seguro que ella ya lo sabía, nada se escapa de su sexto sentido, menos algo que te dañaría – Dijo levantándose del sofá en que estaba sentado. – Ahora me voy.
– ¿Cómo que te vas? No puedes dejarme así, es mejor que lo digas de una vez. Tenemos que detenerlo…
– Jay – Dijo interrumpiéndome – Ese tipo no se meterá con nosotros por ahora, mañana por la noche haremos cacería de brujas si es lo que quieres, ahora solo quiero ir a mi casa, pero si quieres saber de quien se trata, ya sabes a quien preguntar. No intentes replicar con el que no te hablas con ella, amigo sé que tienes tus motivos, pero quiero que hagas memoria. Ella es la mujer, aunque sea un vampiro, que te salvo la vida cuando eras un bebé, si ella no te hubiera salvado en ese momento, ni si quiera hubieras llegado a tener un año de vida, solo piénsalo. Es tu madre. Adiós. – Dijo saliendo.
Me quede bastante rato parado en el mismo lugar en que había estado hablando con Fred, definitivamente mi memoria estaba mal. ¿Cómo pude olvidar lo que mamá había hecho por mí? Aun así ¿eso era suficiente para perdonarla?
– ¿Por qué la vida no es más fácil? O mejor ¿por qué no te regalan un manual de cómo vivir cuando aprendes a leer?
Con todas aquellas interrogantes me fui a mi cuarto necesitaba desesperadamente los consejos de mi almohada.

>>Stephaniel<<

Aparque cerca de la salida, deje mi moto escondida entre los arbustos, y me encamine donde sabía podía encontrarlo. Caminé mezclándome con la noche, uno de los pocos talentos que me quedaban, así lo hice hasta que estuve cerca del jardín posterior de la gran mansión, había flores de variados colores, asemejando la primavera tan escasa del lugar. La tentación ganó, me agache y corte una pequeña flor amarilla, ese color me llamaba siempre la atención. De un momento a otro me sentí observada, podía sentir el olor de la persona, aunque no la veía, también sabía que era mi cuello su objetivo, me levante delicadamente, para no llamar la atención.
– Elizabeth, por millonésima vez en todo el tiempo que te conozco, nunca vas ha lograr matarme si no sabes camuflarte.
– La verdad solo quería avisarte, que estas en mi territorio y que no necesito camuflarme para destriparte – Me dijo apunto de sonreír, de seguro se sentía feliz de tener la oportunidad de matarme sin testigos que la detuvieran.
Le di mi mejor sonrisa arrogante, odiaba parecerlo, pero si lograba salir de aquí sana y salva, sería mi sonrisa favorita.
– No tengo tiempo para ti, donde esta tu marido.
– No te interesa donde este, – Al parecer no estaba, después de estar en silencio un momento continuo – No eres bienvenida aquí. – eso lo sabía de ante mano.
– No me provoques Elizabeth, eres y serás siempre una debilucha – esta comenzó a rodearme, de a poco comenzó a aumentar la velocidad, hasta el punto en que ya no la vi. La maldita era una cazadora, era obvio que tenía el don de la velocidad. Me maldije para mis adentros por haberla provocado. Primera regla de hombres lobo Tienen el temperamento corto NO los provoques. Cerré los ojos y deje de respirar, así por lo menos sería menos doloroso.
– ¡Elizabeth! – Abrí los ojos y la vi. Estaba a punto de quebrarme el cuello de un golpe. Volví mi mirada hacia donde venía la voz que me salvo. Sino estuviera tan decidida, me hubiera lanzado a los brazos de Fede. Volví a respirar, Dios aun me quieres. Dije para mis adentros.
– ¡Frederick! – Exclamó esta con toda su frustración – Era un golpe limpio – Dijo suavemente, apenas y perceptible. Aun mantenía algo de la audición vampírica, por lo que la escuche. Fede le respondió con un gruñido.
– ¡Vete de aquí Elizabeth! – Apenas y contenía su ira. Esta dudo un momento, pero después asintió sin ganas en dirección a Fede, se volteo hacia mí y me gruño.
– Siempre hay otra oportunidad, recuerda La tercera es la vencida – Dijo antes de irse, eso solo me dejaba otro intento, ya lo había intentado hace cuatro años y se había detenido por la misma razón que ahora.
– Lo siento – Dijo Fede rodeándome con sus brazos – Acabo de llegar, pero te prometo que esto no volverá a ocurrir – Hablo contra mi cabello, se sentía tan bien estar en sus brazos, no quería separarme, pero si esto me devolvía a mi hijo lo haría. Como pude me libere de su abrazo.
– En efecto no habrá otra oportunidad, porque no nos volveremos a ver, me iré en unos días de vuelta a mi Alemania, ya no puedo permitirme volverme más débil y menos dañar a mi hijo y a los tuyos, mi conciencia no me deja.
– Eso mismo dijiste hace cuatro años y estamos aquí de nuevo. ¿Qué? No lo entiendes, debemos estar juntos…
– Tu que sabes, SOY un vampiro, tu morirás y yo seguiré viviendo…
– Ya no, o por lo menos ya no eres lo de antes, la mayor prueba es lo cerca que estuvo Elizabeth de matarte, y no intentes interrumpirme, sabes mejor que yo lo que mi sangre te ha dado…
