viernes, 3 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo IV



El camino a casa fue más tranquilo de lo que había sido los últimos días, papá solo nos saludo y condujo a casa en bastante silencio, Edward por otro lado no paraba de parlotear sobre su último examen y como había estado preocupado de haber respondido mal una pregunta, pero cuando salió del examen se dio cuenta de que no se había equivocado, como siempre.
Yo por mi parte estaba bastante preocupada por lo que podía pasar esta noche en casa, al parecer papá no tenía idea sobre lo del trabajo de Emily, bueno era de esperar porque Emily siempre trabajaba con Mitch. Esta ocasión le estaba sentando pésimo a mis nervios y a mis pobres hombros que estaban tan duros como el cemento, y me estaba imaginando la cara y la actitud que pondría cuando viera a Heath.
En cuanto papá paró el auto salté fuera y corrí a la casa, sé que no es muy disimulado de mi parte pero quería comprobar con mis propios ojos que él estaba aquí.
– Veo que ya llegaste, – Me dijo mamá en cuanto me vio pasar por fuera de la cocina, – Cielo no pases por el estudio, tu hermana esta ocupada, – Dijo algo tensa, con eso me decía que Heath estaba en casa.
– Okay, entonces voy a mi cuarto bajaré después. – Mamá se relajo visiblemente.
– Te llamaré cuando este lista la cena.
– Okay, – Dije y subí a cambiarme la ropa, esta vez me puse una camiseta larga que asimilaba un vestido y debajo un leggins, cuando estuve segura de que nadie me veía baje las escaleras y fui al estudio de papá.
La puerta estaba sin seguro por lo que entre sin ser escuchada, aun así no podía verlos por el librero que estaba en frente de la puerta. Papá y sus arreglos poco convencionales como siempre.
– ¿Ya dejaste de andar tras de mi hermana? – Dijo Emily con tono irónico.
– No te incumbe de tras de quién este, lo que si te incumbe es la pregunta catorce del libro que tienes a un costado. – El tono que utilizo Heath prácticamente hacia que se me helara la sangre.
– Pues me incumbe, la tonta de mi hermana nunca ha tenido un novio, así que es obvio que se embelese por un tipo como tu, con esos ojos verdes y ese cuer... – No me agradaba el tono que utilizaba Emily, hacia que me ardiera la sangre.
– Bien ya termine las diez preguntas que me tocaban, ¿todavía no terminas? Ya me imagino como funcionan con tu noviecito en estos trabajos.
Sentí una risita tonta, – Uh… esos son celos, entonces dime cielo si yo no estuviera…
Escuche el ruido de una silla, – Ya termine lo mío, así que…
– Oh apuesto que te puse nervioso, o es que prefieres a las tontas antes de… – Estaba a punto de decirle unas cuantas cosas a Emily cuando escuche hablar a Heath de nuevo.
– Preferiría que te tomaras este trabajo en serio, y dejarás a mis gustos en paz. Pero hoy me siento generoso y te diré algo, tu actitud de perra me agrada más que tu actitud coqueta. – Sentí unos pasos acercarse, – Termina el trabajo.
De pronto Heath apareció enfrente de mí y se me quedo mirando durante un rato, abrí y cerré la boca, Heath me agarro y me dejo en una esquina, detrás de él apareció Emily.
– Vaya, creí que te habías ido. – Desde donde estaba no podía verla porque Heath me obstaculizaba la visión. Pero el tono meloso de Emily comenzaba a molestarme tremendamente. – ¿Cambiaste de opinión?
– No me he ido porque vi un libro que llamo mi atención y me intereso mucho, además pensé que podría terminar el trabajo yo mismo, no confío en ti para hacer esto y menos para dejar mi cuello en tus manos. – Dijo como sino estuviera diciéndole idiota a mi hermana la perfecta imagen de la – valga la redundancia- perfección personificada.
Y al parecer Emily también se había dado cuenta del tono por como siguió hablando, – Has lo que quieras, voy a hablar con mi padre que ya debe de haber llegado. – Salió como una reina del drama.
– Tú hermana si sabe salir de un lugar, – Dijo admirado.
