martes, 26 de julio de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "Segundo encuentro, ¿Casualidad o mucha suerte?"




>> Nueva York 11:30 am <<
Profundice más el beso y con eso mis manos la acercaron más a mí. Sentí todo su cuerpo pegado al mío y fue suficiente para que la chispa en mí brotara como una llama, la jale al piso conmigo, dejándola debajo de mí, de repente esa pequeña camiseta que llevaba se había convertido en un completo fastidio, la arranque sin la menor complicación dejando ver sus hermosos pechos que pedían a gritos mis caricias, me arqueé un poco por el movimiento de sus manos, que en ese momento se movían por mi espalda en un movimiento que era casi torturador, sus piernas me rodeaban las caderas pidiendo más contacto entre nosotros, y lo único que me estorbaba para dar ese placer, era esa maldita pero pequeña prenda que era su short. Cuando estaba apunto de quitársela sonó el maldito despertador, trayéndome a la realidad.
No había un improperio lo suficientemente grande para gritarle a esa cosa. Lo peor era que no recordaba haber activado la alarma. Esto solo quería decir una cosa.
– Nuestro odio es mutuo – Dije y apague la alarma de un golpe.
Hace una semana que no veía a esa chica, pero las noches se encargaban de recordarme cada centímetro de ella del que pude haber disfrutado, sino me hubiera dado pánico lo que ella estaba provocando en mí.
– ¡Mierda! ¿Por qué salí corriendo como un cobarde? – Me reproche por millonésima vez esta semana.
– Mierda… – Dije y me metí a bañar, desde que la conocí mis baños eran de agua helada, muy helada.
Así paso mi mañana entre reproches y golpes mentales y dándole vueltas a todo el departamento.
Odiaba ese departamento, pero lo que más odiaba era la razón de porque estaba en este lugar, el centro de Nueva York. Y era que un maldito nido de vampiros me estaba viendo la cara de idiota, no había encontrado ningún rastro desde que estuve en Forks, debía ver si el resto había tenido suerte.
Busque mi móvil en medio de todo el desorden del departamento, cuando lo hube hallado marqué…
– Aló – Dijo una voz al otro lado de la línea, era obvio que él estaría despierto hace horas.
– Steve – Dije.
– Ah eres tu – Dijo sin ánimo – Matamos a 3 y ¿tu?
– Hmph… uno – Dije sin ánimo, si él detestaba hablar conmigo, yo más.
– Ya veo, entonces nos queda uno… ¿Cómo era el que mataste?
– Moreno, altura media y estaba sediento.
– El que se nos escapo era alto y pelirrojo, entonces ese es el que falta – Se notaba que no era precisamente a mi a quien hablaba, se quedo callado un rato, dio unas cuantas ordenes – Bien, te llamare a la noche. – Y cortó.
– Bye – Le dije a la línea vacía.
Eso quería decir que debía quedarme aquí una noche más. Genial. Como sino fuera poco que la luna llena estuviera a dos noches.
* * *
>> La Push, 8:30 pm <<
Mi día no podía ser más horrible, no he podido conciliar un buen sueño en toda la semana, sin contar que Seth a estado intentando averiguar que es lo que paso hace una semana, a lo que yo he respondido cantando y recordando las letras de viejas canciones. Tanto, que juro haber escuchado tarareando una de esas canciones a Seth mientras preparábamos la cena anoche. Según Jake pronto me iban a hacer cantar, ya que Sam volvía esta noche y estaba ansioso por saber que tanto se había perdido este par de semanas que no estuvo, eso incluía lo que yo escondía, no quería contarles nada sobre ese chico, les conté lo del vampiro, pero se dieron cuenta de que algunas cosas no calzaban.
– Leah – Seth apareció en la puerta de mi habitación.
– ¿Qué quieres? – Dije con la cara aplastada contra la almohada.
– Levántate de la cama, que hoy se acabaron los secretos – Dijo con una sonrisa socarrona en la cara.
– Aja – Dije sin moverme.
– Oh vamos, te están esperando – Dijo ansioso.
– Tú dijiste que era en la noche…
– Leah… ES DE NOCHE
– ¡¿Qué?! – Quite la almohada de mi cara, y la verdad me inundo, me había quedado todo el día en la cama como un parasito. Mire por la ventana y ya no se podía ver nada afuera… a menos que tengas visión nocturna como yo… bueno, así que me levante. Seth me hizo comer algo rápido.
