lunes, 28 de mayo de 2012

I Don't Understand Nothing: Capitulo XXXV



–Creo que aun estoy algo anestesiado, creí por un momento escuchar que era mi hermana. –Dijo Heath mirando aun a Becca– Pero no creo…
Me senté a su lado en la cama con cuidado de no provocarle dolor– Heath, tu madre esta aquí.
Heath seguía mirando a Becca– Guau. Entonces es mi media hermana.
Suspiré pero debía decirle– Creo que debes saber que Becca no es tu media hermana, sino tu hermana. –Dije lentamente pero Heath no dejaba de mirar a Becca– Es una Tanner legalmente, me lo dijo tu madre.
Heath me miro con la cara en blanco– Quiero ver a papá.
Deje que mis hombros se hundieran por el peso de esa mirada– Debe estar por venir, tu madre estaba solucionando algo también así que ella también debe estar pronta a venir y podrás hablar con ambos.
–Quiero a papá.
Le puse una mano en la mejilla– Heath, antes de que llegue tu padre a verte, ¿me haces un favor? –Le dije seriamente– ¿Me perdonas?
Heath me miro claramente desconcertado– No sé de que hablas Zo, ¿qué tengo que perdonarte?
–Me refiero a la pelea que tuvimos ayer. Creo que debí entenderte cuando pensaste mal de lo que habías visto, yo también me confundí con esa chica que contesto tú móvil pero al igual que tú escogí pensar mal… y ni siquiera le di una oportunidad a tus disculpas en el momento en que me las diste, me siento terriblemente mal y... –Una lágrima volvió a caer de mi rostro– Me asuste tanto cuando pensé por un momento que no podría disculparme más contigo.
Heath llamo mi atención con la mano derecha– No te disculpes tontita, ven aquí y dame un abrazo junto a esa imitadora que tienes ahí.
–¿Imitadora? –Mire a Becca pero estaba mirándome con atención nada más.
–Estaba haciendo un puchero tan lindo como el tuyo. –Antes de que pudiera decir algo– Beso. Ahora. –Al ver que no me acercaba agregó– Deja de pensar tonterías y disculpas que no debes dar y bésame de una vez no me hagas sufrir.
Senté a Becca en la cama y me acerqué a Heath dándole un beso lento mientras cuidaba que Becca no se cayera. También tuve cuidado de besar a Heath sin lastimar los raspones y cortes que tenía en su labio aunque dibuje cada raspón con mi lengua, y antes de darme cuenta Heath me aferro a él con su brazo derecho.
Heath se separo unos centímetros de mí– Te amo mi Zo.
–Amo. –Dijo Becca sonriéndole a Heath.
Heath se quedo mudo al igual que yo, hasta que…
– ¡Habla! –Dijimos a la vez.
Heath le tendió su brazo– Ven acá pequeñita… Zoey ¿qué edad tiene Becca?
La seriedad de su voz me dijo que este era un tema delicado– Becca tiene un año de edad –Tome uno de los ricitos de Becca entre mis dedos– Y ya esta dando pacitos.
–Quiero… quiero abrazarla, dámela por favor. –Dijo silenciosamente Heath.
Tome a Becca y la acomode al lado derecho de la cama para que él pudiera tomarla sin problemas. Becca fue una niña obediente y se quedo sentada al lado de su hermano sin molestar, todo lo contrario parecía encantada con la atención que le estaba dando Heath quien la tenía abrazada a él dándole suaves besos en la cabeza como si se tratara de una muñeca muy delicada. Después de un momento Heath se quedo mirando a Becca y era difícil decir que no eran hermanos, se miraban con los mismos ojos verdes.
Prácticamente se podía ver la emoción que había entre ellos, en especial cuando Becca coloco sus manitas en la cara de Heath y él hizo lo mismo con ella. Hermanos, eso eran sin duda alguna.
– ¿Nos parecemos? –Me pregunto encantado Heath al tocar los pequeños ricitos que de la cabecita de Becca.
