lunes, 23 de abril de 2012

I Don't Understand Nothing: Capitulo XXVII




Al cerrar la puerta fue como si el oxígeno en la sala se hubiera quedado afuera y lo que hubiera quedado adentro parecía estar condensado, tanto así como para ser cortado por un cuchillo.
Me di ánimos mentalmente para seguir al señor Stonel hasta unos sofás que había en esta pequeña sala de reuniones. Como nunca pensé hacer, me senté a su lado. Su padre estaba parado cerca de una ventana haciendo poco esfuerzo por ignorándonos, era obvio que no le agradaba estar en esta posición, o es que nunca había estado en una situación que se le haya ido de las manos.
– ¿Qué quieres Edward?
El señor Stonel bufo exasperado a mi lado– No te burles viejo, el chico quiere hablar contigo, no yo. –El señor Stonel me miro– Háblale.
Me levante despacio– Esta es la cuestión, hace poco nos enteramos de un contrato de matrimonio.
El Abuelo ni siquiera me miro al hablar– Si, el de tu compromiso con Emily.
Mire al señor Stonel que también estaba pendiente de ese detalle.
Me aclare la garganta para continuar, había algo en el anciano en frente a mi que me decía que no le iba a agradar lo que iba a decir– El contrato decía con la hija de Edward Stonel, el señor Stonel tiene dos hijas.
El padre del Señor Stonel se dio la vuelta lentamente, parecía controlado eso quería decir que había comprendido de inmediato lo que había dicho– Vacio legal. Ese viejo estúpido siempre sintió debilidad por su único nieto. –Me quede sorprendido que dijera eso sobre mi abuelo– Hablaba de ti como si fueras lo único en su mundo, ni siquiera se detenía a pensar en su hijo, pero su nieto solo debía tener lo mejor. Lo mejor de mi familia.
La mirada que me dio me dejo petrificado. Por un momento me quede callado al no saber como tratar con esa información pero lo bueno es que no paso lo mismo con el señor Stonel.
El señor Stonel estaba controlándose, lo decía su voz– No ataques a Heath, debes pensar en que es el novio de tu nieta.
– ¡Ni en sueños! –Escupió el viejo– No me vengas con eso, mi pequeñita es menor de edad como para ser incluida en ese contrato. No lo acepto.
– Eso ya no es escusa y el contrato es valido con ella también. Revisa lo que firmas viejo. –Le dijo el señor Stonel a modo de burla– Luego ven a acusarme de lo que quieras.
– No me vengas con esas cosas mocoso, no creo que permitas eso, ¿no es la luz de tus ojos como me dijiste una vez? –El anciano se veía furioso– No vas a hacerle eso a mi pequeñita, no.
El señor Stonel se levanto de un salto– ¿Y a Emili si? Todos mis hijos son iguales para mí, a diferencia de ti que nunca pudiste tener ese favor conmigo ¿no?
Me interpuse entre los dos– Señores por favor, solo quiero que usted señor Alfred rompa el compromiso, un compromiso que ninguna de las dos partes quiere. Hasta mi padre esta de acuerdo en romper este compromiso. Por Dios, ni usted quiere un compromiso así para Zoy, su pequeñita. –Lo mire directo a los ojos. Nos sostuvimos la mirada por un largo momento– Usted tiene la capacidad de hacerlo, mientras este en todas sus facultades mentales no importa que mi abuelo halla muerto hace mucho tiempo, la ley aquí permite terminar un contrato de ese tipo en estas circunstancias. –El señor Stonel me miro– Emily y yo lo descubrimos ayer.
El señor Stonel se dirigió ha su padre– Padre, Dios sabe porque me odias pero ahora te pido por la felicidad de tu nieta, tu nieta adorada que termines con esto. Mi deuda se pago hace tiempo, no veo motivo para que hagas esto, no la metas a ella en tus rencores.
El anciano camino hasta sentarse en un sofá, parecía más viejo que hasta hace unos momentos.
– Yo no te odio Edward, solo quería que volvieras y te hicieras cargo de lo que era tuyo por derecho y que mis nietos tuvieran un buen futuro. Solo eso. Algo tan simple y no podías hacerlo. –Suspiró con pesar– Nunca pudiste hacer las cosas más simples.
El señor Stonel camino hasta él, colocándose de rodillas– Papá, si te prometo que me haré cargo de esas empresas que tanto amas… –Me miro un instante– ¿Dejarías a Zoey escoger su felicidad?
Me cruce de brazos pensando en la tontería que era el que nuestra felicidad, nuestra tranquilidad estuviera en manos de este hombre, un anciano que quería a su hijo más cerca de él. A veces las cosas eran extrañas…
– ¿Lo prometes de verdad? –Me enfoque de nuevo en el abuelo de Zoey, casi sentí lástima al ver a aquel anciano. Se veía tan viejo sin toda la altanería.
El señor Stonel se meso el cabello– No prometo prosperar.
– Sé que lo harás. –Dijo su padre con rotundidad– Eres mi hijo.
El señor Stonel agachó la cabeza– Heath sal de aquí, creo que le tienes que dar una noticia a tu novia.
Me quede un momento sorprendido al escucharlo dirigirse así a mí.
– Hijo, Zoey te espera. –Me dijo indicándome la puerta.
Antes de que dijera algo más salí corriendo para reunirme con mi novia. Mi adorada novia.

***
Si Heath no aparecía luego iba a estallar, me sentía abandonada aquí sin nadie más con quien hablar. Betsy debía estar ya dormida al igual que Emily. Edward y Kate estaban sentados en una mesa jugando con otros niños de su edad a algo con las servilletas. Era mejor ni mirar a mi derecha porque Paul estaba de un humor de perros y ni siquiera quería hablar.
– Zoey cambia la cara, estas en tu cumpleaños. –Me dijo mamá a mi lado.
– Pues me siento excluida. –Levante los brazos para hacer énfasis cuando unas manos me tomaron de la cintura y me levantaron– ¡Ay!
Heath se puso a reír antes de tirarme y tomarme en brazos– Voy a raptarte.
Me sonroje visiblemente– ¿A dónde?
– No sería un rapto si te lo dijera.
– Que romántico. –Mamá estaba alucinando a nuestro lado– Pero me puedes decir a dónde van.
Heath le sonrió encantado– Solo se lo diré a usted. Tu mi amor tendrás que tener fe en mi.
– Mi padre va a matarte. –Le señale con rotundidad.
– Hoy mi locura es justificada. Vamos. –Miro hacia Paul– A él nos lo llevamos para que no reclame después.
Asentí encantada por esta sorpresa de último minuto. No podía esperar.
Cuando Heath termino de susurrarle a mamá me tomo de la mano y caminamos a la salida. Paul nos seguía sin el menor ápice de ánimo y se negaba a hablarle a Heath.
– Hey, ¿dónde van? –El padre de Heath estaba hablando con una mujer, ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba Louis?
Heath le sonrió y unió nuestras manos– Nos vamos de paseo.
Su padre le sonrió y miro a Paul– Y él va con ustedes. –Asentimos– Venga Paul no seas mal tercio, yo te llevo a casa, no es que me aburriera solo que estos ambientes ya no son para mi.
Heath le lanzo un golpe en las costillas pero su padre le tomo el brazo y lo jalo dándole de un coscorrón en la cabeza.
– No estoy viejo para enseñarte tu lugar niño. –Te palmeo la cabeza– Váyanse.
Cuando se soltó Heath me tiro con él hacia la puerta– Vámonos princesa, la noche nos espera.
Corrimos hasta el auto, había comenzado a helar.
Antes de subir mire atrás, nadie nos había visto irnos. Papá se iba a poner furioso cuando se diera cuenta de que me había ido con Heath.
El motor del auto se encendió– ¡Vamos!
Entre en el auto sin pensarlo más, esta noche aun no acababa y aun seguía siendo mi cumpleaños. Hoy celebraría como nunca.
Me subí y me acerque a darle un beso en la boca, sin necesitar más Heath me colocó en su regazo y profundizo el beso. Cuando me di cuenta sus manos estaban subiendo por debajo de mi falda.
Me separé de él– ¿Dónde vamos?
Él me miro directo a los ojos, se veían tan oscuros, apasionados– No te lo diré o no sería sorpresa. –Apretó la mano que aun se mantenía en mi muslo– Y tampoco sería un secuestro.
Me sonreí por dentro. Puse mis manos en sus hombros y luego me acomode en su regazo, Heath de inmediato puso sus manos en mis caderas. Se había dado cuenta de mis intenciones.
– No me vas a embaucar. A tu asiento.
Hice un puchero pero volví a mi asiento– Suenas como papá.
Heath no me respondió sino que puso en marcha el auto y nos condujo hacia quien sabe donde… espera, mi madre si sabía a donde íbamos. Mire por la ventanilla pero estaba demasiado oscuro como para ver que había fuera, solo se veía un manchón que se suponía eran los distintos edificios que pasábamos por nuestro camino.
Comencé a preocuparme cuando pasaron varios minutos y aun no llegábamos a ningún lugar, y Heath aun no me hablaba. A los treinta minutos lo mire seriamente pero él se reusaba a mirarme y eso siguió aun cuando paramos en un tienda de comida.
– Voy y vuelvo.
Lo vi bajar y salir corriendo, el frío se coló dentro haciéndome sentir escalofríos. Lo esperé obedientemente pero comenzaba a sentirme confundida sobre este viaje.
La puerta se volvió a abrir y vi un par de bolsas.
No me miro– Comida.
Asentí algo desilusionada cuando no dijo nada más, ¿qué había hecho?
Volvimos a la ruta y seguimos en silencio, me estaba inquietando. Me acomode la ropa comenzaba a sentirme incomoda, saque mi teléfono de uno de los plises de mi vestido, me saque las bailarinas y coloque mis pies en la guantera. Ahora estaba cómoda para jugar en mi I-phone.
– ¿Hay algo que pueda hacer por ti? Digo, para hacerte sentir cómoda.
Lo ignore mientras jugaba el Angry Bird, él había comenzado con todo esto de ignorar así que era su culpa si ahora yo quería ignorarlo. Venganza.
De pronto me vi pegada a la puerta por un giro del auto y luego se quedo parado. Heath apago el motor y todo se quedo a oscuras. Me acomode de nuevo pero las manos de Heath me atraparon y me pusieron en su regazo.
– ¿Qué haces?... –Los labios de Heath cubrieron los míos impidiéndome hablar.
Me sentía de vuelta en casa, sus labios moviéndose junto a los míos, tan dulces y exigentes a la vez, era un beso de reconciliación. Su lengua acariciaba mis labios, exigiendo la entrada. Me deje llevar y abrí mis labios para él, el roce aterciopelado de su lengua me enloquecía, sus manos me acariciaban de nuevo por debajo de la falda.
Puse mis manos para detenerlo pero él las quito y las colocó en sus hombros, intente volver a moverlas pero me mordió el labio inferior, las deje donde estaba. De inmediato volvieron a mis muslos acariciándolos con dedicación. Ya que él disfrutaba de acariciar mis piernas baje mis manos y las pase debajo de su camisa para acariciar su abdomen. Me acomode a hojarascas y una de mis manos viajo a su cabello enredando mis dedos en el.
Heath movió sus manos a mis pechos– Adoro tus pechos. Cuando te pusiste a hojarascas antes de venir aquí solo pensaba en poner mis manos por todo tu cuerpo. Y ahora solo pienso en que no es suficiente. –Me sorprendí por el ruido del cierre de mi vestido cuando Heath lo bajo hasta la cintura– Y quiero más.
Sus manos se colocaron en mis muslos y me levanto un poco. Mis manos seguían en sus hombros cuando su boca bajo a mis pechos. Gemidos salieron de lo más profundo de mi boca cuando me inundó aquella sensación que no sentía hace tiempo, la que solo me hacía sentir Heath.
Pasión.
Me moví para rosarme contra él, recordaba lo que habíamos hecho aquella vez en su casa, su cama ¿podríamos repetirlo? No me atreví a preguntar en voz alta para no romper este momento.
Sus manos ayudaron a mis caderas a moverse, mientras acariciaban mis muslos. Heath movió su atención al otro pecho. Seguí gimiendo descontroladamente, ni yo sabía porque sentía tan fuerte, solo quería más. Heath piñizco mis muslos advirtiéndome, me estaba moviendo demasiado.
– Por favor… Heath… te necesito, mmm… –Sin pensarlo entre gemidos comencé a rogar.
Heath se separó de mí y casi me pongo a rogar para que siguiera– Calma bebé, esta noche es especial. Te quiero por completo pero no ahora, no así, mereces más que un revolcón en un auto.
Puse mis manos en su rostro– Pero ya hemos hecho el amor…
Heath me beso levemente– Si, pero aquí sería incomodo y te podría hacer daño. Además… –Miro al asiento de atrás a las dos bolsas con comida– No tendríamos sorpresa.
Bese con fervor primero su labio inferior y luego el superior– Pero podríamos comer después.
Heath me sonrió– No me tientes, te quiero desnuda pero no aquí. –Me roce contra su ingle con descaro, y eso que ni siquiera había bebido nada. Heath tomo mis caderas y las guió lentamente por sobre un lugar en especial, gemí por el roce– Adoro esto, pero será para después. Ahora quiero que rememoremos algo. Vamos.
Me acomode el vestido y Heath me ayudo a subir el cierre. Volví a mi asiento y salí del auto, mire a todos lados. Rememorar algo, esto era más que eso. Era como la celebración de nuestro primer encuentro. Estábamos de nuevo en la playa, el agua estaba tranquila pero me estremecí por el frío que me golpeo de frente.
– Ten. –Heath me rodeo con su chaqueta. Lo observe, me era inevitable ya que estaba tan hermoso en camisa y con las mangas enrolladas– Me siento mucho mejor.
– Y yo que creí que te hacía sentir bien.
Heath me sonrió y luego se dio la vuelta y sacó las bolsas. Apenas cerró el auto cuando comenzó a caminar hacía el lugar donde nos habíamos conocido.
– Recuerdo haber venido en la peor noche posible. –Me sonrió– Había oído decir a unas personas que la playa era hermosa por la noche y quise venir a sentir la paz y la tranquilidad con mis cervezas y me encontré con una sirena perdida fuera de su ambiente. Recuerdo que tenía sueño en una fiesta. –Se encogió de hombros graciosamente– Increíble ¿no?
Le lance una patada de juego mientras mantenía la chaqueta bien pegada a mí.
– Tal vez las fiestas no eran parte de su ambiente.
Heath asintió– Después me la volví a encontrar, una coincidencia, estaba fuera de mi casa como si estuviera esperándome, llevaba un vestido que me tentaba a subírselo. Descuida no lo hice. –Me reí, parecía contar una historia, nuestra historia con tanto ánimo pero sabía que iba a algo– Solo la bese, unos pequeños besitos en unos labios que me recordaban a fresas maduras listas para comerlas…
Su voz había bajado a medida de que se iba acercando a mí. Levante mi rostro y lo deje besarme. A penas estaba comenzando cuando nos separamos.
– Pero siempre que la veía recordaba la noche que no terminamos lo que habíamos comenzado. Me obsesionó y la busque. –Dejo las bolsas en el suelo y se me acercó– Recuero haberla llevado hasta mi casa, a mi cama, haberla desnudado y tomado algo tan precioso. –Volvió a besarme esta vez más profundo– Pero sigo queriendo más de ella. Lo quiero todo.
Lo mire de forma extraña– ¿Qué es todo?
Heath me acarició el rostro– Una promesa.
Espere a que continuara, al ver como miraba el agua seguí hablando– ¿Qué promesa?
Heath me miro seriamente– Te amo y prometo amarte siempre.
Estaba tan serio y tan seguro de sus palabras que no pude evitar contestar a sus palabras.
– Yo también te amo y para siempre. –En lo más profundo sabía que estaba en lo correcto. Estar con él era lo correcto.
Heath asintió tomándome entre sus brazos– Quiero que sepas que ya no estas obligada a casarte conmigo, no hay tratos extraños ni nada. Tu abuelo al enterarse que era tu novio disolvió el contrato. Te ama mucho.
Me entristecí. No me entendía; no debía sentirme así pero lo hacía, ahora podía perder a Heath.
Me abrace más a él– Ya no somos prometidos.
– Estás triste. –Afirmo– No te sientas así, creí que estarías feliz.
Le sonreí– Es que temo perderte, ahora te puedes ir de mi lado.
Heath me sonrió tiernamente– Querías este compromiso. –Asentí algo tímida, me estaba comportando tal vez como una niña que no sabía que querer– ¿Te sentirías feliz si te digo que no me iré pronto?
Asentí emocionada– Si.
– No me iré en mucho tiempo. –Y luego quedo pensativo un minuto– Además, tenemos que encontrar a mi madre.
– Exacto. –Dije firmemente.
Heath tomo mis manos– Vamos a comer.
Asentí y nos fuimos a comer. Heath sacó de una de las bolsas una manta y la extendió luego nos sentamos a comer comida china. Heath me enseñó a usar los palillos, y después de un rato nos rendimos y comí con la mano.
Nos reímos un montón cuando Heath me pregunto sobre mis primos y si todos eran como Rick, tuve que decirle que la gran mayoría era como Rick, claro el lado Stonel era más recatado, aunque siempre estaban más alejados de nosotros. Solo sabía que teníamos unos cuantos primos de ese lado, unos eran gemelos y una era de mi edad.
Me tire en la manta para reposar y mirar las estrellas en lo alto del cielo.
– No puedo creer que estemos de nuevo aquí, parece que hubiera sido ayer cuando estábamos aquí, discutiendo por tu forma de contaminar el mundo.
Heath se acomodo a mi lado– Si, pero ahora quiero hacer algo que he querido desde esa misma noche en que nos conocimos. –Lo mire preguntándole silenciosamente pero no tarde en darme cuenta– Tus manos arriba de la cabeza.
Me quite su chaqueta de los hombros y coloque mis manos por sobre mi cabeza. Heath se quito la camisa dejándome su pecho y los músculos de su abdomen. Lo adoraba, amaba su cuerpo y como cuidaba de él.
– Siento que tengo algo pendiente aquí, ¿tu no? –Asentí de inmediato– Bien.
Me bajo el cierre y esta vez bajo el vestido hasta quitármelo. Sentí tentación de bajar mis manos pero Heath negó firmemente.
– Quiero verte así, sin nada que me estorbe si quiero tocarte y no quiero que te cubras.
Sus manos acariciaron mi cuerpo y cuando llegaron a mis caderas tomo mis bragas y las bajo con cuidado, luego se colocó encima de mí, tan pronto como estuvo bien acomodado enrolle mis piernas en sus caderas estrechándolo contra mí, fui recompensada con un gemido ronco. Comenzamos a besarnos con desesperación como en el auto.
Heath se tomo un respiro para levantarse con los codos– Zoey eres tan preciosa, quiero tomarte ahora bajo las estrellas…
Gemí al sentir sus manos en mi cuerpo– Por favor Heath… te necesito…
Me beso en la frente– Eso es todo lo que quería saber.
Nos besamos de nuevo y esta vez no paramos para nada. Sus manos recorrieron mi cuerpo tanto como las mías recorrieron el suyo. Hasta lo más íntimo.
Cuando por fin entro en mí, sentí como si todo estuviera por fin en su lugar. Todo estaba bien. Me sentí completa como nunca. Amaba tenerlo completamente dentro de mí.
– ¡Heath! –Gemí, enterrando mis uñas en su espalda cuando sentí esta extraña sensación en mi cuerpo que me hacía perder la cabeza.
– Je’t aime Zoey. –Su cuerpo se tenso y luego sentí como se dejaba ir– Je’t aime bien. –Gimió.
Nos besamos de nuevo pero esta vez era diferente, nuestro amor había crecido.

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