miércoles, 1 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo III



Para cuando llegue a la seguridad de mi cuarto me di cuenta que había dejado el notebook suspendido por lo que una lucecita azul brillaba en el escritorio, apreté la tecla de encendido y mire qué era lo que me había perdido. Abrí mi bandeja de entrada. Tenía un montón de mensajes de Betsy por lo que comencé a responderlos, pero básicamente todos decían lo mismo.
Querida Zo;
Estas esperando a que me vuelva vieja, fea y arrugada o… a que alguien me linche virtualmente en el blog. Porque hace dos días que espero tu correo milagroso en el que me digas “AQUÍ ESTA EL CAPITULO QUE ME CORRESPONDE”, pero mi suerte no es tanta ¿cierto? Porque lo único que recibo o he recibido es (algo que ni siquiera tu me mandas); Le ha llegado un nuevo correo de FACEBOOK, haz clic aquí para entrar en tu cuenta. ¡Ni si quiera ahí te dignas a entrar! Como te abras dado cuenta estoy enojada (ò.ó) f-u-r-i-o-s-a.
Bueno, adiós.
Betsy.
PD1: ¡Responde rápido!!!
PD2: Antes de que me jaqueen la cuenta ~.~
>>Dicen; Los amores como Romeo y Julieta ya no existen... Yo digo: Estamos en el siglo XXI. No seas idiota quien va a morir por ti. XD<<
Bien, eso lo decía todo. Conecte el Notebook, la ventana ya me estaba reclamando, adjunte el archivo en el nuevo mensaje y comencé a escribir…
Querida Betsy;
Aquí está algo movidito, quizá para mí, U¬¬ por eso no he podido enviarte el correo. No hay escusas, solo te contaré que el otro día conocí a alguien sufrimos un encuentro como el infierno y fuimos interrumpidos por Mitchell y Emily. Hoy nos reencontramos en una cena, ¡ERA EL HIJO DE UN SOCIO DE PAPÁ!!! Estoy… out.
Bueno no te entretengo más. Bye-bye.
Besos.
Zoey
>>El amor solo tiene alas si tu se las das<<
Apreté SEND y espere, luego de un rato me levante y fui a prepararme para dormir. Para cuando volví la ventana del Messenger que había abierto de paso con mi correo estaba tintineando.
Abrí la ventana.
Betsy_Sexy; ¿Encuentro como el infierno? Dime, dime. =P
Zo_sex; Ya sabes lo que significa ¬¬
Betsy_Sexy; Y Zoey de pronto se vio tumba debajo de su príncipe azul, mientras él enredaba su lengua con la suya…
Zo_sex; O///O cállate me avergüenzas.
Betsy_Sexy; Sus manos recorrían su cuerpo con lujuria…
Zo_sex; ¡Ya para!!! Sé lo que quieres hacer, esta bien fue algo así. Incluso creo que, que le acertaste a todo.
Betsy_Sexy; O.O Yo… solo jugaba…
Zo_sex; Ahora ya sabes que me perturbaba, u.u
Betsy_Sexy; Wow, ¿es lindo?
Zo_ sex; Si.
Betsy_Sexy; Estoy sorprendentemente sola en mi habitación, ¿No hay moros en la costa por allá?
Zo_sex; Nop.
Betsy_Sexy; Conectate a Skype
Me conecte y de pronto vi del otro lado a una chica de cabello oscuro igual al mío y con unos ojos color café con leche, me sonrió ampliamente.
– Dime todo.
– Bueno, desde…
– Déjate de rodeos y dime de una vez como lo conociste, y qué fue lo que paso, y lo más importante, ¿es tu príncipe azul?
Sabía que eso me iba a preguntar. – No lo sé.
– Como que no lo sabes, – Suspiro dramáticamente, – Bien, te explicare como funciona esto de buscar al príncipe azul, uno se siente atraído extrañamente por ese alguien que nos mueve el piso como un terremoto grado 10, todo el mundo cambia de perspectiva, todo en lo que pensamos es en ese alguien especial…
– Betsy, – La interrumpí al ver como su mente comenzaba a volar lejos de mi luna. – No crees que exageras, Heath me atrae, es lindo… bueno es muy guapo, tiene los ojos mas lindo que hayas visto jamás, y puede hacer que me olvide del resto con uno de sus besos… es tan…
– Es tu príncipe, tus ojos brillan, tienes una expresión soñadora cuando hablas de él, es tu príncipe, es obvio.
