domingo, 29 de julio de 2012

No Wait!: Capitulo XIII



–Si alguien quiere bajar a la cocina, más vale que esperen un momento a que esos terminen. –Le dijo Heath a Zoey sentándose en mi cama– Tus primos no conocen la vergüenza cielo, ese par lo esta haciendo en la cocina a vista de todo el mundo.
Zoey me miro sonriendo– Disculpa a mi marido a veces no conoce el tacto.
Los mire exasperada, aun más con “ese” que estaba recostado en la puerta– Menos mal ya lo conozco. Oigan, no sé que hacen aquí, y menos con él pero quiero que salgan de mi cuarto, ¿por favor?
–Emily. –Me amenazo Zoey– cállate antes de seguir esa línea. Ahora la que va a hablar voy a ser yo. –Zoey miro a Paul y le hizo una seña– Siéntate allí y tú también, –Indico un sofá que había pegado a la pared– No se pongan remilgados, estoy embarazada y no deben hacerme enojar, ¿acaso no me quieren?
Mire al cielo pero iba a tener que ceder ante el chantaje.
Me senté en el sofá junto a Paul, y espere a que Zoey hablara.
–Creo que ustedes buscan herirse y no sé porqué, y me gustaría que lo hablaran. Si los dejamos solos, ¿hablarían? –Zoey nos miro primero a uno y luego al otro– Por favor.
Mire por el rabillo del ojo a Paul y asentí– Yo me quedaré porque es mi cuarto y no tengo porque irme.
Paul gruñó a mi lado– Me quedo porque soy un caballero y como tal quiero disculparme por lo de la sala.
Zoey miro cansinamente a Heath– Vamos amor.
–Vamos antes de que sienta la tentación de pegarle a este tipo. –Dijo rabiando– Por cierto, te vas a quedar en la habitación de al lado ahora la vamos a arreglar; primera puerta a la derecha. Yo me encuentro con Zo al final del pasillo, Zackary se encuentra al frente con Jane. Solo para que lo sepas, nada más.
Me sonroje, sabía lo que estaba insinuando.
Cuando salieron del cuarto un silencio incomodo calló en la habitación, me senté en mi cama y espere a que Paul comenzara pero él estaba muy tranquilo mirando sus manos.
–No sé que decir. –Dije al fin– Solo, hola Paul.
Paul se fue a sentar conmigo– Quiero disculparme contigo, tal vez suene a una excusa pero estoy algo tenso aun y no tengo muchos deseos de una pelea, debí ignorar tu comentario y no decir… eso.
Me rodee con los brazos– Lo siento si mi comentario te hirió. Aunque esa era mi intención, eso no lo voy a negar. Pero no debí decirlo, fui muy impulsiva, probablemente me comporte como una muchachita herida y lamento haberte herido.
Él asintió con pesar– Tu comentario dio en el blanco, me hirió, pero descuida ya se me paso el enojo y si no escucho mal tu disculpa es sincera. –Me miro durante un momento y asentí– Bien, ahora estoy más calmado como para seguir diciendo tonterías y, después de estar gritando con Heath y la amenaza velada de Zack, así se llama, ¿no?
–Si, es mi primo por parte de los Stonel. –Levante uno de mis mechones de cabello– ¿En verdad te amenazó?
–Si, te quiere mucho. –Su tono no era de admiración, era de acusación– Supongo que creas esa reacción en todos tus primos.
Mire hacia la ventana ignorándolo lo que había debajo de esa frase– Bueno, somos pocas las mujeres entre los Stonel, lo mínimo que pueden hacer es cuidar de nosotras. –Terminé presumidamente– Y por parte de los Evans pasa lo contrario, por lo que los hombres se creen dueños de las mujeres. Pregúntale a Jane, su hermano la sobreprotege a ella y a Betsy.
Me sonrió despacio– A las mujeres siempre hay que cuidarlas, sobreprotegerlas es lo ideal, tengo unas primas algo problemáticas por parte de mi madre, tal vez debí cuidar más de ellas, ¿no crees? –Seguía con las insinuaciones.
Asentí rápidamente– Debiste.
