martes, 8 de noviembre de 2011

I Don't Understand Nothing: Capitulo XIX parte I



Papá era útil. Pero esta vez, era una de esas extrañas veces en las que era un absoluto cero a la izquierda.
Haciendo malabares para que Emily no intentara de nuevo aferrarse a Paul, me moví hasta papá y lo golpee en el costado con mi mano hecha un puño. – Te voy a acusar con mamá.
Papá se encogió de hombros. – Hay cosas que es mejor dejar que pasen, esos dos necesitan liberar estrés.
Abrí la boca de incredulidad. – ¿Dónde queda el cuanta hasta diez? ¿Eh?
Papá me golpeo de juego en la cabeza con su mano. – Eso solo te ayuda hasta cierta parte, ahora voy a volver a lo mío cuando terminen me avisas y vendré de inmediato, vigila que los vecinos no se den cuenta.
Agitando sus manos con despreocupación se fue definitivamente.
Mire a Ed que estaba mudo de asombro y a un no tan asombrado Heath. Me gire lejos de sus miradas y cerré los ojos.
– ¡¿Qué pasa aquí?! – Grite y levante un dedo. – ¿Qué les pasa a esos dos?
Mi cuerpo vibraba aun cuando el brazo de Emily se enredo en mi cintura.
Sentí la brisa que hacían sus rizos por como los agitaba mientras negaba con la cabeza. – No tengo idea. Creí que Paul era más cuerdo… ¿Por qué se comporta así?
– Tiene sus motivos, – Heath se nos acercó, – Me voy a vigilar que no se maten.
– ¿Qué no se maten? – Me exaspere. – Son unos niños, esto no es para tanto.
Heath se encogió de hombros y salió.
Mire a Betsy que estaba sollozando, y no pude evitar gritar. – ¡Genial!! Porque me pasa esto a mí, yo era una chica; simple, sencilla, tímida, nadie me prestaba atención porque era invisible… ahora, estoy apunto de explotar, estoy echa una gritona y tengo ganas de llorar.
Betsy me miro secándose las pocas lágrimas que le caían por las mejillas. – No sé que le pasa a Vincent, él no es así, él es dulce créanme. Ha estado así desde hace algún tiempo.
– ¿No deberíamos estar haciendo algo para detenerlos? – Edward estaba a un paso de saltar a la puerta.
Agite mis manos, – Tú, tú quédate aquí. Yo voy allá. Em suéltame, eso, quita ese brazo de ahí, bien. – Emily estaba como una estatua parada enfrente de mí, después de soltarme. – Va a estar todo bien Em, ve a tu cuarto.
– Se van a hacer daño… – Algún día, después de este, le iba a preguntar que pasaba con ese trauma a las peleas. Nunca la había visto tan asustada.
Extendí mi mano a Edward, – Ed se va a quedar contigo y con Betsy. – Mire a Edward. – Llévalas a la cocina y dales chocolate y cosas dulces. Ve. Ahora.
Deje a los tres y salí por la puerta y me sumergí en una película de Jet Lee. Heath estaba a un lado observando hacía la valla.
El jardín trasero tenía una valla de dos metros y cuarenta centímetros que impedía la visión desde la calle pero no la vista del vecino a nuestro lado o detrás de nosotros, cualquiera de los vecinos que decidiera que hoy era el día de ver que hacía el vecino, se iba a llevar una sorpresa; el vecino no estaba podando el pasto, no, no. Solo esperaba que los dos robles que estaban en el jardín cubrieran parte de la visión, aunque las farolas en las ramas podrían dar más visión.
Corrí hasta llegar a Heath y mire hacía los patios vecinos, nada… aun.
– ¿Por qué estas tan tranquilo? – Lo agarré del brazo y lo sacudí. – Tu amigo esta peleándose al mejor estilo de AMM.
Heath sacudió la cabeza y señalo a la valla, – Alguien anda ahí, eso si me preocupa. Vamos.
Lo mire incrédula. – No hablas en serio, ¿no? – Heath comenzó a caminar y me hizo un gesto con la cara, el clásico; Vamos.
A regañadientes lo seguí.
Heath me acercó y me brazo, de un momento a otro me vi arrastrada en un beso, y así como vino se fue. Me queje en voz alta pero Heath solo me dio una pequeña sonrisa. – Mi amor, debemos fingir que vamos a salir por la puerta de la valla, así yo puedo ver quien anda aquí.
Un escalofrío de miedo me recorrió el cuerpo, – ¿Hablas en serio? ¿Alguien puede andar aquí? ¿Un ladrón? – Heath sacudió la cabeza ligeramente, – ¿Quién?
Heath hizo una mueca, – Vamos a fijarnos y si es alguien molesto yo me hago cargo y tú corres por ayuda.
Negué internamente, esto no me gustaba nada. – Y mientras dejamos a ese par matándose a la vista de mis vecinos. Bien, vamos.
Heath me sonrió y me beso de nuevo. – Esa es mi chica.
Fuimos a la valla caminando despacio y hablando de naderías, desde como me había ido en las pocas horas de mi castigo a como le había ido en la Universidad. Para cuando llegamos a la valla los temas eran ya un caso de sueño o agotamiento.
Por el rabillo del ojo vi un movimiento que capto mi atención, – Heath…
– Ya lo sé, – Me susurro suavemente; uno de sus brazos me rodeo los hombros con firmeza. – Recuerda; pillo al intruso, tú corres.
Asentí vagamente, pero en el momento en que abrí la puerta él saltó fuera y corrió hacia los arbustos como alma que lleva el diablo y no solo eso, me quede helada.

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