miércoles, 1 de junio de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo II



Desperté con un olor extraño, era un perfume de hombre. Lo sabía porque varios de mis compañeros usaban una esencia similar, incluso papá tenía una así. Abrí los ojos lentamente y me senté en la cama. Había una camisa de hombre en el suelo, la tome entre mis manos y la olí, la imagen del chico de anoche me volvió a la mente. Me sonroje de solo pensarlo. El toque a mi puerta me saco de mi ensimismamiento, deje la camisa debajo de mis cobijas y salte de la cama para abrir la puerta.
Era papá.
– Cariño, ya es tarde baja a desayunar. – Lo mire algo tensa, por un momento pensé que Emily le había contado todo. Luego pensé un poco más, si se lo hubiera dicho, él no hubiera tocado.
– ¿Por qué es tarde? Es sábado, – Papá me revolvió el cabello con sus manos.
– Mi vida, se supone que hoy vas a acompañar a tu madre de compras, – Asentí por fin entendiendo que era lo que se me había olvidado.
– Estaré lista en un minuto, – Antes de cerrar la puerta papá me tomo de la mano.
– ¿Sucede algo? Te veo distinta mi vida.
– No pasa nada pa, solo es de mañana nada más. – Asintió no muy convencido pero me dejo cerrar la puerta.
Tan pronto hice esto choque mi espalda contra la puerta y me deslice lentamente hacia abajo, que raro había sido eso, muy raro.
Estuve vestida en un abrir y cerrar de ojos, me costo un poco más el arreglarme. Llevaba un vestido negro de tirantes, mi cabello estaba tomado en una coleta, hoy no me había esmerado demasiado en el peinado. Me mire en el espejo de cuerpo entero de mi cuarto, me sentía extraña pero me veía igual y papá también lo había notado, trate de sonreír pero no funciono, luego suspire al recordar la camisa, fui hasta ella y la cogí entre mis manos. Su olor seguía allí tan fuerte como si él aun la llevara puesta.
Me sacudí la cabeza. No Zoey, no hagas eso, me dije a mi misma. Tire la camisa en mi armario y luego salí corriendo de la habitación.
– Por fin te levantaste, – Dijo mamá sonriendo.
– Si, solo porque papá me levanto. – Mamá coloco una taza de leche en frente de mí. Comencé a bebérmela como si estuviera seca. Aun pensando en las palabras del chico; “Lo dejamos pendiente…”
– Me sorprende, siempre eres la primera en levantarse. – Me miro con más detenimiento, – Y por lo general, la que mejor se viste, ¿qué paso?
– No tengo ganas de nada… – Sonreí detrás del vaso de leche, – Tal vez si de algo, necesito una bufanda nueva, ya sabes siempre hay que estar prevenido para todo.
Mamá se acerco a mí y me dio el cuenco de cereales repleto, – Esa es mi chica.
Sonreí encantada, ese era un punto del que no estaba resentida, en eso si me parecía a mi madre.
Cuando termine de comer salimos en el auto de mamá a las tiendas departamentales, ella quería un nuevo conjunto de ropa y yo quería una nueva bufanda, tal vez unos zapatos que le combinaran y también… deje de pensar en eso por un instante al recordar que esta noche teníamos una cena importante con el socio de papá, bueno uno de los socios más importantes de la firma. ¿Quién sería ese hijo misterioso? Y por qué papá tenía tanta desconfianza…
– Bien, por donde comenzamos, ¬¬– Mamá comenzó a caminar de inmediato hacia la tienda de zapatos, esa era su debilidad.
Cuatro horas después llegamos a casa; mamá con un conjunto completo y yo con mi bufanda verde, casi parecía Becca de loca por las compras, solo que yo tenía más control con mi dinero, o con mi sentido de las compras.