Se me inundaron los ojos de lágrimas al verlos así– Si, se parecen un montón… Se ven tan lindos juntos.
Heath abrazo a su hermanita– Soy hermano mayor, ¿qué debo hacer? –Miro a Becca pensativo– Creo que cuando seas mayor alejare a patadas al que quiera salir contigo. Si, eso voy a hacer por ahora me limitaré a malcriarte con golosinas y juguetes que ya no te gustaran en tres días después de comprados. Pero cuando crezcas la cosa cambiará, no dejaré que cualquier tonto toque a mi hermana, van a tener que pasar por un control de calidad y el que no me guste. Fuera.
Le sonreí– Es tan bonita que creo que serán muchos los prometidos los que van a tener que pasar ese control de calidad.
Heath estaba encantado con ese cumplido– Si. Mi hermana es preciosa. –Me miro interesado– ¿Cómo es mi madre?
–Un… no sé como describirla, debes conocerla para que te hagas una idea. –Heath parecía confundido– Te diré algo, ya la habíamos conocido era la dueña de una de las últimas pensiones que visitamos, tal vez no recuerdes que una vez te dije que la dueña se había ido indefinidamente.
Él asintió– Eso sonó muy raro. –Enarcó una ceja– ¿Era ella?
Asentí– No sabe decir que no. –Heath apenas y sonrió– También te diré que cuando le dije como te trataba Louis quiso un ajuste de cuentas, y por lo que dijo tu papá era un mano a mano.
Ahora eso lo sorprendió– Vaya, así que la violencia no venía de mi padre.
Me reí– Es encantadora. –Heath volvía a mirar a Becca– Dale una oportunidad, créeme que lo que les pasó a ellos no esta muy lejos de nuestra historia. –Heath asintió– La verdad es que tu abuelo tampoco fue muy bueno con ellos.
–Solo quiero saber porque me dejo con papá…
Me levante de la cama– Ella creía hacer lo mejor…
–¡Quítate de ahí bruja maldita! –Escuché gritar a la madre de Heath.
–Le dije que solo pueden entrar una persona a la vez señora y ya hay una señorita con un bebé dentro.
–Y yo te dije que me dejaras pasar, no que me dijeras hasta cuantas sábanas tiene la cama.
Heath me miro– ¿Quién es?
Le sonreí apenada– Esa es tú mamá. Es linda ¿no?
–Maggie, deja que la enfermera haga su trabajo. –Ese era el señor Tanner, suspire de alivio– De seguro Heath querrá estar con Zo otro momento.
–Pero yo quiero verlo ahora. –Casi podía ver como hacia pucheros– ¡Jeffry!
–Si no te calmas no te bajo.
Heath me tomo de la mano– ¿Puedes abrir la puerta?
–¿Estás seguro de eso? –Yo estaba con la mirada pegada a la puerta.
Heath no se veía muy seguro– Abre, ya veré como me las arreglo.
Lo mire bien– Te ves cansado, te operaron hace una hora creo que deberías descansar un rato, puedo decir que esperen afuera… de todas formas nadie se irá aun.
Heath me sonrió encantado– Por eso te amo tanto, me cuidas sin pedírtelo pero quiero hablar con ellos, por favor.
Abrí la puerta y la escena era para no dar crédito. El señor Tanner tenía sobre su hombro a Margaret.
–¿Prometes portarte bien? –Le estaba diciendo.
–Si Jeffry. –Margaret estaba más bien como un trapo, sus brazos estaban estirados y no se le veía el rostro ya que se lo cubría el cabello.
–No más escándalos, Heath debe descansar así que bájale al nivel de emoción. –El señor Jeffry me sonrió cuando me guiño un ojo.
–Esta bien, pero quiero otra donut. –Comenzó a patalear.
–¿Quién es esa Becca? –Le preguntó Heath a Becca.
–Mam… –Gorjeó Becca, les sonreí a ambos.
La mamá de Heath se separó de inmediato del señor Jeffry– Mi pequeña habló, es un milagro.
