lunes, 7 de mayo de 2012

I Don't Understand Nothing: Capitulo XXX




Meses después…

–Quisiera que Heath me hubiera llevado con él.
Estaba sola en casa… o por lo menos así me sentía. Emily se había ido hace una semana, después de finalizar sus exámenes para ser más exactos, y Edward estaba fuera, de visita en la casa de Kate como ya era casi una costumbre, y ni hablar de mamá y papá que estaban abajo mirando una de sus películas románticas de su juventud, recordando los viejos tiempos…  y Heath…
Él se había ido de visita a Francia a visitar a Paul que no paraba de llamarlo, ya había pasado sus últimas pruebas y estaba ya libre, mientras yo estaba atrapada aquí estudiando. Pero no era la única, Emily me decía que Betsy estaba en la misma situación; ya estaba de cinco meses de embarazo pero sus padres no querían que perdiera el año así que estaba teniendo clases en casa y en cuanto a las pruebas las rendía en su instituto. No había podido hablar con ella, ya que estaba “supuestamente” estudiando aquí encerrada, pero otras veces hablábamos por lo menos una vez por semana, teníamos más confianza que antes de nuestra gran pelea, así sabía que el nombre de su bebé era Matt, el cual sería mi primer sobrinito y mi ahijado o ese era el trato.
Aunque tenía tanto en que pensar… Volví a suspirar.
Ya extrañaba a Heath de nuevo, mire mi teléfono y se suponía que debía resistir una semana más aun.
Mire mis libros, esta mañana había pasado la prueba de física y química, además de la de lengua, ya solo me quedaba que terminar el resto mañana y pasado. Seguí estudiando con todos mis ánimos. Debía terminar para poder disfrutar de mis vacaciones con Heath, sonreí con la idea, era lo que más esperaba.
Pero sobre todo aun debíamos encontrar a su madre, de la que aun no teníamos señas de donde estaba. Durante estos últimos meses la habíamos buscado por toda la ciudad pero estábamos comenzando a dudar de que se encontrara cerca de aquí, ni siquiera papá había logrado ayudarnos, nos había dicho que no podía conseguir la dirección de donde devolvían los cheques porque últimamente no habían sido devueltos… y preguntarle al señor Tanner era inútil, por más que Heath lo intentó su padre se volvió más parco en el tema, en especial desde que el embarazo de Louis había avanzado y se había vuelto delicado.
Heath decía que la situación se estaba volviendo difícil, su presencia no estaba siendo bienvenida, ya que Louis se quejaba de él todos los días.
–Toc toc. –Mire a mamá que estaba en la puerta– Pensé que te gustaría descansar un poco de tus estudios.
Le sonreí encantada– Si, me gustaría ¿qué tienes en mente?
Ella me sonrió misteriosamente– Quiero que nos acompañes a buscar a Edward, siento curiosidad de donde vive Kate, la pobrecita a veces me parece que le falta cariño.
Me levante de inmediato dejando tirados mis libros, cuadernos y guías que estaba estudiando. Esto era algo que me interesaba. La verdad era que durante estos meses las visitas de Kate eran más seguidas y la pobre cosita se había ganado el corazón de la familia, en especial de mamá ya que siempre le ayudaba a cocinar y a hacer otras cosas. No parecía una niña… a menos que estuviera con Edward a su lado, se volvía una niña más tierna aun.
–¿Qué estamos esperando?
Mamá salió del cuarto– ¡Te dije que querría venir con nosotros!
–¡Lo extraño sería que no quisiera! –Grito papá desde la sala, supuse.
Salí de mi cuarto– ¿Por qué son tan malos conmigo?
Mamá se rió de mí– Tenemos que aprovechar, Emily era nuestro blanco más fácil… –La cara de mamá cambio por la tristeza– Pero ella no esta…
Abrace rápidamente a mamá– No te preocupes, pueden molestarme todo lo que quieran. –Le sonreí sin muchas ganas.
Mamá sonrió como respuesta y luego se soltó de mí– ¡Oíste cielo! ¡Dijo que podíamos molestarla todo lo que quisiéramos!!
Papá subió de inmediato las escaleras, esto parecía una novedad.
–Bien. –Nos miro a ambas encantado– ¿Nos vamos mis amores?
Mamá se lanzó a los brazos de papá– Por supuesto, ya quiero ver donde vive. Tú nunca me dices nada de nada.
