martes, 3 de mayo de 2011

Werewolf; Capitulo V "Se acerca la Luna"



>> 11: 40 <<
Reserva “Alpes Transilvanos” Sibiu

Llevaba ya 2 noches buscando por todas partes… había revisado hasta la más mínima piedra de la reserva, sin encontrar algo que me sirviera. Aun en mi forma humana todo esto era demasiado frustrante, pero he mantenido mi forma de lobo desde que el señor Stonel me había dicho que podría haber más muertes. Como Alpha mi deber es cuidar la manada, aunque eso signifique morir por ella.
Pero no encontraba nada ni una huella… mire al cielo y eso solo me recordó el ardor que había en mis venas, mi sangre corría por mis venas ardientes. La Luna estaba casi llena a más faltar seria una semana más y toda la manada correría por la reserva libremente. Correr con una manada es algo sorprendente la sensación es única, la primera vez que lo hice la adrenalina casi me consume, por suerte para mí en ese entonces el señor Stonel todavía era mi Segundo Mando, se encargo de ser mi cable a tierra, de la única forma que se puede en forma de lobo, demostró su dominio en la manada, y me vi obligado a demostrar el mío, por mi parte resulto bastante bien ya que logre dominar a casi toda la manada en mi primer intento.
Bueno como decía ya llevaba 2 noches en mi forma de lobo rastreando en la reserva. Decidí ir a casa por unos momentos, por lo menos a dormir y para que mamá no se preocupara por mi.
Al llegar a casa me transforme, abrí el closet que había en el recibidor saque unos jeans negros y una camisa del mismo color, mientras me vestía sentí varios olores que rondaban la casa, entre ellos el del señor Stonel que era el más reciente, no comprendí bien que pasaba, puesto que eran ya más de las once de la noche. Caminé hacia la sala de estar desde ahí se escuchaban voces, cuanto más me acercaba podía escuchar con más claridad, las voces correspondían a mamá y al señor Stonel, pero por lo que estaba escuchando, ellos estaban muy confiados en que yo estaba en el bosque todavía.
–… y cuando piensas que es el momento de contarle Steph… – dijo el señor Stonel. Al parecer caminaba de un lado a otro, ya que sentía sus pasos.
– Fede… no me lo pongas difícil… él aun no esta… – Intento decir mamá pero el señor Stonel la interrumpió.
– Por favor Steph, si esperamos más lobos morirán y no estoy dispuesto a ello – Me quede helado… de ¿qué estaban hablando?
– Fede. Por favor, eso podría hacerle daño, y además creo que podemos evitar más muertes si nos unimos… – Volvió a argumentar mamá.
– ¡No!, nunca permitiré que te pongas en peligro, todo menos eso… si es necesario yo ayudare no me cuesta nada. Y además se necesita a un Cazador para rastrear a otro cazador y Fred no podrá solo. – Dijo el señor Stonel, terminantemente.
– Hmph… Fede, por favor… – Cuando vi la escena no daba crédito a lo que estaba viendo…
– ¿Ma… má? – Dije aun atónito, mientras el señor Stonel inclinaba su rostro sobre el de mi madre. Mamá se había separado del señor Stonel cuando terminé de articular palabra.
– Jay, tu se supone… – Intento decir algo nerviosa, pero yo no la deje.
– ¿Qué?, ¿qué estaría bien lejos de aquí? – Dije con ironía.
– Jay no le hables en ese tono a tu madre – dijo algo cabreado el señor Stonel.
– Fede creo que es mejor que te vayas – Este la miro un rato, luego asintió y se retiró, no sin antes dirigirme una mirada de advertencia. No le presté atención, tenía mi mirada fija en mi madre.
– Ahora no Jay – Dijo, luego se dio la vuelta y mientras se dirigía al segundo piso, le dije.
– Ahora no qué, ¿mis dudas sobre tu interesante relación con Frederick Stonel padre? – dije irónicamente.
