martes, 26 de julio de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "¡La paciencia es un arte!"




– Leah ¿te encuentras bien? – Se había quedado en silencio por un buen rato y me estaba preocupando.
– Sip. Y creo que ya puedo levantarme, – Hizo ademán de levantarse y luego volvió a su lugar, – Sabes, me recupero súper rápido, pero estoy tan cómoda aquí, que pienso quedarme un momento más.
– Ja, Que envidia me das, en lo de recuperarte tan rápido, yo necesitaría el triple de tiempo que tú tardaste.
– Creí que los hombres lobo podían curarse súper rápido. – Se acomodo de nuevo entre mis brazos, su hombro no estaba tan bien como me decía, porque no estaba cómoda en ninguna postura.
– Adivino, lo viste en una película – Frunció el ceño, aunque ella estaba mirando hacia otro lado ya podía predecir lo que hacía, la estaba comenzando a conocer mejor – Lo digo porque aparece en muchas películas, la verdad si pudiera recuperarme tan rápido no tendría que preocuparme por ser cuidadoso en una pelea. Más en una pelea con un lobo, porque nos costaría mucho matarnos causando una herida lo suficientemente grave. – Leah no se movía, estaba asustándome en serio – Así que habría más lobos, y la vida sería mejor…
– ¡¿Por qué querrían matarse entre ustedes?! – Sonaba algo horrorizada. – Su especie esta prácticamente extinta, ¿por qué?
– En mi manada somos algo más de cuarenta lobos Leah, cada uno ha luchado por estar ahí, por vivir tranquilamente y mantener a sus cachorros dentro de la seguridad de la manada. Cuando eres un solitario, tu vida no es muy larga, debes luchar contra los aquelarres de vampiros solo, y si estas en territorio de algún lobo, como yo estoy aquí, debes pedir permiso para entrar o luchar contra los otros lobos para quedarte. En mi caso no he hecho nada de eso, porque no son considerados lobos a mis ojos y no tienen idea de las reglas. – Leah me escuchaba atentamente, había girado su rostro para mirar mi expresión mientras hablaba – Y cuando perteneces a una manda, aun estando lejos como yo, los lobos no se atreverían a tocarme, puesto que tengo el olor de la manada en mí, si algo me pasara eso significaría problemas para ellos, las peleas entre manadas son crueles y no acatan reglas para ganar. Si hay alguien con habilidad de transformarse puede hacerlo y pelear en esa forma, no importando que tus enemigos no puedan hacer lo mismo, en cambio si fuera una pelea dentro de la misma manada La pelea Debe ser Pareja o es anulada inmediatamente, en caso de tener algún rango en la manda lo pierdes.
– Tu vida no es fácil. – Negué con la cabeza.
– No. No lo es. Pero cuando naces dentro de una manada y aprendes todo esto, es realmente fácil.
– ¿Naciste dentro de una manada?
– Si. Mi padre es el Alfa de mi manada. – Señale mis ojos – Llevamos sangre Alfa en las venas, la sangre más pura de mi casta. – Vi en su rostro el que no entendía lo que hablaba – En mi casta se distinguen los que son transformados, los que son lobos nacidos y los que somos sangre pura o la sangre más antigua.
– Se discriminan…
– No funciona así, por lo general un Alfa es elegido en una pelea dentro de la manada no importando lo que seas, como con los demás puestos. Así que es una democracia. Además si un lobo nacido o transformado mata a un Alfa es considerado una gran hazaña.
– ¡¿Entonces por eso ese tipo quería matarte?!
– No, el odio de Steve no es por eso, ya se lo pregunte hace años y dijo que no.
– Sabes algo, existe una palabra que se llama “Mentira” – Se soltó de mi abrazo y se levanto. Me levante junto con ella, pero se giro esquivando mi mirada.
– No le mientes a otro lobo, mi amor – Le hable dulcemente – Tenemos una nariz muy fina y como dicen; No nos leemos la suerte entre gitanos, talvez no decir la verdad completa, pero no mentir.
Se giro afrontando mi mirada por unos momentos. Estaba deprimida, lo podía ver en su cara, parecía estar librando una pelea interna con sus propios demonios. La deje pensar. Pero algo cruzo mi mente. Últimamente mi cerebro estaba trabajando muy lentamente.
– Leah – Distraídamente me miro – ¿Quieres irte conmigo a Canadá?
Su primer gesto fue impresión, pero no sorpresa, su lenguaje corporal también me decía que esto se lo esperaba, su corazón no había saltado como lo hacía el de una persona que se asombra por una pregunta así de repentina, sino más bien como el de alguien que no quiere escuchar eso. Su madre le había dicho algo.
– Ah, yo… – Su mano subió automáticamente a su cabello, estaba nerviosa. ¿Por qué?
– No pido que me respondas ahora, solo quiero decirte que no me interesa irme sin ti. Nunca pensé en esa opción. Pero si tú no quieres irte conmigo, yo lo entenderé perfectamente.
– Ah, ha. – Seguía nerviosa, su corazón latía irregular.
– Creo que es mejor ir a tu casa, te dejare ahí y luego seguiré mi misión hasta que vuelva a encontrarme a Steve.
Leah asintió distraídamente y comenzó a caminar. Una parte de mi mente insistía en no presionar más, pero había una parte que quería hacerla ver que mi vida no era tan mala como para compartirla, que podíamos tener uno futuro juntos. O talvez estaba siendo un egoísta, y lo correcto era dejarla en este lugar donde viviría feliz con su familia.
Solo tenía que dejarla y el tiempo haría que mi olor desapareciera de ella. Sonreí distraídamente ella todavía no sabía que cargaba con una marca, si tuviera un olfato más fino sabría que ahora huele a mí casi por completo.
– ¿Por qué sonríes?
– Nada, solo que no tengo idea por donde empezar a buscar – Mentira podrida.
– Pues, comienza por los acantilados talvez aun haya algún rastro que puedas seguir. – Asentí.
– Entonces me iré. Es mejor que no pierda el tiempo. – Leah se apresuro a tomar mi brazo.