Papá la beso de inmediato, últimamente se la pasaban besándose por los rincones de la casa, al parecer el que Em no estuviera en casa les estaba causando un vacio que no sabían como llenar.
–Si no te digo nada no es por ser malo contigo, ¿lo sabes? –Mamá asintió sin muchos ánimos.
–Tortolos, ¡eh! –Les hice señas con las manos para que recordaran mi presencia– Íbamos hacia un lugar, ¿recuerdan?
–Vámonos, ya nos están apurando. –Papá y mamá se sonrieron secretamente.
Salimos aun así, cinco minutos después porque…
Mamá: Pero no deberíamos ir así como así, voy por mi bolso.
Papá: Sip, ve y trae unos chocolates… no, déjalo vamos a comprar algo que llevar.
Mamá: Que gran idea… oh, se me quedo mi móvil, voy y vuelvo.
Papá: Te esperamos cariño.
Yo: Vámonos y dejémosla.
Papá se movió de su asiento y me golpeo la cabeza. Me estuve sobando la cabeza hasta que mamá volvió con su móvil.
Fuimos a la tienda de siempre a comprar comida y dulces para Kate, de eso nos encargamos mamá y yo, papá se perdió de inmediato en la entrada de la tienda. Mamá se fue hacia la comida rápida y yo me perdí entre los dulces, esta era mi perdición.
Mire hacia todos lados y luego me puse a buscar los chocolates que siempre comía cuando estaba sola, antes tome una caja de bombones para Kate y su mamá, pero mis chocolates no los lograba alcanzar estaban más arriba de lo normal por más que me estire no logre alcanzarlos. Mire por si había una pequeña escalera que me ayudara pero no había ninguna, volví al lugar e intente de nuevo alcanzar mi caja de chocolates, solo que esta vez alguien me tomo de la cintura y me levanto del suelo, agarre la caja rápidamente y me di la vuelta para ver quien me había ayudado y abochornado ya que un par de personas se habían parado a ver que estábamos haciendo.
–Tú. –Lo apunte con el dedo.
Mitch se rió de mi dedo– Deja de apuntarme Zo, eso es bastante molesto además de una muestra de mala educación.
Baje mi dedo y lo apunte con mi puño– ¿Qué haces aquí?
Mitch tomo mi mano y me jalo a un abrazo– Te extrañé Zo.
Me sonroje, a veces solíamos abrazarnos cuando aun era novio de Emily pero era un seudo abrazo no algo tan íntimo como ahora, me removí un poco incomoda.
–Mitch estamos en un lugar público, ¿me sueltas?
Si es posible Mitch me abrazo aun más, pegándose más a mí y sus manos comenzaban a colocarme nerviosa donde estaban, que era en mis caderas.
–Aun no, siempre me gusto abrazarte y me encantaba tu olor.
Ya, esto se estaba tornando raro… Tome sus manos de mis caderas y las solté a la vez que me alejaba de él.
–¿Qué esta pasando?
Mitch me sonrió con tristeza– ¿Ya no confías en mí Zo?
Me cruce de brazos– No sé que debería pensar de ti, eres el ex de mi hermana y que yo sepa ustedes no lo hicieron de buena manera.
Mitch desestimo eso con su mano– Entre Emily y yo se acabo de una forma… diferente, pero eso no quiere decir que nosotros no sigamos siendo amigos Zo.
Me sonroje por completo– Tu no me estabas abrazando como una amiga.
Mitch me sonrió como lo hacía antes cuando éramos amigos– Es que estás tan hermosa, –Me mire, hoy estaba vestida con una camisa a cuadros de color morado que llegaba un par de pulgadas más debajo de mis caderas y llevaba unas calzas moradas que me encantaban porque Heath me había dicho que mis piernas se veían más bonitas con ellas, y mis infaltables bailarinas. Volví a sonrojarme– Dame otra oportunidad, prometo comportarme.
Mire de nuevo hacia todos lados por si había alguien mirando y le di un abrazo rápido pero cuando quise despegarme de él, me agarró con más fuerza que antes y esta vez su boca se acerco peligrosamente a mis labios.
–Tengo novio Mitch. –Le dije algo asustada porque no me soltaba.
Mitch me soltó de apoco– ¿No se fue de vuelta a Francia? –No me gusto el tono de su voz, era muy frío en comparación al que había usado antes.
Me aleje un poco– Va a volver, ahora sino te importa tengo que ir con mis padres. Adiós Mitch.
Me aleje antes de que me pidiera un beso o algo. Suspire, este Mitch no se parecía en nada al que yo había conocido hace años.