Ella siguió caminado, pero yo sabía bien que me había escuchado. Me fui a la cocina, más para tratar de despejarme, no quería toparme con ella camino a mi habitación, eso no acabaría bien si pasaba. Di varias vueltas, y luego subí a mi habitación. Me duche con agua tibia, me coloque el pijama y me metí en la cama a dormir… mañana seria un día difícil.
Pase la noche prácticamente de una pieza después de que mis parpados se rindieran al cansancio. Ya veo porque dicen que cuando algo va mal todavía puede empeorar.
Me levante esa mañana sin ánimos, fui hasta la cocina y mientras desayunaba, mi madre no bajo a acompañarme como siempre hace, no me moleste en echarla de menos, todavía estaba algo impactado por la escena de ayer, nana había intentado hablarme pero negué con la cabeza ella entendió y me dejo tranquilo. Termine de desayunar y me fui a mi oficina, revise el buzón de mensajes, tenía llamadas del Jefe Grey así que descolgué el teléfono con la intención de devolver el llamado. La línea timbro varias veces, hasta que por fin atendió.
– Woo hasta que por fin apareces, Meg y yo te buscamos por todas partes estos últimos días – Fue lo primero que me dijo, se me hizo un nudo en la garganta, me había ido sin decirle nada a Megan. La había besado para luego largarme…
– Yo… lo siento, tuve algo urgente que hacer y no pude avisarle a Megan… – hablaba tan rápido que ni me di cuenta de que estaba hablando… ¿Espera qué había dicho?
– Y ¿por qué deberías avisarle algo a ella? – Dijo algo divertido – déjalo chico, yo solo le pedí ayuda nada más. Y por lo que TE buscábamos era por el cuerpo de Ben, fue entregado ayer a la familia, al parecer tu amigo Fred se hizo cargo. Bueno llámale a él, y de paso también a Megan que ha estado de los nervios porque no sabe nada de ti.
– Y… yo… si le llamare ahora a Megan.
– Creo que deberías llamar a Fred primero – Dijo mientras se reía, luego cortó.
Me quede un rato pensando, porque estaba tan animado porque le llame a Megan. La última vez me quería matar. Me quede otro rato pensando hasta que me aburrí. Me levante y me fui por mí auto, rumbo a la casa de Fred, debía enterarme de que había pasado mientras no había estado en casa.
Llegue en unos 10 minutos, cuando me estacione en frente de la casa, y me tope con la persona que menos quería en ese momento. El señor Stonel me miro esperando a que le dijera algo, pero yo pase de largo sin mirarlo.
– No me dirás nada? – Dijo en cuanto pase de largo.
– No, pero más te vale decírselo a Fred, porque no te gustara que otro se lo diga.
–Hmph… sino lo he dicho es porque tu madre no me deja. – Dicho esto se subió a su auto y se fue.
Me quede ahí parado pensando, en cómo mi madre podía hacer eso. Decidí no decirle nada a Fred por ahora, si le decía eso ahora perdería la cabeza y eso no era lo mejor. Debíamos hacer más cosas. Entre en la casa y me dirigí a la sala de estar, solo estaba la señora Stonel que al verme me sonrió. Estaba haciendo algo en su block de notas, al parecer iba a volver a re decorar la casa.
– Hola Jeremy, hace mucho que no te veía. Bueno siempre es Fred el que va a verte.
– Disculpe, es que he estado algo ocupado con lo de la universidad y ahora con lo de Ben.
– Si, discúlpame, supongo que es por lo último que has venido a ver a Fred, él esta arriba en su habitación. Yo me voy a ver que están haciendo Nick y Micky – La despedí con una seña y subí por las escaleras que habían en el pasillo de entrada.
Cuando estuve arriba cruce por el extenso pasillo en el que se encontraban las habitaciones de los chicos, al final del pasillo estaba la habitación de Fred. Pase sin tocar, él hacia lo mismo en mi casa. Cuando entre me di cuenta que su habitación estaba más desordenada que lo usual.
– ¿Qué paso aquí? ¿Fred amigo estas por aquí? – Dije mientras pateaba una pila de ropa.
