jueves, 11 de julio de 2013

No Wait: Epilogo



–Père dime porque se te ocurrió tener más hijos después de mí, juro que cuando encuentre a ese mocoso lo voy a matar y no quiero ni pensar en lo que hizo esa princesita tuya con mi maquillaje ayer.
Mire a Elia mi pequeñita de diecisiete años recién cumplidos, tenía el genio de su madre además de su figura.
–Mi niñita hermosa, porque pensé que era tan lindo tener hijos que no me pude contener a tener más.
Elia me sonrió encantada– Iré a ver que está haciendo mère y si sabe algo del mocoso y de paso si me encuentro a la enana le voy a tirar de esos hermosos ricitos dorados.
Esperé a que saliera de la habitación antes de girarme en mi escritorio, últimamente me la pasaba revisando los archivos de pacientes.
–Ya puedes salir Paul.
–Te dije que tu hija está loca. –Lo mire con reproche cuando terminó de salir de debajo de mi escritorio– Escondí su diario.
Mire a mi pequeño de catorce años, tan travieso como siempre.
–Ve a devolvérselo, ahora. –Le ordené.
–Pero papá…
–Ahora. –Le dije, a pesar que su tono lastimero solía funcionar.
–Si se lo devuelves ahora, prometo decirle a Emma que te lleve a alguna parte. Será una tarde para los dos solos. –Dijo Emily entrando con pasos estudiados, ella sabía lo que estaba prometiendo.
–¡Hecho! –Gritó Paul antes de salir corriendo.
–¿No sabía que Emma iba a venir? –Le pregunté a Emily.
Emma era la hija de Edward, hija que ya tenía la misma edad que mi Elia. Había sido un escandalo cuando Edward había dejado embarazada a Kate a los dieciséis, escandalo que acabo cuando nació Emma y su abuelo quedo definitivamente prendado de ella, ahora ella era su nieta querida y si algo le pasaba a su niña era capaz de matar. Al igual que su padre.
Y también era el amor platónico de Paul y definitivamente arma de chantaje para los casos cuando él no quería cooperar.
Emily se encogió de hombros– Si, me acaba de avisar Edward que va a darse unos días del trabajo, él y Kate van a llegar en unas horas y por supuesto, trae a Emma con él.
Me reí maliciosamente– No le dijiste a Paul que su tío iba a estar cerca.
Emily me correspondió la risa– Para qué arruinarle aun su día, que vea llegar a su tío. La cara que va a poner no va a tener precio.
Ambos sabíamos que no iba a tener un momento a solas mientras Edward estuviera cuidando de su bebita.
Emily se sentó en mi escritorio– ¿No sientes que aquí falta algo?
Pensé un momento a que se refería hasta que mire una esquina de mi escritorio.
–Me preocupa no saber de él. –Me dijo Emily.
Seguí mirando la foto.
–Va a estar bien. –Le tendí mi mano para tranquilizarla– Está con Heath y Zoey.