– Puedo preguntar que es tan obvio, o me van a hacer la ley del hielo. – Pegue un salto, papá me alcanzo antes de caer.
– Papá, ¿qué haces aquí? No te escuche entrar. – Dije casi hiperventilando.
– Es porque estaban muy concentradas hablando sobre… príncipes, creo. – Dijo mirando el notebook, – Si me disculpas Betsy cariño, tengo que hablar con Zoey.
– Bueno tío, es lindo verlo. Besos, adiós Zo. – Me miro pestañeando muy rápido. Signo que decía lo confundida que estaba, además de asustada.
– Besos cariño dale saludos a tus padres y a tus hermanos. – Y con eso bajo la tapa de mi notebook. – Tenemos que hablar señorita.
Camine hasta mi cama y me senté ahí, tenía un mal presentimiento, uno muy malo. – ¿Qué sucede papá?
– ¿Cuál es tu relación con ese muchacho? – Antes de que pudiera decir algo, – Sé que estabas omitiendo algo en la casa de los Tanner, ¿qué es? Y no te molestes en negarlo, ya Emily me dijo que lo conocías mucho mejor de lo que pretendían hacernos creer, y Edward me dijo que te beso antes de salir de la casa, por lo que lo confirma. Desde ya te digo que ese chico no me agrada nada, así que comienza a hablar.
Me quede en shock, mis dos hermanos me habían delatado sin dudar, ni siquiera eso, me habían acusado sin razón alguna. Las lágrimas quemaban en mis ojos, la traición duele un montón, sin decir que me sentía como uno de los criminales que mi padre interrogaba, – Esa noche Emily me llevo a la fiesta, no pretendía ir pero me arrastro con ella y Mitch. En la fiesta los perdí de vista, así que me fui a la playa. Allí encontré a Heath… paso lo que él dijo, no era mentira, solo omitió lo que paso después… – Dije sonrojada de pies a cabeza.
– Sigue. Adelante…
– Ok. Después tuvimos un encuentro más cercano… – Lo mire esperando a que no me pidiera relatarle el encuentro. – Mitch nos encontró demasiado cerca y con algo menos de ropa… y después volvimos a casa. Yo con la camisa de Heath.
Termine de hablar muy bajito, ya le había relatado todo o por lo menos casi todo, me levante de la cama y camine al baño.
– Donde esta la camisa, – Dijo papá, me estremecí con el sonido de su voz, – La devolveré.
Ambos sabíamos que mentía, probablemente la iba a quemar, – No te la voy a pasar. – Dije sin darme la vuelta.
– No me hagas abrir tu armario. – Las lágrimas amenazaban con salir, me di la vuelta evitando su mirada y abrí mi armario y saque la camisa. Antes de pasársela la volví a oler, su olor seguía ahí.
Se la lance y corrí al baño. Las lágrimas cayeron de mis mejillas. Cuando papá toco mi puerta lo ignore. Me había tratado como a una extraña, como si ya no fuera su hija.
El dolor seguía ahí al otro día, baje a desayunar casi sin ánimos, pero prefería bajar yo a que papá fuera por mí. Al entrar en la cocina me encontré con toda mi familia, los ignore a todos, a excepción de mi madre, hasta hora ella no me había hecho nada.
– Que cara traes. – Dijo Emily.
– Si creo que te la debo, ¿no? – Lo que provoco que todos se quedaran callados. – Solo quiero comer y luego subir a mi habitación.
Todos me miraban raro, incluso mamá, – Cariño, ese chico no te conviene. Solo cree en mí cielo, no es bueno para ti.
Ahora mamá, me levante con la intención de irme corriendo a mi habitación.
– Tu madre esta hablando, así que escucha. Y come algo antes de hacer berrinches, – Mire a papá, estaba aun más frío que ayer.
Me senté sin decir nada, y mire esperando a que mamá siguiera, pero ella estaba ocupada mirando a papá con asombro, tal vez porque hasta ayer yo era la princesita hermosa de papá y ahora no era más que una paria.
