lunes, 26 de septiembre de 2011

I Don't Understand Nothing: Capitulo XV



¿Qué diablos? Mire el teléfono como si este me pudiera decir algo más. Como no lo hizo volví a llamarle, pero el teléfono me lanzaba al buzón de voz.
– ¿Qué pasa Heath? ¿Vas a seguir jugando?
Mire a Ed, no tenía idea de porque Zoey me hacía esto pero iba a saberlo. Busque en la agenda del móvil hasta que di con el teléfono que usaba el rata y lo llame. Estaba impacientándome cuando por fin contesto el maldito teléfono.
¿Para que tienes un móvil si ni si quieras lo vas a contestar?
– ¿Por qué no contestabas? – Dije furioso, juro que el teléfono prácticamente crujía por la fuerza de mi agarre.
Paul se aclaro la garganta, – Estaba ocupado… muy ocupado. – Me quede paralizado, después de terminar de hablar escuche un jadeo.
Mire el teléfono antes de seguir escuchando. – ¿Sabes si Zoey esta en su cuarto?
– Mère de Dieu, Je ne sais pas. Madre de Dios, no lo sé. Hablo despacio pero con el rencor marcado en su voz.
Mi boca se abrió en un ‘O’ perfecta. – Oh mi Dios, no te interrumpí haciendo eso, ¿o si?
Solo en pocas ocasiones él hablaba Francés, por alguna razón le encantaba hablar francés solo si la ocasión lo ameritaba o cuando no lo podía evitar.
Paul se rió despacio, – No mi amigo no estaba aun en ‘eso’, pero estaba tan cerca… ¡ouch! Mon ange, por favor.
– Por favor y un carajo, y quiero saber donde dejaste… – Hasta yo pude escuchar como la sangre cubría la cara de Emily desde aquí.
– ¿Quieres tu brassier? Creo que lo deje por allí. – Dijo Paul tranquilamente. En cambio yo también me coloque rojo, no era mi intención saber tanto sobre lo que ellos habían estado haciendo.
Un gruñido llamo mi atención. – Eres tan… – Y escuche otro jadeo.
– Pero nos llevamos tan bien mon chère, – Le dijo a Emily. Luego agrego para mí. – Iré a echar un vistazo, ¿Emily me ayudas? A propósito ¿por qué me necesitas? ¿Por qué no le llamas y listo?
Gruñí, no era la hora de las veinte preguntas, – ¿Por qué estabas encima de su hermana? ¿Por qué su padre aun no se lanza sobre tu garganta? ¡¿Por qué aun me estas hablando y no vas a hacer lo que te dije?!
Paul gruño de vuelta, – Mon Dieu, Esta bien, ya entendí que no estas de ánimo. Luego te llamo.
– Merci, – Le conteste y corte la llamada.
Me quede cruzado de brazos mientras esperaba afuera de mi cuarto a que Paul me devolviera la llamada.
– Ya no vamos a jugar ¿cierto? – Dijo Edward resignado.
Lo mire con lastima el pobre chico venía para que le hiciera compañía y yo lo dejaba solo.
– Lo siento Ed, es solo una cuestión de novios… ya lo entenderás a su tiempo. – Ed solo me miro y se encogió de hombros para luego volver dentro del cuarto, al poco rato escuche la música del juego.
Mi teléfono volvió a timbrar. Conteste. – ¿Si?
– Dice que no va a hablar contigo hasta que le ayudes a tu padre… – Paul se quedo en silencio un rato. – Con su gran problema.
– ¿Por qué debo ayudarle? – Hable sin pensar.
Escuche un sonido raro, – ¿Por qué no le ayudas? Él te necesita y también le duele que le trates así.
Quería escuchar su voz pero no de esa forma, enojada conmigo. – Mi amor, él no tiene sentimientos, te dije que no le molesto para nada dejarme tirado en ese internado.
– Te has puesto a pensar que quizás él te dejo allí para que no vivieras con Louis y sus insultos, o que se yo, tal vez algún otro motivo familiar.
Quería tanto gruñirle pero no sería lo mejor gruñirle a Zo, ella no se merecía eso, ella solo no podía evitar ser así de dulce con la gente, – Él se merece lo peor y más…
– Pásame a Edward.
Bufe, – No lo metas en esto, ni siquiera deberías meter a mi padre en esto…
Me interrumpió, – Pásame a Edward.
Mire el teléfono, y luego fui por Edward. Estaba con los audífonos puestos. Se los quite y le pase el teléfono.
– ¿Si?... Oki, eso es fácil… sip lo haré… nos vemos luego, besos. – Termino de hablar y después hizo lo impensable, cortó la llamada.
Le fruncí el ceño, – ¿Por qué hiciste eso?
– Ay no, ¿no tenía que hacer eso? – Lo dijo tan sinceramente que lo perdone, pero eso no cambiaba mi humor de perros.
Respiré profundamente antes de hablar de nuevo. – Ya no importa, ¿qué te dijo?
Antes de que pudiera terminar de hablar Edward se levanto y se fue corriendo a la puerta. – ¡No me dijo nada!
Fui corriendo detrás de él escaleras abajo. Hasta que entro en el despacho de papá.
Oh, no.
Papá estaba cabizbajo detrás de su escritorio jugando con una lapicera, levanto la mirada cuando escucho la puerta. Se veía bastante sorprendido por vernos allí, como yo con el que Zoey llamara a su hermano para esto. Aun así no pensaba hablarle a papá, no tenía razones últimamente como para cruzar palabras con ese hombre.
– Zoey me dijo que me necesitaba. – Edward camino tranquilamente hasta el escritorio. – Déjeme echarle un vistazo a su computador.
Papá le sonrió, – Es todo tuyo, pequeño. – Papá se movió y le cedió el lugar.
Camine hasta estar al lado de Edward, le eche un vistazo y me fui a mi cuarto.
***
Mire al Señor Tanner en el momento en que Heath se fue, ahora veía lo que decía Zoe. Recordé su petición.
Conteste el móvil como autómata, estaba tan aburrido de jugar solo, – ¿Si?
– Ed ¿puedes ayudar al señor Tanner con su computador? – La voz de Zo se escuchaba extraña del otro lado de la línea.
Le respondí de inmediato; los computadores los entendía mejor que las personas, les dabas una orden y estos la seguían, si necesitaban ayuda le cambiabas una pieza o golpeabas unas cuantas teclas y todo bien, – Oki, eso es fácil.
– ¿En serio puedes ayudarlo? Se escuchaba tan triste al teléfono hace solo un rato, por favor hazlo. – Esta vez la voz de Zoey se escuchaba como si le hubiera quitado un peso de encima.
– Sip, lo haré. – En el momento en que respondí me di cuenta de que la tensión abundaba en la habitación, casi podía sentir las emociones de Heath golpeando detrás de mí.
– Oh gracias Eddy, nos vemos en casa. – Me lanzó unos besos.
– Nos vemos luego, besos. – Luego salí pitando de ahí.
-*-*-
– ¿Guardo su información antes de que su computador se pegara?
Él me miro en blanco, – Creo que no.
Le sonreí, – No importa, trataré de reiniciarlo.
Él me miro sonriendo, – Por favor hazlo.
Asentí y me puse a ello. Por alguna razón este computador no quería hacer caso de mis ordenes, por más que apretaba las teclas estás no me hacían caso, más que eso el teclado no funcionaba y el mouse no respondía. Estaba por desconectarlo cuando Heath apareció en la puerta.
– Requiero de unos drivers. – Le avise, con la mano en el cable.
Heath asintió. – Están en mi escritorio, ve.
Lo mire raro pero le hice caso, era mejor no buscar pleito. Salí y cerré la puerta detrás de mí, quizás cuando volviera todo estaría mejor, ¿no?
***
Mire a papá, estaba sentado en el sofá jugando con su lapicera aun. Había sentido una extraña punzada en el pecho al ver su cara, estaba contento como un niño de que alguien lo ayudara con su problema.
Creo que era culpa. Era lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de eso, y de que por más que estuviera enojado con papá, no podía dejarle en un momento en que me necesitaba, y más con algo tan sencillo.
Y odiaba más ser tan testarudo como para hacer enojar a Zoey con ello. Ahora ella no quería hablar conmigo por esta estupidez.
– Ten, mejor comienzas a trabajar antes de que te retrases con tu trabajo por tu estúpida computadora. – Le pase mi notebook. La había traído como ofrenda de paz.
Papá la tomo con tanto cuidado como si le estuviera pasando el secreto de la vida eterna. Y eso me hizo sentir más mal de lo que ya me estaba sintiendo.
– Solo es un notebook papá, no es como si no pudieras comprarte una tú, deberías haberlo hecho hace mucho, pero no, en cambio tienes un PC tarro que ya no anda de la misma manera que lo hacía hace veinte años cuando era nueva. Te juró que es el mismo que tenías de cuando yo era niño.
Tome aire, después de lanzarle tremendo discurso.
El me sonrió abiertamente, – Es que siempre me ha encantado ese computador, siempre me ha servido…
Bufe, – Ese computador demora diez a veinte minutos a conectarse a internet. – Lo había intentado una vez… para nunca jamás volver a hacerlo. – Ni siquiera podrías chatear si quisieras.
Su sonrisa se desvaneció de a poco. – No tengo con quien chatear, realmente.
Lo mire escéptico, – Tienes compañeros de trabajo ¿no?
El me hizo un gesto raro con las manos, – Con esos no quiero hablar. Edward solo quiere explotarme y el resto no quiero ni pensar que me van a decir si me pongo a chatear con ellos, no, definitivamente no, no quiero eso en mi computador.
Me acerque hasta él y para zarandearlo ¿qué clase de tipo era mi padre? Pero antes de que pudiera hacer eso papá me agarro y me tiro a un lado del sofá con él. El viejo aun era rápido, dejo el notebook a un lado y luego me hizo cosquillas. Un recuerdo me golpeo fuerte.
Estaba en mi cuarto haciendo dibujos… papá llegaba siempre del trabajo y después jugaba conmigo. El ataque de cosquillas era lo que más le gustaba hacerme, él sabía que yo era cosquilloso. Me reía tanto. Hasta que me lanzó a ese agujero donde nadie me quería.
Antes de poder detenerme hable.
– ¿Por qué pa? ¿Por qué me dejaste allí solo? – Sentía un nudo en la garganta.
Papá se detuvo y me miro mientras se acomodaba a mi lado. – Te dejaba demasiado tiempo solo, no me gustaba como mi padre daba ordenes sobre como debía educarte, además de como Louis te miraba. Sé bien que ella nunca te quiso, te parecías… – Respiro fuerte. – Te pareces mucho a Maggie, los ojos verdes y tu memoria fotográfica. – Me alzo una ceja.
Me sonroje, evitaba pensar en eso, ni siquiera se lo había mencionado a Zoey aun, ella solo pensaba que tenía buena memoria por recordar ‘ciertos’ detalles de nuestro primer encuentro. – No me gusta ser más raro de lo que soy. – Termine diciendo.
Papá me tiro de la oreja, – No eres raro Heath eres especial, que es muy distinto.
Bufe, – Si, seguro. Mejor hablemos de mamá ¿por qué ella no esta aquí? ¿Por qué tenemos al monstruo del armario en cambio?
La cara de papá cambio, paso de ser el papá comprensivo a su cara en blanco destinada a los juicios. O genial, ahora estaba a nivel de un ex-convicto, como paria.
– Ya sabes de primera mano lo bueno que era tu abuelo con los contratos de matrimonio. ¿No crees que probo la idea antes de usarla contigo? – Podía escuchar la tristeza en su voz. – Por tu bien Heath, no preguntes nada sobre Maggie, no la busques.
Mire a papá embobado. – Tu también.
Su sonrisa cuando hablo era la mascara de la tristeza. – ­Tu tienes la oportunidad de salir de esto si quieres, al principio pensé como mi padre; que sería conveniente el contrato de matrimonio, pero después me di cuenta de que no podía obligarte a pasar por lo que yo he pasado. – Se levanto del sofá y tomo el notebook y sus papeles. – Amando a una mujer y teniendo que vivir con otra.
Me quede petrificado. Él estaba enamorado de mi madre aun… Oh mi Dios…
Papá estaba por salir ya de la habitación cuando se aclaro la garganta con dificultad, – No te duermas muy tarde, ¿ok? Tienes escuela mañana.
Asentí. Esto parecía un sueño, no entendía esto, ¿por qué yo tenía una salida y él no? Y ¿cuál era mi salida?
– ¿Ya puedo entrar?
Mire a Edward y le hice una seña para que entrara.
– ¿Qué pasa? – Palmee el asiento a mi lado. Edward me hizo caso de inmediato y se sentó conmigo. – ¿No me dices?
– Ya, amigo, ya. Solo tuve una charla extraña con papá. – Mire los Cd que tenía Edward en su mano. – Déjalos encima del escritorio, ya me encargo después de eso. Ahora, vamos a tu casa, antes de que tu papá mate a Paul.
Edward asintió. – Vamos.
Me levante y espere a que fuera por sus cosas.
Nunca había esperado que él me dijera tanto. Y menos que él había pasado por lo mismo que yo, prácticamente me estaba sintiendo ahora mismo identificado, no, me estaba sintiendo entendido. Pero sobre todo agradecido a que él abuelo no me había amarrado a una víbora como Louis, sino a alguien sensible y dulce como mi Zoey. Acordándome de eso, corrí hasta las escaleras, tenía que hacer algo para que ella no me odiara más.
***
– Edward no te estreses por favor. – Estaba diciendo mamá, tranquilamente sentada en el sofá.
– Mi dios, papá por favor no te pongas así. – Emily se mantenía de pie a un lado del sofá con Paul detrás de ella.
– ¿Qué no me ponga como? Te encerraste con este chico en tu cuarto. – La vena que le cruzaba la cien estaba hinchada. Desde donde estaba podía apreciarlo, se había hinchado en el momento en que vio a Emily bajar abrazada de Paul. – Te deje entrar en su cuarto pero no era para que te pases de la raya encerrándote a solas con ella.
Emily rodo los ojos, – Exageras, Paul solo me ofreció su compañía durante un rato. Papá él es muy divertido, en serio. – Le dio una sonrisa cómplice a Paul. – Y por se nos paso el tiempo volando.
Paul se coloco al lado de Emily y tomo su mano. – Mon ange, contigo el tiempo pasa demasiado rápido para mi gusto.
Sonreí embobada, por alguna razón me encantaba Francia, un lugar lleno de glamur, moda, el idioma más romántico del mundo… ah… suspire.
Todo el mundo me miro.
– Adoro el francés, es un idioma tan lindo.
Paul me sonrió encantado, – Le diré a Heath que te hable más en francés. Te encantará, tiene un tono profundo, en el internado había un montón de chicas que estaban detrás de él solo por el sonido de su voz, debo admitir que lo envidiaba, la vie n’est pas juste.
Quede pensando mis clases de verano en que me enseñaron francés. – La vida no es justa. – Le dije a Paul y él me sonrió en respuesta, – Entonces debes conformarte… C’est la vie. – Es la vida.
– Touche, – Me dijo, aun acariciando la mano de Emily.
– Eso me vale poco, lo que quiero es que este franchute se largue de mi casa ¡ahora!
Emily se puso entre Paul y papá, – Heath aun no llega con Ed, él aun no puede irse.
Papá la estaba fulminando con la mirada, – Ese es otro que no quiero aquí, ¿por qué mis niñas no pueden ser adolescentes normales? Y tener novios a una edad respetable como a los veinticinco. – Suspiró dramáticamente.
Emily le sonrió de medio lado, – Fácil, porque la era victoriana termino hace mucho rato. Estas en el siglo XXI, las chicas podemos salir con chicos incluso por las noches…
Papá la cortó de inmediato, – No vayas por ese lado pequeña, o te mandare a un claustro.
– Mi prima esta en un claustro y dice que es como el infierno en la tierra, – Lo miramos como si fuera un ovni. – Tío la envió allí después de hacer un escándalo público.
Me acerque a él y le di un piñizco, él definitivamente decía las cosas más raras en el mundo, todo un cambio en los novios de Emily. Hablando de ella me dio un golpe en la cabeza.
– Déjalo en paz, le gusta desvariar un rato. – Luego acaricio a Paul donde yo lo había piñizcado. – No te dolió ¿cierto?
Paul le sonrió encantado de que ella se preocupara por él, – No, definitivamente hay que tener miedo de Heath, no de ella, todavía me duelen los golpes de la mañana.
– ¿Por qué sigue hablando como si ellos fueran pareja? – Papá ya estaba exasperado. Y estaba apunto de voltear su frustración en mí. Me miro preguntándome silenciosamente por las palabras de Paul.
Me encogí de hombros. Y escuche el inconfundible ruido del motor del auto de Heath. Oh genial. Mire a Paul que parecía también haber escuchado el ruido, aunque era algo obvio vivíamos en una zona residencial bastante privada. Al poco rato entro Edward a la sala donde estábamos todos reunidos.
– Hola, – Miro a Paul, – Heath dijo que estarías en problemas, así que volví antes. – Luego abrió su mochila y saco un osito negro. – Te lo envía Heath. Dice que ya hizo lo que le dijiste y que espera que no sigas enojada con él.
Me sonroje pero lo tome de inmediato y lo abrace, era tan hermoso. – Me alegro de que me haya hecho caso. – Olí el perfume de Heath, el osito lo tenía impregnado.
– Mon Dieu, pero si es Big Grizz, – Dijo Paul riendo, – No lo puedo creer, no lo veía desde que Heath cumplió ocho. Déjame verlo, oh si aquí esta. – Me mostro la etiqueta que estaba pegada en la pata del osito. – Ves.
Mire y me reí, allí estaba el nombre que Paul había dicho. Estaba escrito en una forma bastante infantil. – Oh es tan lindo.
– Pensé que Heath lo había tirado, esto es tan extraño, verlo después de tantos años. – Paul dio un suspiro nostálgico. – Cuídalo. Su padre siempre decía que había nacido con Heath.
Lo aprecie aun más.
– Lo cuidaré mucho. – Dije sintiéndolo de verdad.
– Edward mira que gesto tan adorable, – Mire a mamá que estaba aferrada al brazo de papá, – ¿Recuerdas los regalos que me dabas? Nunca me diste algo tuyo de bebé.
Papá le dio una mirada incomoda, – Ay no, no comiences con eso, tu sabes porque no pude darte nada de eso.
Mamá hizo un puchero, – No vale.
Papá la miro con desconfianza, – Sabes, comienzo a pensar que ya no estas de mi lado.
– Tonterías mi amor, – Antes de que mamá continuara hablando la agarró y la beso mientras la mantenía en un abrazo apretado contra sí. Rodé los ojos por su sutilidad en frente de nosotros.
Emily comenzó a hacer sonidos de asco, – Iuk, por favor, ¿y nosotros somos los adolescentes? Ustedes si que tienen problemas con sus hormonas.
Paul tenía una cara indescifrable, – Deberías estar feliz de que tus padres se aman y también los aman a ustedes.
Emily se puso seria y le tendió una mano a Paul, – Mi pobre cosita…
Paul se sonrojo, – No, esta bien mon ange.
Papá y mamá lo miraron, y luego se miraron entre sí, – Ya entendí lo que pasa aquí. – Hablo papá. – Las mujeres de esta familia atraen a los chicos con problemas familiares, definitivamente es eso.
Mamá le dio un codazo de juego en las costillas, – Edward no seas así.
Papá puso los ojos en blanco, e imito la voz suave de mamá, – Edward no seas así, Edward no digas eso, Edward…
Mamá lo ignoro mientras se acercaba a Paul, cuando lo tuvo cerca lo atrapo en uno de sus abrazos de osos, – Puedes venir cuando quieras mi niño, eres bienvenido, y tal vez si cierta persona esta dispuesta a dar su brazo a torcer podríamos invitar a…
Papá le frunció el ceño, – Ya le di una oportunidad.