Lo que me faltaba. Salí de donde me ocultaba pasando por el lado de Heath y camine hasta llegar al escritorio de papá, allí tenían los libros con los que estaban trabajando, agarre uno y lo lance y luego patee la silla más cercana, pegue un salto porque se me había olvidado que andaba descalza.
– Ven siéntate aquí, – Dijo Heath en un tono extraño, una vez sentada en el sofá lo mire a los ojos y me di cuenta de que se estaba aguantando la risa. Sentí ganas de piñizcarle solo por eso.
– ¿Cómo puedes…? – Dije aguantando algo de mi rabia.
– Eres tan increíblemente hermosa cuando te enojas, justo cuando comenzaba a pensar que no lo podías ser más. – Tomó mi cara entre sus manos y me beso, un beso apasionado que me dejo en las nubes. Se separo después de un rato para masajearme el pie que me había lastimado por mi arranque de locura. – Que celosa eres nena, si no fueras tan mona me habría enojado por eso, pero en ti se ve tan adorable que debes de hacerlo más seguido.
Hice un puchero y le quite mi pie, – Esa… me las va a pagar, además si se te ofreció a ti quien dice sino le esta poniendo los cuernos a Mitch.
– ¿Por qué te importa ese tarado? – Dijo Heath con cara de pocos amigos.
Le sonreí, – Porque él siempre ha sido bueno conmigo, y lo quiero como…
Me interrumpió levantando las manos por sobre la cabeza, – No me digas que como un hermano, porque él no lo es. – Me encogí en el sofá en el que estaba sentada.
– Y yo soy la celosa en esta… – Por un momento iba a decir relación, me sonroje y mire hacia otro lado. Nosotros no teníamos ninguna relación, esto era… no era eso. – Que ofrecida es esa…
– Zoey, ¿cuál es tu segundo nombre? – Me miro serio, estaba algo confundida con el cambio de tema pero preferí seguirle la corriente.
– Pues me llamo Zoey Sheeny Stonel. – Dije como si fuera obvio que llevara el nombre de mi madre.
– Bien, ¿Zoey Sheeny Stonel quieres ser mi novia? – Enrojecí de pies a cabeza.
– No crees que es algo rápido, yo me doy cuenta de eso, en especial como nos conocimos y como van las cosas y… – Dije algo nerviosa.
– Deja de darme escusas, sino quieres ser mi novia di No, pero si quieres solo di Si, no tengas miedo Zoey. – Me acaricio la cara con la yema de sus dedos.
– Bueno es que… – Volvió a tomar mi cara entre sus manos y me beso con toda la intensidad posible, abrí mi boca para dejarme acariciar por su lengua mientras sus manos hacían lo mismo con mi cuerpo, arquee mi espalda cuando sus manos cubrieron mis pechos y mis manos se enterraron en su cabello. Fue demasiado pronto cuando su boca se alejó de mí.
– Bien qué me dices ahora, si o no. – Dijo aun con sus manos masajeando mis pechos.
– Eso es chantaje, – Dije levantándome del sofá con falsa indignación porque aun quería sentirlo.
– Eres la única chica que me desespera y me obliga a tomar medidas. Es raro. – Dijo mesándose el cabello, – Por lo que creí que necesitabas un incentivo para que veas lo maravilloso que sería que fueras mi novia.
Me acerque a él y tome su cara en mis manos, sus ojos hablaban más de lo que él pensaba, – Heath acepto ser tu novia, aunque no crea que podamos vernos mucho y las cosas sean difíciles.
– Me quedo con el acepto, y yo me encargo del resto. – Dijo sonriendo. Se levanto del suelo y me tiro hacia arriba, – Ahora estoy feliz, vamos antes de que alguien nos vea aquí solos.
– Okay, – Su mirada se volvió seria de pronto y tan rápido como cambio, me tuvo entre sus brazos.
– Tengo la impresión de que siempre que dices okay es por responder simplemente, no porque lo sientas, se siempre sincera conmigo.
– No han pasado ni dos minutos desde que somos novios y ya hay reglas, ¿así funcionan los noviazgos? – Dije confundida. Heath me miraba sonriendo con dulzura.