Para cuando llego la hora de salir ya estaba arreglada de pies a cabeza, me había puesto uno de los vestidos que Emily tacha de “niña buena”, era un vestido de tiras finas y recto hasta las rodillas, era de color verde, combinaba perfecto con mi mascada y con el pelo suelto, mi mamá dice siempre que debo lucir mis rizos. Suspiré. Sueno asquerosamente material, pero sino pienso en algo esos ojos verdes… me hacen perderme, y esas manos, ¡no! Me sacudí mentalmente, concéntrate Zoey no dejes que las hormonas te dominen.
– Zo, veo que estas lista. – Papá estaba parado en frente de mi, estábamos en las escaleras junto con Ed. – Me alegra que no hayas demorado tanto como tu madre y tu hermana.
– No deberías decir eso de tu esposa y de tu hija mayor, mi amor. – Casi pude ver como las neuronas de papá dejaban de trabajar al ver a mamá con uno de sus vestidos que delineaban su figura a la perfección. A su lado estaba una Emily claramente opacada por mamá, ella vestía uno de sus vestidos que tenía para esta ocasión o sea un vestido similar al mío.
– Ya vámonos, hay que terminar esto rápido.
– Mi amor te ves… preciosa. – Papá hizo caso omiso a Emily y se acerco a mamá para besarla en los labios, no pude más que derretirme de la envidia.
– Asco, – Fue lo único que dijo Edward. Pero fue efectivo, papá y mamá se separaron y Emily y yo salimos afuera para subirnos al auto seguidas por Ed.
Cuando estuvimos adentro del auto papá dejo la mascara de tranquilidad.
– Manténganse alerta, y no hables demás Emily consérvate tus detalles ingeniosos, por sino te agrada el hijo de Tanner.
Emily miro a otro lado enfurruñada porque papá le hubiera llamado la atención a ella solamente. Cuanta verdad había en sus palabras…
Los Tanner nos esperaban en la entrada de la casa. La casa era una mansión con todos sus lujos, una vez papá había mencionado que provenían de una familia con dinero, no me preocupe demasiado mis padres también tenían una familia con dinero, solo que ellos habían decidido vivir una vida apartada de eso. Nuestra casa era de dos pisos pero lejos más… más normal.
– Bienvenidos, – Dijo el señor Tanner a todos nosotros, luego tomo la mano de mamá y poso un beso en el dorso de la mano. – Siempre tan bella Sheeny.
Papá aparto la mano de mamá sin mucho cuidado, – Si, mi esposa es sumamente hermosa Jeffrey.
– Para los celos esta noche Edward, yo tengo a mi propia esposa adorable. – Dijo acercando a su esposa Louis, – ¿Cierto mi amor?
– Por supuesto cariño. – Había algo en esas palabras que no me agradaron, me parecían extrañas… como sino fueran sinceras, más bien ensayadas, deje de pensarlo y mire a otro lado.
Emily se movía de un lado a otro esperando a que terminaran de hablar, Ed estaba como ausente a mi lado. Yo miraba a las parejas sin mucho interés, aunque con algo de duda.
– Bueno, tal vez sería mejor que continuáramos con nuestra conversación en la sala de estar, por favor síganme. – Dijo el señor Tanner.
Todos comenzaron a entrar siguiendo al señor Tanner, cuando solo quedábamos Ed y yo afuera un auto se estacionó en la entrada, era un auto bastante lujoso por el silbido que dio Ed.
– Sería mejor que entráramos Eddy.
– No quiero entrar, quedémonos y veamos quien es el que llega. – Lo mire nerviosa. – Zo, estoy aburrido y de todas formas podemos entrar después…
– Pero no deberíamos…
– Wow esta es mi noche de suerte al parecer. – No podía ser. Me gire en redondo para verlo mejor. Estaba parado en la puerta del auto mirándonos, sus ojos reflejaban curiosidad.
– ¿Qué haces aquí? – Dije con un hilo de voz.