Mire dubitativamente a Heath y luego a Heather.
–Cielo, cariño, ¿crees que es bueno que dejes salir a Heather y a Jean Pierre? –Le di una sonrisa conciliadora a éste último.
Mire al joven que era mi sobrino, era menor por meses que Heather y aun así me parecía más pequeño. Aunque no tenía nada de pequeño, era unos centímetros más alto que Paul y eso lo hacia llegar al metro noventa de estatura con facilidad, además de unos rasgos muy guapos; ojos azules, una tez clara y un cabello castaño claro con reflejos rojizos. Muy parecido a su padre, físicamente. Su carácter estaba más cerca de parecerse al de su madre.
Pero aparte de todo, lo que me hacía preocuparme era su actitud ausente y meditabunda que solía adquirir en momentos muy inadecuadas, algo que no podías hacer cuando estabas en compañía de una persona tan activa como Heather.
Heath se rio a carcajadas– El chico está seguro con mi nena, si se mete en algún problema te prometo que Heather pateara a quien quiera que se meta con él.
Papá en algún momento creyó que Heather se parecería mucho a mí, después de todo sino fuera por esos hermosos ojos verdes sería una copia mía, modestia aparte. A los cinco años en el primer torneo de karate de Heather, esa ilusión murió y cayó… junto a los dientes de leche del pobre niñito con el que peleó. Heath se había empeñado en enseñarle artes marciales a Heather y lo había conseguido, compartían el mismo espíritu perseverante y luchador después de todo.
–Ma tranquila, traeré a Jean Pierre sano y salvo al final de esta noche. –Traté de ignorar lo que estaba echando a su pequeño bolso; sabía muy bien que era un pequeño botiquín improvisado.
Jean Pierre sólo se encogió de hombros– Prometo llamarla en cuanto se meta en problemas y si aparece la policía.
Le sonreí contenta que me entendiera un poco– Gracias cariño.
–De nada tante.tía.
Heath sólo movió la cabeza ante mi mirada de felicidad.
Heather me abrazó– Volveremos en unas horas, le voy a mostrar unos lugares de la ciudad que son muy bonitos.
–¡Yo quiero ir! –Me estremecí por ese grito– Mami, papi quiero ir.
–¡Yo! ¡Yo! Yo también.
Mire a mi pequeña Tara de catorce y a mi Zack de dieciséis, luego mire la cara escéptica de Heather pasar a resignación en un segundo.
–Tara no puede ir, es muy pequeña para andar de noche. –Dijo Heather en su modo hermana mayor.
–Porqué no van todos, llama a tu novio y salgan todos. –Dijo Heath conciliador.
Asentí– Vayan, vayan. Se les hace tarde.
Así todo el mundo se fue.
–La casa se siente muy sola… –Dije algo perturbada cuando el auto de Heather salió de la calzada.
–Si, no la sentía así desde hace mucho. –Me respondió Heath.
Nos quedamos así un momento hasta que…
–¡Mami!! ¡Papi!!
–¡Yo voy! –Grite, corriendo a las escaleras.
Heath saltó a las escaleras también– ¡Nana, papi va por ti!

–Si, debe estar bien. –Estuve de acuerdo con Paul– Pero tal vez debería llamarle.
Paul me miró entre divertido y disgustado, a menudo estaba vigilando a los niños. Me había vuelto muy sobreprotectora.
–Déjalo divertirse.
–Lo sé pero… –No sabía que decirle.
Paul se levanto del escritorio y me abrazo– Porqué no vamos a salvar a nuestro pequeñín de las manos de Elia, estoy seguro que esta vez lo va a matar.
Sonreí– Tal vez lo lance a la piscina y lo ahogué…
–O lo lance del tercer piso… –Me respondió Paul.
–O lo haga rodar por las escaleras…
–O lo encierre en el armario hasta mañana… –Me dijo en tono misterioso.
–Lo meta a la cajuela de tu auto… –Añadí en el mismo tono de voz.
Paul soltó una carcajada– Esa no la había escuchado.
Le di un piñizco– Te perdiste la amenaza de la semana esta mañana en el desayuno.
Me separé de él y le tendí la mano para llevarlo fuera de la habitación.
–Vamos a ver de una vez que están haciendo esos dos, es muy probable que esté ocultando el cadáver a esta hora.
Paul asintió– Entonces, vamos a ver que hacen nuestros niñitos adorados.
Asentí, eran nuestro niñitos adorados porque amamos cuando llegó Jean Pierre a nuestras vidas, así como casi tres años después llegó nuestra Elia y así casi en la misma cantidad de tiempo llegó nuestro Paul y claro también estaba Julie, nuestra pequeñita de diez años. Todo el tiempo los esperamos con ansias.
Podía recordar con lujo de detalles el día de nuestra boda, desde el aroma a rosas que rodeaba la capilla y el brillo de la luz en los ventanales, la cantidad de personas que nos habían acompañado y la sensación de flotar mientras caminaba del brazo de papá hasta el altar donde me esperaba el chico más guapo de la historia.
–Hey chico guapo.
Paul se rio– Mon ange…
Le guiñé un ojo antes de decirle– Je t'aime pour toujours.

