viernes, 29 de julio de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "Aunque no te guste; La unión hace la fuerza"




– Leah sube – Dijo Seth a mi lado, mire en busca de Liam, pero este estaba enfrascado hablando con Steve, ya en el auto. Por lo que subí al asiento trasero con Seth.
– Algo que quieran compartir caballeros. – Dije en cuanto me subí al auto. Alce una ceja haciendo énfasis a lo que estaba diciendo, principalmente porque Steve me había tomado por sorpresa al andar tan preparado, ni siquiera se me había pasado por la mente revisar las noticias locales en busca de posibles victimas del vampiro.
Apúntate un punto Leah, se supone que debes proteger gente, que bien lo haces. Me dije con sarcasmo mientras Steve echaba a andar el auto a través del camino que habíamos tenido que recorrer para llegar aquí.
El silencio reino por un rato, los hombres me habían ignorado. ¡Maldito machismo!, estaba que reventaba y Liam evitaba el mirarme, mientras que Seth hacia lo mismo pero en cambio era el único que se daba cuenta de mi humor, y por eso lo hacía. Como nadie me iba a decir de que estaban hablando me dedique a mirar el paisaje del camino, cuando habíamos ido hacia la casa no me había fijado demasiado en la ruta y su paisaje así que esta vez, aunque no era una opción mire por la ventana.
Árbol, árbol, árbol. Estaba por cansarme de los árboles cuando Liam me miro, o por lo menos eso creí ya que sentía el peso de su mirada en mí, lo cual ya era cada vez más familiar. Me concentre con más ganas en mirar el paisaje y en recordarme que estaba muy enojada porque me dejaran fuera de la discusión. Árbol, árbol, árb…
– Cielo, – Liam dijo, esta vez su mirada si que estaba sobre mí, uhhh… árbol, árbol, – Ángel. – Árbol, árbol, – Ya, no me ignores, sé que estas enojada.
– Cállate, es obvio que no quiere hablarte, deberías darte cuenta en la forma que fulmina con la mirada a la pobre ventana. – Dijo Steve con evidente diversión.
Seguí mirando hacia fuera, Liam después de un rato se quedo callado, solo un rato después siguió.
– Mi amor, ya no estés enojada conmigo, mírame. – Dijo Liam suavemente, hasta ahí llego mi fuerza de voluntad, lo mire y no pude evitar sonreír, – Te amo. No te enojes conmigo ¿si? – Me dijo haciendo uno de sus pucheros. Ni siquiera me di cuenta de cuando fue que me moví, hasta que sentí sus labios sobre los míos.
– Yo también te amo, lobo tonto. – Dije contra sus labios.
– Entonces no te enojes conmigo, solo compartíamos un poco de información, nada importante, – Sus ojos mostraban duda cuando me miro, fruncí el ceño un poco y dijo, – Después mi amor. – Asentí no muy convencida.
– Wacala – Dijo Seth, mientras volvía a mi asiento.
– Te apoyo – Le dijo Steve. – Demasiada miel, me empalaga.
– Envidiosos, porque ustedes no tienen una mujer tan maravillosa como la mía, – Les dijo Liam sonriendo. Por mi parte, mi cara se puso roja y estoy segura alumbraba como un farol.
– Ja, Ja – Dijo Steve y por primera vez los vi a ambos sonriendo tranquilamente, por una broma en común.
– Oye, cuando encuentre a mi chica te la restregare en la cara, – Le dijo Seth – Y verás como se siente.
– Estaré feliz de ver eso. – Le respondió Liam aun sonriente.
– Hey, no lo alientes así, todavía es muy chico para eso, – Dije, la cara de Seth se torno de un rojo vivo a mí lado, cuando lo vimos nos reímos de él. Ahora era otro el que fulminaba “la pobre ventana”.
El resto del camino fue más agradable, Seth se había recuperado más rápido que yo de su enojo, y había comenzado a hablar con Liam y Steve sobre algunas cosas, y si mi memoria no me engaña fue algo como;
– Leah no me ha dicho nada, y tú Liam apenas me dices cosas vagas como vivía cerca de la playa, pero… ¿de dónde demonios son ustedes? – Dijo divertido.
