lunes, 22 de octubre de 2012

No Wait!: Capitulo XXX



–Que mujer tan molesta. –Gruñó mamá.
Mire a mamá anonadada, nunca la había visto molesta por nada y menos gritándole a alguien.
Mamá apunto en dirección al abuelo y a papá– Vamos a tener nuestra propia casa, va a ser cerca de aquí, incluso pensaba en la casa de campo que tiene pasando el jardín en dirección a los terrenos de mis padres. –Movió la mano en círculos– Pero ahora…
El abuelo sonrió– Se me había olvidado esa casa, la mandaré a arreglar para ustedes ahora mismo.
–Yo no soy molesta. –Le dijo con resentimiento tía.
Mamá le sonrió sin un ápice de alegría– Lo eres.
–¡Zackary! –Tío le sonrió con disculpa– Eres imposible.
–¿No hay nada para mí? –Le dijo papá.
Mamá le frunció el ceño– Si, cállate y déjame hablar a mí ahora.
Papá le sonrió y se sentó a la mesa– Como gustes cariño.
–¡¿Qué esta pasando aquí?! –Todo el mundo se quedo mirándome– No entiendo nada, quiero una explicación.
Mamá y papá se miraron hasta que mamá ganó el duelo de miradas.
–Verás… –Dijo papá– Es mejor que lo hablemos en privado, ¿quieres? –Lo mire con duda– Solo será un momento.
Suspiré– Esta bien, te sigo. –Aferre mi bolso y espere a que papá saliera del comedor.
Los pasos en el pasillo sonaban anormalmente fuertes, tal vez era mi imaginación pero el pasillo que parecía no tener fin y eso comenzaba a molestarme, quería saber que estaba pasando.
–Vamos al jardín. –Me indico con una mano un pasillo aledaño y al poco rato salimos al exterior.
Me senté en la primera banca que encontré procurando dejar el bolso a mis pies. Papá se sentó también, colocándose a mi lado.
–Nunca me agrado esta casa, pero admito que los jardines siempre me atrajeron.
Lo mire algo sorprendida– La casa es hermosísima.
Papá tomo una postura de cansancio, colocando sus codos sobre sus rodillas. Por un momento creí que se iba a quedar callado pero me equivoque.
–No voy a negar que esta casa es hermosa pero nunca me agrado, ni a mi ni a Anabella.
Trate de ocultar mi sorpresa. Él nunca, nunca hablaba de su hermana menor. Bueno, la verdad era que nadie hablaba de ella, casi parecía como si nunca hubiera existido. Trate de recordar si alguien la había mencionado, pero no llegue a ningún recuerdo.
Hasta donde sabía ella era menor que papá por tres años, pero no sabía que le había pasado y apenas y había escuchado de ella. Y hubiera seguido de esa forma sino es gracias a mi curiosidad que me llevo hasta el armario de papá, donde encontré un viejo álbum hace diez años.
Cuando se lo había mostrado a mamá, ella se había puesto a llorar y después de un rato me dijo quien era ella pero no me había dicho que había pasado con ella.
–Siempre jugábamos por el jardín. –Sonrió con tristeza– Robin me recuerda mucho a ella, ninguna se adaptaba bien a la ropa de chica y ha ser educada como una señorita. Mi Annie no era de esas y me gustaba enseñarle a pelear y a jugar cosas de chicos… mi padre me odiaba cada vez que lo hacía.
Lo mire de reojo, sintiéndome un poco preocupada– ¿Ella hace cuanto murió?
Papá me miro sorprendido– Ella no ha muerto, desapareció o la raptaron, en fin solo… nunca supimos que fue de ella. Solo eso. No esta muerta.
–Papi. –Dije con lástima por él, su hermana probablemente había muerto hace mucho tiempo atrás– ¿Por qué me cuentas todo esto?
Papá me abrazo– Porque no voy a dejarte más tiempo sola. A ella la deje sola cuando me necesito. No voy a hacer eso contigo más. Y además, es hora de superar las viejas heridas y tratar de llevarme mejor con el viejo.
Me reí un poco de esa última frase– Eso me suena a mamá.
–Probablemente porque fueron sus palabras, pero son mis pensamientos. Recuérdalo.
–Eso es algo confuso.
Papá me sonrió– Así es la vida.
Mire mis pies aun algo confundida– ¿En verdad decidieron venir así como así?
–La verdad es que ya no puedo huir, y nunca debí aceptar que cargaras con mis responsabilidades. –Una mano cayó en mi cabeza– El viejo junto a Zackary lo tienen todo bajo control excepto una cosa.
Lo mire sorprendida por su sonrisa de predador– ¿Qué les hace falta?
–Un abogado capaz y competente que pueda sacarlos de aprietos y de poner contra la pared a los competidores, además de llevar los términos legales de la empresa. –Dijo de un tiro– O sea, yo.
–No puede ser…
Busque en su cara algo que me dijera que estaba bromeando pero estaba hablando muy en serio, lo cual me aterró porque él nunca había aceptado nada del abuelo.
–Ya se lo dijiste al abuelo, ¿no?
Su mano me revolvió el cabello– Claro, por eso peleábamos en un principio, el muy necio cree que puede seguir manejando todo como quiera, y ahí es donde se equivoca.
Mire mis manos porque ya no sabía donde más fijar mi mirada– Eso quiere decir que estoy fuera del todo, no tengo cabida en ninguna parte…
–Te equivocas, tu eres de los mas capacitados para manejar un hotel y eso lo sabe tu abuelo. Estudiaste leyes un tiempo y estudias hotelería, sabes como manejarte. Pero ahora quiero que te concentres en tu embarazo y en estudiar, nada más. Deja la empresa en nuestras manos y no te preocupes que tu lugar te lo he asegurado hace bastante tiempo.
Cada vez entendía menos, hoy no era mi día– ¿Mi lugar?
–Si, tu lugar. Sabes que la cadena de hoteles se dividirá cuando papá muera ¿no? Pues bueno así será, y un hotel me corresponde por lo que también es de mis hijos. –Me sonrió– Te necesito lista para administrarlo cuando eso pase. Ten en cuenta que no será en un futuro cercano por eso tomate tu tiempo en aprender el negocio, yo sé que es duro pero haz tu mejor esfuerzo en ello.
Sentí como si un peso se levantara de mis hombros, un peso del que no era consciente que llevaba. Le sonreí a papá más animada de lo que estaba antes.
–Y que pasa con Edward, ¿cuándo va a llegar?
Papá suspiró– Ese niño esta entrando en una etapa algo difícil, vendrá a final de año a “vacacionar” aquí. –Papá hizo las comillas con las manos– Ese mocoso… no puedo quejarme porque se parece demasiado a mí.
Suspire aliviada, y comencé a mirar el día con nuevos ojos, con la compañía de mis padres quizás...
–Oye, traje algo para mi nieto pero esta en mi cuarto. –Cuando lo vi dudar sentí algo de miedo, ¿qué había traído?– No es nada malo, solo algo para decorar.
Me alegre de pronto, al parecer el abuelo de mi pequeñín estaba haciendo algo bueno. Le sonreí encantada en respuesta.
–Jean Pierre te lo agradece.
Papá se levanto de golpe jalándome a mi con él– Entonces ven a verlo.