– Por lo mismo, me convertí en vampiro porque no quería morir. Y lo que tu sangre me ha dado es lo que más odio. Me ha vuelto a ser una humana, mírame, soy deprimente, tanto que ya puedo exponerme al sol sin sentir que me quema, y mírame cada vez el calor de mi cuerpo sube…
– No, no me mientas, tu y yo sabemos porque te convertiste, lo hiciste para vengar a tu hermano de la bestia que lo mato… Steph mírame ahora tú a mí, desde el día en que te dí mi sangre por primera vez un lazo se formo entre nosotros. No lo rompas ahora, no cuando te he vuelto a recuperar. Te amo, no lo hagas.
– Fede no… no lo hagas… – Comencé a sollozar – Mira aquí otra prueba, incluso puedo llorar, estoy a poco de volver a ser humana Fede. No puedo quedarme aquí. Ya es difícil el que Jay nos viera, más si se enterase de que me diste tu sangre, él siempre ha creído que me alimento de animales…
– Técnicamente lo soy bebé… los años caen en ti Steph, ya no aparentas los 18 años, como cuando te conocí, no podrás seguir ocultándoselo a Jay, en algún momento se dará cuenta. Tendrás que decirle en algún momento que mi sangre, la de un licántropo, te volvió humana… efectos secundarios que nadie espero.
– No importa, estoy decidida a que esto es el fin – Dije más para mí que para él.
– No te mientas Steph, nos amamos y eso es un hecho.
– Pues también es un hecho el que tienes cuatro hijos, y dos de ellos te necesitan, son apenas unos bebés. Piensa en ellos, entra en razón.
– Ocupaste la misma técnica hace cuatro años, no te funcionara dos veces.
– No es ocupar alguna técnica, es apelar a tu sentido común, quiero que lo hagas. – Respiré profundamente y me encamine a la segunda cosa que me traía aquí – Frederick he pensado sobre contarle a Jay lo que olvido hace seis años.
– Vas a cambiar de tema, bueno. Pues yo también he pensado sobre eso – Dijo cambiando de actitud, ahora me hablaría como el padre que es – Ese tipo esta fuera de control, casi mata a mi hijo, aunque descuida sino quieres mandar a Jay contra él, no importa porque ahora el que saldrá de cacería seré yo. No tienes idea lo que me costó mantener bajo control a Richard.
– Yo pensaba en decirle todo a Jay, es hora que sepa contra que esta peleando.
– Ahora que van tres lobos muertos lo piensas, pudieron ser cuatro, si hubiera recibido un gramo más de plata Fred hubiera muerto, sus heridas se están recuperando todavía, cuando ya deberían estar curadas. Te aseguro que encontrare a ese bastardo y lo haré pagar – La ira centellaba en sus ojos, no pude aguantarlo y lo abracé, sin dudar él me correspondió.
– Sé que nada de lo que diga te hará cambiar de opinión, así que por favor cuídate, recuerda a Nick y a Mick, ellos todavía necesitan a su papá.
– Si, lo sé – Dijo acariciando mi espalda – Y tú ¿me necesitas?
Me quede un rato pensándolo, si le decía que si, él me seguiría buscando, pero mentir no me serviría. Nunca he sido lo bastante buena para mentirle a Frederick. Di un suspiro profundo, y comencé a hablar.
– Si yo también te necesito – Un leve rubor cubrió mi rostro.
– Te amo Steph… – Tomo mi rostro entre sus manos, acercando sus labios a los míos – Te amo y no me separare de ti – Moví mi rostro hacia un lado, no quería que leyera en mis ojos, el que yo tampoco quería separarme de él. Pero debía y lo haría. Me repetí mentalmente como una mantra, “Tiene dos pequeños que lo necesitan, cuatro hijos, una familia y TU sobras” con esto en mi mente me separe de él.
– Fede no déjalo ya por favor, es mejor que me vaya – Di varios pasos atrás – Por favor cuéntale a Jay sobre ese tipo, dile todo lo que sepas.
Dicho esto, salí corriendo de ahí, antes de lograr alcanzar mi motocicleta me encontré con una figura en medio del camino.
– Por fin te largas. Espero que esta vez te vayas para no volver. – Vi la ira contenida en los ojos de Elizabeth, su odio no podía ser medido en una escala. – Ten siempre en mente lo siguiente; “Él es mío,” soy la madre de sus hijos, y créeme que él no te extraño cuando te largaste hace cuatro años, la prueba es Nick. Si él te hubiera querido tanto no habría dos pequeños con nosotros…
No tuve el coraje para responderle, solo seguí corriendo hasta llegar a mi motocicleta, en el momento en que arranque las lágrimas inundaron mis ojos, sus palabras tenían sentido. Yo tal vez pude volver a encontrar mis sentimientos con él, pero él se había olvidado de mí, yo solo había sido uno de sus caprichos, él siempre volvería con ella.
No sé cuanto demore en llegar a casa. Pero eso no aliviaba mi dolor, aquí no había nada que me recibiera, nadie que quisiera mi presencia aquí. Las lágrimas inundaron con mayor fuerza mis ojos. Apenas abrí la puerta me arrepentí.
– ¿Jay? ¿Qué haces despierto a esta hora?
– ¿Estas llorando?

