jueves, 28 de abril de 2011

Werewolf; Capitulo I “Lento despertar”





10:32 am.

Oh baby don’t you know I suffer?
Oh baby can you hear me moan?
You caught me under false pretenses
How long before you let me go?

You set my soul alight
You set my soul alight

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive
(Muse, Supermassive Black hole)

Ese es mi celular… Pero dejo de sonar…– Pensé entre sueños.

¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!... Deje su mensaje al escuchar el tono… ¡Biip!

– ¡Hey Jeremy despierta!, tienes que levantarte esto es urgente – Esa voz me parecía familiar… – ¡Vamos! ¡Despierta! No me hagas ir hasta allá y sacarte de la cama a rastras – Mmm… Suena familiar… – Okay, tu lo has pedido iré allá – Mmm… famili…
– ¡¿Fred?!
– ¡Por fin!, ¿Qué rayos te pasaba? ¿Por qué no contestabas? Y…– Tuve ganas de decirle que me había dormido tarde, gracias a que él de entre toda la gente me hizo descuidar mi trabajo, pero me mordí la lengua, echarle la culpa a otra persona por no tomar las decisiones correctas, no es justo. Esto no quiere decir que este menos molesto con la persona que me despierta en medio de mi sueño.
– Habla. O seré yo quien valla a tu casa. – Gruñí.
– Parece que tenemos mal humor, a ¿qué hora te dormiste?
– Hace tres horas, ahora habla. – Impregne mi voz con la suficiente autoridad para que dejara los rodeos.
– Okay, Okay. Levántate chico A de la comodidad de tu escritorio, tenemos problemas. – Su cambio de voz era radical, lo que venía no me iba a gustar.
– ¿Qué clase? – Abrí los ojos, expectante. Mencione que hasta ahora no había movido un solo parpado?
– Un rojo y dos naranja, al Este de la Reserva. – Me quede paralizado.
– ¡Mierda! – Fue lo primero que pude decir. Estaba en shock.
– También opino lo mismo – No era posible ¿dos heridos graves y un muerto?
– ¿Qué tan lejos de la caseta del guardaparque? – Fred quedo pensando un rato. Hasta que por fin dio un gran suspiro y comenzó a hablar.
– Emm… Es ahí – Oh no, esto era malo. Nadie en su sano juicio se metería en la boca del lobo apropósito. Y eso era precisamente lo que significaba el meterse en un lugar así.
– Estaré ahí en 5 minutos – Dije. Y corte la llamada.

Me levante rápidamente de mi asiento. Increíblemente Fred no había errado el lugar donde dormí. Últimamente he pasado un tiempo de calidad con los papeles de la empresa de mamá. Sin contar con la pequeña distracción de Fred ayer.
Hoy no habría tiempo para nada, así que no me moleste en cambiarme de ropa o comer. Había algo mucho más importante que atender hoy. Alguien había matado a uno de los míos y había dejado a dos mal heridos, ese o los bastardos lo pagarían caro. No lo pensé dos veces al salir de casa, dí un gran salto y cuando aterrice en el suelo caí sobre mis cuatro patas.