– Bueno la verdad es que no, solo creo que así nos acercaremos más, pero tú también puedes poner reglas si lo deseas.
Puse mi dedo en la barbilla y simule estar pensando demasiado. – Bien, creo que podría.
– Dilo, venga solo dilo y yo acataré mansamente.
Respiré, – Bien, tu también debes ser sincero conmigo en todo, promételo.
Heath levanto una mano y puso la otra contra su corazón, – Lo juro solemnemente y si no lo cumplo tienes derecho a algo que no le dejaría hacer a nadie, – Hizo rodar los ojos, – Puedes cortar mi cabello como quieras…
– Cuanta solemnidad, qué hacen solos ustedes dos, – Mire hacia el librero y allí estaba mi papá que nos miraba con aquella miraba que helaba.
– Solo conversábamos, – Dije algo apenada de esta situación, hasta ahora Heath no había tenido que soportar nada de esto.
– ¿En verdad? – Dijo aun en ese tono, que comenzaba a asimilar como “el tono habitual de papá.” Por lo menos conmigo.
– Es la verdad señor, disculpe si le molesta que me quede a solas con Zoey le aseguro que no era esa mi intención. – Me dio una mirada que para otros podía ser seria, pero ya estaba aprendiendo a ver en esa mirada y sabía que estaba disculpándose.
– ¿No debería estar Emily aquí contigo? Sheeny me dijo que estaban haciendo un trabajo para la Universidad.
Heath frunció el ceño, – Se supone que ella iría a hablar con usted hace un buen rato.
Ahora fue el turno de mi papá de fruncir el ceño, – La vi hace un rato pero dijo que venía… bueno déjalo. Lo que me interesa es dejar claro que no me agrada que estés solo en la misma habitación que mi hija menor.
– Sé perfectamente que no le agrado, me encantaría saber el porque sino le molesta decírmelo. – Me quede pasmada, una cosa es que mi padre se muestre sobreprotector, otra cosa muy diferente es que mi novio le diga eso a mi padre.
– Que bien que te des cuenta de ello, eso me ahorra decir que no te quiero de nuevo aquí.
– ¡¿Qué?! – Dije de repente, – ¿De qué me estoy perdiendo?
– De nada cielo, por qué no nos dejas a solas. – Lo dijo de una manera tan cortante que se me crisparon los nervios.
– Ve Zo, de seguro acababas de llegar del instituto, así que, porque no vas a comer.
Nadie me quería así que me marche algo desanimada, creo mi estado de animo se notaba demasiado en mi cara ya que mamá me quedo mirando cuando llegue a la cocina y me serví un plato de budín.
– ¿Cariño no nos vas a esperar?
– No. – Dije y mamá se dio cuenta de mi actitud de inmediato, por lo que se fue a otro lado.
Comer sola no es entretenido, pero es de alguna forma reconfortante. No debes verle la cara a nadie si estas enojada y porque comes en calma y silencio. Y esto se rompe como una burbuja cuando tienes un hermano menor entrometido como el que tengo yo, que entro corriendo en la cocina y por su cara, me estaba diciendo que era a mí a quien buscaba.
– ¿Qué pasa enano?
– No me llames así y ven conmigo, tu novio y papá están discutiendo.
Corrí a su lado de inmediato hasta llegar al estudio, era verdad, papá y Heath estaban nariz con nariz.
– Le digo por enésima vez que no lo sé. Y si tiene rencillas con mi padre no me involucre a mí.
– Pues deberías decirle a tu padre que deje de usarte como un peón, que no le vale de nada repetir la historia.
– Es mejor que me vaya, y descuide le daré su mensaje. Aunque bien podría hacerlo usted. Buenas noches. – Me miro como si de un imán se tratara, se me acerco – Ya me voy, que tengas una buena noche, descansa.
– Ok… lo haré. – Dije mirándolo a los ojos. Me acarició las mejillas con la yema de los dedos.
– Bien, – Dijo y me dio ese tan bien conocido beso en la frente. – Pórtate bien y no seas gruñona. – Estaba diciendo eso cuando sentí a alguien aclarándose la garganta. Se giro y se despidió de Edward y de papá con un asentimiento y se retiro.