>>Jeremy<<

Mis ojos no daban crédito, se supone que los vampiros no pueden llorar. Pero mi madre tenía los ojos rojos y las lágrimas rodaban por su rostro. Se me partió el corazón por el solo hecho de verla así. En cambio ella estaba gélida, se había quedado en el umbral de la puerta sin decir palabra alguna, no sabía si eso era bueno, hasta que sentí un pequeño hipo y las lágrimas volvieron a caer. Mire con atención sus ojos. Y lo único que vi fue dolor y pena. Pero cuál era la causa, era la mayor interrogante. No. Era la segunda interrogante, la primera era ¿Un vampiro puede llorar?
Al parecer me había quedado mucho tiempo viéndola fijamente, ya que se cubrió el rostro con sus pequeñas y delicadas manos.
– ¿Mamá que esta pasando? – Pregunte, un tanto indeciso, a veces no es recomendable saber todo.
– Ja…y, ahora no – Dijo entre sollozos. La parte de mi corazón que estaba intacta se quebró y la abracé fuertemente contra mí. Su cara quedo hundida en mi pecho, pronto sentí mi camisa húmeda a causa de sus lágrimas.
– Ya mamá, tranquila…
– Jay lo siento – Dijo separándose de mí – No quería que me vieras así…
– Shh… calma – Dije no muy tranquilo. Levante su rostro, para que mi mirada se fijara en la suya – Mamá ¿qué está pasando? – Intentó esquivar mi mirada – No. – Dije tajante – Quiero que me lo digas ahora.
– Me estoy volviendo humana.
– ¿Por qué? – La pregunta se me escapo de los labios por inercia. Ella me miro por largo rato, parecía avergonzada. Hasta que soltó un suspiro y sus hombros se relajaron.
– Cuando te convertiste en Alpha, yo estaba muriendo a causa de la golpiza que me dio aquel tipo. Entonces, Frederick me había sacado de la línea de fuego y cuando todo termino nos trajo a casa, pero yo estaba en mal estado, ni si quiera mi cuerpo respondía bien, cuando se dio cuenta de eso, él me ofreció su sangre para restaurar mi cuerpo – Se encogió un poco – Después de todo los lobos pueden recuperarse rápidamente, por lo que si bebía de su sangre podría salvarme. Pero también estaba la posibilidad de morir por la misma causa – Tomo un largo aliento, le costaba trabajo hablar de esto – Siempre ha habido una teoría, sobre los traspasos de sangre entre una u otra especie, se dice que la sangre de hombres lobo es veneno para los vampiros y la de los vampiros lo mismo para ellos. Nos arriesgamos, aun cuando no estaba muy segura de esto, pero yo tenía fe en Frederick, él nunca dejaría a un niño sin su madre, no importando lo que esta fuera. Eso presentí cuando él me hizo el ofrecimiento…
– Pero no fue todo eso lo que paso ¿cierto?
– No. – Espere a que siguiera, su mirada estaba perdida en algún lugar en el que no podía alcanzarla – Se creo un lazo entre nosotros. Entre más sangre bebía, más era mi necesidad de él, me volví adicta. Pero no era lo único que estaba mal, hubo un efecto secundario, su sangre era…
Respiro profundamente, quedándose en silencio durante unos momentos, casi pensé que no iba a continuar. Iba a alentarla a seguir cuando soltó el aire que había estado conteniendo.
– Su sangre es como un antídoto para mí. Entre más bebía, más humana me volvía.
Me quedé atónito, no tuve el suficiente coraje para hablar, lo que ella decía lo cambiaba todo. No era un vampiro seduciendo a un lobo. Eran dos personas amándose en secreto. Que caprichoso podía ser el destino, jugando con nuestras vidas como le place. Mientras yo divagaba en mi mente mamá escrutaba la expresión de mi rostro. Tome aire.
– ¿Por eso te fuiste hace cuatro años? – Esa duda siempre me atacó, pero supe dejarla de lado. Pero ahora que podía obtener una respuesta no la dejaría de lado.
– Si, me sentí cada vez más débil, mis sentidos se apagaban y comencé a despertar de día. Me asusté y huí de aquí con el pretexto de que las personas se darían cuenta de lo que era. Pero era mentira, mi organismo comenzó a funcionar y seguí avanzando en el tiempo. Puedes mirar en tus recuerdos y compararme con el ahora. Me convertí a los 17 años y ahora aparento 26.
– No me había dado cuenta…
– Esa es la razón por la que vivo sola, hace mucho que deje el nido con el que vivía. Cuando no estoy contigo viajo por diferentes lugares.
No sé el motivo, pero la última frase me olió a mentira, pero ¿A dónde se iría cuando no estaba aquí? Probé mi suerte.
– ¿Tienes alguna pareja? – Negó, la mire fijamente para que hablara.
– No, solo… bueno Fede, pero él no es como eso ¿cierto? – Con esa frase supe que decía la verdad.
– Eso quiere decir que le has sido fiel a un hombre que es casado y que tiene hijos – Solté una carcajada de amargura. Ella solo me dirigió una mirada llena de reproche – Disculpa madre, pero suenas como una chiquilla ingenua.
– Por que es tan difícil creer que al amar a una persona quieras ser solo… para él… – La había hecho llorar otra vez, me sentí como el peor monstruo del mundo y lo haría a un peor.
– Lo siento mamá, pero debes alejarte de él. Aquí quien va a recibir los golpes eres tú, aléjate mientras puedas. – Termine seriamente.
– No te… preocupes, tenía pensado irme en unos días. – Dijo bajando la mirada.
– Es mejor así… si como dices ahora puedes vivir como un humano, hazlo.
– Jay – Dijo con voz vacilante – Mañana hazme un favor… – Yo asentí – Ve a ver a Frederick, él tiene información para ustedes. – Volví a asentir.
Después de eso se separo de mí, secándose las lágrimas que aun estaban en su rostro. Y se fue rumbo a las habitaciones con un suave susurro de “Buenas noches hijo”. Poco después la imité, subiendo hacia mi cuarto.

martes, 3 de mayo de 2011

Werewolf; Capitulo V "Se acerca la Luna"



