martes, 4 de octubre de 2011

I don't Understand Nothing: Capitulo XVI



¿Por qué Paul se demoraba tanto?
Ya estaba casi siete minutos esperando aquí afuera, menos mal no me había bajado del auto, o estaría muerto de frío.
– Vamos Rata apúrate, no quiero estar aquí donde la tentación por ver a Zoey es más grande que el Pacífico.
Bien, dos minutos más e iba a tocar la bocina o el Rata iba a tener que conseguirse otro medio de transporte. No podía estar tanto tiempo aquí. Para esta hora ella ya habría recibido al Big Grizz, y de seguro le gustaría. Su carita se iluminaría como la vez que le regale el móvil de ositos, de seguro lo estrecharía contra su pecho…
Y la tentación por estrecharla en mis brazos se ponía imposible con este último hilo de pensamientos.
En fin había adorado ese muñeco. Tan tonto como sonaba ese muñeco había sido mi mejor compañía durante las noches en las que no podía dormir en el internado. Demonios, hasta lo había compartido con Paul.
Los dos habíamos sido el desecho de malos matrimonios, la diferencia era que su padre iba a verlo más seguido de lo que él mío había hecho. Pero por la noche, ambos habíamos estado en la misma situación. Solos, dos pequeños niños sin nadie que nos acompañara en las noches oscuras. Y eso era lo peor de tener memoria fotográfica, no podías olvidar esos detalles tan insignificantes, tu memoria no te dejaba. No podía olvidar como los niños mayores nos atormentaban con historias terribles sobre el internado. Historias de niños que murieron en ese lugar y como el par de niños bobos que éramos terminábamos durmiendo juntos abrazados de Big Grizz. Lo llamaba así porque papá había dicho que era un gran oso grizzli y en ese tiempo yo le creía, para la edad en que había entrado en el internado ese muñeco me había parecido inmenso, claro no ayudaba que hubiera sido un enano.
El toque del vidrio me asusto de muerte y sirvió para alejar a mi muy activa memoria en paz. Mire por la ventana pero estaba empañada, por lo que abrí la puerta con desconfianza, había mirado los suficientes filmes de terror como para saber que en esta parte era en la que aparecía el asesino serial armado con su cuchillo in filo listo para matar al joven idiota que le habría la puerta.
Pero también podía ser Paul.
No era Paul.
– ¿Cómo puedes abrir la puerta sin siquiera fijarte quién es? ¿Es que no ves películas de terror? Jesús, deberías ser más responsable.
Mire con recelo al señor Stonel, – ¿No hago nada bien, eh?
El señor Stonel me sonrió, – No, para mi gusto no haces nada bien. Bueno a menos que te alejes de mi niña, tal vez me retracte.
Le fruncí el ceño. – Imposible, ¿Entonces que hace aquí? Porque no creo que haya sido para recordarme que soy un estúpido rematado por abrir la puerta sin fijarme quien rayos es el que me esta tocando la ventana.
Él miro por la ventana empañada como si me estuviera ignorando, por un momento lo pensé hasta que hablo lentamente, demasiado ensimismado. – Es que me recuerdas a cierto chico idiota, haciendo rabietas contra su familia, sintiéndose mal por todo ello. – Lo mire confundido. – Yo también tuve problemas cuando era joven, tal vez no los mismos pero algo así o quizás peor.
Puse mis manos en el volante, – ¿No le agrado porque me parezco a usted? – Eso no sonaba muy bien para mí.
El señor Stonel estaba jugando con el botón de la ventana, – En parte, pero lo básico es que no me agradas por todo esto, – Agito sus manos, – De todas las formas pierdo todo lo que he construido en mi vida, no sabes lo que es eso. Y lo más terrible, pierdo a mi Princesita. – Me taladró con la mirada. – Y eso no lo puedo permitir.
Apreté el volante con fuerza, – ¿Entonces me odia por robarle a su hija o por qué usted también fue un hijo privilegiado?
