sábado, 28 de julio de 2012

No Wait!: Capitulo XII




Se había casado. A esta hora ya habría una esposa con su apellido y pensando sobre el lugar donde iban a tener su luna de miel.
La odiaba.
Odiaba a esa mujer que iba a ser feliz con Paul. Que sería la madre de sus hijos… que compartiría su vida con él.
Toda la noche había caminado por la habitación y ahora sentía unas ganas horrorosas de… algo, mire a todos lados y…
Tome la lámpara y se la lance a la puerta, tome una almohada y comencé a golpear todo. Así me encontró Zack cuando abrió la puerta de improviso, se veía asustado, probablemente por el ruido que había hecho la lámpara al estrellarse con la puerta.
–Adivino… –Se puso las manos en la frente como si pensara– Estas redecorando tu cuarto. Acerté, ¿cierto? No, no respondas así no tiene gracia.
Lo mire con odio– Si hubiera sabido como eras cuando abrías la boca… es que eres tan…
Me dio una sonrisa encantadora– Si, lo sé. Soy totalmente encantador y aun no lo puedes creer. Causo esa reacción a menudo a la gente con la que hablo.
Le di una sonrisa forzada– Si, en verdad causas una linda impresión pero, ¿quieres que redecore tu cara? Creo que lo estoy haciendo muy bien. Lo haré gratis y sin sentir una pisca de lástima, lo prometo.
No se le borró la sonrisa, si es posible se le enancho– No gracias primita linda pero Jane me ama con esta cara.
–Jane te amaría aunque fueras terriblemente feo, cojo y jorobado… pensándolo bien, solo si fueras terriblemente feo. –Agregue cuando me asuste de la imagen mental que había creado.
Zack hizo una mueca– No puedo creer que dijeras eso, voy a tener pesadillas durante días. –Volvió a sonreír– Menos mal Jane me mantiene despierto la mayor parte de la noche.
Lo golpee con la almohada– Quisiera que tío Mark se enterara, te va a llevar con fusil al altar y yo estaré allí para reírme y para sacar muchas fotos para posteridad.
Se arreglo la ropa, como siempre vestía de una forma bastante elegante una camisa y unos pantalones de chándal. Era el tópico del niño rico mimado, solo que con actitud indiferente o por lo menos a mi me parecía de esa forma, el abuelo pensaba de forma diferente, decía que su nietos estaban perdidos de alguna forma. Pero, a mi me parecía que no estaban tan mimados, sabía que ninguno podía freír un huevo ni siquiera hervir agua pero eran bastante cariñosos y se preocupaban unos por otros.
Me miro un momento frunciendo el ceño– No creo que hicieran falta un arma, iría por mi propia voluntad, claro que aun no porque estamos comenzando y no quiero que se asuste y me deje. –Miro por la ventana por inercia hice lo mismo, el día estaba nuboso pero no había nada extraordinario fuera– Dame un año y será Jane Stonel, mi mujer y madre de mis hijos.
Solté la almohada atónita– Vaya, vas en serio.
Asintió de forma solemne– Tengo un sentido extraordinario de la pareja, mis padres han sido felices juntos y mis abuelos también, increíblemente con la misma pareja de la que se enamoraron cuando eran adolescentes, ¿por qué yo no lo sería? Amo a Jane y ella a mí.
–Solo un detalle, te pasaste en edad cariño. –Le dije al darme cuenta de que venía un auto por el camino de entrada.
–En realidad no, porque la amo desde que éramos pequeños, que solo ahora seamos novios no quiere decir que…
–Ya, ya. –Lo interrumpí, el auto era de Heath y no creía que la fiesta hubiera terminado tan temprano– Zoey y Heath ya llegaron.
Zack miró por la ventana– También viene el auto de Jane, bien, nos vemos Emily querida debo ir a recibir a mi chica, aun no le he dado la cuota de besos que debería haberle dado ya.
Con eso se dio la vuelta y se marcho, evitando los restos de la lámpara cuando salía. Volví a mirar el paisaje.
Estábamos en una colina, la casa en la cima y a su alrededor estaban las pesebreras de los caballos, a lo lejos los podía verlos pastar. También estaban los campos arados esperando ser cultivados. Por un lado estaba el camino de entrada, a cada lado había una hilera de álamos que parecían soldados meciéndose al son del viento, se esperaba una tormenta y ya comenzaba a bajar la temperatura, y como decía, el viento ya había llegado. Pronto aparecería alguno de los cuidadores del lugar, para guardar los caballos y preguntarnos si estábamos bien. Así había sido ayer.