>> 11: 40 <<
Reserva “Alpes Transilvanos” Sibiu

Llevaba ya 2 noches buscando por todas partes… había revisado hasta la más mínima piedra de la reserva, sin encontrar algo que me sirviera. Aun en mi forma humana todo esto era demasiado frustrante, pero he mantenido mi forma de lobo desde que el señor Stonel me había dicho que podría haber más muertes. Como Alpha mi deber es cuidar la manada, aunque eso signifique morir por ella.
Pero no encontraba nada ni una huella… mire al cielo y eso solo me recordó el ardor que había en mis venas, mi sangre corría por mis venas ardientes. La Luna estaba casi llena a más faltar seria una semana más y toda la manada correría por la reserva libremente. Correr con una manada es algo sorprendente la sensación es única, la primera vez que lo hice la adrenalina casi me consume, por suerte para mí en ese entonces el señor Stonel todavía era mi Segundo Mando, se encargo de ser mi cable a tierra, de la única forma que se puede en forma de lobo, demostró su dominio en la manada, y me vi obligado a demostrar el mío, por mi parte resulto bastante bien ya que logre dominar a casi toda la manada en mi primer intento.
Bueno como decía ya llevaba 2 noches en mi forma de lobo rastreando en la reserva. Decidí ir a casa por unos momentos, por lo menos a dormir y para que mamá no se preocupara por mi.
Al llegar a casa me transforme, abrí el closet que había en el recibidor saque unos jeans negros y una camisa del mismo color, mientras me vestía sentí varios olores que rondaban la casa, entre ellos el del señor Stonel que era el más reciente, no comprendí bien que pasaba, puesto que eran ya más de las once de la noche. Caminé hacia la sala de estar desde ahí se escuchaban voces, cuanto más me acercaba podía escuchar con más claridad, las voces correspondían a mamá y al señor Stonel, pero por lo que estaba escuchando, ellos estaban muy confiados en que yo estaba en el bosque todavía.
–… y cuando piensas que es el momento de contarle Steph… – dijo el señor Stonel. Al parecer caminaba de un lado a otro, ya que sentía sus pasos.
– Fede… no me lo pongas difícil… él aun no esta… – Intento decir mamá pero el señor Stonel la interrumpió.
– Por favor Steph, si esperamos más lobos morirán y no estoy dispuesto a ello – Me quede helado… de ¿qué estaban hablando?
– Fede. Por favor, eso podría hacerle daño, y además creo que podemos evitar más muertes si nos unimos… – Volvió a argumentar mamá.
– ¡No!, nunca permitiré que te pongas en peligro, todo menos eso… si es necesario yo ayudare no me cuesta nada. Y además se necesita a un Cazador para rastrear a otro cazador y Fred no podrá solo. – Dijo el señor Stonel, terminantemente.
– Hmph… Fede, por favor… – Cuando vi la escena no daba crédito a lo que estaba viendo…
– ¿Ma… má? – Dije aun atónito, mientras el señor Stonel inclinaba su rostro sobre el de mi madre. Mamá se había separado del señor Stonel cuando terminé de articular palabra.
– Jay, tu se supone… – Intento decir algo nerviosa, pero yo no la deje.
– ¿Qué?, ¿qué estaría bien lejos de aquí? – Dije con ironía.
– Jay no le hables en ese tono a tu madre – dijo algo cabreado el señor Stonel.
– Fede creo que es mejor que te vayas – Este la miro un rato, luego asintió y se retiró, no sin antes dirigirme una mirada de advertencia. No le presté atención, tenía mi mirada fija en mi madre.
– Ahora no Jay – Dijo, luego se dio la vuelta y mientras se dirigía al segundo piso, le dije.
– Ahora no qué, ¿mis dudas sobre tu interesante relación con Frederick Stonel padre? – dije irónicamente.
Ella siguió caminado, pero yo sabía bien que me había escuchado. Me fui a la cocina, más para tratar de despejarme, no quería toparme con ella camino a mi habitación, eso no acabaría bien si pasaba. Di varias vueltas, y luego subí a mi habitación. Me duche con agua tibia, me coloque el pijama y me metí en la cama a dormir… mañana seria un día difícil.
Pase la noche prácticamente de una pieza después de que mis parpados se rindieran al cansancio. Ya veo porque dicen que cuando algo va mal todavía puede empeorar.
Me levante esa mañana sin ánimos, fui hasta la cocina y mientras desayunaba, mi madre no bajo a acompañarme como siempre hace, no me moleste en echarla de menos, todavía estaba algo impactado por la escena de ayer, nana había intentado hablarme pero negué con la cabeza ella entendió y me dejo tranquilo. Termine de desayunar y me fui a mi oficina, revise el buzón de mensajes, tenía llamadas del Jefe Grey así que descolgué el teléfono con la intención de devolver el llamado. La línea timbro varias veces, hasta que por fin atendió.
– Woo hasta que por fin apareces, Meg y yo te buscamos por todas partes estos últimos días – Fue lo primero que me dijo, se me hizo un nudo en la garganta, me había ido sin decirle nada a Megan. La había besado para luego largarme…
– Yo… lo siento, tuve algo urgente que hacer y no pude avisarle a Megan… – hablaba tan rápido que ni me di cuenta de que estaba hablando… ¿Espera qué había dicho?
– Y ¿por qué deberías avisarle algo a ella? – Dijo algo divertido – déjalo chico, yo solo le pedí ayuda nada más. Y por lo que TE buscábamos era por el cuerpo de Ben, fue entregado ayer a la familia, al parecer tu amigo Fred se hizo cargo. Bueno llámale a él, y de paso también a Megan que ha estado de los nervios porque no sabe nada de ti.
– Y… yo… si le llamare ahora a Megan.
– Creo que deberías llamar a Fred primero – Dijo mientras se reía, luego cortó.
Me quede un rato pensando, porque estaba tan animado porque le llame a Megan. La última vez me quería matar. Me quede otro rato pensando hasta que me aburrí. Me levante y me fui por mí auto, rumbo a la casa de Fred, debía enterarme de que había pasado mientras no había estado en casa.
Llegue en unos 10 minutos, cuando me estacione en frente de la casa, y me tope con la persona que menos quería en ese momento. El señor Stonel me miro esperando a que le dijera algo, pero yo pase de largo sin mirarlo.
– No me dirás nada? – Dijo en cuanto pase de largo.
– No, pero más te vale decírselo a Fred, porque no te gustara que otro se lo diga.
–Hmph… sino lo he dicho es porque tu madre no me deja. – Dicho esto se subió a su auto y se fue.
Me quede ahí parado pensando, en cómo mi madre podía hacer eso. Decidí no decirle nada a Fred por ahora, si le decía eso ahora perdería la cabeza y eso no era lo mejor. Debíamos hacer más cosas. Entre en la casa y me dirigí a la sala de estar, solo estaba la señora Stonel que al verme me sonrió. Estaba haciendo algo en su block de notas, al parecer iba a volver a re decorar la casa.
– Hola Jeremy, hace mucho que no te veía. Bueno siempre es Fred el que va a verte.
– Disculpe, es que he estado algo ocupado con lo de la universidad y ahora con lo de Ben.
