viernes, 3 de agosto de 2012

No Wait!: Capitulo XV


Estaba sentada frente a la chimenea esperando a que Paul hablara, sino lo hacía antes mi estomago. Llevábamos bastante en este silencio que parecía engullirnos a ambos, y comenzaba a exasperarme.
Comencé a autoanalizarme, me estaba enojando muy seguido y eso ya no era posible, debía controlarme, el malhumor no era bueno para mi carrera actual. Carrera que necesitaba mucha paciencia y mucho esfuerzo para tratar con la gente, clientes y colaboradores que a veces molestan, ya había visto eso varias veces en la oficina del abuelo. Él siempre se mantenía calmado y racional, nunca lo había visto sacar el humor que usaba en papá. Suponía que se lo tenía reservado. Tal vez debía comenzar a actuar como el abuelo y usar una vía de escape, debía buscar un hobby nuevo y que este consumiera mis energías. Karate. Esa era la clave, en cuanto llegara a casa me inscribiría en un curso.
Mire la chimenea y me embargó otro pensamiento.
Salir a bailar. Ese pensamiento me inundo al ver bailar las llamas del fuego, hacía tiempo que no salía y no por falta de ganas sino por falta de amistades que fueran sinceras. No, no era justo, Richard me había invitado varias veces a ir de fiesta pero me había negado rotundamente… y hasta ahora no podía decir porque no había querido salir con él, cuando él había sido tan bueno conmigo desde que había llegado a la casa Stonel. Sam también me había invitado pero por razones obvias no era la mejor idea salir con él, los gemelos eran muy distintos en más de una manera. A Sam le encantaba salir a bailar pero pronto se olvidaba con había ido, según me había dicho Richard. Pero Rick era de confianza.
–La próxima vez que me invite a bailar, diré que sí. –Me mordí el labio.
–¿Perdón?
Salí de mi ensoñación al ver que había hablado en voz alta. Paul estaba parado a un par de metros de distancia y aun con la oscuridad que había inundado la sala, veía claramente el ceño fruncido de Paul. Ya podía imaginar lo que estaba pensando; Emily se volvió loca.
Me encogí de hombros– Estaba pensando en voz alta.
Paul se fue a sentar a mi lado– ¿Sobre qué?
Mire de nuevo las llamas– Pensaba que, desde hace mucho no bailo por lo menos hace un año. Oh, no, desde mi cumpleaños, esa fue la última vez que baile aunque no algo moderno el abuelo prefiere el vals y eso para celebrar ese tipo de eventos. –Termine sonriendo recordando esa fiesta.
–Fue una buena fiesta. –Lo mire sin entender pero él me señalo– Tú cara lo dice todo, cielo.
Le sonreí– Ya me lees como un libro, pero creo que estas esperando llevar la conversación a otro lado. ¿Sobre que querías hablar?
Paul se sentó con las piernas cruzadas, y miro el fuego igual que estaba haciendo yo antes de que él hablara.
–Hable con mis padres. –Eso ya lo sabía pero no quería interrumpirlo– Me dijeron que me tomara un par de días que, Gabrielle me perdonaría si volvía. Sus padres por otra parte amenazan con causar la caída de la familia, como sabes, mi padre es político y si alguien descubre que uso fondos de donde no debía.
–¿Qué?
Paul ni siquiera desviaba la vista del fuego– Si, malversación de fondos. Algo grave si alguien se entera, más si es el pueblo quien se entera. Mi padre espera lograr lo que una vez logró el abuelo, ser presidente y si comienza con el pie izquierdo ya te puedes imaginar el resto.
Nos quedamos callados bastante rato. No podía creer esto, cualquiera iría preso por esa acusación si se probaba.
–¿Cómo lo supo esa Gabrielle? –Dije con desprecio, porque si alguien que usaba fondos de alguien más era bastante malo pero que alguien sacara provecho de esa situación, era despreciable.
–Los fondos salieron de la empresa del padre de Gabrielle, mi padre es inversionista y ocupó durante un tiempo un puesto, además de que tiene bastantes amigos. –Dijo con desprecio– No es que le falten escrúpulos, solo que a veces no… no, no puedo excusarlo.
Tome su mano para darle valor– No te estoy pidiendo excusarlo Paul, dime porque te vas a casar con esa chica, ¿es por tu padre? ¡Paul!
Paul me miro a los ojos, eran un pozo de emociones que no podía descifrar.
–Es un motivo pero, el principal es que ella y yo tuvimos una relación y al poco tiempo cuando descubrí que ella y yo no éramos compatibles le dije que termináramos. No sabía lo de mi padre. Pero de pronto me pareció extraño que mi padre invitara tan seguido a Gabrielle a la casa, sino era ella invitada por mi padre lo era por mi madre, quien aun cree que debo casarme con una señorita de buen pedigrí, no importando si esta me desagrada profundamente.
–Te están obligando en base a chantaje emocional, en tu lugar demandaría a tus padres.
Paul se rió con tristeza– Lo más triste es que lo están consiguiendo.
Le solté la mano de inmediato– No puedes dejarte atropellar por ellos, son tus sentimientos, y cargarás con esa cruz por mucho tiempo. –Mire con rabia las llamas– Ya me imagino cuales serán sus argumentos cuando le pidieras el divorcio.
–Yo también, y créeme que me arrepiento con mi vida de haber sido su novio. –Me dio una mirada de disculpa– Ella y yo… bueno…
De pronto lo entendí. Me levante y comencé a caminar.
–¿Te acostaste con ella? –Pregunte a media voz.
El susurro de Paul casi paso desapercibido– Si. Vivimos juntos por cinco meses y luego terminamos, ella dijo que estaba embarazada pero nunca he olvidado las precauciones. Así fue como comenzó su cacería, mi padre me dijo que debía hacerme cargo y después de un mes la obligue a hacerse una prueba, dio negativo y después su padre dijo que yo debía casarme con ella de todas formas por la vergüenza que le habíamos echo pasar, y… y así comenzó el chantaje desde su parte, después que me negué ante el absurdo.
De pronto me sentía helada aun cuando la sala estaba bastante caliente, no pude evitar el abrazarme el cuerpo.
–Vaya, eso es… terrible. Creí que yo tenía una familia melodramática pero la tuya gana sobre todas.
Paul me miro frunciendo el ceño– Emily, ¿estás enojada?
Lo mire– No lo sé, sé que nosotros dos… hay algo pero no sé si es algo importante. –Un lágrima cayó por mi mejilla sorprendiéndome– No sé porque lloro.
Paul se levanto y me deje abrazar cuando sus brazos me sostuvieron– Mon ange, lo siento.
Así abrazada a él tome una decisión y cuando levante la cara para ver a Paul sus ojos se veían decididos también.
–Olvidémonos de todo eso que nos hace daño, C’est a nous nuit, esta noche es nuestra, si me lo permites. –Como si se le hubiera ocurrido algo encendió la televisión– Pero antes, vamos a bailar.
Cuando puso una emisora de música romántica me tendió la mano y apenas se la di me atrajo a sus brazos, no pude resistirme ante una invitación a bailar pedida de esa forma.
Bailamos juntos al son de la música y antes de darme cuenta nos estábamos besando lentamente. Acaricie su rostro mientras sentía que sus manos se mantenían firmemente en mi cintura, dando pequeñas caricias. No pude resistir más y enrede mis dedos en su cabello y deje que todo lo que sentía por él se reflejara. Sabía que me sentía confundida por todo lo que pasaba, pero ¿qué sentía en realidad? Algo me decía que no debía dejarlo marchar nunca de mi lado, pero siempre había un “pero”, y este era que no podíamos estar juntos… algo en mí me lo decía, que el diablo me condenara si lo iba a dejar así de fácil.
–Emily, Paul vengan a… ups, lo siento. –Me separe de Paul de inmediato– No quería molestar.
Paul le frunció el ceño a Zoey– Nunca sabremos si en verdad fue sin intención, creo.
Zoey le dio una mirada fea– Cállate Paul antes que te arrepientas, esta noche cocine algo delicioso y no te daré si te portas mal.
Ante eso no hubo protesta. Mire divertida a ambos.
–Vaya Zoey, sabes bien como tratar a un hombre.
Zoey se encogió de hombros– He aprendido un par de cosas con Heath, lo principal es que no amenaces su comida, más si es sabrosa.
–Tomo nota.
Después de la cena nos cambiamos al salón a mirar televisión, pero algo extraño pasaba en el ambiente y comencé a preocuparme por las miradas de Zackary, algo me decía que quería hablar conmigo pero no sabía como hacerlo.
–Zack deja de mirarme de esa forma, si vas a decir algo dilo. –Dije ya de los nervios.
Zack se acomodo en el sofá– Debemos marcharnos, el abuelo te necesita y mi padre cree que ando haciendo cosas indebidas, y por Dios que no tengo idea de a que se refiere con eso.
Me preocupe– ¿Cuándo debemos volver?
–Lo más pronto, aunque el abuelo dice que te quiere allá a más tardar pasado mañana.
Mire por el rabillo del ojo a Paul pero no lo veía preocupado, al parecer se veía tranquilo mientras hablaba por susurros con Heath.
–¿Pediste los pasajes?
Zackary asintió– Lo lamento si no te agrada, pero el abuelo manda.
Negué con la cabeza– No me molesta, hiciste lo correcto, ¿cuándo salimos?
–Mañana en la noche. Si te sirve de consuelo, los chicos se van también. Al parecer sus vacaciones ya terminaron.
Mire a Zoey– ¿Ya se van?
Zoey asintió– Ya me siento mejor como para viajar, y Heath tiene mucho trabajo en procesos misteriosos que aun no me quiere decir de que tratan, ¿crees que las parejas deben tener secretos? Porque yo no.
–Zoey, eso es normal y bastante sano, así tienen mucho de lo que hablar y discutir cuando las mentiras y los engaños se descubren. –Dije muy seria, pero Jane me piñizco– ¿Qué te pasa?
–Has equivocado tu vocación, debiste ser concejera de parejas.
–Genial, nadie aprecia que estudie una carrera en la que tengo un futuro, solo me dicen que debí ser masajista o concejera, ¿qué vendrá después? ¿Psicóloga de mascotas?
Zoey me observo durante un momento– No, no lo creo. Nunca pudimos tener un perro porque les tienes alergia.
–Iuk, no me lo recuerdes. El perro del vecino me mando al hospital a los cinco años. Y yo creía que los perros eran lindos.
Heath se ilumino– ¿No soportas los perros? O sea que la clave para que te mantengas lejos de mi casa es esa. –Miro a Zoey– Vamos a adoptar un hermoso perro siberiano, esta decidido.
Gracias a Dios por mi hermana que golpeo a su marido en la cabeza con un cojín.
– Tonto, no digas esas cosas aunque, –Su mirada parecía vibrar de alegría– ¿Si vas a comprar un perrito? Quiero uno lindo y muy peludo.
Heath fingió que no la escuchaba– Así que masajista, ¿eh? Puedo preguntar la clase de masajes que das…
Le lancé un cojín– Son cosas que aprendí en casa del abuelo.
Heath me miro con duda– Hablamos de tu abuelo Stonel ¿no? Porque lo creo de tu abuelo Jason, o de tu tío Mark.
–Ya basta. Me voy a dormir, buenas noches a todo el mundo. –Dije– Que tengan dulces sueños niños.
–La verdad yo también aprendí a dar masajes. –Agregó Zackary– Es algo que el abuelo te obliga a aprender, bueno no es por juego sino que te obliga a trabajar en las vacaciones en el centro turístico y hotel que hay cerca de casa. El verano pasado me toco trabajar en las caballerizas para la instrucción de excursionistas y antes de eso me toco dar masajes en el salón spa, ¿a ti te tocó allí este verano?
Asentí– Si, Richard estaba conmigo, él ya tiene bastante experiencia así que estaba bajo su supervisión.
Paul nos miraba de forma extraña– Tienen un abuelo único.
–No sabía que el abuelito les hacía trabajar. –Heath negó al igual que Zoey– No nos habías contado.
–No me pareció buena idea, papá creería que me estaban forzando a trabajar. –Pensé un momento– Y fue algo así, no me dieron opciones cuando llegaron las vacaciones.
–Aunque, si lo ven desde un puno de vista, ¿cómo esperan trabajar en el negocio hotelero sino saben como funciona? Es una buena práctica, así ven si sus trabajadores están haciendo lo correcto. –Agregó Jane.
Zack asintió– Es algo así y para crear más humildad. –Dijo imitando al abuelo– De igual forma es un castigo por todo lo que despilfarramos en fiestas y demás locuras, en especial Richard. –Apenas y detecte la sonrisa burlona– ¿No te ibas a dormir?
–Ya voy, ya voy. Tonto.
Subí y fui directo a ducharme. Había un cuarto de baño en el segundo piso por lo que tome mi toalla y fui a disfrutar del agua caliente. 
Cuando salí del baño me encontré cara a cara con Paul.

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