Me quede en la ventana y vi como Zack corría a la entrada hecha por un arco de madera y techo de tejas.
La casa era de un estilo bastante rustica, de dos pisos y estaba hecha de madera y ladrillos, el piso de madera estaba embarnizado, había alfombras de todos tipos por doquier, cuadros de caballos y flora adornaban los corredores y las paredes de las escaleras, pequeñas piezas decorativas estaban puestas aquí y allá. Y hasta ahora no tenía idea como habíamos logrado conseguir un lugar tan bello para quedarnos, Heath no había querido dar demasiados detalles sobre eso.
Mire el desastre que había hecho y me puse a recoger los pedazos de la lámpara y a tirarlos en el papelero que había cerca. Después me dedique a limpiar el resto de mi habitación, increíble que llevara un día y ya estuviera todo en el piso.
–No puedo creer que haya desatado mi mal humor de esa forma… –Busque entre mis cosas, antes de llegar a la casa de campo me había comprado algo muy útil; una pelota anti estrés– Aquí estás pequeña, haz tu milagro. Después de todo no quiero volverme un energúmeno con todo el mundo.
Estuve así por bastante rato, hasta que los ruidos que venían del piso de abajo me distrajeron, o si vamos al caso, me relajaron lo bastante como para querer compartir un rato con la familia.
Salí de mi habitación en el segundo piso y baje las escaleras lentamente, los ruidos venían de la sala de estar de la casa, me dirigía a la derecha y abrí la puerta lentamente.
–Juro que no hice nada malo Zack, él exagera, solo le di un golpecito nada más. –Decía Jane.
–Mon Dieu golpeo a Gabrielle con un bate de beisbol y la dejo inconsciente, mis padres están como locos buscándome porque los padres de Gabrielle quieren demandar a mi familia por un supuesto intento de asesinado. –Esa voz– Eso es lo que dice mi nana.
Mire a todo el mundo en la sala. Zoey estaba sentada junto a Heath en un en el brazo de un sofá individual, él trataba de mirar hacia otro lado cuando entre, Zackary trataba de hacer lo mismo sentado en el otro sofá individual, Jane. Jane estaba de pie mirándome y apuntando a Paul, quien estaba sentado en el suelo al lado de la chimenea. También me miraba.
–¿Qué esta pasando aquí?
Zack se aclaró la garganta– Yo puedo contarte todo. –Me dirigí cuidadosamente a la esquina opuesta de donde estaba Paul– Doy por echo que eso es un si; todo comenzó esta mañana cuando Jane quiso obrar bajo la mano del Karma, y su lema era que; “si Emily no puede ser feliz, la mujer que va a casarse con el idiota tampoco lo será”. Saco un bate de beisbol de dos kilos y lo guardo en su bolso de deporte de Luis Vutton, pero al llegar a la habitación del idiota…
–Me llamo Paul. –Agregó este desde la chimenea. Lo ignore.
Zack le dio una mirada y continuo– Como decía cuando llegó Paul no estaba solo, estaba con Heath y después de hablar sobre ser secuestrado o no serlo llegó la novia, creyó que Jane era otra de sus amantes y le dijo muchas cosas feas por lo que Jane, la golpeó en la cabeza con el bate, dejándola inconsciente en el piso de un solo golpe, tiene un muy buen brazo como sabrás. Y ahora están aquí porque Paul no quiere casarse por ahora y no sabe que hacer.
Paul asintió– Vine huyendo.
Lo mire con enojo– No te tome por un cobarde Paul. –Paul me dio una mirada herida– Pero ya que estás aquí, no te me acerques, no te quiero ver cerca de mí ni en sueños, ¿me oíste?
Paul me sonrió con dureza– Claro, como quieres mon Chère. –Me di la vuelta para irme pero…– Primero me utilizas para tener sexo y luego quieres que me vaya. Tal vez me llames cuando quieras más.
Di un jadeo y salí de allí, tenía que ir a mi cuarto.

Me levante de golpe– ¡Como te atreves gusano!
Jane se interpuso en mi camino al poner sus manos a mi alrededor– Déjalo Zack, no es nuestro asunto.
La tome su hermoso rostros entre mis manos– Ella es mi asunto porque es como mi hermana y sabes bien que tú comenzaste metiéndote en esto mi amor, no me digas ahora que no me meta. –Me separé de ella y apunte al maldito– No te le acerques, no te quiero cerca de ella nunca más.
–No te preocupes, ya no quiero verla. –Lo ignore.