– Quizás deberíamos darle otra. – Mamá miro significativamente a papá, – Yo creo en las segundas oportunidades, e incluso en las terceras si es necesario.
El sonido que papá hizo fue bastante espeluznante. – Ordenen pizza, ya vuelvo.
Se dio la vuelta y desapareció por la puerta. Emily, Edward y yo cruzamos miradas. ¿No iba a hacer eso o sí?
– Bien niños, ¿quién va a pedir la pizza?
Emily saco un teléfono del bolsillo del pantalón de Paul y comenzó a marcar. Paul la miraba entretenido, ahora que lo pensaba si hubiera hecho eso mismo con Mitch él le habría quitado el teléfono y le habría dicho que no lo haga de nuevo. Mitch la había adorado Aparentemente en frente de nosotros, pero si había algo que no le gustaba era que tocaran su preciado teléfono. ¿Quién sabe por qué? Hay gente que tiene manías extrañas.
Después de pedir la pizza Emily devolvió el móvil a donde lo había encontrado. Paul tomo su mano y la beso en la palma.
Mamá hablo en ese momento, – Voy por jugo, ¿quién quiere uno? – Todos levantamos las manos. – Bien ya vuelvo.
Edward se levanto al mismo tiempo que mamá, – Te ayudo mamá. – Ella le sonrió y se fueron a la cocina.
Mire a Emily y a Paul inquisitivamente, – ¿Qué pasa entre ustedes dos?
Emily sonrió como una boba, – Nada.
Puse en blanco los ojos, – Si, seguro. Esta bien, no me cuenten. – Abrace mi osito con más ganas. Sentía como si ahora tuviera una parte de Heath conmigo, una parte solo para mí.
– Si ese osito tuviera vida, en este momento se estaría asfixiando. –Dijo Emily riéndose de mí como siempre.
Mire a Paul haciendo un puchero, – Ves como me trata, es muy mala conmigo, siempre me trata de esa forma.
Paul nos miro a ambas, – ¿Sabes lo que veo Zoey? Veo a un par de hermanas muy parecidas teniendo una pelea de juego. Y se veían adorables, por cierto.
– Mis bebés siempre han sido adorables. – Mamá entro con unas galletas y Edward traía los jugos, nos servimos. – Vaya tu papá esta demorando allá fuera.
Me levante, – Voy a echar un vistazo allá fuera y vuelvo.
La puerta se abrió en ese momento pero no fue papá el que entró, sino Vincent y Betsy, ambos venían sonriendo como los dos enamorados que eran. Que envidia.
– ¿Pasa algo? – Pregunto de inmediato Betsy. Luego se le ilumino la cara al ver a Paul, – Tu eres el amigo de Heath que vimos en el aeropuerto.
Paul asintió solemnemente, – Y tu eres la chica que podría ser la gemela de Zoey, con la que hacían trabajo de investigación, – Termino tomándole el pelo.
Vincent se removió a su lado, – ¿Debo sentirme celoso? O simplemente le rompo la cara y todo se termina.
Betsy le sonrió encantada. Definitivamente ellos eran tal para cual, – Nop, para los que no  saben quien es él, es Vincent mi novio adorado, – Ella obviamente se dirigía a Paul, – Mi alma gemela.
– Y eso no se tranza. – Termino Vincent.
Mamá les sonrió como si recordara un chiste, – ¿Eso ya se lo dijiste a mi hermano?
La cara de Vincent perdió todos los colores, – Con él usamos otra técnica de cooperación.
La ceja de mamá se levanto inquisitivamente, – ¿Y qué técnica sería esa? Porque la última vez que intente disuadirlo de algo, él me ignoro totalmente.
Betsy estaba nerviosa, nos miraba a todos hasta que su mirada se clavo en la de Vincent, – Supongo que de todas formas se iban a enterar, no es como si fuera un secreto.
Vincent suspiró, – Si, eso es verdad.
Betsy tomo la mano de Vincent, – Bien, tía, primos, casi extraño; Vincent y yo vamos a ser padres. Estoy embarazada.

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