Cuando nos registramos, nos llevaron de inmediato a nuestros cuartos, estaba tan cansada que casi se me pasa por alto algo bastante importante.
–Aquí hay dos llaves.
–Mire las tarjetas que me había pasado– No quiero volver a compartir cuarto
contigo Jane, no soportaría aguantar más almohadazos solo porque según tú
ronco.
–Pero tú si roncas.
–Me dijo amablemente Zack.
–Calla Zackary. –Le
dije como amenaza– Ahora vamos, supongo que aguantare a Jane un poco más, hasta
que pida otra llave.
Jane me quito una
llave– En realidad, –Jane miro a Zack– Esta llave es para nosotros.
Los mire alarmada.
Sabía que no tenía cara para decir esto pero…– Jane Mary Evans, eres una
descarada y tu Zackary...
Zack me dio una de
“esas” sonrisas, de las que había visto en mi padre cuando quería conseguir
algo de mamá. Oh no chico, yo conozco ese juego.
–Somos novios
oficialmente desde hace una noche. –Lucía bastante satisfecho al abrazar a
Jane.
–¿Cuándo paso esto? –Dije
apuntándolos con mi tarjeta, ya sabía de ante mano que esto pasaría pero, ¿cómo
no me había dado cuenta?– Y eso no te hace aun lo suficientemente responsable
como para ya… compartir cuarto con Jane. –Agregué.
Zack apretó a Jane en
su abrazo de forma posesiva– Cuando llegamos a Alemania le pedí que fuera mi
novia, y ella me dijo que sí. –Aun los miraba con desconfianza– Fue cuando
tuviste que ir por tu maleta.
–¡A mis espaldas! –Como
los dos se veían tan felices no pude evitarlo– Bien, lo acepto; hacen una linda
pareja, solo no se precipiten y por eso quiero decir que nada de sobrinitos.
Ambos asintieron de
forma rígida.
–Bien
Los deje en el pasillo
y entre a instalarme. Debía decirle al abuelo que, el botones estaba haciendo
su trabajo, mi maleta y mi bolso que traía conmigo ya estaban esperándome a un
lado del armario como buenos compañeros de viaje.
Mire por toda la
habitación; las paredes pintadas de un color crema para estimular la
relajación, la cama con dosel, el espejo de cuerpo entero que parecía tallado
en la pared, una terraza que iba hacía un pequeño jardín. Todo el centro de
retiro tenía forma de bungaló por lo que ocupaba toda una extensión de terreno
pero, poseía un ala que servía de spa. Lo que me encantaba de los centros de
retiro que el abuelo poseía eran los pequeños detalles; un vestidor de otro
tiempo, sales aromáticas en el baño y un juego de toallas que diferían de las
típicas de color blanco, el olor del
cuarto (el mío olía a camelias), y los detalles en la decoración ya que siempre
predominaba un color en cada cuarto, así el cliente se sentía especial y eso
también ayudaba a que se relajara.
Como esta vez estaba
aquí como clienta y no como evaluadora decidí tomar un poco de mi tiempo para
disfrutar de un baño relajante con sales aromáticas y me permití un momento
para pensar en Paul, y en que debía decirle cuando viera…
Iba a verlo pronto.
Me hundí en el agua.
Todavía podía escuchar su voz, ese tono decadente y algo ronco, en especial
cuando hablaba en francés, ese tono que cuando hablaba podía sentir como un
leve cosquilleo recorría mi cuerpo. Y su cuerpo, era tan definido, era el mejor
cuerpo que había visto y aun podía recordar cada línea de su torso.
También podía recordar
su cara y esas facciones que hace tiempo habían dejado la redondez que implica
ser las de un niño por unas facciones más determinadas, si estaba serio hasta
se le podía catalogar como alguien bastante gruñón pero eso era lo más sorprendente
de Paul; no conocía el significado de ser gruñón porque él siempre procuraba
estar feliz con todo mundo.
Cerré los ojos y casi
pude sentir sus manos… tome el jabón y comencé a pasarlo por mi cuerpo, era la
antítesis de la aspereza que tenían sus manos, así no recordaría como estas me
habían recorrido, justo un momento antes de que su boca hiciera el mismo camino.
Me sonroje al pensar en todas las palabras cariñosas que había usado cuando
habíamos estado juntos en mi cuarto.
Me sacudí mentalmente,
también tenía que recordar la escena de la fiesta, pero –siempre había un pero–
si Heath estaba en lo cierto él me debía una explicación muy buena para todo
ese show.
–Toc toc.
Me levante de la
bañera. Esa voz. Esa voz la conocía bien.
Salí de la bañera y me
envolví en un albornoz rojo que había a un lado de la bañera, rápidamente me
sequé con una toalla el cabello, y corrí a reunirme con mi hermanita.
–¡Zoey! –Grite.
Zoey me abrió los
brazos pero me detuve un momento para no aplastar a mi sobrinita. Aun así, la
abrace con mucho cariño.
–Zoey. –Abrace a mi
pequeña hermana– Estas tan linda, y esa barriguita tan hermosa.
La separé de mí. Zoey
estaba vestida con una jardinera de premamá azul claro y una chomba de
cachemira negra. Ella también se estaba mirando, se veía tan hermosa, había
crecido más; su rostro estaba un poco más redondo y sus labios estaban de un
color rojo. Llevaba más maquillaje del que le había visto nunca; sus ojos
estaban delineados y hacían que sus ojos de color café claro se vieran enormes y
hermosos.
–En realidad creo que
me veo algo deprimente con este color tan oscuro, pero a Heath le encanta este
color, así que no me pude negar. Y también me obliga a usar estas cosas. –Se
tiro de la jardinera.
