miércoles, 15 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo XI



Era otro día aburrido en la escuela, mire mi cuaderno y escribí de nuevo el nombre de Vincent y el mío. Sonreí. Sonaba hermoso.
Vincent y Elizabeth.
Elizabeth y Vincent.
No, era mejor Vincent y Betsy.
– Señorita Evans ¿puede repetir lo que he estado diciendo?
Mire al profesor; se empeñaba en hacerme todo tipo de preguntas en cada clase. Odiaba matemáticas.
Mire la pizarra. Esto estaba en chino, – No entiendo nada.
– Pues déjeme decirle que todo lo que su padre ha construido se va a ir por el caño cuando llegue a sus manos sino sabe hacer unas simples cuentas. – Toda la clase se rió alrededor de mí.
Oficial. Ahora odiaba a este profesor de…
– O tal vez espera casarse con alguien muy rico y que pueda mantenerla, si es así…
Lo interrumpí, – No sabía que le pagaban para reflexionar sobre mi futuro, señor… – Hice como sino recordaba su nombre, – Pero si es así me encargaré que le bajen el sueldo, no me gusta ese futuro, creo que me compraré otro.
Un musculo se tenso en la mandíbula del profesor, – ¿Debo recordarle que puedo reprobarla?
Me levante de mi asiento y recogí todos mis libros, – Buena suerte, no puede reprobar a alguien que no esta aquí. – Salí del salón, ahora si que la había hecho, cuando papá se enterará de esto me iba a matar, era obligación tomar matemáticas y salir digna bla, bla, bla.
Sonreí y comencé a dar saltitos cuando vi a Vincent en una esquina del corredor. Corrí hasta él.
Vincent se dio la vuelta y me agarro cuando salte a sus brazos, le robe un beso antes de que pudiera soltarme como las otras veces que lo había hecho. Solo que esta vez Vincent me apretó más contra él y me beso de vuelta. Sus labios se movieron con firmeza sobre los míos, la sensación me enloqueció, enrede mis piernas a su cintura y deje que él me abriera la boca con los movimientos de sus labios, y metiera su lengua. Gemí al sentir el roce aterciopelado, era mejor de lo que había oído de las chicas de mi clase.
– Right dónde… ¿qué mierda estas haciendo?
Vincent me separó de mí y me dejo en el suelo. Lo mire a los ojos pero él me evito dándome la espalda.
– ¿Qué quieres? – Dijo Vincent todavía dándome la espalda.
– Prioridades chico, recuerda eso. – El jefe de los guardias me dio una mirada de reojo, sabía bien que yo no le agradaba, – El objetivo principal nos necesita a ambos, – Se dio la vuelta y se fue al terminar de hablar. Me quede mirando al vacio, papá era el objetivo principal, yo era el secundario o algo así, no le prestaba atención a esas cosas entre guardas... solo una vez que escribí una historia sobre ese tema, creo que por eso me odiaba el jefe de los guardaespaldas, lo interrogue durante tres días seguidos para escribir la historia.
Vincent se dio la vuelta despacio y me miro. Centre toda mi atención en él.
– No me mires así, me encontraste con la guardia baja, demasiado baja ha decir verdad. – Dijo apretando la mandíbula, – Y no va a volver a pasar señorita Elizabeth.
– Pero Vincent yo te amo. – Intenté acercarme a él pero se alejo de mí.
– ¡No! – Grito Vincent. Di un par de pasos atrás, nunca lo había visto enojado desde que comenzó a trabajar para papá. – Tú no tienes ni idea de lo que es el amor. Eres una niña consentida que vive en una burbuja, no conoces el mundo real, no sabes nada de nada. Y no me metas en tus fantasías, donde crees que estás enamorada para mañana levantarte y decir que amas más al dinero que a mí.
– No soy tan materialista como piensas, – Dije comenzando a sollozar, ese golpe había dolido.