– Yo vivo aquí preciosa. – Dijo el chico, que iba vestido con unos vaqueros negros que estaban desgastados en las rodillas, una camisa negra con los primeros botones abiertos dejando ver una cadena de plata con un dije en forma extraña. Estaba examinado cada detalle del chico; desde su cabello desordenado hasta sus zapatos que combinaban con su ropa, todo el conjunto lo hacia ver mayor de lo que parecía anoche. Uff estaba en eso cuando Ed me rompió la burbuja.
– No llames a mi hermana así, – Ed se había movido para quedar entre él y yo, el chico sonreía abiertamente.
– Es increíble como siempre sale un defensor cada vez que estamos en privado… o casi. – El chico cerro la puerta de su auto y se acerco a nosotros, – ¿quién eres tu amigo?
– Me llamo Edward Stonel y no soy tu amigo, – El chico me miro esperando. Abracé a Ed y mire al chico con algo más de seguridad.
– Mi nombre es Zoey Stonel, y tú eres el hijo del socio de nuestro papá, ¿no?
– Al parecer si cariño, – Dijo mirando de soslayo a Edward, – Soy Heath Tanner. – Se acercó a mí y tomo uno de los mechones que me caían de la frente, Edward se removió incomodo. – La cena era dentro, ¿No deberían estar ya allí?
– Si ya íbamos a entrar, vamos Zo. – Ed me tomo de la mano y me llevo dentro.
– Será mejor que los lleve, a Louis le fastidia que se metan donde no los llaman y más que las cosas se salgan de su rumbo. Debe de estarse preguntando en donde están. – Ed y yo nos miramos, ambos con cara de preocupación. – Vamos que yo los llevo.
Heath tomo mi mano aun con las protestas de Ed, y me llevo por los corredores, era obvio que no íbamos a poder encontrar solos la sala en donde estaban. Que era una sala de estar muy grande, nuestros padres nos miraron con confusión en cuanto entramos.
– Me encontré a dos niños perdidos afuera, creo que son suyos, – Dijo sonriendo a mi padre para luego mirar a todas las caras en la sala. Me sonroje completamente, en especial porque papá miraba directo a nuestras manos que aun estaban entrelazadas.
– Gracias por traernos, – Dije suavemente, y me solté para ir a sentarme con Emily, la cual me miraba furibunda, era obvio que acababa de reconocer a Heath, solo esperaba que no hiciera un show ahora.
– Ya veo que es tu hijo. – Dijo papá con un tono que no hizo más que hacer reír al señor Tanner.
– Si, él es mi único hijo, – Se volteó hacia Heath, – Heath te presento al socio mayoritario de la firma, su creador Edward Stonel, a su esposa Sheeney y a sus hijos; Edward, Zoey y Emily.
– Heath Tanner, es un gusto conocerlos a todos, papá no habla mucho de su trabajo cuando esta conmigo por lo que es todo un placer conocerlo señor Stonel. – Dijo de forma seria.
– Un gusto conocerte Heath, me dicen que tienes la edad de Emily; Dieciocho años.
– Yo diría que estoy más cerca de los diecinueve, – Dijo tomando asiento en el sofá individual continuo al que estábamos Em, Ed y yo. – Me parece genial conocer a alguien de mi edad o casi, – Dijo mirándome claramente. – No conozco a prácticamente nadie en este país, me la he pasado en Francia.
Papá lo miro con renovado interés, – ¿Y qué te trae por aquí?
Heath sonrió de medio lado, – Papá dijo que quería vigilar mis estudios más de cerca, haber si recuerdo bien lo que dijo… – Heath fingió que pensaba demasiado, – Ah, si, dijo; “Ven aquí de inmediato, quiero ver que rayos te están enseñando esos francesitos.” Al día siguiente papá me había enviado el pasaje y aquí estoy.
– Interesante. – Dijo papá y yo me mordí el labio me moría por decir algo. Él vivía en Francia y yo deseaba un día viajar a la capital de la moda, un lugar donde… – Así que vas a estudiar tu segundo semestre aquí…
– Cuarto. – Respondió de inmediato Heath.
– ¿Cuarto? – Dijo algo contrariado papá.
