viernes, 29 de julio de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "Destapando la verdad"


>>Leah<<
Al parecer el agotamiento me había vencido, cuando desperté me encontraba desorientada, me removí en mi cama esperando chocar con Liam o la mesita de noche de un momento a otro, pero no era mi cama en la que estaba durmiendo, esta era más espaciosa. Abrí los ojos de inmediato dándome cuenta que estaba con mi pijama puesto, mire a mi lado y vi que Liam estaba mirando al techo, me acomode más cerca de él y mientras hacia esto él estiro un brazo y me atrajo hasta sí. Luego recordé que era imposible que estuviera en mi casa, porque estaba en otro país.
– Buenos días mi amor, – Me dijo suavemente. Lo mire bien a los ojos tenían un brillo algo melancólico, me pregunte hace cuanto rato estaría despierto, de inmediato tome su rostro entre mis manos y lo acaricie con suavidad, él cerro sus ojos como si quisiera que mis caricias no terminaran. – Ya no es el mismo. – Lo mire sin comprender, detuve las caricias porque quería preguntarle de que hablaba, pero él continuo, – Viste sus ojos, él no era así, algo le paso ya no es mi padre, por lo menos cuando me echo de la casa su mirada decía algo ahora no dice nada, es como si hubiera muerto…
– Calma mi amor, – Dije sin saber en realidad que decir, era evidente que el encuentro con su padre lo había lastimado muchísimo, pero no sabía hasta que punto. Probablemente más de lo que ya estaba, no podía decir si su padre en verdad había sido alguna vez de otra manera, ya que lo único que vi en el fue frialdad hacia todo en general, y en especial hacia su hijo.
– Creo que fue un grave error llevarte conmigo ayer, debí mandarte a mi departamento allí hubieras estado a salvo, ahora con lo que le dijo Steve… casi pude ver que sus esperanzas están puestas en ti ahora.
– No te estoy siguiendo en nada de esto, – Dije en un susurro, ¿qué estaba pasando ahora? Él abrió sus ojos y me miro fijamente.
– Él se desilusiono de mí al no ganar el segundo puesto de la manada, y mi madre huyó de la casa en cuanto pudo llevándose a mi hermanita con ella, por lo que no le había quedado esperanza de tener a alguien de su sangre al mando de la manada, y ahora va Steve y le da una oportunidad, una nueva oportunidad de empezar de nuevo con un nieto que tendrá su sangre y sus dones… – Dijo Liam con voz seria. – Algo que tal vez pase o no, no sé que es lo que quiere hacer Steve y no entiendo sus planes, ¿Qué crees que debería hacer Leah? Porque lo único que quiero es largarme de aquí contigo, alejarte lo más que pueda de Australia y de todo lo que mi padre quiera hacer ahora.
– No lo sé, debo admitir que no me agrada nada lo que Steve hace, pero lo que dijo anoche fue para ayudarte y se lo agradezco, – Liam hizo un gesto de desagrado. – Veamos como avanzan las cosas ¿si? Si las cosas empeoran nos largamos y ya, por lo que me has dicho no le debes nada a Steve, aunque si le ayudas… podrás ver a tu madre de nuevo… – Dije suavemente, esperando ver alguna reacción en él, pero solo cerro sus ojos por un momento.
– Si… pero me preocupa más tu seguridad que ese tema, tu eres mi presente y futuro, por más que no quiera admitirlo mi familia es del pasado, – Dijo con toda seguridad, – Lo que me temo es que no podamos largarnos ya, si quisiéramos, – Se dio la vuelta y se levanto de la cama, por inercia busque mirar la hora en el lugar más cercano, el reloj que había en la mesita de noche al lado de Liam rezaba las nueve de la mañana, mucho más temprano de lo que a él le gustaba comenzar su día, era evidente que le molestaba estar en un lugar que no le gustaba, – Voy a ducharme ¿vienes?
Lo mire como si estuviera loco y luego me di un golpe mental, hoy estaba un poco lenta, ya no estaba en mi casa y no tenía que cuidar las apariencias, aunque no practicaba mucho de eso ha decir verdad. Me levante de un salto y lo abracé, él me apretó más entre sus brazos y se acerco caminando con nosotros a una puerta de color blanco, la abrió y mostró un baño del mismo color, abrió la ducha conmigo aun entre sus brazos y mostrando su habilidad, espero a que la temperatura del agua fuera agradable antes de quitarnos la ropa y meternos dentro.
– Te debo algo por el mal rato de ayer, – Dijo abrazado a mí mientras el agua tibia caía sobre nosotros. Lo mire con duda, sus ojos brillaban con algo que ya había visto un millón de veces antes durante las noches que pasamos juntos mientras que su boca mostraba la señal de que estaba por comenzar a sonreír, tomo algo desde detrás de mí y sentí como abría un envase, – Así que, como tu buen compañero te daré el mejor baño que jamás hayas tenido en toda tu vida y que hasta ahora no he tenido el placer de darte. – Dijo con su voz más ronca y sonriendo mientras comenzaba a cubrir mi cuerpo con mucho cuidado y centímetro a centímetro, con el jabón que tenía en sus manos, por mi parte solo pude mirarlo con la boca abierta mientras rodeaba su cuello con mis brazos y procurar no dejarme llevar al abismo al que Liam me arrastraba siempre que comenzaba a tocarme de esa manera.
>>Liam<<
Después de ese baño tan estimulante arrastre a Leah al cuarto para que se vistiera y bajáramos a desayunar, no quería que se desmayara de hambre y menos después de que anoche se quedara como una piedra en el auto, Steve me había asegurado que solo era agotamiento y que era normal después de que ella viajara tanto en su primer vuelo, me limite a asentir y decir una que otra palabra a las pocas preguntas que me hizo sobre el viaje. Una vez que tuve a Leah en un cuarto, la deje en la cama y me acomode a su lado, no tenía fuerzas ni ánimos para discutir con Steve sobre nada más. Después de que mi propio padre quisiera matarme anoche no podía más con el mundo.
– Vas a ponerte esa camiseta o tengo que ayudarte, – Me dijo Leah mientras ella se colocaba unos vaqueros, no sé cuanto tiempo me quede mirando como se los ponía solo separe la vista cuando sentí su risa llenar la habitación, – Te aseguro que no necesito ayuda para vestirme.


– Es una lastima, – Dije fingiendo pesar, – Yo podría ayudarte encantado, – Me puse la camiseta que tenía en las manos y me abroche los vaqueros que aun llevaba abiertos.
– Te ves hermoso con esa camiseta roja cielo, – Leah se acerco y me beso en los labios, un beso que fue demasiado corto para mí, se separo y camino de vuelta al baño con un cepillo de dientes y otro para el pelo.
– Sé que soy hermoso mi ángel, – Tome mi cepillo y entre mientras ella se cepillaba los dientes, comencé a hacer lo mismo y después de un rato comencé a pincharle las costillas haciendo que diera saltitos, de un momento a otro me quito el cepillo y comenzó a cepillarme los dientes, trate de contener la risa, parecía como si tratara con un niño de preescolar.
Después de eso salimos de la habitación sin más demoras, le fui describiendo todo lo que anoche se había perdido cuando se quedo dormida como un tronco en el asiento trasero del auto de Steve, cuando estábamos llegando a las escaleras nos encontramos con una mujer rubia, de estatura promedio y de ojos azules que discutía con otra, una morena un poco más baja. Leah me miro sin comprender quienes eran, pero a decir verdad yo tampoco tenía idea. De repente la rubia se dio la vuelta y me miro directamente a mí con los ojos abiertos de par en par y con la cara más pálida de lo que estaba, como si hubiera visto un fantasma.
– Noam… – Dijo como si quisiera romper a llorar, yo estaba demasiado confundido ¿quién era ella y por qué conocía a mi padre? Leah me saco de mi ensimismamiento al darme un codazo, la mire algo desorientado y me hizo señas hacia la mujer que caminaba lentamente hacia mí, como si creyera que de un momento a otro fuera desaparecer hecho humo, la otra mujer en cambio, bajo las escaleras con apuro como no sabiendo que hacer en esta situación tan rara.
Me di la vuelta hacía la mujer rubia inmediatamente para decir algo, – Lo siento no soy él, mi nombre es Liam. – Evite decir el parentesco sin intención, estaba más acostumbrado a usar solo mi nombre, ¿Hace cuánto tiempo que me presentaba solo como Liam Hunter y no como el hijo del Noam Hunter?
Pero mis palabras habían sido como un balde de agua fría para la mujer, ella bajo la mirada cubrió sus ojos con sus manos y comenzó a llorar casi sin hacer ruido alguno, sentí que una pena tan grande me invadía por completo, tanto que no pude evitar caminar hacia ella, Leah me seguía de cerca, – ¿Puedo hacerle una pregunta señora? – Dije suavemente, sin querer asustarla. Y tratando de no dejar traslucir mi curiosidad por saber quién era ella.
– Pero te pareces tanto a él, – Me dijo casi suplicante, como si guardara todavía alguna esperanza de que fuera mi padre, pero negué firmemente, ella me miro y extendió una mano que recorrió mi mejilla izquierda buscando algo, tal vez una última y vaga esperanza que la dejara creer que era él.
– ¡Madre! – Sentí la voz de Steve, mientras sentía sus pasos rápidos subir las escaleras, cuando nos vio se quedo helado, ¿qué me estaba perdiendo en este momento? – Aquí estas. – Ella se secó las lágrimas rápidamente y corrió a los brazos de Steve dándole un beso. Así que ella era su madre… – Liam aquí estas, deberías bajar y desayunar después tendremos una conversación sobre nuestros asuntos pendientes y sabes que nos demoraremos mucho tiempo en ello. – Asentí levemente.
– Él se parece… – La mujer comenzó a hablar pero Steve la interrumpió.
– Él es Liam Hunter y es nuestro invitado junto con su pareja Leah Clearwater, se quedaran unos días con nosotros, sé que debí presentártelos anoche pero estaban muy cansados por su vuelo desde Estados Unidos. – La abrazó y comenzó a llevarla hacia las escaleras, – Y ya que estas levantada mamá vamos a desayunar juntos ¿si? Y sería bueno que no comenzaras a torturar a la enfermera tan temprano, ella solo cumple mis órdenes…
Luego de eso pude escuchar como cambiada del tono que ocupaba con todo mundo al tono de hijo que se preocupa por su madre, mientras comenzaba a hablar de cosas sin importancia.
– ¿Qué fue eso? – Dijo Leah a mi lado, tome su mano y me la lleve a la boca para besársela.
– No tengo idea, pero vamos a desayunar.
– ¿No crees que fue un cambio de tema muy suave? – Me dijo Leah con voz baja y manteniendo la mirada en mí, me encogí de hombros, – Ella quería decir algo más…
– Dejémoslo pasar Leah, – Dije sabiendo que Leah tenía toda la razón, y también sabiendo por un presentimiento que lo que escuchara de esa mujer no me iba a gustar nada.
– Por ahora, – Asentí estando de acuerdo con ella, a Leah no se le pasaba nada por alto y de seguro esto no lo dejaría pasar.
La arrastre escaleras abajo para desayunar, casi podía ver los engranajes funcionar dentro de su mente intentando adivinar que es lo que nos habíamos perdido de la conversación anterior, pero me temía que si unía las piezas iba a descubrir algo que no quería saber. Me sacudí la cabeza en un intento en vano por despejarme y tratar de seguir adelante, pero apenas entre en el salón en el que había entrado Steve, solo pude llenarme de preguntas sobre su madre, la vi sentada en la mesa con una servilleta en su regazo y con la espalda muy recta, Steve estaba sentado en la punta de la mesa y nos esperaba. Me acomode al lado de Steve y Leah se acomodo a mi lado. Apenas lo hizo miro a la madre de Steve.
– Creo que no he oído su nombre señora, – Dijo Leah en un tono de voz que no reconocí, Steve frunció el ceño inmediatamente sospechando de las intenciones de Leah. La madre de Steve la miro y luego pareció meditar durante un minuto, al parecer intentando recordar si lo había mencionado o no, al parecer al final decidiendo que no lo había hecho.
– Mi nombre es Emily Tanner, tu nombre es Leah ¿verdad?, – Leah asintió y le sonrió, Emily le devolvió la sonrisa radiante, – No lo olvide Steve, – Casi pude ver el dolor de Steve surcar su cara, éste asintió. Luego recordé lo que él me había mencionado sobre la enfermedad de su madre. Pero yo aun no entendía el tono de voz que Leah estaba usando.
– Se ve muy joven para ser madre de Steve. – Leah miro a éste, – ¿Qué edad tienes?
– Veintisiete – Dijo intentando saber a donde iba Leah con todo esto.
– Tengo cuarenta y tres y muy pronto cumpliré cuarenta y cuatro, tuve a mi bebé muy joven, – Leah asintió con aprobación, de inmediato supe que estaba calculando mentalmente a que edad lo había tenido, de pronto volvió a la conversación.
– Creo que es mejor así, porque así puede espantar fácilmente a todas las chicas que están detrás de su hijo. Debe ser realmente duro para una madre tener un hijo que llame tanto la atención de las chicas.
Emily asintió gustosa por el comentario de Leah, – Mi bebé es muy guapo, tanto como su padre.
La alerta de alarma de Steve se encendió con esas simples palabras, casi pude ver cuando iba a comenzar a hablar, pero Leah habló antes.
– ¿Entonces Steve se parece a su padre? – Emily negó con un poco de pena en esos dos pozos azules que eran sus ojos.
– No, Steve heredo mis ojos y mi color de cabello, pero su temperamento y algunos rasgos más son de su padre. – Emily sonrió dulcemente a su hijo, Steve estaba más que pálido, Leah estaba dándole un golpe bajo con esta conversación.
Leah estaba por volver a hablar cuando entro una sirvienta con un carrito, el desayuno había salvado a Steve, mire a Leah que fruncía el ceño viendo que su oportunidad de seguir el hilo de la conversación se había cortado. Pero también pude ver que no iba a parar allí con eso.
– Provecho, espero que les guste el desayuno. – Dijo Steve con un poco más de color en la cara.
– Gracias, – Dijo Leah mientras me miraba.
– Gracias, – Dije comenzando a probar mi desayuno, y tratando de no atragantarme ante la mirada de Leah que de inmediato entendí y que me decía “¿vez de lo que hablo?”
Me zampe el desayuno como si no hubiera comido en años, y mire a los demás, Steve estaba por terminar mientras que su madre y Leah estaban por la mitad de la ensaladas de frutas. Steve me miro y se levanto de su asiento.
– Lo lamento, pero nuestros asuntos son muy importantes y me gustaría tratarlos con Liam ahora, – Su madre lo miro algo confundida.
– Entonces terminare de desayunar con calma, tal vez Emily quiera mostrarme un poco de su casa mientras que ustedes conversan porque creo que no soy parte de ella – Lo dijo con el mismo tono que había usado antes, Emily la miro con una gran sonrisa y asintió gustosa de que Leah se tomara esa molestia.
– Esta bien, – Dijo Steve no muy convencido de si era buena idea dejar sola a su madre con Leah, después de ese interrogatorio. – ¿Me acompañas Liam?
Asentí y me levante, no sin antes darle un beso a Leah, la mire de forma que entendiera que debía tener cuidado, y luego sonreí cuando ella me robo otro beso, luego salí detrás de Steve que se dirigió inmediatamente a otra habitación.
Nunca había estado en su casa antes era una casa de dos pisos bastante amplia, el estudio era pequeño en comparación con el de mi padre, definitivamente él no esperaba aterrorizar a sus visitas o ni siquiera las esperaba. Me senté en un sofá individual que estaba en frente de su escritorio lleno de papeles y libros, él tomo asiento en el otro sofá que estaba en frente de mi.
– ¿Por fin me vas a contar tu asombroso plan? – Dije cuando él no se animaba a continuar, asintió de mala gana.
– Si, ya tengo una parte echa, – Dijo desviando su mirada al suelo, – Tu padre esta más inestable que nunca.
– Eso ya lo sé, – Me toque donde mi padre me había golpeado antes, – Me intento matar a noche ¿lo recuerdas?
– Si, no sabía que tan descontrolado estaba hasta anoche, francamente pensé que no estaba haciendo efecto mi plan, – Lo mire sin entender ni una palabra, él seguía mirando el suelo, se acomodo hacia delante apoyando sus codos en sus rodillas mientras juntaba sus manos, – Él tien… tenía una nueva hembra, – Me quede helado con esas palabras, – Hace algunos días mande secuestrarla, la tengo escondida en una casa bastante apartada de esta casa, tengo guardias custodiándola a toda hora.
– ¿Cómo… cuándo paso esto? – Steve supo de inmediato que no me refería al día del secuestro.
– Hace un año la trajo a la manada, es una humana, no creo que siquiera en ese momento se haya dado cuenta en el lío en el que se estaba metiendo la pobre, solo puedo decirte que pocos la habían visto por lo general esta metida en su habitación, uno de mis lobos la conocía, creo que la había visto por casualidad una vez por lo que me fue de ayuda en mi plan.
– Y dices que con eso lo estas descontrolando porque…
– A Noam le aterroriza perder a su juguete y más porque es humana y puede hablar de más. Recuerda que ella no nos debe lealtad.
– ¿Cómo esta ella? – Pregunte con delicadeza, Steve me miro extrañado.
– No le he hecho daño, ¡nunca se lo haría! – Esta vez fui yo quien lo miro extrañado, esa reacción no era propia de él.
– Solo era una pregunta, además quiero verla, – Tenía que saber porque mi padre decidió tener otra mujer, no era de mi incumbencia pero quería saberlo.
– Te llevare con ella después, – Miro hacia la puerta, y como un tornado entro una chica corriendo, – ¿Qué haces aquí Joy?
– Tengo que hablar contigo, – Dijo la chica con la cara roja por la rabia, al momento supe que ella era una loba también, pero no recordaba haberla visto antes, – Ya no quiero seguir cuidándola, me detesta tanto como yo la detesto a ella, es odiosa y me trata como si fuera una niña y ¡no lo soy! Soy prácticamente una adulta, – Dijo mientras se arreglaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
– Eso no lo dudo, pero deberías saber que los adultos no hacemos escenas en frente de los extraños, – Inmediatamente ella se dio la vuelta hacia mí y se puso roja esta vez por la vergüenza. – Te presento a Liam, ella es Joy, es la hija de una de las sirvientas de la casa y me ha estado ayudando con mi plan, antes de que digas que soy un irresponsable déjame decirte que me obligo y que aunque no quiero ella se mete en mis líos.
– Iba a decir que me parece extraño que una joven no este ayudando, nada más, ¿y qué eso de que es “odiosa”?
– Te lo contaré con calma, Joy siéntate y cierra la boca él ya tiene pareja.
– OK – Dijo la chica sentándose en una silla que puso cerca de mí.
– Tal vez deberías ir a ver a mi madre.
>>Leah<<
Mi curiosidad me había ganado y como si el destino estuviera de mi parte me había puesto la oportunidad de mi vida entre mis manos, acabe de limpiar y recogí mis cosas y las de Liam al ver que Emily estaba haciendo lo mismo con las suyas y las de Steve. Lo hacía todo con un cuidado extremo como si temiera equivocarse en algo, luego la seguí hasta el carrito donde las dejamos.
– Por donde te gustaría empezar, esta casa no es enorme pero a veces cuesta orientarse, ¿tal vez por el jardín? Es muy hermoso en esta época, a mí me encanta recorrerlo por las mañanas y las tardes.
– Me encantaría verlo entonces, comencemos por ahí. – Ella asintió y me hizo seguirla por el pasillo hasta una puerta. Cuando salimos me di cuenta que de verdad su jardín era hermoso, nunca había visto tantos colores, claro que en la Push no había un clima adecuado para una variedad así de flores, recorrimos al principio en silencio caminando de aquí y por allá por los angostos caminos de piedras que tenía el jardín, después de un rato vi como Emily me miraba con una expresión de culpabilidad, nos detuvimos en frente de una banca rodeada de rosas color naranja, era bastante exótico el paisaje.
– ¿Sucede algo? – La mire como envolvía y desenvolvía un pequeña cinta entre sus manos, no la había visto cogerlo en ninguna parte, era de un dorado más oscuro que sus cabellos.
– Nada, solo me preguntaba sino te aburría mi compañía, las únicas personas que me hacen compañía voluntariamente son mi hijo y Joy, que prácticamente se ha criado en esta casa, es una niña adorable pero creo que me acompaña por lástima, si te aburro solo dímelo te prometo que no me molestara en nada.
– No me siento aburrida, su compañía es bastante agradable, y no puedo creer que alguien este con usted por lástima.
– Gracias, eres una buena niña, – Sonreí, me acababan de llamar niña, Seth no me lo creería cuando se lo contara.
– De nada supongo, es una bonita cinta la que tiene en sus manos, – Ella miro la cinta con culpabilidad.
– Me la regalo el papá de Steve para mi cumpleaños número dieciséis, – Miro la cinta como si fuera lo más valioso que tenía, y hablo en voz muy baja, – Dijo que me veía hermosa con ella puesta, me dijo que era su princesa.
Mire su cabello que caía en una cascada por su espalda, me la imagine de dieciséis años una chica ingenuamente enamorada, con el regalo de su amado puesto en el cabello como signo de amor, debió haberse visto hermosa, más que ahora, la mire un largo rato como atesoraba esa cinta entre sus manos. Ella aun estaba enamorada, que lástima que su amor no hubiera sido bien recibido.
– ¿Por qué discutía con esa señora en las escaleras? – Dije para cambiar de tema.
– Es mi enfermera, Steve le dio órdenes para que no me dejara levantar temprano, Steve sabe que detesto levantarme tarde, así que me puse a pelear con ella por eso.
– ¿Por qué tiene una enfermera? – No parecía enferma. La mire con más atención, nada.
– Tengo Alzheimer, suelo olvidar todo y la enfermera se encarga de cuidarme para que no salga a la calle y me pierda, – Dijo con la pena reflejada en la voz, – Como un niño pequeño, soy una carga para Steve.
La mire con sorpresa, cuando la vi nunca imagine que le pasara algo así, de pronto la imagen del desayuno me llego con la comprensión, ella había dicho “No lo olvide Steve”, sentí una opresión en el pecho si estuviera en su lugar también me sentiría como una carga.
– Estoy segura de que Steve no piensa así… – Comencé a decir pero ella me detuvo.
– Yo si lo creo, por ocuparse de mi Steve no atiende su vida, nunca he conocido una novia que haya estado con él por mucho tiempo…
No podía debatir eso, no lo conocía de mucho tiempo y tampoco me interesaba demasiado por su vida, pero su madre era otra cosa.
– Tu y Liam se conocen desde hace mucho ¿cierto? – La mire con desconcierto por el cambio de tema, a la vez agradecida porque no tenía idea sobre que responderle.
– No, la verdad es que hace semanas que nos conocimos, – Ella sonrió amablemente, como si entendiera a la perfección la situación.
– ¿Cómo se conocieron? – Pregunto mirando la cinta de nuevo.
– Nos conocimos por unos líos suyos, cerca de mi casa, – Dije tratando de omitir lo máximo posible.
– Te estas saltando algo, – Dijo mirándome, alzo una ceja divertida, – ¿Vampiros?
Abrí mis ojos de par en par, tonta de mí ella era madre de un hombre lobo era obvio que sabía lo que hacía su hijo. Asentí y ella sonrió.
– Siempre es lo mismo. – La mire con desconcierto.
– ¿Por qué? – Me escuche preguntar antes de siquiera pensarlo.
– Yo también conocí al padre de Steve por algo así, – Dijo con un leve sonrojo en sus mejillas, la mire esperando a que continuara, tomo un poco de aire y siguió, – Yo iba tarde de vuelta de clases, me había quedado haciendo un trabajo para conseguir unos créditos extra para una prueba, así que decidí lo peor de mi vida acortar camino por un callejón oscuro, era de noche y creí que si pasaba corriendo nada pasaría, solo eran cien metros – Se encogió de hombros, – Antes de que lograra salir del callejón unas manos heladas taparon mi boca y me arrastraron sin esfuerzo alguno de vuelta a lo más oscuro del callejón, recuerdo mi pánico y lo primero que pensé fue en mi padre que estaba esperándome en casa y en lo estúpida que había sido por no dejar que me fuera a buscar al colegio, – Se quedo callada un momento, yo solo podía ver como las emociones se peleaban a través de esos ojos tan expresivos, – Lo siguiente que paso fue muy rápido él apareció en frente de mis ojos y de pronto el vampiro me soltó tirándome al suelo, recuerdo que mi cabeza fue lo que más me dolió al caer, y después de una eternidad escuche su voz por primera vez, esa voz de la que me hice adicta una vez, me repetía una y otra vez que todo iba a estar bien y que nada me iba a pasar, que él no iba a dejar que nada malo me pasara, – Volvió a callar y yo me mantuve callada intentando relacionar todo, solo que lo que ella me contaba no era nada de lo que me esperaba, – Me llevo al hospital y se hizo cargo de mí, hasta llamo a mi padre para que fuera a buscarme, todavía recuerdo la pelea que tuvo con el doctor o “el estúpido mata sanos” que me puso dos puntos en la cabeza, él decía que debía ponerme más para la herida que tenía, y como siempre él ganó.
Parecía que había terminado de recordar, pero cuando vi la expresión en su rostro supe que solo había terminado de hablar para mí, pero que ella seguía recordando muchas cosas más mirando al cielo.
– Es un día hermoso. – Dijo por fin.
– Si que lo es, donde yo vivo casi nunca hay sol, la mayor parte del año esta nublado y llueve.
– Aquí siempre hay sol, deberías ir a la playa, – Dijo como si recordara algo, – Antes a Steve le gustaba hacer Surf, yo solía ir a verlo, pero después se entrego por completo a la manada, al trabajo y a mí, y ya nunca más se divirtió.
– Nunca he hecho surf, aunque en mi casa también hay una playa, que es muy bonita, es parte de la reserva nativa en la que vivo. – Dije señalándome como sino fuera obvia mi herencia genética. Ella soltó una risita por esto.
Después de eso nos quedamos calladas un largo rato mirando al cielo despejado que estaba sobre nuestras cabezas.
– ¿Puedo hacerte una pregunta? – Asentí aun mirando al cielo, – ¿Tú y Liam, ambos son de Estados Unidos? – Negué inmediatamente.
– Yo si, Liam no, él nació aquí y ha vivido siempre por estos lugares, – La mire de reojo mientras fingía ver con interés una rosa de color naranja.
– Antes del desayuno dijiste que Liam se parecía a alguien, ¿a quién? – Ella parecía reacia a contestar, por lo que seguí mi monologo, – También lo llamaste Noam, – Aun no me respondía, por lo que decidí ir al grano, – ¿Por qué o cómo conoces a su padre?
Me gire cuando sentí un grito ahogado de Emily, estaba pálida y sus ojos estaban opacos, como si acabara de recordar algo que le causaba gran dolor, estaba apretando con tanta fuerza la cinta dorada que sus nudillos estaban blancos. Tal vez debía de haber hecho más caso de la mirada de advertencia de Liam y haber tenido cuidado, me sentí culpable inmediatamente.
– Lo siento si dije algo que te molesto, no era mi intención yo…
– No, no te disculpes, es solo que me lo temía, cuando lo vi me pareció verlo a él como antes, y lo supuse, cuando Steve dijo su apellido, es solo que a veces es un choque cuando alguien te dice lo que no quieres escuchar o aceptar… – Dijo buscando fuerzas de la cinta en sus manos que ya no la apretaban con tanta fuerza, – Noam es el padre de Steve… – Y rompió a llorar, una parte de mi se sentía triste al ver su dolor y la otra se sentía de una extraña forma feliz, ¡Lo sabía! Ahora podía ver el parecido, el parecido que había visto antes en la cabaña y que era indudable.
La abracé aun sintiendo toda la culpa, por haberle hablado tan rudamente.
– Es idéntico a mi Noam, solo se ve un poco mayor a como lo recuerdo, – Dijo aun manteniendo el abrazo, – Él también era así. Él también sonreía.
La mire como si me estuviera hablando de un oso grizzli comportándose como un cachorro de san bernardo, parecía como si me hablara de otra persona muy diferente a la que yo había conocido anoche, lo que yo había visto era un témpano de hielo no al chico preocupado y amoroso que ella había conocido. ¿Pero como podía haber pasado eso?
Un chillido me saco de mis reflexiones.
– ¿Qué le hiciste a la Señora Emily? – Mire a la niña que estaba en frente de mí sin entender nada, luego me fije bien en que Emily tenía los ojos rojos por las lágrimas.
– No hice nada, – La niña parecía querer discutir pero Emily se adelanto.
– Leah no hizo nada solo recordé algo que me entristeció nada más, – Luego frunció el ceño, – Joy, tú deberías estar en el colegio ¿Qué haces aquí?
Puse una mano en mi boca para ocultar mi sonrisa, la habían pillado faltando a clases. La niña me miro como si quisiera matarme con la mirada, me limite simplemente a seguir ocultando mi sonrisa, no con mucho éxito.
– Joy te hice una pregunta, – Esta se encogió de hombros.
– No tenía ganas de ir.
– ¡Joy! – Dijo Emily como si le hubiera dicho que había matado a alguien.
– ¿Mamá qué esta pasando? – Dijo Steve apareciendo junto con Liam, me levante de un salto y me fui corriendo a los brazos de Liam, este me dio un abrazo y me beso.
– Joy no fue a clases hoy. – Dijo frunciendo el ceño, pero Steve no le presto atención a sus quejas sino a lo mismo que vio Joy, sus ojos rojos e hinchados.
– Mamá ¿por qué llorabas?
De pronto me di cuenta que lo que acababa de enterarme tal vez no le agradara nada a Liam, y si Emily se lo soltaba todo… ¿qué pasaría? Liam ya había recibido demasiado daño ya.
– Me estaba contando cosas de su infancia y creo que eso la entristeció, – Solté sin siquiera pensarlo, Liam me apretó más contra él, probablemente oliendo mi mentira ya que estaba a mi lado, pero era mejor así, por lo menos por ahora, después me encargaría de buscar la mejor forma de decírselo.
Steve asintió sin muchas ganas pero siguió mirando a su madre hasta que esta asintió, a lo mejor ella también pensaba lo mismo.
­– Que tal si vamos ahora, la verdad es que tengo bastante curiosidad desde que dejaste partes en blanco en tu conversación… - Dijo Liam quitándome la atención de encima, ¡gracias a dios!
– Te dije que te lo contaría mejor después… - Dijo Steve entre dientes, parecía que no era algo agradable.
– Si, si solo vamos. – Liam me arrastró por el camino del jardín hacia la casa.
Una vez que llegamos a la casa Liam me llevo dentro, se dio la vuelta y cerró la puerta asegurándose primero que nadie venía todavía tras nosotros. Cuando se dio la vuelta me miro directo a los ojos.
– ¿Qué me estas ocultando? – Mire hacia otro lado, verlo a los ojos me estaba matando. Iba a abrir la boca pero él me detuvo. – No me mientas, porque sabes que es imposible.
– Solo déjalo es algo sin importancia, ya te lo diré después que salgamos de esto…
– Ahora – Dijo firmemente.
– Liam, no insistas es… nada. – Trate de darme la vuelta y salir pero Liam me lo impidió.
– ¿No me va a agradar? – Negué con la cabeza. Alzó la vista al techo, – Okay, me lo dirás después, vamos. – Di gracias al cielo por darme un poco de tiempo más y luego lo seguí fuera.

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