martes, 17 de julio de 2012

No Wait: Capitulo XI



Revise en mi bolso, lo tenía todo.
–¿Estás segura de lo que estas haciendo?
Mire a Zack y le sonreí, mi cosita era tan adorable cuando se preocupaba por mí. Abrace mi bolso.
–Claro cielo. Hoy es el gran día y no me lo perdería por nada.
–Se supone que nos vamos a disfrutar de una semana al campo y todo eso de retiro espiritual.
Lo abrace– Por supuesto que lo haremos, serán nuestras primeras vacaciones juntos tú y yo.
Zack bajo la cabeza y me dio un beso suave en los labios mientras mis manos recorrieron ese torso precioso, sabía que le gustaba salir a correr y hacer ejercicio, varias veces lo había visto a través de las cámaras de seguridad. También sabía que le gustaba comer, por lo que había aprendido a cocinar sus platos favoritos.
Él era mi mundo, pero solo hasta cierta parte, también me preocupaba demasiado mi familia. En especial mi hermano gemelo, era una lastima que Emily no formara parte de mi familia cercana y que estuviera enamorada de un completo imbécil y que además estuviera probablemente embarazada de él. Era el colmo que ese imbécil se fuera a casar con otra en unas horas.
Zack tomo mi rostro entre sus manos y me deje llevar por el brillo de sus ojos azules. Sus rasgos eran bastante definidos y aunque todos decían que su hermano gemelo pero la verdad es que Zack nunca se podría parecer a ese desenfrenado mujeriego. Zackary era un hombre fiel, aunque había estado ligado a varias mujerzuelas. Pero él no era uno de esos idiotas que me sonreían todo el día para que ver si me acostaba con ellos.
– Presiento que te fuiste a una parte lejana. –Me dio un beso en los labios, sus besos siempre eran lo mejor– Vuelve segura, ¿quieres?
Le sonreí encantada por su preocupación– Solo será un rapto, no me tomaran más que un par de horas.
–Odio esa idea, pero si crees estar haciendo…
Le di un toquecito en su barbilla– Estoy segura de hacer lo incorrecto, si Emily no puede ser feliz con ese idiota, la tipa que va a ser su mujer tampoco lo será. Es el karma.
Zackary me frunció el ceño– No sé que debo hacer, ¿qué hace tu hermano en estas situaciones?
Me quede en blanco– Siempre me golpea y me recuerda que soy la gemela malvada.
Zack me envolvió en un abrazo de oso– Si lo vuelve a hacer voy a llevarte a vivir conmigo.
Eso sería el cielo, dormiría con él, viviría con él y podría hacer casi todo con él. Nunca interferiría con su espacio pero él no tenía que saber que yo sabría…
No, no debo hacerlo. Me recordé.
–Lo tendré presente.
Zackary me acarició la espalda– Ve y secuestra al maldito, no sé porque pero hazlo. Solo recuerda que te estaré esperando, tendré la cama calentita para ti.
Escalofríos recorrieron mi cuerpo en anticipación, Emily no era la única que había descubierto un mundo nuevo la noche anterior. Zackary había sido de lo más dulce al tomar mi virtud. Claro que no sería algo agradable que se llegara a saber por lo menos para mi padre que esperaba entregarme virgen al matrimonio pero que podía hacer, no me casaría con nadie que no fuera Zackary. Ahora que sabía que no me odiaba y que solo sufre de algo de timidez todo era posible.
–Me encantaría eso. Mucho.
Zackary me levanto la camiseta y tomos mis pechos en sus manos, me quede quieta porque ahora sabía que le gustaba disfrutar de tocar mis pechos. Bajo la cabeza y sostuve un gemido cuando sus labios se cerraron en uno de mis pechos, pero no pude seguir conteniéndolo por más tiempo. Enrede mis dedos en su cabello, esas hebras de cabello tan finas y suaves…
Zack se separó de mi y me arregló la ropa, pero sin soltar mis manos de su cabello.
Su mirada estaba prendida cuando nos miramos– Vuelve rápido Jane, no dejes que nada te moleste y vuelve a mis brazos.
Asentí de inmediato– Solo iré… y si esta muy riesgoso volveré a ti.
Zack asintió seriamente, pero él era así, siempre serio. Era lo que más me gustaba de él.
–Ve entonces, confió en ti y después quizás hablemos de algo que me pareció importante que resolvamos antes de seguir con esta relación.
Me quede parada– ¿Quieres terminar?
Si me decía que si… no había ningún lugar lo suficientemente lejos a donde huir, nunca podría volver a verlo sin querer lo que ya sabía que podía tener…
Pero no me tiraría de un puente, eso no. Eso era de cobardes, el abuelo me lo había dicho cuando su hermano se suicido por una estupidez.