– Si, discúlpame, supongo que es por lo último que has venido a ver a Fred, él esta arriba en su habitación. Yo me voy a ver que están haciendo Nick y Micky – La despedí con una seña y subí por las escaleras que habían en el pasillo de entrada.
Cuando estuve arriba cruce por el extenso pasillo en el que se encontraban las habitaciones de los chicos, al final del pasillo estaba la habitación de Fred. Pase sin tocar, él hacia lo mismo en mi casa. Cuando entre me di cuenta que su habitación estaba más desordenada que lo usual.
– ¿Qué paso aquí? ¿Fred amigo estas por aquí? – Dije mientras pateaba una pila de ropa.
– Ja, ja y Ja, muy gracioso. Pues no, estoy aquí sano y salvo. – Dijo desde la puerta del baño – Y esta así porque los enanos se pusieron a jugar aquí ayer, “Pedo Fed quediamos jugad a la gueda” – Dijo fingiendo la vocecita de Micky – Estaba pensando en que hacer para limpiar.
– Creo que te ayudo o terminaras en 20 años más, mientras me dices que ha pasado en estos dos días. – Me agache para recoger un poco de ropa, Fred hacia lo mismo de donde estaba.
– Okay, ayer la policía entrego el cuerpo de Ben a su familia, el funeral será mañana. Los heridos ya están mejor aunque están todavía algo desorientados, mañana podemos ir a verlos. Y entregué el arete a la policía, y las huellas corresponden con las que estaban en el cuerpo de Ben. El arete es herencia familiar aun no sé a que familia pertenece, pero al parecer no es de aquí, te lo digo porque tiene caracteres célticos en miniatura. – Mi cara debía demostrar mi confusión, porque dio un gran suspiro – Soy de las tierras altas recuerda… así como tu eres Alemán – Eso era cierto, mi madre y yo veníamos de Alemania – Okay… y tu noviecita te ha andado buscando.
– Oh cómo lo pude olvidar – Saque mi móvil ante un sorprendido Fred. Oh - oh, ¿qué había vuelto a decir?, me pare en seco, levante lentamente la mirada. Hoy definitivamente mi cerebro andaba lento.
– Emm… algo que decir amigo? – dijo lentamente.
Marqué el número de la casa del Jefe Grey, recordé que estaba suspendida.
– No seas cotilla – El teléfono timbró 3 veces y luego contestaron.
– ¿Aló? – Dijo una voz dulce al otro lado del teléfono.
– Megan, soy Jay.
– ¡Jay!, estas bien no he sabido nada de ti, estaba preocupada.
– Estoy bien discúlpame, solo tuve algo que hacer.
– ¿Si? Y ¿qué fue eso? – Dijo Fred lo bastante fuerte como para que Megan escuchara.
– Yo… esto… – mientras yo tartamudeaba, Fred estaba con un repentino ataque de risa – Maldito.
– ¿Qué? – Dijo Megan.
– Nada, solo estaba recordándole algo a Fred. – Le tire una camiseta a éste – la verdad estoy algo ocupado, te parece que te hable después, preferentemente cuando no tenga publico. Solo llamaba para decirte que estoy bien, no te preocupes por mi, soy duro – Una risita de la cual ya me estaba acostumbrando, sonó al otro lado de la línea.
– Okay, adiós te quiero. – Y cortó.
– ¡¿Qué dijo qué?! – Dijimos Fred y yo. Me quede un rato mirando el móvil – Woo – Fue todo lo que pude decir.
– Emm… ella no va a llamar, así que ayúdame ¿quieres? – Lo mire y asentí.
Pasamos casi todo el día ordenando la habitación, mientras me decía como se le había ocurrido contarle a su papá lo del arete y lo que ocurrió cuando se lo dio, al parecer cuando hizo esto salió directamente a verme. Cuando terminamos los frutos de nuestro esfuerzo se notaban, por fin se vio la alfombra de color azul cielo. Abrí totalmente las cortinas que hacían juego con la alfombra, así el sol pudo iluminar las paredes pintadas de un tenue azul. Como ya había dicho antes las cosas de Fred son todas de color azul, en diferentes tonos. Cualquiera pensaría que es extraño, pero yo no, ya que mis cosas son todas de color negro, no sigo ningún estilo, solo que es mi color favorito desde que tengo memoria.
– Bien Príncipe azul, esto no puede estar más limpio.
– Okay chico oscuro, gracias. Vamos abajo, tal vez papá ya llego, él se dedico a buscar la familia a la que pertenece el arete.
Me quede absorto en mis pensamientos cuando él nombró a su padre, solo vino a mí una imagen de su padre… y no era muy agradable, ya que estaba con mi madre en ese recuerdo… Un escalofrío me recorrió por completo. Fred noto algo en mí ya que se me quedo mirando serio.
– ¿Qué pasa Jay?
– Nada solo pensaba… creo que ya me voy, es tarde… nos vemos mañana en el funeral. – Dije ya saliendo de la habitación.
– Okay bye nos vemos mañana… recuerda llamarle a tu novia – Esto último lo dijo riéndose. – Decidí ignorarlo y salir de ahí.
No me apetecía tener que volver a verle la cara al señor Stonel. Estaba apunto de salir de la casa cuando algo me golpeo en la cabeza, me gire pero no vi nada, solo el proyectil que consistía en una pequeña pelota, camine otro poco a la salida y volví a sentir un golpe en mi cabeza, solo que esta vez sentí unas pequeñas risas, me agache y cogí la pelota.
– Has mejorado la puntería Nick, así que es mejor que salgan de detrás del sofá – Espere un momento, casi podía verlos discutir con la mirada si era prudente salir de su escondite. Sonreí ante la imagen mental que me había formado. De repente vi unos mechones rubios moverse detrás del sofá, unos ojitos azules me miraban – No les are nada Nick, ven aquí – Me agache para estar a su altura y extendí mis brazos, él entendió y se lanzo, de un momento a otro salió otro pequeñito de detrás del sofá, también de las mismas características, de cabellos rubios, que no se mantenían en orden, y con unos ojos azul intenso. Siempre me han agradado los niños, así que los mantuve abrazados un rato. – Y ¿por qué me estaban lanzando cosas? – Los solté para ver sus rostros mientras me respondían.
– Nick dice que porque te ibas sin jugar con nosotros, también dice que si ya no nos quieres – Terminó de decir el “señor Teddy”, juntando sus manitas de peluche. Nick era muy tierno, les sonreí dulcemente.
– Me iba porque estoy algo ocupado señor Teddy – Dije mirándolos a ambos, les hice una seña para que se acercaran más, ellos lo hicieron – ¿Quieren que les cuente un secreto? – Ambos asintieron – Voy a ir a ver una amiga que es muy especial, así que no se lo digan a nadie – Puse mi dedo índice en mis labios en señal que debían quedarse callados. Ellos asintieron. – Bien, otro día vendré a jugar con ustedes lo prometo.
– Si Jay – Dijeron los dos, y se fueron corriendo no sé a donde.
Salí de la casa y me subí a mi auto, me quede mirando al vacío. Por un momento me imagine a un lindo niño con ojos ambarinos y cabello color castaño claro igual que su madre, corriendo a mi alrededor. Me golpeé mentalmente, ya no sabía en que pensaba, solo conocía a Megan desde hace unos días y ya me imaginaba una vida con ella, algo estaba definitivamente mal conmigo. Encendí el auto y me fui rumbo a la ciudad.