* * *

5 minutos después pude ver la caseta del guardaparque, la cual era una pequeña casita rústica, afuera de ésta se encontraba un pequeño grupo reunido no mas de siete personas. Pude distinguir sin esfuerzo a Fred, aunque siempre puedes distinguir a Fred dentro de un grupo, él es rubio hielo (creo, así se le dice a un rubio claro, ¿cierto?), de 1,86 mt. de altura y unos ojos azul cielo. El resto no pude distinguirlos bien, por supuesto que el resto de nosotros nos adaptamos al modelo de hombre Rumano a la perfección aunque no somos de aquí, somos altos, del cabello oscuro, tez blanca y ojos marrones. A excepción de mi, mis ojos son de un ámbar claro, según lo que todos dicen, marca de lo que soy.
Cuando estuve lo suficientemente cerca del grupo volví a transformarme y distinguí quienes eran.
– Alpha – Dijeron al unísono el Tercer y Cuarto Mando, asentí en modo de saludo al grupo. Ambos estaban acompañados por dos hombres bajo su cargo. Me extraño el no ver al Quinto mando, siempre en estas raras ocasiones debían estar todos, en especial él, quien era el que tenia a su cargo a los rastreadores.
La manada siempre se divide en Alpha; quien guía a la manada y dispone de los Mandos y los Ancianos. El Beta; mano derecha del Alpha y encargado de los problemáticos. El Tercer Mando; el encargado de los cazadores. El Cuarto Mando; encargado de los peleadores. Y el Quinto Mando; encargado del grupo de rastreo. Y por último los Ancianos que se encargan de aconsejar al Alpha cuando este es reciente en su puesto. Sí, definitivamente nos gusta el orden. Según mamá Organización es igual a Sobrevivencia, cuando la supremacía del más fuerte es la que rige, solo los que se unen pueden romper con esto.
Proseguí mi camino hacia Fred, El Beta, que hace unos momentos se había alejado del grupo, estaba recostado a un lado de la puerta de la casa, pude ver un bulto negro entre sus manos, tan pronto sintió mi presencia acercarse me lo lanzo, eran unos pantalones. Particularmente no me siento avergonzado por estar sin ropa, pero de igual forma me los puse. En ese momento cruce mi mirada con la suya, no me agrado lo que vi reflejado en su rostro sus ojos estaban oscuros, con una mezcla de rabia, asco e impotencia. A él más que nadie le dolía la pérdida de uno de los nuestros, nunca he querido preguntar, ya que sé que es algo personal, y lo respeto.
– Jeremy, los heridos fueron llevados al hospital están en cuidados intensivos el que los dejo así, debió pensar que estaban muertos, cuando los encontraron hace una hora estaban bastante mal, en cuanto al muerto… Pasa, esto no te va a gustar – Su tono de voz no me agradaba.
Pero asentí y pase junto a él. Por supuesto que esto no me iba a agradar. Sentí mi sangre arder en mis venas y un ruido que no reconocí sonó a lo lejos, y en un parpadeo sentí la mano de Fred en mi brazo no entendí lo que dijo, pero sonó como “Déjalo hermano, ya se fue…” Pero como quería que lo dejara, si a mis pies se encontraba muerto uno de mis amigos, ¡Nuestro amigo! ¡Ben…! ¡El Quinto Mando!
No podía desprender la mirada de donde yacía Ben. Tire mi cabeza hacia atrás, mientras lo hacia un aullido recorrió mi pecho, mi garganta hasta desprenderse en mis labios, y aúlle como nunca lo había hecho, pronto se me unieron Fred y los demás. Aullamos despidiendo a nuestro compañero, amigo y hermano, como solo una manada puede hacer.
Cuando terminamos, nos quedamos en silencio un buen rato. Luego la voz de la razón vino a mi ¿cómo explicaríamos la muerte de Ben, sin llamar la atención? Y si lo tenían todavía aquí eso significaba que todavía no había una coartada para esto.
– Fred. ¿Cuál fue la explicación para los heridos graves? – Dije, observando un punto distante en el techo.
– Espero no te moleste, pero sufrieron, y con eso quiero decir provocamos, una accidente de transito, así que la policía no molestara por un tiempo, pero aún no sabemos que hacer con Ben, pensábamos que tu tendrías una idea.
– Okay – Le tendí mi mano, él entendió y me paso su teléfono y marque el número de la única persona que podía ayudar en esta situación. – Aló jefe Grey, soy Jeremy Wolf… Si… si le soy sincero. Si… Okay estoy en la caseta del guardaparque al Este de la reserva, lo veré en unos momentos… si… Adiós – Fred me miro con una expresión que me dio a entender que estaba loco. A él no le gustaba meter a humanos en líos de lobos. Corrección a el no le agradaban los humanos. Pero esto de todas maneras era difícil de explicar. ¿Cómo explicas que uno de tus amigos tiene el cuello roto, y la cabeza en una posición nada normal? Simplemente necesitaba ayuda externa esta vez. Ya pagaría por ello, lo primero es la seguridad de la manada y ese era mi deber.
– Jeremy esto esta mal, no puedes meter a ese tipo en esto, aún no sabemos que mato a Ben, no hay rastro… Los heridos aun no pueden hablar, los mantienen en coma inducido… Y además los humanos son frágiles Jay, meterlo significa un gran riesgo. Para todos.
– Lo sé, créeme que entiendo tus razones, me molesta el no tener un rastro que seguir, el que los heridos no nos puedan decir nada, pero dime Fred como explicar la muerte de Ben a la policía, ningún animal haría un trabajo tan limpio y no podemos dejarlo así.
– Okay – Dijo esto en voz baja y salio de la caseta.

