–¿Estás segura de lo
que estas haciendo?
Mire a Zack y le
sonreí, mi cosita era tan adorable cuando se preocupaba por mí. Abrace mi
bolso.
–Claro cielo. Hoy es
el gran día y no me lo perdería por nada.
–Se supone que nos
vamos a disfrutar de una semana al campo y todo eso de retiro espiritual.
Lo abrace– Por
supuesto que lo haremos, serán nuestras primeras vacaciones juntos tú y yo.
Zack bajo la cabeza y
me dio un beso suave en los labios mientras mis manos recorrieron ese torso
precioso, sabía que le gustaba salir a correr y hacer ejercicio, varias veces
lo había visto a través de las cámaras de seguridad. También sabía que le
gustaba comer, por lo que había aprendido a cocinar sus platos favoritos.
Él era mi mundo, pero
solo hasta cierta parte, también me preocupaba demasiado mi familia. En
especial mi hermano gemelo, era una lastima que Emily no formara parte de mi
familia cercana y que estuviera enamorada de un completo imbécil y que además
estuviera probablemente embarazada de él. Era el colmo que ese imbécil se fuera
a casar con otra en unas horas.
Zack tomo mi rostro
entre sus manos y me deje llevar por el brillo de sus ojos azules. Sus rasgos
eran bastante definidos y aunque todos decían que su hermano gemelo pero la
verdad es que Zack nunca se podría parecer a ese desenfrenado mujeriego.
Zackary era un hombre fiel, aunque había estado ligado a varias mujerzuelas.
Pero él no era uno de esos idiotas que me sonreían todo el día para que ver si
me acostaba con ellos.
– Presiento que te
fuiste a una parte lejana. –Me dio un beso en los labios, sus besos siempre
eran lo mejor– Vuelve segura, ¿quieres?
Le sonreí encantada
por su preocupación– Solo será un rapto, no me tomaran más que un par de horas.
–Odio esa idea, pero
si crees estar haciendo…
Le di un toquecito en
su barbilla– Estoy segura de hacer lo incorrecto, si Emily no puede ser feliz
con ese idiota, la tipa que va a ser su mujer tampoco lo será. Es el karma.
Zackary me frunció el
ceño– No sé que debo hacer, ¿qué hace tu hermano en estas situaciones?
Me quede en blanco– Siempre
me golpea y me recuerda que soy la gemela malvada.
Zack me envolvió en un
abrazo de oso– Si lo vuelve a hacer voy a llevarte a vivir conmigo.
Eso sería el cielo,
dormiría con él, viviría con él y podría hacer casi todo con él. Nunca
interferiría con su espacio pero él no tenía que saber que yo sabría…
No, no debo hacerlo.
Me recordé.
–Lo tendré presente.
Zackary me acarició la
espalda– Ve y secuestra al maldito, no sé porque pero hazlo. Solo recuerda que
te estaré esperando, tendré la cama calentita para ti.
Escalofríos
recorrieron mi cuerpo en anticipación, Emily no era la única que había
descubierto un mundo nuevo la noche anterior. Zackary había sido de lo más
dulce al tomar mi virtud. Claro que no sería algo agradable que se llegara a
saber por lo menos para mi padre que esperaba entregarme virgen al matrimonio
pero que podía hacer, no me casaría con nadie que no fuera Zackary. Ahora que
sabía que no me odiaba y que solo sufre de algo de timidez todo era posible.
–Me encantaría eso.
Mucho.
Zackary me levanto la
camiseta y tomos mis pechos en sus manos, me quede quieta porque ahora sabía
que le gustaba disfrutar de tocar mis pechos. Bajo la cabeza y sostuve un
gemido cuando sus labios se cerraron en uno de mis pechos, pero no pude seguir
conteniéndolo por más tiempo. Enrede mis dedos en su cabello, esas hebras de
cabello tan finas y suaves…
Zack se separó de mi y
me arregló la ropa, pero sin soltar mis manos de su cabello.
Su mirada estaba
prendida cuando nos miramos– Vuelve rápido Jane, no dejes que nada te moleste y
vuelve a mis brazos.
Asentí de inmediato–
Solo iré… y si esta muy riesgoso volveré a ti.
Zack asintió
seriamente, pero él era así, siempre serio. Era lo que más me gustaba de él.
–Ve entonces, confió
en ti y después quizás hablemos de algo que me pareció importante que
resolvamos antes de seguir con esta relación.
Me quede parada–
¿Quieres terminar?
Si me decía que si… no
había ningún lugar lo suficientemente lejos a donde huir, nunca podría volver a
verlo sin querer lo que ya sabía que podía tener…
Pero no me tiraría de
un puente, eso no. Eso era de cobardes, el abuelo me lo había dicho cuando su
hermano se suicido por una estupidez.
Zack me sonrió
tiernamente– Es algo que quiero que discutamos nada más. Ve, se te hace tarde.
Asentí no muy
convencida y me salí del cuarto.
Cuando salí me auto
programe, ahora estaba pendiente de cómo lo iba a hacer. Había estudiado el
sistema de seguridad y el plano del edificio. Burlar la seguridad era un juego
de niños y sacar a un tipo grande más aun. Hoteles, preocupados de lo que lucía
bien nunca de la seguridad.
Llegué treinta minutos
antes de la hora y me acerqué al cuarto del famoso Paul LaCourt, hijo de
políticos, su madre era una famosa diseñadora que no se había dejado borrar su
identidad ni el nombre que la llevo a la cima; Melisse Blanch. Y su padre Jaime
LaCourt hijo del ex presidente Paul LaCourte. Definitivamente él era de la peor
calaña de gente; políticos.
–Toc toc.
La puerta se abrió y
me encontré con alguien que no esperaba.
–¿Qué haces aquí
Heath? –Lo acuse– Se supone que estarías de camino aquí, no aquí.
Heath me miro con
sospecha– ¿Qué me estas diciendo? Y, ¿por qué estás aquí? Hasta donde sé no
tienes porqué estarlo.
Me sentí un poco
incomoda– Esta el idio… novio, ¿no?
Heath asintió y me
dejo pasar– No te veo trayendo recuerdos.
–Pero si tengo un
objetivo. –Vi que la puerta del baño, debía serlo, estaba cerrada– Vengo a
secuestrar a alguien, tienes dos opciones; unirte o caer noqueado.
Heath me sonrió– No lo
sé, lo tengo casi convencido.
Abrí mi bolso y saque
mi bate de beisbol– Decide rápido.
Heath me miro
sorprendido– No lo vas a usar, ¿cierto?
Lo mire seriamente–
Nunca bromeo y los que me conocen saben que si alguien se mete con mi familia…
lo pagan.
Heath me quito el bate
de las manos– No vas a usarlo, si él no quiere hacer esto vamos a dejarlo.
Hice un puchero– Pero
yo si quiero…
–No.
Paul salió del baño
vestido con un traje– Estoy apunto de mandar al carajo todo… no puedo hacer
esto. –Se paro a mirarnos y… ver el bate– ¿Quién es ella? Me parece algo
familiar y, ¿por qué tienes un bate?
Se lo quite de las
manos a Heath y lo levante calculando la cabeza del tipo.
–Esta es la situación
amigo; te dejas raptar o te noqueare.
Paul me sonrió–
Quisiera ver eso.
La puerta detrás de
nosotros se abrió de par en par.
–¿Por qué te demoras?
Me estas haciendo quedar mal y eso no me gusta. –Una mujer de mediana estatura
y asombrosamente parecida a Emily estaba parada en el umbral de la puerta.
Había una gran diferencia con Emily; sus ojos mostraban desprecio, algo que
Emily nunca había mostrado– ¿Tú todavía aquí? Y, ¿quién es esta mojigata? No me
digas otra de tus amantes, ni siquiera nos casamos y ya me has vuelto a
engañar. Aun no te perdono lo de ese spa de mala muerte.
–¿Es la novia? –Heath
asintió. Mire a Paul– ¿Te vas a casar con ella?
Esto era increíble. El
tipo era un idiota, se iba a casar con una mujer despreciable dejando a mi
prima y mejor amiga que era una chica dulce y sensible.
–¿Algo más que quieras
saber tipeja?
Me di la vuelta y la
noquee con el bate. Odiaba a la gente que insultaba a otra por placer. La chica
cayó al suelo inconsciente, sabía que no le había hecho mucho daño porque siempre
me había manejado en esto de usar el bate.
Paul me sacó de un
golpe de su camino.
–Pour l’amour de dieu. ¡Heath! ¿Quién
es esta loca?
Heath me quito de
nuevo el bate– Te presento a mi prima política, Jane Evans; hermana de Betsy.
Paul me miro con
incredulidad– Me estas tomando el pelo.
Heath negó y tomó en
brazos a la loca de la prometida de Paul, y la dejo en la cama del cuarto.
Heath nos miró– Propongo
que saquemos a Jane de aquí y tú te cases cuando tu prometida se sienta mejor.
Los mire a ambos– Yo
propongo que este idiota no se case porque probablemente su novia diga que
intento matarla su amante.
Ambos me miraron y
Paul fue por un papel, escribió algo y luego lo dejo a un lado de la mesilla de
noche. Entró en el cuarto de baño y volvió con una toalla y después fue al
mini-bar y sacó hielo. Que ingenioso. Le hizo una compresa y se la colocó en la
frente.
Se paró en frente de
nosotros– Vámonos. Ahora mismo no puedo hacer esto.
Heath asintió y yo
guarde mi bate. Había resultado más fácil de lo que había pensado.
–¿Quieres ir al campo
a un retiro espiritual? –Le pregunte a Paul.
Paul me miro un momento– A
ti hay que exorcizarte.
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