lunes, 6 de junio de 2011

Werewolf; Capitulo IX "Dolor"



Camine por el pasillo hasta que llegue al cuarto de Jeremy. Entre al recordar mi teléfono. Lo tome y mire la pantalla… no recordaba haberlo encendido, pero tenía un mensaje de voz y unas... ¡no! ¡Más de 10! Llamadas perdidas, mire el reloj ya eran las ocho y media, y si mi corazón no mentía… el infierno se había desatado.
Me sacudí, no, no era por eso que las chicas me llamaban solo era para preguntarme el porqué no había vuelto. Solo era eso. Apreté el botón de discado para devolver la llamada a la última persona que me llamo, por lo menos haría eso por ahora.
El teléfono timbro y timbro hasta que escuche un ruido al otro lado de la línea.
– ¡¿Megan?! – Reconocí ese tono de voz de inmediato y eso fue lo que me asustó.
No… ¿La secretaria de papá, por qué? – Hola cómo estás Gladys. – Dije controlando el tono de mi voz, para que no escuchará mi preocupación.
– Megan esta no es hora para preguntarme como estoy, la pregunta es dónde estas tú. – Dijo exasperada.
– Estoy en casa de mi novio… – Dije con lentitud.
– ¡¿Qué?! Megan debes venir de inmediato aquí a la comisaria… – Dijo irritada, la escuche perfectamente cuando suspiro y volvió a tomar aire para tranquilizarse, – Tenemos que hablar, es urgente.
Asentí inconscientemente, – Si… iré de inmediato. – Termine algo desanimada, coloque mis manos en mi pecho. Era el vacio de nuevo.
Me quede parada un buen rato hasta que logré moverme sin sentir que el mundo se me estaba cayendo a pedazos.
Mire mis ropas y me encogí de hombros, esto era lo mejor que iba a tener en cuanto a ropa… me acomode el cabello con exasperación y salí corriendo con mi teléfono en mano.
Llegué a la puerta sin problemas, no tenía la menor idea de lo que iba a tener que hacer para llegar a la comisaria, pero haría lo que fuera necesario para llegar.
– No deberías irte así… – Dijo Jeremy detrás de mí. Me di la vuelta lentamente.
– Debo ir a la comisaria…
Jeremy negó con firmeza, – No quiero que salgas, él ronda libremente allá fuera y en la ciudad no puedo cuidarte como quisiera o por lo menos no sin dejar ver mi naturaleza.
– Es que la secretaria de papá me llamo, – Dije con un nudo en la garganta, – Debo. Ir.
Jeremy me miro a los ojos, – Es tu seguridad Megan, por la que me preocupo.
– Jeremy si quieres que este bien y segura, entonces déjame ir y luego te dejaré cuidarme como creas necesario. – Jeremy me miro inseguro.
– Voy contigo. – Asentí, pero él se dio la vuelta y grito, – ¡Fred! ¡Fred ven aquí!
– No grites, ¿Qué pasa? – Dijo Fred, quien llego en un abrir y cerrar de ojos.
Jeremy lo miro, – Vas a acompañarme. – Me sorprendí del tono de voz que uso Jeremy, era… frío. – Sobre todo vas a proteger a mi hembra.
– Si, Alpha, – Respondió Fred.
Los mire a ambos un tanto sorprendida de sus actos.
– Vamos, – Dijo Jeremy. Colgó mí brazo al suyo y salimos con Fred detrás de nosotros.
El auto estaba estacionado en la salida, Fred se colocó detrás del volante, mientras Jeremy y yo nos sentamos en el asiento trasero.
Nadie dijo una sola palabra en todo el camino, Jeremy únicamente me mantuvo abrazada todo el camino, parecía saber como me estaba desquebrajando por dentro.
>>Jeremy<<
Casi podía oler la desgracia dentro de Megan, aunque no lloraba sabía que su dolor estaba aumentando a medida que nos acercábamos a la comisaria. Casi había pegado un salto en cuanto llegamos a la ciudad.
Enterré más mi cara en su cabello e inhale su olor, acaricie su espalda y su cabello, pero Megan estaba ensimismada.
– Alpha ya llegamos, – Dijo Fred, no le había agradado nada que le diera una orden al salir de casa. Suspiré, sabía que él era inestable con eso del macho alfa y aun así lo hice.
