lunes, 9 de mayo de 2011

Werewolf; Capitulo VII "...ha llegado."



>> Castillo Difontiel <<

La noche paso rápidamente, no pude dormir con tanta información en la cabeza, por lo que me la pase revisando las facturas de la empresa en la oficina, llegada las seis de la mañana me fui a mi cuarto con la intención de dormir un poco. Sentí pena porque las pastillas para dormir no me hicieran efecto, o por lo menos no uno prolongado. No conseguí dormir, pero entre mi somnolienta mente de zombi pensé en ir a ver a Megan, mi Megan, de seguro podía verla antes de que fuera a clases, mire la hora eran las 6:20 AM, era muy temprano aun.

Hice bastante tiempo entre asearme y buscar algo de ropa (camisa de franela Negra y unos jeans negros, más mis deportivas negras). Para cuando baje a desayunar mamá estaba haciendo su famosa ensalada de frutas, o sea formando caritas con las frutas, esta mañana se veía en el plato una gran Luna llena formada con chirimoya y una que otra fresa alrededor formando una aureola, todo con crema encima. Al verme dejo su trabajo y se me lanzó a los brazos.
– Mi Jeremy ya no estas enojado conmigo, ¿cierto? – Negué con la cabeza.
– Mamá, ¿no deberías estar dormida todavía?
– Pero son las siete y media, y tenía hambre – La mire y sonreía, hasta que se fijo en mis ojos – Oh Jeremy, no has dormido nada cierto, vete a la cama ahora mismo – Me reí de ella, y frunció el ceño.
– Ma, tengo 18 años. Soy grande y tengo que ir a ver a mi… – Se me quedo viendo interesada y yo me quede mudo. Y ella sabía que no le diría nada.
– ¡Nana! ¿Tú sabes a quién tiene que ver a estas horas? – Nana apareció por arte de magia detrás de mí.
– Bueno… – Uf Nana no tenía idea así que me relaje – Creo que debe ver a su novia, la Srta. Megan, la hija del Jefe de Policía, antes de que se vaya al colegio. Sin contar que a estas horas su padre ya se habrá ido al trabajo.
– ¿Cómo puedes saber eso? Además ¿cómo sabes que Megan es mi novia? – Nana simplemente me ignoro.
– No me dijiste nada – Mamá sollozaba melodramáticamente – Menos que esa linda chica es tu novia. La vi una vez con Henry.
– Mamá, no creo tu teatro. Me voy. – Salí de ahí sin mirar atrás pero escuche bien a mamá.
– Puedes creerlo Nana, lo criamos y ni siquiera se da el tiempo de presentárnosla.
No alcance a escuchar la replica de Nana, salí en busca de mi coche lo más rápido posible, hace días que no veía a Megan.
Una vez dentro del vehiculo, me lancé a la carretera, no quería perder tiempo que podía pasar con Megan. Tanto fue mi apuro que llegue a la ciudad en un parpadeo. De ahí hasta la casa de Megan procure conducir con cuidado.
Al llegar me di cuenta que ella estaba sentada en la pequeña escalera de su casa, probablemente esperando a alguien. Me baje del auto, sin que se diera cuenta de mi presencia.
– Hola – Dije una vez cerca de ella. Pego un respingo por el susto – disculpa.
– Hola extraño, no te veía desde hace días pensé que te habías olvidado de mí – La mire con cara de perrito arrepentido, no la ocupaba desde hace mucho, pero si funciono con mamá cuando tenía 8 años podría funcionar ahora ¿no? – No pasa nada si me das un beso.
Tome su cara entre mis manos y ella entreabrió sus labios, me acerqué y deposite un pequeño beso, ella entrecerró los ojos, me reí de su expresión.
– ¿Quieres más? – No dijo nada, solo me jalo hacia ella y el beso fue inminente.
Adore el roce de sus labios, la bese con todo el amor que había tenido guardado durante estos días, me reproche mentalmente por ser tan idiota y dejar que la depresión me consumiera y no haberla visto en estos días. No me di cuenta cuanto la había extrañado hasta que la tuve entre mis brazos, no tenía la certeza si esto era amor, pero ya no podía estar sin ella. La estreche más contra mí.
– Chico por si no te has dado cuenta tengo vecinos, y que sea comprensivo con su relación no tiene nada que ver en que no pueda darte un tiro por manosear a mi hija. – Dijeron desde el otro lado de la entrada. Me quede de piedra.
– Jay, ¿qué sucede? – Mire a Megan y luego a la puerta – Ups.
– Creí que estaría en el trabajo.
– Día libre, nunca se lo toma… ya me imaginaba porque el día era tan lindo, me han hecho trampa. – Dio un gran suspiro y se levanto – Pa me voy, Jay me va a llevar al colegio – El Jefe Grey salió de su casa vestido con una camisa blanca y unos vaqueros, y como adorno adicional el ceño fruncido.
– No. Recuerda jovencita que hoy te llevo yo.
– Recuerda señor mandón, que puedo irme con quienquiera y quiero irme con Jay. – Se quedaron mirando un largo rato hasta que el Jefe Grey se rindió. Megan se dio la vuelta y me dio una sonrisa de victoria.
– Esta bien adiós cariño – Megan se acerco y le dio un beso en la mejilla – Más te vale llevarla al colegio, si me llego a enterar que la has llevado a otro lado, estas muerto – Dijo murmurando, mientras entraba a su casa. – Y no me interesa la excusa que tengas, no la vuelvas a dejar tirada por tantos días. – No cualquiera lo habría escuchado, estoy seguro que Megan no lo hizo. Tenía razón en estar enojado conmigo por eso, definitivamente Jeremy Wolf eres un cretino, idiota, tarado…
– Jay qué pasa – Deje de insultarme, para darle una sonrisa a Megan.
– Vamos – Me apresure al auto para abrir la puerta de copiloto, Megan se acomodo y yo le abroché el cinturón de seguridad.
– No soy una niña pequeña Jay.
– Lo sé, pero todo caballero trata a su dama de esta forma.
Corrí a colocarme detrás del volante. Megan tenía su mirada perdida en dirección a la ventana de su casa. Tuve un oscuro presentimiento y cuando ambos nos miramos supe que sentíamos lo mismo. Le sonreí a Megan.
– Calma – Ella asintió.
Después de un rato de silencio, sentí que me estaba observando con dedicación, me sonroje un poco, eso solo hizo que su risa tintineara en mis oídos. La mire de reojo y pude ver como se acercaba.
– Jay no serás un acosador ¿cierto? – La mire confuso – Es que vas en camino a mi instituto y ni siquiera te he dicho la dirección.
– Ya deberías saber que tu padre no se reserva nada sobre ti. Y además no creo que estudies en el Instituto de Señoritas o en el Instituto de estirados al que yo fui.
– Vaya eso solo deja al buen Instituto de Sibiu. Siempre tan…
– ¿Acogedor? – Dije sonriendo. Los demás Institutos de la ciudad eran algo firmes con las reglas. Por supuesto el Instituto de Sibiu no lo era, ellos creían en las segundas oportunidades.
– Mmm… si eso creo. Jay ¿te puedo preguntar algo?
– Si, lo que quieras.
– Esta noche ¿quieres cenar conmigo y con papá en casa?
– Eso sería genial… – Recordé la sangre hirviendo dentro de mí, no era la persona más confiable en este momento, y menos durante la noche cuando la luna estuviera casi en su cúspide. Mis cambios de humor son bastante graves. – Pero hoy es Luna llena así que no podré, discúlpame linda, pero te lo compensare cuando acabe la semana.
Ella solo asintió, no era el mejor novio que una chica podría desear, no era atento y ni siquiera me había aparecido en una semana por la casa de mi novia – Suspire profundamente.
– Lamento no ser el novio que quisieras Megan, no ser tan atento.
– Descuida te entiendo. Y además ganas puntos extra por llevarme a clases, además ningún mal novio llevaría a su chica en un Lamborghini. – Me reí ante eso.
– Es que no tengo otro coche – Me gane un peñisco por eso.
Seguimos hablando de cosas sin importancia hasta llegar al instituto, me estacione en la acera. Salí del coche a tiempo antes de que Megan se abriera la puerta.
– Es verdad cuando te digo que me tratas como si fuera una bebita.
– Y yo te digo que así se trata a una dama.
– Soy una chica común y corriente. – Dijo saliendo del coche.
– No eres una chica común y corriente, eres mía. – Cerré la puerta tras ella y antes que replicara, la bese acorralándola contra el coche, entrelace mis manos en sus cabellos. Después de un rato sentía que el contacto era muy poco, por lo que la estreche más a mí con una mano. Estaba considerando la posibilidad de raptarla por todo el día cuando el timbre sonó cerca de nosotros. Me separe a regañadientes, pero lo hice.
– Wow – Dijo jadeando, yo no estaba mejor que eso.
– Debes ir a clases.
– Que tal si me compensas ahora por no cenar conmigo hoy.
– Prometo hacerlo después – Me acerque y le di un pequeño beso, tuve que hacer un esfuerzo por no seguirlo hasta algo más – Ahora me voy, que tengas un buen día.
– Adiós. Más vale que esa compensación sea bastante grande.
– Así será – Dije entrando en el coche.
Espere a que hubiera entrado al Instituto para irme. El trayecto a casa se me hizo bastante corto. Solo pensaba en el beso que le había dado contra el auto, yo no era de esa forma. Pero se había sentido bien… me lleve la punta de los dedos a los labios.

Al llegar a casa, me dirigí hacia la cocina, mamá y Nana Vi estaban enfrascadas hablando de algún asunto de cocina que no entendí, por lo que me serví el desayuno y me senté a la mesa sin ser percibido. O eso era lo que creía.
– Y ¿por qué esa sonrisa tan grande Jay? – Pregunto mamá sentándose enfrente de mí.
– No sé a que te refieres – Mire a mamá y esta saco un pequeño espejo de su bolsillo, me vi en el y en efecto sonreía como desquiciado. Y me sentía como uno. Con solo un par de besos y Megan sacaba lo peor de mí, todavía no entendía como me había atrevido a besarla de esa manera afuera del auto.
– Hay mi Jay, estas colado – Me fije en su rostro denotaba cansancio, ella no había dormido mejor que yo anoche, ¿cómo no me había dado cuenta antes de salir?
– No estoy colado y pienso ir a la oficina a terminar el trabajo que hacia anoche.
– Ups, lo olvidaba, hay alguien esperándote y no tengo buenos presentimientos para esta noche.
– ¿Todavía funciona eso de los presentimientos? – Mamá entrecerró los ojos.
– Nací con eso, mejor olvidare tu pregunta, solo cuídate – La mire confundido – Tengo que arreglar mi viaje y hacer un papeleo sobre una empresa que solicita nuestros servicios de seguridad.
– Bien, nos vemos. – Mamá me hizo señas mientras salíamos por puertas distintas.
Mientras caminaba hacia la oficina iba pensando en que era lo que debía arreglar para hoy, además me cuestionaba sobre quien sería mi visitante. Pensaba en estas cosas cuando una sirvienta me intercepto en el pasillo a mi oficina. Solo para anunciar que tenía un visitante esperando en mi oficina y que este no había querido dar su nombre, y si es que quería café. Le respondí débilmente gracias y le dije que no se molestara.
Antes de abrir la puerta sentí un olor familiar, era de mí manada, sospechaba quien podía ser. Al abrir la puerta confirme la sospecha.
– Buenos días Daniel, hace una semana que no te veía, ¿cómo esta la familia?
– Mamá intenta ser fuerte y el resto la imitamos, por cierto Ben debe estar muy feliz donde este, le encantaba aquella canción Nothing Else Matters, iba a acercarme a darles las gracias en aquel momento pero mamá me necesitaba, ver como enterraban a mi hermano fue el peor momento que pudimos haber pasado.
– Ni siquiera debes agradecerlo, Ben era nuestro amigo y además la idea fue de Fred, yo ni siquiera pensaba en nada – Quise mantener la conversación en simplezas, todo era muy raro Daniel no es conocido por hablar mucho, y seguramente lo que me ha dicho es más de lo que le he oído en años. Pero me intrigaba su aparición aquí.
– Si, bueno aproveche este momento para venir a verte, mamá no quiere que nos metamos en líos, pero…
– Ve al grano, que es lo que quieres de mí.
– Se bien, lo que pasara hoy en la noche Jay. Los lobos que desean subir de nivel competirán hoy por el quinto lugar en la manada.
– Y tu también quieres hacerlo ¿cierto? – Le interrumpí. Él solo asintió. – Estas teniendo en cuenta los sentimientos de tu madre, cuando se entere de tus deseos de pelearte por un puesto en la manada esta noche ¿Estas conciente sobre lo que te podría pasar esta noche?