El señor Tanner le sonrió, – Lo adelantaron un curso en la primaria.
– Wow entonces eres un genio, – Se me escapo, Heath me miro encantado.
– No me atrevería a decir eso, pero no había nada que me pudieran enseñar y creyeron que era lo correcto adelantarme y no retrasarme en una clase que no me iba a ayudar para nada más, – Se encogió de hombros. – Simplemente eso pequeña Zo.
– Ya veo, – Papá me frunció el ceño al igual que Emily, me costo un rato el darme cuenta de que me había echo caer en una trampa. Me sonroje, – Oh.
Mamá me miro y de inmediato comenzó a hablar, – ¿Desde cuando estudias en el extranjero Heath?
– Desde hace mucho, – No hubo nadie en la sala que no se haya dado cuenta de su evasiva, – Ahora que la veo con detenimiento veo lo mucho que se parece Zoey a usted, Edward y Emily son un retrato perfecto de su padre.
– Eso es lo que dicen todos, – Dije tratando de parecer desentendida y no tan amargada por ese hecho.
– Deberías sentirte orgullosa, tu madre es realmente bella. – Me sonroje por la indirecta tan… directa.
– Bien la cena esta lista, – Dijo Louis después de ver entrar a una sirvienta en la sala, y al parecer sin si quiera darse cuenta de lo que estaba pasando. – Por favor vamos.
Todos nos levantamos y seguimos a Louis por otra puerta de la sala, Heath se acerco a mí cuidadosamente, pero por muy cuidadoso que fuera a mi padre no se le paso por alto.
– No te gusto mi cumplido, – Dijo en voz para que solo yo lo escuchara, – Lo veo en tu cara.
– Papá va a matarte si te acercas más, a él no se le escapa nada, – Dije en el mismo tono de voz.
– Sería un loco si no fuera un padre preocupado teniendo dos hijas guapas, yo las mantendría encerradas, apartadas de cualquier hombre que pudiera acercárseles.
– Entonces aléjate.
– ¿Y por qué? No soy tu padre yo quiero acabar lo que empezamos ayer, ¿Tú no?
Lo mire enojada, – Que directo... – Heath alzo una ceja, – No, yo no.
Él asintió, – Desearía poder tocarte, apuesto a que cambiarías de parecer de inmediato, por cierto me encanta tu cara como se sonroja.
– Zoey, – Emily se acerco a mí, y por primera vez en la noche sonreía. Un escalofrío me recorrió la espalda. Nos miro a ambos. – Papá va a matarte.
Lo sabía, – Y eso te anima mucho la noche.
– Siempre. Me pregunto si te conocíamos Heath, no pude evitar decir que Zoey te había conocido mejor. – Se encogió de hombros, – Supongo que luego te preguntara Zo, bueno me adelanto.
Nos quedamos parados a la entrada del comedor sin decir nada. Por qué no pude tener una hermana como Betsy… bueno ambas teníamos hermanas crueles, ella tenía a Jane, que quizás era peor que mi querida hermana mayor.
– En todas las familias hay una perra, creo que es inevitable, probablemente es la ley de la vida.
Asentí.
Entramos en un silencio incomodo, estuvimos así hasta que el señor Tanner logro aclararse la garganta.
– Supongo que ustedes ya se conocían. – Mire a Heath de inmediato.
– Si, la verdad es que si, anoche fui a la playa creyendo que estaría solo pero al rato llego gente y se armo una fiesta. – Estaba totalmente tensa. No podía ser que en verdad les fuera decir… – Estaba por irme cuando se me ocurrió lanzar una botella al agua. – Me miro y lanzo una carcajada. – Nunca he conocido a nadie que sea miembro de Greenpeace.
El señor Tanner me miraba sonriendo, al igual que Ed que estaba apunto de comenzar a llorar, por aguantarse la risa. De seguro se estaba imaginando lo que paso.
– No podía dejar que se mezclara con el ecosistema. – Dije como si fuera lo más natural del mundo. Seguirle la corriente a Heath era sumamente fácil.