– Yo vivo a las afueras de Sidney Australia, me cuesta un poco llegar a mi trabajo pero me gusta el lugar, – Dijo Steve encogiéndose de hombros después de pasar una curva.
– Yo vivía en un apartamento cerca de la playa, también en Sidney. Era bonito, pero creo que es hora de cambiar de aires. – Dijo Liam, mirándome de reojo, o por lo menos eso creí.
– Así que, ni siquiera son de este país. – Ambos negaron con la cabeza.
Seth parecía estar satisfecho porque asintió, luego comenzó a hacer más preguntas sobre como era Sidney y cosas así, escuche a medias, mi mente estaba comenzando a viajar lejos al recordar la propuesta de Liam de irme con él a Canadá. La respuesta a esa pregunta iba a ser ¿si o no?, por fin había acabado mi espera por mi compañero, me había, de cierta forma creo, imprimado, los recuerdos eran dolorosos pero estaban atrás, tenía la posibilidad ahora…
Las luces de la casa estaban encendidas cuando llegamos, mamá de seguro estaba esperándonos, al darse cuenta que ni siquiera Seth estaba en casa.
Que por cierto, ni siquiera le había dicho algo al salir, bueno ni yo, pero no pensamos… bueno la verdad si pensamos, pensamos "ella no esta, no había a quien dar explicaciones, así que simplemente salimos aprovechando la ocasión. Y si por casualidad estaba, digamos, muy enojada, era ella quien había salido antes sin dar noticias de donde, con quien iba a estar y cuando iba a llegar.
– ¡Wow! Mamá debe estar preocupada, ¿no crees Leah? – Dijo Seth, casi leyendo mis pensamientos.
– Es cierto, no le dejamos una nota – Seth asintió.
– Entonces sería bueno que vayan de una vez, en vez de estar todavía sentados aquí como idiotas – Dijo Steve sin interés, no le preste atención solo mire a Liam esperando su respuesta. Éste solo se limito a mirar por la ventana, como si mirara algo muy lejano. Algo dentro de mí se encendió como una llama, en especial después de que Seth asintiera y se bajara sin decir nada.
Una vez fuera, se quedo quieto esperando al lado de la puerta abierta.
– Adelántate Seth – Le dije tranquilamente cerrando la puerta que Seth mantenía abierta para mí. Esperé hasta que se hubiera alejado lo suficiente para hablarles a Steve y a Liam. – Ahora, ¿me dirán que esta pasando? O ¿de qué me perdí hace rato, antes de subir al auto? – Traté de sonar tranquila y relajada, pero mi tono de voz sonó algo irritado.
El silencio duro un rato hasta que Steve se aclaro la garganta – Es mejor que te bajes Leah, Liam y yo tenemos asuntos que resolver y tú lo sabes mejor que nadie.
–Si, lo sé por eso es que estoy aquí con ustedes. – Si, y también sé que soné como una niña pequeña y malcriada a la que le negaron un juguete, y lo peor es que ésta niña malcriada estaba peleando sola. Pero eso lo dije para mí misma.
– Cielo, es lo mejor – Dijo Liam suavemente – No quiero distraerme contigo, mandaría al diablo todo en el momento en que algo te sucediera y eso no es lo que debería hacer, – Al ver mi cara agregó – Por favor, hazlo por mí.
– Es por eso que quiero ayudar. Liam quiero ayudarte – Liam seguía mirando hacia fuera y Steve se había desentendido del tema por completo, por lo que hice lo único que me quedaba, baje y camine hacia casa lentamente sin ningún ánimo, a los pocos metros me pare y mire hacia el auto, no logre ver muy bien las figuras del auto, entonces me di la vuelta y seguí caminando esta vez esperando oír el sonido del motor al partir.
Cuando tome la manilla de la puerta el auto partió. Con menos ánimo del que tenía hace un momento, me quede simplemente parada en la puerta mirando la manilla que aun tenía en la mano.
>>Liam<<
– Creo que ella quería un poco de apoyo.
– Y yo quiero que te calles – Seguí mirando por la ventana mientras nos alejábamos de la casa de los Clearwater. Al parecer Leah si tenía razón en algo, no podía controlar mi mal temperamento, una punzada de dolor cruzo mi pecho, Leah... Mire de soslayo a Steve, me controle un poco, después de todo él solo estaba diciendo la verdad en esto, Leah esperaba mi apoyo y yo se lo negué, suspire – No la quiero en esto, punto.
– La verdad no sé que puedo decirte, ni entender si haces bien o mal, ­­­­­­­­­­ – Dijo con pesar – No tengo… esa experiencia – Dijo mirándome por un momento. – Aunque la verdad…
– Vaya, que estoy escuchando – Dije sin mucho ánimo. Aun pensando en Leah, la última mirada que me dio y como caminaba hacia su casa, estaba apunto de bajar del auto y correr hacia ella cuando Steve echo a andar el auto. Sin que lo supiera estaba agradecido. No quería tomar una mala decisión, ni menos arriesgar a mi mujer.
Steve volteo la cara, y agregó – Ja, Ja, idiota, déjame terminar ¿quieres? – Dijo Steve mirando fijamente la carretera – Sabes, deberías darle un poco más de crédito, quieras o no la chica sabe defenderse muy bien sola, es muy rápida – Arquee una ceja ante el recuerdo de aquella vez, aun se me crispaba el bello de la nuca al recordarla tan frágil en mis brazos. Apreté los puños para contenerme.
– Aun no te perdono por aquella vez – Dije comenzando a flexionar los puños, intentando disimular las ganas de golpearlo, que obviamente no pude.
– Lo sé, aun lo lamento no era mi intención lastimarla, solo doy gracias de que se recuperara tan rápido, lo vez, ahí hay otra cosa buena de ella, se recupera tan rápido como nosotros, o quizá más.
– Sé lo que estas pensando y no voy a dejarla ayudar en esto, – Dije cortante – Apropósito, ¿dónde me llevas?
– A la cabaña en la que se supone te quedarías, pero como te buscaste otro lugar donde pasar tu tiempo, tal vez no la recuerdes. – Dijo con un tono divertido en la voz – Puedo describírtela si te place.
– Arrogante.
– Tarado.
– Imbécil.
– Idiota.
– No vamos a llegar a ninguna parte, ¿cierto? – Dije, Steve sonrió arrogantemente.
– Pues la verdad sea dicha, no. Y antes de que vuelvas a cambiar de tema, solo piénsalo detenidamente…
Lo interrumpí – Tú fuiste el que dijo que meterlos en esto había sido un error, y que era mejor dejarlos fuera de ahora en adelante, ¿por qué ahora cambias de opinión?
– Creo que me lo he pensado mejor.
– ¿Crees? Pues yo no te creo, dilo de una vez, ¿por qué cambiaste de opinión?
Steve se quedo callado durante un momento – Porque aunque no quiera, los necesitamos, ellos conocen mejor el campo de batalla, tú y yo estamos lejos de poder conocer todo esto en una noche – Señalo hacia fuera con un dedo. – No podemos permitirnos que nos vuelva a encontrar con la guardia baja, por lo menos yo no quiero eso. Y con ellos de nuestro lado tendríamos todo bajo control.
–Esa cosa tampoco conoce este lugar, y siendo dos contra uno es imposible que nos encuentre con la guardia baja, – Mire detenidamente a Steve – Y no quiero que utilices a mí mujer para "eso".
– Solo te digo que lo pienses mejor, que seamos más precavidos esta vez, – Dijo Steve – Si te deja más tranquilo, como tú mismo dijiste, solo es un vampiro, y nosotros dos, no le pasara nada.
Su preocupación era más que evidente, a mí también comenzaba a molestarme algo pero aun no sabía que era.
– Okay, puede que tengas razón en eso, pero aun no me agrada la idea.
Había algo malo en esto, pero ¿qué era?
Mi cabeza dolía mientras que trataba de pensar algo que fallara en el plan de este tipo. Trate de concentrar la mirada de la vista que me ofrecía la ventana. ¿Cuál era el problema?
Pestañee, por qué no lo había pensado antes – Steve, ¿cuántos vampiros eran en total? – Dije girando el rostro hacia Steve, este desvió la mirada del camino por un momento y fijo su atención en mí. Sus ojos reflejaban cierta duda.
–Creo que ya te lo había dicho, eran cinco en total.
–No te parece extraño, los vampiros siempre se mueven en solitario o en grupos no más de tres.
–Y que me dices de los Cullen – Agregó con la mirada nuevamente fija en la carretera.
– Seth me estuvo contando varias cosas por el camino hacia allá, Una de ellas es que, ellos creen que al tener una dieta basada en sangre animal eso les da una capacidad mayor de razonamiento, al no estar cegados por la sed, como los otros vampiros que hemos conocido – Steve parecía estar procesando lo que estaba diciéndole, – Por lo que pueden crear lazos, y tal como hemos visto esta noche, ellos se consideran una familia.
Steve me lanzó una mirada llena de escepticismo – No puedes creer eso.
– Dime porque no puedo.
– Porque desde pequeños nos enseñaron que esas cosas solo piensan en comer y matar.
– Porque no confías en mí, sé como se comporta la gente, – Dije – y creo que puedo decir que ellos estaban tan nerviosos como nosotros, – Steve frunció el ceño, – La forman en que estaban posicionados a nuestro alrededor…
– Por el amor de todo lo sagrado, hasta donde yo sé eres contador, no psicólogo. – Dijo con algo de humor en la voz.
– Por lo mismo, trabajo diariamente con los números y los porcentajes, el psicólogo de alguna manera también lo hace…
– Apuesto, ¿Te ganaste un titulo por Facebook? – Sonreí.
Un pensamiento me impacto, desde cuando bromeábamos con Steve, ya había olvidado desde cuando nuestra enemistad había comenzado. Se suponía que nuestro odio era tan inmenso que siempre que estábamos juntos en una sala salíamos peleando.
– No, no me gane un titulo jugando en Facebook, como te dije soy bueno observando a la gente.
– Entonces genio, que opinión es la que tienes de mí, tienes ganas de decirlo, así que habla de una vez.
– Tú lo pediste, – Dije confiado, a pesar de detestarlo creía varias cosas sobre él, cuando aun vivía con mamá en casa, había visto como Steve gruñía por una orden que le había dado directamente mi padre, en ese momento me di cuenta de varias cosas. – Creo que eres un… sabelotodo, y… que te desagradan muchas cosas, por ejemplo, no te agrada para nada que te manden, odias las órdenes, aunque sean de tus superiores. Te desagrada ser menospreciado, tal vez por algo de la niñez, – Agregue eso último más para mí, – Y creo firmemente que algún día querrás resolver todo eso.
Cuando termine de hablar Steve estaba apretando el volante con algo más de fuerza necesaria. Cuando no hablo en buen rato, lo tome como un “si” gritado en mi cara, y eso me asusto verdaderamente, no bromeaba cuando dije que era un “sabelotodo”, no había muchos que pudieran ganarle en una batalla verbal, no porque Steve fuera un gran hablante, sino porque sabía que argumentos usar. Y yo nunca había podido ganarle, siempre refutaba mis argumentos, y cuando creía que la discusión daba círculos simplemente me dejaba hablándole a la pared.
Por extraño que sea decirlo, no me sentía bien al ganarle, por lo que decidí cambiar de tema.
– Entonces, ¿estamos de acuerdo que algo esta mal en todo esto? – Cuando dije esto, el ambiente se relajo un poco.
– Creo que sí. – Dijo, mientras que el camino por el que habíamos transitado cambió a uno de piedra. – Insisto en que deberías llamarla y pedirle ayuda, algo me dice que sería bueno que también trajera a Seth con ella.
– Lo pensaré. – Dije aliviado de que volviera a hablar.
– No queda tiempo.
– Créeme cuando te digo que lo sé. – Asintió.
El silencio volvió a rondar a nuestro alrededor, a excepción del ruido que hacían los neumáticos del auto en el camino de piedras.
Lo que me dio tiempo para pensar… Me pregunte internamente; ¿por qué se había callado? Y…
– ¿Por qué me odias? – Pregunte, fijando mi mirada en un punto distante en la ventana.
– Hace tiempo no me lo preguntabas, – Dijo fingiendo desinterés, – Es fácil, porque eres un idiota hijo de papi.
De inmediato puse mi nariz a trabajar y lo sorprendente era que él decía la verdad, agregué otra pregunta más en mi repertorio; ¿alguien podía odiarme por eso, y cuando ni siquiera era cierto?
Abrí la boca y la cerré, iba a controlar mi temperamento, por más que quisiera decirle que era un imbécil, ataque de otra manera.
– ¿Hace cuanto no ves a tu madre Steve? – Dije con el mismo tono de voz que él había utilizado conmigo.
– Hace dos semanas y algo. – Eso me impacto aun más, gire mi cabeza para mirar mejor su expresión.
– No me digas que vives con mami aun. – Dije no pudiendo evitar hacerle una broma.
Steve hizo rodar los ojos, – Esta enferma, vive conmigo. Me sorprende que no lo supieras, prácticamente toda la manada sabe que mi madre sufre de Alzheimer, por lo que necesita ciertos cuidados, que me requieren a su lado, ya que soy la única persona que nunca a olvidado. ¿Por qué preguntaste hace cuanto no veía a mi madre?
– ¿Y tu padre? – Por alguna razón Steve se puso tenso por esta pregunta. Casi podía ver todos los músculos en tensión.
– Ese hombre no merece esa denominación, dejo a mi madre en cuanto supo que estaba embarazada de mí. – Dijo con un desagrado marcado en la voz.
– No lo sabía. – Me dio una mirada sorprendido. – ¿Sabes por qué lo hizo? – Lo mire instándolo a responder. El suspiro, y me dio una mirada pesarosa, pero al parecer vio la curiosidad en mí, era solo eso no algo que hacía intencionalmente.
– Me sorprende aun más que no sepas eso, estoy seguro que todo el mundo conoce esa historia, – Negué firmemente cuando me miro, él solo se limito a dar un fuerte suspiro, era como si estuviera liberando todo el aire que tenía dentro de sus pulmones – Bueno te lo diré, por esa misma razón, cualquier lobo de la manada te lo podría decir… Primero no creo poder llamarlo padre a aquel hombre que solo uso a mi madre como su juguete, – Se quedo callado un momento – La engatuso y la enamoro solo por diversión, cuando ella era muy joven solo tenía dieciséis, y fue en el momento en que ella le confeso que estaba embarazada, que él se marcho dejándonos atrás, porque la diversión se había acabado, por lo que el abuelo una vez me dijo. Yo creo que no soportaba la idea que mí madre concibiera un hijo suyo siendo una simple humana… – Dijo cortando de repente al parar el auto, mire hacia fuera dándome cuenta de que habíamos llegado a la cabaña.
– No tenía idea, debió ser difícil para ti y tu madre. – Steve negó.
–No, mi abuelo me apoyo siempre, me ayudo hasta que estaba próximo al cambio, recuerdo que alguien hablo con él sobre eso… claro después que mi madre le dijera que cosa era mi padre y que yo levantara una mesa cuando tenía tres años, así que cuando el momento llego, me llevo con la manada más cercana, y después de eso nos volvimos a apoyar cuando mi madre comenzó a desarrollar los síntomas de la enfermedad, – Tomo aliento nuevamente, – Fue realmente difícil el verla tan desprotegida al olvidarse de todo lo que una vez estuvo tan segura de saber. – Me di cuenta que había abierto una puerta dentro de Steve y que esta no se cerraría hasta que me contara todo, – Dolió mucho, sufrimos bastante por eso, yo y mi abuelo que ni siquiera pudo morir tranquilo, siempre teniendo miedo de lo que podría pasarle a mi madre en un momento en el que yo no estuviera en casa. Por eso algún día espero devolverle a ese hombre todo lo que nos hizo pasar solos.
–Eso quiere decir, ¿que sabes quien es?
Steve sonrió como un verdadero depredador y un escalofrío recorrió la parte baja de mi espalda al verlo, – Por supuesto que lo sé.
– ¿Cómo te enteraste…?
– Liam, tengo medios y mi madre me ayudo un poco, se puede decir, a reducir la búsqueda recordando el nombre de mí… ese hombre.
–Entonces, quién…
Abrió la puerta y salió. Lo seguí fuera, estaba comenzando a sentir una curiosidad morbosa con el pasado de Steve. A pesar de lo que dijera él, nadie mencionaba su pasado, o por lo menos nadie me lo dijo mientras estuve verdaderamente unido a la manada.
Cuando lo alcance en la entrada de la cabaña, recordé lo que sentí hace algunos días cuando sentí su olor aquí, era raro como un poco de tiempo te hace cambiar de idea de algunas cosas. Solo algunas aun me molestan varias cosas de él, pero por lo menos ya no me place destriparlo como hace unos días.
– La luna esta casi en su esplendor, – Dijo cuando estuve lo suficientemente cerca, –Han sido demasiadas preguntas, ahora soy yo quien tiene curiosidad, ¿por qué haces todas estas preguntas? – Fijo su mirada en mi rostro escrutándolo, estaba realmente serio.
Pude haber cambiado y haberlo ignorado el resto de la noche, pero decidí hablar en vez de pelear, estaba comenzando a sorprenderme cada vez más de mí mismo. Si algún día Leah me perdonara por lo de esta noche, le contaría con lujo de detalles lo que había logrado. Asentí en mi interior, tratando de ser positivo, aun cuando la punzada de dolor volvía a cruzar mi corazón.
– Hace ya casi ocho años que papá no me dirige la mirada, ni habla conmigo y apenas lo veo desde lejos, porque me echo… y hace ya cuatro años que no veo a mi madre ni a mi hermanita. – Dije, mirando repentinamente algo en el suelo.
– ¿A que te refieres?, tu padre les dijo a todos que tuviste que irte porque dos lobos Sangre Alfa no pueden coexistir juntos, se matan después de cierto tiempo y que por eso hay tan pocos y bla, bla, bla.
– ¿Conoces el significado de la palabra mentira? – Lo mire irónico, ni siquiera terminaba de digerir lo que me decía, que ingenua es la gente, y una duda comenzaba a molestarme, ¿por qué papá había dicho eso?
– ¿Entonces solo te echo de un día a otro? – Esta vez lo mire como si fuera un alíen. Ni siquiera podía concebir la idea de que fuera tan despistado de no relacionar fechas.
– Cuando perdí contra ti en las peleas por el segundo puesto de la manada, él dijo que yo era un elemento inservible que debía ser eliminado, por lo que no merecía vivir con él en la manada. – Fije mi mirada en el bosque, no queriendo ver la expresión de Steve en este momento, ¿por qué aun dolía? Si ya no era un niño. – Y eso fue lo que hizo, de cierta forma me elimino cuando me dejo solo en aquel departamento. Para cuando volcó todas sus esperanzas en Susan…
– Tu madre se largo, llevándosela consigo.
Asentí – Dejándome a mí, sin importarle nada y de paso dejándome aun más solo y sin saber que hacer o creer sobre mí familia.
–Tu madre tuvo una excusa Liam, debía proteger a Susan.
–Yo creo que tu madre nunca te abandonaría, sin importar que sucediera, así como nunca te ha olvidado. Yo… una vez creí que mi padre era mi ídolo y que mí madre siempre me querría y estaría conmigo, pero no fue así. – Dije tratando de no sonar tan herido como me sentía, – Definitivamente tienes más suerte que yo.
Steve se mantuvo callado un momento hasta que respiro fuertemente, – Liam, es hora. Ya no puedo retener los efectos de la luna por más tiempo. – Yo aun no me sentía totalmente dominado. Sentía el fuego correr por mis venas, pero aun era soportable, le mire y este sonrió – Liam. Te diré una cosa y debes creer en ella, – En su cara se comenzaba a mostrar una fracción de dolor. Casi podía sentir el dolor que le suponía retener el cambio, pero parecía sincero – No eres un elemento inservible. – Dijo antes de cambiar.
Quise preguntar después de quedar choqueado por sus palabras, pero él hecho a correr antes de poder hacer algún movimiento, dejando solo detrás de sí un lío de restos de tela, que eran su ropa hasta hace unos momentos.
Hace algún tiempo había descubierto que puedo comunicarme con otro hombre lobo aun en forma humana, creo que es parte de ser Sangre Alfa, y sino lo es… quien sabe, pero Steve ya corría por entre los árboles.
Tome un respiro, después de todo teníamos algo en común, creo, de cierta forma teníamos unos cuantos líos con nuestros padres.
Tome otro respiro, mire hacia la luna, estaba más preciosa que nunca, el cielo estaba nublándose y le daba un aire misterioso. Metí mis manos en mis bolsillos por inercia cuando sentí mi nuevo móvil, lo saqué para mirarlo, no se parecía en nada a mi antiguo móvil. Pero este tenía definitivamente algo que el otro no tenía, rogué para que lo que estaba apunto de hacer no fuera un error. Mantuve presionado el número uno en el teléfono y me lo coloque en el oído cuando comenzó a sonar. Primer timbre, mi corazón comenzó a aumentar el ritmo cardiaco, segundo timbre, comencé a tronar los dedos, tercer timbre, mis manos comenzaron a sudar.
Impaciente me revolví de un lado a otro – ¡Demonios es solo una llamada! – Me dije en mi interior, o eso yo creí.
– ¿Qué? – Se escucho la voz de Leah al otro lado.
– Uh-oh – Me quede en blanco.
– ¿Eres tú Liam? – Dijo algo tensa de repente.
– Te necesito, acepto la ayuda, – Dije algo rápido. – Aunque no me agrada la idea, Steve tiene razón, ustedes conocen este lugar mucho mejor que nosotros dos, y no queremos que se nos vuelva escapar es nuestra última oportunidad, y…
– Ah, okay le diré a Seth que me acompañe, – Dijo algo desinteresada. ¿Por qué?
– Si cambiaste de opinión, yo…
– No he cambiado de opinión, solo pensé que eras tú quien quería que te ayudara.
– Leah, no quiero exponerte a ningún riesgo, si te pasara algo, no sé que haría…
– Déjame ayudarte, recuerdo que una vez dijiste que eras mío, ¿lo recuerdas? – Dijo interrumpiéndome.
– Cada minuto y cada segundo del día. – Su risa se escucho a través del teléfono.
– Entonces déjame cuidar de lo mío y yo te dejaré cuidar de lo tuyo. ¿Quieres?
Me quede callado un momento, ella quería estar conmigo aun en esto que ni siquiera era su problema, quizá si, por estar en su territorio… Idiota me dije, ya comenzaba a pensar irracionalmente, con la mente del lobo. El fuego comenzaba a aumentar su flujo por mis venas.
– Leah mi amor, quiero que me ayudes y te prometo que nada te ocurrirá mientras estés a mí lado, porque matare al que te ponga un dedo encima, lo juro – Su risa volvió a escucharse, comenzaba a quedarme alucinado escuchando su risa cuando nuevamente hablo.
– Entonces nos veremos luego. – Dijo lentamente.
– Pronto… – Dije cuando ella cortó.
Apenas pude pensar en como deje el móvil en la entrada de la puerta y me deje ir por el cambio.

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