– Ja, ja y Ja, muy gracioso. Pues no, estoy aquí sano y salvo. – Dijo desde la puerta del baño – Y esta así porque los enanos se pusieron a jugar aquí ayer, “Pedo Fed quediamos jugad a la gueda” – Dijo fingiendo la vocecita de Micky – Estaba pensando en que hacer para limpiar.
– Creo que te ayudo o terminaras en 20 años más, mientras me dices que ha pasado en estos dos días. – Me agache para recoger un poco de ropa, Fred hacia lo mismo de donde estaba.
– Okay, ayer la policía entrego el cuerpo de Ben a su familia, el funeral será mañana. Los heridos ya están mejor aunque están todavía algo desorientados, mañana podemos ir a verlos. Y entregué el arete a la policía, y las huellas corresponden con las que estaban en el cuerpo de Ben. El arete es herencia familiar aun no sé a que familia pertenece, pero al parecer no es de aquí, te lo digo porque tiene caracteres célticos en miniatura. – Mi cara debía demostrar mi confusión, porque dio un gran suspiro – Soy de las tierras altas recuerda… así como tu eres Alemán – Eso era cierto, mi madre y yo veníamos de Alemania – Okay… y tu noviecita te ha andado buscando.
– Oh cómo lo pude olvidar – Saque mi móvil ante un sorprendido Fred. Oh - oh, ¿qué había vuelto a decir?, me pare en seco, levante lentamente la mirada. Hoy definitivamente mi cerebro andaba lento.
– Emm… algo que decir amigo? – dijo lentamente.
Marqué el número de la casa del Jefe Grey, recordé que estaba suspendida.
– No seas cotilla – El teléfono timbró 3 veces y luego contestaron.
– ¿Aló? – Dijo una voz dulce al otro lado del teléfono.
– Megan, soy Jay.
– ¡Jay!, estas bien no he sabido nada de ti, estaba preocupada.
– Estoy bien discúlpame, solo tuve algo que hacer.
– ¿Si? Y ¿qué fue eso? – Dijo Fred lo bastante fuerte como para que Megan escuchara.
– Yo… esto… – mientras yo tartamudeaba, Fred estaba con un repentino ataque de risa – Maldito.
– ¿Qué? – Dijo Megan.
– Nada, solo estaba recordándole algo a Fred. – Le tire una camiseta a éste – la verdad estoy algo ocupado, te parece que te hable después, preferentemente cuando no tenga publico. Solo llamaba para decirte que estoy bien, no te preocupes por mi, soy duro – Una risita de la cual ya me estaba acostumbrando, sonó al otro lado de la línea.
– Okay, adiós te quiero. – Y cortó.
– ¡¿Qué dijo qué?! – Dijimos Fred y yo. Me quede un rato mirando el móvil – Woo – Fue todo lo que pude decir.
– Emm… ella no va a llamar, así que ayúdame ¿quieres? – Lo mire y asentí.
Pasamos casi todo el día ordenando la habitación, mientras me decía como se le había ocurrido contarle a su papá lo del arete y lo que ocurrió cuando se lo dio, al parecer cuando hizo esto salió directamente a verme. Cuando terminamos los frutos de nuestro esfuerzo se notaban, por fin se vio la alfombra de color azul cielo. Abrí totalmente las cortinas que hacían juego con la alfombra, así el sol pudo iluminar las paredes pintadas de un tenue azul. Como ya había dicho antes las cosas de Fred son todas de color azul, en diferentes tonos. Cualquiera pensaría que es extraño, pero yo no, ya que mis cosas son todas de color negro, no sigo ningún estilo, solo que es mi color favorito desde que tengo memoria.
– Bien Príncipe azul, esto no puede estar más limpio.
– Okay chico oscuro, gracias. Vamos abajo, tal vez papá ya llego, él se dedico a buscar la familia a la que pertenece el arete.
Me quede absorto en mis pensamientos cuando él nombró a su padre, solo vino a mí una imagen de su padre… y no era muy agradable, ya que estaba con mi madre en ese recuerdo… Un escalofrío me recorrió por completo. Fred noto algo en mí ya que se me quedo mirando serio.
– ¿Qué pasa Jay?