– Pero debes admitir que fue estúpido lo que hiciste, te lanzaste al agua para sacar una botella. Una botella. – Dijo recalcándome esa frase.
– Más estúpido es contaminar el planeta, admítelo. – Papá se aclaro la garganta, Heath y yo estábamos sentados uno al lado del otro por lo que cuando comenzamos a pelear nos fuimos acercando hasta quedar nariz con nariz. Me retire de inmediato al darme cuenta.
– En fin, así es como nos conocimos.
– Bien, – Dijo el señor Tanner aunque papá asentía de una forma que decía que no estaba muy convencido de ese hecho.
– ¿Qué estudias Heath? – Pregunto mi madre.
– Leyes, intento seguir la profesión de la familia.
– Que bien, nuestra Emily también sigue esos pasos.
– Wow tal vez nos veamos en la Universidad. – Dijo Heath, me miro a mi y sonrió.
Y ya no pude aguantar más, el vivió en el lugar más maravilloso del mundo.
Me mordí el labio antes de preguntar, – ¿Cómo es vivir en la capital de la moda? No te guardes nada por favor. – Heath me sonrió divertido, mientras veía a Ed y a Emily rodar los ojos, y a mamá sonreír encantada.
Después de ese comentario la cena fluyo más relajada, las preguntas iban y venían. Di gracias cuando dijeron que pasáramos a tomar un café a la sala anterior. Aunque yo no tomara café.
De nuevo estábamos sentados en las mismas posiciones Heath en el sofá individual, yo y mis hermanos en el sofá familiar papá y mamá en otro y los Tanner en otro. La sirvienta entro con una bandeja y dejo las tazas de café en la enorme mesa de centro.
– Mantente lejos de esa taza jovencito, – Dijo papá en cuanto vio las intenciones de Ed. Ed adoraba el café, pero este le quitaba el sueño en su totalidad. Así que papá se lo restringía, por elección propia yo no tomaba café y por lo que veía Heath tampoco.
– Si me disculpan, iré a la cocina un momento. – Dijo Heath levantándose.
– Que te acompañen Edward y Zoey, apuesto a que a ellos les encantaran tus mezclas. – Nos miro a Ed y a mí. – Heath no bebe café, le quita el sueño. Sin decir que se coloca hip…
– Vengan chicos por aquí. – Heath se levanto rápidamente y se dirigió a una puerta en una esquina, que de seguro era la cocina.
Nos levantamos y lo seguimos a la cocina, por otro laberinto de pasillos. Lo único agradable de la mansión era el color claro del que estaban pintadas las paredes, si hubiera sido oscura, hubiera sido la replica exacta de la casa del terror.
– ¿Por qué no bebes café? A mi me lo prohibieron porque no me deja dormir. – Dijo Edward mostrándose desinteresado, pero obviamente no era así porque miraba a Heath por el rabillo del ojo.
– Me vuelvo hiperactivo. – Dijo abriendo la puerta de la cocina. – Y tengo mal genio cuando no duermo bien. Me vuelvo un ogro.
– Oye yo también soy así, pero me encanta el café. – Dijo Ed mirando a la cafetera en una esquina de la cocina como si fuera el mejor dulce del mundo. – Pero creo que una tacita no sería…
– No, déjalo así Ed, ¿qué vamos a hacer? – Heath ya estaba husmeando en la nevera.
– Quiero hacer un batido… qué sabor te gusta Zo.
– De cualquier sabor estará bien.
– Fresas. – Se acerco a mí y me dio un beso rápido en los labios, – Eso estará bien.
Mire a Ed y saber porque no había gritado, estaba más que entusiasmado buscando una taza.
Vaya hermano tengo.
– Las tazas están en el otro estante, si, ese. – Corrí a quitarle la taza, Ed me miro con su mirada asesina patentada.
– No puedes tomar café, You can´t drink coffee. – Sentí una risa detrás de mí, me voltee y vi a Heath apoyado contra la nevera.
