domingo, 7 de agosto de 2011

Cuando La Luna Al Fin Sale: "Recta Final"




>>Leah<<
Y yo inocentemente me lo iba a creer, como el cordero que va al sacrificio, bufe internamente, lo único que mi mente pensaba era en huir de ahí, salir pitando con Kate, pero ahora Kate estaba paralizada, cortesía del Alfa, y yo estaba sola, sin saber que hacer, no es que no hubiera espacio para poder cambiar, pero… ¿podría? Aparte a un lado mi morbosidad era obvio que si aun me movía como lobo, aun podría adoptar la forma, ¿no? Pero, como siempre hay un pero… si me transformaba ahora tendría que dejar a Kate, y no sabía cuan lejos podía ir o si quera donde buscar a Liam.
Y para qué, ¿para que este tipo tuviera un derramamiento de sangre? No.
– De un cierto modo esto es molesto…
– ¿Puedo saber por qué piensas así? – Asentí, esto definitivamente no sería como en las películas, nada de un héroe para mí en el momento preciso.
– Sip, es molesto, porque me he pasado ocultándole a Liam de que Steve es su hermano mayor, ¿no? Desde que conocí a Emily, y tu pudiste haberme ahorrado todo eso con solo decir “Hijo ese cabrón insoportable para ti es tu hermano” – Mantenle hablando y da un paso con disimulo hacia atrás, me dije interiormente, Noam no pareció notar demasiado mi movimiento, – Ves, eso es algo molesto… y también es molesto el que tu no le hayas dicho nada a Steve, su abuelo era “humano”, digo pudiste haberlo borrado del mapa…
– Emily nunca me lo hubiera perdonado. – Dijo algo ido, volví a dar un paso hacia atrás, arrastrando disimuladamente a Kate.
– Bueno solo digo que ahora, en el presente esta muerto y que ya no le debes nada a nadie.
– La palabra de un hombre ya no es lo de antes ¿No? – Dijo con una sonrisa irónica, – Y deja de moverte, no vas a huir y eso esta claro.
– Vete al condenado infierno si eso crees, idio…
Y más rápido de lo que había visto moverse a Steve estuvo a mi lado.
– Buenas noches bella durmiente. – Su mano golpeo algo en mi cuello y derepente todo fue oscuro de nuevo, esto se estaba volviendo un hábito molesto.
Ya era de noche cuando desperté en una cama como las de princesas de cuento, con los postes y toda esa tela decorativa, eso. Estaba muy oscuro y afuera se escuchaba el viento correr, prácticamente aullar. Me senté en la cama algo contrariada, primero no recordaba que hacía aquí, segundo no sabía porque sentía que olvidaba algo, y tercero ¡¿qué mierda hacía dormida?!
Como un rayo recordé las últimas palabras de Noam y el golpe en mi cuello, lo toqué inconcientemente y una ráfaga de dolor me sacudió. Pero al fin estaba conciente.
Brinque de la cama y corrí a la puerta, que ¡sorpresa! Estaba cerrada, en la otra puerta, supuse daba a otro cuarto se escuchaban ruidos, probablemente lo que me despertó, y esa puerta estaba abierta.
Claramente esta imagen jamás la olvidaría.
– Ábrete… maldita… sea… – Con cada pausa, Kate golpeaba la puerta con un hacha, de donde rayos la había sacado si yo apenas despertaba.
– Porque tu tienes un hacha y yo no tengo nada en mi cuarto, – Suspiré, – El servicio a los cuartos solía ser eficiente, ay de nosotros…
– Leah deja de ser sarcástica, no hay tiempo que perder Noam ya contacto con Steve, digamos que…
– Van a caer en una trampa sino salimos de aquí rápido y les avisamos.
– Exacto, Noam piensa separarlos, sabe que se van a unir. Por lo que… debemos… salir… de aquí. – Volvió a los hachazos, tal vez no debería sorprenderme tanto lo buena que era con eso, en este momento pero lo hacía.
– Cómo es que eres tan buena con esa cosa.
– No nací en cuna de oro, mis padres vivían en la miseria. – Dijo en una pausa, luego siguió su labor, – Y no me sacarás más que eso.
– Oookay… – Inspeccione el lugar, hasta que vi de donde había salido aquella hacha, era parte de un escudo, la espada y la lanza seguían allí. Interesante. Pero me moví hasta la ventana, estábamos en un segundo piso, volví a mirar a Kate. – Sabes si hay alguien detrás de la puerta…
– No, mire por la cerradura y no vi nada.
Camine cerca de la ventana con mi buena amiga la silla, y la lancé, en cuanto estuve segura de que no me dañaría. Kate se dio la vuelta para lanzarme una mirada furiosa, le indique con el pulgar la ventana.
– Sales o te quedas, porque yo estoy segura de que me voy de aquí. – Aunque no tenga idea de que deba hacer ahora.
– Okay, pero que piensas hacer, volverte Spiderwoman, – Tal vez me estaba volviendo loca, pero la inseguridad que había tenido antes sobre cambiar se había ido, ahora solo quería salir de aquí y no me importaba saltar dos pisos si era necesario.
Le tendí mi mano y luego la arrastre conmigo a la ventana, solo le basto con una mirada para echarse atrás y cerrar los ojos, así que la atraje contra mí y saltamos.
Desde arriba parecía como oler margaritas, pero debí imaginarme tal vez en la posición de un alérgico, por el aterrizar fue algo doloroso, no doloroso en el plan me quebré una pierna, sino en el plan me torcí el tobillo ¡Demonios! Inconcientemente me daba cuenta de que todo el animo que había perdido en todo este tiempo estaba volviendo mi sarcasmo y todo eso, me sentí bien conmigo misma hasta que Kate me golpeo en el hombro, tras el transcurso de la caída la había sujetado a mi espalda, así que deje que se bajara.
– ¡En que demonios pensabas! No, no estabas pensando, deberías hacerlo…
Levante mi mano y la estampe en su boca, – Kate, cállate, ya fue bastante malo que gritaras en la caída, pero ahora no, alguien podría escucharnos y tenemos cosas más importantes que hacer que esto, ¿me entiendes? – Dije, asintió y yo quite mi mano de su boca. – Bien, ahora adonde vamos.
– Esto… – Me gire para verla, estaba sonrojada hasta la raíz del cabello, oh mierda no… – No lo sé.
– Qué fue lo que escuchaste. – Sentía tanta impotencia, puse mis manos echas puños a mis costados, estaba comenzando a estar cabreada, de verdad muy cabreada y hasta Paul me tenía respeto cuando me enojaba de verdad. – Detalles Kate.
– Bien, dijo algo así de que se juntarían en el punto de encuentro de la manada, a media noche… o antes… ¡No sé! – Termino histérica.
– O sea que tenemos una gran noche, porque son… – Palpe mis bolsillos y no, no estaba, pero no me desilusione del todo, después de todo Kate si llevaba un reloj, tire de su muñeca algo brusca y mire la hora, – Tzk, las once y diez minutos…
No había suficiente tiempo, a menos… Bueno sino resultaba… No, esto debía resultar. Ignore el escalofrío que me recorrió desde la base de la espalda.
Bien allá iba… mire a Kate y estaba me contemplaba algo ansiosa, solté su muñeca que no me había dado cuenta que aun tenía cogida.
– Kate, no sé si estas enterada pero soy una mujer lobo, una quileute. Y voy a transformarme cuando lo haga tu súbete a mi lomo y no te sueltes.
La boca de Kate formo una O perfecta. Me gire e intente cambiar, digo intente porque no pude el hormigueo estaba allí podía sentir que estaba apunto de cambiar pero nada paso.
– ¿Qué te pasa? Y no me digas que te volviste loca por favor.
– Ni yo lo sé, no he cambiado en… – Trate de recordar pero se me fue la cuenta, probablemente desde la última vez que habíamos tenido problemas Liam y yo en La Push. – Oh, hace tiempo.
No había tenido que transformarme, estaba feliz y tranquila con Liam, todo estaba bien, estábamos juntos y nada malo ocurría.
– Todo demasiado bueno para ser verdad. – Agregó Kate, la mire con sorpresa, – Lo siento, lo dijiste en voz alta.
Mire mis manos, siempre cambiaba cuando estaba enojada, ahora estaba comenzando a impacientarme, a sentirme una maldita… me sentía culpable e irritada en una minoría por la calma de Kate.
– Por qué tu no estas desesperada, faltan minutos para que… maten a nuestras parejas y probablemente a nosotras… si es que ya no…
– Steve esta bien, lo siento aquí, – Puso sus manos en su pecho, – Eso me mantiene tranquila y el echo de que estoy recordando las enseñanzas de mi Sensei. Por lo que estoy bloqueando todo lo que desestabiliza.
– ¡Y una mierda! – Grite, y ese hormigueo lo volví a sentir más fuerte. ¡Eso era! – Kate hazme enojar, no puedo cambiar cuando aquí todo es paz y amor.
Kate asintió, – Bien, lo intentaré.
– No intentes hazlo. – Le ordené. Bien, me estaba enojando.
– No me apresures hago lo que puedo.
– No lo estas intentando.
– Si lo hago.
– No.
– Tal vez no sea como tu, bruja.
– Cómo… me… dijiste.
– Lo siento, no sabía que eras sorda y que no sabías hablar. – Apreté los puños.
– Grrrr… – Kate estaba a diez centímetros de mi y estaba apunto de gruñirme como yo lo estaba haciendo. Y cuando no me di cuenta sentí el plaf, que fue el sonido que produjo la cachetada que me había dado Kate. Ni mi madre me golpeaba. Mi sangre hirvió en mis venas.
– No me gruñas y haz algo de una vez, si te puedes volver peluda ¡hazlo de una maldita vez! – El tono de voz de Kate iba subiendo con cada palabra y eso había hecho magia. El hormigueo era insoportable e inestable. Genial.
– Kate… apártate… – Dijo con los labios apretados y tratando de contenerme lo más posible, Kate vio esto en mis ojos de seguro y corrió tras un árbol, y así yo pude saltar sobre mis cuatro patas color arena.
– Rayos… es que eres enorme, – Le indique con mi hocico mi lomo, se subió tan rápido como pudo sin ayuda, y tan pronto como estuvo sujeta de mi pelaje, salí disparada en medio del bosque, que tan oportunamente estaba situado atrás de la casa de Noam.
Con el hocico pegado al suelo corrí la carrera contra el tiempo, habíamos perdido diez minutos para que yo pudiera volverme peluda, rodé los ojos mentalmente. Pero ahora estaba desesperada, y enojada conmigo misma por haberme dormido por tanto tiempo. Demonios, Liam podría estar a salvo en este momento, lo más a salvo posible que pudiera estar. Lo había visto pelear y sabía que no era ningún novato, pero él me había dicho que era diferente entre una pelea entre un hombre lobo y un vampiro, pero un lobo contra lobo era algo bastante más complicado. Creo que cuando estas en igualdad de armas es más complicado, seriamente más complicado.
– Las once treinta, – Susurro Kate detrás de mi oído, firmemente agarrada de mi pelaje, gracias al cielo que mi pelaje era claro se mimetizaba bastante mejor que en la reserva, donde todo era de un verde realmente verde, que hasta te hacia doler la cabeza si no estabas acostumbrado a ello. – ¿Llegaremos… a tiempo? – Sollozo Kate, al parecer las enseñanzas de su sensei se habían ido por un tubo.
Salte un árbol caído y acelere la marcha impulsándome desde este. Debíamos llegar a tiempo. Lo haríamos.
El olor me impacto de frente, el viento que corría através del bosque me trajo el olor que yo tanto amaba. Derrape con mucha fuerza, colocando mis garras en el suelo con tanta fuerza que Kate se agarro dolorosamente más fuerte de mi pelaje. Pero no se callo de mi lomo, y yo seguí mi rastro con un salto y seguí corriendo a donde el viento me dirigía. Continúe esquivando los árboles, era una mierda cuando no conocías el territorio, en la reserva, podía decir casi con certeza, que sabía donde estaba cada maldito árbol. Pero en territorio ajeno era una historia diferente, mantuve un cuidado único al correr entre los árboles. No solo yo me iba a estrellar sino que iba a arrastrar a Kate conmigo.
Abandone este hilo de pensamientos en cuanto vi la pelea.
– Oh mi cielo. – Susurro Kate, por no decir, están haciendo puré a tu pareja, me pare en seco y sin hacer ningún gesto Kate bajo de mi lomo. – Hazlos puré.
Esta chica me leía la mente. Corrí y en un abrir y cerrar de ojos arranque del combate a uno de los tipos que estaban sobre Liam, eran dos. Caí sobre el tipo, por lo que sin querer le torcí el cuello. Trate de no pensar en que por primera vez había matado a alguien vivo, realmente vivo. No como los vampiros que técnicamente ya estaban muertos. Salte a un lado y sentí que alguien me había agarrado por la espalda.
– ¡Ni te atrevas imbécil! – Grito Liam, que observe desde el rabillo de mi ojo, estaba molido. Bastardos. Gruñí por lo bajo en señal, para que me soltara el tipo al que no podía ver, pero podía sentir perfectamente la hoja de metal que se acercaba peligrosamente a mi garganta.
– O si no qué Liam, no puedes hacer nada. Tú también vas a morir, yo solo… me cobraré tu insulto. – Y mi mala suerte seguía este tipo me odiaba de verdad, su machismo no tenía limite. – Y el de tu hembra también. Si te mueves la matare antes de lo previsto. Lo mismo va para ti cariño, cielos no te hubiera reconocido sino es por tu olor.
– Sabes, siempre me gusta jugar limpio y eso estaba bien hasta hace un rato, pero cuando metiste a mi hembra en la ecuación, eso se acabo.
Una ola nos atravesó al tipo del aeropuerto y a mí y estaba bastante segura que para él no era nada bueno porque se retorció de una manera desagradable, haciendo que el cuchillo se acercara más de lo que yo quería a mi garganta.
– Tú, no eres ni serás mi alfa. – Dijo el tipo con gran esfuerzo, sus venas resaltaban de lo que podía ver al mover un poco mi cabeza hacia un lado.
– Tienes razón, no lo soy pero evidentemente en el aeropuerto me reconociste como tu superior, y eso me basta. – Liam hablaba fríamente mientras se acercaba.
– Pelea como un lobo de verdad mocoso.
Sentí un gruñido y la voz de Liam prometía algo, nada bueno me dije, – Me lo dice quien trato de hacerle daño a mi hembra… no.
El cuchillo se aparto de mi garganta, y para cuando pude mirar Liam le había retorcido el cuello al tipo. Le mire, pero nada en mi se sintió particularmente bien.
Cuando Liam levanto su mirada y la fijo en la mía, podía sentir su disculpa hasta lo más profundo en mi interior. Me le acerque y coloque mi hocico en su hombro.
– No sabes nada, me asustaste un montón mi ángel. – Toda la rabia que sentía se evaporo y por arte de magia quileute volví a ser yo misma. Me abrace a él con toda mi fuerza, aunque algo exhausta al parecer el cambio si me había afectado algo. Trate de deshacerme de esos pensamientos y me concentre en él. Quien se quitaba su camisa algo desgarrada y me la ponía, definitivamente iba a cumplir su misión aunque después de esto Liam ya no podría usarla. Era mejor pensar en eso que en haber matado aun hombre, eso era horrible… me aclare y fije mi mirada en el hombre de mi vida que estaba parado frente a mí.
– Tú me asustaste más, creí no llegar a tiempo. – Atrajo mi rostro y me beso con delicadeza. Y me derretí como un cubo de hielo al sol.
La voz algo quebrada de Kate nos trajo de vuelta a este mundo y a este momento.
– Lamento… lamento molestar, pero aun no estoy segura de que Steve este bien, – Se abrazo a si misma como una niña desprotegida pidiendo ayuda, y mi pensamiento fue que la tendría.
– Kate, todo estará bien, – Kate asintió hacia Liam y él se separo de mí. – Voy a ir por él ahora mismo.
– Tú no vas a ir solo, – Dije aferrándome a su brazo. Liam me miro y al ver mi rostro y el de Kate que estaba más que segura también quería ir, asintió.
– Esta bien, pero no puedo ir a su paso si quiero llegar a tiempo, voy a ir adelante. Es por ahí, derecho hasta el corte del risco. – Por último antes de irse me abrazo y me beso. – Te amo mi ángel.
Y se fue.
– Por favor que llegue a tiempo, -- Susurro Kate a mi lado, asentí algo distraída.
– Todo va a estar bien.
– Es solo que siento algo en mi pecho es como si me estuvieran asfixiando y no pueda hacer nada para evitarlo. Eso me asusta mucho Leah.
– Vamos entonces.
>>Liam<<
No era mi intención matarlos, trataba de auto convencerme, pero al ver a Leah tirada en el suelo con ese tipo encima con un cuchillo de plata, la sangre volvía a hervir en mi interior, no había podido contenerme y le había retenido para quebrarle el cuello con facilidad como había hecho con el otro tipo.
Maldición, yo sabía que había algo mal, debía haber echo caso a mi instinto, pero me desespere al saber que mi padre tenía a Leah, lo mismo le había pasado a Steve que había salido disparado en cuanto cortó la llamada con Noam, no le había caído bien el haber escuchado a Kate gritar, aunque lo que más me angustió fue no oír ningún ruido proveniente de Leah, ella no era de las que se quedaba callada en una situación como esta. Pero ahora por lo menos sabía que estaba bien y demoraría bastante en llegar al lugar con el paso de Kate.
Tantas veces había corriendo por estos lugares antes cuando solo era un adolescente que creía que su padre era lo máximo en el mundo, ahora mi perspectiva era otra mi padre no era el superhéroe sino el villano de esta historia.
Un villano que por lo visto estaba apunto de matar a Steve de un golpe certero en la cabeza.
La imagen que tenía era la siguiente; Papá sostenía a Steve del cuello y mantenía su otra mano empuñada lista para el ataque. Cuando creí estar lo suficientemente cerca de ellos me concentre en Steve, ordenar que alguien se detuviera era mucho más fácil que deshacerlo, y más aun cuando no lo había echo yo mismo. Trate de imaginar el lazo que mantenía mi padre sobre Steve, imagine lo más claramente posible y luego por mi propia orden obligue al lazo a volver de vuelta a mi padre, me alegre en el instante en que vi a Steve moverse y alejarse de mi padre no sin antes darle una patada para que lo soltase. Casi en el mismo instante pareció darse cuenta del motivo por el cual había sido liberado, ya que miro en mi dirección en el momento en que estuvo lejos del agarre de mi padre, él tampoco pareció ajeno a mi presencia.
– Veo que has llegado, ¿debería sentirme asombrado Liam? – Pregunto sin mucho interés.
– Yo creo que si, porque tienes a unos cuantos lobos menos para tu lista de navidad de este año.
– Liam, se supone que…
– No se supone nada Steve, ellos intentaron hacerle daño a Leah, sin contar a Kate que estaba cerca.
– Definitivamente ellas si que me sorprenden, pero basta de charlas estamos aquí por otros asuntos…
– Si, como el que te despidas de ser más el Alfa. – Dijo Steve poniendo su habitual cara de cabrón, sin dirigirme la mirada continuo hablando, – Pelearé solo, mantente alerta Liam.
– Si, después de todo es más tu manada que la mía. – Me mantuve apartado y me dedique a ser un mero espectador.
– Nunca pensé que tu, Liam que llevas la sangre de un Alfa te quedarás allí parado viéndolo a él luchar por lo que debería ser tuyo. – Agregó papá con voz mordaz. Lo mire como si fuera la primera vez que lo veía en toda mi vida.
– Liam no le hag…
– Tal vez sea porque yo no desarrolle esa parte tuya, ya sabes la genética es imprecisa, probablemente yo haya heredado todos tus parecidos fisiológicos, hasta el don de los Alfas pero Steve heredo tu capacidad de mandar en una manada. – Papá y Steve me miraban con caras marcadas por la confusión. Me encogí de hombros. – Después de todo él es el mayor, ¿no?
– Tú, cómo… – Papá no pudo seguir, se había volteado totalmente para verme cara a cara, pero no había previsto que Steve se lanzaría al hueso que tan amablemente le había lanzado.
Papá ahora era quien se dedicaba a esquivar todos los golpes de Steve, por experiencia sabía que Steve no tenía oberturas en su defensa ni en su ataque, creo que eso también lo había heredado de él.
Conmigo aquí, papá ya no se atrevería a intentar los trucos del Alfa con Steve. Eso me daba el tiempo para pensar momentáneamente, si es que ninguno de sus lobos andaba cerca.
Era evidente que ninguno de los dos creía que yo podía sumar dos más dos, por sus caras igual de sorprendidas.
El que Emily conociera a mi padre, no como el Alfa de la manada sino como Noam, que Steve tratara de evitar el contacto y las conversaciones prolongadas con su madre, lo único que Leah se negara a contarme, sin siquiera hacer mención de los rasgos físicos que nos hacían parecidos y que por tanto tiempo había pasado por alto, pero que ahora eran evidentes. Todo eso me había echo pensar una noche, esta noche mientras corría por salvar a mi Leah.
Volví mi atención en la pelea, casi podía decir que la pelea era entre fuerzas iguales, por lo que todo dependía de la lógica y de la velocidad, la lógica y la experiencia en batalla estaba del lado de mi padre pero la velocidad era una de las cosas que Steve tenía a su favor.
Por como se movía Steve podía decir que tenía un objetivo muy marcado esta noche, y no tarde en darme cuenta de su razón;
Madre e hijo habían sufrido por un mismo individuo.
Volví a centrarme en el momento.
Golpe tras golpe, luego una sucesión de patadas y cuando menos me di cuenta la pelea tan esperada había acabado.
Caí de rodillas por el dolor, no físico pero igual o más doloroso que eso.
En mis oídos solo quedaron unas palabras grabadas a fuego; “Que tengas una buena vida Liam… mi hijo”.
>>Leah<<
Con Kate y el agotamiento acuestas me acerque lo más rápido que pude al lugar en el que estaban peleando, en cuando cruce el claro que se había formado por la pelea. Ya que los árboles habían caído con la fuerza de los impactos. Dos aullidos tronaron en la noche, mi garganta sintió ganas de acompañarlos y por un momento volvió a mí la visión de La Push, de la reserva y de mi manada.
Me desentendí cuando sentí a Kate pasar corriendo a mi lado desesperada, pronto corrí tras ella para ver que era lo que ocurría.
– ¡Steve!! – Kate corrió a sus brazos, que la encontraron a mitad de camino. Pase a su lado mientras rompían en una lluvia de besos.
Liam estaba arrodillado al lado del cuerpo que parecía ser de Noam, me arrodille a su lado y me acurruque junto a él cuando no sintió o no hizo caso a mi presencia. Uno de su brazos me abrazo a él y me beso en la frente.
– Ya todo pasó, ya todo termino mi ángel. – Nuestras miradas se cruzaron y me dirigió una sonrisa que apenas llego a sus ojos. Tal vez habían acabado con un enemigo para ello y para su misma manada, pero también era su padre, un vinculo más poderoso.
– Vamos a casa, – Luego mire el cuerpo, – Aunque que va a pasar…
– Mandaré a alguien de inmediato a buscarlo, – Dijo Steve, que por alguna razón hizo que se me erizaran los bellos de la nuca.
Liam como leyéndome el pensamiento dijo, – Ahora nuestro Steve es el Alfa de la manada de Sydney.
– Pues felicidades, – Dije algo incomoda al estar junto al cadáver. Liam me levanto junto con él al escuchar la incomodidad en mi voz.
– Vámonos de una vez. – Miro a su padre con tristeza una última vez, – Aunque no quisiera dejarlo tan… desprotegido aquí.
– Los lobos deben de estar por venir, deben de haber sentido el cambio de mando y más los aullidos, de seguro de camino encontraremos a alguien que lleve a…
Liam lo miro sobre mi cabeza, ya que estaba entre sus brazos, – A nuestro padre a casa.
Me hele cuando lo escuche, pero eso fue todo lo que dijo, y lo que alguien dijo de camino a casa del Alfa. Y como el mismo Steve había dicho estábamos saliendo del bosque cuando se acercaron varios lobos para expresarle su lealtad a Steve, a ellos se que les encomendó buscar el cuerpo de Noam y llevarlo a una de las habitaciones de la casa, o algo así fue lo que escuche, mi mente estaba algo nublada por el agotamiento del cambio y por las emociones de esta noche tan extraña.
Ni siquiera mi mente pudo registrar cuando o en que momento mi cuerpo toco la cama, solo sé que mis ojos se cerraron pero mi piel sintió el calido roce del cuerpo de Liam.
Después de todo eso nos quedamos unos días más, Kate se rehusaba a dejarnos ir con la excusa del funeral de Noam. Después de ello nada más quedo. Liam sentía que ya no tenía nada más que hacer allí y yo sentía unas ganas extrañas de volver a la seguridad de mi hogar en la Push, y unas ganas aun más extrañas de escuchar las tonterías que hablaban Jake y mi hermano.
Me encontraba pensando esto en los jardines de la casa que era del Alfa, como decía, ahora era la casa de Steve, quien ya se estaba mudando al lugar y en el que habíamos pasado los días después de la muerte de Noam.
– Leah, ¿dónde estas? – A unos cuantos metros de mi se encontraba Liam, hice algunas señas y él se dirigió hasta mí. – Ya tengo los pasajes, volvamos a la reserva, – Se rasco la cabeza. – Estoy extrañando los regaños de tu mamá, ¿qué te parece?
No dije nada solo sonreí, – ¿Cuándo nos iremos? – Pregunte algo confundida por su nerviosismo a la vez.
– Esta tarde, esta casa me causa repelús, – Dijo estremeciéndose. Al parecer volvía mi Liam dramático, lo había extrañado en estos días que compartimos en esta casa. Había estado muy serio después del funeral. Le sonreí con mucho más ánimo y comenzamos a caminar a la casa. Aunque de un momento a otro nos encontramos corriendo hasta la habitación y como era de esperar cuando llegue arriba Liam ya había sacado las maletas.
No nos tomo mucho tiempo tener nuestras cosas en su lugar, y un par de horas después nos encontrábamos en el aeropuerto esperando partir de vuelta a casa. Mire a Kate, ella había insistido en venir a despedirse de nosotros.
– Aun no entiendo por qué quieres irte. Todo va a ser mucho más tranquilo con Steve aquí, – Dijo bajo el abrazo férreo de Steve, quien estaba que no cabía de alegría por tenerla tan quieta a su lado, una cosa que descubrimos al vivir unos días con ellos es que Kate no para de hacer cosas, puede limpiar de un lado a otro y después ponerse a cocinar o practicar alguno de sus hobbies como el tocar guitarra, pero nunca la verás quieta, nunca. Es algo terrorífico ya que mientras hace todo esto puede mantener una charla normal y revisar su correo electrónico a través de su móvil.
– Déjalos cariño, es mejor así. – Dijo Steve.
– Si, ya quiero llegar, – Dijo Liam, – Nuestra primera parada es Seattle.
– Recuerdas como llegar ¿no? – Dijo Steve con un brillo burlón en los ojos.
– Sé como llegar, tengo tantas cosas que decirle… – Mire a Liam algo más que confundida y luego a Steve.
– ¿Qué me están ocultando? – Dije frunciendo el ceño. Me estaba perdiendo de algo y no sabía de qué.
– Nada, – Dijeron Liam y Steve a la vez, pero fue Kate la que respondió a mi pregunta.
– Steve le dio a Liam la dirección de su mamá, a que es genial. – Cuando se dio cuenta de lo que hizo se ruborizo por completo.
– Tal vez debí cubrirte la boca. – Dijo Steve besándola en la boca. Mire a Liam.
– Cual es tu excusa.
Medito durante un segundo fingiendo que le costaba mucho pensarlo, hasta que dio un salto, – ¡Sorpresa!! Iremos a ver a mi madre. – Me abrazo muy fuerte, – Creo que es el destino, de todas maneras debíamos bajar allí.
Mire malévolamente a Liam, – Pero podríamos hacer trasbordo en…
– No, no, allí, allí. – Dijo haciendo uno de sus pucheros que le hacían ver como un niño pequeño.
– Bien que sea allí.
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– Es hora, – Dijo Steve, nos miro a ambos, – Buena suerte, hermanito.
– Oh me vas a hacer llorar, que cruel de tu parte hermano mayor, – Dijo Liam antes de echarse a reír.
– Leah te extrañare mucho, – Kate ya estaba llorando, nos abrazamos y me reí de su cara mientras le pasaba un pañuelo de papel. – Ven a verme, ¿si? Debes prometerlo.
– Te lo prometo. Y lo mismo te digo a ti, estaremos encantados de recibirte en casa. – Sonreí a ambos y tome un bolso que me había regalado Kate para llevar el equipaje de mano. – Adiós.
– Adiós, – Dijimos todos a la vez.
– Liam dale un abrazo a Susan y a tu madre de mi parte. – Dijo Steve, Liam asintió y nos marchamos de allí.
Una vez en el avión, todo transcurrió con suma tranquilidad.
– De ahora en adelante nuestra vida podría ser así, ¿no crees? – Dijo Liam, asentí, – Una vida tranquila en la Push.
Me gire para mirarlo mejor, – Hablas en serio.
– Sip, es que ya no necesitaré trabajar tanto, – Lo mire escéptica, – Digo, ya casi podré dedicarme a otras cosas. Steve y yo llegamos a un acuerdo, las propiedades quedaran divididas entre los tres hijos, por lo que hicimos un acuerdo de que yo me encargaría de ciertos asuntos relacionados con los números de la empresa de papá, mientras que Steve se encargara de la parte del manejo presencial, obviamente consultándome a mí también de vez en cuando.
– Así que todo queda organizado, aunque tú casa…
– Esta a la venta. Ya le dije a mí muy entrometida secretaria que se encargara de eso. – Miro por la ventanilla. – Ahora descansa mi amor.
Asentí y me recosté más a su lado.
“Todo va a ir bien…”
Llegamos a Seattle sin problemas, me alegre que no me dieran los vómitos que me aquejaron en Sydney pero al parecer solo había sido la tensión del stress de toda la situación. Una vez con las maletas en las manos cogimos un taxi hasta la casa que era de la madre de Liam, era una casa pequeña comparada con la que había visto en Sydney, pero estaba bien cuidada, el jardín estaba a rebosar con flores y cercos vivos. Me encanto. Una niña salió a nuestro encuentro cuando estábamos por entrar, era baja y delgada, tenía unas pecas y unos rizos muy bonitos. Concentro su mirada en mi hasta que Liam llamo su atención con una seña, en ese momento planto un grito que casi nos deja sordos.
– ¡Mamá!!!! – Y salió corriendo, Liam estaba que no podía en si de alegría. Su hermana volvió al minuto con una señora que aparentaba ser su copia en adulto, y al igual que su hija se detuvo a mirarme a mi primero. Al parecer todo el tiempo que habían vivido aquí no habían visto nunca a un nativo americano, me dije para mis adentros.
Para mi suerte Liam volvió a llamar su atención, hablando suavemente esta vez. – Mamá.
Y eso basto para que su madre rompiera en llanto junto con su hija, se abrazaron a Liam, que algo incomodo las hizo pasar al interior de la casa, con una seña me indico que lo siguiera, pero yo también tenía unas cuantas lagrimas en los ojos. Los seguí algo emocionada.
– Mamá tranquila, tranquila, – Seguía diciendo Liam cuando me acerque a ellos, estaban en un salón bastante bonito, – Te quiero presentar a alguien.
Su madre apenas y se separo de él, – O mi bebé, yo no quise dejarte, pero Steve prometió cuidar de ti.
– Ya mamá lo entiendo, en verdad, sino, no estuviera aquí. – Dijo limpiando su cara con una mano. – Pero ahora quiero presentarte a alguien Ma, – La mujer asintió firmemente, – Bien, ella es Leah Clearwater, ella es mi futura esposa.
Me quede de piedra al oírlo decir eso, sentí que los colores se me iban de la cara, Liam debió ver eso ya que se apresuro a decir;
– Claro si ella acepta, por ahora es mi pareja. – Su madre se rió de sus balbuceos. Yo aun seguía helada.
– Bienvenida a la familia Leah. – Dijo la madre de Liam.
– Bienvenida a la familia Leah, – Dijo la niña levantándose del sofá y corriendo abrazarme, – Soy Susan. Cuida a mi hermanito.
– Bueno eso es si Leah acepta casarse conmigo Susan. – Cuando me di cuenta todos me miraban esperando mi respuesta.
– Yo… si… ¡Si! ¡Si quiero casarme contigo! – Dije emocionada y casi pegando saltitos.
Susan se aparto de mí y Liam corrió abrazarme.
– Te haré la mujer más feliz del mundo Leah, te lo prometo.
Eso ya lo sabía.
Esa noche nos quedamos en la casa de la madre de Liam, ya le había llamado a mi muy preocupada madre y a mi histérico hermano, llegaríamos en unos días más a la reserva, Liam tenía derecho a actualizarse con su madre y solucionar una que otra cosa.
Estaba alegre de que nos hubieran asignado un cuarto juntos, mi compañero aun no había llegado, seguía conversando con su madre y su hermana sobre todo lo que podían.
Estaba deshaciendo el bolso de mano que Kate me había dado cuando algo cayo de entre la ropa, era un sobre de color blanco y que mostraba unas iniciales y la palabra hospital, mire el reverso del sobre, tenía escrito; Lo encontré por casualidad encima del escritorio de Noam, tenía tu nombre por lo que lo metí en el bolso. No lo he leído, pero supongo debe de ser importante.
Besos.
Kate.
Lo leí con sumo detenimiento unas diez veces antes de tirarme en la cama en shock, así fue como me encontró Liam unas horas después, cuando me pregunto que me sucedía le indique la nota encima de la cama y luego él también me acompaño tirado en la cama con el mismo sentimiento y posiblemente algo más como… Amor.
Pero sobre todo…
“¡Bye bye tranquilidad!”

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