martes, 9 de agosto de 2011

I Don´t Understand Nothing: Capitulo XIII"



Termine de ordenarme la ropa, y mire mi teléfono había sonado hace un momento. Era un texto; “Llegó Vincent!!!, salimos a organizar tu cumple. Kisses.”
Me quede algo desorientada, se suponía que Vincent llegaba en una semana. Y ellos se habían ido a organizar mi fiesta, la culpabilidad me llegó de golpe.
– ¿Sucede algo? – Dijo Heath a mi lado.
– No, solo que llegó el novio de Betsy y se fueron a organizar mi fiesta, creo que me pase con eso, debería estar con ellos ayudándoles.
Heath me abrazo y luego me soltó. – Entonces te llevó y todo esta bien.
– No puedo salir de aquí, se supone que debo estar en clases. – Dije desalentada.
Heath me miro divertido, – Volvió la santita.
– No es eso, – Le sonreí, – Es que si papá se entera de que me fui de clases me va a comenzar a interrogar y eso va a ser muy malo, no solo para mí.
– Okay, okay entiendo, bien entonces me voy para proteger mi integridad física y para evitar que te interroguen.
Lo mire apenada, estos momentos eran los pocos que podíamos aprovechar para estar juntos.
– Lo lamento… – Heath coloco un dedo sobre mis labios.
– No lo lamentes. Ya habrá algún otro momento, solo hay que esperar.
Lo abrace con todas mis fuerzas, – Sip, en algún otro momento…
– A la oficina señorita Stonel, – Todo en mi se congelo, y mire hacia arriba.
Parado en frente de nosotros estaba uno de los inspectores de patio, esto pintaba mal.
– También usted puede acompañarnos señor… – Dijo mirando fríamente a Heath.
– Heath Tanner. – Heath se levanto del suelo y me tendió una mano. Trate de levantarme dignamente pero el miedo no me hacia glamorosa, como decía Betsy.
– Acompáñenme, su padre no va a estar encantado con esto, – Me dio una mirada gélida detrás de sus lentes. Con eso sabía que de esta no me iba a salvar. Nada lo haría.
Nada lo hizo, papá estaba que echaba humo mirándonos a ambos. Heath se había quedado para darme apoyo moral y porque parte de esto era su culpa, después de todo él era quien me tentaba con sus caricias o tal vez cuando me miraba con esos ojos color esmeralda, si estaba casi segura que eran esos ojos que me habían hipnotizado desde el principio.
Se me reventó mi adorada burbuja de la que no quería salir, cuando sentí unos pasos por el pasillo.
– ¿Por qué me llamaste Edward? – Mire hacia donde venían el ruido de los pasos que era a nuestra izquierda, hay venía la guinda de la torta. – ¿Heath qué haces…? Ah. – Dijo mirándome.
Papá lo fulmino con la mirada, – Nada de; Ahh… Mi hija tiene dieciséis, comprendo sus hormonas pero tu hijo es mayor. – Terminó papá como si se le atragantaran las palabras.
El papá de Heath le dio una mirada que decía claramente que no estaba de ánimo para eso pero que por su hijo estaba dispuesto a hacer una concesión, – No digas nada de mi hijo.
– Que aburrido. – Dijo Heath hablando en un tono desinteresado, poniendo un brazo sobre mis hombros. Me dio un beso en la sien. – Dejémoslos pelear y vámonos a algún lugar donde pueda seguir pervirtiéndote.
Le di una sonrisa de muñeca de plástico, al más puro estilo barbi. – No ayudan tus comentarios cielo.
Se encogió de hombros exageradamente, – Mi intensión no era ayudar, era hacerte hablar, no haz dicho ni pio desde que hablamos con el agradable y todo respuestas de tu director.
– Estoy superando el shock de la única manera que puedo o sea a mi manera. – Heath me sacudió un poco.
– Solo es una suspensión mi amor, nadie se va a morir por eso, ve lo como si se tratara de unas vacaciones o como si estuvieras enferma y necesitaras reposar todo, supongo que eso último podría ser, vas a necesitar algo de tiempo para asimilar esta idea. – Termino diciendo lentamente, como si le asustara que le dijera algo feo.
– Mi hija nunca había sido suspendida hasta que apareciste tu mocoso. – Papá prácticamente escupió las palabras.
– Porque le hablas así a mi hijo Edward y más te vale que tengas una buena razón. – Escupió de vuelta el papá de Heath.
– Pillaron a tu hijo encima de mi niña, – Me puse roja de pies a cabeza, mire a Heath para ver que decía él pero se mantenía imperturbable, como si él mismo estuviera en su propia burbuja mental.
Siempre las mujeres debemos sacar la cara.
– Papá, – Dije entre dientes. Esperaba que se diera cuenta de mis gestos pero papá me ignoraba.
¡Uuuhh!
El papá de Heath lo miro algo divertido, – Creí que te manejabas mejor hijo.
– Son cosas que pasan, además tengo de donde salir ¿no? – Dijo aun manteniendo su brazo encima de mí, pero eso no evito que le pegara un codazo, Heath se retorció.
– Mi hijita también tiene de donde salir, – Papá sonrió por primera vez desde que llego.
Los mire ceñuda a todos, y dije en un tono amenazante, – Estoy suspendida por no sé cuantos días.
Todos me miraron como si no entendieran mi dilema, suspire exasperada. Como nadie me entendía me abrace a Heath, él de inmediato me rodeo con sus brazos.
– Bien, entendemos que estés enojada porque esta sea la primera vez que te suspenden, – Hablo papá, y luego como si de una muñeca se tratara me arrancó de los brazos de Heath y me sentó en sus piernas, – No armemos un show, todavía esperamos a que tu director aparezca con tu pase a las hermosas vacaciones que te has ganado con tanto esfuerzo y mérito. ¿No estás feliz?
¿Eso era sarcasmo? Lo mire ceñuda, se le estaba yendo la delicadeza por un tubo.
– Estos son los comportamientos que acarrean estos… eventos. – Mire a mi director y me levante del regazo de mi padre.
– ¿A qué se refiere? – Papá hablo fuerte y seriamente desde su asiento.
– Obviamente ella cree que es muy normal pasar de un regazo a otro… – Dijo el director completamente convencido.
Mire hacia otro lado pero me tope con la mirada del señor Tanner.
– No cree que eso es muy extremo, – Dijo éste. Mire a papá para saber porque no había respondido a eso y me di cuenta de que estaba intentando controlarse, tenía la cara y el cuello rojos por el esfuerzo de la ira controlada.
Papá podía gritarme y señalarme todo lo enojado que estaba, pero nada de eso le impedía defenderme si creía que era necesario. Era evidente que si ahora se controlaba era porque quien estaba en frente era el director de mi instituto.
Volví a poner los pies en la tierra cuando me fije que el Director me miraba escrutándome.
– Es que es evidente de que a esta pobre niña nunca le han especificado la diferencia que existe entre la relación padre-hijo y chico-chica, – Mencionó el Director como si fuera un bicho en exposición que quisiera investigar profundamente.
Su mirada aun no me agradaba.
– Yo creo que ya esta, ¿cuántos días va a suspender a Zoey?
El director miro al señor Tanner como si no supiera que papel pintaba él en todo esto, casi pude ver en su cara como formulaba la pregunta.
– ¿Usted es algún familiar? – Pregunto no muy convencido, en cambio el señor Tanner le sonrió encantado.
– Soy Jeffry Tanner el padre de Heath – Señalo al mencionado, – Y futuro suegro de Zoey, mucho gusto. – Y para rematar le tendió la mano.
Con solo unas palabras el señor Tanner produjo una ola de reacciones; papá y Heath lo miraban con promesas de asesinato escritas en la mirada, el director lo miraba con asombro y yo lo miraba con ansiedad… ¡¿cómo podía decir eso?! Pero inmediatamente mi mente me dijo de donde Heath había sacado lo directo de su personalidad.
Me aclaré la garganta para que la atención volviera a mí. El resultado causo lo que esperaba, casi, papá aun miraba al señor Tanner con su mirada patentada.
– ¿Cuántos días tendré que estar… sancionada? – Pregunte casi atragantándome.
El director me miro pero siguió mirando al señor Tanner.
– ¿Futuro suegro? – El señor Tanner asintió. – Estamos en el siglo XXI.
– Me alegro que se de cuenta, – Hablo por fin papá.
El señor Tanner se sentó a un lado de papá y le señalo al Director los asientos de la sala de espera. El director se sentó a un lado de Heath para quedar frente a frente con papá y el señor Tanner que obviamente tenía toda su atención.
El señor Tanner sonrió y me señalo el asiento a un lado de Heath– ¿De cuántos días estábamos hablando?
Una vez en casa intente relajarme pero papá estaba despotricando en la planta baja y no me apetecía bajar, Heath me estaba mandando mensajes de ánimo, el que más me gustaba era el de un osito diciendo lo siento mi amor en francés. Abrace mi teléfono y seguí con mi nueva rutina que planeaba poner en práctica por los siguientes ocho días hábiles.
Mi suerte solo me decía que debía esperar un milagro en forma de una chica de metro sesenta con su caballero andante y todo. Por eso le había enviado un mensaje a mi hada madrina para que con su carita de muñeca, hiciera gestitos y todo e hiciera el milagro que consistía en… poder salir al patio.
Me lancé en la cama y deje el móvil a un lado mientras abrazaba uno de mis osos de peluche.
Papá había sido muy claro; “No vas a salir de la casa”.
Bufe, aun me recorrían escalofríos por la voz de hielo que había usado.
– ¿Papá vas a hablarme?
Quince minutos después. – Estos ocho días hábiles no vas a ver la luz del sol.
Me encogí de hombros fingiendo indiferencia, la cual no sentía, – Esta bien.
– Voy a permitir que celebres tu cumpleaños.
– OK, – Asentí.
– Y no voy a dejar que salgas durante tres meses, o mejor hasta los treinta.
Estuve a punto de decirle que la única vez que salí en la noche había sido con Emily y que no me había agradado, lo único que me había agradado iba a empeorar todo si lo decía en voz alta.
Por lo que volví a asentir, – OK.
Papá me miro echando chispas, – Deja de decir Ok y vete a tu cuarto.
Iba a decir Ok de nuevo por lo que asentí a secas y luego subía a todo lo que daban mis piernas.
De ahí comencé mi nueva y flamante rutina.
La puerta se abrió de pronto, mire y me encontré con un desconocido estaba a punto de gritar cuando Betsy entró detrás de él.
– Te dejo un par de horas sola y mira todo lo que haces, te pillan con las manos en la masa y que masa ¿no? – Sonrió como la pícara que era y siguió caminando por mi habitación. Yo aun no podía dejar de abrir y cerrar la boca y apuntar al tipo que estaba en el marco de la puerta como si siempre hubiera pertenecido allí. – Deja de hacer esas morisquetas, aparte de ser muy feas, estas asustando a Vincent.
– ¿Hay algo que lo asuste? – Dije sin pensar, porque ese tipo media todo el alto de la puerta y estaba segura que en el kínder nunca lo aterrorizaron los niños mayores. Vincent que había estado mortalmente quieto y serio sonrió por primera vez, de pronto me vi respondiendo a su sonrisa con otra. – Un gusto conocerte Vincent.
– El gusto es mío, – Dijo con un fuerte acento en su voz, el acento que a veces captaba en mamá y papá o en la misma Betsy, – Por cierto, si fuera un extraño y las viera juntas creería que eran gemelas, – Hizo un gesto con la cabeza como si no creyera lo que viera, – Parecen hermanas.
– Eso nos han dicho desde pequeñas, el abuelo Jay siempre lo dice. – Betsy corrió hasta el lado de Vincent y lo abrazo, – Pero yo soy más bonita, ¿cierto?
– Lo siento, – Dijo mirándome y luego fijo su mirada a la de Betsy y fue cuando lo vi, ese brillo que veía en mis padres cada vez que estaban juntos, o cuando veía a los padres de Betsy, – Tu eres hermosa mi amor, la chica más hermosa que he conocido nunca.
Betsy enrojeció por completo, – Que romántico eres mi amor.
Vincent se acercó y la beso en los labios, – Te amo, ahora que sé que te quedas segura me voy abajo, tu tío quería hablar conmigo.
– Ok, – Betsy se puso de puntitas y le dio otro beso. – Haz lo que tengas de hacer.
Y con eso y un simple gesto en mi dirección Vincent salió de mi cuarto.
– I see with my eyes, a fairy tale in real life. – Recité acomodándome en mi cama.
Betsy se acomodo a mi lado y me abrazo, – No sabía que te habías vuelto una poeta bilingüe.
Le sonreí a Betsy, – Mi inspiraron, eso es todo. – El brillo de picardía en los ojos de Betsy no me paso desapercibido, – No vas a explotarme.
– Pero dijiste que estabas inspirada. – Hizo un mohín.
Le piñizque el puente de la nariz, – Eres una explotadora Elizabeth.
– Y tú eres una chica mala Zoey, muy mala.
Nos miramos fijamente y luego nos pusimos a reír a carcajadas.

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