– Te equivocas en lo último, a tu edad me habían desheredado y vagaba por las calles trabajando en lo que podía, – Dijo como si nada, pero en cambio yo estaba horrorizado, a mi edad eran pocos los trabajos bien remunerados que podía encontrar. Ya lo había intentado una vez. – Trabaje y como ya debes imaginarte esa hermosa mente de mi pequeño hijo salió de este lado de la familia. No es que quiera alardear, ni nada, pero me gane una beca para la universidad gracias a eso, con lo que ganaba a medio tiempo pude vivir. Pero al final para cumplir mi sueño tuve que hacer un pacto con el diablo. Hasta el día de hoy me arrepiento de haber echo eso.
Vi como frunció el ceño, – Creo que alguien aun no ha superado sus problemas familiares.
Él me sonrió de medio lado, – No, y el infierno se congelara antes de que arregle esos problemas, ¿y tú que me dices?
– Mi padre me mando a un internado en cuanto pude hablar y caminar, Louis me prefiere lejos porque cuando estoy cerca de ella le recuerdo que mi padre tuvo una amante de unos preciosos ojos verdes que hizo un mejor trabajo que ella, y mi madre… no se nada de ella solo que me vendió. – Lo mire con una sonrisa falsa en los labios. – Si estoy bien, mis problemas son lo de menos.
El señor Stonel se quedo callado un momento. – Llámame intruso, pero yo había escuchado otra versión de esa historia… – Me miro, – La última parte, en realidad no es algo que haya escuchado hace mucho sino después que nos fuiste presentado en aquella cena. Bueno, lo admito quería saber algo más de ti.
Él se volvió a quedar callado. La curiosidad estaba aumentando en mí, ¿qué podía haber escuchado él? – ¿Y qué fue? – Pregunte tratando de parecer desentendido del tema, pero no logrando demasiado.
Me miro a los ojos, – Escuche que tu madre te entrego porque no tenía donde caerse muerta; tenía dieciséis años cuando te tuvo y su padre había muerto, no mucho después de que naciste. Sé que parece parte de una telenovela barata, pero eso es lo que me dijeron ciertos amigos, e incluso siempre sentí curiosidad de porqué tu padre enviaba un cheque mensual a nombre de Margaret Simon desde la empresa, y definitivamente ella es tu madre… – Me miro a los ojos. – Y anota esto chico; siempre es devuelto de la misma dirección, nunca se lo ha quedado.
Margaret Simon… era el nombre de mi madre al parecer. Pero el dinero que devolvía solo me decía una cosa… ella era mucho peor, no me había abandonado por dinero sino porque quería dejarme simplemente…
Pero quizás… me habló una voz dentro de mí prácticamente igual a la de Zoey. Estoy colado, definitiva y absolutamente colado…
– Conozco esa cara, y creo que deberías hablarlo con tu padre antes de asumir algo o mejor ir con ella. Puedo darte su dirección, la anote pensando en dártela solo para molestar a tu padre pero luego me arrepentí, hasta yo tengo mi limite a veces. Pero insisto háblalo con tu padre antes que nada.
Bufe, – No creo posible eso, con mucha suerte hoy me ha dicho que el compromiso puede ser disuelto…
Una mano se aferró a mi hombro, – ¿Qué dijiste? – La mirada que tenía el señor Stonel era feroz. – Repítelo.
– Eso es lo que me dijo, que yo tenía la oportunidad de romper el compromiso, pero se largo antes de decirme como.
El señor Stonel soltó una maldición, – Siempre hace eso, cree que es muy gracioso dejar las cosas a medias. Como lo odio. En fin, ¿para que vas a hacer eso? Al final tú ganas.
– No esta en mí hacer ese tipo de cosas. Espero que me crea algún día. – Agregue.
El señor Stonel puso sus manos sobre las mías y las despego del volante, no me había dado cuenta de que mis nudillos ya estaban blancos por el apretón.
– Con cuatro o cinco. – Dijo volviendo a acomodarse.
Lo mire en blanco, – No entiendo…
– Cuando lo entiendas házmelo saber, por ahora terminemos de hablar dentro ¿quieres? Mis chicas pidieron pizza… ya sabes necesitamos hombres para eliminar todos los restos que mis bebes no pueden eliminar, nos anotamos tres ¿te unes?
