Miro al cielo– Engreída,
ven aquí y dame un beso. –Le di un pequeño beso en los labios– Vamos a dormir.
Lo interrogué con la
mirada– ¿Si?
–Ve al cuarto, ya te
alcanzó.
Me sacó del baño así
que me marche a mi cuarto.
Terminaba de arreglar
la cama cuando él llegó, estaba vestido con pantalones de pijama y nada más.
Aunque me detuve un momento, varios minutos, admirando sus abdominales.
–No me mires de esa
forma, dame lugar en esa cama. –Me acosté en una orilla y le abrí la cama– Así
me gusta.
Le di un golpe– Mal
educado, ni siquiera lo pediste por favor.
Me abrazo y comenzó a
besarme en la garganta y hacer pequeños círculos con sus dedos detrás de mi
cuello también. Él sabía que me gustaba eso.
–¿Qué quieres? –Le
dije derritiéndome ante sus caricias.
–Una noche, como solo
podemos estar los dos juntos, mi preciosa rubia de piernas largas.
Eso fue lo último que
dijo antes de quitarme el pijama con movimientos lentos y sin dejar de besarme.
–Quiero amarte toda la
noche mon ange.
Levante su rostro– Yo
también, quiero demostrarte cuanto te quiero.
–¿En verdad me
quieres? Solo ha pasado un corto tiempo…
–Hay algo entre
nosotros, aunque es difícil… pero sé que te quiero Paul. –Acerqué mi rostro al
suyo y le di un besito.
Comencé a acariciar
cada parte de su cuerpo y casi de inmediato él también comenzó a acariciar el
mío, con caricias suaves y tiernas.
La mañana llegó
demasiado rápido para mi gusto, me separé de los brazos de Paul y le di un beso
en la frente, eso basto para despertarlo.
Su cara estaba
somnolienta– ¿Es hora de levantarse?
Me moví incomoda en la
cama– Esta noche me voy a casa.
Paul me tendió la
mano– Lo sé.
Lo mire a los ojos un
momento, durante la noche me había cruzado una idea mientras hacíamos el amor.
Dude un poco al
hablar– ¿No quieres venir conmigo?
Paul sostuvo mi
mirada– No puedo, por más que me tome unos días mi vida esta aquí, mis
pacientes me necesitan en el hospital. –Después de un largo silencio volvió a
hablar– Lo siento Emily, no puedo.
Asentí, aun no me
sentía desanimada, quizá aun podía haber algo entre nosotros aunque fuera casi
imposible. Sabía que estaba a punto de rendirme pero quizá un último intento.
–Emily, levantémonos.
Eso me desanimo
totalmente, y no por separarme de él sino por la forma en que habló. Era
decisión y algo más oscuro.
–Está bien.
Me levante y cogí mi
ropa, luego me dirigí al armario y saque mi maleta y mi bolso, me tome mi
tiempo al llenarlos. Creía que si hacía un poco de tiempo ordenando mis cosas él
me dejaría sola y así tendría tiempo para recomponerme.
No paso mucho tiempo
antes que él se levantara y saliera de la habitación.
–Menos mal se fue, o
me pondría a llorar en frente de él. –Me dije sollozando.
Ordene mi maleta y mi
bolso con la vista nublada por las lágrimas, me sentía deprimida por todo lo
que pasaba.
Mire hacia todos
lados, este viaje definitivamente iba a cambiarme, ¿qué tanto? Era la pregunta.
Ya me sentía diferente y no de buena manera, me sentía débil como una hoja que
el viento toma de su hogar, el árbol, y la lanza lejos donde está sola y
desprotegida. El viento me había llevado y no me dejaba volver atrás.
Para darme ánimos tuve
que estar quince minutos bajo la ducha helada, aun así me veía algo... agotada.
Mire en mi bolso y me puse una camiseta de tirantes y una minifalda negra de
jeans, iba a afrontar la vida con una buena cara y con unos tacones altos
acorde a la vestimenta. No recordaba porque los había comprado, creo que era la
tentación que me había vencido.
–Un poco de maquillaje
y todo va a estar bien. –Tome mi caja de maquillaje, para cuando termine casi
era la antigua Emily– Casi. Lamento no poder lucir con la misma chispa que hace
un par de años, desde ahora iré al spa y me buscaré un nuevo hobby aparte del
basquetbol, me inscribiré en karate. –Asentí– Y voy a aprender todo lo que
pueda con el abuelo. Voy a ser mejor que ahora.
Baje a desayunar
sintiéndome mucho mejor que antes, ahora tenía algo en mente, una idea.