– No se lo he mencionado, sé perfectamente que no me dejaría, ni mi padre lo haría. Y si, estoy conciente de lo que me podría pasar.
– Eres joven para esto.
– Mi hermano era menor que yo cuando acepto el cargo y tu Alpha tenías 12 años cuando ocupaste el cargo. – No tenía armas contra eso.
– ¿Estas tan seguro? – Asintió – Bien, con una condición – Me miro expectante – Se lo debes decir a tu padre.
– Pero Jay él no me dejara hacer esto.
– No digo que le pidas su consentimiento, solo digo que le adviertas sobre lo que piensas hacer – Daniel volvió a asentir.
– Gracias Alpha, con tu permiso me retiro.
– Daniel – Este se detuvo – ¿Sabe Lily sobre esto? – Él negó – Entonces díselo también.
– No quiero angustiarla, eso le hace muy mal. – Dijo saliendo de la oficina.
Lily era una chica sorda-muda, eran novios hace más de 2 años. Daniel la conoció en la rectoría del instituto gracias a una sanción por llegar tarde, hace un año él la había reclamado como su mujer ante la manada. Nadie en su familia, ni siquiera Ben, entienden el grado de amor y devoción que tiene Daniel por Lily. Lo demuestra el hecho de que Daniel aprendiera el lenguaje de las señas solo para comunicarse con Lily. Era una verdadera historia de amor, según mi madre.
Pensé en como se tomaría Lily la noticia de que su novio pelearía esta noche con otros lobos por el quinto lugar. Después de un rato deje de meditarlo, era probable que Daniel no se lo dijera, con tal de no perturbarla, aunque fuera una orden mía. Si yo estuviera en su lugar no preocuparía a Megan con eso, aunque alguien me obligara.

Hora de afrontar las cosas…
Puedo esperar otro rato…
Llevaba ya una hora dando vueltas en la oficina, después que Daniel se fuera. Y solo me quedaba hacer una cosa importante en este día. Se lo había prometido a mamá, le había dicho que iría a hablar con él…
Algo comenzó a vibrar en mi escritorio. Era mi móvil que en algún momento lo había dejado olvidado allí, en la pantalla solo aparecía el nombre de Fred, por lo que conteste.
– Jeremy – Escuche en su voz una nota de amargura.
– Fred, ¿sucede algo? – Podía escuchar el movimiento de su mano pasando por su cabello, algo raro en él.
– Aparte de lo de siempre, solo que mi padre quiere hablar con nosotros y no quiere decirme sobre que se trata. Ha llamado hasta a Stephaniel, pero creo que tiene su móvil apagado porque no ha contestado las una y mil llamadas que ha hecho papá.
Pude imaginarme el porque claramente.
– Esta bien, mamá salió hace bastante rato debe de habérsele olvidado el móvil. ¿Quieres que vaya a tu casa? – Algo había adquirido de Megan, la manera de mentir rápido. Nada de que sentirme muy orgulloso, pero en verdad servía.
– Por favor, quiero saber esto, al parecer trata sobre lo que te dije. Algo cambió en él hoy y de repente quiere decirnos toda la verdad. Es mejor aprovechar Jeremy, así que ven pronto.
– Okay nos vemos en un rato más. – Dicho esto Fred cortó la llamada.
Mire a mi alrededor, tome mi cazadora y corrí fuera de mi oficina. No porque tuviera miedo de que el señor Stonel se arrepintiera de hablar sobre el asesino, sino porque este tema me tenía de los nervios, pronto sabría a que me atenía.


>>Stephaniel<<

– ¿En que piensas? – La voz vino de mi lado derecho.
– En que maravilloso esta el día, – Le respondí de inmediato.
– Mentirosa, te conozco mejor que eso Steph. Estas preocupada por tu condición de nuevo, ¿no?
Negué, – Pensaba en cuando nos conocimos y cuando vi a mi Jay por primera vez.
– Es imposible olvidar cuando Jay era un bebé, era el niño más mono y él más peligroso del mundo, pero sobre todo muy lindo.
Suspire, – Victoria… ¿crees que él ahora quiera que me vaya lejos? – No lo culparía… después de todo había tenido todo lo que había querido hasta ahora, quizás ya no le hacia falta.
– Tú sabes tan bien como yo que él nunca te querría lejos, ha sufrido demasiado este tiempo que han estado separado. Y sobre todo lo que pudiera ocurrir criaste a un buen chico Steph, ya no pienses más en eso.
– Eso creo, pero no puedo evitar pensar que tal vez todo hubiera sido mejor si te lo hubiera dejado a ti en ese momento, si mi egoísmo no me hubiera superado…
– Creo detectar el verdadero problema en esto, – Victoria se movió hasta quedar en frente de mí. Había permanecido un buen rato sentada al lado de la piscina que estaba en medio del jardín. Levante mi mirada que había estado clavada en el agua, hasta cruzarla con la de Victoria que me miraba con detalle. – Estas pensando que hubiera sido mejor no cruzarte con Stonel, esto no es por Jay, oh no, esto es por ti.
– Creo que si… – Saque mi móvil del bolsillo, ya no quería ver más a Victoria, yo era como agua para ella, así de claro podía leerme. Lo encendí. El teléfono comenzó a vibrar con cada mensaje que iba llegando, después de un par de minutos el teléfono paro de sonar, – Creo que alguien me busca… – Mis ojos se abrieron por la incredulidad, – Steph ven pronto te necesito. ¿Qué quiere decir esto?
– Quiere que vayas, solo eso.
– ¿Cómo que solo eso, de qué lado estas?
– ¿Quieres acaso que esa víbora se quede con él? – Mi cerebro estaba alucinando o Vi se había vuelto loca. – No me mires así, sabes que eres su pareja, por algo ese milagro te pasó a ti y no a alguien más…
– Solo un suicida se enamora de su contraparte en la naturaleza. – Vi me miro como si estuviera loca.
– Haz lo que quieras, excepto cruzarte en mi camino por el resto del día. A menos que vayas a verlo.
– Estas… – La mirada gélida de Victoria me congelo, ahora ella era más fuerte que yo y lo sabía, por que yo se lo había dicho. – Okay. – Dije haciendo un mohín.
Me retire haciendo mi mejor cara de niña malcriada y partí rumbo a la cochera. No tenía ánimos de ir en moto, por lo que tome mi auto.
Maldita de Vi.