Como había prometido no hice ningún berrinche, solo me fui a la cama con un tenue adiós a todo el mundo.
***
– Zo, – Sentí unas manos mecerme pero me acomode y seguí durmiendo, no tenía ganas de nada, solo quería estar entre las sabanas más tiempo, mucho más tiempo si era esto posible. – Zo despierta, – Golpee en la mano a quien se estaba atreviendo a moverme y arrancarme de mi sueño. – ¡Zoey despierta de una buena vez! – Esta vez me senté en la cama.
Mire a un lado y vi a Edward a mi lado, – ¿Quién murió? Esa es la única forma de que te salves de mi ira.
– Oh vamos Zoey ya es tarde, papá me pidió que te levantara. ¡Arriba! – Mire la hora y me di cuenta de que si me levantaba ahora alcanzaría a llegar a la segunda hora de clases.
– ¿Cómo me dejaste dormir tanto? – Dije algo nerviosa por la hora.
– Ja-ja y ja dormías como un oso, de esos que te encantan tanto, mamá paso dos veces y no hiciste ni un movimiento, así que creyó que sería mejor para ti dormir un rato más, lo cual ya paso así que vamos. – Esta vez me jaloneo para salir de la cama.
– Ya, ya chico calma estaré lista en un minuto, ni siquiera te darás cuenta de que me levante tarde. Ahora sal de mi habitación, – Esperé a que saliera del cuarto para entrar en pánico y correr buscando mis cosas por todos lados.
Para cuando baje después de veinte minutos – me había duchado en un par de minutos, lavado los dientes y vestido en segundos para después perder los cuadernos que debía llevar hoy, sin contar que no sabía donde había dejado el teléfono. Eso me asusto – pero lo encontré debajo de mi cama, no sé como se las arreglo para llegar ahí.
– Buenos días, – Dije algo más animada aunque el sueño persistía.
– Buenos días dormilona, – Dijo papá sentado a un lado de la mesa. Lo mire con extrañeza.
– Creí que te habías ido, – Dije mientras me servía algo de comer.
– No me querías ver, ¿entonces volvemos a la indiferencia? – Dijo como si yo le hubiera golpeado y estuviera dolorido. Eso me hizo recordar algo que había oído en una parte, que a veces los insultos causan tanto daño como un golpe físico.
Me acomode mejor en mi asiento, – Solo lo dije porque nunca acostumbras llegar tarde a la oficina, y si esto hubiera pasado hace un mes ya te habrías ido.
Papá no quedo muy conforme con mi respuesta, su cara lo decía todo, pero era la verdad simplemente lo había dicho por eso aun quedaba bastante en mi de la princesita de papá, solo que ahora la mantenía aparte para no sufrir de la misma manera con sus miradas recriminatorias. Aprendía rápido las lecciones, solo una semana y bang ya tenía mi propia armadura sentimental, al parecer era fuerte, quizás no había heredado solo lo malo de los genes de la familia. Edward tenía la inteligencia de papá, yo era tan fuerte como mamá y papá y Emily… Emily era. Apreté con fuerza la cuchara que tenía en mis manos cuando la vi entrar.
Era una sinvergüenza.
– Princesa qué te pasa, – Dijo papá al ver mi reacción, lo mire con el ceño fruncido. – No me mires así a mí, sé que ya no quieres el apodo, pero eres y serás siempre mi princesa.
– Buen día, hoy voy a llegar tarde papá, tengo que organizar algo con unas compañeras, – Traducción; tenía que organizar la fiesta del fin de semana, o ya se quedaba sin tiempo. Me pregunté si Heath iría.
– Cariño no llegues demasiado tarde o ya lo sabes; no sales en dos semanas, y es eso es muerte social en tu mundo, creo. – Emily desdeño la amenaza con una mano, sabía que no iba a durar tanto su castigo si hoy llegaba tarde, ya había lanzado la misma amenaza antes y no había resultado.
– Como sea, y tú por qué me miras así, – Me dijo ya que aun la fulminaba con la mirada.
