Estaba sentada frente
a la chimenea esperando a que Paul hablara, sino lo hacía antes mi estomago.
Llevábamos bastante en este silencio que parecía engullirnos a ambos, y
comenzaba a exasperarme.
Comencé a
autoanalizarme, me estaba enojando muy seguido y eso ya no era posible, debía
controlarme, el malhumor no era bueno para mi carrera actual. Carrera que
necesitaba mucha paciencia y mucho esfuerzo para tratar con la gente, clientes
y colaboradores que a veces molestan, ya había visto eso varias veces en la
oficina del abuelo. Él siempre se mantenía calmado y racional, nunca lo había
visto sacar el humor que usaba en papá. Suponía que se lo tenía reservado. Tal
vez debía comenzar a actuar como el abuelo y usar una vía de escape, debía
buscar un hobby nuevo y que este consumiera mis energías. Karate. Esa era la
clave, en cuanto llegara a casa me inscribiría en un curso.
Mire la chimenea y me
embargó otro pensamiento.
Salir a bailar. Ese
pensamiento me inundo al ver bailar las llamas del fuego, hacía tiempo que no
salía y no por falta de ganas sino por falta de amistades que fueran sinceras.
No, no era justo, Richard me había invitado varias veces a ir de fiesta pero me
había negado rotundamente… y hasta ahora no podía decir porque no había querido
salir con él, cuando él había sido tan bueno conmigo desde que había llegado a
la casa Stonel. Sam también me había invitado pero por razones obvias no era la
mejor idea salir con él, los gemelos eran muy distintos en más de una manera. A
Sam le encantaba salir a bailar pero pronto se olvidaba con había ido, según me
había dicho Richard. Pero Rick era de confianza.
–La próxima vez que me
invite a bailar, diré que sí. –Me mordí el labio.
–¿Perdón?
Salí de mi ensoñación
al ver que había hablado en voz alta. Paul estaba parado a un par de metros de
distancia y aun con la oscuridad que había inundado la sala, veía claramente el
ceño fruncido de Paul. Ya podía imaginar lo que estaba pensando; Emily se
volvió loca.
Me encogí de hombros–
Estaba pensando en voz alta.
Paul se fue a sentar a
mi lado– ¿Sobre qué?
Mire de nuevo las
llamas– Pensaba que, desde hace mucho no bailo por lo menos hace un año. Oh,
no, desde mi cumpleaños, esa fue la última vez que baile aunque no algo moderno
el abuelo prefiere el vals y eso para celebrar ese tipo de eventos. –Termine
sonriendo recordando esa fiesta.
–Fue una buena fiesta.
–Lo mire sin entender pero él me señalo– Tú cara lo dice todo, cielo.
Le sonreí– Ya me lees
como un libro, pero creo que estas esperando llevar la conversación a otro
lado. ¿Sobre que querías hablar?
Paul se sentó con las
piernas cruzadas, y miro el fuego igual que estaba haciendo yo antes de que él
hablara.
–Hable con mis padres.
–Eso ya lo sabía pero no quería interrumpirlo– Me dijeron que me tomara un par
de días que, Gabrielle me perdonaría si volvía. Sus padres por otra parte
amenazan con causar la caída de la familia, como sabes, mi padre es político y
si alguien descubre que uso fondos de donde no debía.
–¿Qué?
Paul ni siquiera
desviaba la vista del fuego– Si, malversación de fondos. Algo grave si alguien
se entera, más si es el pueblo quien se entera. Mi padre espera lograr lo que
una vez logró el abuelo, ser presidente y si comienza con el pie izquierdo ya
te puedes imaginar el resto.
Nos quedamos callados bastante
rato. No podía creer esto, cualquiera iría preso por esa acusación si se
probaba.
–¿Cómo lo supo esa
Gabrielle? –Dije con desprecio, porque si alguien que usaba fondos de alguien
más era bastante malo pero que alguien sacara provecho de esa situación, era
despreciable.
–Los fondos salieron
de la empresa del padre de Gabrielle, mi padre es inversionista y ocupó durante
un tiempo un puesto, además de que tiene bastantes amigos. –Dijo con desprecio–
No es que le falten escrúpulos, solo que a veces no… no, no puedo excusarlo.
Tome su mano para
darle valor– No te estoy pidiendo excusarlo Paul, dime porque te vas a casar
con esa chica, ¿es por tu padre? ¡Paul!
Paul me miro a los
ojos, eran un pozo de emociones que no podía descifrar.
–Es un motivo pero, el
principal es que ella y yo tuvimos una relación y al poco tiempo cuando
descubrí que ella y yo no éramos compatibles le dije que termináramos. No sabía
lo de mi padre. Pero de pronto me pareció extraño que mi padre invitara tan
seguido a Gabrielle a la casa, sino era ella invitada por mi padre lo era por
mi madre, quien aun cree que debo casarme con una señorita de buen pedigrí, no
importando si esta me desagrada profundamente.
–Te están obligando en
base a chantaje emocional, en tu lugar demandaría a tus padres.
Paul se rió con
tristeza– Lo más triste es que lo están consiguiendo.
Le solté la mano de
inmediato– No puedes dejarte atropellar por ellos, son tus sentimientos, y
cargarás con esa cruz por mucho tiempo. –Mire con rabia las llamas– Ya me
imagino cuales serán sus argumentos cuando le pidieras el divorcio.
–Yo también, y créeme
que me arrepiento con mi vida de haber sido su novio. –Me dio una mirada de
disculpa– Ella y yo… bueno…
De pronto lo entendí.
Me levante y comencé a caminar.
–¿Te acostaste con
ella? –Pregunte a media voz.
El susurro de Paul
casi paso desapercibido– Si. Vivimos juntos por cinco meses y luego terminamos,
ella dijo que estaba embarazada pero nunca he olvidado las precauciones. Así
fue como comenzó su cacería, mi padre me dijo que debía hacerme cargo y después
de un mes la obligue a hacerse una prueba, dio negativo y después su padre dijo
que yo debía casarme con ella de todas formas por la vergüenza que le habíamos
echo pasar, y… y así comenzó el chantaje desde su parte, después que me negué
ante el absurdo.
De pronto me sentía
helada aun cuando la sala estaba bastante caliente, no pude evitar el abrazarme
el cuerpo.
–Vaya, eso es…
terrible. Creí que yo tenía una familia melodramática pero la tuya gana sobre
todas.
Paul me miro
frunciendo el ceño– Emily, ¿estás enojada?
Lo mire– No lo sé, sé
que nosotros dos… hay algo pero no sé si es algo importante. –Un lágrima cayó
por mi mejilla sorprendiéndome– No sé porque lloro.
Paul se levanto y me
deje abrazar cuando sus brazos me sostuvieron– Mon ange, lo siento.
Así abrazada a él tome
una decisión y cuando levante la cara para ver a Paul sus ojos se veían
decididos también.
–Olvidémonos de todo
eso que nos hace daño, C’est a nous nuit, esta noche es nuestra, si me lo
permites. –Como si se le hubiera ocurrido algo encendió la televisión– Pero
antes, vamos a bailar.
Cuando puso una
emisora de música romántica me tendió la mano y apenas se la di me atrajo a sus
brazos, no pude resistirme ante una invitación a bailar pedida de esa forma.
Bailamos juntos al son
de la música y antes de darme cuenta nos estábamos besando lentamente. Acaricie
su rostro mientras sentía que sus manos se mantenían firmemente en mi cintura,
dando pequeñas caricias. No pude resistir más y enrede mis dedos en su cabello
y deje que todo lo que sentía por él se reflejara. Sabía que me sentía
confundida por todo lo que pasaba, pero ¿qué sentía en realidad? Algo me decía
que no debía dejarlo marchar nunca de mi lado, pero siempre había un “pero”, y
este era que no podíamos estar juntos… algo en mí me lo decía, que el diablo me
condenara si lo iba a dejar así de fácil.
–Emily, Paul vengan a…
ups, lo siento. –Me separe de Paul de inmediato– No quería molestar.
Paul le frunció el
ceño a Zoey– Nunca sabremos si en verdad fue sin intención, creo.
Zoey le dio una mirada
fea– Cállate Paul antes que te arrepientas, esta noche cocine algo delicioso y
no te daré si te portas mal.
Ante eso no hubo
protesta. Mire divertida a ambos.
–Vaya Zoey, sabes bien
como tratar a un hombre.
Zoey se encogió de
hombros– He aprendido un par de cosas con Heath, lo principal es que no
amenaces su comida, más si es sabrosa.
–Tomo nota.
Después de la cena nos
cambiamos al salón a mirar televisión, pero algo extraño pasaba en el ambiente
y comencé a preocuparme por las miradas de Zackary, algo me decía que quería
hablar conmigo pero no sabía como hacerlo.
–Zack deja de mirarme
de esa forma, si vas a decir algo dilo. –Dije ya de los nervios.
Zack se acomodo en el
sofá– Debemos marcharnos, el abuelo te necesita y mi padre cree que ando
haciendo cosas indebidas, y por Dios que no tengo idea de a que se refiere con
eso.
Me preocupe– ¿Cuándo
debemos volver?
–Lo más pronto, aunque
el abuelo dice que te quiere allá a más tardar pasado mañana.
Mire por el rabillo
del ojo a Paul pero no lo veía preocupado, al parecer se veía tranquilo
mientras hablaba por susurros con Heath.
–¿Pediste los pasajes?
Zackary asintió– Lo
lamento si no te agrada, pero el abuelo manda.
Negué con la cabeza–
No me molesta, hiciste lo correcto, ¿cuándo salimos?
–Mañana en la noche.
Si te sirve de consuelo, los chicos se van también. Al parecer sus vacaciones
ya terminaron.
Mire a Zoey– ¿Ya se
van?
Zoey asintió– Ya me
siento mejor como para viajar, y Heath tiene mucho trabajo en procesos
misteriosos que aun no me quiere decir de que tratan, ¿crees que las parejas
deben tener secretos? Porque yo no.
–Zoey, eso es normal y
bastante sano, así tienen mucho de lo que hablar y discutir cuando las mentiras
y los engaños se descubren. –Dije muy seria, pero Jane me piñizco– ¿Qué te
pasa?
–Has equivocado tu
vocación, debiste ser concejera de parejas.
–Genial, nadie aprecia
que estudie una carrera en la que tengo un futuro, solo me dicen que debí ser
masajista o concejera, ¿qué vendrá después? ¿Psicóloga de mascotas?
Zoey me observo
durante un momento– No, no lo creo. Nunca pudimos tener un perro porque les
tienes alergia.
–Iuk, no me lo
recuerdes. El perro del vecino me mando al hospital a los cinco años. Y yo
creía que los perros eran lindos.
Heath se ilumino– ¿No
soportas los perros? O sea que la clave para que te mantengas lejos de mi casa
es esa. –Miro a Zoey– Vamos a adoptar un hermoso perro siberiano, esta
decidido.
Gracias a Dios por mi
hermana que golpeo a su marido en la cabeza con un cojín.
– Tonto, no digas esas
cosas aunque, –Su mirada parecía vibrar de alegría– ¿Si vas a comprar un
perrito? Quiero uno lindo y muy peludo.
Heath fingió que no la
escuchaba– Así que masajista, ¿eh? Puedo preguntar la clase de masajes que das…
Le lancé un cojín– Son
cosas que aprendí en casa del abuelo.
Heath me miro con
duda– Hablamos de tu abuelo Stonel ¿no? Porque lo creo de tu abuelo Jason, o de
tu tío Mark.
–Ya basta. Me voy a
dormir, buenas noches a todo el mundo. –Dije– Que tengan dulces sueños niños.
–La verdad yo también
aprendí a dar masajes. –Agregó Zackary– Es algo que el abuelo te obliga a
aprender, bueno no es por juego sino que te obliga a trabajar en las vacaciones
en el centro turístico y hotel que hay cerca de casa. El verano pasado me toco
trabajar en las caballerizas para la instrucción de excursionistas y antes de
eso me toco dar masajes en el salón spa, ¿a ti te tocó allí este verano?
Asentí– Si, Richard
estaba conmigo, él ya tiene bastante experiencia así que estaba bajo su
supervisión.
Paul nos miraba de
forma extraña– Tienen un abuelo único.
–No sabía que el
abuelito les hacía trabajar. –Heath negó al igual que Zoey– No nos habías
contado.
–No me pareció buena
idea, papá creería que me estaban forzando a trabajar. –Pensé un momento– Y fue
algo así, no me dieron opciones cuando llegaron las vacaciones.
–Aunque, si lo ven
desde un puno de vista, ¿cómo esperan trabajar en el negocio hotelero sino
saben como funciona? Es una buena práctica, así ven si sus trabajadores están
haciendo lo correcto. –Agregó Jane.
Zack asintió– Es algo
así y para crear más humildad. –Dijo imitando al abuelo– De igual forma es un
castigo por todo lo que despilfarramos en fiestas y demás locuras, en especial
Richard. –Apenas y detecte la sonrisa burlona– ¿No te ibas a dormir?
–Ya voy, ya voy.
Tonto.
Subí y fui directo a
ducharme. Había un cuarto de baño en el segundo piso por lo que tome mi toalla
y fui a disfrutar del agua caliente.
Cuando salí del baño me
encontré cara a cara con Paul.
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