FIN

lunes, 8 de julio de 2013

Post Capitulo final de No Wait



Queridos lectores,
Quise agregar un comentario final para agradecer a mis lectores silenciosos y a los que siempre dejaron un comentario después de un capítulo.
Gracias.
Gracias porque me animaron a seguir escribiendo esta historia y otras más, sepan que todo lector es motor y combustible para un escritor, incluso para una amateur, una escritora no de oficio sino de corazón. Sé que no escribo como los mejores, probablemente no les transmito las imágenes como yo las veo pero sepan que lo intento y lo vuelvo a intentar cada vez que me siento detrás del computador a escribir escenas, así como trato de transmitir lo que los personajes sienten a cada momento y en cada situación.
Me despido para no molestarlos más, sobre el epilogo de "No Wait" lo subiré dentro de unos días al blog, tal vez no es lo que esperan pero me encantan los saltos en el tiempo.
Besos y hasta pronto.

Pilar

No Wait: Capitulo XLIII



A la hora de la fiesta no sabía que pensar, veía un montón de gente que no soñaba ni conocer en mis más profundos pensamientos. Aunque a la mayoría ya los conocía nunca los había visto juntos a todos en un mismo espacio. Era perturbador.
–Cielo, no me dejes sólo. –Le dije a Emily que estaba muy a gusto a mi lado, mientras saludábamos gente y más gente.
El señor Henry apareció de pronto, acompañado de una mujer bastante elegante y de unos ya familiares ojos azules, aunque el cabello castaño no me era muy familiar.
–Hola niños, vine a presentarle a Paul a mi adorada esposa. –Señalando a la mujer que estaba a su lado– Mira querida este es el futuro esposo de nuestra sobrinita.
La mujer me sonrió apenas– Mucho gusto, aunque lo que debió haber hecho es casarse antes de engendrar un niño.
Emily torció el gesto de inmediato pero me mantuve sonriendo– Hemos tenido unos cuantos problemas por eso no hemos podido casarnos antes.
Emily me piñizco en las costillas– Tía, ¿cómo has estado?
–Bien, ¿cómo ha estado mi desagradable hermano? –Preguntó su tía en tono frío.
Emily le frunció el ceño– Bien, ahora debemos saludar a unas cuantas personas más, con permiso.
–Vayan. –Dijo el señor Henry sin darse cuenta de lo desagradable que había sido su esposa.
–¿Qué le pasa a tu tía? –Le pregunté a Emily cuando estuvimos a una distancia prudente.
Emily se encogió de hombros– No le agrada papá. –La mire como si eso no fuera obvio– Papá estuvo alejado de la familia cuando según todo el mundo él debía estar con ellos.
–No entiendo.
–De todas formas lo vas a saber, papá tenía otra hermana; menor. La secuestraron a los quince años y papá nunca se lo perdonó del todo al abuelo pero tía nunca le perdonó a papá que estuviera en el extranjero mientras ellos sufrían la pérdida de tía Anabella.
La mire atónito– ¿Dónde está tu tía Anabella?
–Nadie lo sabe, nunca encontraron un cuerpo. El abuelo pago una parte del rescate pero de repente no supieron más de los secuestradores, eso me lo contó hace poco el abuelo. Papá prefiere pensar que no está muerta y eso también le enferma a tía Jess, ella ya se rindió.
–¿Qué hay de tu tío Zack? –Pregunté algo incomodo.
Emily se encogió de hombros– Él está en paz con Dios y con el demonio, dice que le gusta pensar que ella está viva pero que no tiene muchas esperanzas, aun así dice que un día la espera ver entrar por la puerta de la casa.
Tomé su mano y me la llevé a los labios– Un día aparecerá, ya lo verás.
–Gracias cielo, ahora busquemos algo dulce; me muero por algo con chocolate.
Así comenzó la búsqueda del dulce más azucarado del lugar…