>> Megan <<

Ya no sabía que hacer, di vueltas por toda la casa hasta que me desplome en mi cama, había llamado a las chicas pero estaban en el starbucks, y por mi parte mi papá no me dejaba salir, era su castigo por ser una mini terrorista. Por más que le dije que no fue mi culpa no me creyó “Megan, como quieres que te crea, recuerdas las bombas de agua de hace un año ¿no? y ¿lo del auto de uno de los profesores hace un mes?” Por supuesto que lo recordaba todo, fue mía la idea de las bombas de agua en la puerta, pero era para un compañero que me cae muy mal, ¿cómo rayos iba a saber que venía acompañado del tutor de nuestra clase?, y sobre lo otro, él sabía bien que era el auto de la profesora de física, la muy bruja le ha estado coqueteando a mi padre desde hace meses, no es por presumir pero mi padre todavía es buen mozo, en fin debía hacer algo, y con la ayuda de las chicas encontramos la manera. Bueno sé que no soy ningún ángel pero, me gustaría que confiara más en mí. Lo único bueno de este día era la llamada de Jay, había fastidiado a mi padre desde que no supe de él después de ese beso. No pude evitar el tocar mis labios con mis dedos, fue mi primer beso, y me había dejado en las nubes. Aun así, eso no evito el que yo me preocupara, había estado raro ese día y papá si lo sabía no me quería decir nada, así que termine explotando…

Flash Back

– Hija puedes dejar de dar vueltas por la casa – Dijo desde el sofá – O es que esperas alguna llamada – Eso era un sarcasmo.
– Pues la verdad si, espero una llamada. – Dije en el mismo tono.
– Sí y de quien, ah espera ya sé, de Jay.
– Pareces novio celoso, y si de él. No sé por qué todavía estas enojado, no paso nada esa noche – Pero ahora si que había pasado, dije para mis adentros.
– Soy tu padre y me molesta el que apenas lo conozcas y que le des tantas libertades – Dijo ya molesto. Iba a replicar pero se me adelanto – Varias personas te vieron ayer, ir con él a su auto. – Me quede de piedra apenas y pude contestar a eso.
– No le di tantas libertades, además solo conversamos, en serio nada más – Ni yo me lo creía.
– Por favor Megan, ni tú te lo crees. Más te vale ser sincera de una vez, que arrepentirte en un rato más. – Ya no lo pude soportar…
– OK, pues sí esa noche estábamos por besarnos cuando llegaste, ayer si, nos besamos en su auto – estaba apunto de interrumpirme cuando lo hice callar con mi mano – Déjame terminar, ese fue mi primer beso y en verdad fue importante – Él bufo – Te guste o no, lo quiero y esto va en serio, no quiero estar lejos de él desde que lo vi aquella noche y me preocupa el no saber donde esta desde ayer en la tarde, he llamado a todas partes y nadie me dice donde esta, ni si quiera tu me dices porque estaba mal ayer – Mis ojos comenzaron a empañarse – Ya no sé que hacer – No aguante más y me puse a llorar, ahora el que estaba de piedra era mi papá. No he llorado desde los 5 años, cuando me caí de la bici en mis primeros intentos por aprender a andar. Me cubrí la cara con las manos para que no me viera. Estaba por irme a mi cuarto cuando lo sentí abrazarme.
– Nunca pensé en tener a Jay de yerno – Dijo suavemente – Pero si lo quieres… es tu decisión, mi bebita ya creció y no la puedo seguir cuidando. Solo espero que el te quiera igual que tu a él. Pero no deja de preocuparme el que esto sea tan rápido…
– Papi… no recuerdas… ¿cómo se hicieron novios mamá y tú? – Dije entre sollozos.
– Sabía que eso algún día me pasaría la cuenta. Pero es mejor dejarlo de lado ¿quieres? Ahora es mejor que descanses, ya mañana veremos donde esta Jay. De seguro tuvo algo urgente que hacer, ¿si? – me dio un beso en la frente, como cuando era pequeña. – Te amo, ahora vete a la cama que ya es tarde.
Y eso fue lo que hice aunque no pegue un ojo en toda la noche.

