lunes, 6 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo IX



– No te imaginas cuanto te extrañe, – Dije apretándola, – No has cambiado en nada.
– Solo han sido un par de meses, – Dijo sonriendo, de pronto se puso a sonreír tétricamente, – Ni creas que se me ha olvidado de que me dejaste sola con el blog, mientras este aquí vas a escribir como loca, tengo unos temas que se me han ocurrido y no, no te vas a negar.
Una gota de sudor cruzo mi frente, – Han pasado algunas cosas por aquí y me he dejado distraer, te prometo que no lo volveré a hacer.
Me miro seriamente, – Es que no lo volverás a hacer, – Puso cara de mártir, – No te imaginas lo duro que fue trabajar sola, mi imaginación esta extenuada por eso necesito la tuya. – Sonrió.
– Mejor vamos por tus maletas. – Dije para distraerla.
– Bien.
Fuimos por ellas, dos maletas enormes y un bolso rosa más pequeño pero no menos pesado.
– Las ayudo, – Dijo Heath tomando el bolso que yo ya estaba cargando y la maleta que estaba llevando Betsy, la cual lo quedo mirando algo desconfiada.
– Él es Heath. – Dije, – Heath te presento a mi prima Betsy.
– ¡Ah! ¡Tu príncipe azul! – Dijo Betsy haciendo sonreír a Heath.
Heath comenzó a hablar, – La verdad…
– Aquí no hay príncipes azules, – Dijo papá tomando la otra maleta de Betsy, – Ahora vámonos, que el guardia me esta mirando.
Betsy me miro sorprendida, espero hasta que papá se alejo con Heath para hablar, – No lo vi llegar…
– Bienvenida al club, nadie lo ve llegar – Dije riéndome lúgubremente. – Es un ninja entrenado.
Betsy se rió y los seguimos.
Cuando llegamos al estacionamiento, estaban Paul, Ed y Emily hablando, mientras Heath ayudaba a papá a guardar las maletas de Betsy. Nos acercamos a ellos.
– Hola Em, Ed y tu desconocido. – Dijo Betsy.
– Hola enana, – Dijo Emily, – Más te vale que no metas a Zo en problemas.
– ¡Estábamos haciendo investigación! – Dijimos ambas.
– Sabes lo que creo Emily, – Dijo Paul al lado de Em, – Eso es un “soy culpable” con mayúsculas.
– Por fin alguien que piensa como yo, – Dijo Em encantada sonriéndole al rata. – Y que no se deja convencer por sus caritas.
– Oh no, no, no tu no Emily, al auto ustedes, ya perdí a Zo con uno de estos, – Dijo papá separando al rata de Emily, – Al auto vamos, y tú Edward vuelve temprano.
– Si papá.
– Adiós lindas, – Dijo Paul.
– Adiós, – Dijo Heath.
– Adiós, – Le sonreí a Heath y luego seguí a papá.
Y nos subimos al auto.
***
– Tu prima se parece un montón a Zoey, – Dijo Heath a mi lado. – Solo que no tiene esos bonitos ojos, ni ese rubor hermoso…
– Esta colado, – Dijo Paul a mi lado. – Aunque tú hermana Emily es…
Fruncí el ceño, – Seria, – Dije.
– Odiosa, – Dijo Heath de inmediato.
El rata se veía confundido, – Iba a decir hermosa y divertida. Esos rizos rubios y esos ojos hermosísimos.
Lo golpee en el costado, – Mi hermana. – Dije.
Paul puso su mano en el costado sin hacerme caso y bostezo. – Amigo necesito dormir.
Heath y yo nos miramos, – Probablemente sea por eso.
– Vamos amigo, Ed súbete al auto, – Heath me lanzó las llaves, – Enciéndelo, tu ve también rata, yo iré por tu maleta que dejaste abandonada. – El rata enrojeció.
– Ups.
Heath desapareció por las puertas de vidrio y nosotros corrimos al auto, me subí al auto y lo encendí, el rata se sentó en el asiento del copiloto, tirando su bolso en el asiento de atrás.
– Vámonos de aquí James, – Dijo el rata sacando unas gafas de entre su chaqueta. – A la bati-cueva.
– Si, señor, – Dije, pero prendí la radio, no quería que Heath se enojará de nuevo conmigo.
– ¿Cómo ha estado Heath, Edward?
– Bien, siempre que esta con mi hermana tiene una sonrisa como del gato Cheshire.