Le sonreí tímidamente, – Me uno, creo.
El señor Stonel estaba por bajarse. Cuando volvió a acomodarse, – Descuida no he envenenado nada, ni lo haré. Pero como aviso; Si quieres vivir esta noche, nada de besos y/o arrumacos. Quedas avisado, si veo algo raro, sales volando de mi casa.
Me baje detrás de él y cerré el auto con la alarma y corrí tras él. Me parecía tan sorprendente todo esto que parecía un sueño, de seguro ya estaba por despertar y el señor Stonel me cerraría la puerta en la cara y me diría idiota, pero no ocurrió eso, él espero a que yo entrara en la puerta y fuimos a la sala.
Me detuve al ver a Emily y a Paul hablando sentados uno al lado del otro, claro que tampoco me perdí de la cara de enojo del señor Stonel. Su esposa se apresuro a ir hacia él.
– No pongas esa cara, íbamos a poner una de mis películas. – Esta vez el señor Stonel puso cara de horror. – Va a ser una de mis películas favoritas Carolina moon de Nora Roberts.
Él abrazo a su esposa, – Cariño, no te has preguntado ¿por qué esas pelis no llegaron a la pantalla grande?
Ella hizo un mohín, – Quiero ver la peli.
– Cielo. – El tono del señor Stonel era bajo. – No.
Ella le sonrió dulcemente, – ¿Tu espalda está bien cariño?
Vi como el señor Stonel fruncía el ceño, yo tampoco entendía el cambio de tema, – Si amor…
Ella le sonrió con total inocencia. – Que bien, porque vas a dormir en el sofá esta noche.
La cara del señor Stonel cambio de inmediato. – ¿Dónde está tu película amor? Yo mismo la pondré.
El señor Stonel partió de inmediato a buscar la peli entre un cajón del estate donde estaba la televisión.
La señora Stonel me sonrió y vino a abrazarme, – Que bueno que estés aquí, demoraron un poco me estaba preocupando por ustedes.
La mire horrorizado, ¿Zoey sería igual? No podía ser así de mala conmigo…
Alto amigo, ¿a dónde vas? Se supone que las novias no son eternas. O bien podrías quedártela si sigues el contrato…
Me sacudí internamente antes de caer a la tentación y le ofrecí una sonrisa sincera. – Teníamos cosas de las que hablar, solo eso.
Ella me sonrió y me tomo de la mano, – Mi amor, las películas están en nuestro cuarto. – Gritó y luego me encamino hacia el pasillo, – Ve arriba, tercera puerta, no te vas a perder es la de color rosa.
La mire confundido por su petición. – No puede estar pidiéndome eso, el señor Stonel me va a matar si se entera.
– Si hubieran entrado unos minutos antes, sabrías porque te lo pido y créeme que él lo entendería también. Ahora, ve y salva a Betsy y a Vincent que están arriba. Ve. – Con unos cuantos empujones seguí las indicaciones.
Encontrar la puerta fue fácil. Igual de fácil que ver al tipo que estaba recostado al lado de esta. Lo mire desde lejos, este debía ser Vincent, aun así no me agradaba la idea de que él estuviera fuera de la puerta de mi chica.
Me acerque lentamente, sondeando el camino. Este tipo no me daba buenas vibras, era la clase de persona que no piensa dos veces lo que hace, mejor dicho le importa un carajo lo que hace. ¿Cómo lo sabía? Su postura me decía lo suficiente.
Hable cuando estuve lo suficientemente cerca, – Hola.
El tipo hizo una seña con la cabeza, – Hola, ¿quién eres? Y más vale que me lo digas o no pasas de aquí.
Le fruncí el ceño, sino estaba mal se parecía mucho a ciertos guardaespaldas, y eso no me gustaba nada, – Soy yo quien debería preguntar quién mierda eres, – El extraño me frunció el ceño y se irguió en todo su tamaño. Le sonreí con ironía, – El que esta parado afuera de la puerta de mi chica eres tú.
