miércoles, 10 de abril de 2013

No Wait: Capitulo XXXVI



–Te amo tanto Zack pero este no es buen momento para venir de visita. –En todo momento se mantuvo hablando hacia cualquier parte menos a mí.
–Yo también te amo pero debo decirte que mi horóscopo no decía nada de tiroteos. –Dije animado.
Jane no me contesto sino que coloco la mira y disparo– Entrada principal, limpia.
–Limpio… limpio… limpio… limpio… –Y así se continuaron avisando de todas partes en la radio que Jane llevaba en la cintura.
De pronto me miro y me sonrió con adoración, esa adoración que me era tan familiar ahora– Ya puedes salir de ahí, ya no hay problemas.
Habían cosas que no quería pensar y una de las que procuraba no hacer era, ¿qué hacían con lo que limpiaban? Estaba seguro que no implicaba escoba, pala pero quizás si un basurero, uno muy grande.
Salí con dificultad de entre el asiento y el volante– ¿Puedo conducir hasta tu casa?
Jane asintió– Normalmente avisas cuando vienes de visita, ¿Qué sucedió?
La atraje a mi y le di un beso– Necesito un favor.
Jane me miro encantada, le fascinaba que le pidiera cosas– ¿Qué necesitas de mí?
–Primero un beso más. –Me dio un beso dulce– Ahora necesito las imágenes de seguridad de la casa de tío Edward.
Jane me miro sin entender– Eso es fácil pero…
Le puse un dedo en la boca– Sin preguntas.
El puchero de Jane me produjo más de lo que esperaba, así que no evite el atraerla a mí y besarla de nuevo.
–Muévanse de ahí, ahora.
Mire hacia la ventana del copiloto– Hola suegro.
–Te he dicho miles de veces que no me digas así, ahora muévanse. –Nos sostuvimos la mirada por un buen rato antes de que se quitara de la ventana del copiloto– Vayan a la casa ahora y eso Zackary Stonel no quiere decir que vayas al cuarto de mi hija.
Asentí un poco reacio. Me separé de Jane y seguí el camino hasta la casa, algo difícil viendo a Jane acurrucada en el asiento del copiloto. De alguna forma sentía que era incorrecto que me pusiera tan caliente una chica abrazada a un arma.
–¿Quieres ir a mi cuarto? –Me dijo con esa vocecita que me encantaba– Por favor.
Le sonreí– Sabes que no suelo seguir las ordenes de tu padre y puede que me esté volviendo loco por negarme, pero esta vez no. Quiero ver las grabaciones de anoche y la noche anterior, ¿por favor?
Jane a mala gana me sonrió– Esta bien, vamos. Las grabaciones están en el subterráneo pero después quiero que me complazcas.
Nos bajamos del auto y luego la atraje hasta mí– Claro que te hare muchas cosas, pero después.
Me tomo de la mano y caminamos hasta una entrada lateral de la casa, pasamos por varios pasillos hasta llegar a una puerta la cual eral la entrada de una escalera de caracol.
Bajamos a la que bien podía ser otro piso de la mansión y continuamos pasando por pasillos hasta que nos detuvimos en una puerta.
–Que extraño. –Dijo Jane mirando fijamente.
Trate de ver lo que veía Jane– ¿Qué?
Jane me indicó la cámara– No es el ángulo correcto, la desviaron. –Paso a mirar la puerta pero estaba cerrada con llave– Esta puerta tampoco debería estar cerrada.
–Me estas preocupando Jane. –Mire nervioso hacia todos lados, porque si Jane decía que algo andaba mal, era que algo andaba mal.
El golpe desde el otro lado nos sorprendió a ambos, un golpe en seco casi sin sonido, solo un simple ¡paf!
–¿Tienes al fantasma de Canterville por aquí y no me lo habías dicho? –Trate de tomarlo con humor pero los golpeteos seguían.
Jane me miro y me hizo con una seña con su dedo para que guardara silencio– Esta pidiendo ayuda.
Jane se acerco y comenzó a golpear de la misma manera la puerta, golpes rápidos y otros lentos. Y cada vez que paraba recibía respuesta, al terminó del último golpeteo Jane acomodo su rifle con mira telescópica.
–Zack es mejor que te apartes de aquí, ponte por allá. –Le hice caso y cuando estuve lejos Jane voló la cerradura. No. Voló las cerraduras una por una.
–¿Qué esta sucediendo aquí? –Me gritaron al oído. Me aparte de un salto pero solo era mi suegro.
–No lo sé. –Contesté un poco nervioso por su cercanía.
–¡Papá pásame tu arma! –Jane corrió hasta su padre y le saco del hombro la escopeta de cañón doble y volvió a su trabajo.
Ambos corrimos hasta ella cuando aparto lo que quedaba de la puerta.
–¿Estás bien Paul? –Pregunto preocupada.
Me quede en shock cuando el tipo salió desaliñado y con aspecto cansado.
–Nunca creí que te debería algo. –Su voz se escuchaba rasposa– ¿Sabes hace cuanto llevaba gritando?
Jane le dio un golpecito en la frente como si fuera un niño pequeño– Nadie te iba a escuchar, esa habitación esta insonorizada. Solo se ha utilizado dos veces en la historia de la mansión y ha sido para mantener a gente muy peligrosa dentro, específicamente gente que no se quería fuera de esas puertas.
Paul la miro con mucho cuidado– Gracias a Dios fuiste Scout.
De pronto me di cuenta de lo que había pasado, estaban hablando en clave morse– ¿Hace cuanto estas ahí? –Le pregunte.
Paul me miro con dificultad– Recuerdo algo tu voz pero no logró…
–Soy Zackary Stonel.
–Ah, ya recordé quien eres. –Dijo después de un momento, asintiendo como si ahora todo estuviera más claro– Un idiota me secuestro y me tiro aquí, se aprovecho de que quede casi noqueado por un bate de beisbol de otro secuestrador después de ir a ver a Emily. Mon Dieu me duele un montón la cabeza desde ayer… o lo que creo fue ayer. –Paul miro a Jane– Gracias, no sabes cuanto te agradezco que me sacaras de allí.
Jane asintió– Creo que debes ir a un hospital y por cierto no fui Scout.
Su padre se acercó a mirarlo– Me parece que tienes una contusión, te llevaré al hospital.
Paul asintió con dificultad– Debo avisarles que me persiguen.
–Me quedaré contigo, Heath me mando a buscarte así que te cuidaré mientras estás débil. –Le dije ya tomando su brazo y colocándomelo en el hombro– ¿Me puedes decir quién era el secuestrador?
–¿El segundo? Porque el primero no recuerdo su rostro. –Paul miro a Jane– Pero el segundo era un hombre muy parecido a ella.
La mirada del señor Mark mostraba su clara sorpresa– No puede ser.
Mire a Jane que no estaba tan sorprendida, después de todo eran hermanos gemelos, muy parecidos– Bien, Paul te hiciste un enemigo. Ese era Marcus, quien ya daba por hecho que se iba a casar con Emily, por supuesto ella hubiera dicho que si hasta que apareciste tú y lo arruinaste todo.
Paul asintió– Últimamente mi vida no le agrada a nadie, debería lanzarme por un puente. –Su mirada cayó al piso como si no resistiera el peso de lo que pasaba por su mente– Puede que hasta mi hijo sea más feliz sin mí.
–Paul… –Comencé a decir.
–Primero vamos al hospital. –Dijo mi suegro algo apenado– Y descuida, te pondré una escolta. Jane, lleva armas que puedan entrar en el hospital. Vas a pasar la noche haciéndole compañía.
–¡Si, señor! –Jane corrió a donde sea que fuera por las armas.
–Vamos. –Tomo el otro brazo de Paul y se lo paso por los hombros– Vas a estar bien. Ahora estás bajo mi protección y de aquí no sale nadie sin mi consentimiento.
Trate de no mirar al padre de Jane, porque lo que cruzaba mi mente no era un pensamiento muy lindo sobre cómo salía la gente de la mansión.

–Siento que mi cabeza no esta bien. –Le dije a papá– ¿Me traes agua para tomar un analgésico?
Papá me miro durante un largo rato y miro a mamá– ¿Quieres traerle algo tú?
Mamá le sonrió– Yo iré a traer un poco de jugo con algunos aperitivos.
Les hice una mueca. Desde que me habían traído del hospital no paraban de mirarme sin hablar, como si fuera a desaparecer en cualquier momento.
–Genial, nosotros nos quedaremos aquí esperándote. Y, ¿podrías llamarle a Mark? Tengo un montón de llamadas perdidas de él.
Mamá asintió algo preocupada– ¿Le habrá pasado algo a papá? –No espero respuesta, sino que salió disparada hacia el pasillo.
Papá me miro algo incómodo, algo bastante extraño en él– ¿Vas a decirme qué paso? Por favor, no me digas que te quedaste dormida allí fuera porque no lo creo.
Suspiré– Una locura, eso paso. Me quede esperando una estrella fugaz ya que siento que me falta suerte en mi vida.
Los pasos apresurados de mamá interrumpieron a papá. Ambos nos levantamos, yo con algo de dificultad en mi estado semi humano después de todas las cosas que me habían inyectado en el hospital.
Mamá entro con la misma velocidad– Papá dice que debemos ir a su casa, tiene un nuevo huésped y dice que lo conocemos. Es urgente.
La mirada de papá mostró su extrañeza– ¿Es tan urgente? Emily no esta bien.
Mamá negó firmemente– Cuando papá da una orden, como ahora, espera que la obedezcan y lo sabes Edward. Quiere que estemos en su casa dentro de una hora y no nos lo va a perdonar si no estamos puntualmente allí.
Papá me paso un brazo por la cintura y me acercó hasta la cama– Descansa un momento y luego tu madre te ayudara a vestirte. –Miro a mamá– Espero que sea algo de vida o muerte para sacar a mi hija enferma de la cama.
–Espero que no sea así.
Después de una hora estábamos en el recibidor de la casa del abuelo, aun no lograba centrarme en lo que estaban conversando mis padres. Los malditos calmantes me estaban llevando al sueño aunque no tenía muchas ganas de dormir.
–¿Emily estás bien? –Me preguntó mamá a mi lado.
–Lo estoy, solo que de pronto me siento muy cansada. Creo que debí quedarme en casa esperándolos.
–No me hubiera gustado dejarte sola cariño. –Me reprocho mamá– Además si tu abuelo nos llamo con tanta urgencia debe ser algo importante, no te hubiera molestado de no ser así.
Mamá tenía razón, el abuelo hubiera ido personalmente a casa si hubiera sido algo sin importancia. Por lo que me preocupaba quien era ese invitado, aunque tenía un presentimiento de quien podía ser, pero esperaba con el alma que no fuera así.
–Vamos dentro de inmediato. –Dijo mamá.
Papá le frunció el ceño– ¿Qué me estas ocultando Sheney Stonel? Solo te pones así de nerviosa cuando estas escondiendo algo. Dilo.
Mamá comenzó negar pero ya era bastante evidente que iba a soltar una mentira, papá definitivamente conocía a su esposa.
–Paul está dentro, al parecer esta herido y en vez de llevarlo a un hospital, trajeron un doctor a casa. –Soltó de golpe mamá– O esa fue la orden de papá.
Los ojos claros de papá de pronto se oscurecieron– ¿Quién te dio la idea de mentirme?
–Lo discutiremos después Edward, por favor. –Los ojos de mamá no se apartaban de mí al decir “por favor”.
Después de tantos años, mamá un me veía como una niña que debía ser protegida en algodones.
Estábamos ya en el pasillo fuera de la oficina-estudio del abuelo, que estaba bastante aparte de los demás cuartos públicos de la casa. Nadie podía decir que estaba buscando la sala de estar si estaba por allí.
Entramos sin llamar, no por falta de educación. Bueno, quizás si. Papá entro echando fuego por los ojos que se veían más azules de lo que habían estado antes. Creí que se iba a dirigir a Paul que estaba a un lado de tío en uno de los sofás, que estaban a un lado del escritorio del abuelo. La sorpresa fue que se dirigió al abuelo.
–No le vuelva a decir a mi esposa que me mienta viejo. –Le gruñó al abuelo.
El abuelo le sonrió encantadoramente– Es y será siempre mi hija, se lo pedí como el padre que soy que por favor no te dijera la identidad de mi invitado especial.
Papá lo fulminó con la mirada– Es mi mujer y no me gusta que cree problemas entre nosotros.
Mientras ellos peleaban me acerqué a Paul que se veía bastante golpeado. Me vio acercarme pero no hizo ningún movimiento, incluso cuando toqué su cara con mucho cuidado.
–¿Qué te paso? –Pregunte en voz baja.
Paul hizo una mueca pero mantuvo mi mano contra su rostro– Digamos que tuve un percance con un bate de beisbol y un matón.
Me senté a su lado y lo abrace– ¿Estás bien?
Paul cerró los ojos– Ahora si.
–¿No te estarás aprovechando mocoso? –Dijo papá– Estoy aquí intentando llamar la atención de mi suegro y tú estás ahí tratando de aprovecharte de mi niñita.
Paul seguía con los ojos cerrados– Me siento tranquilo.
Tío Mark miro apenado el suelo– Intentaron secuestrar a Paul al salir de tu casa pero fracasaron, quién no fracaso fue Marcus. Lo secuestró y lo encerró en una de las cámaras del subterráneo, cabe decir que Jane y Zackary lo encontraron hace algunas horas por casualidad. Eso es un resumen muy breve.
Papá miró a Paul preocupado– ¿Cómo te encuentras?
–Cansado, siento que estuve una semana ahí dentro. –Lo abrace con mucho cuidado. No sabía donde más tenía moratones, la camiseta que llevaba era de manga larga– Lamento haberte dejado esperando.

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