Mantuve mi mente en blanco hasta cruzar los portones que me daban la bienvenida a la mansión Stonel. Después de eso mi mente se lleno de tonterías, mire hacia todos lados por si Elizabeth estaba cerca, no habría otra vez para salvarme de su ira, o quizás si, ya que el auto de mi Jay estaba estacionado en frente de la puerta principal. Estacione mi auto detrás del de Jay y baje aun con toda precaución.
Antes de que pudiera tocar la puerta de entrada, una sirvienta me abrió la puerta.
– En qué puedo ayudarla señora.
– El señor espera mi visita, – La sirvienta me indico la dirección. Era obvio que la sirvienta no me conociera, yo había sido una intrusa cada vez que me había colado al jardín, y solo a esa parte de la casa, nunca había entrado a la casa, no como lo hacía Fede casa vez que quería él podía entrar a mi casa. Resople que injusta era la vida. La sirvienta me dio una mirada extraña, por lo que me enfoque en la decoración de la casa, básicamente alguien tenía una obsesión con el color de la madera. Era casi insoportable ver tanto marrón.
– Aquí es señora. – Dijo y abrió la puerta. Entre y solo me percate de que algo no andaba bien cuando la sirvienta cerró con llave la puerta. Mierda.
– ¿Qué mierda? – Golpee la puerta con toda mi fuerza, pero nada paso. Ahora era una simple y débil humana. Simplemente genial.
– Me lo habría imaginado solo en mis mejores sueños el que ahora fueras una simple y débil humana, pero no lo hubiera creído sino lo hubiera visto, ¿Cómo soportas ser tú?
– Elizabeth, – Sentí los cabellos de detrás de mi nuca erizarse, ahora estaba perdida.
– Espero que te despidieras de Jay cuando saliste de casa porque no vas a volver.
– Si me matas Jay te hará pagar bruja, y por si no lo sabes él esta aquí.
– No creo en ti Stephaniel, y aunque él estuviera aquí no escucharía nada las paredes están revestidas, son antirruido. – La sonrisa que me dio me calo hondo en los huesos.
Mire a la puerta y corrí hasta ella.

>>Jeremy<<

Llevábamos esperando 15 minutos, y yo sabía que era algo inútil, pero el señor Stonel seguía paseándose de un lado a otro sin prestarnos atención a Fred y a mí.
– Pa ya para, ¿quieres? Estas mareándome a mí y a Jay.
– Lo siento, – Dijo, dejándonos algo perplejos a ambos. El señor Stonel se sentó en frente de nosotros, pasándose las manos por el cabello. – Esto no es normal en Steph, ella nunca llega tarde. – Mire a Fred instintivamente pero él estaba desconectado, ya no estaba prestando más atención.
– De seguro no escucho su mensaje. – Dije con segundas intenciones.
– Llamaré a Victoria. – Y antes de que pudiera decir algo para detenerlo, él ya estaba con el teléfono presionado contra su oreja. Esperé a que nana no contestara, pero ella siempre estaba cerca de un teléfono, presta para contestar. Al segundo timbrazo contesto. – Buenos días Victoria, pásame a Stephaniel por favor.
– Ella se fue hace un rato, si aun no ha llegado quiere decir que la demoró algún imprevisto. Pronto llegará.
– Okay, gracias. – Dicho esto cortó la llamada.
– Bien, ¿ahora puedes comenzar?
El señor Stonel se quedo callado, pero asintió.
– Fergus nuca fue como los demás lobos, él ansiaba el poder y no media las consecuencias para conseguir lo que deseaba, mato, robo y en fin consiguió lo que quería. Ser alfa, dominar y hacer lo que se le antojaba al no tener contendiente. Carecía de todo lo que un alfa debe tener, justicia y honor, cuidar de lo más débiles entre la manada, darles un lugar adecuado a los más fuertes. Pero él no creía en eso, mato a los débiles y dejo hacer lo que quisiesen a los fuertes, por lo menos hasta que alguno lo desafiaba, en ese momento era cuando los mataba.
>> Cuando llegamos de las tierras altas, la manada era grande, pero mi padre de inmediato se dio cuenta de que el Líder no era tal, mi padre había sido el alfa de la manada local donde vivíamos. Antes de que se rompiera. Él sabía que no podría vencerlo, la perdida de mi madre lo había dejado débil, y por eso lo dejo. Me mantuvo a su lado y me aconsejo cuando entramos a la manada que mantuviera mi fuerza para mí. No valía la pena luchar una guerra que ya estaba perdida.
El señor Stonel se quedo callado un momento, al parecer los recuerdos no eran muy agradables.
– No me imagino al abuelo como alguien débil y menos como alguien sabio. – Dijo Fred con una mueca.
– La pérdida de una pareja es muy dolorosa para un lobo, – Dijo el señor Stonel mirando al suelo, – Y hay algunos que toman ciertas formas para aguantar al dolor que les produce eso.
– Perdón. – Dijo Fred, yo también conocía a su abuelo, venía un par de veces al año ya que decía que no soportaba a la madre de Fred. Era un tipo alegre y parecía que nunca se le iba el optimismo, además de despreocupado, no se parecía en nada a lo que decía el señor Stonel.
– Está bien, quizás podrías hablar más con él.
– Lo haré cuando lo vea, – Fred se acomodó en el sillón.
– Entonces será esta noche, para el funeral de Ben él llamo y quedo en venir pronto esta tan preocupado como yo por ese tipo.
Sentí a Fred maldecir por lo bajo, por la boca muere el pez.
– Como decía; Él amaba el poder, manipular a los demás a su antojo sin que nadie le dijera nada por sus actos. Hasta que un día me encontré algo inédito, solo había visto uno en su clase, una única vez cuando era pequeño, – Dijo con su mirada perdida en algo que ni Fred ni yo podíamos ver. – Mi padre me había dicho que ya no existían, que los lobos se habían mezclado demasiado con los humanos y la sangre antigua se había perdido. Pero hay estaba, un niño Sangre Pura, un Sangre Alfa.
Lo mire extrañado, era mi sueño…
– Cuando lo vi supe que no debía llevarlo con Fergus, él lo mataría pero lo deje ella me lo pidió y yo accedí, podía sentir su desesperación. Y la entendía, el primer cambio es el más difícil, y estaba también el mito del Alfa; Dominan la luna y nadie los domina a ellos.
– No veo porque recordar eso… – Dije, pero Fred me dio una mirada algo impaciente.
– Jeremy no recuerdas nada de lo que paso esa noche y mi papá estuvo ahí, así que déjalo continuar. Pa sigue… ¿a dónde se fue?
Mire por todos lados, el señor Stonel había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos. Literalmente. – Buena pregunta Fred, vamos.
