La prueba y el trabajo no estuvieron mal. Me alegraba que mi plan hotelero hubiera sido aceptado y que no me hubiera ido mal en las finanzas. Solo quedaba algo más que hacer, aparte de la cita con Marcus.
Llame un taxi y me
subí en el justo en frente de mis compañeros por lo que vi sus caras de horror
al verme subir a un auto donde cualquiera ha estado. Sonreí con una de mis
mejores sonrisas y les hice una seña, me respondieron con una mueca.
–Por favor a
StonelCorp. –El taxista asintió y logró un tiempo record ya que el tráfico aun
no comenzaba a hacerse tempestuoso, con todo el ruido de las bocinas.
Le pague al taxista y
apenas llegue al piso de arriba sentí que algo andaba mal, muy mal.
Mire a todos los que
estaban trabajando en el piso del abuelo. Pronto había un consejo de
accionistas por lo que varias de las asistentes estaban trabajando en este piso
uniendo cabos sueltos entre departamentos, etc estaban como locos. Pero había
algo mal, seguí caminando con mi mochila en el hombro y mi bolso en la mano.
Para cuando llegue a la puerta me di cuenta de que estaba mal, todos me miraban
por el rabillo del ojo fingiendo trabajar.
Que extraño.
Me acordé del día que
empecé a venir a la empresa, todos me miraban queriendo saber quien era la
extraña que pisaba esta lujosa empresa de la mano del fundador. Hasta que
supieron por palabras del abuelo que yo era su nieta favorita y que debían
tratarme bien.
Entre sin más y me
quede de piedra a mitad de camino al ver quien estaba enfrente de mí.
–¿Qué haces tú aquí?
–Dije acercándome despacio hasta el escritorio de Carol, la asistente del
abuelo.
Él tuvo el descaro de
sonreírme–Vine a verte.
–Para qué. –Tire mis
cosas a un lado del escritorio.
–Necesito un favor Em.
Lo mire incrédula– ¿Tú
un favor mío?
–Siempre te he tomado
por alguien más elocuente Emily.
Consiguió exasperarme–
Si, seguro. Ya dímelo. –De pronto me preocupe– ¿Es Zoey?
Heath negó de
inmediato– Claro que no, antes de venir la deje con tus padres y me asegure de
que estaba siendo mimada.
Me relaje… un poco–
Entonces, ¿qué?
Se sentó en el
escritorio y se puso a mirar por la ventana.
–Es algo personal, muy
personal.
Me senté en el sofá
que tenía a un lado la oficina, a un lado de los archivadores. Heath aun no
lograba mirarme a los ojos. Esto era serio.
–Se va a casar.
Lo mire sin saber bien
quien me estaba hablando– ¿Quién…?
Heath me dio una
mirada muy seria– Alguien que tenemos en común.
Me erice– Paul.
Sin más sentí esa
punzada de dolor como la vez que me había dicho que se iba y yo no era quien
para detenerlo… que ingenua había sido. Dolía aun pensar con cariño en él para
después recordar “aquella” vez.
–No quiero saber si me
invitaron, por mí que sea feliz con quien quiera. –Esquive la mirada de Heath,
sabía que no le había agradado mi respuesta porque de pronto el ambiente estaba
cargado– Y ni siquiera quiero ser dama de honor si me estas invitando al cargo.
–No te portes así, sé
que no eres la reina del hielo materialista y sino supiera que por ti ese
imbécil no cometería el peor, escúchame Em, el peor error de su vida no te
buscaría. Créeme.
Me mordí el labio y lo
mire sin mucho que decir– ¿Por qué?
Se levanto y fue a
sentarse a mi lado– Va a casarse por su familia.
–No entiendo nada
Heath, él me odia y me dejo muy claro que yo fui una… –Dolía decirlo– Aventura.
Solo fui una entretención por el poco tiempo que estuvo en tu casa.
Se me quebró la voz,
aun dolía como hace tres años. Heath me abrazo y no dijo más.
Abrieron la puerta de
inmediato– ¿Quién es…? Emily qué pasa. –El abuelo entro y se quedo quieto– ¿Le
paso algo a Zoey?
Heath me soltó de
inmediato– Para nada señor, ella esta bien y como le dije a Emily; la deje con
sus padres y no me fui antes de asegurarme que la estaban mimando y cuidando
tanto como yo.
El abuelo respiro
profundo y luego suspiro– Que bien, ¿cómo esta mi bisnieta?
Heath sonrió
orgulloso– Creciendo cada día más, espere, tengo unas fotos de la primera
ecografía. –Se busco en los bolsillos hasta sacar una pequeña fotito en blanco
y negro– Tome.
El abuelo se
enterneció– ¿Se esta… chupando el dedo?
Corrí a ver la fotito.
No se veía muy bien pero un pequeño bultito y un bracito parecía estar pegado a
la cabeza– ¿Estás seguro que esta chupándose el dedo?
Heath me miro con cara
de odio– Claro que se esta chupando el dedo, mi pequeñita es ya la cosita más
tierna del mundo.
El abuelo me dio una
mirada– No trates de ofender a un padre orgulloso es lo peor, aunque tenga a la
hija más fea…
–Mi Heather va a ser
la más hermosa.
–… porque a sus ojos
siempre va a ser la más hermosa.
Heath nos miraba con
rencor– Mi hija va a parecerse a su madre, va a ser tan hermosa como ella.
El abuelo asintió– Si,
eso es mejor a que crezca con tu cara como karma.
–Hey, creí que le caía
bien. –El abuelo le revolvió el cabello pero Heath seguía mirándolo ofendido.
–Me caes bien hijo,
vamos a casa quiero que me cuentes como esta mi hijo y su familia.
Los seguí con el pecho
oprimido ¿Qué podía hacer yo por Heath? Si Paul iba a casarse estaba claro que
yo no iba a ser de mucha ayuda. Aun me sentía dolida y a decir verdad Heath me
sobreestimaba, y lo hacia también con el apego que habíamos tenido durante ese
corto período de tiempo Paul y yo.
Cuando llegamos al
ascensor escuche las campanadas del reloj. El abuelo insistía en tener su reloj
cucú en la oficina, aunque tuviera de los nervios a todos. De pronto se me vino
al pensamiento, ¿cuánto faltaba para mi cuento de hadas? ¿Sería siempre
cenicienta y nunca princesa? ¿O no había un príncipe para mí?
Suspire tan fuerte que
llame la atención del abuelo.
–Emily, ¿no traes tu
mochila?
Me mire como una
estúpida y corrí hasta la oficina de Carol por mis cosas, cuando salí ya no
había gente interesada en mí por lo menos, esta vez estaban trabajando de
verdad.
–Veo que te vas
fugando. –Carol caminaba rumbo a su oficina.
Le sonreí algo
apesadumbrada– Si, llego mi cuñado y quiero saber un poco de mi casa.
Carol me miro
evaluativamente– Si, ve, no creo que hoy pudieras trabajar mucho si el jefe se
larga y nos deja. Y no te ves como para un concurso de belleza.
Hice una mueca– Dices
las cosas más halagadoras.
Se encogió de hombros
y siguió su camino. Cuando llegue al ascensor tuve que esperar, al parecer el
abuelo se había raptado a Heath y me había olvidado por completo. Eso me dio el
tiempo para pensar en lo que quería Heath, no había llegado a decírmelo y me
estaba preocupando por eso del detalle de “se va a casar” y el “por su
familia”. Me mordí las uñas mientras el ascensor bajaba, malditas mis manías
que me estropeaban por completo.
Al abrirse las puertas
me encontré con el abuelo y Heath que seguían charlando animadamente.
–Ya tengo mis cosas. –Sentí
un ligero mareo y de pronto todo fue oscuridad.
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