El extraño se rió, – Ah ya veo, pero da la casualidad de que mi chica es la que comparte la habitación con tu chica y ella me dijo que quería privacidad y eso es lo que le voy a dar, ¿algún problema?
Ahora fui yo quien rió, – Si.
El tipo se me estaba acercando cuando la puerta se abrió.
– Zoey perdón, pero estaba buscando el momento…
Zoey apareció detrás de Vincent con Betsy detrás de ella. Ninguna parecía feliz y si no estaba mal mi chica estaba en su límite. – Muévete de ahí Vincent.
Le sonreí al tipo y extendí mi mano a Zoey, ella la tomo de inmediato y se abrazo a mí.
En otras circunstancias, me habría reído de su carita de susto, ahora estaba seriamente enojado, – ¿Qué haces…? Ah…
Le di un beso en los labios, no me agradaba lo fríos que estaba, – Me invitaron a comer pizza, vamos abajo.
Betsy se acercó a nosotros en el momento que Zoey asintió, – Zo, por favor…
Hasta a mi me entristeció el tono de voz de Betsy, – Después, ahora no quiero hablar contigo y tú, – Dijo apuntando a Vincent, – Si me vuelves a encerrar, no voy a responder por mis actos.
Le fruncí el ceño a Vincent con odio, – ¿Se atrevió a qué…?
Zoey puso una mano en mi pecho, – Déjalo, vamos abajo y me cuentas porque papá hablaba contigo ¿si? Y sobre qué hablaron.
La abrace fuerte, luego tome su mano y la lleve conmigo de vuelta a la sala. Fue ahí que me di cuenta de que habíamos tenido espectadores.
El señor Stonel se nos acercó, – ¿Qué esta pasando aquí? – Miro a Zoey y luego a Betsy.
Betsy se sonrojo, – A Zoey no le cayo bien nuestra noticia.
Al lado de mí sentí a Zoey gruñir, – No es que me cayera mal tu noticia, lo que detesto es que no confiaras en mí. Vamos Heath.
Sin necesitar más, camine con ella, no iba a ser yo la guinda de la torta en esta fiesta. Solo me limite en el camino a enredar mis dedos con los suyos y en cuanto nadie nos vio y abrace como si mi vida dependiera de un hilo.
Y las suaves lágrimas fueron amortiguadas por mi pecho.
***
Era horrible tener un flash back cuando no lo deseabas… simplemente te venía a la mente sin pedirte permiso y sin poderlo evitar. Y por un simple movimiento.
Ahí estaba parado en el mismo lugar de siempre. Mirando y esperando a que ella apareciera fuera del camino de entrada de su casa.
Definitivamente odiaba eso, esperar cada mañana.
– Hola Eddy. – Me di la vuelta al escuchar su voz. Tenía los ojos rojos. De seguro había estado viendo una película romántica. Wuack. Aunque era muy temprano para eso ¿qué sería ahora?
Le tendí un pañuelo desechable. – Odio cuando moqueas.
Ella se puso colorada. – Yo no moqueo. – Señaló pero aun así tomo mi pañuelo y se limpio la nariz con cuidado.
Hace un tiempo había comenzado a maquillarse, otra cosa que odiaba. De seguro no quería que se le corriera el maquillaje.
– ¿Y está vez por qué? – Hice mi pregunta con ligereza, hace tiempo me había dado cuanta de que si le preguntaba a mi manera. O sea directamente. Después tendía a evitarme durante días. Y eso no me gustaría.
Ella se puso triste. – Papá dice que el abuelo no se siente muy bien y que puede que la enfermedad le este ganando. Yo no quiero eso Ed. No quiero perder a mi abuelito.
La mire como su carita se ponía toda triste. – Ven. – Abrí mis brazos y ella se lanzó a ellos. – No te acostumbres. – Dije moviendo mis brazos arriba y abajo ¿por qué tenía que ser tan rematadamente suave? Y oler tan bien.