–De todas formas te
ves hermosa, –Puse mis manos en su cara y en sus hombros, no sabía que hacer
con esta Zoey– ¿Te va bien la vida de casada?
Se encogió de hombros,
pero la felicidad no la abandonaba nunca– A veces se me quema la comida pero
Heath nunca se ha quejado, todo lo contrario siempre me anima a que siga
cocinando y nunca pone esa excusa de “mejor vamos a cenar fuera” sino que
siempre trata de ayudarme cuando algo no me sale. Lo admito, él es mejor que yo
en la cocina. Y a veces él llega tarde pero siempre procura que alguien me
acompañe mientras él llega a casa, quien siempre suele ser mi suegra con mis
mini cuñados. –Me sonrió encantada– También hay veces en que me siento tan
enferma con las náuseas pero él siempre me acompaña… esa es mi vida. Además de
estar aun con mis clases de literatura, en las que no me va nada mal.
Nos sentamos en mi
cama, no quería que estuviera parada por mucho tiempo.
–Me alegro tanto por
ti, pareces tan feliz pero, ¿Cuándo llegaron aquí? –Le pregunte emocionada.
Zoey se puso a pensar–
Bueno, Heath llegó aquí después de hablar contigo y yo decidí venir también, mi
doctor dice que puedo viajar si el período entre ida y vuelta es de varios días.
–Bueno, eso esta bien.
–La volvía a abrazar– ¿Has descansado?
–Em me asustas, antes
me hubieras dado mi espacio en un cuarto, ahora no me dejas respirar. –Me reí–
Em, hablo en serio no me dejas respirar.
Me separé con
reticencia, Zoey se reí mientras se acomodaba la ropa y de pronto ahí estaba su
pancita.
–El doctor dice que
esta bastante desarrollada a pesar de tener unos meses. Al principio creí que
serían gemelos pero el doctor dijo que es solo una pequeñita que va a ser un
poco grande. –Pensé en el arto pero por lo visto Zoey había leído mi expresión–
Voy a tener un parto normal, yo quise ser mamá así que ahora quiero sentir lo
que es traer al mundo a mi pequeña Heather.
Toqué su barriguita y
no pude evitarlo, yo también quería esto pero había varias personas que me
matarían si supieran eso, pero al diablo.
–Te envidio, yo
también quisiera estar embarazada…
Zoey me miro con
sorpresa– Em, no sabía que tú quisieras un bebé.
Me sonroje– Claro, es
algo así como una realización personal. Ser mamá es lo que más quiero en mi
vida.
De pronto me di cuenta
que es lo que quería; ser mamá de un pequeño o pequeña, que este me dijera mami
y ser su mundo por unos cuantos años. Luego enseñarle el mundo y… tener a
alguien, a una pequeña personita amándome tanto como yo a ella.
–En verdad te envidio
Zo.
–Emily ya verás que en
un par de años tu también serás mamá, solo dile a Marcus que no se lo tome como
un deber.
Me avergoncé– Zo, ya
no estoy con Marcus y te juro que si lo vuelvo a ver y me hace una escena lo
voy a golpear.
–O sea que ustedes
terminaron así como así, no, espera me estas diciendo que te hizo una escena,
¿qué escena? Y ¿por qué Betsy no me dijo nada? –Zoey aun estaba algo impactada,
se veía en su cara pero le daba crédito por seguir como si nada.
Le di unas palmaditas
en la espalda– Tal vez porque Betsy tiene su propio hogar, lejos de la casa
familiar. Vincent y ella solo aparecen una vez al mes a comer, bueno Vincent se
la pasa ahí por todo eso de ser parte de la seguridad de la mansión pero eso no
cuenta porque con lo callado que es nadie se entera de nada de la mansión, ni
siquiera de un chiste.
–Em, estas parloteando
¿estás nerviosa? ¿Es por Paul? Heath ya me contó lo que te pidió y quiero que
sepas que no estoy de acuerdo con todo esto… –Zoey me miro fijamente– ¿En
verdad es por él?
Le sonreí tristemente–
Claro que estoy nerviosa, veré a Paul mañana y aun no sé que decirle, supongo
que se me ocurrirá en el momento.
–Sino quieres hacerlo
se lo diré a Heath, después de todo esto es una locura. Él te partió el
corazón, no se merece que tengas que buscarlo para que te de explicaciones ni
nada por el estilo.
–A ti te agrada Paul.
–Le recordé– La última vez que hablé contigo, si mal no recuerdo, dijiste que
sería padrino de Heather aparte de mi persona. –La apunte con el dedo– Lo
dijiste como si fuera lo más obvio del mundo.
–Si, me agrada un
montón su forma de ser y ese humor que a todos nos saca una sonrisa, pero
seamos francos, no me agrada cuando te colocamos a ti en la mezcla. –Me
respondió indignada, a veces se le olvidaba quien era la mayor– Te hizo daño y
por más que seamos amigos no permitiré que lo vuelva a hacer.
Me levante y fui por
mi bolso– Me pondré un vestido y después, ¿qué te parece ir al spa? El abuelo
me dijo que debía revisarlo ya que estaba aquí.
Zoey se levanto de
inmediato– Me parece una ardua labor pero sacrifiquémonos por un bien mayor.
Vacié mi bolso en la
cama y saque lo que necesitaba– Esa es la actitud. Voy y vuelvo.
Cuando regrese tome a Zoey
y nos apresuramos al Spa, para la noche ya estaba bastante relajada lo que no
me espere era la sorpresa que tenía en mi cuarto.
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