– Nada solo pensaba… creo que ya me voy, es tarde… nos vemos mañana en el funeral. – Dije ya saliendo de la habitación.
– Okay bye nos vemos mañana… recuerda llamarle a tu novia – Esto último lo dijo riéndose. – Decidí ignorarlo y salir de ahí.
No me apetecía tener que volver a verle la cara al señor Stonel. Estaba apunto de salir de la casa cuando algo me golpeo en la cabeza, me gire pero no vi nada, solo el proyectil que consistía en una pequeña pelota, camine otro poco a la salida y volví a sentir un golpe en mi cabeza, solo que esta vez sentí unas pequeñas risas, me agache y cogí la pelota.
– Has mejorado la puntería Nick, así que es mejor que salgan de detrás del sofá – Espere un momento, casi podía verlos discutir con la mirada si era prudente salir de su escondite. Sonreí ante la imagen mental que me había formado. De repente vi unos mechones rubios moverse detrás del sofá, unos ojitos azules me miraban – No les are nada Nick, ven aquí – Me agache para estar a su altura y extendí mis brazos, él entendió y se lanzo, de un momento a otro salió otro pequeñito de detrás del sofá, también de las mismas características, de cabellos rubios, que no se mantenían en orden, y con unos ojos azul intenso. Siempre me han agradado los niños, así que los mantuve abrazados un rato. – Y ¿por qué me estaban lanzando cosas? – Los solté para ver sus rostros mientras me respondían.
– Nick dice que porque te ibas sin jugar con nosotros, también dice que si ya no nos quieres – Terminó de decir el “señor Teddy”, juntando sus manitas de peluche. Nick era muy tierno, les sonreí dulcemente.
– Me iba porque estoy algo ocupado señor Teddy – Dije mirándolos a ambos, les hice una seña para que se acercaran más, ellos lo hicieron – ¿Quieren que les cuente un secreto? – Ambos asintieron – Voy a ir a ver una amiga que es muy especial, así que no se lo digan a nadie – Puse mi dedo índice en mis labios en señal que debían quedarse callados. Ellos asintieron. – Bien, otro día vendré a jugar con ustedes lo prometo.
– Si Jay – Dijeron los dos, y se fueron corriendo no sé a donde.
Salí de la casa y me subí a mi auto, me quede mirando al vacío. Por un momento me imagine a un lindo niño con ojos ambarinos y cabello color castaño claro igual que su madre, corriendo a mi alrededor. Me golpeé mentalmente, ya no sabía en que pensaba, solo conocía a Megan desde hace unos días y ya me imaginaba una vida con ella, algo estaba definitivamente mal conmigo. Encendí el auto y me fui rumbo a la ciudad.


>> Megan <<

Ya no sabía que hacer, di vueltas por toda la casa hasta que me desplome en mi cama, había llamado a las chicas pero estaban en el starbucks, y por mi parte mi papá no me dejaba salir, era su castigo por ser una mini terrorista. Por más que le dije que no fue mi culpa no me creyó “Megan, como quieres que te crea, recuerdas las bombas de agua de hace un año ¿no? y ¿lo del auto de uno de los profesores hace un mes?” Por supuesto que lo recordaba todo, fue mía la idea de las bombas de agua en la puerta, pero era para un compañero que me cae muy mal, ¿cómo rayos iba a saber que venía acompañado del tutor de nuestra clase?, y sobre lo otro, él sabía bien que era el auto de la profesora de física, la muy bruja le ha estado coqueteando a mi padre desde hace meses, no es por presumir pero mi padre todavía es buen mozo, en fin debía hacer algo, y con la ayuda de las chicas encontramos la manera. Bueno sé que no soy ningún ángel pero, me gustaría que confiara más en mí. Lo único bueno de este día era la llamada de Jay, había fastidiado a mi padre desde que no supe de él después de ese beso. No pude evitar el tocar mis labios con mis dedos, fue mi primer beso, y me había dejado en las nubes. Aun así, eso no evito el que yo me preocupara, había estado raro ese día y papá si lo sabía no me quería decir nada, así que termine explotando…

Flash Back

– Hija puedes dejar de dar vueltas por la casa – Dijo desde el sofá – O es que esperas alguna llamada – Eso era un sarcasmo.