Los demás parecían
preocupados cuando baje y eso me asustó tremendamente, mire a Zoey pero esta
estaba tranquila sentada a la mesa de la cocina. Suspiré de alivio.
–¿Qué esta pasando?
–Les pregunte.
Heath me hizo una
seña– Sabes que no me gusta dar malas noticias.
–Lo sé, pero tampoco
te gusta dar rodeos. –Le dije seriamente.
Heath comenzó a
mecerse el cabello– Resulta que tu abuelo Alfred esta desesperado, ha pasado la
noche llamando y esta mañana lo volvió a hacer. –Dijo seriamente– Quiere que
vuelvas antes de lo planeado, te consiguió un pasaje y tú vuelo sale en una
hora.
Me quede en shock–
¿Qué le pasa?
Zack estaba tomando un
jugo– No sé que le pasa, nunca le hemos preocupado tanto pero te quiere allí
luego.
Mire a Paul pero este
bajo la mirada– Ya hiciste tus maletas, no creo que nada te retrase. Además, si
tu abuelo te necesita debes ir cuanto antes, no es justo que lo hagas esperar
cuando él te dejo venir a este viaje tan repentino.
No supe que contestar
así que comencé a mirar a todas partes, hasta que vi el reloj de la pared.
Confirme con mi reloj de pulsera; eran las nueve y quince de la mañana. A las
diez y quince me iba a ir.
Di media vuelta y subí
a buscar mis cosas, procure no dejar nada en el cuarto revisándolo dos veces,
luego volví a la cocina decidida a no dejarles verme débil aunque el dolor me
carcomiera, solo sería por dentro.
–Estoy lista. –Dije
sin más.
Zack me fruncía el ceño
preocupado al igual que Jane. Vi a Zoey que tenía la cara inundada por la
tristeza. Heath le fruncía el ceño a un Paul que no desviaba la mirada de la
ventana.
Jane por fin encontró
su voz– ¿Quieres comer algo?
Negué– Heath, ¿me
podrías llevar al aeropuerto? Son diez minutos llegar a la ciudad y el tráfico…
Heath asintió– Voy por
mi chaqueta y nos vamos.
Zack me lanzó una
manzana– Cométela, cuando veas a mi padre dile que no lo he extrañado nada y
que me vaya a buscar con una sonrisa al aeropuerto. A Sam dile que se vaya al
diablo y que deje de enviarme mensajes a mitad de la noche, no le voy a comprar
nada. Y a la enana que le compre un regalo que le va a encantar.
Fruncí el ceño– ¿Por
qué dices esas cosas tan raras?
–Papá me estuvo
regalando anoche, dice que soy un irresponsable al irme de esa forma pero yo le
dije que no podía dejar ir a dos damas solas. Y a Sam ya sabes.
–Bueno admito que tú
padre es algo sobreprotector. –Lo escuche decir algo así; como todos los
Stonel– Por primera vez desde que me lo dijeron recordé– ¿Qué paso con los
guardaespaldas de Jane?
Jane se mordió la
mejilla– Están en la casa del cuidador, bueno la de los trabajadores, ya les
avise que nos íbamos esta noche. Bueno, ahora les avise que uno debe viajar
contigo.
Asentí, ni siquiera me
había dado cuenta de que me habían vigilado, sentí un poco de vergüenza por
ello.
–Esta bien, mientras
no me de cuenta de que esta detrás de mí, creo que podre viajar con
guardaespaldas. –Aunque comenzaba a pensar que me iba a sentir mortificada y
obligada a mirar a mi espalda si iba detrás de mí o no.
Heath apareció con una
chaqueta de cuero y vestido como siempre de negro. Que raro hasta ahora no me
había dado cuenta de ello.
– Ya estoy listo,
vamos querida cuñada.
–Vamos cuñadito.
Me despedí dando
abrazos a todos, cuando abrace a Zoey no pude evitar darle saludos a papá y a
mamá y al tontito de Ed y a mi súper cuñada miniatura.
–Diles que los veré en
vacaciones y que los extraño mucho. O quizá antes, tengo fe para visitar a mamá
en su cumpleaños.
–Les diré pero, tienes
que ir a ver a Heather cuando haya nacido. –Me dijo muy seriamente, así que asentí
solemnemente.
–Iré en cuanto nazca
mi sobrinita. –Le sonreí.
Me aparte de ella y me
acerqué a Paul, él me dio un abrazo y un beso en la frente. Espere a que me
dijera algo como; “No me dejes”, o “Te veré luego”, o tal vez un “siempre te
amaré”, en fin algo meloso o tierno.
–Que tengas un buen
viaje Emily. –Me apretó lo hombros y luego, no, eso fue todo.
Me separé de él y salí
de la casa con Heath. Nos subimos al auto y no esperaba conversar de nada pero
me equivoque.
–Tu vuelo va a ser sin
contratiempos, será viaje directo así que no debes preocuparte por nada.
–Asentí mecánicamente– No le hagas caso a ese idiota en un par de días se dará
cuenta de a quien dejo ir.
Le di una sonrisa de
esperanza– ¿Tú crees?
Heath asintió– Si, lo
creo.
–Gracias Heath.
–De nada, por cierto
pienso comprarle el perro a Zoey, cuando vayas de visita a nuestra casa compra
antialérgicos.
–Tomo nota, aunque
siempre los llevo en el bolsillo. –Le dije tocando mi bolso de mano.
Llegamos al aeropuerto
antes de lo esperado, y sin darme cuenta de si mi guardaespaldas iba conmigo,
según Heath él o ella ya estaba en el lugar. Me despedí de Heath con un rápido
abrazo y partí rumbo a casa.
Parecía tan extraño
viajar sola de vuelta a casa y más cuando la llamada del abuelo era tan
extraña. Mire las fotos que había tomado cuando había llegado a la casa de
Heath. Todo había sido perfecto, o casi.
El viaje parecía
eterno y apenas me baje del avión encendí mi móvil esperando un mensaje de Zoey
(que si llegó) y el de alguien más pero nunca llegó el mensaje que estaba
esperando.
En el aeropuerto me
esperaba tío Zackary junto a Robin. Le hice una seña cuando recogí mi equipaje
en la banda, no fue necesario porque tío llegó a mi lado en un par de zancadas
y luego tomo mis cosas, sin decir más se dio la vuelta y se marcho. Me acerque
a Robin.
–¿Qué esta pasando?
Me sonrió algo
apenada– Están algo molestos porque se fueron y no volvieron de inmediato y
porque creen que algo pasa entre tú y Zack.
La mire atónita antes
de ponerme a gritar– ¡¿Qué?!
Robin comenzó a
reírse– Eso mismo dije yo cuando me contó papá.
Me obligué a
componerme y tome a Robin del brazo– Vamos tras tu padre o te juro que moriré
de algo si él le llega a decir a mi padre su idea.
Robin asintió– Oye,
mamá esta desesperada porque quiere que me ayudes a comportarme como chica. –Me
apunto.
Por inercia me mire de
pies a cabeza– Robin, ¿cómo te sientes cómoda?
Robin se encogió de
hombros– Me gusta vestir Jeans y camisetas o camisas pero a mamá no le agrada.
–Tengo una idea
respecto a eso. –Salimos y Robin me llevó hacia el estacionamiento– Tío no se
ve feliz.
Era verdad, estaba con
una cara bastante sombría esperándonos a un lado del auto.
Robin le hizo una
seña– Emily me va a ayudar a lucir como chica, lo va a hacer en verdad.
Tío le dio una sonrisa
tensa– Eso esta bien, suban de una vez al auto, me estoy helando.
Me subí en el asiento
de adelante cuando Robin abrió la puerta. Le di una sonrisa de disculpa, y me
coloqué de inmediato el cinturón de seguridad.
–Zackary manda decir
que no lo ha extrañado nada en estos días y que espera que lo recoja en el
aeropuerto cuando arribe. –Le di una mirada penetrante– Cuando arribe con su
novia.
Habíamos comenzado a
salir pero nos detuvimos a mitad de camino por la frenada del auto, tío me dio
una mirada mezcla de sorpresa y de sospecha.
–¿Qué novia?
Le di una sonrisa
Stonel, se creían que solo los hombres podían usarla. Mal, mal, mal. Había
visto muchas veces a mi papá usarla como para no aprender.
–Mi querida y adorable
prima; Jane Evans. –Dije haciendo énfasis– Felicidades tío, Zack esta colado
por ella.
Tío dio una mirada al
cielo– Hasta que lo consiguió, ¿cómo logró declararse? Creía que le tenía fobia
al compromiso igual que Samuel. Debí darle más crédito creo.
Mire a los autos que
estaban haciendo cola detrás de nosotros y que comenzaban a impacientarse.
Sin quitar la mirada
del retrovisor le dije– Un trato, tú conduces y yo te cuento todo lo que paso.
Tío miro detrás y dijo
un improperio.
Cuando volvió a mirarme se
veía decidido– Trato hecho, pero no omitas detalles.
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