– Es mejor que desayunes cielo, – La seguí mirando sin entender la injusticia, cometo un error y soy juzgada. Emily se le olvida la hora de llegada o se va a una fiesta sin avisar y esta castigada por un par de días, Edward rompe algo de valor o se mete en un lío de la escuela es perdonado, pero yo… yo cometo un desliz… – Cielo, cielo come algo.
– Si, como quieras madre. – Comí los cereales que me tendieron y me tome la leche, para cuando termine papá se había ido y Emily y mamá se estaban marchando, solo quedaba Edward.
– No me agrada ese chico, te mira raro. – Me levante y deje mi plato y mi vaso en el fregadero, no tenía ánimos para lavarlos, – ¿No me vas a decir nada?
Simplemente pase por su lado y seguí hasta mi cuarto.
– Zo, dime algo…
– No pienso volver a hablarte, te niego como hermano, – Lo mire con todo la frialdad posible.
– Zo no me digas eso, tu sabes que estoy preocupado. Soy tu hermano.
Seguí caminando. Yo no quería su preocupación, solo quería un poco de su ayuda nada más.
Estaba por entrar a mi habitación cuando me di cuenta que la puerta estaba abierta. Entre rápidamente, pero papá ya estaba desconectando mi laptop.
– ¿Qué haces? – Dije ahogando un grito.
– Me la llevo, igual que tu móvil, no quiero que hagas un mal uso de ellos, – O sea que no quería que llamara o chateara con Heath.
– Y que pasa con Betsy y el blog…
– Ya le comente a sus padres que estas castigada y que no vas a ocupar tu móvil y tu laptop en un mes.
– Un mes… – Un mes… un mes… un mes…
Mi mundo estaba dando vueltas, apenas y sentí los brazos de alguien a mí alrededor. Iba a estar un mes sin mi laptop, sin mi móvil, sin mi vida, ya no era nadie.
***
Bien, mi vida va en picada. No he hablado con nadie en una semana, ni pienso hacerlo. No hasta que me devuelvan la vida que me quitaron, aunque todavía tengo derecho a mí mesada, que esta reducida al cincuenta porciento.
– Bien, hoy vendré por ustedes, después de tu club de ajedrez Ed, pórtense bien. – Estaba por bajarme cuando papá llamo mi atención, – Cuando vas a volver a hablarme Zo.
– ¿Cuándo piensas devolverme mis cosas? – Dije bajando del auto.
– Zoey estoy hablando contigo.
– ¿Me vas a quitar el resto de mi mesada? – Dije parada en la puerta.
– ¿Debo? – Negué, era lo único que me quedaba, lo único que me salvaba y que me ayudaba a hablar con Betsy la única que me comprendía, – Zoey, no lo has visto ¿cierto? – Negué, – Cielo háblame, extraño que hables conmigo.
– Voy a llegar tarde, debo irme. – Me di la vuelta.
– Que tengas un buen día princesita.
– Ya crecí padre no me digas así, me llamo Zoey.
Mi día transcurrió lentamente hasta que cayo la tarde, hoy debía esperar a Edward. Iba a esperar un milenio a que saliera de su club. Antes podía irme sin necesidad de esperar. Me lamente una vez más de mi triste vida.
Estaba sentada mirando la puerta del Club de ajedrez cuando unas manos me cubrieron los ojos, por un momento sentí pánico, hasta que unos labios cubrieron mi garganta.
– Heath… – Suspire.
– No sabía nada de ti Zo. Te eche de menos.
Me quite las manos de encima recobrándome y lo mire enojada, – Pues yo no, gracias a ti tengo un montón de problemas.
Me miro seriamente, – Suenas como Louis y eso me asusta, ¿que sucede?
– Mi papá me castigo, me quito mi laptop y mi móvil. Sin ellos no sé que hacer, no puedo comunicarme con la única persona en mi familia que me entiende y que comparte mis ideales, no puedo explayar mis ideas… y me siento rara siendo castigada. Como si yo hubiera hecho algo imperdonable. – Solloce.
– Oh mi cielo ven aquí, – Me desahogue, libere todo lo que había estado guardando en mi por esta semana mientras Heath me abrazaba con cariño.
– Papá nunca me había tratado así, fue tan cruel. Hasta me quito tu camisa.
– Era solo una camisa y tengo más, por si quieres otra. – Dijo besando mi cabello. – Creo que no es el mejor momento para decir que yo aun tengo tu camiseta.