Paul sonrió, – Ya veo, que bien. Creo que le hace bien la compañía de tu hermana y la tuya.
– ¿Por qué lo preguntabas? – Dije, el tono con el que me preguntaba me hacía sospechar algo.
– Recuerdo como es su madrastra con él cuando estábamos en el internado y ellos iban a visitarlo, nunca fue agradable y su padre no le gustaba contradecirla, era horrible.
– ¿Dijiste madrastra? – Me gire hacia él, Paul se bajo las gafas y me miro con eso ojos azules.
– Pues no creías que esa bruja iba a ser la madre de nuestro amigo ¿cierto? – El rata me miro hasta que no respondí. No tenía idea de que decir, solo había visto a la madre de Heath un par de veces. – Su padre tuvo un amorío con una mujer de clase baja, – Hizo comillas con los dedos, – Y bueno de ahí nació nuestro Heath. – Dijo mirando por la ventana, mire hacia el mismo lugar y vi a Heath acercarse. – Su abuelo no fue mucho mejor que ellos.
Me toco la ventana cuando llego a mi lado, – Cambio de lado chico. – Me moví al asiento trasero. Heath nos miro a ambos, – ¿De que hablaban?
– Nada especial, solo que babeas el piso por donde camina esa morena. – Dijo el rata divertido.
– Si mal no recuerdo tú comenzabas a babear sobre Emily. – Dijo Heath sacando unas gafas de sol de la guantera.
– ¿Sabes lo difícil que es encontrar una chica con esos atributos? – Dijo el rata con énfasis en esos.
– No digas más que aquí esta su hermano. – Lo advirtió Heath con un tono de voz bajo pero que escuche bien.
Me mordí la lengua, había algo que no estaba entendiendo, – ¿Qué quieres decir con ‘esos’ atributos? – Pregunte. Ambos se quedaron callados.
– ¿Cuánto falta para llegar a tu casa? – Dijo el rata.
– Un buen rato. – Dijo Heath y salió del estacionamiento. – Que bonito día.
***
– ¿Cómo esta el abuelo? – Le pregunte a Betsy.
– Esta como siempre, bien, quiere que lo vayas a ver pronto y no quiere un no por respuesta. – Dijo uniendo sus manos con las mías.
– Creo que podría ir, – Dije mirando a papá.
– Por supuesto cariño, de todas formas tenía pensado ir a verlos en cuanto estuvieran de vacaciones. – Dijo el sin dejar de mirar la calle.
– Entonces si, iré. – Dije feliz, – Pasaremos las vacaciones juntas.
Betsy abrió los ojos, – Ups, tendré que decírselo a mi bichito.
Le sonreí, – Por supuesto, él entenderá.
La cara de Betsy se ilumino, – Tal vez podrías llevar a tu novio.
– ¡No! Quien dijo que yo tenía novio, no que va, él no es mi novio. – Dije nerviosa. Escuche a Emily bufar desde el asiento delantero. – Repito, él no es mi novio, no hay nadie en mi vida de esa manera.
– Pero es tu príncipe azul. – Dijo Betsy confundida.
– ¿Has escuchado que no todos los cuentos tienen un final feliz? Y además esto es el mundo real, las relaciones vienen y van.
– Esas son tonterías, – Dijo Betsy desestimándome, – Mi bichito y yo somos muy felices juntos, siempre estamos juntos después de que llego del instituto.
– ¿Quién es ese bichito? – Pregunto papá mirándonos desde el espejo retrovisor.
– Es mi novio Vincent, trabaja para papá.
Me quede mirándola sorprendida, porque si su bichito trabajaba para tío él debía... – ¿Qué edad tiene Vincent?
– Tiene veintidós, – Dijo como si nada. – Los cumplió hace dos meses.
Papá se aclaro la garganta, – ¿Hace cuanto lo conoces cariño?
– Pues desde hace un mes y algo. – Se puso repentinamente seria, – Nos conocemos bien, se lo aseguro, por eso papá nos deja ser novios o algo.
– Ah creo que tu padre me contó sobre él. – Dijo papá repentinamente serio.
Luego de eso seguimos conversando, y Betsy comenzó a hablar de todas las cosas buenas de su bichito y de cómo han estado las cosas en su casa.
Sobre todo hablaba de su bichito y como de dulce era, le traía flores, la sacaba a pasear y un millón de cosas, entre algunas que me hicieron llorar de la risa.
– La otra noche salimos a comer a un restaurante cerca de donde vive, era pequeñito pero muy bonito, – Betsy estaba con esa cara de ensoñación. – Debes conocerlo es tan detallista.
– Me alegro de que sea tan lindo contigo. – Dije un poco mal, si tan solo no tuviera un abuelo desquiciado estaría contándole cosas similares a Betsy.
– Mitch solía ser así conmigo y mira me boto de buenas a primeras, – Dijo Emily causando que la cara de Betsy se llenara de Horror.
– Mi bichito no me dejaría, no. – Dijo moviendo la cabeza fervientemente de un lado a otro negando.
– Linda, no tomes en serio a Emily, lo que paso entre ellos no es necesario que te suceda a ti y a Vincent. – Dijo papá tratando de tranquilizar a Betsy. – No todos tienen la misma historia toma como un ejemplo a tus padres, se adoraron desde el momento en que se vieron y la última vez que los vi lo seguían haciendo.
Betsy sonrió. Sus padres se adoraban como nadie, solían irse de fin de semana solos a la ciudad cuando íbamos en los veranos.
Llegamos a casa al poco rato después. Gracias al cielo por los pequeños favores, no hubo ningún taco en el camino, la pobre Betsy ya no podría soportar el mal genio de Emily.
Mamá ya nos estaba esperando en la puerta de en frente. Corrió hasta nosotros cuando papá paro el auto.
– Oh Betsy cariño, – Mamá la abrazo fuertemente.
– Tía es tan lindo verte de nuevo, papá te envía unos regalos y dice que te echa mucho de menos, y además me dijo que te diera un abrazo gigante, – El padre de Betsy era el hermano mayor de mamá, y por lo tanto ella era su hermanita consentida, aunque su hermana ya tuviera tres hijos. – El tío Henry dice que también te extraña y que vendrá para el cumpleaños de Zoey. – Henry era el otro hermano de mamá, al igual que con el padre de Betsy, mamá era su consentida, aun después de tantos años.
– Que grandioso, ¿escuchaste Ed? Mis hermanos van a venir. – Papá sonreía feliz al ver a mamá prácticamente dar saltitos de la emoción.
– Ya la escuche mi amor. Ahora porque no dejas que Zoey lleve a Betsy a su habitación y la acomode.
– Si, vayan, vayan. Les prepare un postre delicioso para cuando bajen. – Dijo sonriendo.
– Gracias tía, vamos Zo. – Dijo jalándome como siempre hacía cuando estábamos juntas.
– Bien. – Agarre una maleta y ella su bolso y caminamos a la casa. – Vas a dormir a mi lado, ya preparé la cama para invitados en mi habitación.
– Genial, tienes que contarme muchas cosas. – Me dijo pícaramente.
Me sonroje, – ¿Qué cosas? – Dije imaginándome lo que quería saber.
– Aun no me has dicho como lo conociste, y que paso en ese encuentro entre comillas como el infierno. Me dijiste que no tenías idea sobre si era o no tu príncipe, pero no me has dicho cómo fue su primer encuentro, oh vamos, vamos, dime, dime.
– No te lo diré tan fácil, será mejor que ordenes tus cosas.
– Oh vamos Zo, no puedes dejarme así, quiero saber como conociste a ese bombón. – Dijo sentándose en mi cama en cuanto entramos. – Los vi, vi como el te miraba. Te ayudo con la maleta que cargabas como si fueras de cristal, lo vi en sus ojos él te ama.
Me sonroje y acomode su maleta en frente del armario, – Lo digo en serio, debes ordenar tus cosas te deje un espacio en mi armario que puedes usar.
Betsy vio mi decisión y se levanto y comenzó a desembalar su maleta y a meter sus cosas en el armario y otras en el baño, a diferencia de mí a ella le encantaba maquillarse y como sus maletas mostraban, le encantaba vestirse bien. Cuando ya estábamos terminando vi una cabeza rubia aparecer en la entrada, por fin lo había visto venir.
Le sonreí y le hice una seña.
– Aquí les dejo otra maleta, – Dijo papá sin cruzar la entrada, – Shenny dice que bajen rápido, les hizo un muse de chocolate exquisito.
– Ok, te aseguro de que bajaremos de inmediato. – Betsy aun estaba acomodando algunas cosas en el baño.
– Te veo muy contenta princesita. – Le sonreí.
– Por supuesto que estoy feliz, – Corrí a abrazarlo.
– No sabes cuanto he extrañado tus abrazos, – Dijo contra mi cabello, – Hace tiempo que no estamos así, antes todos los días me abrazabas en cuanto llegabas a casa, ahora después de todo esto…
Suspiré, – Ya papá, déjalo.
