sábado, 28 de julio de 2012

Werewolf: Capitulo XV "Alfa"



>>Fred<<
Papá me agarró del brazo y me arrastró lejos de Megan, temía por ella, si casi todos los mayores en la manada le temían a Jeremy ¿qué podía hacer una adolescente humana contra él? Como papá no me soltaba el brazo me resigne a seguir adelante.
Al poco alejarnos de Jeremy y Megan nos encontramos con mi hermano, estaba en el suelo en forma de lobo. Ni siquiera había notado que mi hermano estaba resistiéndose a la luna cuando corrimos en busca de Jeremy, pero ahora parecía descansar en el suelo. Esperaba que solo fuera eso.
–¿Estás bien Richard? –Papá se coloco a su altura examinándolo– Me parece que solo esta cansado. Sigamos adelante.
Richard movió la cabeza negativamente. Mire a papá que no sabía que hacer a pesar de lo que había dicho– Dejémoslo aquí. –Dije. Mire hacia todos lados pero no había nadie alrededor como para ser un peligro para él– Perdimos a los demás, ¿están…?
–Están bien, concéntrate y tú también sabrás como están. –Papá me sonrió– Puedo decirte que Daniel viene hacia acá. Vamos por tu abuelo, aunque no creo que sea necesario en este instante.
Tragué con fuerza, y lo seguí. Me sentía nervioso y quería saber como estaban mis hermanos y mamá.
El camino a casa parecía alargarse, ni siquiera me había dado cuenta de haber corrido tanto cuando veníamos, salte varias veces sobre los arboles caídos, ¿Habían estado ahí cuando hacíamos el camino de ida? Mi mente estaba rodeada por una neblina de hechos que venían ocurriendo y que hasta esta noche habían conseguido su fin. Solo esperaba que estuvieran a salvo en el castillo.
Como si me leyera la mente, papá apuro el paso camino al castillo, donde nos quedamos parados un momento observándolo con atención.
Apoye a papá que casi se cayó al ver el castillo– Steph… mi Steph…
No tuve tiempo para sentir el dolor de su declaración. Me preocupaba que de un lado del castillo estuvieran saliendo llamas y que mi familia estuviera dentro y que papá corriera como un loco a lo que podría haber sido una trampa. Aun no llegábamos al jardín que rodeaba la casa, al cruzarlo vimos las llamas más grandes y las puertas de entrada que tanto llamaban mi atención estaban tiradas en el suelo como si no fueran nada.
El pasillo de entrada se veía bien, tal como se veía siempre, lo malo estaba cuando seguíamos hacia las salas; en el comedor todo estaba en el suelo, la biblioteca estaba patas arriba.
Seguí a papá de cerca pero no había rastro de nada viviente, lo que si había era una serie de cosas tiradas por el suelo hacia donde papá se dirigía. Como veía que él seguía su búsqueda incansable me pare un momento a buscar un pantalón de uno de los armarios que estaban destrozados, algo estúpido pero recordaba que a mamá no le agradaba que anduviera desnudo por todas partes y cuando la encontrara no quería que me viera así.
Luego seguí a papá que cada poco se detenía.
–¡Stephaniel! ¡Steph!! –Su voz comenzaba a sonar cada vez más desesperada– ¡Contéstame! ¡Steph!!
Corrí hacia las escaleras que daban al subsuelo, Jeremy me había dicho que había una habitación segura allí.
Mire a papá– ¡Vamos abajo!
Papá me miro desesperado– Sé que está en la mansión pero no sé donde.
–Por acá está la habitación segura de la casa. –Le dije lentamente, me parecía que estaba a un paso de volverse loco por la angustia.
Papá paso de largo– Vamos.
Bajamos las escaleras hasta la entrada de la habitación, no me sorprendí al encontrar al abuelo haciendo guardia frente a la puerta.
Papá miro al abuelo– ¿Están todos adentro?
El abuelo se movió de la puerta, papá la abrió de golpe y casi recibe un buen golpe de un bate de beisbol, sino es porque se movió a un lado unos cuantos centímetros, probablemente hubiera tenido un lindo moratón en la frente por cortesía de Steph, quien era la que sostenía el bate.