– Pues la verdad si, espero una llamada. – Dije en el mismo tono.
– Sí y de quien, ah espera ya sé, de Jay.
– Pareces novio celoso, y si de él. No sé por qué todavía estas enojado, no paso nada esa noche – Pero ahora si que había pasado, dije para mis adentros.
– Soy tu padre y me molesta el que apenas lo conozcas y que le des tantas libertades – Dijo ya molesto. Iba a replicar pero se me adelanto – Varias personas te vieron ayer, ir con él a su auto. – Me quede de piedra apenas y pude contestar a eso.
– No le di tantas libertades, además solo conversamos, en serio nada más – Ni yo me lo creía.
– Por favor Megan, ni tú te lo crees. Más te vale ser sincera de una vez, que arrepentirte en un rato más. – Ya no lo pude soportar…
– OK, pues sí esa noche estábamos por besarnos cuando llegaste, ayer si, nos besamos en su auto – estaba apunto de interrumpirme cuando lo hice callar con mi mano – Déjame terminar, ese fue mi primer beso y en verdad fue importante – Él bufo – Te guste o no, lo quiero y esto va en serio, no quiero estar lejos de él desde que lo vi aquella noche y me preocupa el no saber donde esta desde ayer en la tarde, he llamado a todas partes y nadie me dice donde esta, ni si quiera tu me dices porque estaba mal ayer – Mis ojos comenzaron a empañarse – Ya no sé que hacer – No aguante más y me puse a llorar, ahora el que estaba de piedra era mi papá. No he llorado desde los 5 años, cuando me caí de la bici en mis primeros intentos por aprender a andar. Me cubrí la cara con las manos para que no me viera. Estaba por irme a mi cuarto cuando lo sentí abrazarme.
– Nunca pensé en tener a Jay de yerno – Dijo suavemente – Pero si lo quieres… es tu decisión, mi bebita ya creció y no la puedo seguir cuidando. Solo espero que el te quiera igual que tu a él. Pero no deja de preocuparme el que esto sea tan rápido…
– Papi… no recuerdas… ¿cómo se hicieron novios mamá y tú? – Dije entre sollozos.
– Sabía que eso algún día me pasaría la cuenta. Pero es mejor dejarlo de lado ¿quieres? Ahora es mejor que descanses, ya mañana veremos donde esta Jay. De seguro tuvo algo urgente que hacer, ¿si? – me dio un beso en la frente, como cuando era pequeña. – Te amo, ahora vete a la cama que ya es tarde.
Y eso fue lo que hice aunque no pegue un ojo en toda la noche.

Fin Flash Back

En fin como decía estaba desplomada en mi cama, mire la hora, eran las 6: 37 de la tarde, hoy papá trabajaría hasta tarde, probablemente se quedara hasta las 10 de la noche en su oficina. Tal vez y podría escaparme, sonreí, eso seria genial pero y ¿que tal si me dio la hora errónea? Megan Grey no cae dos veces en el mismo juego, me dije, ya había pasado una vez, no, rotundamente no volvería a caer. Estaba pensando eso cuando sentí el timbre, baje de prisa, casi me caigo en el último peldaño de la escalera, a lo mejor y mi amigas vendrían a verme, aunque lo dudaba, papá les había dicho que no vinieran hasta que terminara mi castigo. Abrí la puerta algo desilusionada por lo que recordé.
– Vaya y yo que pensé en que te pondrías feliz al verme – No lo podía creer.
– ¡Jay! – Me lancé a sus brazos sin pensarlo. Él correspondió a mi abrazo durante un momento, había intentado zafarse pero no lo deje.
– Si no fuera porque soy un Hombre lobo, estoy seguro que a esta hora estaría asfixiado. – Dijo riendo, extrañaba su risa. Pero no me solté de su cuello – OK tu lo pediste – de repente me tomo por la cintura y me coloco en su hombro, mientras yo me reía – Creo que es mejor entrar en la casa, tu padre no estará feliz por el espectáculo que le damos a los vecinos – Y así fue como entramos a la casa. Una vez dentro me intento poner en el suelo pero enrolle mis brazos en su cuello.
