domingo, 7 de agosto de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "Algunas cosas extrañas..."




– Liam ¿qué edad tienes? No recuerdo haberte visto antes por aquí ¿dónde vives? – Esta niña me sacaba de mis casillas. Estábamos sentadas las dos en el asiento trasero del auto de Steve, no tenía idea de donde íbamos, solo sabía que quería estrangularla y cuanto antes mejor, hace rato que estaba haciéndole las una y mil preguntas a Liam, y él parecía que no le daba importancia solo respondía de inmediato sin ponerle trabas.
– ¿Cielo te encuentras bien? – Pregunto Liam desde su asiento, lo mire de reojo haciendo como si todavía mirara por la ventana. ¿Se estaba riendo? Tenía una enorme sonrisa en su rostro. Tenía tantas ganas… De repente sentí que el suelo se me movía, de inmediato cerré los ojos, ¿qué rayos me pasaba? – Leah.
– Si, – Dije aun con los ojos cerrados, esto no era normal, tal vez las repercusiones del viaje por fin estaban haciendo estragos conmigo. Abrí los ojos lentamente, el suelo o “yo” habían dejado de moverse.
Oh, oh. Me había dado cuenta de algo. Estaba tan aburrida con esto, explicación de “esto”; La niña preguntona, Steve el mudo y Liam el despreocupado. Me iba a poner a contar árboles, pero aquí son escasos… aquí no hay pino… Sonreí sin poder evitarlo.
– ¿Qué es tan gracioso? – Pregunto Joy alias la niñita.
– Tú, – Dije con mi sonrisa más despampanante. La niñita me frunció el ceño de inmediato y se mordió el labio como si quisiera responderme.
– Leah, eso no es muy educado, – Dijo Liam frunciendo levemente el ceño, también. Volví mi mirada a la ventana. ¿Por qué diablos la defendía? ¿Y a dónde y cuándo llegaríamos?
– Ya vamos a llegar, – Dijo Steve de repente mirándome por el retrovisor, como si me hubiera leído el pensamiento. Asentí hacia él y seguí mirando el paisaje que hasta ahora era extraño para mí. Había tanta luz…
>>Liam<<
En cuanto paramos, di gracias de salir por fin de ese auto, Joy no paraba de hacerme preguntas, y Leah estaba ignorándome a tal punto que estaba colocándome los nervios de punta.
Estaba esperando a que Leah bajara del auto se estaba tomando su tiempo en hacerlo, de seguro estaba molesta todavía.
– Liam, vamos – Dijo Joy colgándose de mi brazo y arrastrándome dentro de la casa a la que habíamos llegado, antes de que siquiera pudiera decirle algo a Leah, aunque ¿qué le iba a decir? ¿Lo siento por responder a las preguntas de Joy? Mire mi brazo y luego a Joy.
– ¿No deberíamos esperar por Leah y Steve? – Dije intentando sin éxito que ella se apartara de mí. Esta niña si que tenía fuerza.
– Nop, porque Steve ya sabe adonde debe ir. – Dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
Mire hacia atrás después de avanzar bastante, pero nadie venía detrás de nosotros, estaba por preocuparme después de un rato cuando aparecieron, Steve estaba más relajado que hace un rato, Leah en cambio estaba pálida, quise acercarme pero en cuanto nuestras miradas se cruzaron Leah negó suavemente.
– Bien yo los dejo aquí, – Dijo Joy, – A “Ella” no le caigo bien… – Hizo rodar los ojos dramáticamente. Me miro de forma extraña y luego se fue. Me gire para mirar a Leah, ella estaba mirándome pero luego bajo la vista.
– Vamos, esta en el otro piso, – Espere a que Leah pasara por mi lado para detenerla.
– ¿Estas enojada? – Dije manteniendo mi voz neutra, Leah se encogió de hombros levemente.
– No me siento muy bien, creo que el viaje me pasó la cuenta, nada más. – Asentí no muy convencido, pero lo deje pasar ya hablaríamos más tarde sobre todo lo que estaba quedando pendiente últimamente.
Le deje libre el paso y seguimos a Steve, que ya nos estaba esperando arriba en frente de la primera puerta.
– Debo decirles algo, – Dijo desviando la mirada de nosotros, – Ella es mía, – Y abrió la puerta dejándonos a Leah y a mí sin entender nada. ¿Qué era eso de “ella es mía”? Pero mi pregunta se contesto de inmediato.
– ¡Steve! – Dijo una voz algo preocupada del otro lado de la puerta. – ¿Por qué todavía estoy aquí?
– Cielo bájate, te vas a caer de ahí.
Entramos al mismo tiempo Leah y yo, y estoy seguro que ambos nos sorprendimos de la misma manera al ver una morena vestida únicamente con una camisa, y si adivinaba correctamente esa camisa era de Steve. Ahora ya entendía ese “Ella es mía”.
La morena caminaba de un lado a otro sobre la cama. Steve estaba al pie de la cama intentando convencerla de bajar. Me aclaré la garganta y la chica salto del susto a los brazos de Steve.
Steve sonrió con malicia.
– Cariño, este es Liam y ella es su pareja, son mis amigos y me están ayudando...
La morena se aparto de él y lo golpeo en el hombro con una mirada que decía claramente que no estaba para bromas, – Steve, estoy vestida únicamente con esto, – Señaló la camisa que llevaba puesta, – ¿Cómo me haces esto? – Nos señalo a Leah y a mí. – Sé bien cual es mi situación aquí, pero no me esperaba que quisieras denigrarme así. Lo espero de esa…
– Cariño, no era mi intención que pensaras eso, y tú sabes que no puedo traerte ropa, levantaría sospechas pero tal vez si te llevaras bien con Joy...
– Ni muerta voy a pedirle ayuda a esa... niñita malcriada. – Dijo de inmediato la morena dejándose caer en la cama.
– Wooow, me agrada. – Dijo Leah pasando a mi lado, cuando estuvo al lado de la morena le tendió la mano – Soy Leah Clearwater, pareja de Liam y actualmente estoy aquí para hacer nada.
La morena estrechó la mano que Leah le ofrecía, y con una sonrisa en el rostro, – Soy Kate Goodman, actualmente secuestrada en contra de su voluntad, – Se sonrieron mutuamente.
>>Leah<<
– Creo que nos vamos a llevar muy bien, – Mire al par de neandertales que nos observaban sin entender nada. – Necesitas ropa y yo creo que puedo conseguírtela, después de todo no sospecharían de mí ya que soy mujer y según las creencias populares machistas debo hacer muchas compras.
Kate lanzó un gritito ahogado, – Dime por favor que no estas mintiendo, – Negué, aun con mi escasa visión periférica pude ver el gesto de disgusto de Steve por mi ofrecimiento. – Eso sería genial.
– Así que tu eres la nueva mujer de mi padre, – De improviso Liam hablo mirando a Kate detenidamente. Ésta se puso tensa en el momento que escucho hablar a Liam.
– Era, – Dijo Steve desde su lugar cerca de la ventana de la habitación, se había colocado ahí en cuanto se separo de Kate.
Kate lo ignoro, – Si tu eres uno de los hijos de Noam, ¿por qué estas aquí? – Liam la miro confundido. Sin saber que decir en esta situación guarde silencio como lo hacía Steve, hasta que por fin Liam pudo hablar.
– Porque algo extraño le pasa y eso nos afecta a todos, somos lobos y si nuestro alfa no está bien nadie lo estará. – Liam estaba totalmente serio.
– Noam me dijo que estaba bien la última vez que lo vi…
– Kate, no lo defiendas, es una suerte que no te haya hecho nada pero esta más que loco…
– Noam no esta loco, – Cortó a Steve la chica poniéndose en pie para hacerle frente. La mire sin creerme lo que estaba escuchando, yo había visto los ojos de ese tipo y no vi nada, pero tal vez eso no quería decir que él estuviese loco… pero tampoco lo contrario.
– Te pareces a mi madre, – Soltó de pronto Liam desviando la mirada. Kate lo miro como si no pudiera creerse lo que acababa de escuchar.
– Es lo mismo que yo pensé después que Kate me dijera que él no le había hecho nada…
– Dirás, después de que me revisaras de pies a cabeza Señor Doctor, – Enarque una ceja, mientras Steve no pudo evitar sonreír con el apodo. Kate se giro hacia mí con una sonrisa, – A veces es muy… aplicado con su trabajo.
– Ya lo veo.
– Bien creo que es mejor que nos vayamos Leah. – Dijo Liam como si ya no resistiera estar un segundo más allí.
– Acabamos de llegar. – Dije sin poder evitarlo.
– Solo quería ver quien era ella personalmente, Steve me había hablado algo de ella y no lo había creído, ya lo comprobé así que ahora vámonos. – Asentí levemente sin muchas ganas.
Mire a Kate, – Mañana te traeré la ropa, creo que te quedará. – Dije comparándome con ella, yo era bastante más alta por lo que mi ropa debía quedarle.
Kate asintió firmemente con la cabeza, ahora que lo pensaba detenidamente ¿qué edad tenía esta chica? Parecía menor que yo o por lo menos de mi edad. Me guarde la pregunta, quizá mañana tendría más tiempo para hablar con ella, comenzaba a tener cierta curiosidad por esta chica. Definitivamente este viaje estaba sacando lo peor de mí.
– Nos vemos más tarde Kate, – Steve se acerco a ella y deposito un beso en sus labios, abrazándola por un momento, – Nos vemos.
– Adiós, vuelve pronto.
Estábamos por salir de la habitación cuando Kate se movió hacia Liam.
– Liam, no me respondiste que hacías aquí o por qué haces esto. – Liam la miro un momento y salió de la habitación sin responderle a Kate.
Después de eso salimos en completo silencio de allí, hasta llegar a la planta baja de la casa. Cuando subimos no me había dado cuenta de que había un grupo de personas ubicadas en el que debía ser la sala de estar, era seguro que todos eran lobos, la gente que tanto había buscado Steve.
De entre ellos apareció Joy, quien llego saltando hasta Liam, por un momento pensé que en verdad se le echaría a los brazos, pero se detuvo en frente de él con una mirada coqueta. Quería cada vez más estrangularla, se estaba esforzando por llamar la atención de Liam. Pase por el lado de ambos y salí de la casa sin mirar a nadie más, tenía ganas de armar una escena de celos pero lo deseche no le seguiría el juego. ¿Era eso lo que sentía celos? Otra cosa mala que salía de mí con este viaje.
El auto estaba abierto por lo que me senté en el mismo lugar que había ocupado antes, con la puerta abierta. Comenzaba a sentir un cierto molestar en el estomago, pase mi mano por encima, y comencé a rememorar lo que había comido pero volví a echarle la culpa al viaje, además solo podía ser eso.
– Leah, ¿te ocurre algo? – Pregunto Steve arrodillándose en frente de mí para estar a la misma altura supuse, mi primer pensamiento fue decirle que nada pero recordé que era un lobo y aunque pudiera mentirle no me serviría de nada siendo un doctor. Malditos Hombres-Lobo. Malditos doctores sabelotodo.
Suspire y confesé, – Me siento algo extraña, sentí mareos hace un rato cuando llegamos y ahora tengo un poco de dolor aquí, – Dije colocando mis brazos alrededor de mi estomago. Steve me observo durante un momento, esperando a que agregara algún otro malestar. – Pero creo que es solo el viaje, nunca he viajado tanto en mi vida.
– Cuando lleguemos a mi casa me gustaría hacerte un pequeño chequeo.
– En tus sueños. – Antes muerta me dejaría revisar por un extraño. Steve pareció ver eso escrito en mi cara porque se levanto y se subió al auto.
– ¿Ya nos vamos, por qué? – Pregunto Joy. Otra vez no por favor…
– Porque si, – Dijo Steve cortándola antes de que empezara con su set de preguntas.
Liam estaba parado a un lado del auto, no sabría decir que vio en mi cara, solo sé que se subió en el asiento que estaba al lado de mí y me abrazo.
– Te ves muy pálida mi ángel, – Dijo contra mi cabello.
– Estoy algo agotada, solo necesito dormir.
– Okay, lo siento mi amor, fui un idiota debí dejarte descansar en vez de haberte levantado de la cama, – Lo mire sorprendida, yo creía que había comenzado bien mi día, – Bueno tal vez, debía de haberme moderado un poquito en lo del baño…
Joy cerró la puerta de un golpe haciéndome saltar, era obvio que no le agradaba nuestra conversación para nada. – Bien, vámonos ya.
– Ven mi amor, – Liam volvió a abrazarme, – Te amo con todo mí ser Leah. Soy todo tuyo.
Sonreí, creo que no había sido mi imaginación cuando escuche un bufido del asiento delantero.
– Yo también te amo Liam. – Atrajo mi rostro y me beso tiernamente, – Hace mucho que no hacías eso.
– Deberías llamarme la atención por ser tan estúpido.
Disculpa Liam, pero quería hacerle un pequeño chequeo a Leah, ¿qué me dices? – Mire a Steve, como podía ser tan…
– ¿Qué le pasa a mi ángel? – Interrumpió Liam mis pensamientos y antes de que yo pudiera decirle unas cuantas cosas amigables a Steve.
– ¿Ángel? – Se burlo Joy, se callo de inmediato cuando vio la mirada de Liam. Creo que ya no me volvería a molestar.
Steve se aclaro la garganta para que Liam le prestara atención, – Ha tenido mareos y le duele algo el estomago.
– ¿Te duele la pancita mi amor? – Dijo Liam poniendo una de sus manos en mi estomago. Asentí no muy convencida de contarle sobre mis dolores, Steve lo hacia ver como si me fuera a morir de un momento a otro con su tono de doctor que dice; “Tenemos algo importante que decirle señor.”
– En verdad me gustaría revisarla, así podrías salir de dudas si es por el viaje o no, – Agrego Steve mirándome por el retrovisor. – No eres como nosotros, por eso quisiera saber qué te pasa.
– Okay, – Acepte cuando Liam me miro preocupado. – Pero solo será eso nada más.
Liam me mantuvo abrazada todo el trayecto a casa que se me hizo algo largo, el malestar era bastante incomodo pero estaba casi segura que era un dolor premenstrual, ya debería haberme llegado… suspire y me acurruque más en los brazos de Liam, él estaba acariciando con delicadeza mi cabello. Joy no había vuelto a abrir la boca en todo el trayecto, por un lado era bueno y por otro me producía un sentimiento de desconfianza.
Cuando bajamos del auto, Joy tomo su propio camino, oí como Liam preguntaba a Steve si acaso se habría enojado con él, Steve se encogió de hombros y nos adentramos en la casa. De inmediato apareció la enfermera que cuidaba de Emily.
– ¿Todo bien? – Le pregunto Steve sin dejar de caminar.
– Si señor, se fue a tomar una pequeña siesta hace un rato, estaba bastante agotada después de pasar la mañana en el jardín.
– Bien, estaré en el estudio avíseme cuando se despierte, – La enfermera asintió y se retiro de nuestra vista, – A veces mamá se despierta algo desorientada y me necesita.
– Eres un hijo modelo, – Dijo Liam, – Ojala como se te ocurrió compartir eso, compartas el por qué marcaste a la mujer de mi padre.
– Liam… – Le reproche. Liam me miro como si no hubiera dicho o hecho nada malo.
– Déjalo Leah. Ya les dije que ella es mía, no era de él. – Llegamos a unas puertas similares a las que tenía el estudio de la casa del padre de Liam, cuando Steve abrió la puerta mostró un estudio bastante más desordenado de lo que podría haber estado el estudio de Noam Hunter. El escritorio estaba repleto de papeles y algunos implementos de medicina que había tenido la mala suerte de ver un par de veces, es un verdadero lío tener un hermano menor, siempre se meten en problemas y para colmo te arrastran con ellos.
Recordé cuando Seth se callo de un árbol el pobre se quebró un brazo y a la que castigaron por una semana fue a mí por no cuidarlo, que recuerdos eran esos cuando papá estaba con nosotros. Mire a Liam sin que se diera cuenta, estaba al lado de Steve buscando no se que entre medio de todos esos papeles, ¿qué habría hecho papá si lo hubiera conocido? Mi mente no conseguía una respuesta.
– Leah, siéntate en el sillón por favor, – Dijo Steve sacando un aparato raro de su bata que colgaba en el respaldo de la silla de cuero que tenía en su escritorio.
Trague saliva, ¿qué demonios me iba a hacer? Liam se acerco y me abrazo por detrás.
– No tengas miedo de nada mi amor yo voy a estar aquí para ti…
– De eso nada, tu te vas, no sé que vayas a hacer pero ella va a estar sola conmigo, tu solo la distraerías poniéndola nerviosa. – Dijo Steve con su bata puesta y señalándole la puerta a Liam, después me miro a mí, – Tú al sillón, y comienza a recordar el día y momento en que te dio tu primer mareo.
– No me puedes echar así, es mi mujer. – Dijo Liam haciéndose el difícil, – Tengo derecho a estar aquí.
Steve tomo mi mano izquierda y la revisó, – No es tu mujer, aquí no hay ningún anillo de matrimonio, ni de compromiso, así que sale de aquí de una vez.
Liam se le quedo mirando como si fuera idiota, baje la mirada ahora que lo pensaba nunca pude ponerme una joya ni nada por miedo a que cuando me transformara se rompiera y de paso me dañara. Obviamente Liam malinterpreto mi gesto.
– Cariño en cuanto puedo te compro un añillo, pero no dejes que me saque, – Mire a Steve y este se rindió.
– Al diablo si te pones nerviosa, y te incomoda la revisión y me da igual.
Comenzó a revisarme en cuanto Liam dejo de protestar porque Steve me pidió que me quitara la blusa que llevaba puesta. Mientras duro el chequeo Liam no dejo de refunfuñar sobre estar medio desnuda en frente de otro hombre, por más que lo intente no pude contener la risa que me daba la situación.
– Listo, – Dijo Steve algo desilusionado, – No sé que es lo que puede pasarte, por lo menos no aquí, solo se me ocurre hacer algo pero… – Miro a Liam y después a mí, – No creo que te agrade.
Ahora si estaba nerviosa, trague saliva intentando vestirme lo mejor posible, – ¿Qué debo hacer?
– Si accedes, mañana sería aconsejable que te pases por el hospital donde trabajo, te estaré esperando para que te hagas una prueba de embarazo. No creo que lo que te ocurre sea fatiga.
No podía decir eso, yo sabía con seguridad que eso no serviría de nada, no podía estar embarazada. Sentí ganas de llorar, pero me hice la fuerte y asentí.
– Cariño no tienes porque hacerlo, – Dijo Liam dándome su apoyo, pero negué, lo haría y descartaría eso de las posibilidades de Steve. Aunque sentía miedo de lo que me podía estar pasando.
Suspire y me levante del sillón. Lancé un bostezo sin siquiera quererlo y salí del estudio con Liam pegado a mis tobillos.

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