Corrí cuando por fin vi a papá y a mamá en la cola para pagar, le tendí los chocolates a papá y me pase hacía el otro lado de la caja. Mamá me acompañó de inmediato.
–¿Qué pasa Zoey? –Le sonreí al empaque que estaba mirándonos anonadado, me mire pero no encontré nada extraño.
Me acerque a mamá– ¿Qué le pasa a ese chico?
Mamá también le sonrió y el chico casi se desmaya, lo decía su cara que se puso roja y después pálida cuando se encontró con la mirada de papá. Mamá se rió y revolvió en su bolso hasta que encontró su monedero.
–Toma, gracias por las bolsas.
Esta vez el chico se aclaro la garganta– ¿Es Mila Miscovitch?
Mamá y yo nos miramos con los ojos abiertos por la sorpresa, ese era el nombre de soltera de mi abuela.
–¿Cómo sabes ese nombre?
El chico prácticamente saltaba fuera de sí– No puedo creerlo, ¿en verdad es usted?
Mamá negó– Lo siento, soy su hija.
El chico se apago un poco– Oh, creí que era ella… pero su hija, genial.
Mamá le toco el hombro para quitarlo de su ensoñación– Aun no me has dicho de donde la conoces.
Ahora él que miro sorprendido fue él– Mila Miscovitch es una de las grandes actrices de cine en blanco y negro, adoro su película “Una vez más al claro de la noche”, una película trágica pero hermosa…
–Mamá, ¿por qué no sabías que la abuela hacía pelis?
Mamá negó, pero el chico saco un lápiz y una libreta y anoto algo en esta– ¿Le daría mi correo para que me agregue en Facebook? Sería tan feliz, díganle que soy su gran fan.
–¿Qué le estas dando a mi mujer mocoso? –Dijo papá.
Papá estaba detrás del chico con su mejor pose de hombre malo pero había que admirar que el chico definitivamente tenía agallas, no se dejo amedrentar por toda esa fachada, se quedo parado esperando a que mamá guardara el papel con su correo.
–He dicho…
–Edward, es un fans de mamá, ¿puedes creerlo?
Papá la miro desconcertado– ¿De mi suegra? ¿Qué hacía?
Le sonreí encantada, era bueno saber que también se desconcertaba con este tipo de cosas– ¿No sabes? La abuela era actriz de películas.
–Sip, desde que era pequeña, siempre fue tan hermosa pero desapareció de la pantalla hace más de treinta años, es una pena porque tenía talento…
–En verdad es un fan. –Dije conmocionada porque supiera ese tipo de cosas.
Papá también se dio cuenta, así que tomo las bolsas y le dio un billete– Gracias pero ya debemos de irnos, que te vaya bien chico.
El chico miro el billete agradecido y luego nos sonrió– Para mí también fue un placer y por favor señora no se olvide de mi papel.
Mamá toco su bolso– No lo haré, no todos los días encuentro a fans de mamá.
Era tan extraño que la abuela no mencionara nunca algo tan importante como haber sido estrella de cine… Mamá me trono los dedos enfrente de mi cara.
–Tu papá pregunta qué fue lo que te molesto.
Me incomode un poco– Me encontré con Mitch…
–Ignóralo, no lo quiero cerca de ti después de cómo trato a Emily. –Asentí, no iba a decir que después de cómo me abrazo tampoco quería tratarlo demasiado.
Mire hacía mi costado y me di cuenta de mi acompañante. Pegue un grito– ¡Papá es el oso más lindo que he visto!!
Papá me sonrió por el espejo retrovisor– Si, lo es pero lamentablemente no es para ti.
Hice un puchero y me abrace al oso– ¿Por qué?
–Es un regalo para Kate. A ella le gustan los osos disfrazados.
Mire al oso que estaba abrazando era grande y de color café y tenía una bata de medico junto con una cosa en la cabeza que usan los médicos, parecía una lupa… me puse a tocarla pero papá hizo un ruido desde adelante.
–Deja ese oso, prometo comprarte uno igual si dejas de manosearlo.
Solté el oso– Bien, tú lo prometiste.
Mamá estaba aguantándose la risa por lo visto porque tenía la mano en la boca y hacía un esfuerzo en no mirarme.
–No te burles de mí.
–Es que aun eres una niña de papá. –Le pique las costillas con mi dedito.
–Paren niñas.
–Si. –Dijimos las dos.