Salimos corriendo por los pasillos, no nos costo demasiado encontrar al señor Stonel, estaba revisando cada habitación.
– ¿Pa, qué haces?
– Esta por aquí, aun no se dónde, pero esta por aquí… la siento. ¡Demonios! – Abrió la puerta siguiente.
Recorrimos el pasillo siguiente completo, hasta llegar al estudio de la madre de Fred. La puerta del estudio estaba mal cerrada y se podían escuchar gritos. Entramos y lo que vimos no le agrado a nadie.
– ¡Mamá! – Gritamos Fred y yo al mismo tiempo, luego fui corriendo hacia mi madre que estaba tendida en el suelo sin moverse, pero antes que pudiera llegar el señor Stonel estaba a su lado. Me senté a su lado observándolo.
– Parece estar bien, – Antes de que pudiera contestar él ya estaba revisando posibles fracturas de las costillas. – Creo que tiene una quebrada, gracias Dios.
– Podrías darme las gracias a mí, – Mire a quien provenía esa voz, Fred tenía sujetado a su abuelo del cuello mientras su madre estaba de rodillas en el piso tosiendo, – Y de paso quítame al muchacho de encima.
– Fred, suéltalo.
– Estaba ahorcando a mamá. – Dijo Fred con la mandíbula apretada.
– Y ella le hizo esto a Stephaniel. – Respondió el señor Stonel de la misma manera, mientras abrazaba a mamá.
A regañadientes Fred soltó a su abuelo, quien se arreglo la ropa como si Fred no le hubiera hecho nada. Llevaba un traje azul marino, de seguro venía desde el aeropuerto.
– Tienes un buen agarre pero te falta fuerza, tu padre era más violento cuando se enojaba. – Miro a la señora Elizabeth como si fuera basura, – Un minuto más y…
Fred se coloco al lado de su madre de inmediato. – No voy a dejar que le pongas la mano encima de nuevo viejo.
– Como digas. Fede ¿cómo está Stephaniel? – Mire a mi madre, el Señor Stonel aun la tenía en sus brazos. – Suéltala hijo puede que tenga las costillas rotas, le vas a hacer más daño que esa zorra.
El señor Stonel metió una de sus manos por debajo de la ropa de mamá.
– No hagas eso. – Gruñí. El señor Stonel me miro y siguió su camino, ya había extendido mi mano para pararlo cuando el abuelo de Fred me toco el hombro.
– Déjalo, esta demasiado preocupado por su hembra. Así es uno con su pareja, cuando vuelva en sí esa zorra va a estar muerta.
– ¿Hembra? Mi madre está aquí. – Fred ya había levantado a su madre y ambos miraban con dolor al señor Stonel.
– Yo… no sé. – Mire a mi madre, esta vez cuando intente acercarme, el señor Stonel me gruño.
– Hijo, él no le hará daño. – Me dijo el abuelo de Fred como si fuera de lo más normal la situación.
De todas formas me acerque más a mi madre, – Ella necesita ayuda, yo la llevaré a…
– No, no voy a dejarla sola. – Esta vez el que hablo fue el señor Stonel, en una voz baja pero fría. – Llama a al Doctor de la manada y dile que venga rápido, la voy a llevar a mi estudio.
Y con eso se levanto y salió del cuarto, en cuanto reaccione cogí mi móvil y marque el número. Para cuando termine de hablar me di cuenta de que no era él único que estaba en estado de shock con todo esto.
Fred me miraba esperando una respuesta por lo que esquive su mirada y salí de la sala. Sentí unos pasos detrás de mí, me di la vuelta creyendo que era Fred pero era su abuelo que me miraba con comprensión.
– No es tu culpa, así que no sientas remordimientos estúpidos. – Dijo – Es una causa sin sentido el que los hijos se culpen por lo que hacen los padres.
– Pero debí de decírselo a Fred en cuanto…
El anciano me miro con una expresión cansina en el rostro, – ¿Crees en serio que Fred te lo habría dicho si fuera al revés? Las prioridades son primero con la familia.
– ¡¿Y qué es la manada sino una familia?! – Por primera vez en mucho tiempo explote. Sin embargo el anciano aun me miraba con la misma expresión.
– Es una extensión. Pero al fin y al cabo tú sabes donde están tus prioridades, por lo que te invito a ir a ver a tu madre. Yo avisaré a la primera sirvienta que vea de que debe llevar al matasanos al estudio de mi hijo. – Asentí y seguí mi camino.
Me detuve al entrar en el estudio, mi mamá descansaba en un sofá, se le veía pálida como un papel. El señor Stonel estaba arrodillado a un lado murmurándole cosas al oído mientras sostenía una de sus manos. Me sentí como si invadiera el espacio personal de una pareja, algo demasiado intimo como para irrumpir, retrocedí y cerré la puerta con sumo cuidado. Me senté en el suelo al lado de la puerta.
El resto de mi día paso como si estuviera haciendo zapping en la tv, el doctor llego a una hora indefinida, el abuelo de Fred entraba y salía de la habitación, lo mismo hacía yo, mamá reaccionaba de a poco y para cuando comenzó a atardecer la pude trasladar a nuestra casa lejos de las miradas asesinas de la señora Elizabeth y alejarme yo también de las miradas de Fred que parecían inculparme y de las miradas de sus hermanos que parecían querer preguntar pero esperaban a que yo les contara algo de lo que había ocurrido. Del único no, de los únicos de los que no me pude deshacer fueron del señor Stonel y de su padre que me acompañaron a casa aun cuando proteste, pero el abuelo de Fred ya me había dicho que sería imposible separar a su hijo de mi madre hasta que ella estuviera completamente curada y le dijera que se largara, de lo que yo no estaba totalmente seguro.
Mi día termino de hacer zapping como a las ocho de la noche cuando el sol se hubo extinguido por completo y reino la oscuridad. Y mi sangre estaba llegando al punto de ebullición.
Nos encontrábamos en el cuarto de mamá cuando me digne a mirar por la ventana.
– La luna llegará a su punto en una hora y media. – Les dije, pero el mayor de los Stonel simplemente se encogió de hombros.
– Sino te molesta me encantaría pasar la noche en los jardines, será entretenido. Nunca he estado demasiado tiempo en esta casa.
Mire al señor Stonel, – Yo cambiaré aquí, cuidare de Steph toda la noche. De todas formas no pensaba unirme a la cacería de hoy.