– Gracias Frederick, – Fred me miro inmediatamente por el espejo retrovisor, – Quédate en el auto y si necesito tu ayuda te lo haré saber, pero esto es algo que es mejor que hagamos Megan y yo. – Fred asintió. Me separé de Megan un poco, – Vamos mi amor.
– Tal vez solo debería ir yo…
– No. No voy a dejar que hagas eso. Vamos. – Dije y me baje del auto.
Megan me siguió fuera como si fuera un robot, la abrace por los hombros y la guié dentro.
Apenas cruzamos el umbral la secretaria de su padre nos vio y comenzó a acercarse por entre la gente que había. Nunca había visto tanto desorden en la comisaria, por lo general el Jefe Gray nunca tenía esto, claro que… él ya no estaba. Una punzada de dolor cruzo mi pecho, pero luego fue sustituida por otra de rabia. El maldito que había hecho esto lo iba a pagar caro, con su vida.
Megan se aparto de mí y camino un poco hasta llegar con la otra mujer, pero nunca esperé lo que paso.
La mujer cruzo la cara de Megan con una cachetada, que dejo a Megan estupefacta, y a todos alrededor que se quedaron quietos mirando la escena. Yo en cambio camine hasta llegar al lado de Megan y la abrace contra mí.
– ¿Por qué? – Dijo Megan en un susurro.
– ¿Por qué? – Se burlo la mujer, – ¿Dónde estabas cuando tu padre murió? ¡¿En la cama con él?!
Me quede estupefacto mirando a la mujer que tenía en frente de mí. ¿Cómo podía ser tan malditamente insensible?
– Sino respondes es porque es la verdad. – Dijo la mujer a la que quería matar.
– ¿Cómo…? – Dije sin encontrar las palabras exactas para seguir hablando.
La mujer me miro con el desprecio marcado en su rostro, – ¿Cómo? Nadie sabe lo que paso, el mismo modus operandi que con tu…
– ¡No! – No rugí, – ¡Dije cómo un ser tan insignificante como tú te atreves a hablarle a mi Megan de esa forma! – La mujer me miro a los ojos y pude ver claramente como la sangre abandono su rostro. Ella retrocedió dos pasos. – Acabas de decirle que su padre murió… y pretendes que te responda como si nada. Eres una…
– Jeremy… ella no sabe la historia completa, – Dijo Megan entre mis brazos. – Déjala, ella quería a mi padre.

La mire con el ceño fruncido, luego mire a la mujer, – Si le vuelve a tocar un solo cabello, este será el último trabajo que conozca en el mundo.
La mujer trato de mantener la compostura, – No me amenace, sé bien quien es usted, el señor Gray siempre hablaba de usted señor Wolf, pero más le vale que no me amenace.
La mire como la plaga que era, – Yo no amenazo. Yo prometo. – Dije con el tono que usaba con los lobos que intentaban darme cara, y como con aquellos lobos el olor al miedo era latente, me regocije en él.
– Dónde esta… – Pude ver el esfuerzo de Megan al hablar, – El cuerpo de mi padre… – La abrace más fuerte contra mi pecho. – Quiero verlo…
– Tu padre fue asesinado, la autopsia se esta haciendo en estos momentos.
La cara de Megan, si es posible, empalideció más aun. – No…
La mujer se dio cuenta de su actitud, – Es lo que se debe hacer. – Miro hacia otro lado y llamo a un policía, – Llévala para que sea interrogada.
– ¡¿Qué?! – Dijo Megan, – ¿Por qué debo ser interrogada?
La mujer le sonrió, – Porque no estabas en tu casa y nadie sabe donde estabas.
– Mis amigas lo saben, también Jeremy, su madre, su nana…
– ¿Te das cuenta que todas esas personas que nombras son personas que mentirían por ti?
El policía ya se estaba acerando a Megan, – Llamaré a mi personal de seguridad para que traigan las grabaciones del movimiento durante la noche y en cuanto llegaste a mi casa. – Me gire para ver a los policías, – Con eso debería bastar para que dejen a Megan sufrir su perdida en paz.
Megan me miro agradecida, pero el dolor aun persistía en el fondo de sus ojos. La bese en los labios y me aleje para poder hacer la llamada.