–Es algo que iba a pasar Maggie. –Mire al señor Jeffry porque parecía otra Margaret la que tenía enfrente, él se encogió de brazos– Sobredosis de azúcar, sabía que le iba a pasar pero… me agrada cuando esta tan animosa.
Mire a Margaret pero esta estaba mirando fijamente a Heath– ¿Qué te hicieron?
Heath se toco la cara pero su madre entró rápidamente en el cuarto. Era preocupación de madre la que estaba viendo, Margaret revisó a un Heath no muy emocionado porque lo estuvieran toqueteando, pero ella parecía que no tenía idea donde estaba mejor. A mí también me había asustado su apariencia. Por otra parte Becca se puso a hacer lo mismo que Margaret y se puso a tocar a Heath soltando pequeñas risitas, al parecer creía que era divertido tocar a su hermano.
–Sé que no debes tener idea de quien soy, lo siento si te incomode es que… –De pronto Margaret estaba abrazada a Heath llorando contra su cuello, el señor Jeffry se acercó a ella e intento separarla pero Heath se lo impidió. Su madre le tomo el rostro llenándoselo de besos– Te ves…
Heath le sonrió de una forma que no había visto antes– ¿Más guapo de lo usual mamá? –Cuando dijo mamá parecía que algo había tocado en Margaret que se había quedado prendada mirándolo.
–Te pareces tanto a mi papá… digo, tu abuelo sonreía así de esa forma. –Margaret se quedo mirando embobada a Heath.
Heath estaba algo sonrojado– Ya veo, creo que por fin encontré de donde saque el buen ver. –Me guiñó un ojo.
–Heath te ves agotado. –Dijo el señor Tanner– Es mejor que lo dejemos descansar Maggie.
Margaret miro al señor Tanner y asintió pero Heath la abrazó con su brazo derecho– ¿Por qué no te quedas a mi lado esta noche mamá? Si no te molesta claro.
Margaret asintió– Jeffry yo me quedaré y cuidaré a Heath durante la noche.
El señor Jeffry asintió– Voy a ver cuándo podré llevarte a casa, prefiero cuidarte yo a que estés aquí.
Heath asintió no muy convencido– Si tú lo dices.
–¿Cómo es eso? –Todos miramos a Margaret– No debes contestarle así a tu padre, él solo quiere lo mejor para ti siempre, recuerdalo.
Heath parecía sorprendido de que lo regañaran– Bien.
Margaret le jalo una oreja al igual que Becca que la imitaba– Dilo con seguridad esta vez.
–Si mamá. –Margaret asintió. Heath me miro sonriendo– Ya veo por lo que pasas tú, apropósito tus padres deben estar preocupados sería mejor que te vayas.
Lo mire algo triste– Pero yo quiero estar contigo.
–Lo sé mi amor pero mañana puedes venir a primera hora.
Mire a Becca que estaba haciendo puchero y me di cuenta de que me estaba imitando esta vez– Está bien, mañana vendré temprano a verte.
–Papá, mamá ¿nos pueden dejar solos un momento? –Les preguntó Heath.
Margaret se separó de él con un beso y tomo a Becca en brazos. Nos dejaron solos.
Heath me miro– Parece que no dormiste bien.
Le sonreí– Tu eres el que parece que te haya pasado una apisonadora. –Me senté en la cama y me acomode contra él– No me gusta pelear contigo…
–Pasaste la noche en vela, entonces. –Heath paso su mano por mis rizos– No me gusta que estés aquí, este ambiente prefiero ahorrártelo. Ve y descansa.
Lo besé en los labios para acallarlo– Yo solo quiero estar contigo, ya te lo dije antes.
–¿Te digo la verdad? –Acerqué mi oído a su boca– Estoy a punto de quedar inconsciente y ella parecía feliz de acompañarme durante la noche. –Me sonrió– No voy a ser una compañía agradable hasta mañana, así que ve tranquila que aquí estaré en el mismo lugar que ahora.