Fin Flash Back

En fin como decía estaba desplomada en mi cama, mire la hora, eran las 6: 37 de la tarde, hoy papá trabajaría hasta tarde, probablemente se quedara hasta las 10 de la noche en su oficina. Tal vez y podría escaparme, sonreí, eso seria genial pero y ¿que tal si me dio la hora errónea? Megan Grey no cae dos veces en el mismo juego, me dije, ya había pasado una vez, no, rotundamente no volvería a caer. Estaba pensando eso cuando sentí el timbre, baje de prisa, casi me caigo en el último peldaño de la escalera, a lo mejor y mi amigas vendrían a verme, aunque lo dudaba, papá les había dicho que no vinieran hasta que terminara mi castigo. Abrí la puerta algo desilusionada por lo que recordé.
– Vaya y yo que pensé en que te pondrías feliz al verme – No lo podía creer.
– ¡Jay! – Me lancé a sus brazos sin pensarlo. Él correspondió a mi abrazo durante un momento, había intentado zafarse pero no lo deje.
– Si no fuera porque soy un Hombre lobo, estoy seguro que a esta hora estaría asfixiado. – Dijo riendo, extrañaba su risa. Pero no me solté de su cuello – OK tu lo pediste – de repente me tomo por la cintura y me coloco en su hombro, mientras yo me reía – Creo que es mejor entrar en la casa, tu padre no estará feliz por el espectáculo que le damos a los vecinos – Y así fue como entramos a la casa. Una vez dentro me intento poner en el suelo pero enrolle mis brazos en su cuello.
– Te eche de menos y me preocupe… que tonta soy, como si te pudiera pasar algo… – Dije en un hilo de voz.
– Discúlpame no era mi intención preocuparte – Dijo entre susurros.
Coloco una mano en mi nuca y me atrajo hacia él y comenzamos a besarnos lentamente, luego de un rato el beso se volvió más demandante, mientras su otra mano estaba firme en mi cintura, manteniéndome a su altura, ¿por qué tenía que ser tan pequeña? Mis manos recorrieron su cabello, luego cruce mis brazos en su cuello para apegarlo más a mí. Su cuerpo se tensó y me separo de él.
– Megan, es mejor que te sueltes – Su voz sonó más ronca de lo normal, no comprendí bien pero solté mis brazos de su cuello, sus manos se cerraron en mi cintura y me colocó en el suelo.
– ¿Lo siento? – Dije algo confundida.
– No, déjalo – Se aclaro la voz y siguió – Estamos en la entrada, si tu padre nos ve, me mata.
– Eso creo – Dije no muy convencida por terminar ese beso.
– Cielo – Me miro tiernamente.
– Okay – Dije mientras un pensamiento me impacto de frente, lo mire con mi mejor cara de niña inocente – Pero si fueras mi novio apuesto a que él no se molestaría… tanto. – Cuando termine de hablar, Jeremy se ruborizo. – ¿Quieres ser mi novio? – Se quedo mirándome fijamente durante bastante rato.
– No puedo ser tu novio – Me quede en shock, al final no le gustaba lo suficiente… o era porque era un año menor que él, o tal vez soy muy fea. Estaba apunto de largarme a llorar con todos estos pensamientos – No puedo serlo hasta que le pregunte a tu padre – ¿Qué había dicho? Ahora fui yo quien se quedo mirándolo fijamente. – Megan cielo ¿estas bien?
– Si – Dije y me lancé a sus brazos – Entonces ¿si quieres ser mi novio?
– Por supuesto Megan, aunque me hubiera gustado pedirlo yo en primer lugar – Dijo algo apenado, luego me dio un leve beso en los labios.
Me separe de él y entrelace nuestras manos y lo jale a la sala de estar, me senté en el sofá y lo tire para que me acompañara. Él se acomodo a mi lado, rodeándome con sus brazos, estuvimos un rato así hasta que comenzó a hacerme cosquillas, no lo aguante más y comenzamos una guerra de cosquillas. No se en que momento ocurrió pero de repente me encontré encima de él. Me agache para que solo quedaran unos centímetros entre nuestros labios.
– ¿Te rindes? – Dije bajito.
– Si – Apenas y lo escuche. Me aparto de él sin decir palabra y se levanto.
– Jay qué sucede… – Dije, algo en su rostro me preocupo, estaba tensó.
– Creo que debo irme. – Dijo tomándose el pelo con una mano, miro su móvil – ¿A qué hora llega tu padre? – Dijo mientras marcaba un número en su móvil. Lo mire extrañada.
– A las 10… creo – Él asintió, con el móvil pegado a su oído
– Contesta – Dijo más para él, luego de un rato en silencio, pude escuchar el buzón de voz de alguien – Mierda… lo siento Megan debo irme.
– ¿Qué sucede Jay?
– ¿Crees en los malos presentimientos? – Asentí, había visto a papá tener varios – Pues tengo uno con Fred, debo irme y encontrarlo – Dijo algo nervioso – ¿Me prometes algo? – Asentí de nuevo – Promete que te quedaras aquí y si ocurre algo malo me llamaras al móvil o a mi casa. ¿Tienes mis números cierto?
– Si, no te preocupes. Te prometo que no me moveré de aquí –
– Bien me voy, te quiero Megan – Me dio un beso rápido y se fue.
– Adiós y cuídate… – Dije colocando mis manos en mi pecho.