Al salir de la casa nos adentramos algo en el bosque que estaba detrás de casa, allí nos trasformamos y fuimos con el resto… pero algo capto mi atención y me pare en seco… estaban ¡todos!, pude sentir a cada uno de los chicos que formaban parte de la manada.
~ Que linda Leah que te hayas dado cuenta ~ Dijo Paul.
Maldición, hace algún tiempo habíamos vuelto a ser una sola manada, pero por cariño le decía Alfa a Jake. Esta noche seria difícil si todos podían escucharme.
~ Bien cállense ~ Dijo Sam a Paul y previniendo el que yo le respondiera a éste. Seguí mi camino hacia donde siempre se juntaba la manada… hasta que por fin pude ver donde se encontraba Sam, en cuanto me vio comenzó a hablar.
~ Leah muéstranos que rayos paso y evítate las cancioncitas ¿quieres? ~ Dijo esto en un tono bastante monótono, pero les causo bastante gracia al resto, que se estaban riendo ~ Silencio. Leah comienza ~
~ OK ~ Dije ya resignada.
Comencé por recordar el patrullaje de esa noche, cuando me transforme de vuelta a casa, mi encuentro con el vampiro. Él cual les desagrado a varios. Y de repente apareció él en mi recuerdo, me quede más de lo normal recordando sus hermosos ojos ámbar, su cabello revuelto, hasta que llegó a mí la imagen de la pelea y de cómo acabo con el vampiro, los otros no lo podían creer, seguí a la imagen de la fogata, el como me toco y luego el beso y de repente se fue. Acabe ahí, sé que se los mostré bastante abreviado, pero no quería mostrar los sentimientos que tuve esa noche. Solo la duda quedo al final de mis recuerdos. ¿Quién o qué era?
~ OK el espectáculo acabo, gracias por venir. Así que adiós…
~ Quieta ahí – Dijo Sam, su voz sonaba bastante intimidante.
~ Woo con razón se quedo embobada mirando el bosque, no tenía idea que te gustaban de ese tipo – Dijo Jacob riéndose, pero se quedo callado cuando vio a Seth y a Sam, que lo miraban con ganas de matarlo. Después de eso Sam se me quedo mirando.
~ ¿Te besaste con un tipo que ni si quiera sabes qué es? – Dijo Sam algo cabreado, no quise debatirle porque al final era la verdad, no tenía idea que era, ¿un vampiro “vegetariano”? No podía decirlo, habían varios que se salían de los parámetros de un vampiro normal, pero no calzaba en mis pensamiento que él pudiera serlo, no me malinterpreten no es que odie a los “vegetarianos”... ahora, pero definitivamente su olor no es agradable en absoluto, esa era otra diferencia con aquel joven, su olor era hipnótico, era algo exótico.
Como me quede callada, Sam estaba algo más que aterrado, yo nunca me quedo callada.
~ ¿No me vas a decir nada? – Negué con la cabeza ~ Váyanse. Embry, Collin y Jared sigan patrullando – Estaba por retirarme cuando Sam llamo mi atención ~ Cambia – Fue todo lo que dijo, lo sentí salir de fase. Me retire un poco para poder salir de fase y vestirme. Hecho esto salí a su encuentro.
– ¿Qué pasa? – Dije algo fingiendo que estaba cabreada, así entendería que no me intimidaría.
– ¿Qué más paso?, no me mires así, no me creo que haya sido solo eso así que habla.
– No sé de que me hablas, eso es todo adiós – Intento detenerme pero salí más que rápido de ahí, no lograba entender a ese tipo, ni como había estado enamorada de él por tanto tiempo, solía ser amable conmigo pero hay veces que no es más que un energúmeno, claro que yo también aportaba a eso.
* * *
>> Nueva York, 8: 35 pm <<
– Bien todo listo – Ya tenía todo listo, y mi vuelo salía en media hora más, rumbo a Seattle, por fin la volvería a ver, sé que desobedecía la orden de quedarme en mi lugar esperando, pero me estaba volviendo loco. Tome las maletas que me esperaban a la salida de la puerta. Salí del apartamento, saque las llaves del bolsillo de mi pantalón y cerré el lugar.
Iba por salir del edificio cuando mi móvil vibro, no le preste atención e hice parar un taxi, el móvil seguía molestando cuando subí al vehículo.
– Al aeropuerto por favor – Le dije al conductor, este asintió y partió rumbo al aeropuerto. Conteste el móvil sin ver quien era el que llamaba.
– ¿Si?
– Liam, el vampiro sigue el rastro del que mataste – Dijo Steve.
– OK. Gracias, adiós – Dije secamente.
– ¿Necesitas ayuda Liam? – Preguntó sin ánimo.
– No gracias ya me las arreglo.
– ¿Dónde vas? – Obviamente ya había sentido el ruido del vehículo.
– No te interesa – Corte y apague el celular.
El viaje al aeropuerto se me hizo un infierno, había un gran embotellamiento, llegue prácticamente a la hora de mi vuelo. Di gracias por ser rápido, ya que salí más que disparado del taxi. El vuelo fue mejor, en especial mi compañía, era una pequeñita de 5 años, vestida como princesa de cuento, hasta traía la coronita entremedio de sus ricitos, me recordó a mi hermana menor Susan, mamá siempre la vestía así cuando pequeña, suspire ante los recuerdos, hace ya cuatro años que no la veía a ella y a mamá. La niñita hablo de todo por el camino así que me divertí de lo lindo, hasta que se durmió.
Llegamos al amanecer a Seattle, me dirigí inmediatamente al estacionamiento privado una vez me hube despedido de la pequeñita, ahí encontré mi auto. Tan pronto me subí revise en el tablero la cantidad de gasolina, una vez hecho eso partí con dirección a Forks, no me importaba lo cansado que estaba, solo una cosa estaba en mi mente y tenía cuerpo y forma. Eso bastaba para acelerar, quería llegar luego.
>> La Push, 6: 31 PM <<
Definitivamente estaba equivocada esta semana no era horrible, hoy había sido un día de pesadilla. Desde anoche mi hermano apenas y me hablaba, estaba más que irritado, mamá solo era espectador, no quería intervenir. Lo peor fue en mi trabajo, era vendedora en un local en Port Ángeles, lo había hecho lo mejor posible desde hace ya dos años y algo, pero cometí un error que no voy a comentar y me despidieron. Estaba de un ánimo que mataba cuando llegue a casa que ni mamá ni Seth quisieron preguntar… y ahora ¿qué haría? Era el mejor trabajo que pude conseguir sin tener muchos estudios, mi cabeza me dolía, entre en mi cuarto y me lancé a mi cama, un gran error mi cabeza dolió más.
– ¿Por qué siempre me pasan cosas malas? ¿Qué no hay nada bueno escrito en mi destino? – Le hable al aire.
Me quede así por un buen rato, pero no me podía quedar así más tiempo, mi cabeza pedía a gritos aire fresco. Así que fui al armario y cogí unos shorts, una camisa y unas deportivas. Me los coloque y salí de mi habitación, una vez abajo me encontré con mamá y Seth.
– Voy a salir, no se preocupen si vuelvo tarde, iré a la playa – Me dirigí a la puerta sin esperar respuesta, – Bye, – Y cerré la puerta.
Llevaba caminando pasada media hora desde que salí o eso pensaba, ya que había llegado a la playa, se veía hermosa de noche, la luna se reflejaba en el agua, levante mi mirada al cielo, como nunca estaba despejado tanto que se veían estrellas, solo faltaba un poco y la luna estaría llena. Recuerdo que desde pequeña veníamos papá y yo a ver la luna aquí a la playa… como lo extraño. Ahora solo estaría yo. Seguí caminando alrededor de la playa, tratando de despejarme el recuerdo de mi padre, no me podía dejar llevar por el dolor, me quite las deportivas, y camine mientras las olas iban y venían, así que el agua me tocaba de vez en cuando, no estaba muy helada. Pensé en mi vida en estos últimos años, como era todo antes de ser una licántropo, inmediatamente tome mi cabello en mis manos, estaba tan corto a veces extrañaba lo largo que era. No me dí cuenta cuando llegue cerca de unas rocas inmensas que hay en la playa, decidí regresar por donde vine, pero una voz me detuvo.
– Vaya que es hermoso este lugar ¿no crees? – Me quede helada, no podía ser él, – Oye, ¿estas ahí? – Se acerco a mí y me levanto la cara hasta su altura, esa vez no me había fijado en que le llegaba a la altura de sus hombros – ¿Me extrañaste preciosa? – No sabía que hacer, de repente unas ganas de abrazarlo me dominaron. – Veo que si, entonces no soy el único que sufre esto, – Dijo correspondiendo mi abrazo. Volvió a enterrar su rostro en mi cuello, después de un rato me separo de él, lo mire fijamente y me perdí en su mirada, – Eres hermosa. – Dijo antes de besarme.

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