Salí de la caseta, ya no quería seguir viendo el cuerpo de mi amigo en esas condiciones. Camine por el pequeño sendero por el cual el jefe Grey debería venir. Me senté en un árbol caído y comencé a divagar.
Él era una de las pocas personas que sabían nuestro secreto, se había enterado de la peor manera posible. Había visto transformarse a uno de los nuestros en una de sus curiosas excursiones dentro de la reserva de los Alpes Transilvanos. Casi muero de un ataque cuando me entere, esto fue cuando apenas estaba un año en el cargo de Alpha, me arme de valor y fui a hablar con él. Cuando pedí hablar con él me atendió con mucho gusto puesto que no tenía ni idea de lo que yo quería hablar, pero cuando estuvimos solos le dije quien era y lo que era, además le aclare que por su bien no debía hablar nada sobre hombres lobo en la región. Cuando termine estaba atónito no sabía que decirme, lo único que pudo decir es “Pero solo tienes 13 años”. Por un momento pensé en lo que dijo, y mi aclaración fue “A él no le importa lo que yo sea, pero mi edad si que le molesta” después de eso solo pude reír, luego tuvimos una charla amena y me dijo que mantendría el secreto, pero que el día que vio cambiar a ese hombre lobo no estaba solo, sino con su hija Megan, pero él dijo que podía confiar en ella, ya que le parecía muy guay que existieran los hombres lobo. Esto último me dio bastante humor.
Un olor interrumpió mis cavilaciones, levante la mirada, un hombre de mediana edad estaba parado a 2 mt delante de mi, lucia unas arrugas en el rostro, según él eran producto de criar una hija el solo, puesto que su esposa murió al dar a luz, su Megan como él la llama tiene el carácter tan feroz como él, por lo que me ha podido contar.
– Jefe Grey – Dije en modo de saludo.
– Jeremy – Respondió asintiendo con la cabeza – Manos a la obra, que tienes aquí.
Me tome el tiempo de explicarle todos los detalles que más pude, no se porque pero siempre que hablaba con éste hombre era como dar una declaración jurada. Tenía el don de sacarte la información sin ni si quiera pedirla. Creo que por eso se gano el puesto de Jefe de la Policía de Sibiu. Cuando termine mis explicaciones, le indique donde se encontraba el cadáver de Ben.
– Jeremy por qué hay tanto vidrio en todas partes – Al entrar nos dimos cuenta que todas las ventanas estaban destrozadas, eso me hizo recordar el extraño sonido que sentí a lo lejos.
– No lo sé – Me encogí de hombros. Mentí. El Jefe Grey podría aceptar que soy un hombre lobo con facilidad, pero que además de eso, que yo sea un fenómeno, creo que no. Me adelante un poco y le señale el cadáver – Aquí esta.
– Woo! Esto será difícil… ¿Qué lo mato? – Dijo, mientras revisaba el cadáver.
– No tenemos idea, no hay rastro de nada. Es extraño no hay ningún olor.
– Esto es muy malo, pero no te queda otra salida mas que retirar a tus hombres, borrar cualquier indicio de que estuvieron aquí. Diré que recibí una llamada anónima sobre un asesinato aquí, y que quise averiguarlo personalmente sin decir a nadie por sino era nada, ¿OK? – Se levanto y comenzó a buscar su teléfono, marcó un número y comenzó a dar su historia, en resumen teníamos veinte minutos para salir de aquí antes de que los policías cubrieran el área.
– Bien ¿qué estas esperando muchacho? ¡Largo! – Me miró fijo y apunto la puerta. Le sonreí.
– Gracias – Dije y salí. Hice una señal con mi mano y todos se fueron, dí una última mirada al lugar y salí disparado, esta vez corrí en forma humana, al rato se me unió Fred.


* * *

Al llegar a casa, corrí más rápido sabia que la policía vendría en busca de información ya que mi familia estaba a cargo de la mantención de la reserva, vendrían en busca de los turnos de los guardaparques y cosas así, y la única persona que podía ayudarlos era yo y por mi bien no debían encontrarme vestido de esta forma, subí las escaleras hacia mi habitación.
Abrí las puertas de par en par, busque ropa en el armario y entre en el baño a asearme. Cuando baje escuche a Fred enfrascado en una discusión con mí nana, la cual era que una hamburguesa es saludable al desayuno. Nunca aprendía. Nana nunca daba su brazo a torcer en cuanto a la comida sana. Era bueno escuchar algo normal después de esa bomba con la que desperté, aun no lo asimilaba, era como si aun no despertara. Entre en la cocina dispuesto a defender a mi nana.
– Nana Vi – Fred siempre la llama así ya que se llama Victoria -- te digo que no nos hace nada malo, que va, incluso necesitamos mas carne y grasa. Además ni si quiera engordamos y…
– Fred deja a Nana en paz – Interrumpí. Me acerque a Nana y le di un beso en la mejilla. Camine hacia la mesa y me senté junto con mi amigo.
– Gracias hijo, Frederick XII Stonel si quieres comer algo aquí, más te vale no molestar a quien cocina – Amenazo Nana con un cucharón de madera en frente de la nariz de Fred-- Aquí se come sano – Como yo estaba asintiendo hacia Nana, Fred me dio una mirada afilada.
– OK me quedare callado – Nana sonrío y le paso un tazón de cereales y otro de ensalada de frutas. Si, todo muy sano.
– Joven Jeremy su madre llamo hace unos momentos antes de que llegara, dijo que le llamara después de desayunar.
– Ya se entero – Dijo Fred. Yo solo asentí. Mamá siempre sabía cuando pasaba algo, nunca me ha querido revelar como lo hace, dice que es un secreto especial, parte de su condición.

Después de desayunar sentimos el teléfono de la cocina sonar, por supuesto que ya sabía quien era. Me senté sobre la encimera y contesté.
– Hola mamá ¿como estas? – Ofrecí mi mejor tono dulce de voz. Sentí su melodiosa risa a través del teléfono.
– OH Jeremy bebé, yo estoy bien como siempre y tu mi querido hijo, ya me entere de la noticia ¿Quieres que vaya para allá y te haga compañía? Tú sabes que si me lo pides estaré ahí para ti. – Dijo con preocupación en su voz.
– Mamá se que no te gusta que te lo diga pero ya no tengo 4 años. Tengo 18, puedo vivir solo. Y a pesar que es triste lo que paso, estaré bien. – Sentí un gran suspiro a través del teléfono, ella quería hacerme sentir culpable. Le sonreí al teléfono.
– Mi Jay cuándo creciste tanto como para ya no necesitar a tu madre – Dio otro suspiro – Dónde quedo mi bebito que se iba a mi cama todas las noches porque no quería dormir solo…-- Dí un suspiro lo estaba logrando… – Pero es cierto mi bebé creció y ya no necesita a su madre…
– ¡OK! Mamá te necesito puedes venir a hacerme compañía por favor – Dije en voz dulce y baja. En ese momento sentí como daba saltitos al otro lado del teléfono.
– Oh mi Jay estaré allí cuanto antes, tomaré el primer avión a Rumania, te amo hijo bye-bye. – No alcance a responder cuando había cortado.
– ¿Dónde está, a qué hora llega? – Pregunto Fred desde su asiento.
– Supongo que todavía esta en Francia y no tengo idea a qué hora llegará.
– Bien. Es obvio que llegara esta noche, así que declaro que… ¡Vamos a jugar basketball!!! – Dio un grito tan fuerte mientras se levantaba, que asusto a Nana que estaba lavando los trastos. Nos miro con furia y apunto con su pequeña mano la puerta. Habíamos hecho enojar a Nana, con 1,50 mt de altura podía aparentar tener 2mt fácilmente cuando se enojaba.
– ¡FUERA!!! – Nos miramos y salimos corriendo al jardín trasero.

Y así fue como jugamos hasta la tarde, cuando vinieron los policías interrumpimos nuestro partido, dimos nuestras declaraciones y aporte con los horarios de los guardaparques y los nombres de las posibles personas que pudieron haber estado allí. Si nosotros no teníamos pista alguna, ellos estaban buscando una aguja en un pajar… Con los ojos vendados. Cuando se fueron me dirigí a la oficina, que hay en casa junto con Fred.
– Jay creo que debemos hablar, me he dado cuenta que estas evitando el tema, pero creo que debes dar tu opinión en esto.
– Te refieres a… – Dije sin emoción en mi voz.
– Me refiero a que no has hablado de la muerte de Ben, quiero decir que varios vimos lo que les hiciste a esos vidrios, debo admitir que me costo estar a tu lado en ese momento… Pero si no hablas con alguien sobre esto, me temo que tendremos un problema más grave que unos cuantos vidrios rotos.
– Fred si lo dices por la anterior vez… Yo… No… – Alzo la mano en señal para que me detuviera.
– Si Jeremy lo digo por la anterior vez, te juro que no sé exactamente que hiciste, pero espero que algún día recuerdes todo y me hables de porque todos en la manada se mantienen alejados de ti, lo que sé es que Ben era parte de los pocos que somos tus amigos, pero los que estamos a tu alrededor no te dejaremos caer si algo pasa.
– Lo sé, es solo que me martiriza lo de la muerte de Ben, el no tener pista alguna, si fuera un vampiro lo sabríamos porque a ellos les gusta exhibirse cuando matan a alguien, en especial un lobo. En cuanto… – Medite un rato, tenía una idea que no se me había cruzado, solo había pensado en enemigos de especie… Mientras Fred mantenía su mirada fija en mí, estaba esperando a que acabara con mi meditación.
– Un Solitario – Soltó. Ambos sabíamos que esa idea no bastaba, los Solitarios eran porque ellos preferían el vivir sin una manada o porque eran desterrados por ésta. No recordaba a algún Solitario tan loco como para matar a los suyos. De ninguna clase, aun así la idea había llegado y no me dejaba.
Me acerque a mi piano, mamá me lo había regalado a los 6 años después de una presentación en la escuela, dijo que no debía desaprovechar el talento que poseía. Lo había colocado aquí, para cuando yo quisiera tocar la deleitara con mi música, aun no importando que fuera un novato a ella le gustaba escucharme tocar. En momentos difíciles fue lo único que podía calmarme o ayudarme a ordenar mis ideas. En este momento necesitaba lo segundo desesperadamente, esperaba recapitular en mi cabeza los hechos como para saber si me había dejado algo atrás. Comencé a tocar “Sonata Luz de Luna” de Beethoven.
Tan pronto comencé a tocar las teclas, las piezas comenzaron a caer en mi mente, empecé por recordar la posición en que estaba Ben… La sala no había los suficientes destrozos como para una pelea… Los otros dos en qué lugar estaban… Un portazo sonó en el fondo de la sala pero no pare de tocar, esto era importante. Unos brazos me rodearon y supe que debía parar. Mi madre no era de las personas a las que podías dejar sin atención, tan pronto paré de tocar, tomo mi rostro entre sus pequeñas manos me giró y poso un beso en mi mejilla.
– Te extrañe Jeremy, mi amor – Dijo en un hilo de voz. La última vez que nos habíamos visto había sido hace medio año. Yo entendía sus razones, pero aun así dolía el tenerla lejos. Me levante del banquillo y la abrace.
– Te amo. Yo también te extrañe mamá. – Dije, mientras depositaba un beso en su sien.
– Creo que yo me voy, mi padre debe querer respuestas. Fue un gusto verte Stephaniel. Adiós. – Dijo Fred mientras se retiraba de la oficina. No sin antes darle un beso en la mejilla a mi madre.
– Adiós Fred, cuídate – Dijo mi madre, con cara de preocupación.
– Mamá Fred sabe cuidarse solo, no debes preocuparte – Le dije con una sonrisa.
– Creo que tienes razón, pero ya sabes que para mi ustedes se quedaron en los 12 años. Así será siempre – Dijo. Con una sonrisa en su rostro.
– Si madre – Dije riéndome de su carita.

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