Él me miro fríamente, – No me importa, desde la próxima semana ya no seré tu guardaespaldas. – Se encogió de hombros. – Estoy cansado de que te me lances encima cada dos por tres.
Baje la mirada. Algo se estaba quebrando dentro de mí. Me tape los oídos, ya no quería escuchar más. Desde que lo había conocido había sido agradable conmigo, solía hacerme reír y contarme historias mientras estaba de turno. Había sido lo más cercano que había estado de un amigo, los demás chicos de mi edad no querían ser mis amigos o fingían serlo para que pudiera invitarlos a las fiestas de mi casa. Después me había enamorado de él… no podía estar pasando esto. Había perdido a mi amigo y mi primer amor de esta forma… solo porque me gustaba, porque lo amaba.
– ¿Me escuchaste? Siempre estas en la luna. – Dijo exasperado. – Este es el mundo real Elizabeth, no detrás de tu computador escribiendo tonterías.
Mire al suelo, ya no podía seguir mirándolo y menos cuando las lagrimas corrían por mi cara. Me había equivocado, este último golpe si había dolido demasiado, mis piernas se habían sentido débiles, pero me forcé a responderle. – Si, Vincent ya te escuche.
– Bien, es hora de que te vayas, si no vas a estar en clases por lo menos ve a tu casa.
Asentí con pesadez, – Si, Vincent.
– Ve, deben de estar esperando por ti señorita Elizabeth. – Dijo sarcásticamente, – Y Dios no lo permita si llegas tarde a tu casa.
Camine como un robot directo al estacionamiento, apenas y mire al guardaespaldas. Aunque me di cuenta de que no era el mismo que me había traído, este era más robusto que le anterior, pero de seguro los habían cambiado, siempre hacían lo mismo. Me subí al auto y me senté al medio, saque un pañuelo y mi teléfono, me seque la cara y comencé a jugar en el teléfono. Los guardaespaldas se acomodaron a mi lado.
Revise mis correos y el blog, Zoey aun no se conectaba al blog. Me estaba preocupando, pero de seguro aparecería en un par de días y me escribiría que se le había pasado volando el tiempo, la entendía, después de todo éramos muy parecidas. Cuando algo nos entretenía ocupaba toda nuestra mente y se nos pasaba el tiempo volando.
Cuando ya habían pasado veinte minutos mire hacía arriba ya debíamos de haber llegado, pero este no era el lugar por donde pasábamos comúnmente para llegar a casa, había demasiados edificios aun por todos lados.
– Se supone que debemos ir a casa sin interrupciones. – Dije con las voz ronca, siempre que lloraba mi voz se enronquecía y mi cara se manchaba, no importaba si había apenas soltado lagrimas.
El guardaespaldas me quito el teléfono de las manos y lo guardo en su bolsillo.
– ¿Qué haces? – Dije enojada, estaba enviándole un mensaje a Zoey.
El guardaespaldas me sonrió, – ¿Qué que hago? No dejar que le digas a nadie que fuiste secuestrada, eso le quita la emoción a la llamada que le voy a hacer a tu padre.
Me quede helada, una mano con un paño me cubrió el rostro. Había visto las suficientes películas de acción y leído las suficientes novelas como para saber que era eso, trate de no respirar pero uno de los tipos me golpeo el estomago y me obligo a respirar, en menos de un minuto todo se estaba nublando.
Desperté en la cama, la habitación estaba a obscuras. El frío que sentí hizo que me castañearan los dientes, ¿por qué mamá dejaría que me durmiera sin cobertor? De seguro aun no pasaba por mi habitación, ¿se habría olvidado de mí? Me abrace para hacer calor.
– ¿Mamá? – Dije pero en cuanto las palabras salieron de mi boca, una imagen me golpeo de frente.