Le sonreí– Bien, ¿hay algo que pueda hacer por ti?
Heath me hizo una seña y volví a acercarme a él– Bésame.
Con gusto lo volví a besar, de nuevo mime con mi lengua sus heridas hasta que su lengua buscó a la mía, me pegué más a él para que no tuviera que levantarse más, no supe en que momento esa mano se puso a acariciar mi pecho buscando a tientas como meterse debajo de mi camiseta, como la desvergonzada que me había vuelto acerque mi pecho a su mano y Heath me dio un piñizco suave que me hizo gemir bajito. Pero Heath pegó un gemido de dolor cuando me fije que intentó mover su brazo izquierdo.
–Voy a odiar este maldito yeso hasta que me lo quiten. –Dijo con una gota de sudor cayéndole por la frente. Me intente acomodar la ropa pero Heath me dio un golpecito en las manos– No dije que iba a dejar de hacer eso, ven acá y levántate la camiseta.
Me sonroje– Heath…
Me miro con su cara más lastimera, se veía tan triste… y esas heridas. Me levante la camiseta y Heath me puso su mano.
–Buena chica, si tan solo pudiera… –Me quede algo anonadada por su toque parecía desesperado.
–Heath… –Suspiré.
–Déjame Zo, no sabes como fue el pensar que no iba a volver a estar contigo en ese momento, como me sentí cuando pensé que iba a morir sin decirte que sentía haber dudado de ti.
Aleje su mano de mi pecho y me lancé de lleno a un abrazo aun teniendo cuidado con su brazo herido.
–Todo va a estar bien mi amor, no te preocupes. –Le dije contra su cuello– Te amo y ahora estoy aquí para ti.
Heath me abrazó más fuerte con su brazo que casi me hacía daño pero no me queje porque sabía que él lo necesitaba.
–Je t’aime aussi mon ange. –Me dijo contra mi pelo– Je t’aime bien Zoey…
–Yo también te amo mucho mi amor. –Me separé a regañadientes– Ahora te dejo, creo que ya te he cansado lo suficiente.
Le di un beso en la frente y me aleje hasta la puerta, cuando tenía la mano en la perilla lo mire y le hice una seña.
–Bye mi amor. –Me di la vuelta.
–Zoey. –Volví a mirarlo y esa sonrisa que me dio tenía una promesa escrita– Te ves demasiado bien con un bebé en brazos.
Enrojecí– Papá aun no quiere ser abuelo, solo te lo digo como advertencia.
Heath seguía sonriendo– Dile que puedo darle una nieta parecida a mi hermana pero con tus encantos, creo que se lo va a pensar.
Me puse aun más roja– No me has preguntado a mi antes si quiero una Becca de nosotros.
Heath agacho la cabeza y me miro a través de los mechones que le caían por la frente– Tengo mis métodos de persuasión, ¿lo recuerdas?
–¡Heath! Ni siquiera en cama…
–Y se que me divertiría tratando de convencerte. –Se estaba riendo cuando salí disparada de la habitación.
Margaret y el señor Tanner estaban mirándome interesados cuando salí, estaba más que segura que era más por el color escarlata de mi rostro que por mi belleza.
–Esta apunto de caer redondo de sueño. –Dije.
Margaret se acercó al señor Tanner– Así le dicen hoy en día.
Los mire como se asentían mutuamente.
–Mañana vendré temprano pero si pasa algo no duden en llamar a mi casa por favor.
El señor Jeffry me abrazó– No dudes en que te llamaremos si algo pasa, ahora ve y espera fuera del hospital llame a tu padre para que venga por ti.
Lo mire agradecida– Gracias.
Margaret me sonrió– No Zoey, gracias a ti. Ahora ve a descansar y mañana ven con nuevas energías.
–Bien cuídense. –Me acerque a Becca que estaba en brazos de su madre– Tú también cariño. –Le di un besito en la frente.
Me aleje con un sentimiento de paz. Mañana vería a Heath.

No hay comentarios:

Publicar un comentario