– Esta noche rastrearemos al asesino, después de conseguir nuestro quinto al mando. Pero antes de todo lo que se va a hacer esta noche, debo hacerme cargo de unos niños que cambian hoy, los puedo sentir, – Dije como si nada, esa era una de las cosas de ser un sangre alfa, podía sentir a los lobos apunto de cambiar y que necesitaban mi ayuda en su primera luna llena, – Luego me uniré a la búsqueda. – El señor Stonel asintió.
Salí del cuarto, pero en cuanto cruce el umbral algo me sacudió, era un frío que me recorría de pies a cabeza, para cuando termino solo quedo un vacio dentro de mí y me di cuenta de que algo estaba mal.
Caminé hasta mi habitación, después de quedarme solo en vaqueros se me ocurrió algo, tomé mi móvil que estaba en la mesita de noche al lado de mi cama, donde lo había dejado antes, y escribí un mensaje. Luego salí algo más confiado, pero con la seguridad de que algo iba a pasar esta noche, algo que de seguro nos acercaría más al asesino.

>>Megan<<
“RAE” (Reunión de Amigas de Emergencia)

Había salido de clases a eso de las seis de la tarde, vale me habían castigado por no traer la tarea de Física terminada y me tuve que quedar limpiando el salón. Mis amigas se habían quedado haciéndome compañía, para cuando termine con algo de ayuda de ellas nos dirigimos a casa, ero un mensaje vibro en mi móvil;
“Ve a casa de tus amigas, llegaré tarde. Con amor, papá.”
Por lo que decidimos irnos todas a casa de Carmen y hacer una RAE, por lo menos hasta que mi padre llegará a casa y me llamará.
Estábamos todas acurrucadas en su cama, viendo una película de acción. Pero no podía alejar de mí un mal presentimiento, como si algo estuviera por pasar y no era nada bueno. Al principio cuando llegué a clases pensé en alejarlo con bonitos recuerdos, como el beso super sexy que Jay me había dado antes de entrar a clases, pero ni eso fue suficiente para aplacar ese sentimiento de vacio en mí interior.
– Meg, vas a morir atragantada por una palomita de maíz si sigues así.
– No puedo evitarlo, este presentimiento me abruma.
– Es bueno como… me encontraré un conejito lindo, o malo como… no encontraré un conejito hoy. – Dijo kahru sin despegar la vista de la pantalla, pero yo sabía que tenía toda su atención.
– Es definitivamente malo.
– Malo como; a) Mi novio volverá a olvidarse de mi por otra semana, – Con esa opción sentí algo encogerse dentro de mí, – O, b) Algo va a pasarle a alguien. – En el momento en que Iss lo dijo lo supe algo malo iba a pasarle a alguien. Pero el dilema era ¿quién? Saque mi móvil y comencé a llamar a mi papá, era obvio que a mis amigas no les iba a pasar nada, estaban seguras a mi lado. Solo me miraban como si estuviera como una cabra. El teléfono me lanzó a buzón de voz, no me agrado eso. Estaba por llamar a Jay cuando un mensaje de él me llego.
“Si algo malo pasa, no llames solo ven a mi casa y espera por mí. Estaré fuera. J.”
Eran las ocho de la noche con unos cinco minutos, por lo que deduje, mi móvil daba las ocho y cuarto. Siempre lo tenía adelantado, para llegar a tiempo a clases. Leí el mensaje como diez veces, hasta que recordé las miradas que cruzamos Jay y yo al subir al auto, él me había dicho que me calmará, eso solo quería decir que él se sentía de la misma forma. Tenía el mensaje que me lo comprobaba. Mire a mis amigas que le habían puesto pausa a la película.
– Era Jay, dice que si pasa algo vaya a su casa.
– Eso da miedo, – Dijeron las tres a la vez.
– Creo que me iré. – Dije levantándome de la cama.
– Alto allí, – Dijo Carmen, – ¿Te vas a ir así sin más? – Asentí, ella suspiro, – Es muy tarde será mejor que te acompañemos. Vamos chicas, creo que mis padres nos prestarán el auto… creo.
Asentí feliz de que se preocupara tanto por mí que se atreviera a pedirle el auto a su padre. Ellos eran algo estrictos con ella.
Después de un buen rato de suplicas pudimos irnos rumbo a la mansión.
– Te das cuenta de que nunca has mencionado donde vive tu príncipe, esto va a ser genial, – Dijo Kahru, mientras Iss asentía.
– Si, si que emoción. – Dijo Carmen con sarcasmo, – Ahora, me puedes ir guiando, acabamos de salir de la ciudad. Dime donde.
– Sigue hasta el desvío que dice Castillo Difontiel, allí es. – No quise admitir que yo no tenía idea de a dónde debíamos ir, solo me sabía las indicaciones que me había dado una vez mi papá, cuando le había preguntado de donde era esa preciosa señora con la que hablaba en la calle. “Sigue la carretera hasta el desvío señalizado, si te pierdes es fácil saberlo, vas a llegar a centro turístico de los Stonel y eso se ve a millas.”
Pero para mi suerte Carmen si sabía a donde ir, encontró con facilidad el desvío y recorrimos dos kilómetros (me lo señalo Iss) hasta llegar a una enormes verjas que rezaban Castillo Difontiel. Por la oscuridad apenas y lograba ver luces, lo que resultaba tétrico. Pero lo que asustaba era que estaban cerradas.
– Bien, ¿cómo entramos? – Dijo Carmen y Kahru e Iss me miraron. Estaba por admitir que no tenía idea, cuando tocaron el vidrio del conductor. Pegamos un salto. Carmen se compuso antes que nosotras y abrió un poco el vidrio.
– ¿Les puedo ser útil en algo?
Tragué saliva, – Jeremy Wolf me dijo que viniera.
El tipo me miro con interés, – Buenas Noches señorita Megan Grey, ¿sería tan amable de facilitarme su identificación? – Se la tendí, la tomo entre sus manos y luego me la devolvió. – Pase por favor, el señor no se encuentra. Pero dice que lo esperé que dejo todo arreglado.
Asentí, y el tipo o más bien el guardia de seguridad se alejo para abrir la verja, después de cruzar la verja pudimos ver el castillo con más claridad, era enorme y muy, muy viejo. Carmen paro el auto en la entrada de la casa.
– Wow creo que hasta aquí llegamos. – Dijo Iss, las demás asintieron.
– Bueno gracias por traerme chicas, – Tome mi mochila, me despedí con un torpe abrazo de todas y salí. Antes de cerrar la puerta escuche a Carmen.
– Vamos esperar hasta que entres. – Asentí y camine a la puerta.
La palabra adecuada para esta puerta sería La “inmensa” puerta. Que tenía un picaporte con forma de lobo, hice rodar los ojos a pesar de mi nerviosismo, que disimulados. Me basto con que tocara una vez para que abriera la puerta una señora.
– Señorita Megan, por favor, – Me indico que pasara, antes de entrar le hice una seña a mis amigas y entre. En cuanto la señora cerró la puerta sentí el auto irse. – ¿Gusta algo de comer?
– Si no es una molestia. – La señora me sonrió, – Entonces si.
– Bien le mostraré su habitación y luego le subiré algo de comer, mi cambio esta pronto por lo que no puedo acompañarla, pero la dejaré bien instalada.
– O sea que usted es… – Me quede con la boca abierta, la señora me sonrió amablemente.
– Yo soy la nana del joven Jeremy, bueno lo he sido desde que nació. – En esta oportunidad estoy segura de que babee.
Después de eso, me vi sumergida en una especie de preguntas y respuestas interminables, desde que talla de ropa era, hasta que música me gustaba, y juro que me pregunto hasta cual era mi postura en la política. Las preguntas fueron lanzadas súper rápido como si quisiera hacerme caer en algo, pero cuando llegamos a la habitación ya estaba satisfecha o eso creí.
– Bien, ya llegamos.
Entre y me quede paralizada, me di la vuelta sin entender. – Pero este cuarto es de alguien.
– Pues si, es el cuarto del joven Jeremy, ¿dónde pensabas que ibas a dormir? ¿En el sofá?
– Bueno es que… – Me sonroje por completo.
– Descuide el joven Jeremy no ocupara la cama hasta bien entrada la mañana. – Sin esperar respuesta siguió hablando, – El baño es la puerta de allá, puede bañarse mientras le suben la comida y sino tiene pijama, – Esto lo dijo mirando mi mochila, negué con la cabeza, – Bien, en el closet de allá encontrará camisas del joven Jeremy. Con su permiso me voy.
– Gracias, – Le dije ya a su espalda.
Suspire, nunca se me había ocurrido estar aquí.
Hay oportunidades que solo se dan una vez en la vida, por lo que mi curiosidad se desato. Mire por todos lados de la habitación, era gigante, con una cama de dos plazas y sabanas y colcha eran de color negro, las almohadas eran de un color grisáceo oscuro. A ambos lados estaban las mesitas de noche, se notaba que la de la derecha era la que más usaba ya que su teléfono estaba allí junto a un reloj pulsera. Me senté en la cama, mire la habitación tenía dos guardarropas ocultos en la pared un escritorio que miraba a lo que fuera que hubiera afuera en el paisaje y el resto de la habitación era como la de un chico normal, o casi normal. Desorden, un poco de ropa tirada en el suelo, un teclado o el teclado que había usado en el funeral de su amigo estaba puesto en su atril en un lado, una pelota de basquetbol estaba tirada fuera de uno de los guardarropas, el opuesto de donde estaban las camisas. Que por cierto me dirigí a escoger mi pijama.
Pase un buen rato escogiendo que ponerme, así que por último escogí una que vi en frente de mí. Olía a Jay como todo lo demás en este cuarto. La deje a un lado de la cama, aun no podía creer que estuviera en esta habitación, era la idea más improbable que se me hubiera ocurrido. Antes de seguir divagando la nana de Jay llegó con una bandeja en sus manos.
– Bien, aquí te la dejo. Disfrútala. Y espero que pases una buena noche señorita Grey. – Dijo ya a punto de salir de la habitación.
– Y yo espero que… – Hice rodar los ojos, – Bueno se divierta mucho, haciendo lo que vaya a hacer.
La Nana de Jay sonrió, – O si que me divertiré, sé que anda un jabalí cerca así que lo cazaré esta noche. Bueno ya me voy, la sangre me esta hirviendo demasiado. – Me hizo una seña y se fue como el viento.
Debe ser divertido poder convertirte y ser tan fuerte como para matar un jabalí salvaje. Aunque también es algo repugnante de pensar.
Comí en un pestañeo todo lo que me trajo. Me puse la camisa de Jay y fui al baño, decidí que me ducharía por la mañana, pero luego me di cuenta de que no tenía cepillo de dientes. Oh-oh eso si que no, puedo vivir de muchas maneras pero siempre mi cepillo de dientes va conmigo, excepto hoy. Mire por todos lados, encontré uno sellado en un estante, gracias por los pequeños favores. Para cuando salí estaba más relajada, me iba a meter en la cama cuando unos golpes se sintieron en la puerta. ¿Las noches serían tan ajetreadas para Jay como lo estaban siendo para mí?
Abrí la puerta un poco. Del otro lado estaba parada una chica de cabello marrón, casi como el mío y ojos marrón oscuro, estaba vestida con un vestido largo que le llegaba hasta los tobillos. No había visto un camisón de esos nunca en mi vida, pero de todas formas me sentí algo rara al compararme a ella, yo vestía la camisa de mi novio y estaba en su habitación. Nada mejor para hacerte sentir como una… Me distraje para ver los signos que hacía con las manos.
– Eres muda… – Dije ante lo obvio, una chica en frente de ti haciendo señas. Genial Meg, genial. De todas formas ella asintió. – No entiendo lo que quieres decir, pero creo que podemos encontrar papel y lápiz aquí adentro, entra. – Sentí pasos detrás de mí, por lo que supe que estaba detrás de mí.
Fui directo al escritorio y abrí un cajón, con mi suerte de principiante encontré un cuaderno y un lápiz para la chica, se los tendí y ella comenzó a escribir. Me puse a mirar por la ventana, la luna llena estaba en su esplendor, dejaba ver algo de los jardines, di un respingo cuando vi un lobo blanco pasar rotando por los árboles de enfrente. Volví a dar un respingo cuando la chica me tendió el cuaderno, lo que causo que ella también saltara.
– Lo siento es que estaba concentrada mirando por la ventana. Bien veamos que dice.
>>Me llamo Lily, soy la pareja de Daniel. Él me dejo aquí esta noche, esta peleando por el quinto puesto en la manada, el puesto que dejo su hermano Ben al morir. Me dijo que debía esperarlo aquí por alguna razón. Pero me dio miedo estar aquí y salí, pero me perdí y luego sentí un aullido dentro de la casa en este piso y vine aquí porque vi luz hace un rato por aquí. ¡Ah! y ¿Quién eres tu?<<
Así que era la “pareja” del hermano de Ben, el amigo de Jay. Lo que no me sonaba bien era; Primero: Peleando por el quinto puesto, ¿qué es el quinto puesto? Y Segundo: Un aullido dentro de la casa y yo no lo sentí… mi lado curioso estaba funcionando de nuevo, dejando aparte todo el sueño que pude haber tenido.