Me quede mirando la escena un momento, Stephaniel sostenía el bate aun en sus manos cuando papá la abrazo sin darse por aludido con lo del bate. Moví la cabeza, eran imposibles. Pase al lado de ellos y corrí hasta mis hermanitos, mamá estaba aun en su forma de loba, lo que me alivio de sobremanera. Ella se me acercó y puso su hocico en mi cuello, le di una caricia como respuesta.
–Que bueno que estén a salvo, pero debemos hacer algo con las llamas que están saliendo por un lado del castillo.
Steph se separó de inmediato de papá– ¿Llamas? ¿Fuego? –Asentí, quise decirle de que más esperaba pero ella siguió hablando– Oh, Dios. Hay que llamar a los bomberos, ¡Mi casa se esta quemando!!
Casi era divertido ver como ella daba saltos y papá trataba de contenerla, sino fuera porque mi padre no debería estar haciendo eso, hubiera por lo menos sonreído.
Como no se movían me puse manos a la obra, busqué pero no veía ningún teléfono a mano, Steph al darse cuenta de lo que estaba haciendo fue hasta la puerta y de un pequeño compartimiento sacó un teléfono móvil bastante antiguo.
Nos miro cuando comenzó a llamar– ¿Alguien tiene una coartada? ¿No? Bien, entonces… ¿aló? Habla Stephaniel Difontiel desde el castillo Difontiel, si, el mismo, si, si. Demonios ¡mi casa se quema!! –Le grito al móvil– Claro que necesito a los bomberos… ¡ya!! ¡Mi casa se esta quemando!!!
Todos la mirábamos anonadados, a excepción de papá que la miraba encantado por sus gritos.
–Mi Steph, siempre tan divertida. –La abrazó– Y ahora, ¿qué vas a hacer cuándo lleguen los bomberos?
Steph se quedo momentáneamente en shock hasta que nos sonrió despacio– Primero todos los lobos se van a ir, los que están en forma humana se van a vestir… –Agregó mirándolo– Y después… voy a llorar como si se acabara el mundo y a decir que acabo de sufrir la repercusión de un ataqué terrorista, ya se enteraran. Ahora todos a sus lugares, necesito a Jeremy… –Nos miro asustada– ¿Dónde está Jeremy? No… no me digas, ¿qué le paso algo a mi bebé?
Papá le dio un beso en la boca– Está mejor que todos nosotros, créeme.
Steph se separó de papá al ver que yo estaba pendiente de ellos– Bueno eso esta bien, ya muévanse de una vez, Fred ayúdame a llevar a tus hermanos arriba al patio. Fede, tú anda a vestirte, busca ropa de Jeremy y ustedes tres vayan al bosque, les mandare ropa luego al amanecer. Que debe ser pronto.
Salimos rápido cada uno a lo suyo, tome a Nick y a Micky y los lleve arriba al patio. Mamá y nana Vi corrieron al bosque, el abuelo salió en dirección al segundo piso con papá. Steph salió y traía la ropa desordenada y sucia, en las manos traía algo que no sabía que era, de su brazo colgaba una camiseta negra, no había que adivinar que era de Jeremy. Cuando llego a mi lado me mostró la camiseta.
–Póntela.
Me la coloqué sin decir nada más, cuando me la coloque saco un poco de lo que traía en las manos, era carbón. Me mancho el rostro, el cabello y la camiseta junto con los pantalones. Hizo lo mismo con mis hermanos.
Steph abrazo a los pequeños– Vamos a jugar un juego, vamos a fingir que somos sobrevivientes. Todos nosotros. Cuando vengan los señores que van a apagar el fuego les diremos que estábamos durmiendo y que personas malas vinieron y nos atacaron, y que además quemaron el castillo. –Me miro a los ojos– Todos estábamos aquí porque anoche había una pequeña reunión en casa entre las dos familias, además queríamos dar nuestro apoyo a Megan que esta sufriendo por la muerte de su padre. Todos se quedaron a dormir y hace un par de horas un grupo de maleantes tomaron represalias con mi familia por un trabajo de uno de mis equipos de seguridad, como un ataque personal.