Zack me sonrió tiernamente– Es algo que quiero que discutamos nada más. Ve, se te hace tarde.
Asentí no muy convencida y me salí del cuarto.
Cuando salí me auto programe, ahora estaba pendiente de cómo lo iba a hacer. Había estudiado el sistema de seguridad y el plano del edificio. Burlar la seguridad era un juego de niños y sacar a un tipo grande más aun. Hoteles, preocupados de lo que lucía bien nunca de la seguridad.
Llegué treinta minutos antes de la hora y me acerqué al cuarto del famoso Paul LaCourt, hijo de políticos, su madre era una famosa diseñadora que no se había dejado borrar su identidad ni el nombre que la llevo a la cima; Melisse Blanch. Y su padre Jaime LaCourt hijo del ex presidente Paul LaCourte. Definitivamente él era de la peor calaña de gente; políticos.
–Toc toc.
La puerta se abrió y me encontré con alguien que no esperaba.
–¿Qué haces aquí Heath? –Lo acuse– Se supone que estarías de camino aquí, no aquí.
Heath me miro con sospecha– ¿Qué me estas diciendo? Y, ¿por qué estás aquí? Hasta donde sé no tienes porqué estarlo.
Me sentí un poco incomoda– Esta el idio… novio, ¿no?
Heath asintió y me dejo pasar– No te veo trayendo recuerdos.
–Pero si tengo un objetivo. –Vi que la puerta del baño, debía serlo, estaba cerrada– Vengo a secuestrar a alguien, tienes dos opciones; unirte o caer noqueado.
Heath me sonrió– No lo sé, lo tengo casi convencido.
Abrí mi bolso y saque mi bate de beisbol– Decide rápido.
Heath me miro sorprendido– No lo vas a usar, ¿cierto?
Lo mire seriamente– Nunca bromeo y los que me conocen saben que si alguien se mete con mi familia… lo pagan.
Heath me quito el bate de las manos– No vas a usarlo, si él no quiere hacer esto vamos a dejarlo.
Hice un puchero– Pero yo si quiero…
–No.
Paul salió del baño vestido con un traje– Estoy apunto de mandar al carajo todo… no puedo hacer esto. –Se paro a mirarnos y… ver el bate– ¿Quién es ella? Me parece algo familiar y, ¿por qué tienes un bate?
Se lo quite de las manos a Heath y lo levante calculando la cabeza del tipo.
–Esta es la situación amigo; te dejas raptar o te noqueare.
Paul me sonrió– Quisiera ver eso.
La puerta detrás de nosotros se abrió de par en par.
–¿Por qué te demoras? Me estas haciendo quedar mal y eso no me gusta. –Una mujer de mediana estatura y asombrosamente parecida a Emily estaba parada en el umbral de la puerta. Había una gran diferencia con Emily; sus ojos mostraban desprecio, algo que Emily nunca había mostrado– ¿Tú todavía aquí? Y, ¿quién es esta mojigata? No me digas otra de tus amantes, ni siquiera nos casamos y ya me has vuelto a engañar. Aun no te perdono lo de ese spa de mala muerte.
–¿Es la novia? –Heath asintió. Mire a Paul– ¿Te vas a casar con ella?
Esto era increíble. El tipo era un idiota, se iba a casar con una mujer despreciable dejando a mi prima y mejor amiga que era una chica dulce y sensible.
–¿Algo más que quieras saber tipeja?
Me di la vuelta y la noquee con el bate. Odiaba a la gente que insultaba a otra por placer. La chica cayó al suelo inconsciente, sabía que no le había hecho mucho daño porque siempre me había manejado en esto de usar el bate.
Paul me sacó de un golpe de su camino.
–Pour l’amour de dieu. ¡Heath! ¿Quién es esta loca?
Heath me quito de nuevo el bate– Te presento a mi prima política, Jane Evans; hermana de Betsy.
Paul me miro con incredulidad– Me estas tomando el pelo.
Heath negó y tomó en brazos a la loca de la prometida de Paul, y la dejo en la cama del cuarto.
Heath nos miró– Propongo que saquemos a Jane de aquí y tú te cases cuando tu prometida se sienta mejor.
Los mire a ambos– Yo propongo que este idiota no se case porque probablemente su novia diga que intento matarla su amante.
Ambos me miraron y Paul fue por un papel, escribió algo y luego lo dejo a un lado de la mesilla de noche. Entró en el cuarto de baño y volvió con una toalla y después fue al mini-bar y sacó hielo. Que ingenioso. Le hizo una compresa y se la colocó en la frente.
Se paró en frente de nosotros– Vámonos. Ahora mismo no puedo hacer esto.
Heath asintió y yo guarde mi bate. Había resultado más fácil de lo que había pensado.
–¿Quieres ir al campo a un retiro espiritual? –Le pregunte a Paul.
Paul me miro un momento– A ti hay que exorcizarte.

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