I was searching
You were on a mission
Then our hearts combined like
A neutron star collision
I have nothing left to lose
You took your time to choose
Then we told each other
With no trace of fear that...
Our love would be forever
And if we die
We die together
And lie,
I said never
Cause our love would be forever…
You were on a mission
Then our hearts combined like
A neutron star collision
I have nothing left to lose
You took your time to choose
Then we told each other
With no trace of fear that...
Our love would be forever
And if we die
We die together
And lie,
I said never
Cause our love would be forever…
Sonaba un
teléfono… ¿dónde? ¿Qué hora era? ¡Maldita sea!
Seguí con
los ojos cerrados ni quería pensar en ese teléfono. Me había quedado hasta
tarde trabajando en la oficina. Tuve un deja vu, esto ya me había pasado antes.
Iba a levantarme pero…
–Es mi
móvil, lo siento, sigue durmiendo bebé. –Sentí sus labios en mi cuello. Sonreí.
Abrí los
ojos lentamente– ¿Qué hora es?
Megan se
estaba vistiendo– Son las diez de la mañana, tu madre te va a levantar en una
hora así que duerme tranquilo otro ratito.
Me levante
de inmediato– ¿Qué esta pasando? –Ella nunca me dejaba dormir más de las diez,
decía que era malo para mi salud.
Me miro con
los ojos bien abiertos, lo que quería decir que iba a mentirme descaradamente.
–Nada, ¿qué
te da esa impresión?
Olisquee el
ambiente– ¿En verdad quieres que conteste a eso?
Megan se
sentó en la cama jugueteando con su camiseta rosa, siempre se veía adorable así
y con su faldita. Pero últimamente había jugueteado más con su camiseta,
enrojecí un poco, era así desde que el mes pasado habíamos descubierto...
–Deja de
jugar con la camiseta, a él no le molesta, en serio. –Levante mi mano en señal
de juramento– Lo juro como doctor que seré dentro de unos años.
Megan se
ruborizo– Sé que a nuestro bebé no le va a pasar nada, solo que no lo puedo
evitar, me pongo algo ajustado y creo que lo estoy ahogando.
Megan estaba
embarazada de tres meses y medio, y estaba siendo la consentida de todo el
mundo. Además de mi madre, me dije. Ella también estaba embarazada, esperando
una Stonel y por tanto iba a convertirme dentro de poco en hermano mayor.
Hermano
mayor de Rosalyn Stonel. Increíble.
Le di una
sonrisa a Megan de conspiración– ¿Cómo crees que está hoy Jackson?
Me dio un
golpe en la cabeza– Ya te dije, se va a llamar Jeremy Jacob Wolf. No digas nada
más. –Mire al techo, nunca ganaba en esa pelea– ¿Estás triste?
Su pregunta
no era novedad, pero esta vez tenía un toque bastante melancólico que decidí
evitar momentáneamente.
Ya eran seis
meses desde que ella vivía en el castillo, el señor Stonel había hecho lo
imposible para conseguir la tutela de Megan, quien aun era menor de edad. Lo
había logrado sin decir a nadie, ni siquiera a mamá, como lo había hecho. Todos
los papeles decían que la tutela estaba bajo el nombre de Stephaniel Difontiel,
gran amiga de la familia Grey.
Megan me
sacudió, eso tampoco era novedad, ella sabía como hacerme prestar atención– ¿Estás
triste?
–No, solo
que me sentiré algo solo. –Fruncí el ceño– Es como mi hermano, y ahora se va.
La carita de
dulzura de Megan era irresistible– No se irá para siempre, todo lo contrario,
irá a Estados Unidos a estudiar, volverá más seguido de lo que piensas Jay. –Se
quedo meditabunda– O, tú puedes visitarlo.
La mire un
momento antes de asentir y con un movimiento me levante de la cama y fui a
vestirme al lado del ropero. Cuando termine tome a mi bella dama y partimos
abajo.
Ir a la casa
era todo un espectáculo. El señor Stonel, alias Fede, vivía en el castillo
junto a mamá para cuidarla mientras esperaba que los tramites de su divorcio
terminaran, luego dijo que se iba a casar con esa “testaruda” y aun no sabía si
comprar una casa. Mamá no estaba feliz con esa idea.
Otra novedad
estaba en la cocina. Nana Vi tenía un admirador que no se iba, bueno, si lo
hacía volvía muy rápido.
–Hola nieto.
–Me sonroje– ¿No es adorable Vi? Va cumplir pronto diecinueve y sigue
sonrojándose como un chiquillo.