– Oh… – Lo mire sorprendida, –Yo la quería. – Seguí sollozando.
Tomo mi rostro entre sus manos y seco mis lagrimas, – Aun cuando lloras eres hermosa, aunque creo que me encantan tus mejillas como enrojecen, si creo que es eso. Pero admito que me mata verte llorar y eso es extraño, soy frío como el hielo según mi padre.
– Creo que debería de haberte visto en la playa, no fuiste frío. – Dije con una sonrisa picara.
Él me sonrió de vuelta, – Sabía que detrás de esta niña había algo que no cuadraba, es tu picardía.
– No soy…
– Si eres, y me agrada, particularmente odio a las santitas. Tanta inocencia hace que me quiera dar un tiro.
– Es muy feo que digas eso, porque formo parte de ese club, – Se acomodo a mi lado y tomo mi cara en sus manos.
– Quiero besarte, pero el beso que quiero, entra en la categoría de lo inmoral. Qué me dices, eres demasiado santita y niña buena para negar este beso o eres lo suficientemente pícara como para aceptarlo. – Roso sus labios con los míos, no pude evitarlo quería ese beso, lo ansiaba.
– mmm… Quiero que me beses.
– Sabía que esta era mi chica, – Su lengua acaricio mis labios con dulzura, los entreabrí con un suspiro y él la metió en mi boca, acaricie con la mía a la suya y deje que todo se borrara de mi mente, sus manos me acariciaron íntimamente por debajo de la falda.
– Podrías parar de manosear a mi hermana, los demás están por salir. – Heath se separo de mí inmediatamente.
– Bien, creo que esta es mi señal, ya me voy, – Dijo Heath levantándose y tendiéndome una mano, – Vamos cariño, es hora de irme si me das tu correo podría…
– Creo que no, es mejor así creo. – Se acerco a mí y me beso suavemente.
Cuando se separo me dijo al oído, – Toma. – Saco de su bolsillo un móvil. – Es hasta que solucionemos el problema de tu móvil, si quieres hablar conmigo esta noche, marca la opción casa. – Lo guarde inmediatamente en mi bolsillo sin que Edward me viera, lo mire agradecida. – Puedes conectarte a internet libremente.
– Eres tan…
– ¿No te ibas? – Dijo Edward, lo mire con reproche.
– Si, ya me voy, adiós linda, – Me dio un beso en la frente y se fue.
Edward se giro hacia mí, – Ya vámonos.
– Tu club aun no termina. – Dije viendo como Heath se iba por el pasillo, hacia el lado contrario del estacionamiento del instituto.
– Para mí si, vámonos ya, papá esta por llegar. – Dijo reprochándome.
Camine al estacionamiento con pereza, para colmo Edward tenía razón papá ya estaba llegando para buscarnos. Instintivamente toque mi bolsillo donde guardaba el móvil de Heath. Edward paso a mi lado y se subió al auto en el asiento trasero, lo seguí.
– ¿Cómo estuvo su día? – Pregunto papá mirando a Edward.
– Bien papá, gane en todas las partidas de ajedrez. Y saque de nuevo la máxima calificación en matemáticas. ¿Cómo estuvo tu día?
– Bien, gracias hijo. ¿Y cómo estuvo tu día hija?
– Bien. – Mire en mi mochila y cogí un libro que pedí en la biblioteca.
– Que bien, veo que lees, ¿sobre qué?
– Nada interesante, – Un sueño de una noche de verano William Shakespeare…
LA TRAGEDIA DE OTELO,
EL MORO DE VENECIA
I.i Entran RODRIGO y YAGO.
RODRIGO
¡Calla, no sigas! Me disgusta muchísimo que tú, Yago, que manejas mi bolsa como si fuera tuya, no me lo hayas dicho.
YAGO
Voto a Dios, ¡si no me escuchas! Aborréceme si yo he soñado nada semejante.
RODRIGO
Me decías que le odiabas.
YAGO
Despréciame si es falso. Tres magnates de Venecia se descubren ante él y le piden que me nombre su teniente;
– Por como lo lees parece interesante. – Cerré el libro y lo devolví a la mochila. – Ok entendí la indirecta, no quieres contarme nada. – Mire por la ventana, – Sabes, soy yo quien debería estar enojado, no tu, yo soy el que esta des…
– Papá no creo que te haga caso. – Interrumpió Edward mirándome con el ceño fruncido.
– Si eso creo hijo, toma nota así son los hijos cuando les inculcas disciplina.
– Así se comportan los hijos cuando tienen padres que son injustos y que no los comprenden. O que olvidaron cuando ellos eran jóvenes por ejemplo.
– Hija si supieras… pensarías igual que yo.
Lo mire un instante, parecía creer en lo que decía. Tal vez tenía algo que ver con lo que escuche después de la cena, mamá parecía hablar en serio aquella noche.
– Entonces solo dilo, no te quedes callado. – Dije ya algo exasperada.
– Mi amor, me encantaría pero estas tan encandilada con la ilusión de amor que no creo que quieras ver la verdad.
– ¿Por qué no lo intentas? – Dije pero fue como hablar al aire, me ignoro completamente todo el camino a casa.
Para cuando llegamos a casa, todos estábamos hartos del silencio depresivo del ambiente, aunque nos bajamos de la misma manera, yo estaba feliz de poder llegar a casa, a mi cuarto, el único lugar en el mundo en el que me sentía segura. Claro mientras no entrara papá en la ecuación. Las únicas veces que me había sentido insegura en mi cuarto eran las veces en que papá había entrado.
Mi cuarto estaba tal cual lo había dejado, ahora solo yo tenía permiso de entrar en ella. Mi madre estaba algo preocupada, no le dirigía la palabra ni le dejaba ordenar mi habitación. Por mi todo estaba bien, según la única vez que pude hablar con Betsy “estaba sufriendo un complejo de rebeldía” aparentemente lo estaba sufriendo porque no me interesaba molestar a mis padres o hermanos.
Deje todas mis cosas y tome una larga ducha, luego me coloque mi pijama favorito y me acomode en la cama con el móvil de Heath a mi lado, sentía algo extraño dentro de mí cuando marque el número que me dijo Heath. Mi corazón parecía correr su propia maratón personal para cuando el timbre comenzó a sonar en la línea.
El teléfono descolgó, – Casa de la Familia Tanner, ¿en qué puedo ayudarlo?
– Ah… quisiera hablar con Heath habla Zoey, – Dije algo insegura, tal vez no era buena idea hablar con él después de todo.
– Un momento por favor. – Escuche como dejo el teléfono en una superficie. Y espere a que volviera, si es que un día lo hacia.
– Zoey, – Dijo esa voz que tan bien conocía.
– Heath ¿qué tal? – Dije algo tímida.
– Por qué la timidez cielo, habla con toda la franqueza que quieras estoy solo en mi cuarto. A menos claro que estés con alguien allí.
– Yo también estoy sola, así que no tengo problemas.
– Que bueno… mmm… quiero sacar a tu pícara interna ¿puedo?
Sonreí tontamente, – Bien, creo que puedes.
– Esa es mi nena, – Dijo, y casi pude ver la sonrisa cruzar en su rostro, – ¿Qué llevas puesto nena?
– Un pijama, – Dije simplemente.
– Bien, ya sé que estás vestida, ahora dime como es tu pijama. – Escuche un ruido que llamo mi atención como si se estuviera recostando en una cama, muy probablemente.
– Es un Victoria Secret, por lo que es estilo un vestido que me llega hasta el muslo…
– No dejas nada a mi imaginación… – Dijo suspirando desde el otro lado de la línea.
– Te dejo para que adivines el color, el escote, y que tan ajustado esta, además de hasta que parte del muslo cubre. – Dije sorprendiéndome de estar jugando este tipo de juegos, yo no era así. Dios, las hormonas estaban haciendo estragos conmigo.
Escuche una respiración fuerte desde el otro lado de la línea, – Nena eres más peligrosa de lo que pensé, pero me encanta.
– Que bueno, pero yo también quiero saber que llevas puesto. – Dije sintiendo el rubor comenzando a cubrir mi rostro.
– Adivina pequeña Zo. – Dijo con la voz ronca de repente.
Me aclare la garganta, – ¿Estas vestido?
– Si, por ahora.
– Esta bien por ahora… – Dije sintiendo mi cara más roja aun, – ¿Lo que llevas te cubre la parte inferior y superior?
– Emm… inferior…
– Llevas bóxer. – Dije de inmediato.
– Sip, ¿y tu qué llevas de ropa interior?
– Adivina… – Susurre.
– Creo que no llevas sujetador, recuerdo que aquella noche no llevabas sujetador debajo de ese top… no me quejo, me hiciste muy feliz esa noche, y sé que debajo de esa blusa en la escuela no llevabas sujetador… así que creo que solo llevas unas bragas… y me arriesgo a decir que son sexis.
– Como puedes decir todo eso… si, esa noche no llevaba sujetador, pero en el instituto no puedes asegurarlo… y menos decir que llevo bragas sexis.
– Punto uno, me di cuenta que no llevabas sujetador en la playa porque se notaban los contornos de tus pechos y porque ese top salió volando, punto dos, hoy me di cuenta porque tus pezones se endurecieron cuando nos besamos y te toque debajo de la falda, por lo que punto tres, me atrevo a decir que llevas bragas sexis porque… dividiré esto en letras; letra A, todas las chicas tímidas llevan a una chica sexi dentro de ellas, letra B, cuando puse mis manos en tu trasero aquella noche en la playa sentí claramente lo pequeña que era la prendita que llevabas y letra C, hoy también llevabas una prendita muy pequeñita debajo de esa falda tan recatada que llevabas… ahora necesito aire para recuperarme de la imagen mental…
Me quede pasmada, – No te olvidaste de ningún detalle. Y sip, llevo unas braguitas y no llevo sujetador… a decir verdad no lo necesito porque no tengo nada que cubrir en esa parte. – Dije sintiéndome algo amarga por eso.
– En realidad quería hablarte de eso.
Mire al techo con atención, – No te metas con mis pechos…
– Pero quiero, – Dijo divertido, yo no veía en ninguna parte la diversión, – Deseo meterme entre ellos… acariciarlos, besarlos, lamerlos, morderlos, piñizcar un poquito esos hermosos pezones morenos… oh si, deseo meterme con ellos.
Ahora estaba totalmente encendida, estaba totalmente segura porque mi cara me ardía.
– Cariño te deje muda, o te sorprendí o estas asustada por mi tan clara exposición de lo que me encantaría hacer con cierta anatomía de tu cuerpo.
– ¿Por qué estas hablando de esa manera?
– Para que no te asustes más de lo que ya te asuste.
– No me asuste solo me sorprendí, es que nadie nunca ha dicho nada como eso sobre alguna parte de mí. – Dije mirando mi inexistente pecho.
– Nadie tiene el suficiente valor para decir eso, y más vale que nadie más te lo diga solo yo puedo estar a tu lado mi vida, para decir y hacer todo eso. – Termino algo molesto.
– ¿Celoso? – Dije jugueteando con la sabana de mi cama.
– Jaja, preciosura un día terminaremos lo que comenzamos aquella noche y te juro que recordaras por el resto de tu vida cuando te tuve debajo de mí, y no querrás a nadie más. Y créeme haré lo que te dije y mucho más.
Respire profundamente, – ¿Y qué sería eso de mucho más?
– Allí esta mi chica pícara, qué tal si te lo digo mañana ¿si?
Me mordí el labio, – ¿Mañana? No creo poder… mañana es muy probable que papá vuelva a ir a buscarme a mí y mi hermano… no sé.
– Tal vez podríamos llegar a un acuerdo con tu pequeño hermanito… – Dijo en tono pensativo.
– No lo creo, dudo que puedas tener algún acuerdo con él… – Dije sabiendo que sería algo imposible ofrecerle algo a Ed para que nos dejará en paz.
Escuche una risa del otro lado de la línea. – ¿Cómo llegamos a esto? – Dijo Heath algo divertido, – Estaba por descubrir hasta donde llegaba tu escote cuando saltamos y saltamos hasta llegar a cómo chantajear a tu hermano para que me de un momento para manosearte.
Me reí contra mi mano, – Si, creo que tienes razón.
– Mañana iré a verte, solo dime en que momento hay tiempo y allí estaré.
– No sé…
– ¿Zoey estás hablando por teléfono? – Mire a mi puerta y vi a Edward.
– ¿Qué haces aquí, no sabes que debes de tocar la puerta?
– ¿Qué pasa Zo? – Dijo Heath.
– Es Edward que entro sin llamar a mi cuarto.
– Estas hablando con Heath. – Dijo cerrando la puerta tras de él.
– Pásamelo cariño, quiero hablar con él por favor.
Me quede en blanco un rato hasta que por fin dije, – Está bien. – Mire a Edward, – Quiere hablar contigo. – Le pase el teléfono y fui al baño supuse que querría intimidad para hablar con él. Aunque en la verdad solo quería que Edward saliera de mi habitación y me dejara seguir hablando con Heath.
Volví después de un rato, Ed estaba sentado en mi cama jugando con el móvil.
– Me dijo que te enviaba un beso entre comillas puaj de buenas noches, lo vamos a ver mañana.
Preste atención de inmediato, – ¿Vamos? Porque tu…
– Accedí a darle una oportunidad, pero va a tener que verte en mi presencia, así se hacían las cosas en los tiempos antiguos, las chicas de tu edad tenían un chaperón.
– Edward creo que estas olvidando un detalle, – Dije ironizando, – Estamos en el siglo XXI, las chicas salen solas, viven un vida aparte de los hombres y mucho más, créeme.
– Pues tu no jovencita. – No pude aguantarlo más y me puse a reír, – ¿De qué te ríes?
– De nada, – Dije secándome las lagrimas, – De nada, solo que… ¿en qué momento, en que minuto te convertiste en una copia de papá?
– No es gracioso Zo, ya me voy a dormir y tú también debes mañana hay que levantarse temprano para la escuela. – Ya estaba por salir cuando se giro, – Y deberías ponerte la otra parte de tu pijama te vas a enfermar.
– Ed, esto es todo el pijama, – Me miro como si estuviera loca. Yo en cambio le sonreí.
– ¿Y por qué comprarías algo que es como para una niña de siete años? – Dijo con la confusión escrita en la cara.
– Ed a veces eres tan inocente. Buenas noches. – Y me metí en la cama.
***
El día parecía brillar con una nueva luz, parecía todo más claro.
Caminé hasta la puerta de la cocina y entre como lo había estado haciendo desde hace días, o sea, sin prestar atención a nadie en especial. Me senté y comí mi desayuno, hoy iría Heath a verme al instituto, aunque con un pequeño inconveniente, Edward estaría allí pero no importaba, no ahora.
– ¿Zo, quieres ir conmigo esta tarde de compras? – Dijo mamá rompiendo mi burbuja de ilusiones.
– No, no necesito nada. – Dije retirando mis cosas de la mesa y tomando mi mochila, – Ed ya es hora de irnos.
– ¿Estás segura cielo? No debes preocuparte por tu mesada, te daré dinero suficiente para que compres lo que quieras.
Mire en mi mochila si necesitaba algo más, al parecer ya tenía todo, – No, en verdad no necesito nada. – Cada vez me era más fácil serle indiferente al mundo a mí alrededor.
– Mamá yo puedo acompañarte, salgo temprano hoy. – Dijo Emily entrando a la cocina.
– Bien cariño, me encantaría que me acompañaras. – Ambas sabíamos que salir de compras con Emily no era una buena idea, en cuanto encontraba lo que deseaba volvía a casa, y a mamá le encantaba comprar y seguir observando por algo que quizás haya pasado por alto en sus compras. Como yo.
Pero como estaba en mi fase de rebeldía según todo el mundo, me negaba a dar mi brazo a torcer por salir de compras. Por mucho que lo deseaba.
– Vamos Zo, papá ya nos está esperando en el auto.
– Vamos…
– Si cambias de opinión puedes llamarme… – Me interrumpió mamá antes de salir.
Me gire y le sonreí sin alegría, – Claro, cuando papá me devuelva el móvil… adiós.
Edward me miro con el ceño fruncido, y seguimos caminando al auto.
– Zoey te prometo que no le diré a nadie sobre ti y Heath, pero debes prometerme algo a mi también…
Oh genial debía de haberme esperado algo a cambio, me quede parada y mire a Edward, – Bien habla, me tienes en tus manos, ¿qué es lo que quieres?
Edward se removió incomodo, – Quiero que seas más amable con mamá y papá, les hace daño toda esa indiferencia.
– Ed ellos comenzaron con toda esta indiferencia, como puedes olvidarte de eso, papá me quito la laptop y el móvil…
– Pero tienes un móvil…
Le puse mi mano en la boca y mire para todos lados, – ¿Qué pretendes? Casi te escucha el vecino.
– Solo quiero que cumplas, yo no hablo y tú dejas de comportarte así. Es prácticamente un fifty – fifty.
– Niños, ¿qué sucede? – Dijo papá saliendo del auto.
– Nada, vamos Ed, – Lo tome de la mano y le susurre, – Voy a intentarlo, no me pidas más.
– Ok, – Me dijo sonriendo, – Yo intentaré no patear a Heath cuando lo vea.
– Ok, como sea…
– ¿De qué me perdí? – Dijo papá mirándome, me mordí la lengua al pensar en una buena respuesta, rayos…
– Nada, solo conversábamos sobre lo que haremos hoy. – Dije esforzándome por parecer amable.
Papá me miro admirado y luego sonrió, lo que hizo que me sintiera extraña, llevaba una semana siendo indiferente, – Bueno, vamos todos tenemos un gran día hoy.
– ¡Vamos, vamos! – Dijo Edward ya sentado en el asiento trasero. Me subí a su lado.
***
Bien, ya era por la tarde y me estaba impacientando, no había nada por ningún lado. Volví a mirar por el jardín posterior del instituto. Sería posible que no viniera… que se hubiera olvidado de mí… que…
Una mano tomo la mía y me arrastro hasta los árboles corriendo, miré sorprendida a Heath mientras corríamos hasta los árboles. Una vez que estuvimos a cubierto tomo mi rostro y comenzó a besarme. Me separé un poco.
– Te estuve esperando desde hace un montón de rato, yo pensé… – Mire mis pies al recordar que había pensado que se había olvidado de mí.
– Linda, tengo poco tiempo. Me encomendaron un trabajo y no me agrada para nada hacerlo, porque uno, – Levanto un dedo. – Es en grupo y porque dos, – Levanto otro dedo, – Porque es con tu hermana, es para mañana por lo que se supone que ahora me dirijo a tu casa para terminar todo esto rápido. Creo que se va a armar un cataclismo del tamaño de un buque.
Sonreí, – No más de lo que yo he hecho, entonces te veré allí. – Dije tratando de ignorar cualquier pensamiento negativo que me dijera algo sobre esto. Todo iba a estar bien.
– Si aun estoy con vida, pues entonces si, solo por si acaso vine a pedir mi móvil lo necesito. – Lo mire con pena, ni se me había ocurrido pensar que lo quisiera de vuelta, – No pongas esa cara cariño, te traje uno, no sé si te guste es el mismo modelo de I-phone que el mío, pero me tome la molestia de adornarlo un poco. – Me entregó un móvil adornado con ositos, y el tema también era de osos.
– Como supiste que me encantan los ositos, – Dije chillando.
Heath se sonrojo, – Solo lo supuse, me alegra que te guste. – Miro su reloj y pestañó, – Me debo de ir, te veo luego cariño. – Me beso en los labios y estaba por partir corriendo cuando le tendí su móvil. – Gracias cielo.
– De nada, nos vemos mi amor. – Heath me miro algo extrañado, le había dicho esas palabras desde el fondo de mi corazón.
Sonrió, no como siempre sino de una forma diferente, – Me gusta, – Dicho eso partió corriendo fuera de allí, lo seguí medio camino hasta llegar a los corredores del instituto, y me encontré con la cara enojada de Edward.
– Se supone que se verían cuando yo estuviera presente. – Sip, estaba enojado.
– Heath solo vino a advertirme que estará en casa esta noche, debe de hacer un trabajo en casa con Emily.
Edward me miro como si me hubiera salido otra cabeza, – Esta totalmente loco, si quería verte no debía de hacer un acto suicida.
– No digas eso, a él tampoco le llamaba la atención hacer eso. Oh y no sabes nada me regalo esto, – Dije emocionada mostrándole mi nuevo teléfono.
– ¿Eso que veo son osos? – Dijo petrificado mientras yo sonreía mientras asentía.
– Es tan atento, y el detalle fue tan hermoso…
– Si que genial, mejor vámonos. – Dijo dándose la vuelta y comenzando a caminar por el pasillo.

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