Mire por todos lados buscando mi ventana, no estaba a la derecha de mi cama. Comencé a sentir angustia, siempre me salvaba mi ventana de la claustrofobia, pero aquí no había ¿Dónde estaba? ¿Qué era este lugar? Lo único que sabía era que esta no era mí habitación.
– ¡¿Dónde estoy?! – Respire profundo entre mi desesperación y grite a todo lo que daban mis pulmones.
Una luz se encendió y pude ver una pequeña ventana en la pared que estaba a mi lado. La puerta se abrió y vi al falso guardaespaldas que me había quitado mi teléfono.
– ¿Dónde estoy? – Dije asustada.
El hombre me miro de una forma extraña, – ¿En verdad piensas que te lo voy a decir así de fácil?
– Tal vez, no pasa nada si pregunto… ¿cierto? – El hombre se me acerco y se sentó a mi lado.
– Que graciosa eres además de ser tan hermosa. – Dijo colocando una mano sobre mi rostro, la quite de un golpe y salte fuera de la cama.
Papá no llevaría una empresa de seguridad sin haberle enseñado antes a sus hijos como defenderse.
Me coloque a distancia para hablarle. – Déjame en paz, mi papá va a venir por mí.
El tipo se rió, – Cariño, él no tiene ni idea de donde estas. Sus incompetentes guardaespaldas te perdieron en frente de sus narices.
Me quede pálida. Mis padres deben estar asustados. Vicent…
Vincent, no, tal vez no, de seguro va a estar aliviado sin mí a su alrededor para lanzármele cada dos por tres.
Llore. ¿Qué había hecho para merecer esto?
– Odio las lloronas, duerme princesita, en unos días tendré mis millones y tú estarás libre.
Alce mi mirada asustada, – ¿Días?
– Si, tu padre es un poco duro para entender que no va a tener a su hija de vuelta sino nos da lo que pedimos.
– Los policías los estarán buscando. – Dije tentativamente, en realidad no lo esperaba y la respuesta no me sorprendió demasiado.
– No sé, creo que deje caer una amenaza. Oh si, ya la recuerdo, fue; si la policía se entera de algo tal vez su hija no vuelva tan pura como la recuerda. – La sonrisa que me dio me dejo espantada. – O tal vez Right ya te ha…
Me sonroje, – Déjame en paz.
– Como quieras hermosura. Duerme bien. – Dijo saliendo del cuarto.
De nuevo estaba entre toda esta oscuridad que me aterraba, pero no me acomode en la cama sino en la pared, tal vez así podía engañar a mi mente de que las paredes no se iban a cerrar a mi alrededor y a aplastarme hasta morir.
– Vincent, – Dije antes de comenzar a llorar de nuevo.
***
No sé en que momento me quede dormida, solo sé que al otro día desperté entre los brazos de alguien. Golpee a ese alguien con toda mi fuerza y salte fuera de la cama separándome de inmediato. Pero me restregué los ojos bien y mire con detenimiento a quien había golpeado.
No way.
No podía ser.
– ¿Qué…? – Dije anonadada.
Vincent me miraba tranquilamente, – Creo que no fui muy… como dicen; rápido. Ese golpe me dolió mucho. – Dijo tocándose la barbilla, donde seguramente lo había golpeado.
– Me asustaste, – Dije con cautela desde mi esquina.
Él me miro extrañado, – Ven, siéntate aquí. – Dijo señalando la cama.
– Creo que prefiero quedarme aquí. – Me acomode en el suelo en frente de la cama.
– Betsy, ven aquí, – Me puse nerviosa cuando uso mi sobrenombre, él nunca lo usaba. Él sin embargo me siguió mirando tranquilamente, – Me conoces, ven siéntate aquí pequeña.
Me acerque con cautela y me senté en la cama, apenas lo hice Vincent me agarró y presiono su cuerpo contra el mío en la cama y comenzó a tocarme por todos lados. Era como el mejor de mis sueños, sino fuera porque estaba en una situación muy extraña y estaba muy asustada así que trate de alejarme pero Vincent me desabotono mi blusa y me la quito. En cuanto lo hizo lo golpee en la cara con mi mano extendida.