– Liam, cuídate, no tienes solo a un vampiro del que cuidarte, también esta tu Segundo tras de ti. – Moví mi mano haciendo ademán de no importarme.
– Por ahora solo debo preocuparme por el vampiro. Steve aun debe estar mortificado por haberte lastimado. En serio, tenemos nuestro odio, pero no metemos a mujeres o niños en esto, es deshonroso.
Leah me abrazo, y yo correspondí.
– Solo cuídate, y recuerda que te estaré esperando para dormir.
– Tentadora oferta, pero no llegare esta noche. Steve no estaba errado en esa parte. Tengo una misión que me encomendó mi Alfa y debo cumplirla o ser castigado. – Le revolví su cabello con una mano y me dispuse a irme.
– ¿No me darás un beso? Te he disculpado por no llegar a dormir pero creo que tientas tu suerte negándome un beso. – Me di media vuelta y la bese, abrazándola con más fuerza de la requerida, por un momento pensé en su hombro y que iba a gritar, pero nada paso. Nos separamos, como siempre jadeantes y tome mi camino antes de arrepentirme.
Debía comenzar a moverme.
>>Leah<<
¿Qué hacia? Lo vi marcharse y pensé, rayos me deja sola para que piense en la respuesta a su ofrecimiento, pero que debía decir, creo que ya me estaba acostumbrando a las respuestas instantáneas de mi cerebro, bueno en que estaba, ah... Liam tengo miedo porque mamá me asusto con la conversación de hace un rato. No, más que eso. Me asusta irme con él y no dar la talla, su mundo es tan diferente.
Sanguinario, nada amigable…
Esto solo me hace pensar en los giros que da mi vida. ¿Son buenos o malos?
– Deshazte de esa idea – Me dije a mí misma sacudiendo mi cabeza con fuerza – Esto es fuerte, pero no debo tener miedo, me niego a caer en eso.
Rehice mi camino hacia casa, apenas me acerque pude ver que mamá seguía en el mismo lugar junto a Seth, apenas llegue junto a ellos Seth libero el aire que contenía en los pulmones. Me miro fijamente un momento y luego se fue a alguna parte, supuse que a su cuarto, últimamente se la pasaba allí.
Mamá sin embargo coloco una mano en mi rostro.
– Parece que estas bien, nos preocupaste. Seth temía que te involucraras en la pelea y terminaras mal.
Agradecí silenciosamente a mi rápida recuperación. Ahora sabía porque estaba Seth conteniendo el aire. Quizá mi hermanito por fin se comportaba como uno y comenzaría a cuidarme. Sonreí ante la idea. Pero luego me recompuse, no quería darle una imagen equivocada a mi madre.
– Todo esta bien mamá, no hay ningún problema. – Mamá miro alrededor con una pregunta silenciosa – Tenía cosas que hacer, vendrá mañana. Quizá.
Mire a mis espaldas, quizá, solo quizás viniera mañana.
Entre de nuevo en casa, me dirigí hacia la pequeña salita y cogí el control remoto. Al poco rato de hacer zapping Seth se sentó a mi lado.
– Me mareas – Dijo como si nada, quizá solo eran ilusiones mías, tal vez Seth contenía el aire porque no quería poner de los nervios a mamá.
Deje de hacer zapping y me quede en un canal más o menos decente, estaban pasando un documental sobre gente desaparecida recientemente.
– Estar en silencio no es uno de tus talentos Leah, habla.
– Te equivocas, puedo estar callada, solo que a veces me niego ha hacerles la vida tan fácil. – Dije controlando mi tono neutro, más por tomarle el pelo, hace tiempo había controlado mi constante mal humor. Después de todo nada iba a cambiar con mi mal humor, todavía iba a seguir cambiando, todavía iba a ser la única rechazada, todavía iba a ser la única sola en este grupo. Todavía iba a ser yo, creo.
– No quiero que te vayas – Me puse tensa, como no recordé eso. Mamá pudo haber conversado con Liam, pero Seth aun podía escucharlo todo.
– No quiero hablar de eso Seth – Seth no despego la mirada de la TV pero podía ver que estaba más enfocado en mí que en aquel programa – No lo vas a dejar ir, ¿cierto?
– No – Seth movió sus manos a sus rodillas, pronto comenzó a mover los dedos nerviosamente. Cuando paro me miro fijamente – No veo porque él deba llevarte, tú perteneces aquí, te necesitamos – Intente negarlo pero me detuvo – Por más que los otros lo nieguen eres de gran ayuda para la manada. – Vio algo en mis ojos porque lo siguiente que dijo me descompuso – Te quiero hermana no te vayas, te echaría mucho de menos.
Seth hizo lo que nunca me espere de él. Me abrazo.
– Seth yo… – ¿Qué podía decirle? Cerré mis ojos y me deje ir por la emoción – Te amo hermanito, y como puedes pensar que te dejare, debo seguir fastidiándote.
Sin darme cuenta le había hecho una promesa a Seth, una promesa no hecha para romperse.
La noche llegó rápidamente.
Seth no siguió hablando del tema así que dí por hecho que estaba terminado. Hoy había que patrullar, ayer lo había olvidado pero hoy no podría hacerlo, ya que Seth me lo recordó apenas callo la noche.
Me coloque la ropa más liviana y comencé a caminar hacia el bosque. Jacob había venido en la tarde por Seth. De nuevo estaríamos los tres patrullando.
Una vez me hube adentrado lo suficiente en el bosque me quite la ropa, cerré mis ojos y respire profundamente, me prepare para cambiar, hace en días que no lo hacía, no es como si doliera solo que todo lo que pensaba sería oído por los demás que estaban transformados y yo haría lo mismo con ellos. Era algo fastidioso. Bueno para cazar. Malo para mantener secretos. Cambie, mis sentidos se acoplaron y comencé a correr hacia donde podía escuchar los pensamientos de Jake, no tarde demasiado en llegar a su lado.