>> Jeremy <<

No sabía que pasaba, pero sentí un vacío en mi pecho y se me vino a la mente Fred… Una vez estuve en el auto me coloque los auriculares del móvil. Y arranque el auto.
– Marcar casa Fred – El móvil comenzó a marcar. Timbro un par de veces y contestaron.
– Buenas Noches llama a la residencia Stonel, en que puedo ayudarlo.
– Soy Jeremy Wolf comuníqueme con el joven Frederick.
– El Joven Frederick salió hace una hora…
– Comuníqueme con el señor o la señora Stonel – Escuche el ruido que hizo el teléfono al dejarlo sobre la mesa. Un rato después alguien tomo el teléfono.
– Jeremy, ¿qué sucede? – El señor Stonel.
– ¿Dónde esta Fred? – Dije sin rodeos.
– Esta haciendo guardia en la reserva, como lo ha estado haciendo estos últimos días, aunque hoy esta con su grupo, por…
– Gracias adiós – Lo interrumpí y corte.
Me acababa de pasar la intersección hacia la reserva, así que di la vuelta en U a 100Km por hora, todo un espectáculo. Dí gracias porque no había ningún policía cerca, ahora no me convenía. Un par de minutos después me estacione cerca de una de las entradas de la reserva. Me baje y rápidamente me quite todo lo que llevaba encima, el vacío que cargaba desde hace algunos momentos crecía y se convertía en angustia.
Para encontrar a Fred necesitaba convertirme en lobo. Me adentre en el bosque, cuando estuve lo suficientemente alejado de la entrada aullé, me preocupo el no recibir respuesta, volví a aullar y escuche que alguien respondía a mi llamado. Corrí a toda velocidad en la dirección de donde respondieron, cuando llegue pude ver a la única chica que forma parte del grupo de Fred, su nombre es Luce. Estaba recostada en un árbol, cuando me vio algo en ella volvió.
– Alpha… mi líder lo necesita… esta por allá – Me indico con su brazo al norte, asentí en señal de agradecimiento – Por favor… rápido… – Fue lo único que dijo antes de desplomarse en el suelo, me acerque a ella para ver su estado, su respiración era lenta pero estaba bien, su piel estaba impregnada a olor a plata. Mi angustia creció y corrí en la dirección que me había indicado.
No me hizo falta rastrear mucho, ya que la pelea estaba bastante mal, había varios lobos alrededor, el poder que desprendía la pelea hacia que los lobos de Fred no se pudieran acercar, salte sobre unos cuantos árboles caídos a causa de la pelea, cuando me vieron el alivio se reflejo en ellos. Asentí hacia ellos cuando pase a su lado. Uno de ellos me hizo señas para que me detuviera.
– Alpha tenga cuidado, llevan armas con balas de plata, no podemos acercarnos a ayudar – Su rostro mostraba la impotencia que sentía – Tienen mucho dominio. Ni si quiera sabemos como esta el líder. – Moví mi cabeza para que me dejara pasar. Él asintió y seguí mi camino.
Todos los lobos de Fred podrían ser los más problemáticos de la manada, pero siempre le han sido fieles. Rogué por que mi hermano estuviera bien, la luna estaba cerca y no aguantaría correr sin él. Por fin logré ver la pelea, había dos tipos que acorralaban a Fred. La sangre me hirvió, eso no era justo entre lobos. Me lancé sobre el cuello de uno de los tipos, de repente un tipo salió de algún lugar detrás de mí.
– ¡Jeremy no!!! – Gritó Fred desde el otro lado de mi campo de visual. Sentí solamente el disparo. Una voz igual a la mía hablaba dentro de mí, “Cuantas probabilidades hay que la bala explote antes de herirme”.
No entendí que paso pero la bala exploto en el arma, no perdí mi tiempo buscando respuesta y le rompí el cuello a uno de los tipos que amenazaba a mi amigo. Mire hacia el otro tipo y vi a dos de mis lobos tirados a sus pies sin moverse, el olor a plata lo cubría todo, incluso a Fred, mis visión se tiño de rojo y me lancé contra el que me había disparado, este intentó darme espacio corriendo entre los árboles, Fred mientras tanto peleaba con todo contra el tipo que quedaba. No me costó mucho encontrar al tipo del arma, iluso de mí por pensar que tenía solo un arma, saco la otra y la disparo, la voz volvió a hablar “Cuantas probabilidades hay que las balas solo me rocen”. Volvió a suceder lo mismo, solo que esta vez el tipo disparo repetidas veces, pero siempre paso lo mismo. La voz volvió a hablar “Cuantas probabilidades hay de que se quiebre el brazo al intentar disparar de nuevo” El tipo intento sacar otra arma pero su brazo se quebró. En su confusión dejo caer el arma y yo me lancé a su cuello. Unos momentos después, lo lleve donde estaba el cadáver del otro tipo que había matado, mi cólera estaba apaciguándose, había vuelto a ver normal, dirigí mi mirada al frente, y vi a Fred quebrarle el cuello al tipo con el que peleaba al más puro estilo de Alice en Residen Evil. Me transforme para acercarme a Fred, al haber acabado con la pelea, los demás lobos se acercaron rápidamente para ver como estábamos. Fred guardaba silencio, dos de los lobos de su grupo habían caído. Vi lágrimas en sus ojos antes de que comenzara a aullar, el resto de su grupo y yo lo seguimos. Volvimos a llorar la pérdida de seres queridos, somos más que una manada somos una familia. Al terminar Fred se acerco a los muertos.
– ¿Dónde esta el cuerpo de Lu? – Apenas y escuche a Fred mientras hablaba, me quede pensando un momento en la voz que hablaba dentro de mí.
– No lo sabemos señor, no la vimos después que recibió la bala de plata – Me desprendí de mis pensamientos un momento.
– Esta por allá – Indique con mi mano, el camino por el cual había llegado – Sino fuera por ella yo no hubiera llegado a tiempo, esta bien, por lo menos cuando la deje lo estaba – Le dije a Fred, él asintió.
– Vallan por ella ahora, hay que ayudarla – Esa simple orden fue suficiente para que dos de sus hombres salieran a buscar a Luce.
– Fred necesitas ayuda ahora, siento el olor a plata en tus heridas.
– Lamento no haber capturado al asesino de Ben… – Eso fue todo lo que dijo antes de desplomarse en el suelo. Lo levante y lo cargue sobre mi hombro con cuidado, su brazo izquierdo estaba quebrado, su pierna derecha estaba curándose de la quebradura pero había soldado mal.
– Les recomiendo ir a sus casas – Muchos me miraron con desaprobación – Me llevare al Beta a urgencias junto con la chica, antes de irse desháganse de los cadáveres no queremos rastros, pero antes tomen las huellas digitales, a los nuestros inventaremos una coartada luego…
Dije eso y me retiré con mi amigo a cuestas, me encontré con los lobos que tenían a la chica, les indique las ordenes y me siguieron a mi auto. Una vez allí acomodamos a Fred en el asiento del copiloto y a la chica en el de atrás. Me vestí rápidamente y encendí el auto. Había un par de lobos que ejercían la medicina así que los llame mientras conducía rumbo al hospital general. Nos estarían esperando para desentoxicar a Fred y Luce. Extendí mi mano sobre la frente de Fred. Los lobos somos unos grados más calidos que los humanos, de igual forma Fred estaba superando mi calor corporal y estaba sudando, así que tenía fiebre por el envenenamiento de la plata. Como dice Fred.
– La plata arde como el infierno. – La chica no se vía en mejores condiciones que Fred, no hacia falta tocarla para darse cuenta de ello, su cara estaba sonrojada y perlada por el sudor. – Ya estamos por llegar, aguanten un poco más – Rogué porque ninguno tuviera una reacción alérgica antes de llegar al hospital.
Llegue unos minutos después al hospital, los médicos estaban esperando en la recepción, los hicieron pasar de urgencia, me quede afuera para llamar a la familia de Fred y a la familia de la chica. Al final solo pude localizar a la familia de Fred. Llegarían en unos momentos.