– ¿Qué haces? – Dije arreglándome el cabello que me había caído sobre la cara. Luego me cubrí los pechos con las manos al darme cuenta que de nuevo se me había olvidado ponerme esa odiosa cosa llamada sujetador.
Vincent aun me miraba desde lejos, – No te han tocado.
– No. – Dije algo incomoda por la situación.
Vincent suspiro, – Ven aquí Betsy, solo estaba asustado.
Lo mire totalmente ruborizada, – Solo tenías que preguntar y te hubiera dicho todo. – Me mire, – ¿Puedes devolverme mi blusa, ya?
Vincent me miro y pude ver como el color cubrió su rostro al darse cuenta de que estaba semidesnuda, – No usas…
– No. Siempre me olvido de colocármelo. – Apreté más mis manos contra mis pechos.
Vincent se levanto de la cama y camino hasta mí, me abrazo y me beso en la cabeza. – Como no me di cuenta de que eras virgen, que tonto soy.
Lo patee en la espinilla, – Por supuesto que lo soy… ¡Vincent tonto! – Rugí.
Vincent me tapo la boca con la suya y retiro mis manos de mis pechos. Estaba enredando mis manos en su cabello cuando recordé la escena de ayer, me retire y lo patee en la entrepierna y lo tire al suelo.
– ¡No soy materialista ni soy una tonta! – Le grite.
Vincent me miraba desde el suelo como embobado. No tenía la menor idea de porque me miraba así, hasta que me mire aun seguía semidesnuda, pero ya me daba igual de todas formas él ya me había visto sin mi blusa.
– ¿Te gusta lo que ves?
– Si digo; si, ¿me dejarías tocar? – Me dijo con esa sonrisa que me encantaba y él lo sabía, la había usado muchas veces cuando debía convencerme de acompañarme a algún lugar al que no quería compañía, por ejemplo cuando quería ir a casa del abuelo y no quería compañía molesta.
Volví a la realidad, me cubrí los pechos y busque mi blusa hasta que la vi en el suelo algo alejada de la cama, corrí hasta ella y me la coloqué.
– Vincent tonto, – Masculle, luego lo mire y me di cuenta de que tenía un moratón en la mejilla, y un ojo estaba ligeramente más obscuro que el otro.
Me acerque hasta él y fue mi turno de revisarlo. Él se levanto del suelo y se sentó en la cama. Le levante la camiseta negra que solía llevar cuando estaba trabajando a mi alrededor, mire al suelo y encontré la chaqueta negra que iba a juego con su atuendo de guardaespaldas. Lo que había debajo de la camiseta me asusto, tenía una herida y unos moratones muy feos, ahogue un grito.
– Oh, Vincent… ¿Qué te hicieron? – Me lance a su regazo y lo abrace.
– Un pequeño precio por encontrarte. – Tomo mi rostro entre sus manos y me beso en la boca.
Parpadee para alejar las lagrimas, había cosas que quería preguntarle, – ¿Cómo llegaste aquí?
– Simple, iba detrás con mi moto. – Se mezo el cabello, – La cual ya no existe me dispararon y le dieron a mi moto, ¡maldición! – Dijo, – Fui descuidado cuando llegamos a esta casa y no le avise a tiempo a tu padre o al jefe… que idiota. – Acaricie su rostro.
– Eso quiere decir que llegaste poco después… o qué idiota. – Me di cuenta de que era una tonta, imbécil de remate. – Él sabía tu nombre como no me di cuenta…
– Si, lo sé. – Dijo apesadumbrado, – Él trabajó hace tiempo en tu casa, era parte de los guardaespaldas que te cuidaban antes de que yo llegara. Por eso él sabía tus horarios.