– Yo creo que él entiende perfectamente el español. – Me sonroje. – Déjalo tomar café, creo que sé como podemos hacer que duerma esta noche. – Lo mire indecisa mientras que Ed lo miraba esperando la respuesta. Abrió la nevera y saco un cartón de Leche. – Yo lo ocupo cada vez que la tentación me vence.
– Pero así lo vas a arruinar. – Dijo Ed resistiéndose a echarle leche a su taza.
– Bien, no creo que Zoey te deje tomártelo así. Como tu desees, solo intentaba ayudarte pero como tu quieras, – A regañadientes Ed le tendió la taza, Heath se acerco con el cartón. Una vez listo Ed se tomo toda la taza en un par de tragos. – Bueno en que estábamos, ah sí, fresas, batido de fresas. – Y volvió a besarme. – Me encantan.
Hacer los batidos nos costo muy poco prácticamente Heath hizo todo, mientras Ed y yo le pasábamos las frutas a utilizar. Uno de fresa para mí y para Heath, y otro de naranja-plátano para Ed. Aun disfrutaba de mi batido cuando Emily llego a la cocina.
– Así que aquí estaban. – Miro la taza que estaba al lado de Ed y luego a mí. – Zoey esta no es tu noche, si él no duerme…
– Dormiré, no soy un bebé Em. – Dijo Ed tomando la taza y dejándola en el lavavajilla.
– Hay gente que no tiene nada mejor que hacer que molestar. – Dijo Heath.
– Ed no lo tomo puro, lo tomo con más leche que café, te aseguro que estará bien. Dormirá. – Dije al lado de Heath.
– Más te vale, por cierto, papá dice que ya nos vamos. – Se puso las manos en la cintura haciendo énfasis. – Así que vamos.
Mire mi batido con pesar, solo llevaba la mitad. Ed ya había terminado el suyo y Heath podría seguir tomándose todo el de la licuadora si quisiera, revolví mi batido con mi dedo y lo metí en mi boca. Levante la cabeza y vi que Emily y Edward me miraban con asco, Heath me miraba con algo más.
– Deja eso, va-mo-nos-de-a-quí.
– Ok, Ok, vamos. Adiós Heath. – Dije colocándome en puntitas para alcanzarlo, pero él me tomo de la cintura y me dio un beso en la boca. Casi podía ver las chispas saltar de Emily y Ed.
Se separo de mí un poco. – Los dejare en la puerta, sería de mala educación el que no me despidiera de los invitados, muy mala educación. Vamos, – Me tomo de la mano y me llevo fuera.
Mientras me llevaba, o mejor dicho me arrastraba por los pasillos no pude apartar mi mano libre de mis labios, lo mire de reojo mientras escuchaba detrás de nosotros los murmullos de Emily y Edward. No me esforcé mucho en escucharlos ya me dirían que es lo que les molestaba más de todo esto. Alcanzamos la puerta de salida casi junto con nuestros padres, podía escuchar claramente los murmullos de lo que estaban hablando, o eso creí hasta que llegamos junto con ellos tenían el ceño fruncido y por alguna razón papá miro a Heath con odio, me separe de inmediato para correr a su lado.
– ¿Qué pasa papá? – Dije cerca de su oído. Hizo un gesto negativo con la cabeza.
– Vámonos de aquí, adiós Louis, nos vemos Jeffrey. – Mire a todos y vi que Em y Edward seguían a papá tan confundidos como lo estaba yo. Mamá sin embargo se había rezagado un poco.
– Arreglaremos esto, como que me llamo Sheeny Stonel. – Seguí caminando hasta el auto sin que mamá se diera cuenta de que la había escuchado, sino fuera su hija creería que su tono había sido… frío. Pero como era su hija sabía que ese era el tono que usualmente usaba con la gente despreciable, alguien que había tratado mal a uno de sus hijos.
No era el tono que usas con uno de los socios de tu esposo así que ¿qué estaba pasando?

No hay comentarios:

Publicar un comentario