Tome a Jane y la arrastre conmigo fuera. Mire a las escaleras, Emily estaba sentada al final de ellas. Estaba llorando, me sentía como si hubieran hecho llorar a mi hermanita pequeña. Quería golpear algo, mejor a alguien, un francés de preferencia.
–¿Quieres irte? –Negó– ¿Por qué? ¿Acaso te gusta sufrir?
Se levanto lentamente– No es eso, solo que irme ahora sería huir y yo no huyo de ningún lugar ni de nadie. Nunca.
Asentí– Bien, si quieres mostrar tú orgullo hazlo pero recuerda que el orgullo no es de inteligentes. Ahora, vamos arriba no quiero dejarte a solas.
Emily se dio la vuelta y se perdió de vista. Jane me dio un jalón.
–Dejémosla sola un momento, ¿quieres comer algo? Tengo hambre. –Le di un beso en la frente y le mostré el camino.
La deje adelantarse a la cocina, aun teníamos algo que hablar entre nosotros.
Camine despacio, porque había comenzado a escuchar gritos desde la sala de estar y Zoey se había alejado del lugar. Escuche la puerta abrirse y luego pasos ligeros por la escalera. Llegué a la cocina y me encontré con Jane preparando algo que olía muy parecido a estofado.
Me miro con una sonrisa– Es algo rápido, encontré la base para preparar estofado y algo de carne en el refrigerador.
Marcus tenía razón.
–¿Hace cuanto me espías? –Le pregunte interesado en su repuesta.
A Jane se le cayó el cucharón que tenía en la mano– Yo…
Me mecí el cabello– Jane mira solo quiero saberlo.
Jane recogió el cucharón–Yo no… –Negué firmemente con la cabeza– Comencé cuando teníamos doce, después que te preocupaste por mí cuando me caí del árbol de tu casa jugando con Sam y Marcus, –Se quedo callada un momento– Supongo que soy una mujer de lo peor pero, ¿cómo te diste cuenta que te acosaba? ¿Me viste?
Metí mi dedo en la olla– Marcus me lo dijo ayer, pero creí quería que me separa de ti porque lo admito soy de la peor calaña, salgo a todas las fiestas con Sam, no temo acostarme con una chica en una de esas aunque sea solo una vez. –La mire fijo– No soy un santo, si acaso un demonio.
Jane me tomo del brazo– Tú nunca has sido de la peor calaña, solo son esas chicas que se te lanzan encima, son de lo peor. No te culpo, ellas eran guapas pero unas mujerzuelas que buscaban solo una cosa en ti…
Por un momento me quede simplemente viéndola, ella en verdad creía sus palabras. En verdad creía que yo era bueno, que todo era culpa de las chicas con las que salía a veces. Solo porque era callado no quería decir que era precisamente un chico sin recursos ni deseos. Pero ahora que la veía…
–¿Me odias? –Escuche a Jane– ¿Quieres terminar?
Ella me amaba, probablemente más de lo que yo la amaba a ella pero si sabía algo era que no quería dejarla. No podía perder una mujer así, ella era toda inocencia. Eso era una chica inocente.
Le quite el cucharon y revolví el estofado– A esto le va a faltar un poco, ¿no crees?
–¿Zackary? –Sollozo Jane– ¿Me vas a responder?
–¿Cómo haces para que baje la llama? –Jane movió una manilla y el fuego bajo– Bien, ahora vamos al cuarto, ¿quieres? Mi novia quiere cree que quiero abandonarla y quiero mimarla para que sepa cuanto la amo.
Jane me miro con los ojos brillantes– No vas a dejarme…
La tire a mis brazos– Nunca, te amo Jane y mucho. –Tome su rostro y le di un beso en la boca– Mientras se cocina el estofado, ¿quieres hacer algo conmigo?
Jane asintió y le subí la camiseta, adoraba sus pechos llenos y redondos con unos pequeños pezones morenos. Jane atrajo mi boca y me dedique a explorar la suya con mi lengua. Con mis dedos mime esos preciosos pezones, dándole pequeños apretones y caricias. Mientras ella gemía en mi boca.
Me separe un poco de Jane sin alejarla mucho de mis brazos– Vas a ser mía Jane Mary Evans, cuenta los días bebé porque serás Jane Stonel pronto. Vas a ser mi mujer, mía solo mía.
–Si, Zackary. –Gimió.
Le mordisquee el cuello– Adoro la forma en que dices mi nombre, con ese tono ronco. Dilo de nuevo.
Baje mi cabeza hasta sus pechos y tome uno de esos pequeños pezones en mi boca, adorándolo con mi lengua.
–¡Zackary!

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