Lo mire como si me estuviera hablando en chino mandarín y no me había dado cuenta. Vincent me miraba como si fuera imposible.
– No recuerdo que él hubiera sido de mi guardaespaldas.
Él suspiro cansado, – Sabía que no lo recordarías, tu padre lo despidió cuando lo encontró en un lugar donde no debía estar a unas horas en las que debería estar dormido o algo así me dijo el jefe.
– Creo que oí decir algo a Marcus, – Mi hermano siempre me contaba lo que pasaba a mi alrededor, a papá no le agradaba que me enterara y por eso no decía nada.
– Me alegro…
– ¿Vincent por qué cambiaste de opinión sobre mí? – Aun me dolía en el fondo todo lo que me había dicho.
– Porque me aterrorice al ver que los guardaespaldas estaban drogados en el suelo, y tu no estabas por ningún lado. Mientras iba en mi moto no podía dejar de pensar que te había perdido y que ya no te iba a ver más… y que nunca más me iba a poder disculpar por haber sido tan estúpido. Lo maneje todo mal.
Bien, por su cara podía decir que estaba diciendo la verdad.
– Me gustas Betsy, mucho. – Acerco su cara a la mía. – Demasiado, no me dejas dormir por las noches mi preciosa Betsy suelo pasearme fuera de tu cuarto cuando pasa eso, pero tu padre tiene razón, esto no es como los cuentos, pertenezco a un mundo muy diferente al tuyo y un día vas a querer algo que no voy a poder darte y eso solo te hará sufrir.
Apoye mi frente en la suya. – Te amo y me importa poco eso de las clases sociales.
Vincent me sonrió, – Me encantaría pensar eso, pero es mejor que nos concentremos en salir de aquí.
Trague duro, no me gustaba nada eso así que lo escuche con atención. Básicamente debíamos salir de una casona que tenía por lo menos tres pisos, nosotros estábamos en el segundo y que además estaba cruzando los barrios más bajos de la ciudad, esto era imposible, según la dirección que tenía Vincent en su mente, mi casa estaba en la dirección contraria.
Me quede a su lado durante mucho tiempo escuchando solo su respiración y sintiendo sus manos en mi cabello. Al poco rato después alguien abrió la puerta.
– Aquí esta el bastardo. – Dijo el tipo que había abierto la puerta, supuse que a alguien que estaba detrás de él. Luego miro a Vincent con rabia contenida. – ¿Te gusto dejar inconsciente a mi compañero?
Vincent me aparto y me dejo en la cama mientras él se levantaba para quedar a la altura del tipo.
– Discúlpame si lastime a tu novio no lo sabía, – Dijo con una sonrisa socarrona, hasta yo sabía que no debía de decir eso.
El tipo por otra parte no espero a más y lo golpeo. Con eso se desato el infierno, otro tipo entro y agarró a Vincent que hasta ahora lo estaba haciendo muy bien encargándose de un tipo pero ahora era demasiado disparejo, trate de acercarme y golpear a uno de los tipos, lo hice.
Mi plan estaba funcionando hasta que entro el falso guardaespaldas, me agarro y me lanzo sobre la cama, un minuto estaba peleando y al otro era la victima. Grite cuando sentí sus manos sobre mí.
De soslayo vi a Vincent noquear a uno de sus atacantes y derribar al otro.
– No la toques. – Amenazó al falso guardaespaldas. – No te atrevas a tocarle un pelo.
El idiota le dio una sonrisa, – No debiste golpear a mis hombres, si lo vuelves a hacer o te atreves a escaparte de nuevo voy a acostarme con ella enfrente de ti, apuesto a que no te gustaría eso ¿cierto?
Vincent palideció y creo que yo también con esas palabras.
– Tiene solo dieciséis no la metas en eso, no le jodas la vida. – Termino muy despacio Vincent, yo solo quería que la mano de ese tipo abandonara mi muslo.
El tipo me apretó y luego me soltó, – Coopera y yo haré lo mismo. ¡Ustedes dos levántense! – Antes de irse nos miro de nuevo, – Te dejaré aquí, sé un buen chico Right y te trataré bien a ti y a tu pequeña novia.
Los tipos se removieron del suelo adoloridos por la paliza que les había dado Vincent.
En cuanto dejaron la habitación Vincent se lanzó a mi lado.
– ¿Estás bien? ¿No te toco en otra parte? – Negué fervientemente, estaba muy asustada.
– Vincent, ¿qué vamos a hacer? – Dije conteniendo apenas mi miedo.
Él me abrazo fuertemente, – Esperar a que tu padre te libere, sin ti me las puedo apañar mejor para huir, sin tener miedo de lo que te puedan hacer.
No me gustaba nada como sonaba eso, sonaba como si dejarlo a merced de los malos estuviera bien. No podía hacer eso, lo abrace de vuelta y nos quedamos allí esperando que era lo siguiente en suceder.
Nuestra tarde paso entre diferentes cosas. Vincent me habló de su vida, no tenía idea de que había vivido en un orfanato desde que nació, o que había estudiado con becas en las mejores escuelas de Bucarest y no solo eso en cuanto tuvo dieciocho se metió en las fuerzas armadas. Ahora me explicaba porque papá lo había escogido, papá solo escogía a lo mejor de lo mejor.
Después de hablar Vincent me miro a los ojos y me deje llevar por ellos, había algo que me atraía de esos ojos negros. Comenzamos a besarnos y nos abrazamos más íntimamente, lo amaba lo suficiente como para entregarle lo más preciado que tenía… y se lo entregue. Nos quedamos abrazados después de eso hasta que cayó la noche y Vincent me animo a dormir después que nos vistiéramos, todo estaba tranquilo con él a mi lado o eso pensé hasta que abrieron la puerta una hora después más o menos.
Mire asustada, porque Vincent se había apartado de mí y estaba en pie en menos de un segundo. Siempre listo.
Los que nos habían despertado eran los mismos hombres que habían peleado con Vincent antes. Vincent me miro y luego los miro a ellos.
– ¿Puedo serles de ayuda? – Dijo sarcásticamente.
Uno de los tipos se adelanto y lo golpeo en el estomago, – La verdad si, queremos divertirnos con tu chica ¿por qué no nos dejas o es que solo puedes tú?
Los mire asustada, Vincent había respondido de inmediato a su provocación. La pelea de nuevo era entre los tres, esta vez me quede a un lado para ver como Vincent se hacía cargo de ellos, sabía que ellos no eran oponentes para él hasta que uno saco una pistola de descargas eléctricas. Un grito abandono mi boca y corrí hasta Vincent, pero uno de los tipos me agarro.
Atraído por el movimiento llegó el falso guardaespaldas y miro la escena.
– Mátenlo, estoy arto, de todas formas no me van a pagar por él. – Me miro con una sonrisa depredadora, – A menos que la señorita quiera hacer algo por él. – Dijo lascivamente.
Mire a Vincent como lo sacaban fuera, estos tipos iban en serio, ellos iban de verdad matar a Vincent.
– Déjalo en paz, él solo se defendía de ellos, llegaron de la nada y lo atacaron. – Los hombres me miraron como si los divirtiera.
– Jefe, vamos al patio trasero. – Él asintió y me sonrió.
Antes de que pudiera hacer algo estaba encima de mí besándome. Trate de golpearlo y de patearlo con todas mis fuerzas, pero él era más fuerte.
– ¿También peleabas con él? – Dijo jadeando por los golpes que estaba esquivando.
– No te confundas él no es una basura como tú. – Dije por fin dándole una patada en la entrepierna. Me aparte de él y salí por la puerta que estaba abierta, antes de alcanzar la salida alguien me cogió y me lanzó al suelo.