~ Ya era hora, pero por lo menos te dignaste a llegar, ayer…
~ Cállate Jake ~ Prácticamente le ladre en su cara.
~ Siempre tan dulce. Vamos tu vete por allá ~ Movió su enorme cabeza hacia su izquierda ~ Y yo me iré por el otro lado.
Termino de hablar y comenzó a correr hacia la dirección que había dicho. Me pregunte por Seth y antes de un segundo después sentí su voz en mi cabeza.
~ Ya estoy patrullando.
Cogí mi camino y comencé a correr cada vez más rápido intentando no pensar en promesas que me ataban y futuras respuestas. En esta forma era libre, libre para hacer lo que quisiera. Corrí, sin encontrar ningún olor desconocido en particular, podía decir que Seth había estado patrullando con Jake ayer por este mismo sendero, pero también podía decir que no había rastro de Liam. Él no estaba por estos lados.
~ Yep nosotros estuvimos por ahí ~ Respondió Jake ~ Más adelante esta el rastro del vampiro de Liam. ~ Pude sentir su duda si Liam estaba informado.
~ Ya le avise ~ Dijo Seth, de repente ambos Jacob y yo pudimos ver una sombra moverse por entre los árboles, por donde corría Seth. Me pare en seco, si el vampiro estaba por estos lugares quizá Seth… La sombra volvió a moverse y pude distinguir la figura de Liam que agarro a Seth tirándolo al piso. Jacob y yo exhalamos juntos.
– Chico si que estas mal preparado – Pude verlo sonreír, Seth pensó jugarle una broma, agarrarlo por la espalda y lanzarlo pero Liam ya estaba arriba de un árbol.
– ¡Ja! Soy más viejo que tú, con solo esa mirada sé lo que estas pensando y no vas a agarrarme tan fácil niño. – Liam respiro tranquilamente un momento luego volvió a respirar profundamente – Necesito que me digas donde esta el rastro del vampiro. ¿Puedes salir de esa forma?
Seth asintió y cambio de forma por lo que deje de sentirlo durante un rato cuando volvió a entrar en fase, Liam se había ido.
~ Allá va ~ Dijo y siguió corriendo, lo único que podía ver a través de sus ojos era el bosque, en cambio Jake solo pensaba en que iba a cenar, en un vago intento de ignorarme.
Seguí mi camino, era cierto más adelante había rastro del vampiro. Puse mi nariz a funcionar al máximo, lo único que podía decir del rastro era que no era reciente.
– No puedo creerlo. – De un salto me puse en posición. Pude sentir mis labios contraerse dejándole paso a mis colmillos. Mire a Steve, si, así era como lo había llamado Liam, estaba con los ojos abiertos de par en par por el asombro. Retrocedí hacia un árbol no se veía amenazante ni nada pero ya lo había visto pelear. Como si me leyera la mente levanto la mano en un signo de paz.
Pude escuchar los pensamientos de Seth y Jacob cuestionándose si debían venir a ayudarme. Los chicos habían visto ya mis recuerdos de la pelea.
~ No necesito ayuda, estaré bien, además Liam viene en camino ~ Me aleje hacia el árbol, me puse detrás y cambie. Me vestí tan rápido como pude y salí a su encuentro.
– ¿Qué quieres? – Pregunte sin vacilar.
– Nunca pensé… bueno no creo que… no hueles a lobo por completo, creí que era el olor del chico – Lo mire extrañada, y se dio cuenta de que hablaba incoherentemente, un sonrojo apenas nítido cruzó por su rostro – Lo siento. Nunca había visto nada igual.
– Creo que entiendo, me paso algo igual cuando vi cambiar a Liam, sin embargo el no me ha visto aun.
– Puedo decir que le dará un infarto – Sonrió apenas.
– Si, eso sería genial para ti. – Mi voz sonó mordaz. Un sentimiento cruzó su rostro, fue tan rápido que no pude distinguirlo. – Repito ¿qué quieres?
– Sentí tu olor, y quise acercarme para saber que ocurría, no es algo bueno para una joven caminar sola de noche, evidentemente me equivoque – Rasco su nariz levemente, podía ver que lo hacía inconcientemente – Además de pedirte disculpas, por supuesto. No era mi intención lastimarte. Solo que no te vi llegar, – Volvió a quedar algo complejo al ver mi hombro en buen estado – Creí que te había…
– Me recupero rápido, Liam también se asombro mucho. – Steve se acerco a mí, mucho, quise recordarle mi espacio personal con un golpe, pero lo deseche, podía ver que no era su intención hacerme daño. Toco mi hombro como lo hace un doctor.
– Lo puso bien, pero la siguiente vez debe colocártelo un profesional, ¿OK? Esta parte es algo delicada.
– ¿Y tu eres un profesional? – Asintió levemente.
– Pues si, ¿señorita? – Alargo la palabra incitándome a responder, tome aire como una niña remilgada. Algo que le hizo gracia porque sonrió levemente.
– Leah – Alzo una ceja – Me llamo Leah Clearwater, ¿y tú? – Se mostró algo extrañado por mi pregunta.
– Me llamo Steve Turner, soy el Segundo de la manada de Sidney, Australia. – Abrí mis ojos de par en par.
– No tenía idea que eran de… Australia.
– Liam no te ha contado mucho, ¿eh? – Asentí – Eres su hembra y no te ha contado nada, solo por curiosidad, ¿sabes qué esta haciendo él aquí? – Negué lentamente. ¿Acaso el iba a decírmelo? Respiro profundamente. Eso parecía – Te lo contare solo porque soy gentil y esto lo va a cabrear. – Alce una ceja recordándole que todavía tenía su mano en mi hombro, se dio cuenta y tomo un poco de distancia. – Él estaba en Nueva York con otros lobos, por negocios, pero uno de ellos cometió un error y se encontró con un nido de vampiros, nos aviso tarde, le aviso tarde a Liam, él era su encargado. Los vampiros ya estaban camino a Italia en busca de ayuda para exterminarnos, cuando por lo menos yo me enteré.
– En busca de los Vulturis – Me miro sorprendido por mi afirmación.
– Liam no debería contarte sobre ellos. Te pone en peligro.
– No fue él quien me lo dijo, hace tiempo mi manada tuvo sus propios problemas con ellos. – Fruncí mi ceño.
– No quiero saber de tus líos, por lo menos por ahora. La cuestión es que logramos matar a la mayoría sin embargo todavía queda uno.
– ¿Cuantos eran? – Alzo su mano – Wow.
Algo altero su presencia, se giro y con una mano se despidió de mí.
– Nos vemos Leah. Cuídate.
A ¿dónde vas? – Se paro un momento.
– Quizá donde yo no este. – Dijo Liam apareciendo frente a Steve.
– Ya pedí disculpas a tu hembra, es muy agradable además de hermosa. Aun no me explico la suerte que tienes. – Talvez solo fuera yo la que sintió el rencor que Steve sentía por Liam, solo con esas palabras pude deducir que en una escala del uno al diez, el odio de Steve ocupaba un diez perfecto.
Sin embargo Liam corrió a mi lado a abrazarme, me miro por todas partes como si buscara alguna herida, le di un golpe en el hombro, por lo que me miro algo extrañado.
– Deja ya eso, estoy bien, no me ha pasado nada. Él solo ha hablado conmigo, ha sido muy amable en disculparse conmigo por lastimarme. Tenías razón sobre que él se sintió mal por ello.
Steve se sorprendió un poco por lo que dije, como si escuchar algo bueno de él fuera muy extraño. Liam en cambio asintió levemente, arrebatándome un beso. Me sorprendió por completo su actitud, pero al parecer a Steve le divertía un poco.
– Yo no quiero a tu mujer Liam, es linda pero no me gustan las Nativas Americanas. – Liam se separó de mí, gire mi rostro hacia otro lado, los besos no deberían ser para marcar a las personas.
– Solo quería asegurarme. – Steve volvió a hacer una seña con su mano y se fue.
– Liam, ya puedes soltarme – Me soltó a regañadientes.
– Estas enojada, lo siento, pero ese tipo me saca de quicio con solo hablar.
– Creo que el único que no controla su temperamento eres tú.
– Lamento darte esa impresión – Se dio media vuelta, buscando y buscando hasta que encontró algo, supuse que un rastro. Se irguió hacia mí diciéndome con la mirada que debía irse.
– Hazlo no me molesta estar sola. – Se acerco a mí hasta que su cuerpo rozo el mío, sentía ganas de abrazarlo y también ganas de estrangularlo por ser tan… tan…
– Discúlpame, solo que no puedo contenerme contigo a mí lado.
– Tonto. – Sonrió levemente. Me abrazó y luego se fue. – Desearía que dejara de desaparecer así de rápido.
Le dije al viento que pasaba a través de mí.
>>Liam<<
Me aleje de ella lo más rápido posible, tal vez fuera solo mi impresión, pero algo estaba cambiando y mi lobo me decía a base de gruñidos que debía darle el mayor espacio posible. Aun así, tenía la sensación de haber hecho algo mal, tal vez no debía haber lanzado la pregunta de si quería irse conmigo. Demonios, no tenía porque haberlo hecho siquiera, porque iba a hacer semejante cosa por alguien que había conocido hace una semana. Por más que fuera amor… amor.
>>Lamento ser un idiota Leah… pero no puedo evitarlo…<<
Por el bien de ambos, debía acabar con uno de mis problemas y luego centrar mi cabeza y mi corazón en Leah. Debía acabar ahora con todo esto, estaba tomando demasiado tiempo.
En una ráfaga de viento Steve se acerco a mí. Esta vez no iba a pelear, lo necesitaba. Y sin que él se diera cuenta estaba agradecido de que me hubiera ahorrado la búsqueda, no había tiempo que perder.
– No confías en tu hembra. – Dijo sin rodeos, nivelándose a mi paso.
Confío – Dije mordiéndome la lengua, para no hablar más de la cuenta. Debía ser razonable, pero pegarme justo donde duele, era un don que Steve tenía.
– No, no lo haces. Ella no tenía idea sobre qué haces aquí, ni de dónde eres.
– No soy de ninguna parte… y qué le dijis…– Frunció el ceño.
– El Alfa dijo que no te irás solo a Canadá.
– Me voy, – Me quede parado en el sendero que estaba siguiendo, si quería empezar a resolver cosas, era mejor comenzar – Y además, a ti que te importa lo que yo haga.
– ¿Si te mata otro cuál será mi diversión? – Me quede rígido ante su sonrisa, – Además, no desobedeceré a mi Alfa, mi orden es llevarte de vuelta a Sidney. Vivo.
– No lo haré.
– Cuando acabemos con este vampiro escurridizo, tú volverás conmigo a casa.
– Esa ya no es mi casa hace mucho. – Nos miramos a los ojos. Él sabía que yo tenía razón.
Después de un rato tomo un gran respiro.
– Piensa lo que quieras. Por ahora pienso que deberíamos hacer una alianza para encontrar a esta cosa, y acabar pronto.
– Pues, yo pensaba lo mismo.
– Pues entonces hagámoslo, ¿dónde lo has visto?
– En los acantilados y unos amigos sintieron su rastro aquí.
– ¿Amigos? Ah… ya entiendo. – Dijo ensimismándose.
– ¿Qué?
– Creo ustedes definitivamente son muy parecidos, – Miro hacia un lado – Comencemos.
– Por dónde vas a empezar.
– Creo que revisare el pueblo, no debe ser seguro para esa cosa pasear por aquí, sin contar que debe estar de cacería.
– Tienes razón, traes tu móvil, ¿no? – Asintió – Ok, yo comenzare por revisar el rastro que me dijeron y tu ve a la ciudad.
– Quien lo vea primero, avisa. – Asentí, era justo.
– Entonces nos vemos – Dije, mientras seguía el rastro, de reojo vi a Steve volver tras sus pasos.
Esta noche debía acabar.
El rastro que seguí me llevo hasta los acantilados, debía haberme imaginado algo así. Pero lo que vino a mi mente fue otra cosa totalmente diferente, ¿le había preguntado a Steve si traía su móvil? Gran error, yo no traía móvil, porque había muerto a causa del agua. Me di una fuerte palmada en la frente, a veces podía ser tan distraído, probablemente Steve me había llamado y yo no estaba enterado.
Debía volver a tras, o ir a la ciudad. El rastro que seguía era más que seguro que no me llevaría a ninguna parte, pero y que tal si ¿no era así? Me pase las manos por el cabello. Una decisión.
Un aullido trono en medio del bosque que había dejado a tras de mí, habían tomado la decisión por mí. Conocía ese aullido. Mire la luna que brillaba en todo su esplendor. Ya era hora, mi sangre comenzó a hervir en cuanto fije la mirada en ella, mientras que Steve de alguna forma había vuelto al bosque y ya se había dejado llevar. Mire a la luna una vez más sin si quera pestañar y yo también me deje ir, cambiando a la luz de mi madre que me veía desde el cielo.
Mis patas buscaron el movimiento en cuando había terminado de cambiar. A la forma que tenía necesidades más básicas, a la que solo pensaba lo esencial. Ya no tuve que preocuparme por tomar decisiones. El lobo supo el rumbo que debía seguir y de alguna forma corría por la ruta que me llevaría hasta Steve. En esta forma la comunicación era nula, por lo menos a una distancia larga, en una distancia mas estrecha ambos podríamos comunicarnos a través de memorias o imágenes y sentimientos, sin embargo al lobo no parecía entretenerle la platica, pero el animal conoce sus prioridades, sabía que había una cacería en marcha y que se disfruta más, cuando hay alguien compitiendo por el mismo premio, así que tome la dirección que mis instintos indicaban.
Cruzar el bosque, sentir el bosque en mis patas era algo que en el sentido más salvaje siempre he admirado, podía sentir el aroma de ciervos a una distancia que podría recorrer sin dificultad, el sortear y saltar los árboles caídos no sería ninguna complicación, pero la cacería que ansiaba no era algo tan simple como cazar un ciervo, era algo que valía la pena de verdad.
Cuando el rastro acabo encontré a Steve sentado encima de un árbol caído, apenas al mirarme sentí la oleada de imágenes que me enviaba, una era de la ciudad, no había encontrado rastro, como respuesta le mostré el bosque y mis dudas sobre si el vampiro estuviera por estos lados, el me demostró el mismo sentimiento. De igual forma vagamos por el bosque buscando lo que nuestros olfatos humanos pudieron no detectar en el momento, la noche siguió avanzando sin muestra alguna de encontrar algo de utilidad, y contra más tiempo pasaba más me daba cuenta de que tal vez el vampiro se había ido en el momento que se dio cuenta de mi presencia aquí. Mire a Steve y seguí vagando sin suerte.
Al día siguiente desperté con un rayo nítido de luz entrando por la ventana y con Leah a mi lado. Mi mente aturdida me decía que estaba fallando en algo, me apoye en un costado observándola como dormía, luego de un rato la tentación me supero y la abrace acomodándonos para quedar uno frente al otro, parecía un verdadero ángel dormida a mi lado, un ángel que de alguna forma se acoplaba perfectamente a mí, mi mano rozo en su hombro desnudo al intentar atraerla un poco más, pero al parecer mis manos estaban algo heladas, ya que, al contacto con su piel mi ángel se acurruco más contra mí. Bese suavemente sus labios, sintiéndome feliz cuando ella respondió, aunque el deseo me inundara en ese momento, mantuve el beso lo más casto posible, de alguna forma sabía que ella merecía descansar, darle un poco de paz, la cual no había podido darle hace en días. Ella no se merecía a un perro tras ella, y no lo digo literalmente, ya no sabía como mi lobo encontraba el camino a su cama. No, ella no se merecía esto...
La seguí observando sin ocultar mi devoción por ella. A la vez, intentando recordar cómo es que había llegado esta vez aquí. Los recuerdos fueron llegando lentamente con la visión del lobo, nunca me había pasado algo igual, siempre recordaba lo que hacía en esa forma. Siempre había mantenido el control del lobo, podía recordar todas las cosas que había hecho en lunas pasadas, pero esta luna por alguna razón el lobo se había descontrolado, no, él había tomado el mando. Irónico. Steve ya debía de haberse dado cuenta, después de todo de él era el aullido que había sentido antes de cambiar. Ese fue parte de mi última memoria de esa noche.
Solo esperaba que no se hubiera llevado toda la entretención cazando al vampiro.
Un dolor agudo cruzo el centro de mi cabeza mientras intentaba recordar la pasada noche. De pronto entre neblinas comencé a recordar algo, pero no como llegue aquí.
Ahora recordaba que tampoco anoche tuve suerte. Suspire demasiado fuerte porque Leah se despertó.
– ¿Qué paso? – Dijo medio adormilada.
– Nada, solo que creo que soy un inútil, no logré nada anoche, – Dije – ¡Diablos! quisiera hacer algo más encontrar a ese bastardo y quemarlo.
– Sé que estas frustrado por eso, – Dijo abrazándose a mí. – ¿Cómo llegaste aquí? Creí que no ibas a venir hoy.
– Cielo si encontrara la forma de separarme de ti, – Dije mirándola a sus ojos, se veía algo triste – Creo que la evitaría.
Me sonrío y deposito un beso en mis labios. Estuvimos así un buen rato hasta que sentimos a Seth en alguna parte de la casa. Era hora de levantarse.
>>Leah<<
Estar con él era todo lo que necesitaba, y ver como se peleaban el desayuno con Seth era todo lo que necesitaba para subirme el ánimo, eso y que no intentara presionarme con lo del viaje.
– Cariño estaba todo delicioso, – Dijo Liam quitándole el último panecillo a Seth. – Pero creo que debo irme ahora antes de que…
– Hola, – Dijeron desde la puerta – Otra vez sentí tu olor hasta esta casa, – Dijo Steve entrando como si fuera su casa, fruncí el ceño y mire a Seth que estaba haciendo lo mismo, – Disculpa mi intromisión, Leah.
– A qué debemos tu visita mañanera Steve. – Dijo Liam, colocándose en frente de Steve, – Por lo que parezca esta casa no es pública, salgamos fuera para hablar.
– Bien, pero ahí esta el caso de la confianza. – Liam le frunció el ceño. – Okay vamos fuera.
– No, – Dije levantándome de mi asiento, – Esta es mí casa y no quiero secretos, si van a hablar que sea aquí, – Dije en especial mirando a Liam.
Sostuvo mi mirada durante un rato, antes de asentir, mire a Steve y este también asintió.
– Pues siéntense y hablen.
– No es como sino pudiéramos escuchar lo que hablan afuera, – Dijo Seth apaciguando el ambiente.
Steve se acomodo en su lugar. Ni siquiera protesto por saber quien era Seth.
– Steve este es mi hermano Seth, puedes hablar con confianza, – Por un momento pensé que me iba a decir que estaba loca, sin embargo asintió.
– Bien, este es el caso, ya te diste cuenta que ya no hay rastros que seguir aquí ¿no?, estamos perdidos, tal vez ya ni siquiera esté en este país.
– Si, ya me di cuenta. – Dijo Liam cabizbajo – Es mi culpa, debí darme cuenta antes, o haberlo detenido cuando pude.
– Debemos avisarle al Alfa, si se entera por los otros lobos nos colgara a ambos, y si eres inteligente, sabes que no nos conviene.
– Ya lo sé, quizá ese era uno de los motivos que el Alfa tuvo para enviar a su Cuarto conmigo, ver si cometía un error y eliminarme, pero nunca se imagino que tendría tu cabeza también. – Dijo Liam, de repente muy pensativo. Parecía como si estuviese en otro lugar. – Quizá ya no tengamos que avisarle nada, porque ya lo sabe.
Steve no negó lo que Liam había dicho, y un escalofrío recorrió mi espalda.
– O tal vez ustedes podrían pedirnos ayuda, – Dijo Seth captando la atención de todos, de repente una idea me llego y parecía la que había iluminado a Seth, como podía haber sido tan tonta.
– Y eso de que nos serviría chico – Dijo Steve.
– Eso es cierto Seth, aprecio tu ayuda, pero tu nariz no es tan buena como la de nosotros. – Dijo Liam tocándose la nariz al tiempo que hablaba.
– Deja que Seth termine, creo que tenemos la misma idea. – Los ojos de Seth se iluminaron.
– Llamemos a los Cullen, si un vampiro solitario anda cerca es probable que ellos ya lo sepan o ya lo hayan visto. – Steve y Liam lo miraban con caras de póker – Son vampiros.
Ambos estaban a punto de negarse cuando hable.
– No son como los que ustedes conocen. – Seth me miro con cara de asombro, – ya déjalo Seth, no los detesto, solo no soporto su olor. – La cara de Seth se ilumino con una sonrisa – Les gusta nombrarse “Vegetarianos,” y antes de que me digan algo, déjenme explicarles, ellos toman sangre de animales, es fácil reconocerlos por sus ojos dorados, y no les gusta causar problemas. Así que si les pedimos ayuda tal vez acepten o tal vez no, pero no perdemos nada con llamar, ¿Cierto Seth?
– Si, pero primero debemos llamar a Jake, él tiene el número de su casa en Port Ángeles. – Asentí y este partió a llamarlo.
– Cielo, – Dijo Liam acercándose a mí. – Digamos… que no quiero meterte en líos.
– No me metes en nada, no quiero que tu preciosa cabeza ruede por el piso.
Liam sostuvo mi mirada, como si buscara algo en mí. Yo estaba tan concentrada en la mirada de Liam que casi pego un salto cuando Steve hablo.
– No me gusta pedir ayuda a vampiros, – Dijo Steve levantándose de su asiento, – Son problemas de lobos, y si no podemos resolverlos… entonces creo que prefiero que me corten la cabeza.
– Bueno, entonces tú llama al Alfa y yo veo como te cortan la cabeza. – Dijo Liam más cerca de Steve.
Estaban por empezar a pelear, mire a todos lados, esto iba a quedar hecho un desastre si se convertía en el campo de batalla.
– Chicos, ¡eh! – Un esfuerzo inútil, comencé a sentirme algo claustrofóbica en medio de ellos, era como si algo los rodeara a ambos y yo obstaculizara el choque entre ese algo.
– Hey, ya basta. Jake viene para acá – Dijo Seth entrando y colocándose a mi lado – Leah estas algo pálida.
Liam rápidamente me abrazo – Lo siento ángel, no debí comenzar a pelear.
– No importa, ¿En qué forma viene, Seth?
– Estará aquí en un abrir y cerrar de ojos.
Eso fue una exageración, mientras lo esperábamos salimos al patio, contamos los minutos mientras esperábamos, demoro veinte minutos en llegar con su auto.
–Un abrir y cerrar de ojos, ¡Ja! – Dijo Liam a mi lado, donde se había mantenido alejándome de Steve cada vez que quería hablar con él, por lo que me rendí después de un rato.
– ¡Hey! Para qué me querías Leah, – Mire a Seth mientras este se desentendía del asunto.
– Queremos hablar con los Cullen, ¿crees que hablarían con dos emm… Hijos de la Luna? – Jacob los miro a ambos y negó.
– No lo creo, Jake por favor, inténtalo. Es importante. – Jake suspiro gravemente pero asintió.
– Lo intentaré. – Saco su móvil y volvió a entrar en su auto. Lo esperamos en silencio, no se escuchaba nada, evidentemente estaba hablando en susurros. Cuando el silencio estaba por crisparme los nervios, salió de su auto. – Aceptan, con una condición.
Liam y Steve parecían tomarse demasiado tiempo, así que respondí – Aceptan, habla.
– Van a estar todos presentes en el momento de la reunión y debe ser en su casa. Su terreno y sus reglas.
– No, – Dijeron al unísono Steve y Liam.
– Okay, ¿a qué hora? – Pude sentir a mis espaldas como Steve le mascullaba algo a Liam que sonaba como “Controla a tu hembra, ¿quieres?”
– Esta noche, vendré por ustedes. – Asentí. – Nos vemos.
– Nos vemos. – Espere a que se fuera para darme la vuelta. – ¿Quieren decirme algo? – Dije en el tono irritado que siempre usaba con Sam. Ambos me miraron, solo Steve se dio la vuelta y dijo “Esta hecho, que más da,” y se fue hacia el auto, que hasta ahora me había dado cuenta, estaba estacionado a un lado de mi casa.
– Ángel, a veces me das miedo. – Dijo acercándose a mí, cuando estuvo a pocos centímetros me susurro – La siguiente vez que nos des ordenes recuerda esto, para nosotros el mundo no ha evolucionado demasiado, y debo admitir que somos bastante machistas dentro de la manada, por así decirlo. Algunos como Steve y yo somos más modernos…
– Qué me estas insinuando, que no debo darles ordenes porque soy una mujer.
– Básicamente si, pero yo soy de este siglo, así que no me afecta que me des ordenes. Solo digo que si Steve y yo fuéramos más machistas, como los otros lobos. Buenos, quienes te hubieran comido viva si les dieras ordenes o desobedecieras. Creo que te castigaríamos. Así que, no presiones mucho a Steve, él es parte de la manada quiera o no y tiene las costumbres de la manada, ¿si? No me afecta el golpearlo y matarlo, si te hace daño, pero lo necesito…
– Bien. – Vio la duda escrita en mi rostro, porque me respondió de inmediato.
– Debemos resolver este lío, y cuanto antes mejor, así podré por fin luchar por mi independencia de la manada.
– Okay, okay. No más explicaciones.
El resto del día pasó volando, había tantas cosas que hacer en casa, sin embargo las esquive todas y me pase el día con Liam en Forks, él necesitaba un nuevo móvil y yo necesitaba aire. Para cuando volvimos a casa estaba más relajada y cargaba con unas cuantas cosas que Liam me había comprado y otras tantas él, decía que no quería dejar a Seth desnudo a causa de sus llegadas repentinas durante la noche, acomodamos las cosas en mi cuarto, sentí un momento de pánico cuando estábamos acomodando la ropa nueva, era como si él siempre hubiera pertenecido a mi mundo, encajaba tan perfectamente con mi habitación que me aterro. Después de eso todo fue normal. Nos alistamos y cuando callo la noche llegó Steve y al rato llego Jacob. Vestido con sus Jeans desgastados y una camiseta negra. Steve estaba vestido con unos jeans, deportivas y una camisa azul, la camiseta roja debajo contrastaba de manera inusual, siendo él un rubio de ojos claros. Liam por otra parte iba vestido con unos jeans desgastados en las rodillas, deportivas negras y una camisa negra, sobre esta una cazadora negra. Me sentía algo rara, me veía tan normal con mis jeans y mi camiseta, me negué a colocarme algo más ya que yo no siento el frío, mi piel es demasiado caliente para eso.
– ¿Nos vamos? – Pregunto Steve. Después de un momento. Jacob asintió y nos señalo a mí y a Liam su auto. Steve ya había caminado hacia el suyo.
– Esto va a ser muy interesante. – Dijo Jacob apenas subimos, Seth se nos unió en último momento.
– Yo también voy, quiero ver esto. – Cuando lo miramos dijo – Y además hace tiempo que no veo a Bella y Edward.
En el camino Liam se fue enterando quienes eran la familia Cullen, y sobre la historia que rodeaba a Bella y Edward. Mientras yo miraba por la ventana del auto. Se motivo aun más cuando Seth le comento sobre los poderes de ellos. Y de repente la historia cambio a un comentario sobre la imprimación de Jacob y Nessie, en ese momento sentí la mirada de Liam en mi nuca, cuando me di la vuelta me rodeo con un brazo, atrayéndome a él, cada vez me daba cuenta más que él no podía estar cerca de mí sin poder tocarme.
Con tanta conversación el tiempo paso volando, y ni siquiera me di cuenta que paramos en frente de una casa de dos pisos, podía ver que era prácticamente igual a la que tenían en Forks, tal vez los vampiros eran nostálgicos después de todo.
Me baje en cuanto Seth y Jake lo hicieron, Liam como siempre estaba pegado a mí. Steve por otra parte se acerco con cautela, como si se sintiera amenazado, al parecer también Liam los sentía porque estaba rígido.
– No nos quitan los ojos de encima, – Dijo más cerca de mi oído, – Me están crispando los nervios.
– Calma. – Deposite un beso en su mejilla. El intento por relajarse fue bastante notorio, se separo de mí y se sacudió como si le hubieran echado agua. Steve por otra parte estaba tenso, de pies a cabeza y se movía como un gato. Siempre alerta.
– Tus amigos me están poniendo al borde, – Le dijo a Jacob – Entremos y terminemos esto antes de que cambie de opinión.
– Si, vamos – Nos acercamos a la entrada y sin necesitar tocar la puerta, Carlise la abrió.
– Bienvenidos, por favor pasen – Dijo retirándose de la entrada y dejándonos pasar. – Por favor Jacob condúcelos a la sala.
– Si, como quieras – Dijo Jacob a mi lado.
Entramos a la sala, Liam iba apretando firmemente mi cintura contra él. Y Steve, por lo que veía por el rabillo del ojos estaba con una máscara que no me permitía saber que era lo que estaba sintiendo.
Jacob nos indico que nos sentáramos en un sofá enorme, eso hicimos mientras Steve se acomodo en una ventana, por lo que podía apreciar la familia estaba completa, y como siempre que había un licántropo cerca Alice estaba totalmente nula, lo podía leer en su expresión, mientras Jasper la consolaba con suaves palmaditas. Rosalie sentada en un sofá individual con Emmet sentado en brazo del sofá, Edward estaba con Bella y con una Reneesme que aparentaba ya los ocho años, en el sofá del frente. Esme estaba por otro lado junto a Carlise. Estaba toda la familia o nadie, al parecer ese era el plan.
El silencio reinaba en la habitación era agobiante mientras Liam y Steve los estudiaban. Podía ver que no solo eran ellos los que estaban en ese plan, ya que Edward estaba desde ya hace bastante tiempo mirándolos a ambos. Hasta que por fin Carlise rompió el silencio con una pregunta.
– ¿Qué es lo que desean de nosotros? – Liam se aclaro la garganta al ver que Steve estaba como una estatua.
– Steve deja de hacer esa mierda, ¿quieres? – Este pareció sorprenderse que le reprochara porque pego un pequeño salto desde donde estaba.
– ¿De qué hablas? – Lo miro sorprendido.
– Estas jalándome, – Dijo Liam aprensivo. – No puedo pensar claro cuando estas jalándome. No nos va a pasar nada, y no necesito que me cuides.
– Lo siento, es instinto de supervivencia. – Respondió éste algo distraído.
– Lo que nos trae aquí es información, estamos buscando a un vampiro específico, es alto y pelirrojo. Debe estar sediento, porque no ha dado muestras de haberse alimentado en días, por lo que debe estar ocultando sus huellas de nosotros.
– Hay un vampiro con esas descripciones por estos lados, sin embargo, le manifestamos nuestra molestia de que se alimentara en esta ciudad, – Dijo Carlise pacientemente – ¿Por qué lo buscan?
– Nos arriesgamos demasiado dejándonos ver, por lo que no podemos dejar que ningún chismoso vaya contando sobre nuestra existencia, menos que la vayan contando en Italia si es que me entiende. – Dijo Liam. – Tratamos con recelo nuestros secretos.
– Comprendo, pero ¿qué pasara si no cooperamos como ustedes piensan?
– Sería una lástima, siendo que ustedes no quieren llamar la atención en este lugar mientras su amigo que quieren proteger esta dejando un par de cadáveres bastante cerca de este lugar. – Dijo Steve por fin rompiendo su silencio. – ¿o es qué no lo sabían?
Todos se quedaron callados cuando Steve termino, yo no tenía idea de lo que estaba hablando. Por mi parte no había visto las noticias en varios días, aunque tampoco es que me llamaran demasiado la atención. Y podía ver que tampoco lo habían hecho los demás en esta sala. El silencio volvió a reinar hasta que Steve saco un papel del bolsillo de sus jeans, tendiéndoselo obviamente al jefe de la familia, Carlise.
– Alice… – Dijo este último.
– No vi nada sobre eso, no lo sé ahora estoy nula con todos ellos aquí. – Dijo frunciendo el ceño.
Carlise tenía su propio debate, era obvio que no le creían a Steve.
– Carlise, los van a matar sino cumplen su misión. – El rostro de Esme se contrajo con el comentario de Edward – Y la visión que Alice tuvo hace días dice que es un arma de doble filo aquel vampiro.
– Pero, todo va bien. – Dijo Carlise lentamente. – No creerás que esto es apropósito ¿no?
– No puedo saberlo, se ha mantenido lejos de nosotros, con o sin intención. – Se encogió de hombros – Y sobre las muertes que ha dejado en este lugar… el lobo no miente, solo un vampiro pudo haberlos matado así, y él es el único vampiro que ha estado en este lugar. Por último sé a través de las visiones de Alice que nuestro amigo pronto partirá rumbo a Italia, y sus intenciones no son claras.
Aquello saco de su ensimismamiento a Steve.
– ¿Cómo…? – Deshecho la pregunta con un movimiento de su mano. – Qué tan pronto.
– En un par de días ya no estará aquí, mañana irá a Forks en un último intento por encontrar una última pista o rumbo que tomo su compañero. Luego se irá. – Dijo Alice, – Claro eso es lo que vi al medio día no sé si ha cambiado de planes, hay demasiados licántropos aquí.
– Entonces que vamos a hacer, – Dijo Carlise, mire a los dos hombres lobo, ellos estaban definitivamente resueltos, luego mire a Edward, él ya había escuchado sus pensamientos.
– Creo que nuestros invitados ya han tomado una decisión.
Podía ver que Carlise no estaba de acuerdo con todo esto.
– Gracias por su tiempo e información, – Dijo Liam levantándose – Ahora podremos hacernos cargo. Así que es mejor que nos marchemos. Es mejor que comencemos a movernos y además ya puedo sentir la luna igual que tú, Steve, vámonos antes de cometer una locura.
– Si, vamos. – Respondió Steve titubeando un poco.
– Guardaremos su secreto. – Respondió Edward. Steve asintió en su dirección. Mientras Seth y yo nos miramos, nos encogimos de hombros y nos levantamos del sofá.
– ¿Ustedes también podrán guardar el secreto de nuestra existencia aquí? – Preguntó Carlise, era una pregunta de doble filo, Edward estaba presto a escuchar las respuestas que pensaran.
– Por mi no hay problema, – Dijo Liam rumbo a la puerta. – Si ustedes no dicen nada, yo tampoco, pero por supuesto yo solo respondo por mí.
– No tengo ningún problema con eso, – Dijo Steve siguiendo a Liam a la puerta. – Tienen mi palabra. Y por si no lo saben los lobos somos bastante maniáticos con el sentido del honor.
Carlise no lo miro a él cuando este siguió avanzando hacia fuera, miró a Edward que asentía solemnemente.
– Al final se portaron bien. – Dijo Seth, mirándome.
– Calla Seth, pueden escucharte, – Me gire hacia los Cullen que me observaban con curiosidad, – Gracias por todo. – La cara de sorpresa de Bella no tenía precio, por lo que sonreí, miré a Jacob pero estaba enfrascado hablando con Nessie, así que mire a Seth. – Vamos a casa.
Al salir de la casa no distinguí movimientos, Steve y Liam parecían impacientes.
– Yo los llevaré a casa súbanse, – Dijo Steve mientras nos acercábamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario