Se había casado. A esta hora ya habría una esposa con su apellido y pensando sobre el lugar donde iban a tener su luna de miel.
La odiaba.
Odiaba a esa mujer que
iba a ser feliz con Paul. Que sería la madre de sus hijos… que compartiría su
vida con él.
Toda la noche había
caminado por la habitación y ahora sentía unas ganas horrorosas de… algo, mire
a todos lados y…
Tome la lámpara y se
la lance a la puerta, tome una almohada y comencé a golpear todo. Así me
encontró Zack cuando abrió la puerta de improviso, se veía asustado,
probablemente por el ruido que había hecho la lámpara al estrellarse con la
puerta.
–Adivino… –Se puso las
manos en la frente como si pensara– Estas redecorando tu cuarto. Acerté,
¿cierto? No, no respondas así no tiene gracia.
Lo mire con odio– Si
hubiera sabido como eras cuando abrías la boca… es que eres tan…
Me dio una sonrisa encantadora–
Si, lo sé. Soy totalmente encantador y aun no lo puedes creer. Causo esa
reacción a menudo a la gente con la que hablo.
Le di una sonrisa
forzada– Si, en verdad causas una linda impresión pero, ¿quieres que redecore
tu cara? Creo que lo estoy haciendo muy bien. Lo haré gratis y sin sentir una
pisca de lástima, lo prometo.
No se le borró la
sonrisa, si es posible se le enancho– No gracias primita linda pero Jane me ama
con esta cara.
–Jane te amaría aunque
fueras terriblemente feo, cojo y jorobado… pensándolo bien, solo si fueras
terriblemente feo. –Agregue cuando me asuste de la imagen mental que había
creado.
Zack hizo una mueca–
No puedo creer que dijeras eso, voy a tener pesadillas durante días. –Volvió a
sonreír– Menos mal Jane me mantiene despierto la mayor parte de la noche.
Lo golpee con la
almohada– Quisiera que tío Mark se enterara, te va a llevar con fusil al altar
y yo estaré allí para reírme y para sacar muchas fotos para posteridad.
Se arreglo la ropa,
como siempre vestía de una forma bastante elegante una camisa y unos pantalones
de chándal. Era el tópico del niño rico mimado, solo que con actitud
indiferente o por lo menos a mi me parecía de esa forma, el abuelo pensaba de
forma diferente, decía que su nietos estaban perdidos de alguna forma. Pero, a
mi me parecía que no estaban tan mimados, sabía que ninguno podía freír un
huevo ni siquiera hervir agua pero eran bastante cariñosos y se preocupaban
unos por otros.
Me miro un momento
frunciendo el ceño– No creo que hicieran falta un arma, iría por mi propia
voluntad, claro que aun no porque estamos comenzando y no quiero que se asuste
y me deje. –Miro por la ventana por inercia hice lo mismo, el día estaba nuboso
pero no había nada extraordinario fuera– Dame un año y será Jane Stonel, mi
mujer y madre de mis hijos.
Solté la almohada
atónita– Vaya, vas en serio.
Asintió de forma
solemne– Tengo un sentido extraordinario de la pareja, mis padres han sido
felices juntos y mis abuelos también, increíblemente con la misma pareja de la
que se enamoraron cuando eran adolescentes, ¿por qué yo no lo sería? Amo a Jane
y ella a mí.
–Solo un detalle, te
pasaste en edad cariño. –Le dije al darme cuenta de que venía un auto por el
camino de entrada.
–En realidad no, porque
la amo desde que éramos pequeños, que solo ahora seamos novios no quiere decir
que…
–Ya, ya. –Lo
interrumpí, el auto era de Heath y no creía que la fiesta hubiera terminado tan
temprano– Zoey y Heath ya llegaron.
Zack miró por la
ventana– También viene el auto de Jane, bien, nos vemos Emily querida debo ir a
recibir a mi chica, aun no le he dado la cuota de besos que debería haberle
dado ya.
Con eso se dio la
vuelta y se marcho, evitando los restos de la lámpara cuando salía. Volví a
mirar el paisaje.
Estábamos en una
colina, la casa en la cima y a su alrededor estaban las pesebreras de los
caballos, a lo lejos los podía verlos pastar. También estaban los campos arados
esperando ser cultivados. Por un lado estaba el camino de entrada, a cada lado
había una hilera de álamos que parecían soldados meciéndose al son del viento,
se esperaba una tormenta y ya comenzaba a bajar la temperatura, y como decía,
el viento ya había llegado. Pronto aparecería alguno de los cuidadores del
lugar, para guardar los caballos y preguntarnos si estábamos bien. Así había
sido ayer.
Me quede en la ventana
y vi como Zack corría a la entrada hecha por un arco de madera y techo de
tejas.
La casa era de un
estilo bastante rustica, de dos pisos y estaba hecha de madera y ladrillos, el
piso de madera estaba embarnizado, había alfombras de todos tipos por doquier,
cuadros de caballos y flora adornaban los corredores y las paredes de las
escaleras, pequeñas piezas decorativas estaban puestas aquí y allá. Y hasta
ahora no tenía idea como habíamos logrado conseguir un lugar tan bello para
quedarnos, Heath no había querido dar demasiados detalles sobre eso.
Mire el desastre que
había hecho y me puse a recoger los pedazos de la lámpara y a tirarlos en el
papelero que había cerca. Después me dedique a limpiar el resto de mi
habitación, increíble que llevara un día y ya estuviera todo en el piso.
–No puedo creer que
haya desatado mi mal humor de esa forma… –Busque entre mis cosas, antes de
llegar a la casa de campo me había comprado algo muy útil; una pelota anti
estrés– Aquí estás pequeña, haz tu milagro. Después de todo no quiero volverme
un energúmeno con todo el mundo.
Estuve así por
bastante rato, hasta que los ruidos que venían del piso de abajo me distrajeron,
o si vamos al caso, me relajaron lo bastante como para querer compartir un rato
con la familia.
Salí de mi habitación
en el segundo piso y baje las escaleras lentamente, los ruidos venían de la
sala de estar de la casa, me dirigía a la derecha y abrí la puerta lentamente.
–Juro que no hice nada
malo Zack, él exagera, solo le di un golpecito nada más. –Decía Jane.
–Mon Dieu golpeo a
Gabrielle con un bate de beisbol y la dejo inconsciente, mis padres están como
locos buscándome porque los padres de Gabrielle quieren demandar a mi familia
por un supuesto intento de asesinado. –Esa voz– Eso es lo que dice mi nana.
Mire a todo el mundo en
la sala. Zoey estaba sentada junto a Heath en un en el brazo de un sofá
individual, él trataba de mirar hacia otro lado cuando entre, Zackary trataba
de hacer lo mismo sentado en el otro sofá individual, Jane. Jane estaba de pie mirándome
y apuntando a Paul, quien estaba sentado en el suelo al lado de la chimenea.
También me miraba.
–¿Qué esta pasando
aquí?
Zack se aclaró la
garganta– Yo puedo contarte todo. –Me dirigí cuidadosamente a la esquina
opuesta de donde estaba Paul– Doy por echo que eso es un si; todo comenzó esta
mañana cuando Jane quiso obrar bajo la mano del Karma, y su lema era que; “si
Emily no puede ser feliz, la mujer que va a casarse con el idiota tampoco lo
será”. Saco un bate de beisbol de dos kilos y lo guardo en su bolso de deporte
de Luis Vutton, pero al llegar a la habitación del idiota…
–Me llamo Paul. –Agregó
este desde la chimenea. Lo ignore.
Zack le dio una mirada
y continuo– Como decía cuando llegó Paul no estaba solo, estaba con Heath y
después de hablar sobre ser secuestrado o no serlo llegó la novia, creyó que
Jane era otra de sus amantes y le dijo muchas cosas feas por lo que Jane, la
golpeó en la cabeza con el bate, dejándola inconsciente en el piso de un solo
golpe, tiene un muy buen brazo como sabrás. Y ahora están aquí porque Paul no
quiere casarse por ahora y no sabe que hacer.
Paul asintió– Vine
huyendo.
Lo mire con enojo– No
te tome por un cobarde Paul. –Paul me dio una mirada herida– Pero ya que estás
aquí, no te me acerques, no te quiero ver cerca de mí ni en sueños, ¿me oíste?
Paul me sonrió con
dureza– Claro, como quieres mon Chère. –Me di la vuelta para irme pero…–
Primero me utilizas para tener sexo y luego quieres que me vaya. Tal vez me
llames cuando quieras más.
Di un jadeo y salí de
allí, tenía que ir a mi cuarto.
Me levante de golpe– ¡Como
te atreves gusano!
Jane se interpuso en
mi camino al poner sus manos a mi alrededor– Déjalo Zack, no es nuestro asunto.
La tome su hermoso
rostros entre mis manos– Ella es mi asunto porque es como mi hermana y sabes bien
que tú comenzaste metiéndote en esto mi amor, no me digas ahora que no me meta.
–Me separé de ella y apunte al maldito– No te le acerques, no te quiero cerca
de ella nunca más.
–No te preocupes, ya
no quiero verla. –Lo ignore.
Tome a Jane y la
arrastre conmigo fuera. Mire a las escaleras, Emily estaba sentada al final de
ellas. Estaba llorando, me sentía como si hubieran hecho llorar a mi hermanita
pequeña. Quería golpear algo, mejor a alguien, un francés de preferencia.
–¿Quieres irte? –Negó–
¿Por qué? ¿Acaso te gusta sufrir?
Se levanto lentamente–
No es eso, solo que irme ahora sería huir y yo no huyo de ningún lugar ni de
nadie. Nunca.
Asentí– Bien, si
quieres mostrar tú orgullo hazlo pero recuerda que el orgullo no es de inteligentes.
Ahora, vamos arriba no quiero dejarte a solas.
Emily se dio la vuelta
y se perdió de vista. Jane me dio un jalón.
–Dejémosla sola un
momento, ¿quieres comer algo? Tengo hambre. –Le di un beso en la frente y le
mostré el camino.
La deje adelantarse a
la cocina, aun teníamos algo que hablar entre nosotros.
Camine despacio,
porque había comenzado a escuchar gritos desde la sala de estar y Zoey se había
alejado del lugar. Escuche la puerta abrirse y luego pasos ligeros por la
escalera. Llegué a la cocina y me encontré con Jane preparando algo que olía
muy parecido a estofado.
Me miro con una
sonrisa– Es algo rápido, encontré la base para preparar estofado y algo de
carne en el refrigerador.
Marcus tenía razón.
–¿Hace cuanto me
espías? –Le pregunte interesado en su repuesta.
A Jane se le cayó el
cucharón que tenía en la mano– Yo…
Me mecí el cabello–
Jane mira solo quiero saberlo.
Jane recogió el
cucharón–Yo no… –Negué firmemente con la cabeza– Comencé cuando teníamos doce, después
que te preocupaste por mí cuando me caí del árbol de tu casa jugando con Sam y
Marcus, –Se quedo callada un momento– Supongo que soy una mujer de lo peor pero,
¿cómo te diste cuenta que te acosaba? ¿Me viste?
Metí mi dedo en la
olla– Marcus me lo dijo ayer, pero creí quería que me separa de ti porque lo
admito soy de la peor calaña, salgo a todas las fiestas con Sam, no temo
acostarme con una chica en una de esas aunque sea solo una vez. –La mire fijo– No
soy un santo, si acaso un demonio.
Jane me tomo del brazo–
Tú nunca has sido de la peor calaña, solo son esas chicas que se te lanzan
encima, son de lo peor. No te culpo, ellas eran guapas pero unas mujerzuelas
que buscaban solo una cosa en ti…
Por un momento me
quede simplemente viéndola, ella en verdad creía sus palabras. En verdad creía
que yo era bueno, que todo era culpa de las chicas con las que salía a veces.
Solo porque era callado no quería decir que era precisamente un chico sin recursos
ni deseos. Pero ahora que la veía…
–¿Me odias? –Escuche a
Jane– ¿Quieres terminar?
Ella me amaba,
probablemente más de lo que yo la amaba a ella pero si sabía algo era que no
quería dejarla. No podía perder una mujer así, ella era toda inocencia. Eso era
una chica inocente.
Le quite el cucharon y
revolví el estofado– A esto le va a faltar un poco, ¿no crees?
–¿Zackary? –Sollozo
Jane– ¿Me vas a responder?
–¿Cómo haces para que baje
la llama? –Jane movió una manilla y el fuego bajo– Bien, ahora vamos al cuarto,
¿quieres? Mi novia quiere cree que quiero abandonarla y quiero mimarla para que
sepa cuanto la amo.
Jane me miro con los
ojos brillantes– No vas a dejarme…
La tire a mis brazos–
Nunca, te amo Jane y mucho. –Tome su rostro y le di un beso en la boca– Mientras
se cocina el estofado, ¿quieres hacer algo conmigo?
Jane asintió y le subí
la camiseta, adoraba sus pechos llenos y redondos con unos pequeños pezones
morenos. Jane atrajo mi boca y me dedique a explorar la suya con mi lengua. Con
mis dedos mime esos preciosos pezones, dándole pequeños apretones y caricias.
Mientras ella gemía en mi boca.
Me separe un poco de
Jane sin alejarla mucho de mis brazos– Vas a ser mía Jane Mary Evans, cuenta
los días bebé porque serás Jane Stonel pronto. Vas a ser mi mujer, mía solo mía.
–Si, Zackary. –Gimió.
Le mordisquee el
cuello– Adoro la forma en que dices mi nombre, con ese tono ronco. Dilo de
nuevo.
Baje mi cabeza hasta
sus pechos y tome uno de esos pequeños pezones en mi boca, adorándolo con mi
lengua.
–¡Zackary!
No hay comentarios:
Publicar un comentario