Era una mujer, era bastante robusta y a ella si podía recordarla bien, ella había sido mi guardaespaldas a cargo de mi grupo. Me quede paralizada al verla, eso solo ayudo a dejar que me golpeara con más fuerza.
– No le marques la cara idiota, – Dijo el tipo que había golpeado arriba, estaba apoyado en la baranda de las escaleras mirándonos, – Eso solo hará que nos den menos dinero.
La mujer volvió a golpearme pero en las costillas, perdí el aire, – Si la quiere de vuelta pagará lo que sea no importa cuan golpeada este, personalmente me encantaría arrancarle el cabello. Me recuerdas ¿cierto? Tuve que aguantar cada capricho que la princesita tenía, – Dijo imitando una voz desagradable. Trate de zafarme de ella, pero ella estaba entrenada por mi padre, me golpeo de nuevo en el pecho consiguiendo fijarme al suelo. – Yo no soy ni dulce ni tan agradable como él. – Me agarro la blusa y la rasgo, – Si la quieres tómala, me da igual.
El tipo llego hasta mi sonriendo pero me llevo hasta arriba y me lanzó sobre la cama, caí con muy poca gracia.
– Se me pasaron las ganas tal vez más rato. – Cerró la puerta con pestillo.
Lo único que pude hacer fue abrazarme a mi misma y rogar porque Vincent estuviera bien…
Vincent, por favor no me dejes sola… sobrevive.
Llore hasta que el ruido que se armo en el piso de abajo me aterró. Era inconfundible el ruido que hacían las armas, lo sabía.
El tipo que me había raptado entro corriendo y me agarro por un brazo, antes de que pudiera gritar me amordazo y me maniato con una habilidad inigualable. Miro mis pechos expuestos y sonrió.
– Vamos, es hora de irnos a otro lado. – Lo mire preguntándome que era todo esto, – No sé como le hizo tu novio pero algo hizo para hacer llegar a tu padre aquí con un escuadrón, admiro las energías del viejo pero ser suicida no te va a salvar.
Sabía que eso no me iba a salvar, trate de apartarme pateándolo pero me bloqueo en el momento que lo intenté, lo único que conseguí fue que me cargara sobre su hombro para que no le estorbara más.
Cuando llegamos a una escalera que hacia de salida de emergencia el corazón se me fue a la boca. Allí estaba mi papá.
– Suéltala y prometo no matarte. – El tipo me bajo y me coloco de escudo. Papá rugió con rabia, sabía lo que había visto, mi blusa abierta y el tipo abrazándome, – Tú…
El tipo saco un arma del cinturón de su pantalón, – Un trato es un trato y soy lo suficientemente inteligente para afirmarme a ese clavo. – Dijo tranquilamente el tipo, – Quiero una salida despejada y le prometo dejar a su niña en libertad, claro tan pronto como este seguro.
Mire hacia abajo a papá y no pude contener las lagrimas, quería estar con él y con Vincent. Oh, Dios Vincent. El tipo endureció su agarre en mí al sentir que mis piernas no querían soportar mi peso.
– No te preocupes preciosura, si tu papi coopera vas a estar en sus brazos muy pronto. – Dijo alargando el ‘muy’.
Lo mire a través de las lagrimas y mire a mi padre otra vez, solo que esta vez mire más allá y vi a Vincent. Aun estaba vivo. Quería gritarle, pero me asustó la furia que vi en sus ojos mientras caminaba con un esfuerzo notable. De pronto se quedo parado.
– ¡¿Te atreviste a tocar a mi chica?! – Mire a Vincent sorprendida y más cuando me di cuenta que tenía un arma apuntando en mi dirección, mis piernas temblaron cuando él disparo.
El disparo fue certero, me di cuenta cuando el tipo cayó sobre mí haciéndome caer con él. Grite como nunca lo había hecho.
– Si heriste a mi hija te mato gusano. – Rugió papá, estaba realmente cabreado, me di cuenta entre toda la cortina de miedo.