Su brazo me atrajo a él– Tal vez no solo debería cuidar de ellas…
Lo mire a los ojos pero su mirada, me di cuenta estaba pendiente de mi ropa, de pronto me sentí muy consciente de lo que llevaba puesto; mi camiseta de los Deftones negra, mis jeans desgastados y mis zapatillas de deporte. No me había esforzado nada últimamente en vestirme, comenzaba a verme como Edward y no me aterraba. Eso debía asustarme, supongo, estaba volviendo al pasado y lo peor es que nunca me había vestido de esta forma.
Paul tomo mi camiseta– Buen grupo. –Asentí– ¿Te vistes así normalmente? Porque recuerdo que te conocí con vestidos y ropa más…
Me sonroje– Atrevidas. Es la ropa con la que suelo ir a la universidad.
Paul me miro incrédulo– Guau, supongo que así llamas la atención de varios chicos.
Me encogí de hombros– Así me gusta vestir, es cómodo y más rápido por las mañanas cuando casi me quedo dormida, que es muy seguido y si no fuera por mi abuelo que siempre me levanta... –Paul me dio un toquecito en el hombro– ¿Estoy parloteando? ¿Me callo?
Asintió con una sonrisa– Sería bueno antes de que digas algo comprometedor, como que te duermes abrazada a alguien o que tu pijama es inexistente. –Lo mire incrédula– Bien, ahora soy yo quien esta parloteando, –Se toco el cuello e hizo una mueca– Creo que debería ir a la habitación y mentalizarme para hablar con mis padres sobre lo que ocurrió hoy.
Le quite la mano y comencé a masajearlo– Te vas a dejar peor.
Paul cerró los ojos– Deberías haber estudiado para masajista.
–Tome un curso en casa, bueno en casa de mi abuelito. –Me corregí. Le di la vuelta y comencé a quitarle la camisa, pero él coloco sus manos sobre las mías– No voy a acosarte, quítate la camisa y tiéndete en la cama, te voy a dar unos masajes para quitarte la tensión y después puedas hablar con tus padre con calma.
Paul se quito la camisa por la cabeza y se tendió en la cama.
Me miro por sobre el hombro– ¿Y si después quiero algo más? Como ya sabes, una noche de pasión.
–Te las aguantas. –Tome la crema corporal que estaba en mi mesilla de noche y se la deje caer en la espalda.
–¡Ah! ¡Emily! –Me gruño.
Me senté sobre su espalda baja y comencé a masajearlo– ¿Qué Paul?
Lanzo un suspiro– Bruja. –Dijo contra la almohada.
–Vamos a ver si para cuando termine piensas lo mismo. –Le dije dándole un piñizco en la espalda.
Masajee su cuello y luego su espalda con movimientos lentos y pausados, me encantada tener mis manos sobre su piel, al principio parecía algo pálido pero tenía un lindo color de piel; un color dorado muy suave.
–Emily. –Lo ignore.
Hundí mis dedos en la parte baja de su columna y luego comencé a subir lentamente, cuando llegué a su cuello volví a prestarle atención, tenía muchos nudos, estaba muy estresado.
–Emily. –Me dijo lentamente.
Esparcí la crema por su espalda y luego continué con los masajes en su cuello, de apoco se relajaba bajo mis manos.
–Emily.
Suspiré– Paul, cállate, cierra los ojos y relájate de una vez por todas, si sigues hablando lo único que vas a hacer es impedir que tus músculos se relajen.
Paul me miro sobre el hombro– Quiero algo más.
Le voltee la cabeza– Deja eso ya, no quiero escucharlo. –Se dio la vuelta de golpe y casi me caí encima de él– ¿Qué haces?
Paul miro mi camiseta con el ceño fruncido– No quiero que sigas con esa camiseta, quítatela y te dejo seguir con tu trabajo.
Bufe– Se supone que deberías agradecerme, no chantajearme tonto. Si va a ser así… ¡Ah!
Paul me jalo y me dejo debajo de él. Me quito la camiseta con una mano y así como si nada también desengancho mi sujetador, ¿cómo hacían eso los hombres? Me costaba un montón con las dos manos.
–Ahora puedes continuar. –Me cubrí con las manos pero él me las sujeto– Quiero más, mucho más.