–¡Paul! ¡Mon cousin! –Me quede de piedra cuando escuche esa voz que no había oído en años.
–No puede ser… –Me gire lentamente hasta que me encontré con esos ojos color leche con chocolate en un rostro en forma de corazón– ¿Chantal?
Chantal iba vestida con un vestido verde oliva y unos tacones inmensos… si, era mi prima.
–¡Cousin! C’est moi mon cher.
Emily me piñizco muy fuerte esta vez para llamar mi atención.
–¿Quién es ella?
Chantal llegó a nosotros en unas cuantas zancadas, algo que siempre había admirado en ella era la belleza natural con la que se movía, era una gracia casi felina, pero lo que más había admirado era…
–Perdón, mi nombre es Chantal Monet LaCourt; soy prima de Paul, mucho gusto, tu debes ser Emily. El abuelo me ha hablado muy bien de tus padres, dice que son un encanto, no como los míos claro, ellos son terribles ma petite.
Era que nunca se daba cuenta cuando alguien la miraba mal y nunca se callaba.
–Ella es mi prima por parte de mi padre y hasta hace poco… –La mire dudoso– Estaba encerrada en un convento, ¿cómo saliste de allí?
Emily solo miraba nuestro intercambio de palabras, Chantal por otra parte solo me sonreía encantada.
–Grand-père me saco de ese lugar con ayuda de tío.
Me quede boquiabierto al escucharla, papá no me había contado nada de eso y menos que se había relacionado con el abuelo nuevamente.
–¿Grand-père? Pero él estaba…
–Perdido, desorientado y algo sólo. Así me sentía.
Me di la vuelta al escuchar esa voz grave que varias veces me había llamado la atención cuando niño, él podía hacerse oír a pesar del ruido entre una multitud, él era único.
–Grand-père… –Me separé de Emily para abrazar a mi abuelo como solía hacerlo cuando llegaba a casa y lo encontraba esperándome después de pasar meses en aquel internado– Grand-père…
El abuelo me separo un poco y sujeto mi cara entre sus manos– Has crecido tanto, ya eres un hombre Paul.
Mire a Emily con los ojos algo llorosos, ella ya estaba llorando.
–Mon ange, éste es mi abuelo. Abuelo, ésta es la mujer con la que quiero pasar mi vida y mira vamos a ser padres… –Dije emocionado por tenerlo a mi lado.
El abuelo se separó de mi para abrazar a Emily– Seas bienvenida a la familia hija y que este pequeño sea tan feliz como no pudimos ser nosotros.
–Gra… gracias. –Dijo Emily.
–Père te me adelantaste. –Mire a papá y antes de poder reaccionar estaba envuelto en un abrazo estrecho– ¿Estás bien? ¿Te han tratado bien? –Asentí por inercia porque era tan extraño tenerlo a mi lado como un padre normal– Se que es extraño verme aquí pero vine por algo en especial.
Nos miramos seriamente por un momento, sólo podía traerme malas noticias.
–Debes comprometerte formalmente con esta joven. –Lo mire atónito.
–¿Qué? –Le dije algo confundido porque no era eso lo que esperaba.
Papá solo sonrió– Père me dio esto el día de mi boda, pero tu madre no quiso usarlas… eso debió darme una idea de que lo nuestro no estaba bien, espero que tu les des un uso. Anda extiende la mano.
Extendí la mano y cayó en mi palma una pequeña caja de terciopelo, al abrirla me encontré con un par de argollas de oro; sencillas pero elegantes.
–Papá esto es demasiado…
–No. Paul, eres mi único hijo y estaré feliz de que uses estás argollas que han estado en nuestra familia por décadas.
Suspiré– Cuando lo pones de esa manera solo puedo aceptar. –Sonreí.
–Eso es lo que quería escuchar.
–Darian, ¿le diste las argollas? –Preguntó el abuelo aun abrazado a Emily– ¿Le dijiste que es algo que pasa de primogénito a primogénito?
Papá miro al cielo– Père, iba a hacerlo.
Emily me sonrió con los pulgares arriba.
Apreté el hombro de mi padre– Padre quiero presentarte a mi futura esposa, Emily Stonel.