– Bien, lo dejo pasar. Voy a decirle a tu madre que ya bajan, – Asentí.
Papá cruzó la entrada y Betsy salió del baño.
– ¿Paso algo? – Dijo, – No había notado de que ya no estaban tan unidos como antes…
– Tú renegabas a tu papá hace poco. – Ella rodo los ojos y tomo la maleta que había traído papá.
– Tenía mis razones, créeme. – Se puso a reacomodar su ropa y a sacar unos paquetes, me tendió uno. – Para ti.
Lo tome y lo desenvolví. Abrí los ojos maravillada y corrí al baño.
– Sabía que te iba a encantar.
Salí a lo pocos minutos después de haberme colocado el vestido, era un vestido con forma de campana de color Calipso. Betsy me miraba encantada y me tendió una caja y un paquetito. Abrí ambos y me maraville.
– Gracias, – Dije abrazándola.
– ¿Niñas por qué demoran tanto? – Dijo papá parado en la entrada del baño. Betsy corrió a alejarlo. – ¿Qué pasa?
– Fuera de aquí. Estamos haciendo cosas de chicas.
Papá me miraba con los ojos abiertos de par en par, – Te ves hermosa.
Betsy suspiro exageradamente, – Era sorpresa… – Lo miro ceñuda, – Ya no importa.
Papá la miro divertido y luego tomo mi mano y me llevo hasta un lugar más amplio y me hizo girar, el vestido se levanto. Me reí. En verdad este vestido tenía efecto.
– Voy a ser la envidia de todos cuando baile contigo el primer baile en tu cumpleaños. Ahora que lo pienso… ese va a ser tu chaperón ¿cierto?
– Papá por favor… – Dije poniéndome seria. Papá se dio cuenta de mi cambio de humor y me acarició el rostro con sus manos.
– Lo lamento mi amor, – Me dio un beso en la frente, – Estoy en tregua.
– Bien, – Dije y me aparte de él, – Voy a cambiarme. – Él asintió y salió del cuarto.
– Ahora dime qué ha pasado.
Me di la vuelta para mirarla, – Nada, solo papá que odia a Heath con toda su alma por algo que él no hizo, y no le gusta verme a su lado. No lo culpo cuando e entere del porque a mi tampoco me agrado, – Se me empaño la vista, – Pero quiero a Heath y papá no lo entiende.
Betsy se me acerco y me abrazo, – Ya va pasar, vamos abajo comámonos ese muse de chocolate y después nos vamos a desahogar, con más chocolate. – Le sonreí, – Bien, ese es el animo.
– Ese es el ánimo.
Nos encaminamos abajo después de que me cambiara de ropa, papá y mamá estaban hablando sobre algo serio ya que estaban sentado lado a lado, mamá se veía demasiado pálida y papá estaba acariciándole la espalda.
– Ed no creo…
– Mi amor solo va a ser un momento. – Ella asintió.
– ¿Qué sucede? – Mamá me miro asustada.
– Nada, solo estábamos hablando de unas cosas. Ya les sirvo postre.
– Lo hago yo, – Dije al verla tan débil. – ¿Cuánto quieres Betsy?
– Mucho, – Se acerco y buscamos cucharas y pocillos.
Nos retiramos al poco tiempo después, papá aun acariciaba a mamá y ella no se veía muy bien. Salimos al jardín a comer nuestro postre.
***
– Estoy muerto, ¿por qué viven tan lejos? Me agota demasiado el avión. – Dijo Paul antes de caer en la cama de Heath, después de haber lanzado sus cosas en la habitación que estaba al lado de esta.
– Eres un vago. – Dijo Heath. Que se sentó en la silla de su escritorio, – ¿Vas a dormir?
– Creo, aunque no lo sé mis pestañas aun no están seguras.
Le sonreí, – Duerme y luego te pateo en el wii. – Fruncí el ceño, – Pero debe ser antes de que regrese a casa.
El rata se levanto de un saltó, – ¿Cómo? Pero yo creí que te ibas a quedar.
Heath le lanzó una goma por la cabeza, – ¿No escuchaste a su padre?, hay que regresarlo temprano.
– Pero ¿por qué? – Dijo el rata agarrándome y lanzándome a la cama mientras me hacia cosquillas.
– Bien ya déjalo o no va a dormir. – Dijo Heath arrancándome de los brazos del rata.
– Heath estamos jugando, – Dije con los ojos lagrimosos por las cosquillas.