Comenzó a besarme y luego…
–¡Emily Stonel! –Grito Zack desde la puerta abierta.
Me separé de Paul y me cubrí con las manos, no quería que Zackary me viera medio desnuda. Paul me entendió y me paso mi camiseta, que me puse inmediatamente sin importarme que él me viera.
Creo que ya nos conocemos demasiado bien para sentir vergüenza. Me dije.
De pronto en medio de mis pensamientos me vi alzada de la cama.
–Tú te alejas de este tipo, es una muy mala influencia para ti señorita. –Me dijo Zackary abrazándome– Y tú, te dije que te mantuvieras lejos de mi prima idiota, ¿no entiendes el idioma? –En un francés que me pareció muy fluido le dijo algo, que creí eran las mismas palabras que había dicho antes.
Paul se levanto de la cama con mucho cuidado– Déjame en paz. Si ambos queremos estar juntos no te incumbe.
Zack me puso detrás de él– Me incumbe, porque aun no te has decidido, aun te escucho decir en voz alta “No me voy a casar”. Cuando puedas decirlo puedes querer y hacer lo que quieras. No antes.
Paul me miro– ¿Puedes decirle que se vaya? Me esta irritando demasiado con su acto del hermano mayor.
Abrí y cerré la boca como un pez mientras los miraba a ambos. Coloqué mis manos en la cabeza– Salgan de aquí, fuera.
Zack me hizo verlo– Vine a buscarlos para comer, van a bajar conmigo y van a disfrutar del estofado que hizo mi novia. –Le fruncí el ceño– No voy a admitir replica de nadie, ¿escucharon?
–Esta bien, ya bajo pero ahora salgan los dos. –Paul estaba mirando al techo con una expresión rara– Tú también Paul, ahora.
Salió, no sin antes darme un beso en la boca.
–Ya hablaremos después.
Asentí solamente, no creía poder hacer ni decir más. Fui hasta mi cama y tome mi sujetador, haciendo peripecias me lo coloque sin sacarme la camiseta. Fui al baño y me arregle el cabello con una goma para el pelo. Luego me moje la cara con agua helada, debía quitarme el estado de ensoñación.
Deje el cuarto con el mejor de los ánimos y seguí adelante. Iba a entrar a la cocina, me di cuenta de que alguien estaba mirando la lluvia caer en la entrada principal.
–Jane, ¿qué haces?
Jane me dio una sonrisa cansada– ¿Puedes creer que tenga sueño a esta hora? La lluvia no me ayuda relajándome pero me hace añorar volver a casa, tonto porque solo salimos hace un par de días de allí.
Camine hasta ella y me quede observando la lluvia con ella. Estaba algo extraña pero decidí ignorarlo, si ella no quería compartirlo no iba a obligarla.
–Los pillaron con las manos en la masa ¿eh? –Se rió en voz baja.
Le di una patada– Por lo menos nosotros somos disimulados, ustedes en cambio… ¿tenías que gritar tan fuerte?
Jane sonrojo por completo, admirable que su sonrojo cubriera hasta el escote del vestido verde que llevaba.
–¿Grite?
Puse mi mano sobre mi boca para disimular– Tonta y exhibicionista.
–¡Jane! –Grito Zack desde la puerta de la cocina– ¿Qué hacen allí?
Jane seguía sonrojada cuando Zack se paro a su lado. Me sonreí encantada mirando la lluvia caer cada vez más fuerte.
–Solo le decía a Jane que ustedes son algo exhibicionistas.
Zack le dio la vuelta a Jane y le toco el escote– ¿Quieres hacerlo en la sala de estar? Propongo que probemos en el suelo, ya sabemos que contra la pared te encanta.
Me sonroje por completo– Ustedes son imposibles.
–Me lo dice alguien que vi semidesnuda. Nunca pensé que tuvieras una marca de nacimiento en…
Le tape la boca– Calla a tu novio, me voy a comer del rico estofado que hiciste con tanto esfuerzo.
–Vamos Jane, Zoey lo esta devorando como si se le fuera la vida en ello.
Me reí de ese comentario pero cuando abrí la puerta… Zack no exageraba en nada con Zoey.
–Esto esta buenísimo, ¿cuál es la receta Jane?

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