–Mucho gusto señor. –Le dijo Emily.
–Cuidado Darian cuando la abraces, esta niña parece tan frágil. –Le dijo el abuelo a mi padre.
Me reí por esa descripción, Emily entendiendo porque me reía me guiñó el ojo. Ella podía ser cualquier cosa menos frágil.
–Que gusto es verlos. –La voz de mi suegro se hizo escuchar, iba de la mano con mi suegra– Darian, señor LaCourt y… a usted no la conozco.
Puse una mano detrás de Chantal– Le presentó a mi prima Chantal. Chantal, estos son mis suegros; Edward y Sheney Stonel.
–Un gusto conocerlos.
El señor Stonel nos sonrió a todos– Ya basta de presentaciones, vamos únanse a la fiesta.
Papá me miro y luego miro a mi suegro– ¿Edward? ¿No te parece que alguien debe hacer una propuesta a alguien?
–Tienes razón Darian… ¿Paul?
Mire a Emily y luego mire las argollas, hasta ahora habíamos dado por echo que nos casaríamos pero nunca se lo había preguntado de frente.
–¿Quieres subir conmigo a la plataforma?
Había visto que habían armado una plataforma al fondo del salón principal de la mansión Evans.
Emily me miro nerviosa– Si, creo que si…
–Ah, se me olvidaba que te iba a regalar algo de mi parte, las argollas eran de parte de tu abuelo pero este es de mi parte. –Me tendió otra cajita, al abrirla me encontré con un anillo de oro blanco con un rubí, algo que hubiera comprado si lo hubiera visto. Cerré la cajita antes de que la viera Emily.
–Vamos arriba mon ange.
La tomé de la mano y con paso cuidadoso pero rápido la lleve por entre la gente hasta llegar a la plataforma, donde la subí con cuidado.
–Hey chicos, ¿qué hacen? –Nos dijo un niño muy animado.
Emily le sonrió– Paul va a hacerme una pregunta y quiere hacerlo en grande Rick, ¿puedes…?
El tal Rick nos sonrió y de la nada sacó un micrófono– Hola, hola amigos espero que lo estén pasando bien en esta fiesta. Solo unas pocas veces logramos juntar a toda la familia y siempre pasa algo que nos alegra la velada. –Lo mire con impaciencia– Ahora les dejo a Paul, que quiere su atención.
Rick me tendió el micrófono lo que le agradecí con asentimiento y luego mire a toda la multitud presente, fue tan aterrador que solo pude enfocarme en Heath que estaba levantándome una mano en puño, en signo de victoria.
Mire a Emily que era quien me interesaba más que cualquier persona en el lugar.
–Emily… fue un descuido no preguntarte esto antes. –Tomé su mano derecha y luego puse una rodilla en el suelo– No sabes lo importante que eres para mí, más aun que me das un hijo. Pero que te quede claro que te amaba incondicionalmente antes de que pudieras pensar en conocerme, desde que te vi en ese aeropuerto supe que éramos la pareja ideal, tu le das equilibrio a mi vida y espero yo hacer lo mismo por ti. Te amo y eres tan esencial para mí como lo es respirar. Y quiero saber… necesito saber, ¿estás dispuesta a hacerme el gran honor de convertirte en mi esposa, a compartir conmigo nuestros días y nuestras noches hasta que la vida se vaya de nosotros?
Mientras esperaba mi respuesta Emily comenzó a sollozar y a asentir como loca. El resto de la familia comenzó a vitorear y a celebrar como hacía Rick a nuestro lado.
–Prometo estar siempre a tu lado y al lado de nuestro hijo y de los que vendrán Emily Stonel.
Emily se secó algunas lágrimas– Y yo prometo estar siempre contigo, en todo momento…
Me levante del suelo y le di un beso en los labios. No escuche nada más y luego me llevé a mi prometida con nuestra familia.
–Que aquí comience nuestra vida juntos Emily.
–Que aquí comience nuestra vida juntos los tres. –Me respondió uniendo nuestras manos en su vientre.

