viernes, 29 de julio de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "¿Me acompañas?"




>>Liam<<
Después de la conversación Leah deje de sentirme culpable, o no tan culpable por lo sucedido, además debía mantenerme tranquilo ya lo peor había pasado. Por lo que, me quede toda la tarde haciendo guardia al pie de la cama de Leah, obligándola a mantenerse allí por lo menos el resto del día, aun no creía lo rápido que se recuperaba. Por otra parte estaba más tranquilo con eso, y creo que todos los demás que estaban aquí también.
Después de que Leah despertara vino su prima Emily, Seth me la presento al igual que el resto de su manada, que parecían “todos” conocerme, nadie me quiso decir el por qué, se puede decir que esa fue la parte agradable, la otra parte es en la que tuve que aguantar las miradas de ese tal Sam, lo recordaba más que bien de mi llegada a La Push. Tuve que contenerme de devolverle las miradas amenazantes, ya que a Leah no le hacían gracia alguna, cada vez que la miraba me hacía gestos para que me mantuviera raya, sin embargo meayudo, el que él se limitara a simplemente a las miradas, por lo menos mientras estábamos en frente de Leah y de su prima que para mi sorpresa era su pareja.
– Liam, – Llamó Leah desde su cama intentando moverse de nuevo.
– Leah, ¿qué te he dicho? – Me acerque en un parpadear a su lado, dejando algo sorprendidas a su madre y a su prima.
– Si vuelves a hacer eso creo que vas a matar a mi madre, – Me dijo dulcemente, mientras me acercaba para besar sus labios suavemente – Mi amor, has permanecido todo el día aquí y de seguro estás muy aburrido con nuestras conversaciones y todo eso, así que porque no sales un momento.
– ¿No me quieres aquí? – Dije haciendo un puchero, sabía bien que con eso podía arrancarle una sonrisa de sus labios, y eso fue lo que hizo.
– No, cielo claro que no, solo que pensé que estabas algo aburrido de estar aquí.
– Cielo, nunca me aburriría contigo a tu lado, menos cuando debes estar en cama.
– Sabes que ya no tengo que estar en cama, me siento mucho mejor, si tan solo me dejaran levantarme… – Dijo haciendo ademán de levantarse.
– De eso ni hablar Leah, – Dijo su madre levantándose de inmediato de la cama. – El doctor dijo que eso lo veríamos mañana, el golpe que recibiste en la cabeza fue muy fuerte.
– Pero…
– Nada, – Dijo cortándola, – Voy por café a la cocina, y Liam, – Dijo en tono brusco, – Ve a tomar aire de una vez. – Y salió de la habitación.
– Emm… – Casi podía sentir escalofríos al imaginarme encontrándome a la madre de Leah en un callejón oscuro y que me hablara de esa forma. – Tu madre me da miedo. – Le solté a Leah, que sonreía complacida.
– Tía Sue solo esta algo asustada con todo esto que ha pasado, nada más. – Dijo Emily restándole importancia a la escena. – Por otro lado, creo que ella tiene razón, ve a tomar aire Liam, nosotras cuidaremos de Leah mientras no estas.
– Me lo prometes. – Le dije a Emily, sin hacer caso de las caras que estaba poniendo Leah entre todas las almohadas en las que estaba apoyada.
– Claro, ve. – Dijo convencida.
– ¿En qué momento me convertí en parte de la decoración?
– No te hagas la mártir Leah, – Dijo Emily sonriendo, al parecer ella estaba acostumbrada a los sarcasmos de Leah, – Ya vete chico.
Asentí hacia ella, algo me daba desconfianza, pero luego me recordé que ella era parte de su familia así que me acerque a Leah y la bese en los labios suavemente.
– Volveré luego, para después acompañarte hasta que te vuelvas a aburrir de mí – Reflexione un poco, – Espero que a tu madre no le moleste si acampo en la entrada de tu habitación hasta que estés mejor, claro que eso sería prácticamente esta noche nada más.
– No lo hará, así que ve, no te preocupes por nada. – Dijo, regalándome otra sonrisa, de las que la hacían verse tan adorable.
Asentí y salí cerrando la habitación detrás de mí, en el pasillo estaba Steve, estaba serio o por lo menos eso pensaba ya que estaba mirando al piso fijamente, me le acerque despacio.
>>Leah<<
Esperé un momento mientras Liam se alejaba de la habitación, casi podía sentir la falta de su presencia en la habitación, era como si algo muy grande, algo que completara el lugar faltara, me gire a Emily esperando a que esta comenzara a hablar, podía ver claramente que ella quería decirme algo.
– Ya, ¿qué pasa Emily? – La mire seriamente.
– Nada, solo pensaba que él necesitaba un poco de espacio, aire fresco, solo eso, – Dijo fingiendo indeferencia.
– No intentes engañarme Emily, te conozco desde que éramos pequeñas, – Fruncí el ceño, cuando intento ignorarme.
– Leah, deja de pensar en complot a tus espaldas, no es eso, – Dijo dejando ya de lado su anterior mascara de indiferencia, ahora mostraba otra de… algo más. – Solo quería que hablásemos un poco.
– ¿Sobre qué?
– Leah, no seas así conmigo, ante todo somos… – Dijo alargando la palabra, – Amigas.
– Primas, – Dije al mismo momento, se me quedo mirando obstinadamente.
– Deja eso de una vez, – Dijo manteniendo el tono de voz, para no llamar la atención de quienes estuvieran afuera, en especial de Liam que podía aun estar afuera, aunque sabía que de apoco se estaba alejando, casi podía sentirlo. La mire con cuidado, su cara reflejaba preocupación.
– Solo intento ayudarte…
– ¿Cómo? – Trate de hacer avanzar la conversación, ya estaba sacándome de quicio con sus rodeos.
– Aconsejándote, – Su mirada se volvió seria. Al ver que no seguía el hilo de su conversación tomo una profunda bocanada de aire como para darse valor, algo me decía que no me iba a gustar nada lo que ella me dijera, – Leah, sé que piensas que él pueda ser tu compañero, – No, no me gustaba nada, – Pero quiero que sepas que a veces creemos que alguien es… bueno a veces nos confundimos y puede que tal vez, tu estés confundida con este hombre. A simple vista parece fantástico, es guapo, se preocupa por ti, y se ve enamorado, pero nadie puede asegurar que sea por siempre…
– Emily, deja ya eso, – La corte de inmediato, – Amo a Liam…
– Apenas lo conoces, no creo que siquiera sepas de donde es.
– Es de Australia, pero ahora piensa irse a vivir a Canadá. – Emily me miro con incredulidad.
– ¿Y que piensas hacer? ¿Irte con él y dejar a la manada? – Lo decía con cierto dolor.
– Si él quiere, y me lo pide, me gustaría irme con él, – Dije asombrándome a mi misma que las palabras que decía eran ciertas, en verdad quería irme con él, y si me lo preguntaba de nuevo con gusto le diría que sí.
– Como puedes ser tan ingrata Leah, piensas dejar a tía Sue y a Seth así de simple, ¿y por un desconocido? Sin siquiera mencionar a la manada, claro. – Emily estaba más que enojada ahora, casi podía ver las chispas saltar de sus ojos. Los cambios en ella eran algo radicales, no quería ser brusca con ella pero se lo estaba ganando a pulso, estaba por contestarle…
La puerta se abrió de repente mostrando a mi madre entrar con cuidado en la habitación, cargada con una tetera y unas tazas para tomar café. Apenas nos vio supo que algo andaba mal, dejo las cosas en la mesita de noche y se acomodo en la cama.
– ¿Qué esta pasando aquí? – Nos miro a una después a la otra, hasta que Emily me miro con expresión triunfante cuando no fui capaz de decirle nada a mamá, la verdad sea dicha, todavía no había pensado decirle sobre mis intenciones, apenas y me había dado cuenta de lo que en verdad quería hacer, pero creo que todo eso le valía poco a Emily cuando abrió la boca.
– Leah, esta planeando irse con Liam, dejándonos a todos aquí, por un hombre que prácticamente es un desconocido, – Mi madre no se sobresalto ni nada, simplemente cambio su atención a la tetera y a las tazas que comenzó a servir, cuando las tres teníamos una taza en las manos comenzó a hablar.
– Liam no es un desconocido Emily, – Emily y yo la miramos fijamente, – Es de la familia, si no te gusta la familia Emily pues mala suerte pues no la elegimos. – Dijo dándole una mirada a Emily que decía claramente “¿atrévete a contradecirme si puedes?”, ¿era esta mi madre la que me había dicho casi las mismas palabras que Emily? La mire más que sorprendida por sus palabras. – Además, Leah es mayor de edad, y ella puede decidir lo que sea, es su vida no nuestra.
– Mamá… – Dije sin poder creerme todo lo que estaba diciendo.
– Pero ¿qué pasa contigo tía Sue, qué pasará cuando te sientas sola? – Dijo Emily suavemente. – Seth un día también se irá de la casa.
– Entonces eso querrá decir que he sido una magnifica madre, porque le he dado todas la herramientas a mis hijos para que pudieran volar con sus propias alas del hogar, y si me deprimo demasiado siempre tengo a Charlie para que me haga compañía, – Dijo sonriendo abiertamente.
La miramos estupefactas, sabíamos que eran muy buenos amigos, él viene a cenar algunas veces a la semana pero… creo que me he quedado corta con todo esto, muy, muy corta. Demasiado.
Sentí ganas de golpearme la frente con las manos, ¿Cómo pude ser tan ingenua?
– ¿Más café? – Dijo con cara de, “este tema esta zanjado”.
– Si, por favor, – Dije tomándome de un trago mi taza de café, Emily aun no se componía, no podía evitarlo así que sonreí abiertamente. Yo Winner, Ella Loser. ¡Yeah!!
>>Liam<<
– Hey, – le dije a Steve.
– Hey, – Dijo algo incomodo, – ¿Cómo esta Leah?
– ¿Culpable? – Dije mirando hacia la puerta de donde yo había salido.
– Si, creo que hice mal al presionarte para que la llamaras.
– Bueno ella ahora esta mejor, se cura rápidamente. Y también creo que ellos tienen razón en cuanto a la ayuda, – Dije cuando por fin me miro a los ojos, – Anoche hubiéramos muerto sin su ayuda, no me malinterpretes, me siento culpable igual que tú, pero no por haberla llevado, sino por no haber sido más fuerte para haberla cuidado mejor anoche.
– Si, tal vez pueda que tengas razón, Seth me fue de gran ayuda anoche. – Dijo sonriendo levemente, – Me caen bien, pero me toco componerle algunos huesos, casi quedo sordo, caramba, que pulmones tiene ese chico.
Nos miramos y nos pusimos a reír, de seguro nunca le habían acomodado un hueso al pobre Seth. Era un dolor de mil infiernos, yo ya lo sabía. Pero por lo menos me lo había aguantado.
– No deberían reírse a espaldas del chico mientras aun están en su casa, – Dijo apareciendo a nuestro lado, frunciendo el ceño. – Y menos cuando el chico tiene buen oído.
Lo miramos y nos pusimos a reír en frente de él. La madre de Seth que iba pasando a nuestro lado con una tetera de café y unas tazas, nos dio una mirada de reproche por lo que nos callamos al instante, eso no evitó que Seth se quedara rojo de una pieza, que se le notaba a leguas a pesar de su color de piel.
– Vamos a fuera, – Dijo Steve poniéndose serio de un momento a otro, – Tenemos que hablar.
– Creo que yo no cuento en ese “tenemos” ¿cierto? – Dijo Seth caminando lentamente hacia su habitación.
– Lo siento Seth, pero Liam y yo debemos hablar sobre unos asuntos pendientes. – Dijo sintiéndose claramente algo mal por excluirlo.
– Después hablamos Seth, – Dije señalándole con la cabeza a Steve para que comenzara a caminar. Este me hizo caso y comenzó a avanzar por el pasillo, mientras yo lo seguía.
Una vez a fuera me di cuenta de que no todos los de la manada de Seth se habían ido, en especial Sam no se había ido aun. Sentí unas extrañas ganas de aplastar su cara contra el piso, cuando lo vi avanzar hacia la casa, era como si hubiera estado esperando a que saliera para que él pudiese entrar.
– Supongo que sabes, que ese tipo que entro en la casa fue la antigua pareja de Leah. – No sé si di un paso o no, pero en un instante la mano de Steve estuvo en mi hombro deteniéndome el paso. – Calma.
– Tus palabras, solo fueron leña a la hoguera. – Dije ladrando cada palabra.
– Solo quería que lo supieras por si no estabas enterado, nada más. Y tal vez, para ver tu reacción, – Suspiró pesadamente.
– No experimentes conmigo Steve, no soy una rata de laboratorio.
– No comiences Liam, solo quería ver que tan dispuesto estas de… – Aparto su mirada.
– ¿Dispuesto a qué?
– A volver a Sydney. – Dijo mirándome a los ojos.
– Tú sabes que no volveré. – Dije fríamente, – Me quedaré con Leah, si ella no quiere irse conmigo a Canadá. Pero no volveré, ya he tomado la decisión.
– Créeme que lo sé, pero no tú padre. – Me quede helado, mirándolo con los ojos abiertos de par en par, ¿Había hablado con mi padre? No sé si había pronunciado palabra alguna pero Steve asintió y comenzó a hablar.
– Debía hacerlo, acaso no recuerdas ¿que una misión completada es una misión informada? – Dijo con ironía en su voz. – Liam, escúchame bien sino quieres ir lo entiendo pero sería mejor si pudieras acompañarme.
Lo mire con toda mi desconfianza, – ¿Para qué? Para que me mantenga a su lado con la fuerza de la manada o para que me mande a donde el crea que le sea conveniente, ¿cuál es la correcta?
– No lo sé Liam, – Me miro a los ojos con el pesar reflejado en ellos, – Ambos nos hemos conocido un poco más con toda esta situación, debo admitir que ha sido grato trabajar contigo, pero aun así no debemos olvidar lo que somos, soy el Segundo de la manada y debo cumplir las ordenes que me han sido dadas, – Se detuvo un momento, – Aunque no quiera cumplirlas.
– ¿Estas seguro de que no quieres cumplirlas? – Dije molesto.
– Liam…
Nos quedamos callados mientras el tiempo pasaba, por mi parte sin saber que hacer, solo sería cuestión de tiempo para que llegara un grupo de lobos, y si así lo quería, Steve podía forzarme a volver con él a Australia. Mire hacia el cielo que comenzaba a teñirse con los colores del atardecer, era lamentable no poder disfrutar de aquel espectáculo tan hermoso, mire a Steve que estaba haciendo prácticamente lo mismo que yo.
– Steve, ¿no puedes volver solo? – Dije ya más calmado que antes.
– Él dijo que no, – Eso fue todo lo que dijo en un largo rato, hasta que sentimos la puerta de la casa abrirse de pronto, me gire sobre mis talones casi sin ánimo cuando vi a Leah abalanzarse sobre mí.
– Que rápida eres, – Dije a modo de saludo, pero ella no me respondía, solo mantenía su rostro oculto en mi pecho, quise levantar su rostro cuando me di cuenta de que estaba bañado en lágrimas.
Entonces levanto su cara, – No te vayas… no te vayas sin mí.
La mire durante un largo rato, – Nunca me iría sin ti mi amor.
– Creo que estoy sobrando, volveré mañana al medio día. – Dijo Steve dejándonos a ambos sin saber que hacer o decir.
Esperamos a que el ruido de los neumáticos desapareciera para volver a hablar.
– Te vas…
– No lo sé, – Dije encogiéndome de hombros, para quitarle importancia al asunto, – Creo que aun puedo darle la pelea a Steve.
– No, – Dijo en un susurro, – Yo puedo irme contigo.
Mi corazón no pudo evitar saltar de alegría, ella estaba dispuesta a irse conmigo. No, no podía hacerle eso a ella, alejarla de su familia, ella no era como yo que ya no tenía nada a que llamar familia. La abrace más a mí.
– Leah, yo nunca te apartaría de tu familia, porque eso es lo que más te importa y eso sería algo cruel contigo, tú tienes una madre y hermano que te aman, yo ya no tengo eso, probablemente nunca lo tuve, pero si estuviera en tu lugar no renunciaría a eso por nada del mundo. Así que no te dejare hacer eso, antes fui egoísta cuando te pregunte, pero ya no.
– No es ser egoísta Liam, yo en verdad quiero ir contigo, y no es como si nunca más volviera a ver a mamá y a Seth, además ellos lo entienden o por lo menos mamá lo hace. – Dijo mirándome a los ojos.
– No mi amor, creo que no estamos de acuerdo en eso. Pero ya lo arreglaremos. – Dije suspirando, porque no veía solución a eso, – Ahora dime cómo supiste que me iba.
– Sam me lo dijo, – Sentí como si todo mi cuerpo se tensara con solo oír su nombre. – Pero estoy segura que no fue con mala intención. Solo quería que lo supiese y que estuviese lista para cuando me lo dijeras, solo que yo salí disparada de la habitación al oírlo.
Ahora que lo decía, me fije mejor en su atuendo, iba en pijama.
– Será mejor que volvamos, a tu madre debe estar por darle un ataque, – La mire fingiendo que estaba enojado, – Y ahora que ya le caía bien, vas tú y lo arruinas, tendré que llamarte la atención.
Ella sonrió, – ¿Y cómo piensas hacer eso? – Pregunto con suma ingenuidad, mientras sus ojos brillaban con algo especial en ellos, haciendo que algo en mí se encendiera.
– ¿Qué tal te sientes cariño? – Pregunte con la voz algo ronca por el efecto que ella tenía en mí.
– Mucho mejor. – Dijo aferrándose a mi camisa.
– Entonces te lo demostraré antes de que tu príncipe se convierta en lobo. – Dije tomándola en brazos, mientras ella reía.
Apenas entramos a la casa se acabo la risa y la reemplazamos por besos mientras la mantenía abrazada a mí, sus besos me quitaban la concentración y casi tropiezo con mis propios pies.
– Creo que no deberíamos hacer esto mientras caminas, – Dijo como si fuera de lo más obvio, le robe otro beso.
– Yo también lo creo, – Dijo Sam, me quede quieto con Leah en brazos, hasta que me di cuenta en las fachas en las que andaba, con aquel pijama que me volvió loco la primera vez que estuvimos juntos o casi juntos. La baje y coloque detrás de mí. Antes de que pudiera decir algo más, Emily apareció a su lado.
– Ya nos vamos, Leah ya esta mucho mejor así que ya podemos volver tranquilos a casa, – Dijo algo tensa al ver como nos mirábamos Sam y yo.
– ¿Tú no te vas? – Dijo Sam, obviamente refiriéndose a mí.
– Preocúpate de lo tuyo, – Dije sin poder contener la lengua, éste sonrió satisfecho, parecía que le divertía cabrearme.
– Bueno, ya que se van “ciao” – Dijo Leah detrás de mí, – Ahora mi amor, ¿podemos ir arriba? – La mire de soslayo con una sonrisa, – Dijiste que me llevarías, NO me obligues a caminar.
– Nunca lo haría mi vida, – Me quite la camisa y se la enrolle en la cintura, luego la tome en brazos, – Vamos a terminar lo que empezamos afuera.
Ella me sonrió radiante, mientras enrollaba sus brazos en mi cuello.
– Adiós, nos vemos otro día, o en varios días más, voy a estar ocupada… recuperándome, – Dijo animada antes de plantarme un beso en la boca.
Y me la lleve a su cuarto antes de que ellos pudieran decir algo que nos arruinara el momento, estábamos por llegar cuando nos topamos con su madre que estaba saliendo de ahí. Nos miro un momento y luego se salió del camino, murmurando algo como “jóvenes”. Entre cerrando de inmediato la puerta con seguro. Tire a Leah en la cama y me quite los pantalones sin mucho cuidado.
– En este momento deberías agradecerme el que halla guardado ropa aquí.
– Ángel menos charla y más amor, ¿si?
Apenas me coloque a su lado en la cama, ella rodó colocándose encima de mí.
– Te extraño. – Dijo en un susurro besándome en el cuello.
– Yo también, – Dije acomodándola encima de mí, – Así que disfrutemos ¿OK?
Ella se separo de mi lado para quitarse la camisa y el pijama, dejándome atontado con la vista, ¿cuántas veces me iba a sorprender lo hermosa que era? ¿Y que era mía? ‘Siempre’ me dijo una voz dentro de mí.
No espere más y la atraje a mí para poder hacerle el amor, con toda la pasión y el amor que tenía por ella.
>>Leah<<
Me desperté rodeada por uno de los brazos de Liam, el que había vuelto a su forma hace poco, o eso creí hasta que mire el móvil que estaba en mi mesita de noche, ya eran las once de la mañana, y no tenía ganas de levantarme, estaba tan relajada en los brazos de Liam, mi cuerpo estaba completamente… no había una palabra que lo describiera, tal vez satisfecha, extasiada, completa. Sonreí como una idiota. Tenía al hombre que amaba a mi lado y que también me amaba, y que me amaba como yo era. Me di la vuelta y me acomode mejor entre sus brazos, que de inmediato me abrazaron, al principio creí que estaba despierto, pero luego susurro un “Leah” con los ojos cerrados y su respiración era tranquila, estaba tan lindo que lo bese en la nariz sin poder evitarlo, y sin poder evitar que se despertara.
– Buenos días Ángel, – Dijo en un susurro.
– Buenos días mi amor, – Me acerque a su boca y lo bese, y como si hubiera apretado un botón dentro de él, me apretó más contra él y comenzó a acariciarme, con caricias lentas y seductoras. – Liam, va a ser medio día…
– ¿Y qué? – Dijo mordisqueando mi cuello, apenas y podía contener los gemidos que me producían, – Cielo, debes de acostumbrarte a esto, porque no me gusta la idea de levantarme temprano.
– ¿Y cómo piensas… ganarte la vida eh? – Dije tratando de mantener el control.
– Eso lo hago después de medio día, – Dijo restándole importancia, – Pero sabes lo que me encantara hacer contigo todas las mañanas… el amor, esa si que es una manera de empezar el día.
– Cariño, creo que te estas volviendo un ninfómano y eso que solo lo padecen las mujeres, – Soltó una carcajada.
– Leah, creo que tienes razón. – Abrí bien mis ojos, – Pero sabes, a los enfermos no hay que reprimirlos, así que ¿por qué no me dejas hacer algo por mi enfermedad?
Dijo antes de ponerme debajo de él, besándome apasionadamente. Podía sentir sus manos recorrer mi cuerpo mientras las mías no se quedaban atrás, ¿cómo dejar de tocar ese cuerpo?, me arquee ante el toque de sus manos en mis pechos, este hombre podía ser tan estimulante y adictivo. Enrede mis dedos en su nuca y lo atraje más a mí para evitar que se separase de mí, lo deseaba tanto.
Cuando volví a abrir los ojos Liam ya estaba vestido y de pie, parecía que se había duchado porque de su pelo caían algunas gotas de agua. Cuando se fijo estaba despierta se sentó a mi lado en la cama, de cerca no parecía muy contento.
– Wow, creí que te haría feliz, ¿qué hice mal? – Dije sabiendo que yo no podía ser la causa de su enojo.
– Haber… déjame pensar… – Dijo rascándose la barbilla con una mano, queriendo parecer que en verdad se lo estaba pensando, – Quizá, el que todavía no me hayas dado un beso en cuanto me senté aquí contigo, – En cuanto termino de hablar tome su rostro y lo acerque a mí para besarlo.
– ¿Así esta mejor? – Dije abrazándolo, ni siquiera disimulo cuando sus ojos bajaron a mis pechos.
– Mucho mejor, – Dijo alargando las palabras, tomo uno de mis pechos en su mano y comenzó a acariciarlo, – Cariño, anoche y esta mañana han sido inolvidables, solo que… hace rato recibí un mensaje de Steve, quiere verme y tengo que ir. – Pare su mano de inmediato.
– ¿Dónde? – Dije haciendo caso omiso a su intención de apartar su mano.
– En la cabaña…
– Voy contigo, espérame un momento, ya vuelvo, – Dije levantándome de la cama y sacando ropa del armario, – No me demorare nada. – Me vestí rápido y corrí al cuarto de baño antes de que pudiera pararme.
Casi diez minutos después salí duchada y vestida lo mejor que pude. Liam me estaba esperando no muy feliz pero tampoco demostraba su descontento abiertamente.
– Bien, – Fue todo lo que dijo, me tomo de la mano y me arrastro a la cocina obligándome a sentarme en una silla, – Vas a comer primero.
– Creí que esto era urgente…
– Dejo de ser urgente en el momento en que decidiste venir conmigo, así que comes y luego vamos, – Lo mire con cara de pocos amigos, él suspiro teatralmente – Leah, te amo y no quiero que mueras de hambre. – Sostuvo mi mirada un momento más y dijo, – O me voy sin ti.
Me prepare un café y él me trajo unas tostadas con unos huevos, ¿cuánto rato llevaba despierto que ya sabía donde estaba todo? ¿Y cómo hizo para que mi mamá lo dejara? Luego recordé que mamá ya lo había aceptado como un miembro más de la familia. Me comí todo mientras pensaba en todo esto, en algún momento debería ponerme a calcular cuantas cosas han cambiado mi vida en el trayecto de un par de semanas, pero no ahora. Deje el plato de lado junto con la taza y me dispuse a levantarme.
– Bueno, ahora vamos ¿no?
– Quien vive rápido, muere rápido. En serio espero que ese no sea tu caso, – Dijo ya no tan mal como antes, – O seriamos dos muertos. Bien vámonos.
Salimos afuera donde esperaba el auto que había arrendado según él, y que esperaba durara más que el anterior, yo solo pude asentir, con nuestros modos de vida ¿cuánto podía durar un auto? ¿O qué seguro debería tener?
El camino fue algo silencioso, podía ver claramente los músculos de Liam tensos, era más que seguro que no le agradaba nada esta sensación, el no saber que es lo que iba a pasar. El camino parecía una tortura, parecía que las manecillas del reloj no se movieran y el tiempo pasara más lento.
– Ángel, pase lo que pase, no te metas en esto. – Dijo rompiendo el silencio, y giro su rostro hacia mí, para ver mi expresión, – Esta es mi pelea.
Quise decirle que también era mía porque él era mi pareja, pero podía ver claramente en sus ojos el miedo de que me entrometiera como la última vez que pelearon él y Steve. Así que asentí no muy convencida, pero lo hice.
– Gracias, – Dijo algo más tranquilo.
Con la mirada algo perdida en la ventana busque reconocer el lugar al que íbamos, de pronto entre las vueltas que había dado Liam vimos una cabaña aparecer, parecía bastante cuidada, y me sorprendía el no haberla visto antes, más porque estaba en los limites de la reserva, pero tal vez era porque por alguna estúpida razón siempre me dejaban patrullando cerca de la playa, “Leah no te alejes demasiado”, siempre decían lo mismo, tal vez también entre nosotros hubiera algo de machismo de licántropos.
Me centre de nuevo en la cabaña, en frente de la puerta estaba el auto de Steve estacionado, y como si lo hubiéramos llamado este salió a la puerta, vestido con unos vaqueros, una camiseta y unas deportivas, una vestimenta bastante cómoda, como para pelear en un hermoso día en Forks.
Horrible.
Salimos del auto cuando Liam lo estaciono al lado del de Steve. Éste apenas nos hizo una seña para que entráramos a la cabaña. Liam entro primero, luego yo y por último Steve que cerró la puerta detrás de sí.
– Siéntense, – Dijo señalando un sofá en la pequeña sala de estar, – Supongo que no se les ofrece un café, ¿cierto?
– No, así que ve al grano, ¿Por qué no estas arrastrándome contigo a Sydney? – Dijo Liam en un tono de voz bastante contenido.
– Podrías por lo menos preguntarme como dormí anoche, – Dijo sonriendo con despreocupación, mientras se acomodaba contra la pared, – Bueno, ya que estas tan… impaciente te lo diré. – Nos miro a ambos y luego dejo atrás la fachada de despreocupación, – Tengo un trato para ti.
– ¿Sobre qué?
– No me agrada el hablar de ello aquí en frente de tu hembra, es algo que…
– Si quieres algo de mí, más te vale que lo hables enfrente de Leah, sino puedes entonces no me interesa y evítanos esto y saltemos a la pelea de una vez.
– Okay, tienes razón sobre mí Liam, no soporto ser mandado por alguien, necesito el poder y lo quiero, – Liam no se sorprendió demasiado al escuchar eso, en cambio yo estaba algo perdida con su conversación, al parecer sería solo una espectadora, hasta que dijo, – Quiero ser Alfa.
– No me estas diciendo todo. – Dijo Liam de inmediato.
– No, tampoco voy a decirte todas mis intenciones, pero creo que te gustará el trato que te pienso ofrecer. Tal vez te agradaría más, si conocieras como ha funcionado la manada desde que tu madre se fue. Sé que no estas muy familiarizado con las dolencias de la manada, pero solo escucha, – Liam parecía querer discutir, pero Steve lo callo con una mano, – La manada no ha estado estable, porque si un Alfa no es totalmente estable una manada tampoco lo será. Hasta donde yo comprendo tú padre no esta bien, y no pienso dejar que la manada sufra por él, – Liam asintió no muy convencido.
– Y en que parte entro yo, si es que aceptara después de escuchar tu trato. – Dijo calmadamente.
– Tu padre y tú son Sangre Alfa, nunca he visto que alguien que peleara con uno de tu clase saliera victorioso, ustedes poseen habilidades que otros lobos no. Por lo que necesito tu ayuda, así que, dime Liam ¿cuál es tu habilidad?
– ¿Quieres conocer el terreno que pisas?, pues no te lo diré, – Dijo Liam levantándose del sofá – Vamos Leah.
Estaba por levantarme cuando Steve se movió de su posición y camino hacia nosotros, Liam permanecía tenso, mientras que Steve se pasaba las manos por el cabello en muestra de frustración.
– Liam, ¿quieres escuchar el trato? – Dijo mostrando algo de nerviosismo.
– No me interesa nada de ti, – Dijo en forma cortante.
– Te diré donde esta tu madre, – Liam se quedo completamente quieto, Steve lo tomo como un asentimiento y siguió, – No te lo he contado, pero yo sé bien donde esta ella y Susan, ambas están bien…
– ¿Cómo lo sabes? – Dijo Liam, sus ojos se estaban tornando de un color rojizo.
– Porque yo las ayude a escapar en primer lugar, – Dijo sin el menor rastro de emoción, – Y porque tu madre llama cada cierto tiempo para saber de ti.
Liam abrió los ojos de par en par, parecía no dar crédito a lo que estaba escuchando.
– Mientes… – Dijo en un susurro.
– No lo hago y tú lo sabes mejor que nadie, – Dijo – He estado siguiendo cada uno de tus pasos, para informarle de ti a tu madre, esa fue la promesa que le hice cuando ella se fue de Australia. Ella no te abandono como tú crees, le dolió dejarte…
– ¿Y por qué no me lo dijiste antes? – Podía ver que Liam apenas y controlaba su furia.
– Porque creía que tu padre mantenía una relación contigo, y de haber sido así y te lo hubiera dicho probablemente hubiera arriesgado a tu madre y a Susan, por eso.
Liam volvió a sentarse y yo coloque mis brazos a su alrededor, estaba como ausente.
– Mi habilidad es… – Steve comenzó a acercarse a Liam, pero este le dirigió una mirada y se quedo completamente quieto, – Esa.
– De qué estas hablando Liam… – Comencé a decir, pero Steve me interrumpió.
– No puedo moverme.
– Puedo paralizar o mover a mi antojo a cualquiera de mi manada, aunque no sea el alfa, además de poder entenderlos mientras que ellos están en forma de lobo y yo no.
– ¿Quieres decir que en forma humana entiendes a un lobo? – Liam asintió, – ¿Qué más puedes hacer?
– Eso es lo que más debe preocuparte, por ahora.
– Eso quiere decir que me ayudarás ¿no? – Liam lo pensó un rato antes de volver a asentir. Aun así se mantenía ausente.
– Promete que me dirás donde esta mamá cuando todo esto termine.
– Te doy mi palabra de que te llevaré con ella en cuanto esto termine.
Después de meditarlo un poco Liam volvió en sí.
– ¿Qué es lo que debo hacer?
– Por ahora nada, mi vuelo sale de Port Angeles en un par de horas, si mis cálculos no fallan te llamare dentro de una semana.
– ¿Por qué dentro de una semana? – Dije al ver que Liam no hacia caso a nada más.
– Eso es lo que demorare en buscar gente que me siga en esto, ya tengo un plan para que todo funcione pero necesito gente, no solo a Liam, necesito a varios que se encarguen de mantener a los demás que se quieran meter en esto a raya. Cuando los consiga te llamaré.
– ¿Y por qué no voy ahora contigo? – Dijo Liam saliendo de su ensimismamiento.
– Porque podría ser sospechoso, solo confía en mí. – Steve paro de hablar de repente, y camino hasta quedar frente a Liam, – ¿Me acompañas?
– Si, – Dijo Liam levantándose y estrechando su mano, – Tenemos un trato.
– Por supuesto. – Dijo Steve sonriendo.
Un escalofrío recorrió mi espalda, esto no me gustaba nada, la forma de trabajar de Steve no me gustaba nada, pero hubo algo que llamo mi atención al ver a ambos tan juntos, eran tan parecidos…

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