– Te eche de menos y me preocupe… que tonta soy, como si te pudiera pasar algo… – Dije en un hilo de voz.
– Discúlpame no era mi intención preocuparte – Dijo entre susurros.
Coloco una mano en mi nuca y me atrajo hacia él y comenzamos a besarnos lentamente, luego de un rato el beso se volvió más demandante, mientras su otra mano estaba firme en mi cintura, manteniéndome a su altura, ¿por qué tenía que ser tan pequeña? Mis manos recorrieron su cabello, luego cruce mis brazos en su cuello para apegarlo más a mí. Su cuerpo se tensó y me separo de él.
– Megan, es mejor que te sueltes – Su voz sonó más ronca de lo normal, no comprendí bien pero solté mis brazos de su cuello, sus manos se cerraron en mi cintura y me colocó en el suelo.
– ¿Lo siento? – Dije algo confundida.
– No, déjalo – Se aclaro la voz y siguió – Estamos en la entrada, si tu padre nos ve, me mata.
– Eso creo – Dije no muy convencida por terminar ese beso.
– Cielo – Me miro tiernamente.
– Okay – Dije mientras un pensamiento me impacto de frente, lo mire con mi mejor cara de niña inocente – Pero si fueras mi novio apuesto a que él no se molestaría… tanto. – Cuando termine de hablar, Jeremy se ruborizo. – ¿Quieres ser mi novio? – Se quedo mirándome fijamente durante bastante rato.
– No puedo ser tu novio – Me quede en shock, al final no le gustaba lo suficiente… o era porque era un año menor que él, o tal vez soy muy fea. Estaba apunto de largarme a llorar con todos estos pensamientos – No puedo serlo hasta que le pregunte a tu padre – ¿Qué había dicho? Ahora fui yo quien se quedo mirándolo fijamente. – Megan cielo ¿estas bien?
– Si – Dije y me lancé a sus brazos – Entonces ¿si quieres ser mi novio?
– Por supuesto Megan, aunque me hubiera gustado pedirlo yo en primer lugar – Dijo algo apenado, luego me dio un leve beso en los labios.
Me separe de él y entrelace nuestras manos y lo jale a la sala de estar, me senté en el sofá y lo tire para que me acompañara. Él se acomodo a mi lado, rodeándome con sus brazos, estuvimos un rato así hasta que comenzó a hacerme cosquillas, no lo aguante más y comenzamos una guerra de cosquillas. No se en que momento ocurrió pero de repente me encontré encima de él. Me agache para que solo quedaran unos centímetros entre nuestros labios.
– ¿Te rindes? – Dije bajito.
– Si – Apenas y lo escuche. Me aparto de él sin decir palabra y se levanto.
– Jay qué sucede… – Dije, algo en su rostro me preocupo, estaba tensó.
– Creo que debo irme. – Dijo tomándose el pelo con una mano, miro su móvil – ¿A qué hora llega tu padre? – Dijo mientras marcaba un número en su móvil. Lo mire extrañada.
– A las 10… creo – Él asintió, con el móvil pegado a su oído
– Contesta – Dijo más para él, luego de un rato en silencio, pude escuchar el buzón de voz de alguien – Mierda… lo siento Megan debo irme.
– ¿Qué sucede Jay?
– ¿Crees en los malos presentimientos? – Asentí, había visto a papá tener varios – Pues tengo uno con Fred, debo irme y encontrarlo – Dijo algo nervioso – ¿Me prometes algo? – Asentí de nuevo – Promete que te quedaras aquí y si ocurre algo malo me llamaras al móvil o a mi casa. ¿Tienes mis números cierto?
– Si, no te preocupes. Te prometo que no me moveré de aquí –
– Bien me voy, te quiero Megan – Me dio un beso rápido y se fue.
– Adiós y cuídate… – Dije colocando mis manos en mi pecho.


>> Jeremy <<

No sabía que pasaba, pero sentí un vacío en mi pecho y se me vino a la mente Fred… Una vez estuve en el auto me coloque los auriculares del móvil. Y arranque el auto.
– Marcar casa Fred – El móvil comenzó a marcar. Timbro un par de veces y contestaron.
– Buenas Noches llama a la residencia Stonel, en que puedo ayudarlo.
– Soy Jeremy Wolf comuníqueme con el joven Frederick.
– El Joven Frederick salió hace una hora…
– Comuníqueme con el señor o la señora Stonel – Escuche el ruido que hizo el teléfono al dejarlo sobre la mesa. Un rato después alguien tomo el teléfono.
– Jeremy, ¿qué sucede? – El señor Stonel.
– ¿Dónde esta Fred? – Dije sin rodeos.
– Esta haciendo guardia en la reserva, como lo ha estado haciendo estos últimos días, aunque hoy esta con su grupo, por…
– Gracias adiós – Lo interrumpí y corte.
Me acababa de pasar la intersección hacia la reserva, así que di la vuelta en U a 100Km por hora, todo un espectáculo. Dí gracias porque no había ningún policía cerca, ahora no me convenía. Un par de minutos después me estacione cerca de una de las entradas de la reserva. Me baje y rápidamente me quite todo lo que llevaba encima, el vacío que cargaba desde hace algunos momentos crecía y se convertía en angustia.
Para encontrar a Fred necesitaba convertirme en lobo. Me adentre en el bosque, cuando estuve lo suficientemente alejado de la entrada aullé, me preocupo el no recibir respuesta, volví a aullar y escuche que alguien respondía a mi llamado. Corrí a toda velocidad en la dirección de donde respondieron, cuando llegue pude ver a la única chica que forma parte del grupo de Fred, su nombre es Luce. Estaba recostada en un árbol, cuando me vio algo en ella volvió.
– Alpha… mi líder lo necesita… esta por allá – Me indico con su brazo al norte, asentí en señal de agradecimiento – Por favor… rápido… – Fue lo único que dijo antes de desplomarse en el suelo, me acerque a ella para ver su estado, su respiración era lenta pero estaba bien, su piel estaba impregnada a olor a plata. Mi angustia creció y corrí en la dirección que me había indicado.
No me hizo falta rastrear mucho, ya que la pelea estaba bastante mal, había varios lobos alrededor, el poder que desprendía la pelea hacia que los lobos de Fred no se pudieran acercar, salte sobre unos cuantos árboles caídos a causa de la pelea, cuando me vieron el alivio se reflejo en ellos. Asentí hacia ellos cuando pase a su lado. Uno de ellos me hizo señas para que me detuviera.
– Alpha tenga cuidado, llevan armas con balas de plata, no podemos acercarnos a ayudar – Su rostro mostraba la impotencia que sentía – Tienen mucho dominio. Ni si quiera sabemos como esta el líder. – Moví mi cabeza para que me dejara pasar. Él asintió y seguí mi camino.
Todos los lobos de Fred podrían ser los más problemáticos de la manada, pero siempre le han sido fieles. Rogué por que mi hermano estuviera bien, la luna estaba cerca y no aguantaría correr sin él. Por fin logré ver la pelea, había dos tipos que acorralaban a Fred. La sangre me hirvió, eso no era justo entre lobos. Me lancé sobre el cuello de uno de los tipos, de repente un tipo salió de algún lugar detrás de mí.
– ¡Jeremy no!!! – Gritó Fred desde el otro lado de mi campo de visual. Sentí solamente el disparo. Una voz igual a la mía hablaba dentro de mí, “Cuantas probabilidades hay que la bala explote antes de herirme”.
No entendí que paso pero la bala exploto en el arma, no perdí mi tiempo buscando respuesta y le rompí el cuello a uno de los tipos que amenazaba a mi amigo. Mire hacia el otro tipo y vi a dos de mis lobos tirados a sus pies sin moverse, el olor a plata lo cubría todo, incluso a Fred, mis visión se tiño de rojo y me lancé contra el que me había disparado, este intentó darme espacio corriendo entre los árboles, Fred mientras tanto peleaba con todo contra el tipo que quedaba. No me costó mucho encontrar al tipo del arma, iluso de mí por pensar que tenía solo un arma, saco la otra y la disparo, la voz volvió a hablar “Cuantas probabilidades hay que las balas solo me rocen”. Volvió a suceder lo mismo, solo que esta vez el tipo disparo repetidas veces, pero siempre paso lo mismo. La voz volvió a hablar “Cuantas probabilidades hay de que se quiebre el brazo al intentar disparar de nuevo” El tipo intento sacar otra arma pero su brazo se quebró. En su confusión dejo caer el arma y yo me lancé a su cuello. Unos momentos después, lo lleve donde estaba el cadáver del otro tipo que había matado, mi cólera estaba apaciguándose, había vuelto a ver normal, dirigí mi mirada al frente, y vi a Fred quebrarle el cuello al tipo con el que peleaba al más puro estilo de Alice en Residen Evil. Me transforme para acercarme a Fred, al haber acabado con la pelea, los demás lobos se acercaron rápidamente para ver como estábamos. Fred guardaba silencio, dos de los lobos de su grupo habían caído. Vi lágrimas en sus ojos antes de que comenzara a aullar, el resto de su grupo y yo lo seguimos. Volvimos a llorar la pérdida de seres queridos, somos más que una manada somos una familia. Al terminar Fred se acerco a los muertos.
– ¿Dónde esta el cuerpo de Lu? – Apenas y escuche a Fred mientras hablaba, me quede pensando un momento en la voz que hablaba dentro de mí.
– No lo sabemos señor, no la vimos después que recibió la bala de plata – Me desprendí de mis pensamientos un momento.
– Esta por allá – Indique con mi mano, el camino por el cual había llegado – Sino fuera por ella yo no hubiera llegado a tiempo, esta bien, por lo menos cuando la deje lo estaba – Le dije a Fred, él asintió.
– Vallan por ella ahora, hay que ayudarla – Esa simple orden fue suficiente para que dos de sus hombres salieran a buscar a Luce.
– Fred necesitas ayuda ahora, siento el olor a plata en tus heridas.
– Lamento no haber capturado al asesino de Ben… – Eso fue todo lo que dijo antes de desplomarse en el suelo. Lo levante y lo cargue sobre mi hombro con cuidado, su brazo izquierdo estaba quebrado, su pierna derecha estaba curándose de la quebradura pero había soldado mal.
– Les recomiendo ir a sus casas – Muchos me miraron con desaprobación – Me llevare al Beta a urgencias junto con la chica, antes de irse desháganse de los cadáveres no queremos rastros, pero antes tomen las huellas digitales, a los nuestros inventaremos una coartada luego…
Dije eso y me retiré con mi amigo a cuestas, me encontré con los lobos que tenían a la chica, les indique las ordenes y me siguieron a mi auto. Una vez allí acomodamos a Fred en el asiento del copiloto y a la chica en el de atrás. Me vestí rápidamente y encendí el auto. Había un par de lobos que ejercían la medicina así que los llame mientras conducía rumbo al hospital general. Nos estarían esperando para desentoxicar a Fred y Luce. Extendí mi mano sobre la frente de Fred. Los lobos somos unos grados más calidos que los humanos, de igual forma Fred estaba superando mi calor corporal y estaba sudando, así que tenía fiebre por el envenenamiento de la plata. Como dice Fred.
– La plata arde como el infierno. – La chica no se vía en mejores condiciones que Fred, no hacia falta tocarla para darse cuenta de ello, su cara estaba sonrojada y perlada por el sudor. – Ya estamos por llegar, aguanten un poco más – Rogué porque ninguno tuviera una reacción alérgica antes de llegar al hospital.
Llegue unos minutos después al hospital, los médicos estaban esperando en la recepción, los hicieron pasar de urgencia, me quede afuera para llamar a la familia de Fred y a la familia de la chica. Al final solo pude localizar a la familia de Fred. Llegarían en unos momentos.

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