>>Megan<<
– Vamos, – Dijo Gladys a mi lado, aun no sabía porque se comportaba de esa manera conmigo, parecía estar segura de que yo había matado a mi padre. Me abrace a mi misma y la seguí hasta la sala de interrogación.
El policía que siempre estaba de guardia me dejo pasar y nos acompaño dentro.
– Bien, ya sabes como funciona todo esto, no sirve de nada que te diga que ese vidrio es parte de la decoración. – Asentí, – Así que vamos al grano, ¿dónde estabas anoche?
La mire a los ojos y vi los círculos obscuros, ¿a qué hora se enteraría ella de la muerte de mi padre? Porque no me había… no, no era justo quejarme cuando yo había estado haciendo otras cosas, cosas que habían sido importantes en ese momento.
– En casa de Jeremy. – Respondí.
– ¿Por qué estabas allí? – Su voz era cortante cuando me lo pregunto.
– Porque tuve un mal presentimiento. – Sabía que esa no era una respuesta.
– Megan, solo te hundes más con las respuestas vagas.
– Por qué me interrogas, sabes que yo no le haría algo así a mi padre, – Dije comenzando a llorar.
Me dirigió una mirada fría, – He visto a hijas más amorosas que tu que le han clavado un cuchillo a sus padres mientras duermen. Responde.
Me quede en silencio, y saque mi teléfono de mi bolsillo.
– No es momento para que veas cuantos mensajes te envían tus amigos o recuerdes los mensajes de tu novio.
Le tendí el teléfono y esperé su reacción.
Levanto la mirada y lanzó el teléfono lejos. – ¡¿Y aun así no te quedaste con él?!
Estaba por abalanzárseme encima cuando el otro policía la detuvo. – Detente.
– ¿Por qué? ella prácticamente dejo a su padre solo… de seguro tomo la excusa perfecta para acostarse con ese muchachito y ni siquiera se preocupo por lo inusual de su mensaje…
– Ella ahora es huérfana deberías de dejar de reprocharle.
Sus palabras me calaron tan profundo, que no pude detener las lágrimas cuando comenzaron a caer.
Llore y llore hasta que no quedo nada más en mí.
Ahora estaba sola.
Mi madre murió cuando nací.
Mi padre murió antes de que fuera mayor de edad.
¿Qué voy a hacer sola?
Unas manos se posaron en mis hombros y me masajearon.
– Me tienes a mí Megan. Nunca te voy a dejar sola, te lo prometo. – Me levante y abrace a Jeremy.
– Jay, solo me quedas tu… – Jeremy estaba pálido y se veía tan cansado como yo, él también estaba sufriendo conmigo. – Te amo.
– Y yo a ti mi vida.
Me sequé las lagrimas con un pañuelo que me había tendido, – Más te vale que a ti no te pase nada, – Jay me miro con preocupación, – Si te pasa algo yo me muero.
– No digas eso Megan, nada nos va a pasar. – Dijo, pero yo sabía que no podía afirmar nada, no con ese loco suelto allí fuera. – Mi amor, las grabaciones que muestran tu llegada a mi casa van a llegar en un rato más, y también hable con el jefe de policía provisional dice que puedes irte, y que todo esto no era necesario. – Dijo mirando a Gladys, con una mirada de odio. – Así que vámonos de aquí.
– Si, por favor.
– Arreglaré todo para el entierro de tu padre. – Asentí agradecida, no tenía idea de cómo hacer eso. Comencé a salir de la sala pero Jeremy se detuvo antes de salir, – No vuelvas a meterte con Megan. – Le dijo a Gladys.
Lo tome de la mano y seguimos, – Vámonos.
Cuando estamos afuera pude respirar, sentía que todo estaba apunte de caerse encima. Si papá hubiera estado conmigo… suspire, Jeremy era de mucha ayuda y lo amaba aun más por eso, por ser mi apoyo cuando más lo necesitaba.
– Jeremy, ¿podemos ir a mi casa? – Jeremy me miro y luego me sonrió.
– Debemos ir por tus cosas, vas a vivir conmigo… – Se sonrojo un poco, – Es lo mejor. – Asentí, no quería estar sola, – Pero hagámoslo rápido.
– Si.
Nos subimos al auto. Fred no se había bajado por lo que estaba esperando obviamente aburrido.
– Fred, – Dije con un nudo en la garganta, – ¿Puedes llevarnos hasta mí… casa? – Fred me miro y asintió, – Gracias.
– Tus deseos son ordenes Megan.
– Gracias, muchas gracias. – Me abrace a Jeremy y seguí llorando.
– Ya mi Megan no sufras más, me tienes a mí, a mi familia y a mis amigos. – Dijo Levantando la mirada hasta Fred. – Nos tienes para ti.
Me deje llevar por las caricias de Jeremy, y de pronto me sumí en la oscuridad.
>>Jeremy<<
– Te ves como si quisieras matar a alguien.
– No te imaginas como la trataron, – Dije entre susurros, que sabía que Megan no escucharía. – Una mujer le echo la culpa de la muerte de su padre, la interrogaron como si fuera una delincuente… esa maldita mujer le dio una cachetada… no me pidas que no quiera sangre.
Fred apretó el volante con fuerza, – No puedo creer que hicieran eso… ella perdió su familia.
– Lo sé, – Dije mordiendo las palabras. – Por eso me las van a pagar…
Seguimos el camino en silencio.
Megan dormía intranquila, pegaba saltitos de vez en cuando. Debía de estar en shock la pobre. Apoye mi rostro en su cabeza. Mi dulce Megan, hace tan poco entre en su vida y ya la estoy arruinando, si tan solo no la hubiera conocido ella no estaría en problemas… todo era mi culpa, si no hubiera metido a su padre en esto él estaría vivo.
– Ya no te culpes más Jeremy, lo que debía ser, debía ser.
Suspire, – Eso supongo.
– Estamos por llegar, será mejor que la despiertes.
Lo mire, – ¿Ya no estas enojado?
Bufo, – Eres un idiota normalmente, pero le sumas la luna y eres un idiota de remate. – Dijo amargado, – Pero sé cuando presionar y este no es el momento.
Bien, eso era algo. Mire a Megan y la sacudí con suavidad.
– Megan cielo, abre tus ojos cariño, ya llegaste a… tu casa. – Dije no sabiendo que le iba a producir eso.
Megan despertó de un salto, y comenzó a hipar. Miraba para todos lados hasta que se dio cuenta que estaba entre mis brazos.
Me abrazo, – Jay… ¿ya llegamos? – Asentí, – Bien, creo que la llave de repuesto esta en una maceta, vamos.
Me baje rápido para estar a su lado, y nos dirigimos a las macetas que estaban a un lado de la casa, ahora que lo pensaba en primavera siempre estaban bien adornadas. Tome una de las manos de Megan, si, parecían las manos de alguien que le gustaba trabajar con ellas.
– ¿Te gusta la jardinería?
Ella me miro sin entender mi pregunta, pero respondió. – Si, es a algo que me he dedicado desde que era pequeña, los hobbies no eran mi fuerte.
– Siempre me han gustado estas flores, como puedo convencerte de que hagas lo mismo con mi jardín.
Megan abrió los ojos de par en par. – Eso me tomaría muuuucho tiempo.
Le sonreí, – Esa es la idea.
Me sonrió de vuelta, – Entonces si…
– Hey Niños, llaves, ¿eso les dice algo? – Dijo Fred a nuestro lado.
– Tienes el don de matar los momento románticos ¿cierto? – Dijo Megan, pero se dio la vuelta sonriendo y se agacho entre las macetas, bajo la cuarta maceta que revisaba encontró la llave. – Aquí esta.
Fue hasta la puerta y nos hizo una seña. Entramos tras ella. La casa estaba tal cual la había visto la última vez.
– Por aquí esta mi cuarto, voy y vuelvo. – Fred asintió, pero yo la seguí.
Megan entro en su cuarto y me quede fascinado por lo que veía.
Su cuarto estaba pintado de un morado claro, y estaba lleno de posters, pero lo que capto mi atención fue un peluche que estaba sobre su cama. Un lobo de peluche de color negro. La curiosidad morbosa me gano, lo tome entre mis manos y me lo lleve a la nariz.
Olía a Megan por completo.
– ¿Jeremy qué haces?
Me sentí culpable y lo lance a la cama, – Nada. Quería ayudarte.