–Mira que lindos se ven Alex. –Le dije con una sonrisa.
–Si, se ven bien. Ahora lo que me preocupa son ellos. –Mire hacia donde me apuntaba y me quede en shock– Yo también me siento preocupado.
–¿Qué hace Sam con tu hermana Susan?
–No lo sé.

–¿Crees que deberíamos ser nosotros los siguientes? –Le pregunté a Jane.
Jane se sonrojó un poco– ¿Y si esperamos un poco?
–¿Qué? –Le pregunte con interés.
–No lo sé. –Me respondió.

–Entonces seremos los siguientes. –Le dije contento cuando ella me respondió la sonrisa.

No Wait: Capitulo XLII



Dos semanas después.
Estaba durmiendo junto a Emily como ya era costumbre para nosotros, a pesar que aun no estábamos casados se me permitía eso. Cosa que no entendía en mi suegro, pero él solo decía que lo peor que podía pasar ya había pasado, cometí el error de preguntar una noche a que se refería.
–Chico, lo peor que podía pasar era que te reprodujeras y ya lo hiciste. –Se rio de mi en mi cara antes de marchar a su cuarto.
Heath me dijo cuando lo llame aquella misma noche, que me acostumbrara al humor maléfico de nuestro suegro.
“Nuestro suegro”, esa frase dejaba para pensar porque no era algo común que llamara suegro a un hombre digno de admiración como lo era ese hombre que vivía por el orgullo haciendo y deshaciendo a su manera las cosas, a veces metiéndose más de la cuenta en la vida de las personas y a veces solo dejándolas ser para ver que tanto podían hacer. De eso me había dado cuenta a través de la observación de unos cuantos días, también había observado que si hacía pelear a su padre era solo por diversión y no porque fuera una manera de disgustar a su padre, ocurría justo en el momento en que creía que su padre no podía llegar a una respuesta o cuando veía que la monotonía del lugar lo aburría. Eso último me lo había confiado un día que le dije lo que sabía, nunca negó lo otro.
A través de esas observaciones había llegado a una conclusión, Emily y él se parecían. Aunque Emily estaba bastante emocional por su embarazo solía mantener discusiones con su padre antes de que él desechara cualquier idea que le diera. Personalmente, no entendía nada de nada de lo que hablaban, solo me dedicaba a estar junto a Emily y a buscar un hospital donde ejercer, extrañaba tratar con niños.
No pude evitar mirar a Emily con ese último pensamiento, a mi hijo le faltaba tan poco para nacer. No podía esperar hasta que estuviera en mis brazos, pero sobre todo aun no podía creer que estuviera al lado de Emily por fin. La atraje hasta mí para mantenerla a mi lado como todas las noches.
–Paul, debes dormir… –Dijo Emily alargando la última palabra debido al sueño.
Le di un beso antes de contestar.
–Lo sé, sólo que no puedo dormir aun. –Me acurruque aun más contra ella– ¿Para qué nos querrá tu padre despiertos tan temprano?
Emily bostezó– No lo sé, pero no debe ser nada malo. Sólo duerme.
Asentí y traté de dormir, pero a pesar que sentía que mis ojos estaban pesados no creí que había dormido hasta que Emily me sacudió para despertarme, en algún momento debí quedarme dormido mientras pensaba.
–Tienes mala cara. –Me dijo sonriendo con un brillo de picardía, sabía que odiaba despertar temprano.
Fruncí el ceño– Odio decirlo mon ange pero no siento haber dormido durante la noche, me causa una ulcera el no saber que quiere tu padre.
Emily se levantó con mucho cuidado de la cama, con un poco de ayuda de mis manos.
–Voy a estar lista en veinte.
Me reí un poco, no creyendo en lo que decía ya que generalmente demoraba aproximadamente una hora en estar lista y eso cuando tenía lista la ropa que iba a usar durante el día. Ambos sabíamos que no había alistado nada.
–Tomate tu tiempo, mientras dormiré un poco.
Me acomode contra la almohada antes de escuchar la respuesta de Emily.
Cuando desperté tenía algo frío pegado en la cara, cuando reconocí lo que era me levanté de un salto.
–Mira que gracioso es el chico Edward.
Yo no pensaba lo mismo al ver que estaba con un rifle pegado en mi cara pero solo asentí hacia él.
–Opino que deberíamos lanzarle algo de agua en la cara para despertarlo.
 Mire a los dos hombres que acompañaban al padre de Emily, uno ya lo conocía, era el padre de Jane, Mark Evans, quien me había puesto el rifle en la cara. El otro era un desconocido con un parecido asombroso al padre de Jane.
Me sonrió con familiaridad– Sé que no debes tener idea quien soy, me llamo Henry Evans y soy hermano de este energúmeno y de tu suegra. –Luego miro al señor Stonel– Y claro también soy cuñado de este tipo y no por mi hermana, estoy casado con su adorable hermana Jess.
El señor Stonel le frunció el ceño– Si claro, adorable. Yo no recuerdo a una Jess adorable, por el contrario recuerdo a una gruñona.
El señor Henry sacudió una mano– Me da igual, hoy vine a conocerte pero te quedaste dormido y a mi hermano le molesta ese tipo de actitudes.
Me aclaré la garganta– Lo siento, no pude dormir durante la noche.
Me senté en la cama mientras le respondía.
El señor Stonel me dio unas palmadas en el hombro– Tu subconsciente te estaba avisando de la visita de estos tipos, no te culpo si tuviste pesadillas durante toda la noche porque yo también las tuve cuando me case con Sheney. –Dijo el señor Stonel– Dios sabe que sólo me avisaban de lo malo que era tener cuñados.
El señor Mark lo miro con enojo– No te desvíes, mira Henry este es el chico que se va a casar con Emily, se llama Paul LaCourte. Paul, este es mi hermanito Henry. Ahora dense la mano y sean amigos. –Nos sonrió como un niño.
El señor Henry me acerco su mano– Mucho gusto Paul.
–El gusto es mío. –Contesté.
El señor Henry miro a su hermano con resignación– A veces pienso que te comportas como un niño solo para molestarme.
El señor Mark puso el rifle a un costado– Sabes que vivo para hacer tu vida miserable…
Levantando una mano Henry Evans calló a un hombre que era más terrorífico que él y que le sacaba una buena cabeza de estatura, a demás de musculatura.
–Solo puedo temblar por el recuerdo de esa horrible velada en mi casa, Jess aun no está preparada para otra visita tuya.
El señor Stonel me miro– Estos dos querían venir a invitarte a una fiesta esta noche, vamos a juntar a la familia. Por milagro hemos logrado traer a Henry de su isla y Marcus llegó esta mañana de Turquía. –Lo mire con sorpresa– Si, yo también estoy sorprendido…
–¿Sorprendido? ¡¿Sorprendido?! –Grito el señor Mark– Yo estoy alucinando, aparece hoy y no apareció solo, sino con una chica. No hijo, no miento, una chica turca.
–Oh… –Dije anonadado.
–Bien, con estos tipos es bastante complicado estar en un tema nada más. –Agregó el señor Henry– Pero volviendo al tema, hoy en la tarde se va a celebrar una fiesta en grande. Hoy se juntan los Evans y los Stonel en una celebración, aunque también van a haber unos invitados especiales de fuera de la familia.
Asentí– Estaré listo, solo díganme a que hora es.
El señor Henry asintió satisfecho– Muy bien, Emily te lo dirá. ¡Vamos chicos!
Cuando salieron me di cuenta que algo raro pasaba en esta familia.

Vi a mis tíos y a papá dejar la habitación que compartíamos con Paul en casa del abuelo Jason y sentí escalofríos de solo pensar que estaban haciendo allí. Corrí como pude hasta la puerta pero al entrar no encontré cadáveres ni nada, eso era bueno.
–¿Qué querían? –Le pregunté algo ansiosa. Cuando esos tres se juntaban no se podía esperar nada bueno de ellos.
Paul se quedo en blanco mientras estaba sentado en la cama– Me querían invitar a una fiesta en la noche.
Asentí un poco más calmada, sabía de qué se trataba la fiesta; era una reunión familiar, ya que toda la familia estaba junta. Pero aun tenía ciertos recelos.
–¿Estás seguro?
Paul se levanto de la cama y me abrazó– Si, solo eso. Ahora, ¿quieres ir a desayunar con tu familia?
Asentí poco satisfecha– Si, quizás allí me entere que se traen ese trio entre manos.
Paul sonrió– Nada, solo querían invitarme personalmente.
Si él conociera a esta familia…
Pensé con desanimo, al verlo como se vestía con tanta felicidad.
–Oye, ¿Eddie ya llegó? –Asentí– Entonces Heath ya está aquí, ¿no?
Asentí– Si, acabo de ver a Zoey. Al parecer el doctor le dio permiso después de una serie de controles médicos. La pobre estaba muy medicada, aun como para una conversación coherente por lo que la dejé durmiendo en una habitación antes de venir aquí.
Paul terminó de vestirse.
–Pobre de Zo, por eso no quiero ni que te muevas de ésta casa si eso significa mantenerte lejos de cualquier mal rato. –Nos miramos un largo rato.
Hasta ahora no se había comportado de una manera tan… sobreprotectora.
Le sonreí alagada– No me moveré de aquí, lo prometo.
Paul asintió en acuerdo– Entonces es hora de que me reúna con mi querido amigo y con mi pequeño cuñado.
Le sonreí animada por estar con mi hermanito después de tanto tiempo.
–Vamos juntos.