martes, 9 de agosto de 2011

Werewolf; Capitulo XI "En el velo de la luna"



>>Jeremy<<
Deje la puerta entreabierta y saque de la mesita esquinera que había al lado de mi puerta una muda de pantalones que por alguna razón siempre dejaba aquí. Me coloque los pantalones y baje las escaleras siguiendo a Fred y pensando en las palabras de Megan, más me valía volver, no podía causarle más dolor. Por ahora se mantenía todavía en shock el dolor vendría con la despedida a su padre.
Mientras bajábamos un escalofrío recorrió mi piel, y la herida de plata que me había dejado mal herido en la madrugada volvió a dolerme. Me lleve la mano al costado, pero desestime el dolor y la sensación; esto no era nada. Decidí preocuparme por lo que se presentaba ahora.
Mire por una de las ventanas victorianas, la noche estaba cayendo con rapidez.
– Jeremy vamos a tu estudio, Daniel te esta esperando. – Lo mire de soslayo iba a mi lado, pero su voz era lo que había captado mi atención por completo, ya no había burla o alegría en su voz, había algo más frío.
– Te sigo.
En un par de segundos estábamos allí, cruce las puertas y vi a Daniel sentado en uno de los sofás que estaban al lado de mi piano. Estaba mortalmente quieto. Supuse que aun no se adaptaba a lo de estar en la parte de arriba de la escala, no lo culpaba. Los primeros días eran terribles, era como conectar un cable a varios cables a la vez y si añades que cada cable tiene su propia potencia, unos más fuertes que otros.
Pero si Daniel había ganado su puesto era porque no era débil, la forma en que había peleado lo decía todo. No lo había echo como lo hacían todos los lobos; con la adrenalina a tope sino usando la cabeza con precisión.
– Daniel, – En cuanto hable él levanto la cabeza, sus ojos brillaban más de lo normal. – Qué sucede.
– Tengo una acusación. – Su voz era baja y cuidadosa.
– Dime. – Camine hasta quedar sentado enfrente del piano, quite la cubierta de las teclas y comencé a jugar con algunas. Paz, eso era lo que él debía ver, o eso fue lo que me dijo su mirada.
– Tal vez este equivocado, – Dijo mesándose el cabello, por lo que pude por el rabillo del ojo.
– Daniel solo habla de una vez. – Dijo Fred quien obviamente no le tenía paciencia a Daniel.
– Bien. Hay un traidor en nuestras filas, – Lo siguiente que dijo, lo hizo con la rabia marcando su voz, – Por eso nunca encontramos a este tipo. No es solo que sea un cazador; es que hay alguien ayudándole desde dentro. – Cuando termino de hablar estaba parado a mi lado esperando.
Lo mire fijamente, era una acusación bastante grande y debía de tener una prueba para hacerla. El solo pensar que un miembro de la manada podía haber echo eso… No, no quería pensar que alguien había entregado la cabeza de Ben a un asesino.
Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, esta vez no era por la pasión sino por la rabia, ese pensamiento no me agradaba nada y en el fondo sabía, no había esperado que sucediera, pero las palabras de Daniel tenían coherencia.
Respire profundamente, – ¿Por qué lo crees?
Me miro con el dolor reflejado en sus ojos, – Son estas conexiones que siento, siento a la manada de una forma… extraña.
– Más intima de lo que hacías antes, entiendo. – Dije, cuando me había convertido en Alfa me había pasado algo así, pero me había ocurrido en forma de un alza de adrenalina, al parecer a todos les pasaba de diferente manera.
Asintió, pero Fred se adelanto a hablar, – ¿Estas diciendo que sentiste algo mal? Eso es normal cuando tomas un cargo en la manada.
Daniel nos miro alternativamente. – Es solo que anoche sentí un jalón que no es usual, creo. Es solo que todo estaba bien y de pronto sentí algo extraño entre todo esto que esta pasando.
– Probablemente haya sido cuando atacaron a Jeremy, yo también sentí como si algo intentara tragarme, pero solo es eso.
Mire a Fred y luego a Daniel, algo pasaba aquí, pero ahora no era el momento para solucionar eso sino para saber que había provocado esa reacción en Daniel, todo él solía decir Ben, era hielo sólido…
Flash back
– ¿No te preocupa que tu hermano sea tan mal genio? – Dijo Franco sentado a mi lado.
– Mira quien lo dice, – Dijo Mark sonriendo como quien veía una presa tonta e indefensa para hincarle el diente. Definitivamente hoy no sería un buen día para Franco.
Él debió percibirlo porque le mostró los dientes a Mark. Me reí sin que se dieran cuenta. Pero Ben me había visto ya, lo dijo todo con el codazo que me dio en las costillas.
– Mi hermano no es mal genio, solo es serio, en la casa le decimos el señor hielo. – Lo mire sin entender, él se encogió de hombros, – Es solo que no le gusta que se rían de él y tampoco le agrada que mamá lo abrace, la última vez que mamá lo intentó se quedo como una estatua hasta que lo soltó.
– Tu hermano es raro, – Franco aun le mostraba los dientes a Mark, pero se dio un respiro para hablarle a Ben, – Solo digo que si no le gusta que lo abracen, es raro.
Mark se rió, – No todos corren a los brazos de una mujer.
Franco se encogió de hombros, – Amo a mi Grace. Ella es hermosa, y es abrazable, y es calentita por las noches. – Todos lo miramos, Franco volvió a encogerse de hombros. – ¿Qué?
– Nada, – Dije porque los otros lo miraban con un serio interés.
– No me gusta como me miran “ellos”. – Franco se movió inquieto, pero luego sonó su teléfono, lo miro y contesto de inmediato. – Mi amor. – Dijo y se retiró de inmediato sin mirar a los lobos que babeaban de envidia.
– Tal vez tu hermano necesita una mujer, solo mira a Franco parece otro cuando Grace lo llama. – Fue la brillante deducción de Mark.
– ¿Por que no haces caso de tu consejo Mark? – Dijo Fred, mirando aun por donde se había ido Franco.
– Si lo sigues tu primero, – Dijo Mark.
Mire a Ben para saber que pensaba.
Ben sonrió amargado, – No creo que eso sea suficiente cuando se trata del señor hielo sólido, Jay.
Fin Flash back
Recuerdo haberlo mirado confundido. Ahora me daba cuenta de que él estaba equivocado Daniel no era tan… serio, ahora mismo estaba perdiendo la calma, pero no era solo eso...
Lo mire a los ojos, – Sentiste el jalón que le di a la manada antes o después. – Fred me miro confundido y luego entrecerró los ojos.
Puse mis sentidos a trabajar, casi siempre los mantengo aparte para que no me molesten cuando estoy con los demás, pero ahora los fije en las palabras de Daniel.
– Fue después, fue extraño como una corriente extraña y luego sentí como un poso se abría a mis pies, ese fuiste tu supongo.
Cuando Daniel terminó de hablar Fred y yo hablamos al mismo tiempo, – Alguien desobedeció.
Daniel nos miro ansioso. Le di una sonrisa de pesar.
– Lo que sentiste fue cuando un lobo desobedeció una orden. No recuerdo haberlo sentido ¿qué hay de ti Fred? – Dije, pero ya me temía la respuesta.
– Yo tampoco.
– Eso supuse. Estábamos demasiado concentrados en la pelea que estaba en frente de nosotros o… – Mire a Daniel a los ojos. – Quien desobedeció era de tu grupo, una orden tuya y por eso no lo percibí con fuerza. ¿Cuál fue la última orden?
Daniel pestañeo ligeramente como tratando de recordar algo expresamente, – Buscar y matar al intruso.
Fred frunció el entrecejo, – Alguien lo encontró y lo evito…
– Alguien no quería matarlo Fred. – Dije mirándolo. Sabía que Fred tenía ciertos problemas de control, varias lunas peleamos hasta que lo deje tan golpeado que no tuvo más objeciones sobre quien era el jefe de la manada de Sibiu, pero no entendía que le sucedía con Daniel.
Mire fijamente a Fred y este esquivo mi mirada, aun no podía olvidar la escena que habíamos presenciado en su casa, al parecer algo se había resquebrajado en nuestra amistad, la confianza tal vez. Sacudí la cabeza tratando de aclarar mi mente, este no era el momento para eso.
– De todas formas me haré cargo. – Dije enfrascado en las teclas del piano.
– Estaré pendiente de mi grupo alfa, los mantendré lo más cerca de mí. Iremos al oeste a revisar el área en busca de más lobos extraños. – Habló Daniel despacio.
– Bien, – Asentí en su dirección.
En ese instante tocaron la puerta, en cuanto entraron me di cuenta de quienes eran por sus pasos, esta noche no era solo la sangre que me hervía sino que mis sentidos estaban activos y esperaba que se mantuvieran así por más tiempo, el suficiente como para mantenerme vivo esta noche.
– ¿Qué sucede? ¿Mark? ¿Franco?
– Ordenes. – Dijeron ambos. Me di la vuelta para mirarlos. Ninguno de los dos miraba a Daniel a los ojos pero si lo hacían de soslayo.
Esto ya estaba sacándome de mis casillas. Me levante de un salto. Con eso capte la atención de todos.
– ¿Qué mierda esta pasando? Y no me digan que nada, Fred – Le di una mirada al mencionado y este me la devolvió, – No paras de provocar a Daniel, ¿qué sucede? Y a ustedes que les pasa, llegan y ya les dan miradas de odio al tipo. No sé como puedes soportarlo Daniel.
Fred se aclaró la garganta, – Sabes que a veces se me va el control, y él con su calma me provoca. – Levante una ceja escéptico porque me dijera eso. – No lo sé, solo no puedo estar cerca de él en un espacio cerrado.
Mire a los otros, especifico a Mark pero este me ignoro mirando el piso.
– Hay algo en este chico que esta mal Jeremy, no es solo su calma. – Ahora Franco miraba directo a los ojos a Daniel. – Les pateo el trasero a todos los que se acercaron a pelear con él por el quinto puesto de la manada. Eso es muy raro.
– Más que raro. Hace dos años nosotros nos unimos a ti, – Dijo Mark aun sin mirar a Daniel, aun estaba mirando un punto fijo en el suelo. – El padre de Fred nos escogió porque éramos los que más fuerza le daríamos en la manada, tendríamos la oportunidad de mantener a raya las disputas de fuerza y poder dentro de la manada. Según él la clave era fuerza y juventud para dominar.
Mire a Mark hasta que este me devolvió la mirada, la confusión era patente en su mirada, – ¿Y eso qué?
Pero él no me respondió, él que lo hizo fue Fred, – Que hasta Franco era capaz de vencer a Ben, – Mire a Franco si es que se había sentido ofendido por las palabras de Fred, pero este no mostro nada de eso. – No es por molestar. Solo que cada cargo, cada mando estaba claramente marcado, pero él no… no sé. Es más fuerte de lo que lo era Ben.
Mire a Daniel esperando una respuesta.
– No quise molestar a mi hermano, sabía que no me perdonaría eso, así que me negué cuando el señor Stonel vino a verme. – Dijo Daniel, que volvía a estar sentado tranquilamente en el sofá. – Además mi hermano era amigo de ustedes, él iba a encajar aquí más que yo.
– Oh pobre niño, – Fred rodó los ojos. – Compadezcámonos de él.
– Fred. – Hablé fuerte y claro, mire a Daniel con los ojos entrecerrados. – Daniel mentir es imposible con cuatro hombres lobo en una habitación cerrada, y jugar con las palabras es un juego que pocos saben jugar bien. – Fred me miro como si acabara de encontrar el billete del millón. – Él que seas uno… pues te felicito pero lamento decirte que yo también lo hago y por eso sé que lo estabas haciendo. ¿Cuál fue tu intención al hacer eso?
Daniel me sonrió. Era desconcertante ver esa expresión en su rostro, lo sabía por las caras de desconfianza de Franco, Fred y Mark.
– Le lancé el cargo en la cara a Ben. – Se paso una mano en la frente, – Me estaba insultando, diciendo de que era incapaz de mantener un secreto con mi vida, ni porque ese secreto nos mantuviera con vida a todos. Verán es que yo le había contado todo sobre nosotros a Lily, aun no éramos una pareja, ella solo era mi amiga. Él no entendía que la amaba y que era mía, él solo veía los defectos de Lily, me decía que avergonzaba a la familia y que terminaríamos muertos por mi culpa, que mataría a la manada. Yo le dije que se fuera al diablo, que eso no pasaría, así nos encontró el señor Stonel y para colmo va y suelta eso; fue una bomba. Ben no daba crédito a las palabras que había oído. Así que hice algo mejor, le dije que él se hiciera cargo, ya que yo soy la deshonra de la familia que él fuera la honra. Me di la vuelta y me fui.
Todos lo mirábamos como si fuera un extraterrestre los adultos y lo pocos jóvenes de la manada matarían, no, corrección; habían peleado por estar en su lugar y él no lo quería. Me levante de mi lugar y comencé a caminar de un lado para otro hasta quedar en frente de la ventana.
– ¿Por qué pediste mi permiso para pelear por un puesto que no querías? – Lo mire frunciendo el ceño.
Nos habíamos desviado del tema, así que iba a terminarlo.
Daniel miro el suelo. – Mi hermano.
Suspire y mire al resto. – Buen ordenes; Daniel mantén tu grupo contigo al oeste como sugeriste. Fred te quiero aquí; anoche ese tipo buscaba a Meg, tú la cuidaras. Mark tu y tú grupo vendrán conmigo. Franco ve hacia las casas de los lobos y reparte a tu grupo alrededor.
– ¿Crees qué atacaría a las mujeres y a los cachorros? – Dijo Franco preocupado. Era evidente Grace estaba embarazada.
– No sabemos como es.
– Es mejor que vayas Franco, a él no le importaba nadie más que él. – Habló el señor Stonel que entró cojeando, – Y si cree que con eso Jeremy irá a él, lo hará.
– Bien. – Dije mirándolo con desconfianza.
Él me sonrió, – Yo iré contigo. Mi padre y Victoria se quedaran aquí para cuidar el castillo.
– No, yo creo que no. – Dijo Fred. – Estabas casi muerto en la mañana, quédate con tu pareja y déjanos esto a nosotros, – Hasta Daniel pudo sentir el dolor en las palabras de Fred.
El señor Stonel lo miro severamente, – No me des órdenes muchachito, yo hago lo que quiero y voy a acompañar a Jay esta noche.
– Fred tiene razón señor, aun esta mal y eso solo haría que mamá se preocupara. – Dije rascándome el cuello por la incomodidad, aparte de los que vimos la escena nadie más sabía de su relación con mamá.
– Ya hablé con ella, estará bien.
Asentí, que fuera lo que Dios o si existe alguien que se apiade de los lobos, quiera.
Daniel salió de inmediato como un vendaval, le siguió Franco con un paso más tranquilo pero no menos veloz. Fred se quedo mirándome un momento, después miro a su padre y cuando volvió a mirarme asintió. En cualquier otra ocasión hubiéramos ido juntos a sacar el intruso de la reserva pero esto era distinto.
Mire a los demás y salimos al pasillo, ya ninguno estaba a la vista.
– ¿Hacia dónde vamos Jefe? – Dijo Mark cuando salíamos del estudio después de que los demás se hubieran retirado a sus puestos.
– Vamos a ir dentro de la montaña. – Dije por inercia. En el fondo sabía que algo en mí hablaba por mí. Extraño. – Hace tiempo no voy a allí.
– ¡Fede! – Me sacudí la cabeza y mire a mi madre que corría hacia nosotros. – ¿Qué van a hacer? – Dijo mirándonos a todos.
– Madre. – Dije preocupado, solo hacía un día desde que ella había sido lastimada gravemente, pero se veía bastante bien, caminaba como asegurándose de cada paso.
– Steph, – Dijo el señor Stonel, – Iré y no digas más. Fred y mi padre se quedarán, aquí estarás bien.
Mamá dirigió su mirada hacia mí. – No me metas a mí, Mark y yo íbamos a salir…
Me interrumpí, porque mamá se me había echado a los brazos. Después de un momento se separo de mí y tomo mi rostro entre sus manos.
– Cuídate mucho, si fuera por mi no saldrías hoy de casa. – La abrace fuerte. – Mi Jay no creo que sea una buena idea… – La voz de mamá había bajado por cada palabra que decía.
El señor Stonel se adelanto y tomo a mamá entre sus brazos. – Todo va a estar bien, yo voy de respaldo.
Mamá nos miro a los dos y después fijo su mirada en Mark, – Cuídalos hijo, estos dos son un par de impulsivos entre los dos se van a matar… – Después de eso se puso a llorar.
– Ve con Victoria y cuida de Meg que no saque de quicio a Fred, eso es algo que presiento yo. – Dijo secando las lágrimas de la cara de mamá con mucho cuidado como si ella fuera algo preciado, luego le dio un leve beso en los labios.
Mire hacia otro lado, todavía me parecía extraño, no había y tenido tiempo para asimilar esto, pero verlos me hacía comprender... Él la veía como yo veía
Ésta sonrió y se fue sin mirar atrás.
– ¿Me he perdido de algo? – Dijo Mark a mi lado. Yo lo mire y menee la cabeza.
– No me preguntes aun, tal vez dentro de unos días.
– See, como tu digas. – Dijo imitando un todo de total desinterés.
El señor Stonel nos miro e indico con una inclinación de cabeza la salida, asentí y nos dirigimos fuera.
La noche estaba comenzando, cayendo como un manto sobre nosotros, la luna estaba cubierta por una suave capa de nubes que no la alcanzaban a cubrirla. Suspire, había algo que se mantenía golpeando detrás de mi nuca, un pensamiento que no me abandonaba, esta noche podía ser la última. La pregunta era de quien era la última noche.
– Es mejor que cambie, no quiero que ese maldito me tome por sorpresa, quiero todos mis sentidos funcionando. – Con eso, se quito los vaqueros y tomo una exhalación, el cambio no duro mucho, se supone que dura si es que estamos heridos, pero el señor Stonel cambio como si nunca hubiera tenido una reacción alérgica como la de la madrugada pasada.
– Voy por mi grupo, – Dijo Mark y salió disparado a la parte del bosque que se unía con el jardín del castillo. Al poco rato después escuche su aullido aun humano.
Mire al señor Stonel que estaba sentado esperándome, – No voy a cambiar, soy mejor como humano que como lobo, aunque la sangre me hierva como nunca, – Dije esto último para mí, casi podía sentir el retumbar de mi propia sangre en los oídos.
Sentí una especie de gruñido y mire al señor Stonel, este miraba al bosque, yo también lo hice esperando ver a Mark pero quien salió fue Richard.
– ¿Qué haces aquí? – Le pregunte algo molesto, él debía estar en su casa, mire al lobo blanco que era el señor Stonel, pero este solo miraba de lado a Richard esperando a que este hablara, supuse.
Richard se acercó hasta quedar en frente de mí antes de responder. – Quiero ayudar.
– Ayuda cuidando a tu madre. – Dije molesto porque estuviera aquí dejando a su madre y a sus hermanos, luego mire al señor Stonel reprochándole en silencio el que estuviera aquí y dejara a sus hijos pequeños solos.
Él bufó, – El abuelo vino por nosotros al medio día, dijo que se armaría la grande durante la noche y que era mejor que tomará a mis hermanos y a mamá y que lo siguiera hasta aquí donde íbamos a estar seguros, eso hicimos. – Se encogió de hombros, – Me sorprende que no sintieras la atmosfera pesada en tu propia casa, mamá no dejaba de quejarse sobre quedarse en el mismo techo que… – Suspiró y miro para otro lado.
Suspiré tratando de omitir ese último comentario, pero sobre todo él tenía razón. Ni siquiera me había dado cuenta de que ellos estaban alojados en casa, me aferre a la única explicación que podía dar. – Rick, hay más de cuarenta habitaciones aquí, ¿cómo quieres que me de cuenta?
Ahora recordaba que el mayor de los Stonel me había dicho que si podía traer ‘algo’ desde la casa de su hijo, debería haber hecho que se explicara. Tonto de mí. – De todas formas te quedas aquí.
– Pero… – Levante mi mano para acallarlo.
– Te vas a quedar aquí y vas a ayudar a Fred, únetele a él. – Rick asintió y se aferro a ese clavo caliente, pero además, como si pensara que iba a retractarme se largo antes de que pudiera decir algo más.
Mire al lobo a mi lado, – Beneficios, Fred lo cuidará y además lo mantendremos haciendo algo útil por nosotros. – El lobo inclinó su cabeza, en un movimiento bastante elegante para parecer animal.
Caminé hacia el jardín hasta llegar al bosque, hora de salir a jugar.
Al par de minutos de estar corriendo me encontré con Mark y dos hombres que fácilmente le podrían sacar diez años. No paramos, simplemente seguimos corriendo.
– ¿Jeremy estas seguro? – Dijo Mark que se había adelantado para quedar a mi izquierda ya que a mi derecha estaba el señor Stonel.
– Solo sígueme Mark.
A medida que íbamos adentrándonos en el bosque la espesura de los árboles iba creciendo, mostrándonos que nos acercábamos al pie de la montaña. Los Cárpatos no eran lugares bonitos si estabas demasiado cerca de la montaña. Y como si fuera poco la presión y el frío del ambiente nos decía que íbamos subiendo, el ambiente era engañoso no parecía que estábamos yendo hacia arriba.
Todavía quedaba bastante tiempo para llegar al risco que había visto una y mil veces en mis sueños. Me pare y al instante los demás se quedaron parados detrás de mí.
– Mark, tu y tus hombres cambien, no quiero que nos atrapen con la guardia baja.
– Como quieras, de todas formas es mejor para mis sentidos, aquí hay algo que me molesta. – Dijo en voz baja, lo entendía esta montaña me hacia sentir respeto por ella. – Chicos cambien.
Por inercia mire hacia un lado, había algo invisible a mis sentidos, probablemente Mark tenía razón; aquí había algo, no era solo la montaña la que inspiraba respeto.
Después de unos minutos sentí un suave gruñido, mire a Mark. Estaban listos para partir. Asentí y seguimos nuestro camino a un paso más moderado que el anterior, el sendero que había sido construido por el paso de los lobos hace años se había borrado, por lo que varios arbustos habían crecido cubriéndolo todo sin dejar señal alguna de donde había estado, pero la fuerza de los recuerdos me decía donde estaba.
Aparte unas cuantas ramas de mi camino y quebré otras tantas para que no molestasen a los demás. Desde que era el Alfa había cambiado el lugar de las reuniones de la manada a un claro que estaba cerca del castillo para facilitar la llegada de todos los lobos, era peligroso pero útil, aunque también era cierto que otra de las razones era que este lugar me daba malas vibras.
Volver aquí me hacia recordar cosas, aunque no estaba muy seguro de que tipo de cosas. Y por un momento me pareció estar corriendo con mamá a mi lado en aquella noche de invierno, con la nieve agolpándose en el suelo mientras corríamos hacia la manada, mi primera luna llena después de mi doceavo cumpleaños, solo faltaba algo. Mire al señor Stonel de soslayo, sus orejas se movían levemente de un lado para otro lado. No era el único que esperaba la visita de alguien inesperado en cualquier momento. O él también recordaba esa noche, quizás con más detalle de lo que lo recuerdo yo.
Pero habían cosas que no habían cambiado; aun seguía el risco en la misma e imponente posición, los rayos de luna que tocaban el suelo en ciertas partes, y los lobos que estaban ubicados en cada parte que los rayos de luna besaban el suelo, tan rígidos que parecían estatuas, y él, el mismo que en mis sueños atacaba a mamá. Estaba en la misma posición, en la parte en que los arboles dejaban pasar una gran cantidad de luz de luna, con los brazos extendidos recibiéndolos mientras mantenía los ojos cerrados, tal cual lo veía en mis sueños.
Camine hasta quedar en una de las filtraciones de luz y el dolor de cabeza me inundó, con una oleada de recuerdos de los que no quería recordar. Trate de contenerlos sujetando mi cabeza, pero el dolor era tremendo.

2 comentarios:

  1. hola me encanta esta historia me encantaría que la continuaras.

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    1. Hola, mi idea es continuarla cuando termine I don't understand nothing, pero si quieres puedo subir de pequeñas partes los capis para terminar Werewolf^^

      Gracias, me alaga que te guste la historia^^

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