Me sonrió, – Ya conociste a mi Bobby, es mi peluche favorito. – Abrió un bolso que tenía en las manos y lanzó su peluche dentro. – No me gusta dormir sin él, mi cama se siente vacía cuando no esta.
Para que lo necesitas en mi casa, yo soy de tamaño real. Pensé.
Megan siguió llenado su bolso y una maleta, mire hacia otro lado cuando llegó a la ropa interior por lo que fije mi mirada en los posters. La mayoría de los temas eran de películas de terror como Drácula, Entrevista con el vampiro, y sip esa era Besos de sangre.
– Jeremy creo que ya cogí toda mi ropa. – La mire, la mayoría de sus cosas aun seguían allí en el ropero.
– Después puedo mandar a recoger todo, – Megan me miro asustada, – Ya veremos, ¿estas segura que llevas todo lo que necesitas?
– Creo que llevo todo lo que puedo llegar a necesitar, descuida. Aunque quiero recoger algo… – Dijo insegura.
– Hazlo, me llevaré tus maletas fuera para guardarlas en el maletero. – Me pare, – Apresúrate, ¿si?
– Si.
>>Megan<<
Entre en el cuarto de papá tratando de no pensar demasiado, había recordado lo que me había dicho hace mucho tiempo.
Flash back
– Megan, ven aquí pequeña. – Corrí hasta los brazos de papá.
– ¿Qué me vas a enseñar hoy papi? – Papá me sonreía encantado.
– Hoy vamos a descansar, tu puntería es de maravilla, tienes el mejor pulso que he visto, claro después de mí obviamente.
Sonreí y lo bese en la mejilla. – ¿Entonces qué vamos a hacer?
– Te voy a mostrar algo que adquirí, – Me llevó en brazos hasta su habitación, – ¿Recuerdas lo que vimos hace un mes?
Asentí fervientemente, era difícil olvidar el haber visto a un hombre lobo, ¡un hombre lobo de verdad!! Quería gritarlo de la sola emoción.
Nos sentamos sobre su cama.
– Bien, pero Megan no quiero que te emociones demasiado, no todos ellos son buenos como Jeremy… – Ese era el lobo que él había conocido hace poco, – Hay malos, como con las personas comunes, hay buenos y malos. – Asentí algo indecisa, – Pero los lobos malos son más peligrosos que las personas malas…
– ¿Por qué?
– Porque ellos pueden hacernos mucho daño con sus manos desnudas. – Abrí los ojos de par en par. – Pero como todos los seres en el mundo, ellos tienen un talón de Aquiles.
– Aquiles murió por una flecha en su talón, ¿qué puede… matar a un lobo? – La sola idea me dolía.
Papá se puso serio, – Plata, los objetos en especial dagas o armas hechas de plata. Su cuerpo produce una reacción química que los mata… – Lo mire no entendiendo demasiado, él se dio cuenta de mis dudas y me revolvió el cabello, – Son alérgicos a ella.
– Oh. – Papá me coloco un dedo en mis labios.
– Por eso compré esto, – Me mostró una caja, y la puso entre mis manos.
La abrí indecisa de lo que podía encontrar, papá me sonrió y me alentó a abrirla, mire dentro.
Era la pistola más increíble que había visto. Alcé la mirada a papá.
– ¿A qué es increíble? – Dijo papá mirando también el arma.
– Si papi.
– Es solo en una emergencia, la dejaré escondida donde solo tu y yo sabremos donde esta.
– Y como sabré si…
Papá levanto una mano, – Lo sabrás, – Puso su mano en el centro de mi pecho. – Lo sabrás.
Fin de flash back
Apreté la caja contra mi pecho. Ahora lo sabía, esto era estar en emergencia.
Salí del cuarto con la caja en mis manos y rezando para no tener la necesidad de usarla.
Jeremy se encontraba con Fred en la sala, me encamine hasta ellos pero Fred dio dos pasos atrás.
– ¿Qué sucede? – Pregunte.
– Huelo plata. – Dijo entre dientes.
– Yo también, pero es Megan por lo que no me preocupo. – Dijo Jeremy acercándoseme y colocando su mano contra mi rostro. Su toque era lo que necesitaba para estar tranquila, en todo el día lo había adorado.
– Podemos irnos de aquí. – Jeremy asintió.
En el momento en que salí de la casa, una brisa me atravesó y por un momento creí que alguien me había tocado.

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