– Soy el encargado de cuidarte, y de que duermas esta noche sin pesadillas o nada, – Lo mire con carita de perrito, – Que se yo. – Dijo lanzándome encima del rata.
– Vaya creo que has envejecido en muy poco tiempo. – Dijo el rata.
– Paul… – Heath se quedo parado, escuchamos unos ruidos. – Ustedes quédense aquí yo voy y vuelvo.
Sin decir más salió del cuarto. Paul se levantó y me hizo una seña. Salimos detrás de Heath, lo vimos llegar hasta una puerta y entro sin llamar.
El rata puso un dedo sobre sus labios y me hizo una seña para que me quedará detrás de él. Llegamos hasta la entrada y nos quedamos detrás de la puerta en caso de que alguien saliera.
– No puedo creer esto, tengo que aguantar a su amigo además de a él, ¿eso no te basta? – Reconocí la voz de Louis.
– Louis déjalo es solo su amigo. – Dijo cansadamente el padre de Heath. Esta era la primera vez que los veía u oía aquí.
– No sé qué es lo que reclamas Louis, cualquiera diría que lo vas a ver mientras este aquí y ambos sabemos que no es así, para eso deberías estar aquí en primer lugar. – Dijo tranquilamente Heath.
– Calla a tu bastardo. – Dijo Louis.
– Es nuestro hijo Louis, – Dijo el padre de Heath.
– No, no es mío, si lo fuera no tendría esos ojos verdes que tenía tu amante. – Dijo a la defensiva Louis.
Mire por la ranura de la puerta y vi a Heath parado mirando al suelo.
– Louis, déjalo en paz.
– Sabes, me alegra saber que no comparto lazos sanguíneos contigo Louis o sería un amargado. – Dijo Heath mirando el piso aun, – Por un momento pensé en que sería genial volver a casa…
Su papá lo miró, – Heath…
Louis bufo, – Solo servías para una cosa y ni eso supiste hacer, aun no creo que dejarás a la chica Stonel...
– ¡Ya basta! – Dijo el padre de Heath, – Es nuestro hijo, Maggie ya no podía cui… – El padre de Heath se quedo congelado.
– ¿Qué pasa? – Susurro Paul a mi oído.
Sin despegar la mirada de la ranura, le respondí en susurros. – El padre de Heath hablo de más, conozco esa reacción… – Mire a Heath que se había movido repentinamente.
– ¿Así se llama? – Dijo Heath con una nota de tristeza en la voz.
– Heath… por favor, no…
– Se llamaba Margaret no recuerdo su apellido, vivía…
– ¡Cállate! – Rugió el padre de Heath. Louis le sonrió, mientras Heath la miraba.
– Era dueña de una pensión, ups dije demasiado. – Diciendo eso salió del cuarto.
Yo y el rata nos quedamos pegados a la pared, y con la suerte de nuestro lado ella no nos vio.
– No vas a decir nada, ¿cierto?
– No, créeme que es mejor así.
Heath salió, solo que esta vez él sí nos vio. Nos hizo una seña y lo seguimos. En cuanto llegamos a su cuarto cerró la puerta.
– No quiero hablar sobre eso que paso allá. – Comenzó a caminar mesándose el cabello. De pronto se quedo parado. – Voy a dejar a Ed y tú puedes dormir. – Dicho eso salió del cuarto.
– No me quiero ir, – Dije.
El rata negó con la cabeza, – Heath no esta bien, es mejor que le hagas caso. – Asentí y me dirigí afuera.
– ¿Edward? – Mire a un lado y me encontré con el padre de Heath. – ¿Qué haces aquí?
– Vine con Heath, – Dije algo intimidado, – Fuimos por Paul, pero ya me voy.
– Bien, ve, ¿está Paul en la habitación de Heath? – Asentí, – Bueno, adiós.
Se giro y se fue, yo seguí mi camino hasta salir de la casa. Heath estaba esperando ya en el auto.
En el momento en que me subí Heath me miro, – No le vas a contar nada a Zoey.
Fruncí el ceño, – ¿Por qué?
– Solo no lo hagas, – Dijo algo exasperado mientras salíamos a la carretera. – No quiero que lo sepa, solo déjalo así.
Cruce los brazos, – Bien, – Dije cruzando los dedos. Soy infantil ¿y qué?
Heath asintió y estuvimos en silencio todo el camino, ni siquiera me dijo adiós cuando me baje del auto.
Esto estaba mal.

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