– No crees que estas dejando un poco de lado a Mitchy – Dije y como esperaba se puso roja aguantándose la furia, siempre le disgustaba que yo le diera apodos a Mitch, quién sabía la razón, – Bueno ya que tu no vas a estar con él, quizás él quiera traernos. Salimos temprano y papá no creo que pueda traernos.
Papá me miro fijo, – Bueno eso es cierto…
– Pone tus cartas sobre la mesa enana, estas celosa porque estuve toda la tarde con tu adorado Heath, – Dijo riéndose de mi en la cara, – La siempre inocente Zo, él ni siquiera se acordó de ti en toda la tarde.
Me levante de inmediato de mi asiento, cuando papá se levanto también, – Por Dios ya basta.
– Oh papá ya déjala esta celosa.
– Si, estoy celosa, – Dije a un lado de papá, Emily sonreía de oreja a oreja, – Como tu resentida cuando no hizo caso de tus ofrecimientos. – La sonrisa se le borro de la cara de inmediato, ni siquiera sabía de donde habían salido esas palabras.
– ¡Mentirosa! – Me grito.
– ¡Ya basta ustedes dos! Son hermanas no deberían tratarse así. – Nos miro a ambas como sino nos reconociera. Nos miramos y luego nos sentamos. – Ese muchacho no vale la pena. Zoey deberías hacer caso y dejar de buscar a ese chico.
– Bien, tú métele razón a esa cabeza hueca, yo me voy. – Se dio la vuelta y ambos la vimos salir. Ahora si la odiaba, hasta papá se hacia el ciego con lo que ella hacía.
– Zoey ya no más, estoy hablando en serio no quiero a ese chico de nuevo cerca de ti.
Las emociones estaban a flor de piel, sentí las lagrimas antes de que comenzaran a caer, – Pero yo lo quiero, nunca me habían llamado la atención nadie, nunca fui del gusto de nadie mejor dicho, y la primera vez que siento algo y esta mal… cuando el chico que me gusta me hace caso, incluso es amable conmigo… no es justo.
– Cielo, – Dijo papá abrazándome, – Ese muchacho no te conviene, no te quiero volver a ver peleando con tu hermana de nuevo.
– Pero papá ella me provocó.
– No, ya basta. No me agrada ese muchacho.
– Dime de una vez lo que te has estado mordiendo la lengua, dime porque no me conviene de una vez. – Me seque las lagrimas con la manga de mi blusa.
– Cariño… – Dijo papá en un tono que no admitía pelea.
– No, dímelo. Ya basta de eso de “si supieras” y “no te conviene”. – Dije levantándome de la mesa y separándome de él. – Quiero saberlo.
– Primero ve a la escuela. – Negué rotundamente y camine al estudio.
Cuando llegue al estudio espere sentada en el sofá hasta que llego papá, primero oí la puerta y después vi su figura al lado de ese maldito librero.
– Bien, quieres saberlo. Tengo una copia de algo que va a llamar tu atención. – Caminó hasta su escritorio y abrió un cajón, – Toma.
– Okay, – Tome los papeles que me tendía y me puse a ojearlos, tras las primeras líneas me quede helada. – No es verdad. – Dije atónita.
– Eso fue lo que me entregó Tanner la noche de la cena, supongo que viste a tu madre enojada, era por eso. – Se acerco a la ventana dándome la espalda. Supongo que dejándome pensar lo que quisiera.
– ¿Me los puedo quedar? – Me aclare la garganta cuando escuche que mi voz sonaba ronca.
Papá se dio la vuelta para mirarme, – Puedes, de todas formas puedo encontrar otra copia, apuesto a que Tanner me la dará encantado de la vida.
Asentí y camine a la salida, pero cuando llegue al libreo me di la vuelta, – Papá, no creo tener ánimos para ir a clases, estaré en mi habitación.
– Esta bien iré a dejar a Edward a la escuela.
Salí del estudio y me fui directo a mi cuarto.
Tome el móvil y lo apague, no quería hablar con Heath ahora. Mire una vez más los papeles y las lagrimas me inundaron los ojos, quería creer que era mentira lo que decían pero ahí estaba la firma de mi abuelo con la de otra persona que afirmaba ser el abuelo de Heath.

No hay comentarios:

Publicar un comentario