Llegamos a la casa o edificio, mejor dicho, de Kate un tanto tarde ya que las luces de la casa estaban encendidas de varios departamentos, además que se veía más oscuro que antes.
Cuando me baje tome el oso y papá las bolsas, iba a ser duro despedirme del oso.
Papá se acerco a la puerta y toco el timbre de los departamentos para conectar con el interfono.
–Hola. –Dijo esa vocecita tan conocida.
Papá sonrió– Kate ábrenos la puerta, somos mi esposa y Zo.
–¡Edward vino tu familia! –Gritó y el timbre de la puerta sonó diciéndonos que estaba abierta– Los esperamos.
Mamá nos tuvo la puerta abierta para que pasemos. El departamento de Kate estaba en la segunda planta de las cuatro que tenía el edificio. Subimos deprisa y en cuanto llegamos arriba Edward nos abrió la puerta.
–Genial, otro oso. –Dijo con tono de molestia.
Kate salió detrás de él– ¿Oso?
Papá me lo quito y se lo tendió a Kate– Te vinimos a visitar y es justo que te trajéramos un presente.
Kate saltó de la alegría– Gracias.
Nos dio un beso a todos, algo que no le agrado a Edward, era tan gracioso ver a mi hermanito celoso de la atención que nos daba Kate, quien se veía más pequeña con ese oso enorme en sus bracitos.
Edward se adelanto y tomo al oso de sus brazos–Dame, yo lo llevo a tu cuarto.
Lo mire divertida– ¿Conoces el cuarto de Kate?
–Cállate, Zo tonta. –Y se fue.
Kate nos miraba a todos sin entender– Pasen, están en su casa. Mamá esta por llegar, mi niñera se acaba de ir, así que hicimos todas nuestras tareas señor y señora Stonel.
Mamá la abrazo– Que linda eres Kate, te trajimos algo para comer ¿por qué no me indicas la cocina y hago la cena?
Kate dio brinquitos– Por aquí.
El departamento de Kate estaba adornado con diferentes cositas por todos lados, cuadros con fotos de Kate cuando bebé hasta la actualidad y otros de una mujer no muy parecida a Kate que tenía el cabello castaño claro con rizos mientras esta mujer era definitivamente con rasgos más caribeños, su color de piel era tostado con un cabello más oscuro… era hermosísima y de pronto vi los ojos y si, esta debía ser su madre, tenían los mismos ojos.
–Ella es su mamá. –Me dijo papá– Es raro que no este aquí, siempre llega antes.
Lo mire acusadoramente– No vigiles los horarios de la mamá de Kate.
Se encogió de hombros– Solo te decía que su horario es más cómodo… ¿te imaginas cuantos días ha pasado Kate sola aquí?
Trague saliva, su barrio no era malo pero ella era una niña de once años, no podía estar sola hasta estas horas.
La puerta se abrió de pronto– ¡Kate ya llegué!
Kate salió corriendo de la cocina para tirarse en los brazos de su mamá– ¡Mami!! Mira tenemos visitas.
Su madre nos miro a todos algo asustada, hasta que se fijo en papá– Hola, ¿cómo esta señor Stonel?
Papá se acerco– Bien, gracias. Mis disculpas por invadir tú casa, pero hace días que no vemos a Kate y aprovechamos que Edward estaba aquí.
–Si, y pensamos en matar dos pájaros de un tiro. –Mamá salió de la cocina con un delantal– Soy Shenny Stonel, un gusto.
La mamá de Kate le tendió la mano– Un gusto Shenny, soy Amaya. ¿Se quedan a cenar?
Mamá puso cara de inocencia– La verdad es que… ¿por qué no vas y te colocas algo cómodo? Kate y yo nos encargamos de todo lo demás.
La mamá de Kate la miro pero ésta estaba radiante de felicidad– Voy a cambiarme.
–¿En que te ayudo mi amor? –Papá se acercó a mamá.
–Ven a ayudarme con la ensalada, Edward tu también y Kate ya me esta ayudando con el resto… Zoey. –La mire expectante– No sé que puedas hacer. –Se rió como yo me desinflaba.
–Me quedaré aquí y seré una buena niña.
Mamá me levanto los pulgares– Bien, contamos contigo.
Me di la vuelta y me senté en el salón, como aun no había hablado con Heath lo llame, me iba a salir caro pero él había dicho que lo podía llamar porque él pagaba. Sonreí encantada. Esperé a que timbrara una y otra y otra vez…
–Hola. –Corte… esa no era la voz de mi Heath… era de una chica…

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