Cuando papá llego a mi lado quito al hombre de encima de mí y me abrace a él como si mi vida dependiera de ello.
– Papi, – Susurre, luego dije más fuerte. – ¿Por qué demoraste tanto? Tenía miedo y creía que Vincent estaba muerto y que ese hombre me iba a hacer cosas horribles.
Papá me miro la cara seriamente, – ¿Él te hizo esos moratones?
Negué, – Fue Tara, ella también estaba con ellos. – Papá me abrazó.
Titubeo cuando intento hablar, conocía bien a mi papá, – ¿Qué te hizo… ese bastardo?
Pensé en mi blusa, – Nada… no alcanzó a hacerme nada. Fue Tara la que me rasgo la blusa queriendo que ese tipo me… bueno eso. – Papá temblaba, no sabía si era miedo o rabia.
– Vámonos de aquí bebita, vamos a casa. – Se aparto de mí y se quito su chaqueta anti balas y su suéter, este último me lo coloco para reemplazar a mi pobre blusa que ya no serviría nunca más. – Deje a tu madre y a tu hermana preocupadas por ti.
Mire a papá. – ¿Y Marcus?
– Aquí estoy enana, creo que sería bueno llevar a Vincent al hospital se ve muy mal. – Marcus silbo cuando miro el cuerpo del tipo. – Miro hacia abajo donde Vincent estaba sentado en el suelo, – ¡Buen tiro! Dios le dio en la cabeza desde esa distancia. Guau. – Luego me miro con esa mirada dulce que me daba solo a mí, – Me alegro tanto que ya estés con nosotros, segura.
– Hermanito te extrañe… – Solloce. Él se me acerco y me revolvió el cabello.
– Yo también, pero hablo en serio, papá debes llamar una ambulancia Vincent esta…
Mire a Vincent estaba mortalmente quieto. Me salí de los brazos de papá y corrí a los brazos de Vincent, - casi caigo poco glamorosamente en el último escalón – Llegue hasta Vincent e inmediatamente gruño cuando me aferré a él.
– ¿Qué pasa? – Cuando dije eso me di cuenta de que estaba herido en la pierna, le habían disparado y tenía un torniquete. Lo chequee mientras escuchaba los gruñidos de papá y de Marcus cuando le quite la camiseta a Vincent. – Te ves horrible.
– No te vez mejor, – Dijo mirando el suelo, – Betsy… nunca me perdonare por lo que esos tipos te hicieron…
Lo bese para que se callara y cuando me aparte le sonreí, – Una mala mujer me golpeo y eso fue todo. Todavía soy entera y completamente para ti. – Le guiñe un ojo.
Vincent enrojeció por completo y miro a papá y a mi hermano, yo también los mire y vi que ambos estaban mirándome enojados.
Papá prácticamente escupió las palabras, – Voy a matar a este…
Me abrace a Vincent, – No le van a hacer nada a mi Bichito, lo amo y no me van a separar de él.
Vincent me abrazo y me beso en la cabeza. – Betsy, no deberías decirle eso a mi jefe y a mi futuro jefe…
– En especial cuando puedo mandarlo hasta Alaska… – Dijo tentativamente papá.
– ¡No!! – Grite y me aferre a Vincent. – Nadie me va a separar de mi Bichito.
Después de eso y de mis berrinches siguientes fui en la ambulancia con él hasta el hospital, después de ser atendido volvimos a casa. Eso fue después de una semana, aun esta con un régimen estricto y aun cojea bastante, pero procuro cuidarlo mucho.
Papá tuvo que a aprender a convivir con que no podía separarme de Vincent, así que ahora esta en una habitación contigua a la mía. Bueno eso fue más por otra cosa… que luego contaré.
Y apropósito del sobrenombre, a él le encantaba llamarme gatita cuando no había nadie alrededor, por eso lo llamaba mi Bichito.

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