Shenny asintió, pero ella no tenía idea de que no le estaba hablando a ella. Simplemente, ella no tenía idea de que si me quedaba demasiado tiempo en sus brazos ya no me podría ir de allí…
Mirando como esos dos se iban juntos de la mano, me parecía ver a Shenny tomándome la mano cuando necesitaba fuerzas, después de ese día se volvió una costumbre para ambos, siempre que miraba nuestras manos juntas parecía que si retiraba mi mano ella se perdería y yo con ella…
Sin ella yo me hubiera perdido hace tiempo.
Me gire para ver que podía hacer con Betsy y Vincent. Volví a echar un vistazo de nuevo a Heath y a Zoey, tal vez no era mala idea de que ambos pasaran tiempo juntos. Después de todo, mi princesita era una digna copia de mi Shenny.
***
No podía creerlo.
Era una gran noticia y no me la había contado, no había confiado en mí. Yo le había confiado todos mis secretos ¿por qué ella no había echo lo mismo? ¿Por qué? Se supone que éramos como hermanas…
Yo la consideraba mi hermana ¿por qué no me lo había dicho? Claro, ella había alegado en que estaba buscando el momento adecuado y que no quería contármelo por medio de la webcam. En el fondo la entendía… pero de igual forma dolía, dolía mucho.
Me aferre a Heath, quien me estaba acariciando la espalda con mucho cariño.
– ¿Me vas a contar de qué va todo esto? – La voz de Heath sonaba tranquila y apaciguadora, y hacia que me sintiera segura, mucho más segura entremedio de sus brazos.
Lo mire y asentí, – Betsys esta embarazada.
Heath alzo una ceja y si lo conocía un poco mejor, eso quería decir que estaba sorprendido. – Okay, ella tiene tu edad ¿no? – Asentí. Frunció el ceño. – Bien que diablos, n voy a ser yo quien los juzgue. – Me apretó más en su abrazo. – ¿Y estás molesta porque no te lo dijo antes?
Asentí apesadumbrada. – Se supone que somos como hermanas, creí que… no pensaba que me enteraría de algo así cuando se entera todo el mundo, solo pienso de que ella debió haber confiado en mí antes, haberme dicho lo que le pasaba ¿por qué no me lo dijo antes? ¿Ya no confía en mí?
Heath me acaricio el rostro. Me deje llevar por su toque, todo parecía tan mágico cuando él estaba a mi alrededor. Todo parecía tranquilizarse, hasta yo. – A veces esa clase de noticias necesitan de bastante valor para decírselo a la gente y más a la gente que te importa. No lo tomes a mal mi amor, ella de seguro lo paso fatal por no saber como contarte lo que le pasaba. Solo tienes que relajarte y conversar tranquilamente con Betsy, ella lo esta asando fatal.
– Yo también lo estoy pasando mal. – Hasta yo desprecie mi tono de niña mimada. Heath me abrazo y comenzamos a movernos a un ritmo imaginario.
– Si, pero debes pensar que ya no puedes hacerle la ley del hielo, eso sería malo, y sería terrible que le hicieras pasar por eso cuando esta embarazada. A las embarazadas hay que mimarlas no maltratarlas.
Lo mire asustada, – No creerás en eso, ¿cierto? No era mi intención que eso… no, te prometo que voy a ir a hablar con ella.
Heath me sonrió con aprobación, – ¿Y vas a arreglar todo?
Asentí, ahora estaba comenzando a sentirme mal. ¿Y si le causaba problemas a Betsy? Esa no era mi intención, después de todo ella estaba esperando a mi sobrino o sobrina.
– Si, voy a arreglarlo todo. – No podía enojarme tanto con Betsy, y era muy probable que Heath tuviera razón, si yo estuviera en su lugar también me sería difícil contárselo a alguien.
Estaba por moverme cuando Heath me abrazo aun más fuerte.
Lo mire y sus ojos estaban mirando más debajo de mi rostro. Me sonroje, sabía lo que estaba mirando, la blusa se me había abierto. – Sabes me he sentido un poco abandonado este último tiempo. ¿Me mimas?
Le sonreí pícaramente, sabía que le encantaba eso. Puse mis manos en su cuello y lo acerque a mi estaba por besarlo cuando me detuvo.
– Vamos a un lugar más privado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario