martes, 26 de julio de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "Cuando todo va bien, algo malo debe pasar"




>>Liam<<
No pude evitar besarla, después que me abrazo eso solo quería decir una cosa, ella sentía lo mismo. El encontrármela en la playa, solo nos decía que nuestros destinos estaban unidos. Me sentía tan bien, comencé a acariciar su rostro mientras la besaba, baje a sus hombros, no podía creer que fuera real, durante una semana me había estado reprochando el no haberla acariciado, solo por mi temor de verme como un cachorro ante ella. Eso era, ella me volvía sumiso, si ella me dijera que me lanzara a un poso, estoy seguro que lo haría tan solo por uno de sus besos. Dios, si mi padre me viera de esta forma estoy seguro que me mataría antes que volver a llamarme hijo de nuevo. No sé porque me preocupaba de eso ahora.
Seguí besándola apasionadamente, de algo estaba seguro con este beso, mis sueños no le habían hecho justicia, para nada. La abrace más a mí, baje dándole pequeños besos hasta su cuello, la mordí levemente, sentí como se cortó su respiración en un gemido, genial. Volví a presionar y ella volvió a gemir suavemente, luego seguí besándola hasta que volví a sus labios. No quería separarme de ella, pero mi sentido de cazador me alertó, la aparte de mí lado, situándome entre ella y el peligro.
– Qué sucede – Me quede esperando, no soy muy paciente como cazador, pero soy silencioso en mis movimientos. De repente asomo desde el bosque la cabeza de un lobo negro. Algo capto mi atención en él, no olía completamente a lobo.
– Sam, ¿qué haces aquí? – Dijo la chica atrás de mí. El lobo retrocedió, y se interno en el bosque, cuando salió del bosque no demore en reconocerlo, su olor lo delataba. Era un hombre alto, un nativo, su piel morena y su cabello oscuro solo verificaban esa parte de él, no parecía viejo debía tener 25 años no más.
– Leah ¿qué haces con él? – Dijo entre dientes el tipo. Yo solo miraba, así que la mujer que me robaba el sueño se llama Leah. Pero su tono de voz no me agradaba, le hizo esa pregunta como si fuera suya, corrección ¿o lo era?
– No te debo explicaciones, no soy de tu propiedad – Ella también había notado el tono de voz. Algo en mi se aliviano, ella estaba libre.
– Soy tu Alfa responde, – Dijo entre dientes, no aguante más.
– Déjala – Dije lo suficientemente bajo como para que notara la amenaza – Ella no es tuya – Me dio una sonrisa irónica.
– ¿Y es tuya acaso? – Estaba por acércame a enseñarle un par de cosas a ese tipo, cuando Leah me abrazo y en hilo de voz me dijo “Déjalo, por favor” no la iba a contradecir, no soy quien para armar disturbio en terreno ajeno, tampoco para negarme a algo que ella me pidiese.
– ¿Quién eres o qué eres? – Ladeé un poco mi cabeza al mirarlo, ¿acaso su sentido del olfato era tan malo que no se daba cuenta de lo que era? No, algo me decía que nunca había olido uno de los míos, así que intente ser razonable.
– Me llamo Liam Hunter, y soy un hijo de la luna – Trate de sonar razonable pero no soy de esa clase, – Y supongo que tu eres una copia barata de lo que soy. – Al parecer le había dado en el nervio…
>>Leah<<
Me sentía bien en sus brazos, este día había sido horrible y él lo compensaba… hasta que llego Sam, algo bueno había tenido su llegada, sabía el nombre de mi chico, ya que no me había tomado el tiempo de preguntárselo antes de besarnos, pero cada pro tiene su contra. Lo malo era que Liam no sabía guardar su opinión, y ahora eso pasaba la cuenta, ya que Sam había vuelto a entrar en fase y al parecer Liam no podía convertirse a menos que hubiera luna llena y todo eso… un momento, mire al cielo y la luna estaba casi en su punto, mire a Liam y casi podía sentir la fuerza rodeándolo. Di un paso hacia él…
– ¿Liam? – Era obvio que no me prestaría atención, estaba concentrado tratando de mantener a Sam a distancia. Pero aun así cuando lo llame me miro, error. Solo cause que Sam lo lanzara contra una de las piedras que se elevaban a la orilla de la playa, dejándolo tirado semiinconsciente. ¿Es qué nada me sale bien? – ¡¿Liam?! – Corrí hacia él, pero Sam estaba casi tan cerca como yo, tanto que no se detuvo lo bastante rápido como para no golpearme, ya que estaba entre él y Liam. Solo pude gritar de dolor.
Levante la mirada para encontrarme con los ojos de Liam, estaban de un color carmesí. En un abrir y cerrar de ojos Liam ya no estaba aquí, en su lugar había un lobo tan o más negro que Sam, su tamaño asimilaba más a un lobo salvaje, su piel a la luz de la luna hacia un juego de reflejos azulados, era hermoso. Pero aun así no dejaba de ser un lobo cabreado. Sam no retrocedió.
– ¡Ya basta! – Ambos se quedaron donde estaban. – ¡Ya basta de una vez! – Tuve que volver a decirlo – ¿No creen que aquí llaman la atención? Eso no nos convine – Dije esto último mirando a Sam, este asintió, intentó acercárseme pero Liam se puso en medio mostrándole sus adorables colmillos – Es mejor que te vallas… por favor – Dije esto no muy convencida. Pero funcionó, Sam se fue no sin antes mostrarme la duda en sus ojos. Preferí confiar. Aun así no me sentía segura con Liam en ese estado, no dejo de mostrar los colmillos hasta que Sam se perdió en el bosque. – Okay hoy ha sido un día muy largo, así que yo me voy a mi casa, – Me di la vuelta y comencé mi camino a casa. Pero había un pequeño detalle, que cuando te despides de una persona (o lobo) esta se va por su lado y tú por el tuyo. Al parecer Liam no entendía eso. – ¿No tienes donde ir? – Pero él solo me movió la cola.
Intente varias veces alejarlo, pero no me hizo caso, así que termine rindiéndome y llevándolo a casa. Apenas abrí la puerta Liam entró asegurándose que no lo dejara fuera. Para mi suerte mamá y Seth estaban durmiendo profundamente, ya que hizo bastante ruido.
– Ven, – Dije bajito, – Sígueme, – Y caminamos rumbo a mi cuarto. Una vez dentro pude respirar – Bien, Liam bájate de mi cama – Al parecer le gusto mi cama ya que no se quiso bajar – Okay genial, tu ganas.
Liam apenas y había movió las orejas cuando salí del cuarto, se notaba que estaba cómodo. Antes de salir busque mi pijama, una vez en mano, salí al cuarto de baño, no estaba dispuesta a que un chico me viera desnuda, ya sé que cuando apenas controlaba los cambios los chicos me vieron más de lo que me gustaría, pero eran detalles. Esto era diferente.
Cuando volví cierto lobito estaba durmiendo en medio de mi cama, después de una larga ducha con agua tibia quería pensar que era un sueño, pero no, ahí estaba, roncando levemente, parecía un verdadero cachorro. Iba a ir a dormir al cuarto de invitados cuando se levanto de la cama. Esta noche iba a ser interesante.
>>Liam<<
Cuando me desperté no tenía idea de donde estaba, un olor familiar estaba por toda la habitación, me regocije en él, de un momento a otro tome conciencia, levante las cobijas ¿por qué estaba desnudo? Extendí mi brazo y toqué a alguien, pegue un salto al darme cuenta de con quien estaba en la cama, me aclare la garganta. ¿Por qué rayos a las mujeres les gusta vestirse tan sexys para ir a dormir? Leah solo llevaba una camiseta que le llegaba un poco más abajo de los muslos, lo sé cuando me di cuenta que estaba desnudo.
Pero aun estaba confundido… ¿cómo había llegado aquí? ¿Por qué estaba en su cama? Preferí dejarlo pasar, después de todo siempre soy lento al despertar. Me abracé a ella con la intención de seguir durmiendo. Pero ella se movió quedando MUY juntos, por mí, genial. Solo que no conté con que ella me besara, se sentía tan bien como en el bosque y en la playa. Su olor me inundó por completo en un momento, dejándome solo el deseo por esta mujer, la deseaba con solo olerla, la acomode debajo de mí. Mi instinto me incitaba a pedir más de ella, a volverla mía por completo, por una vez en la vida estuve de acuerdo con esa parte de mí. Seguí besándola, ella pego un pequeño gemido, que aproveche para introducir mi lengua y profundizar el beso. Mis manos habían estado quietas en sus caderas, pero la excitación que me provocaba esta mujer hizo que recorrieran sus hermosas curvas, quitándole aquel pijama, y tocando sus preciosos muslos hasta subir a sus pechos, mí felicidad fue grande cuando me di cuenta que no ocupaba sujetador, no había obstáculos, me di el gusto de delinear sus pezones que se endurecieron al tacto, mientras seguía besándola con pasión. Cuando estuvieron lo suficientemente duros corte el beso y baje besando su cuello hasta llegar a mí objetivo, afirme una mano en su cadera y con la otra seguí tocando su pezón izquierdo, mientras que lamía el pezón derecho, mientras lo hacia Leah se arqueaba de excitación debajo de mí y enterraba sus dedos en mi cabello, decidí no hacerla sufrir y metí el pezón en mi boca, me llene de satisfacción cuando gimió mi nombre, me acomode he hice lo mismo con el otro pezón. Por fin hacia mis sueños realidad, aunque después de esto nadie me quitaría la sonrisa boba de mi cara. Baje mi mano que estaba en su pecho izquierdo hasta su intimidad, me regocije, estaba húmeda y lista. Le quite esa fastidiosa braguita que me molestaba, de un jalón. Una gota de realidad me llego…
– Ahh… Liam… – Dijo entre jadeos.
– Shh… cariño, dime ¿qué es lo que quieres? ¿Quieres que te haga mía?
– Si… ah… – No lo pensé dos veces cuando volvía a mí trabajo, la volví a besar con pasión, conteniendo pequeños gemidos, ya que esta vez mi mano estaba en su intimidad, metí mi dedo una y otra vez, luego metí dos, ya estaba lista. Estaba por meterme dentro de ella cuando la puerta se abrió, no alcance a ver quien era ya que se cerró bastante rápido, pero al parecer Leah si vio quien era ya que se quedo pálida. Y hasta aquí había llegado mi erección. No más fiesta amigo.
>>Leah<<
Liam se aparto de mí a regañadientes, hundiendo su cara en la almohada, cuando intenté preguntarle si estaba bien, él solo me hizo una seña con la mano hacia la puerta, sin ni siquiera hacer ademán de levantarse. Pero luego recordé el pequeño detalle de que estaba desnudo en mi cama. Moví mi cabeza de lado a lado, tratando de olvidar la imagen de él debajo de las sabanas.
Me lancé fuera de la cama y busque ropa cómoda, la discusión que iba a tener no iba a ser agradable, más cuando tu hermano menor te a atrapado con las manos en… la masa. Una vez vestida, mire hacia Liam.
– Tranquila aun no muero… – Dijo contra la almohada aun.
– E… estas bien…
– Siempre hay otra oportunidad – Dijo levantando el rostro y dedicándome una sonrisa engreída. Me quede sin aliento durante un minuto.
– Si, solo que… – ¿Qué? Estaba aceptando su invitación… sin si quiera esperar a que me rogara… hoy estaba mal, debía haberlo hecho sufrir un poco por la manera en que me torturo al despertar. Pero que más daba, me derritió con otra sonrisa. Aun no entendía que me pasaba con él, todo era… genial con él.
– Suerte, presiento que la necesitaras – Y volvió a hundirse en la almohada, pero esta vez se cubrió por completo con las cobijas.
Respire profundamente, inhalando su aroma para llenarme de valor.
Salí en dirección a la cocina y lo encontré, intentando prepararse el desayuno, se notaba lo nervioso que estaba. Hice un pequeño ruido al cerrar la puerta de la cocina, esto al parecer interrumpió sus pensamientos porque pego un salto y más al verme. Su cara no tenía precio, estaba como para sacarle una foto, me obligué a recordar que no era ocasión de burlarme de él. Sino de aclararlo todo, pero ¿aclarar qué? Era lo que se preguntaba una pequeña voz dentro de mí. Lo que había visto era lo que estaba pasando… callé como pude esa voz mental que tanto me fastidiaba.
– Seth yo…
– No vi nada te lo juro, nada, nada, nada. Ni si quiera se que hacía ese tipo aquí, ni tampoco quiero saberlo, yo solo quería invitarte a Port Ángeles, nada más, estabas tan deprimida… – Hablaba tan rápido que apenas entendía todas las excusas que me daba. Lo mire fijamente unos momentos cuando termino, y lo obligué a repetirlo todo, la tercera vez que lo repitió entendí todo. La culpa me invadió, él no se merecía ese espectáculo, más con las intenciones que tenía, solo quería levantarme el ánimo después de haber perdido mi trabajo… mi trabajo… mi ex trabajo. De nuevo ese sentimiento de fracaso me embargó igual que el día anterior.
– Leah en verdad no vi nada comprometedor, en serio, y tampoco me tienes que decir que hacia contigo a estas horas en tu cama… – Deje de escucharlo pasado un minuto, habían vuelto las disculpas, por lo que no sentí el momento en que alguien abrió la puerta detrás de nosotros.
– ¡Leah! – Me quede petrificada al igual que Seth al escuchar a mamá. ¡Trágame Tierra!
– ¿Si mamá? – Me gire lentamente mientras Seth se desentendía del tema, saliendo con una taza de café, rumbo a su cuarto lo más seguro.
– Leah – Dijo soltando chispas por los ojos – ¿Que hace un hombre durmiendo en tu cama? – Me quede callada.
¿Qué podía decirle? Algo así como, >> Mamá anoche me pasó algo extraño, el chico que ves acostado en mi cama es un hombre lobo ¡y se convierte con la luna llena! Y no sabes nada todavía, anoche se vino a casa conmigo (como lobo) y hoy cuando desperté estaba desnudo a mi lado, y bueno deje a mi instinto reaccionar y Bang estábamos por tener sexo cuando Seth interrumpió.<< Esta última frase mi voz mental la repitió con amargura, mientras mamá estaba parada en frente de mí esperando una explicación, descarte la anterior a menos que quisiera matar a mamá de un infarto. Todo siempre puede ser peor, pudo haberme encontrado con Liam en mí cama… eso no me dejaba más tranquila.
– Esto yo… – Solo pude balbucear.
– Le pedí que me dejara quedar, la verdad anoche no estaba presentable – Dijo Liam apareciendo en la puerta, vestido con unos vaqueros y una camiseta, me quede mirándolo un rato mientras me sonreía, tanto que no me di cuenta que Seth estaba a su lado. Camino directo hacia mí, colocando una mano en mi hombro y mirando directo a los ojos a mi madre – Aunque la verdad no creo haber estado muy conciente cuando llegué, pero su hija fue muy amable por dejarme quedar. – Volteó su rostro para verme, yo estaba hecha un manojo de nervios – En verdad lamento el meterte en este lío con tu madre.
– Esta bien, déjelo, después Leah me explicara mejor, ahora me interesa saber ¿quién es usted? – Mi madre lo observó seriamente.
– Soy Liam Hunter, mucho gusto señora…
– Sue Clearwater – Mamá nos miro a todos, evaluando la situación – Bien, los dejo tengo cosas que hacer, entre ellas debo ver como esta Billy el día de hoy, queda en su casa Liam, y cuando vuelva a lo mejor, Seth me explicas porque él lleva tu ropa – No se si fue mi imaginación jugando conmigo, pero me pareció que sonreía al salir de la cocina. De seguro mi última neurona conciente estaba muerta y además estaba volviéndome loca, eso debía ser. Porque mamá no sonreiría con la idea de Liam y yo juntos…
– Cielo estas aquí con nosotros… – Dijo Liam algo preocupado.
– Déjala a veces se queda como tonta – Seth se encogió de hombros.
– Cariño – Fije mi mirada en él, reí al verlo hacer un puchero, se veía tan tierno, que ni me di cuenta cuando lo bese. Detrás de nosotros, Seth le había dado tos repentinamente, nos separamos y Liam siguió haciendo puchero. – Tengo hambre.
– Pues yo no sé que harás, no hay comida para ti aquí – Dije riendo, al ver como ponía cara de pena.
– Entonces me hechas después de utilizarme – Dijo dramáticamente, fingiendo que lloraba.
– Bueno me encantaría ver en que termina esto pero yo me voy, adiós. – Seth estaba por salir cuando se giro hacia nosotros – Pórtense bien. – Y se fue.
Claro que apenas salió Liam se puso a besarme el cuello y a darme leves mordiscos que me excitaban, claro que no estaba dispuesta esta vez a caer tan fácil, así que me hice la fuerte mientras que él se esforzaba por seducirme, al final se rindió.
– Bien, me rindo por ahora. – Sus manos se cerraron en mi cintura.
– ¿Quieres desayunar? – Sus ojos se iluminaron. Asintió.
>> Seth <<
Estaba pensando en montarle un espectáculo cuando los vi, pero que podía hacer al fin y al cabo no podía hacer nada por evitarlo, aunque al parecer solo yo me daba cuenta que ella estaba impresa de Liam, y eso que nos había tocado vivir alrededor de varios impresos – suspire –, nunca creí que mi hermana fuera tan despistada, siempre la había visto como alguien muy astuta e inteligente, pero eso también se debía al vinculo que ahora compartía con Liam.
Recordé cuando mamá había salido antes de mí, la mirada de Leah clavada en la de Liam, el beso que compartieron, era como ver a la vieja Leah de vuelta, la tierna, la que tenía esperanza… Me sentía feliz por ella, aunque nunca me tomaba en serio y creía que yo solo servía para enojarla, me preocupaba por ella, después de todo es mi única hermana. Y quería verla feliz como hoy.
Por ahora solo saldría de casa antes que me tocara ver u oír algo que no deseaba, quería verla feliz, pero eso no quería decir que quisiera verlos hacerse cariño.
Me puse a dar vueltas por la reserva en forma humana, el clima estaba genial, y anoche hubiera estado muy tranquilo si no fuera porque me toco escuchar las quejas mentales de Sam, sobre que a Leah no le convenía estar con Liam, ¡Ja! – Me reí – parecían un juego de palabras. El recordar esas quejas también me hizo recordar la mirada que Leah le daba a Liam, y como él la correspondía, ¿cómo Sam no se dio cuenta que se miraban ambos con adoración? Más claro no lo pude haber visto en sus recuerdos, tal vez en sus ansias de reparar viejos errores, cometía nuevos.
Yo, no quería cometerlos, pero la dejaría que se de cuenta sola de lo que esta pasándole, lo que ella esta sintiendo es lo que ha estado esperando… o en lo que había dejado de creer. Hace un año, tal vez fuera solo un momento, pero había sentido su soledad.
No sé cuanto tiempo había caminado cuando sentí una voz detrás de mí.
– ¿Qué haces caminando como un fantasma por aquí?