Nana Vi me
dio una mirada de disculpa– No sé donde tiene el botón de apagado lo juro.
–Mi cielo tú
sabes como apagar mí…
–Cállate
Frederick Stonel.
Megan y yo
nos miramos con mutuo entendimiento, ellos eran una pareja singular y era
evidente que allí había algo más que solo peleas.
Salimos de
casa al medio día rumbo a la casa Stonel, al llegar Megan entró como si nada,
se había familiarizado con los Stonel, en especial con dos pequeñitos rubios
que la adoraban como si fuera una princesa de cuento o algo así me había dicho
la madre de Fred. Varias veces había cuidado de ellos durante estos últimos
meses por uno u otro motivo.
–¡Nicky!
¡Mick!! –Grito Megan.
Un minuto
paso y de pronto aparecieron el par de diablillos.
–¡Mi Megan!!
–Grito Nick y le di una mirada a Megan.
–¿Desde
cuando es tuya mocoso? Es mía, solo mía, yo no comparto a mi mujer.
Nick me miro
con superioridad– Megan me quiere mucho, mucho, mucho, ¿cierto?
Megan se
encogió de hombros– Que puedo decir, claro Nicky, ahora dame un besito y tu
también Micky.
–¡Si!! Mi
Megan. –Fingí darles una mirada de exasperación.
–Ya te
cambiaron amigo. –Dijo Fred desde las escaleras.
–Los más
jóvenes siempre son los favoritos. –Dijo Mark a su lado– Si me lo preguntas,
elimina la competencia.
Los tres
estaban en el descanso de la escalera, Mark estaba sujetándose de la barandilla.
–Cállate
Marky. –Se rió Franco, imitando la voz de Luce. Mark ahora era su pareja,
después de ayudar a la chica a superar la pérdida de su hermano se dio cuenta
de que la chica era su verdadera pareja. Ella le solía llamar así y…– Bebé.
Mark le dio
un golpe con la palma extendida– Cállate papi Franco.
–No me
avergüenzo de ser papá, adoro a mi hija, mi pequeña Danny es un angelito y con
gusto tendría otra igual.
Mark lo
miraba impresionado y luego su mirada se movió hasta mí– Si te pones así por tu
Jay-Jay te juro que, que te golpearé.
De broma me
concentré y moví la barandilla, era algo que había aprendido de mi lobo;
manipular ciertas cosas que no se harían por si solas, cosas imposibles.
–Inténtalo.
–Lo rete.
Mark me
frunció el ceño– Brujo, te voy a...
–Los voy a
extrañar mucho a todos. –Nos dijo Fred.
Le sonreí
casi imperceptiblemente, venía entrando alguien que poco a poco se estaba
acostumbrando a su nuevo puesto de tercer mando. Las cosas habían tenido que
cambiar, en especial porque era más fuerte de lo que se pensaba.
–Hola a
todos. –Dijo Daniel– Vine a despedirme, no podré hacerlo en el aeropuerto, lo
siento Fred pero tengo que acompañar a Lily al doctor por sus nuevos audífonos.
Fred sacudió
las manos en señal de despreocupación– No te preocupes Dan, oye ¿y que me
trajiste?
Daniel
sonrió y le lanzó una cadena con unas perlas de madera dibujados con mucho
detalle– Lily dice que no te lo quites nunca, es para alejar las malas vibras y
para que vuelvas sano y salvo a tu casa.
–¿Desde
cuando tu Lily es bruja? –Le pregunto Mark– Dios, es igual que Jay.
Le volví a
mover la barandilla, donde seguía sujeto.
–Gracias
Dan, no me la quitaré y ¿Jay que me trajiste? Todos me han traído algo, Franco me
trajo un llavero, Mark me dio su camiseta de Metallica y me llevo hasta el oso
de Nick. –Me guiño el ojo– Supera eso.
Abrí mi
chaqueta y le lancé una cajita. Cuando lo sacó sus ojos brillaban, mire a
Megan, ella había sido la de la idea.
–¿Dónde
conseguiste esto? –Su voz sonaba ronca.
Su regalo
era un anillo con el blasón de su familia, y le habíamos agregado algo más una
pequeña marca gemela. Descendiente de gemelo, significaba. Era una joya que nos
había dicho el “abuelo” que se había perdido después de que huyeran de su país
a causa de los cazadores.
–eBay. –Le
respondió Megan, haciéndonos reír a todos porque Fred nos había comentado sobre
las joyas que su familia tenía, en especial la marca de su familia. Todos
sabíamos ya, lo que representaba ese anillo para él.
–Pues, eres
genial con las compras a larga distancia.
–Me lo han
dicho. –Dijo con humildad mi Megan.
–Gracias
chicos. A todos por sus regalos. –Dijo Fred sin quitarle la vista al anillo.
–Si nos vas
a decir que nos amas es mejor que te vayas. –Le dijo Mark, aunque también se
veía algo nervioso.
Franco
asintió junto con Daniel.
–Creo que me
voy a cambiar y luego pueden despedirme en el aeropuerto, Daniel gracias por
venir y darme este amuleto. –Se lo dijo colocándose el collar.
–Ten un buen
viaje y vuelve pronto. –Nos hizo una seña a los demás y se fue sin más. Por su
forma de caminar y lo que sentía, podía decir que estaba triste por la partida
de Fred.
Las cosas
habían cambiado tanto en estos seis meses.
Esperamos a
Fred en la salida, su madre y sus hermanos ya estaban listos esperando, mamá y
Fede ya estaban en el aeropuerto junto al abuelo de Fred. Las maletas ya habían
sido enviadas a América, solo faltaba su dueño.
Fred salió
con su mochila al hombro, vestido con vaqueros y una camisa azul abierta,
dejando ver una camiseta blanca y el collar que le había dado Daniel. Me hizo
una seña mostrándome el anillo en la mano izquierda.
–Estoy
listo, ¿quién me lleva?
–Yo, ven con
nosotros. –Megan estaba señalando la puerta delantera.
–Nosotros
los seguimos. –Dijo la madre de Fred, subiéndose a su auto con los niños. Mark
se subió a su auto con Franco.
Nos subimos
en silencio y así llegamos al aeropuerto. El viaje fue más corto de lo
esperado.
–Volveré en
las vacaciones, guárdame mi puesto. –Me dijo sonriendo antes de bajar.
Le di un
puñetazo en el hombro– Fede se va a encargar. –Su padre se mantendría en el
segundo puesto de la manada para mantener el balance mientras él estaba lejos.
Él asintió,
y salimos del auto. Íbamos a caminar en silencio o eso creí por la cara que
llevábamos él y yo.
–No puedo
creer tu suerte, te vas al extranjero. ¡Cool!
–Acabo de
darme cuenta de que alguien no me va a extrañar. –Dijo Fred riéndose.
Megan se
adelanto– Por supuesto que te voy a extrañar, pero esta oportunidad es única;
Vas a estudiar negocios en la universidad con más reputación del mundo. Casi
nadie llega allí
Fred se
acomodo la mochila– ¿Sabes que hay más universidades de prestigio cierto?
–Tarado.
–Dijo Megan– Claro que lo sé.
Me seguí
riendo cuando llegamos al lugar donde estaban los demás. Mire a todos allí
hablando, riendo y me sentí en familia. Cuando ese pensamiento cruzó mi mente,
mamá me miro a los ojos y asintió, luego siguió hablando con la madre de Fred.
Desde esa noche ellas se habían llevado mucho mejor.
Hablamos
durante unos minutos y luego se escucho en los altavoces el primer llamado,
Fred nos miro a todos y se encogió de hombros.
–Hora de que
este galán se vaya. Extráñenme mucho, en especial ustedes enanos y, –Le toco la
pancita a mamá– Futura enana.
Despedir a
Fred fue difícil, le di un abrazo como todos. Mi madre fue la última en
despedir a Fred y por alguna razón acercó su boca a su oído y dijo algo que no
pude escuchar pero si vi la cara de Fred pasar al blanco en un par de segundos.
Fred nos dio
una última mirada y se perdió en la entrada.
Me gire a
mamá– ¿Qué le dijiste?
Me sonrió y
comenzó a caminar con Fede a su lado.
–Él sabía
que un día iba a tener que enfrentar su destino, ya era hora de lo hiciera.
–Dijo suavemente.
La mire
asustado– ¿Qué?
–Nada que te
incumba Jeremy. –Me dijo aferrándose a Fede.
–A mí si me
lo vas a explicar. –Dijo la madre de Fred corriendo detrás de ella con los
pequeños.
Ella era
imposible. Mire a Megan y le tendí la mano y la sostuve un momento.
–Te hace
falta un anillo. –Dije pensando el modelo de anillo que quería.
Megan me
guiño un ojo– Es una propuesta de…
–Matrimonio.
–Le dije.
–…Acepto.
–Me dijo al mismo tiempo– Ya era hora señor Wolf.
Me reí y
seguimos al resto del mundo.
FIN
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