–No puede ser… –Me quede atónita cuando vi… eso– ¿Crees que algún día Jean Pierre alcance el porte de ese oso? ¿Cómo rayos lo trajiste en avión?
Papá puso una cara de desconcierto– ¿Qué tiene? No es nada, y le compré otro a Heather, y por si te interesa a Zoey no le molesto para nada el oso.
Claro, como si la fanática de los osos se fuera a quejar por tener un oso de felpa a tamaño real, de seguro era el sueño de Zoey tener uno.
–Papá, Jean Pierre es niño. No creo que hayas hecho bien comprando este… osito.
Papá me señalo una cintita en el cuello del oso– Ves, es azul. Es para niños.
Genial, no tenía aun un cuarto para bebés pero ahora tenía un oso que la llenaría de inmediato si la tuviera. Aunque debía admitirlo, corrí a abrazarlo.
–¡Es enorme!
No puede perderme la postura de satisfacción de papá, como si hubiera logrado una gran hazaña– Que bien, entonces te encantara el auto.
Me congele donde estaba– ¿Qué auto?
–Bueno, los autos. Le compre una cama cuando veníamos hacia acá y unos autos de peluche. Te van a encantar.
Mire al cielo.
¿Por qué exageras todo lo que pido? ¡Dios!
–¿Quieres bajar?
Lo mire con desesperación– ¿Vas a ser igual que el abuelo cierto?
–No me compares con ese viejo. –Me tomo del brazo y salimos de su cuarto– Tu madre también trajo algunos regalos, no te asustes, son para ti.
Forcé una sonrisa– Genial.
Ese fue el comienzo de un día de regalos.

Emily había salido junto a su padre y no habían vuelto, así que me obligue a comer y a tratar de pensar en otra cosa que no fuera Adrian hablando con Alex por enésima vez. Pero mi mente siempre volvía a ese tema, ¿por qué hablaban tanto? Me inquietaba pensar en esas conversaciones.
Salí del comedor disculpándome con la familia y camine hacia mi cuarto, no camine demasiado cuando llegué a la entrada de mi cuarto pero los gritos que escuche me detuvieron y me hicieron seguirlos.
–¡No me voy a ir!
–¡Te vas de aquí conmigo por las buenas o las malas!
–¡¿Por qué no entiendes?!
–¡¿Entender qué?! ¿Qué te enamoraste de una mocosa mimada y no quieres irte por eso?
–¡Quiero estar con Robin!
–Ya no sé cuantas veces has dicho eso y desde ya te digo que me molesta cuando lo dices. Estas poniendo a esa mocosa antes que a tu familia, comprendo que aun es reciente la muerte de nuestra pequeñita pero debes volver a casa, mamá te extraña y aunque papá no lo diga; él también te echa de menos.
Me quede escuchando tras la puerta con miedo de la respuesta de Alex.
–Aun… no.
–¿Cuándo?
–Le dije a papá que volvería cuando terminara el semestre y tío accedió a tenerme con él hasta ese momento.
–Estas haciendo sufrir a nuestros padres, murió Elena y ahora tu estas lejos de la familia y ni siquiera llamas.
–No quería molestar a mamá llamándola a cada momento.
–Hazlo. –La puerta se abrió de pronto pillándome por sorpresa– Mira quien esta aquí, tú linda y entrometida novia.
–No la molestes Adrian. –Corrí hasta Alex, quien no se veía nada feliz.
Adrian me miro enojado– Me voy, sino vuelves a final de semestre vendré por ti y no seré agradable. Y más te vale llamar a casa. –Dijo antes de salir.
–Lo siento. –Dije contra su cuello– Escuche gritos y…
Alex me abrazo– No digas más, solo quedémonos así, juntos.
Lo abracé fuerte y me quede muy quieta mientras él me acariciaba la espalda.
–Lamento lo de mi hermano y que tuvieras que escuchar, me ha estado intentando convencer de volver a casa pero… no quiero, aun no.
Tragué el nudo que tenía en la garganta, tenía que decirle algo que lo alentara. Una parte de mi decía que debía decirle que aguantara, que todo estaría bien pero la otra parte...
Tome su cara entre mis manos– Debes volver a casa.
Alex se descompuso frente a mis ojos– Tú no…
Una lágrima se me escapo y antes que pudiera borrarla Alex la tomo en su dedo– No hagas esas cosas, debes volver. Tus padres te extrañan y te necesitan.
Alex puso su rostro frente a mí y me beso suavemente al principio y después con desesperación.
–No.
Me quede algo desorientada– No seas egoísta y piensa en los demás.
Alex volvió a abrazarme– Voy a ser egoísta con todo lo que respecta a ti, porque espere demasiado para tenerte.
–Alex, nos conocemos desde hace unas semanas. Es… –Me obligué a decir las palabras– Nada, no es nada. 
Alex se alejo de mí un poco para mirarme– Tú no me conocías antes de venir aquí pero yo si te conocía a ti, hace un par de años te vi en una fiesta.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Revisión

No he subido aun nada, así que el blog NO es que este abandonado solo que la dueña no tiene nada que subir... bueno si tengo, pero subiré mañana xD 

See you tomorrow!! Cuando tenga editado el capitulo 30

lunes, 1 de octubre de 2012

No Wait!: Capitulo XXIX



Desperté sintiéndome acompañada como no lo había estado en mucho tiempo.
El brazo de papá me rodeaba con fuerza, por lo que me quede disfrutando de la sensación de calidez que transmitía.
–¿Estás despierta? –Asentí– ¿Vas a comer hoy?
Me había llevado un susto de muerte cuando me habían despertado la noche anterior.
Mis padres habían llegado por la noche a verme…

–¿Qué hacen aquí ustedes dos? –Les pregunte con miedo de lo que me podrían responder.
Mamá miro a papá– Yo le dije a mis padres y a los tuyos, ahora te toca Em.
Papá me abrazo– Cuando lo pones de esa forma… Em, mira mamá y yo estamos aquí porque no nos parece justo que estés sola en esta situación.
Iba a saltar de felicidad pero…
–No estoy sola, los abuelos están conmigo y también mis tíos y primos… –Dije sin dirigirle la mirada a ninguno– En esta situación.
Papá me tiró un mechón de cabello– No me lo estas poniendo fácil, verás no es justo que te dejemos sola siendo tus padres, te amamos y ya amamos a este pequeñín que tienes aquí. –Su mano cayó en mi pancita.
–¿Por qué no llamaban? ¿A caso es divertido dar sustos así? Tratarme así… –Dije sollozando.
Papá me abrazo mientras mamá me acariciaba el cabello y me hablaba con suavidad– Ya bebé, calma. No quisimos llamar porque nuestra idea es… bastante imprudente.
–Necesito nuevos horizontes. –Dijo papá contra mi pelo– Pero eso lo hablaremos mañana.
–Si, ahora debes comer.
–No quiero, solo quiero dormir. –Dije enojada porque me despertaran y apenas quisieran saber de mi bebé– Por cierto mi bebé esta sano y ya le he comprado un montón de cosas, gracias.
Papá hizo una mueca– Cariño, no te sientas enojada…
–No estoy enojada, estoy herida de que apenas quieran hablar conmigo, después que me despertaran llegan así y nada más, ni explicaciones ni disculpas.
Mamá estaba triste, se veía en sus ojos– Cariño, no es que no nos preocupes sino que es tarde y nos preocupo que no comieras, y tú abuelo Alfred dijo que te saltas las comidas muy seguido...
– No importa, solo quiero dormir. –Baje la cabeza desanimada.
Papá dejo que me acurrucara en mi cama– Bien, pero no vas a dormir sola hoy, no quiero que digas que estas sola cuando tus padres están aquí.
Me sentí animada pero luego recordé todos esos momentos de silencio, cada vez que los recordaba me entristecía.
–No gracias.
–No te lo estaba pidiendo, voy por mi pijama.
Minutos después volvió con su pijama, mamá también se había retirado con un tenue “hasta mañana” pero no volvió.
–¿Qué paso con mamá?
Papá se encogió de hombros y se metió en mi cama.
–Es hora de dormir, así que ven aquí pequeñita.
Me acosté de mala gana pero lo hice, y así es como desperté sintiendo la calidez de mi papá después de mucho tiempo.

–Y bien, ¿vas a comer? –Conocía ese tono de voz, me estaba queriendo decir que o baja a comer por las buenas o lo hacía por las malas.
Me levante lentamente de la cama, era un truco que había aprendido a la mala para que el mareo matutino no viniera tan fuerte.
–Ya voy, no te preocupes que si me dedico a comer, solo que tengo mis propios horarios.
Papá me frunció el ceño– El viejo dijo que apenas y comías, incluso me dijo que siempre tenía que mandar a Robin a buscarte.
Seguí mi camino hacia el baño– Eso no es así, ella siempre viene por su cuenta y es porque ella es así de adorable.
Papá no dijo más pero escuche la puerta abrirse, así que di por hecho que se había retirado. Me tome mi tiempo para arreglarme, demorándome un poco al maquillarme. Aun no sabía porqué mis padres estaban aquí, no me creía para nada que ellos estuvieran solo por mí.
–¡Emily!! Tus padres están aquí, es increíble. –Mire a Robin al salir del baño, estaba rebosante en alegría.
Le sonreí, no quería arruinar su felicidad pero…– Lo sé, papá se vino a dormir conmigo hoy.
Robin se encogió de hombros, pero algo pareció dejarla pensando sobre algo.
–Papá nunca ha dormido conmigo…
Tome mi bolso, el cual estaba tirado en el piso a un lado de mi cama, lo revise y cuando supe que todo lo que necesitaba estaba allí le hice una seña a Robin. La pobre parecía que estaba pensando hacer algo sobre su relación con su padre, esperaba que así fuera ya que no se veían muy unidos y eso no era bueno para una niña tan dulce como ella.
–Tal vez deberías decírselo.
–No sé, ayer me dijo unas cosas raras y lo dejamos así. Pero me alegraría que no me llamara tanto la atención que quizás apreciara algo de lo que hago. –La tristeza que emanaban sus palabras podía afectarme hasta mí.
Puse mi mano en mi estómago. Te juró que no te dejaré solo bebé y que nunca te reprocharé… por lo menos no más de lo necesario. Le dije a mi pequeñín.
–Deberías hablar más con tus padres…
Robin pegó un chillido– No puedo hablar mucho con ellos, en especial con mamá. Ella quería una niña adorable y a la que pudiera vestir con vestidos con muchos vuelos, maquillarla y con la que salir de compras. En cambio, obtuvo una niña que escalaba árboles, golpeaba a niños más grandes que ella cuando iba al jardín de niños y que detestaba los vestidos, bueno aun odio “esos” vestidos. No, definitivamente no creo que deba hablar demasiado con ella pero quiero hablar más con papá.
–Algo es algo, –Le di mi apoyo a través de un breve abrazo– Ahora vamos a desayunar, a propósito ¿cómo supiste que mis padres estaban en la casa?
Casi pude sentirla dudar– Bueno… entre al cuarto de Alex y me encontré Adrian, él ya sabía que tus papas estaban aquí.
Aun no conocía al hermano de Alex, esperaba que fuera como él, quien era un chico bastante dulce, apropiado para Robin. Su hermano no debería estar tan lejos, ¿no?
–Quiero conocer al hermano de Alex, ¿cómo es? De seguro se parece mucho a tío…
Robin me jalo de la manga del suéter que me había puesto– No te equivoques, ese tipo tiene un aura oscura y por alguna razón le desagrado terriblemente, y no me digas que es mi imaginación porque siempre me frunce el ceño.
Ahora me sentía curiosa con esa información– Eso… no es bueno.
Bajamos las escaleras como todos los días, en la bajada estaba un tipo alto y de cabello negro. Mire a Robin y ella estaba frunciendo el ceño de manera atemorizante.
–¿Es él? –Le pregunte.
–Buenos días, ¿quién eres?
Mire hacia abajo y me acerque lentamente– Me parece que no nos conocemos, –Le tendí mi mano derecha– Soy Emily Stonel, hija de Edward Stonel. A propósito, era yo quien debía preguntar, no tú.
Él me sonrió. Si, definitivamente era un Stonel no solo por sus ojos azules sino que, a pesar de su cabello oscuro y su tez un poco más broncínea y toda esa barba podía brindar una sonrisa que derretía.
–Soy Adrian Stonel y mi abuelo fue quien le dio nombre a tu padre, un gusto conocerte y espero que me disculpes por mi malhumor.
–Te disculparé solo si me dices la razón de tu malhumor. –Adrian miro a Robin y luego se dio la vuelta– Esta bien, te disculpo.
–Gracias. –Me dijo– Viviré.
Robin se turnaba para mirarnos– Ella esta embarazada, no deberías molestarla.
Adrian bufo– Mi esposa aguanto muy bien mi humor cuando estuvo embarazada de mis trillizos, créeme cuando te digo que las embarazadas no son para nada débiles y lo peor es tratarlas como si fueran de papel.
Esposa, esposo… igual… compañero. Me sentí hundir en un vacio, ¿sería más fácil con compañía?
–Estuviste siempre ahí, ¿cuando ella estaba embarazada?
Adrian me frunció el ceño– Por supuesto, eran mis hijos los que esperaba, no iba a dejarla tirada como si no valiera nada.
Asentí– Así es más fácil… –Pensé en voz alta, pero Adrian me estaba prestando toda su atención
–¿Dónde esta tu esposo? –Me pregunto con desinterés.
–¿Esposo? –Se me fue el aire con esa pregunta– Quiero llorar…
Adrian se preocupo– Oh Dios mío, ¿las hormonas? ¿De cuánto estás?
Robin se puso a toser de forma compulsiva– Deberíamos ir a comer, el abuelo y tus padres se van a poner nerviosos y probablemente se enojen y todo…
Estaba sintiendo que el vacio se abría a mis pies, pero con el cambio de tema de Robin, ese vacio se cerró.
–¿Comiste?
Adrian asintió– Si, desayune con mi hermano. Ahora lo estaba esperando para seguir conversando.
Robin se quejo– ¿Por qué?
–No te importa. –Le dijo Adrian.
Bien, esa era mi señal. Agarre a Robin del brazo y le hice una seña a Adrian.
–Nos vemos luego, me interesa conocer esa parte de la familia y también sobre donde vives y muchas cosas más. –Le hice unas señas pero él solo respondió con una sonrisa.
Definitivamente odiaba a Robin por alguna razón y no la quería cerca de su hermano, todo eso de hablar y hablar tenía un fin. Después de todo era un Stonel, no debía de moverse sin un motivo.
–Me odio, vi esa mirada que me dio. Pero, ¿por qué hablan tanto?
Corrí prácticamente al comedor– No lo sé pero déjalo, que no te moleste porque ya se irá pronto.
Robin suspiró– Si, tienes razón es mejor que no me moleste con él por nada.
–Eso es, esa es la actitud.
Era mejor que no la molestara con mis ideas, porque podía equivocarme y eso no sería bueno.
–Oye, ¿son gritos los que escucho?
Me pare y puse atención. Eran gritos que se escuchaban desde lejos, apenas y lograba escuchar algo pero reconocía las voces.
–Robin, vamos a correr. –Le dije arreglándome el bolso.
–¿Puedes correr con esas cosas? –Miro mis zapatos– Porque yo no lo creo.
Le di un guiño– Cariño, puedo correr y saltar la cuerda en tacones.
–Si tú lo dices…
La agarre del brazo y corrimos hasta el comedor. Apenas había abierto la puerta para ver que estaba pasando.
Papá y el abuelo estaban gritándose mientras Sam y Zack estaban tratando de hacer algo pero ellos no les prestaban atención. Tío se veía cansado y tía le fruncía el ceño a mamá, quien estaba comiendo un pastelito con naturalidad.
–Sheney te digo por enésima vez que calmes a tu marido, va a matar a mi suegro y francamente le tengo más estima que ha Edward.
Me acerque a mamá con cuidado, no se veía muy bien cuando tía le dijo eso– Mamá, tía, ¿qué pasa aquí?
Mamá me sonrió– Te veo de mejor humor que ayer, debe de ser el embarazo.
–Sheney, tu marido por favor.
Mire al abuelo y a papá– ¡Hey!! ¿Qué les pasa??
Papá se calmo– Cielo, no deberías gritar en tu estado. Siéntate y come algo.
Levante mi dedo y lo apunte, todo muy lentamente– No vengas con esa cara de preocupación papá y dime porqué discutían.
Papá apuntó al abuelo– Ese viejo es un maldito y apenas lo soporto.
–Ni siquiera yo, que ya estaba aquí antes que ellos, sé porque peleaban. –Habló tío desde su sitio.
El abuelo se me acercó– No me enojaría si este mocoso no me hiciera explotar, ¿me puedes explicar hijo por qué no quieres vivir conmigo?
–Te dije que necesito mi espacio, no voy a vivir aquí. Tú casa esta sobrepoblada.
–¡Mentira! –Mire al cielo aquí iban.
–Sheney, te lo digo por última vez que controles a tu marido.
Mamá golpeo la mesa con las manos– ¡Cállense todos! ¡Zara deja de decirme que hacer por una maldita vez!