– Nada, solo dejaba a Leah sola con su novio – Le respondí a Sam, sé que no debía hacerlo. No hagas enojar a tu Alfa. ¿Cuántas veces se lo había dicho a Jake? Si me viera se reiría a mares. ¿Dónde queda lo de predicar con el ejemplo? Eso es lo que diría.
– ¿Qué la dejaste sola?
– Si – Dije firmemente – Si aun no te das cuenta, Leah esta impresa de Liam. – Dije cortante, anoche preferí callar, que dejara salir un poco de frustración pero hoy no admitiría que se vuelva a meter en la vida de mi hermana.
– Como puedes estar tan seguro…
– Cree en mí cuando te digo esto. Liam no le haría daño a Leah, no es algo que pueda decir de ti, – Mi voz sonó gélida. Se quedo de piedra – Así que déjalos. Además si Liam le hace daño a mi hermana YO mismo lo matare.
Me di media vuelta sin esperar respuesta, él tampoco intentó dármela. Lo deje solo con su culpa y la vergüenza, sabía que había tocado una fibra sensible. Anoche me había dado cuenta de la culpa que sintió al herir a Leah, pero con estas palabras se lo pensaría mejor antes de volver a meterse con ella.
>> Leah <<
– Leah… – Sus ojos brillaban más aun cuando dijo mi nombre.
– Siéntate ahí ¿quieres? Mientras termino de preparar el desayuno.
– Te quiero – Me dijo captando mí atención, clavo sus ojos en los míos – Te quiero preciosa – Lo ignore, al igual que ignore a mi maldito corazón que se acelero como si fuera la primera vez que me lo dijeran. Me di vuelta totalmente sonrojada, talvez me lo hubieran dicho anteriormente pero esta vez había sido con amor de verdad… ¿Amor? Cada vez estoy más loca.
Terminé de prepar el desayuno, coloqué tazas y platos a cada uno y serví un poco de café a Liam. El cual me seguía con la mirada a todas partes, ¿cómo lo sé? Podía sentir el peso de su mirada sobre mí en todo momento. Una vez todo estuvo listo serví las tostadas y los huevos revueltos en los platos. Los cuales desaparecieron tan pronto los puse frente a él, le indiqué mirando su plato que si quería más y él asintió. Esta vez pude comer con él. Me obligue a comer sin prisas, después de todo ya no tenía que correr al trabajo porque se hacía tarde, simplemente no tenía un trabajo al cual ir. No podía estar así, debía encontrar un trabajo, no podía ser una mantenida, ya sé que no han pasado ni 24 horas de mi despido y que mamá no me recriminaría pero eso no evitó la frustración, en verdad creí que lo hacia bien.
– ¿Qué sucede linda? – Mire a Liam.
– Perdí mi trabajo ayer – Mi voz sonó con más pena de la que quería demostrar. Al parecer no podía guardarme nada con él, baje mi rostro, repentinamente sentí la necesidad de mirar mis manos.
– Vaya lo siento – Dijo… ¿Alegre? Levante mi rostro para verlo y si estaba sonriendo, debió ver en mi rostro lo confusa que estaba, ya que tomo un respiro – Me encantaría ayudarte a buscar otro.
Estaba por decirle que aceptaba su ayuda encantada pero, su sonrisa decía que estaba ocultando algo detrás de una oferta muy amable. Me reproche por juzgarlo sin conocerlo lo suficiente, pero la voz en mi interior dijo “Y entonces ¿por qué lo metiste en tu cama si no lo conocías?” Entonces ganó la sospecha.
– ¿Qué estas ocultando? – Espere a que se ofendiera por mi duda, en cambio su sonrisa se amplio.
– Se nota que eres mi destinada – Dijo seriamente, que quería decir con ¿destinada? – La verdad es que necesito una asistente, y la necesito después de solucionar este desastre, prometo pagarte bien ¿Qué tal? ¿Te gustaría?
– Y… ¿en dónde sería esto?
– Bueno, sería en la oficina donde trabajo…

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