Asentí– Hay un problema, ¿dónde esta Megan? La necesitas aquí.
Steph apuntó detrás de mí. Jeremy traía en brazos a Megan, esperaba que no estuviera herida. Caminaban con calma hacia la casa, como si tuvieran todo el tiempo del mundo, probablemente ellos creían tenerlo. Demoraron pero llegaron hasta nosotros.
Jeremy me miro apenado– Lamento lo de antes.
Le sonreí agradecido de que volvía a ser el de antes– No te preocupes, ¿cómo volviste a ser el de antes?
Jeremy abrazó aun  más a Megan. Estaba totalmente sonrojado– Preferiría que no me preguntaras.
Megan se removió entre sus brazos– ¿Ya llegamos?
Jeremy le dio un beso en los labios– Si, ¿te puedo dejar en el suelo?
Megan asintió, Jeremy con un movimiento la dejo en el suelo.

>>Megan<<
Me desespérese, me había dormido camino al castillo, a pesar de las molestias que aun sentía.
Recordé.
Jeremy no había tenido que darme más señales para decirme como podía conseguir su olor en mí. Habíamos tenido un momento romántico aunque su lobo se había mantenido presente, pero cuando terminamos ambos nos sentíamos diferentes. Jeremy me había tratado como si fuera de porcelana, aun sentía algo de vergüenza por ello pero Jeremy me había calmado.
–Terminaremos esto después. –Me había dicho, yo lo mire como si estuviera loco y él me había sonreído– Si, esto cuenta, ¿lo sientes no? Pero te prometo que te daré una vez más… romántica que esta. –Su rostro se había vuelto serio– Lamento que tuvieras que…
Le había tapado la boca con mi mano. Había perdido mi virginidad, tal vez, no como lo sueñan todas las chicas pero no me arrepentía de nada. De todas formas había sido especial para mí y así se lo había dicho.
Tuvimos que volver porque Jeremy había sentido que debíamos ir a casa, por lo que me había vestido con mi ropa hecha girones, al menos la camiseta que me había colocado entraba en esa clasificación. Los jeans habían sobrevivido porque me los había quitado antes de que Jeremy se desesperara más. Jeremy había vuelto a besarme después de eso, lo que había resultado en que tuve que acomodarme la ropa antes de volver, era necesario.
Mis cosas menos mal aun estaban en el mismo lugar en cual las había dejado, así que Jeremy las tomo y dejo que terminara de arreglarme. Cuando termine me tomo en brazos y partimos de vuelta a casa.
Y ahora me sentía como si fuera un bicho en exposición, la madre de Jay y Fred me observaban fijamente, aun cuando hablaban con Jeremy sus ojos estaban fijos en mí.
–Vayan a cambiarse de ropa y luego vuelven aquí, los bomberos deben de estar por llegar.
Mire las llamas, salía del ala trasera del castillo por lo que entendía que no se sintiera tan incomoda viendo quemarse su casa, aunque solo salían unas cuantas llamas.
Jeremy toco mi hombro– Ven acá, te llevaré arriba.
Le tendí los brazos por inercia, me di cuenta de la confusión que había por lo que estaban viendo. Le di un beso en el cuello a Jeremy donde lo había mordido hace poco y disfrute el estar entre sus brazos y el no tener que decirle a los demás porqué no quería caminar.
–¿Qué crees que piensan?
Jeremy no dijo nada hasta que entramos en el castillo– Cierra los ojos, vamos a correr un poco.
Cerré los ojos– Espero no haber molestado a tu madre.
Jeremy rió– Vamos arriba y después de todo este lío terminaremos lo nuestro.
Lo mire a los ojos un momento, ese brillo rojo aun se veía alrededor del color ámbar. Me abrace a su cuello y cerré los ojos nuevamente.
Jeremy llegó en tiempo record a su cuarto entramos de golpe y estaban el señor Stonel con un hombre mayor muy parecido a él.
–Hola a ustedes dos. –Dijo Jeremy, mire a ambos interrogativamente, lo que se dio cuenta Jay– Es el señor Stonel y su padre, el abuelo de Fred.
Les hice una seña– Hola.
El abuelo de Fred se acercó a mi y me dio un beso en la frente– Un gusto conocer a la hembra alfa.
Enrojecí, daba un poco de vergüenza que el resto de los lobos supieran lo que Jay y yo habíamos hecho y con lo que me había vuelto la hembra alfa. Pero era algo obvio, ya que, si yo me concentraba podía sentir que había más lobos en la cercanía, era como una certeza. Simplemente lo sabía. Aun así, eso no evitaba que me sonrojara cuando me llamaran de esa forma.
Después que se fueran el señor Stonel y su padre, Jeremy busco algo con que vestirse en su armario. Lo mire buscar una camiseta y un pantalón negro junto a unas zapatillas del mismo color. Le di un toquecito y saque una de sus camisas negras.
Su mirada se quedo prendada en mí cuando me quite la ropa que llevaba, lo ignore y busque una falda entre mis cosas. Me sentía un poco avergonzada y a la vez me sentía como una reina cuando lograba que él me mirara.
Saqué la ropa de mi bolso– ¿Jay te han dicho que tu guardarropa es público? Lo juro, Fred llevaba una de tus camisetas, lo sé porque era negra y no lo he visto llevando ese color y ahora su padre y su abuelo llevaban tu ropa también. –Me coloque una camiseta encima de la ropa interior limpia que ya me había colocado, después mi falda y por último la camisa de Jay.
Él se rió– Si, me doy cuenta pero que voy a hacer, si lo necesitan pueden tomar lo que quieran. –Se quedo mirándome un momento– Me parece que te has arreglado con esmero mi hembra alfa. –Lo mire sin saber, Jeremy se me acerco y me quito la camisa y luego la camiseta– Esto fuera, te quiero con la camisa y la falda, ponte unas zapatillas sin calcetines.
Con bochorno hice lo que me dijo– ¿Después qué?
Jeremy me sonrió de medio lado– Vamos abajo y en todo caso; tu y yo estábamos durmiendo cuando tuvimos que correr abajo a refugiarnos. Nuestra seguridad hizo el resto. –Me dio un beso en la boca– Después terminaremos lo que comenzamos en el bosque.
Lo vi recoger su móvil y comenzar a teclear como loco.
Asentí y bajamos juntos a representar nuestra pantomima. Los bomberos no estaban muy seguros de creer pero al ver que todos  estábamos a medio vestir y muertos de la preocupación decidieron creernos. También era de ayuda el que la madre de Jeremy llorara desesperada y que los hermanitos de Fred también lloraran diciendo que unos hombres grandes y malos los asustaron y que por eso tuvieron que esconderse todos en el sótano.
La policía les creyó, después de todo, los niños no mienten.
Se fueron a las nueve de la mañana y todos estábamos agotados. La nana de Jeremy nos dijo que entráramos y fuéramos a la cocina, irónicamente era el único lugar que estaba sano y salvo. Todos hicimos eso, mientras ella cocinaba junto a la madre de Jay y bajo la atención del abuelo de Fred que no paraba de toquetearla, algo que divertía muchísimo.
–¿Qué paso con el lobo maniático? –Pregunto nana Vi.
Todos miraron a Jeremy pero quien respondió fue Fred, que estaba sentado a mi lado en la mesa de la cocina. Estaba flanqueada por Jay y Fred y ambos se veían sombríos y por más que me preguntaba no lograba dar con una respuesta de porqué estaban así.
–Digamos que el tipo perdió la cabeza. –Lo mire y a pesar de lo grotesco de la situación se me escapo una risotada histérica. Fred me sonrió encantado.
Jeremy movió la cabeza– No puedo creer que tengas su mismo sentido del humor, negro, negrísimo.
Mire la mesa– Debes admitir que fue gracioso. Bueno, si no piensas en que le arrancaste la cabeza… –Jay me dio un codazo.