Lily me sacudió, – Lo siento, estaba pensando. Me llamo Megan Grey y soy la novia de Jeremy, y él también me dejo aquí por alguna extraña razón. Y sobre ese ruido, no lo escuche. – Le tendí de nuevo el cuaderno, apenas lo hice comenzó a escribir y me lo devolvió.
>>Eres la pareja del alfa ¡wow!!<<
Me sonroje, supongo que eso era, pero sonaba diferente con la palabra con P.
– Oye, porque no te quedas aquí y pasamos la noche juntas, de todas formas no puedo asegurar ser tan valiente para dormir en un lugar tan… espacioso.
No sé que fue lo que dije que ella se puso a garabatear rápidamente en el cuaderno, Dios parecía que se iba a poder leer todo lo que escribía en las siguientes diez páginas, para cuando me lo tendió estaba negando.
>>Se nota que eres nueva en esto, No duermes en el cuarto de un macho del que no eres pareja. Tal vez el Alfa sea muy civilizado pero el resto no lo es tanto, son territoriales. Mi Daniel se volvería loco de celos si oliera al alfa por la mañana.<<
– Estas bromeando ¿cierto? – La cara de seriedad me decía claramente que no. Wow nunca pensé en esa parte, es que solo te fijas en cool los hombres lobo existen, pero nunca piensas en que pueden ser distintos. Jeremy siempre es amable conmigo, es como cualquier otro humano, excepto su amigo Fred, ese tiene mal genio. Me volvieron a sacudir un brazo, mire de nuevo el cuaderno y lo tome.
>>Sé lo que piensas que se comportan normal la mayoría de las veces, pero debes entender que son mitad y mitad.<<
– Bien, creo que tengo toda la noche para pensar en esto, – Y para seguir pensando en mi presentimiento. Papá aun no me llamaba. – Entonces vamos a tu cuarto, creo que sé más o menos donde se ubica esta habitación.
Lily me tomo de la mano y me arrastro por un pasillo, mientras dibujaba algo en el cuaderno, para cuando termino me di cuenta que era una puerta y parte de un pasillo.
– El que puedas dibujar de esa manera me da cierta envidia. – Ella tomo otra hoja y escribió.
>>Cuando te faltan ciertos sentidos te centras en otros, soy sordo-muda así que eso me hace aun más concentrada en lo que veo.<<
– Espera. Sordo-muda, pero yo te he estado hablando y me has estado escuchando. – Ella se aparto el cabello de ambos lados, para mostrarme que en ambos oídos tenía audífonos. – Oh, lo siento, no quise parecer… insensible. – Ella negó, mientras sonreía, lo que era un claro; “No me importa”. – Okay sigamos con esto.
Juro que caminamos veinte minutos y algo más en esos pasillos y la puerta no estaba por ninguna parte. Pasamos un montón de puertas, todas con dibujos pero ninguna con el dibujo de la puerta que tenía la de Lily.
Me dispuse a mirar en otro pasillo cuando Lily me tomo del brazo y me llevo por otro lado, estábamos en frente de una puerta con el dibujo de una loba y su cachorro, era hermoso. Extendí mi mano para tocarla pero la puerta se abrió y ambas Lily y yo pegamos un grito, bueno solo yo, Lily no podía pero me encargue de gritar por las dos.
– Calma, calma. Fede ya échate en la cama. No me mires así voy a volver a acostarme. Niñas calma, es solo Fede. Lily abre los ojos, es solo un hombre lobo y no te va a hacer daño, y tu… tu, ¿Megan? – Abrí un parpado, ambas Lily y yo estábamos abrazadas y con los ojos cerrados. Pero cuando vi quien me hablaba me relaje. – Soy la mamá de Jay, lamento que se asustaran, Fede esta algo nervioso esta noche. Pasen.
Asentí y pase. El lobo era enorme y estaba echado en la cama, cuando entramos solo movió las orejas como si se preparara volver a escuchar gritos.
– Lo lamento, – Dije, el lobo me miro. Tenía unos ojos azules que juro haber visto antes, pero no lo recordé.
– Siéntense, – Me senté junto a Lily en el sofá. – Oh Fede ella es la novia de mi Jay, que emoción. – Dijo abrazando al lobo con algo de rigidez, este emitió una especie de ronroneo como si eso fuera lo que más le gustaba. Mire la habitación con mucho cuidado las paredes estaban echas de piedra, pero aun así estaba muy cálida, el piso tenía una alfombra persa de un color blanco invierno, la cama era del mismo color al igual que el sofá en el que estábamos Lily y yo.
– No queríamos molestar, solo que Lily se perdió y buscábamos su cuarto. – Lily mostró su dibujo.
– Y tu estabas durmiendo en la habitación de mi Jay. – Me sonroje, aquí estaba la presentación ideal ante tu suegra; Tu vestida con la camisa de su hijo como si fuera lo más natural.
– E… sip. Jay me dijo que si algo raro pasaba viniera directo aquí…
Me interrumpió de inmediato – ¿Qué paso?
– Mi papá no contestaba el teléfono ni su móvil y se supone que hoy esta libre, me dejo un mensaje diciendo que me quedara con mis amigas. Eso es muy raro en él, más cuando he estado castigada desde que tengo uso de razón, tanta libertad es raro y se que Jay pensaría lo mismo. – Bueno ella no estaba enojada, para cuando termine ella estaba sonriendo.
– Okay, – Dijo acariciando al lobo, – Me lo presentía, ahora esta más claro. Será mejor que vayas a dormir Megan Grey, mañana va a ser un día como pocos. Lily, tu puerta esta a cinco puertas a la derecha de la de Jeremy. Duerman bien.
– Buenas noches y disculpe las molestias, – Ella solo me sonrió de una forma extraña, la pena era latente en ella. Salí algo confundida.
Regresamos en silencio a nuestras habitaciones, bueno no es como si Lily hablara, solo que había un silencio que pesaba entre nosotras, había algo que la madre de Jeremy no nos dijo.
Me despedí de Lily con unas señas y entre en la cama tan pronto como pude, así fue como deje que el sueño me llego rápido para después despertar con un grito.

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