Mire a todos los que estaban frente a mí y me di cuenta que todos tenían en sus rostros diferentes niveles de desagrado. Me encogí de hombros.
–Lo siento. –Mire a la madre de Fred que se reía bajito, tenía abrazados a sus dos pequeños que se veían curiosos– Lo siento.
El teléfono comenzó a sonar y Stephaniel lo contesto, de pronto cayó el silencio. Todos estaban pendientes de la conversación.
–Castillo Difontiel, si con ella, si aquí esta. Claro se lo diré. –Stephaniel evitó mirar a nadie– ¿Quieres hablar con ella? Oh, bueno.
Mire a Jeremy que había hecho una mueca– Gladys, esta llamando para avisar que la ceremonia de cremación de tu padre va a ser a las dos de la tarde.
Hice una mueca de angustia, ¿mi padre iba a ser quemado? No podía ser. Me levante de golpe y corrí hasta Stephaniel, quien me dio el teléfono de inmediato.
–Debe estar allí por lo menos a las trece cuarenta y cinco, si llega tarde le cerraré la puerta.
Apreté el teléfono– Y un demonio, no vas a quemar a mi padre, si algo sabía era que él quería reposar al lado de su amada esposa y eso va a hacer. –Mire a Jeremy y este asintió– Lo arreglare todo para que no tengas que cambiar la hora.
–No seas malcriada niña, ya esta arreglado. –Me cortó.
Volví a marcar el número con el re discado– Tú no me cortas bruja, lo hago yo. –Corté.
Aplausos, mire a mi espalda y el padre de Fred y su abuelo me estaban aplaudiendo.
El padre de Fred se me acerco, desde que habíamos entrado había permanecido sentado en frente de nosotros. Ahora se veía serio, no sabía si era así o se veía de esa forma al usar la ropa negra de Jeremy. Cuando estuvo frente a mí me pidió el teléfono con su mano, se lo di sin pensarlo.
–Debo hacer unas cuantas llamadas, –Miro a Jay– Arreglaré este problema de paso. Si me traes los papeles de la sepultura que tu padre debía haber comprado para tu madre estaría encantado, claro, tu padre debía tenerlas en algún lugar en especial.
Asentí– Si, están en la caja fuerte. Tengo que ir por ellas.
Él asintió– Tráelos, probablemente me sirvan como una formalidad.
Lo mire asustada– ¿Va a sobornar a alguien?
Me sonrió con la misma sonrisa que había visto en sus hijos. Si, era hereditario– No será necesario, solo todos esos tipos hablan el mismo idioma. –Me hizo un gesto con las manos; dinero.
Le sonreí y me fui a sentar con Jay, quien me miraba entretenido con la conversación, vi que iba a comentar algo pero se detuvo. Nana Vi nos interrumpió con su fuente llena de huevos que coloco en la mesa.
–Más vale que a todos les gusten los huevos con jamón, no voy a preparar nada más. –Fue a colocar la cafetera y nos puso a cada uno un plato y una taza– No quiero oír nada despreciativo, solo aceptare; Que bien cocinas Vi, esta delicioso Nana Vi, y quiero más de eso, ¿quedo claro?
Asentí encantada y más cuando me colocaron pan casero en frente, tome de inmediato una rebanada y la llene con huevo. Suspire. Me encantaba el pan hecho en casa, cuando lo hacía nunca me podía quedar bien.
–¿Dónde has estado toda mi vida?
Nana Vi me sonrió– También lo acepto.
Desayunamos tranquilamente, aunque seguía dándole vueltas al entierro de papá. Comenzaba a volver a sentirme triste como antes, volvían mis problemas. Jeremy me abrazó dándome fuerzas.
–Ánimo mi amor, yo estoy contigo. –Le di un beso en la boca.
Se me ocurrió una cosa, mire las caritas aburridas que estaban frente a mí.
–Después de desayunar. –Dije mirándolos– ¿Quién quiere jugar a las escondidas? 
–¡Yo!! –Gritaron los pequeñitos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario