jueves, 28 de abril de 2011

Long and only life 4° parte



Las cartas ya habían sido tiradas y mi sexto sentido me decía que no podía lograr un full de aces, iba a perder pero todavía no sabía cómo.
Mi sexto sentido a menudo tenía la razón, el ignorarlo solo me hacía sufrir con los resultados que esto provocaba, por lo que cuando pasaron los días con suma rapidez desde el encuentro con Victoria, algo apuntaba en lo más dentro de mi ser que algo estaba por pasar, porque ella no me había llamado aun. Cualquier otra persona hubiera creído que no era nada lo que pasaba, sin embargo, ya estaba incomodando a Rem con mi continuo estado de alerta, al más mínimo ruido yo saltaba y colocaba a Jeremy en mi regazo, claro las pocas veces que lo dejaba fuera de mi alcance.
Hace una semana habíamos llegado a Rusia, Rem ya casi se acostumbraba al continuo estado de ánimo de Johann, o sea de curiosidad mezclada con felicidad y una gran cantidad de energía, no la culpaba eran pocos los vampiros que conocían, sumando que además Rem era el más antiguo que jamás habrían visto, ella y Tesla. Éste último se comportaba con sutileza, pero él sabía como darse a conocer y conocer a los demás, nunca me importo el que le faltase tema de discusión, sino el que Rem se acoplase, ya que ahora se podría sentir solo sin nadie más que lo acompañara de cierta manera. A muchos no le gusta hablar de los años pasados, y Johann y Tesla no eran la excepción a esto, y yo sabía de buena fuente que Rem y el fallecido Maestro del nido eran buenos comentadores de los tiempos pasados, les gustaba comparar experiencias sobre lugares de tiempos pasados. Pero con una gran y sorpresiva reacción Rem se había acoplado a Tesla y Johann, o mejor dicho él los había adoptado como sus discípulos, Tesla había encontrado en él a un compañero con quien compartir sus experiencias y conocimientos en el campo de la Hipnosis, el cual era un gran pasatiempo que había tenido antes de que lo transformase hace cuarenta años atrás y que había pasado a ser un trabajo hace algún tiempo, puesto que cubría su imagen y la de Johann como dos personas excéntricas, en vez de un par de locos prófugos del manicomio más cercano o seres sobrenaturales en el peor de los casos. Había gente que seguía a Tesla, para experimentar el profundo sentimiento que les provocaba esta experiencia, otros simplemente lo veían como una gran figura y “si el resto lo prueba ¿por qué yo no?” o cosas así.
Sin embargo, el tema que siempre salía a flote después de todas conversaciones de importancia o no, era “qué íbamos a hacer con el pequeño lobo que yo seguía insistentemente cargando en mi regazo.” Tesla tenía una manía por referirse a Jay como esa cosa por lo que cada vez que lo miraba más de un segundo, yo sacaba mis colmillos a relucir.
Haciendo caso a las peticiones de Johann acepte tenerla cerca, Johann se preocupaba porque un día Tesla quisiera eliminar el problema que era Jay, mientras aun era un bebé, ya que Tesla veía a la bestia que sería en el futuro, las mismas bestias que una vez Johann contemplo de cerca en un mal giro del destino. Sin embargo ella no vivía en el pasado, ni le gustaba colocar a todos en el mismo saco.
Ella estaba de mi lado, y por otra parte a Jay le agradaba Johann. No tarde mucho en nombrarla la madrina oficial de Jay, claro que una madrina de palabra, Johann no cruzaría nunca el umbral de una iglesia. No, no es por que el agua bendita nos haga algo, o las cruces, yo misma porto una. Sino que Johann esta en rebeldía espiritual o algo así dijo una vez, pero de todas formas estaba en proceso de convencimiento. En fin, con ella de mí lado Tesla no le haría nada a Jay, aunque fuera un peligro él no le rompería el corazón a Johann haciendo algo tan desalmado.
Pero lo que me hacía sentir tan nerviosa no se encontraba en las cuatro paredes de esta casa, ni siquiera dentro de las fronteras de este país. Estaba más lejos aun. Como si mis pensamientos fueran correspondidos, el teléfono de la planta baja de la casa comenzó a sonar, en vez de parecer aliviada, cada músculo de mi cuerpo se tenso, mientras que Johan en un parpadeo estaba junto al teléfono para contestarlo. Como sino fuera capaz de oír bien me acerque a ella tan rápido como pude con Jay en mis brazos.
– ¿Si? Casa Difontiel – Dijo Johann con su suave voz. Ella y Tesla habían adoptado mi apellido después del cambio, en una forma de mostrarme su aprecio por haberle dado una segunda oportunidad a su amor y de demostrar que no me odiaban por haberlos hecho cambiar sin su consentimiento. Significaba mucho para mí.
– Necesito a Stephaniel. – Conocía la voz que estaba al otro lado de la línea. Me acerque rápido al lado de Johann tendiéndole a Jay con una mano mientras que con la otra tomaba el teléfono.
– Victoria, ¿qué es lo que esta sucediendo? – Dije sin más preámbulos.
Al otro lado de la línea se escuchaba perfectamente como tomaba bocanadas de aire. ¿No podía hablar?
– Hay un problema, los lobos de mí manada creen que mataron a Jay y ya no lo buscan, debo decir que me siento algo mal, porque ni siquiera se mostraran un poco molestos en siquiera buscarlo, era como si se sintieran aliviados…
– Al grano Victoria. – Dije algo impaciente, por una parte sentía un peso menos, nadie me enfrentaría buscando a Jay.
– Bien, esto es lo que sé, hay alguien detrás de tu cabeza, o cabes demasiado en la descripción de quien me lo dijo. – Dio un gran respiro y siguió – Es el nuevo Maestro. Los lobos no están felices con esto, lo del nuevo Maestro, pero sin Alfa es mejor no armar tumulto por miedo a llamar la atención, así que momentáneamente hay tregua en la ciudad, por lo menos hasta en dos semanas cuando la luna este llena. Después de eso, Berlín se convertirá en Troya.
– ¿Quién es el nuevo Maestro? – Con el fin de quitar la imagen que me había dado a entender Victoria. Pero otro pensamiento me aquejo. Dentro de mí daba todo por no volver a oír ese nombre de nuevo.
– Responde al nombre de Daemon. – Algo en mí se retorció. – Algunos dicen que se auto nombro. Y yo le creo a mis fuentes.
– Va ha morir, – Dije.
– Tiene dos semanas de vida todavía y déjame decirte que creo que puede ser menos, los lobos están bastante cabreados e irascibles sin Alfa. – No ha manos de los lobos, dije para mis adentros.
– ¿Por qué te excluyes del paquete?
– No me apetece estar allí, créeme. Es mejor estar por mi cuenta. Sola.
– No creo que te dejen hacer eso por mucho tiempo.
– Espero sea lo suficiente como para ver a Jeremy otra vez… – Algo en su voz me decía que se estaba pidiendo.
Tome un respiro. – Victoria, ¿aun estas en Polonia en la misma casa?
– Si. – Dijo, ya no tenía de que dudar, le había dado como muestra de confianza el lugar donde encontrarme con el número de teléfono. Y ella ya debía de haberse dado cuenta, porque me respondía con determinación.
– Te veré allí en unos días. – Dije y antes de cortar la comunicación, dije. – ¿Por qué me avisas?
– No te sientas alagada, solo que si algo te pasa a ti, en manos de un vampiro, Jay no volvería a ver otro día más. Sabemos cuan fuerte es, pero no sabemos su limite.
Después de eso corte con un leve “Gracias,” y esperando que los demás ignorasen el “Sabemos cuan fuerte es” no me había tomado el tiempo de explicarles nada de eso aun.
– A riesgo de molestarte – Dijo la voz nítida de Tesla desde la segunda planta, donde seguro estaba sentado en el sofá aun, – Parece que tienes un don especial para fraternizar con los canidos. – Podía sentir un poco del desprecio que él sentía por los hombres lobo, probablemente aun culpándolos de casi haberle arrebatado a Johann hace dieciocho años atrás. No importaba ya, que aquellos lobos habían sido muertos por él. Su desprecio era hacia la raza en general.
– Si, siempre he sentido pena por los perros sin hogar, lo recuerdas o ¿no? Tesla.
– Touche – Dijo Johann, subí rápidamente y vi como Tesla le dio una mirada fría a Johann y se largo, de seguro, a su recamara en el tercer piso de la casa, Johann se fue detrás de él, dejando a Jeremy jugando en el piso, rodeado de cojines y con unos juguetes que ella misma había comprado hace un par de días cuando habíamos llegado.
Mire hacia donde estaba Rem, estaba claramente negando con la cabeza. Todos habían escuchado la conversación, y lo que obviamente no había captado Victoria, por falta de detalles, era lo que de seguro Rem estaba desaprobando, aun así no cambiaría mi posición.
No me iba a quedar con los brazos cruzados, mientras que él… vampiro que me había usado como su marioneta para cazar al Alfa de la ciudad y provocar prácticamente la extinción de mi aquelarre. Que había provocado la extinción de mi nido… me quede algo desorientada, en días había pensado en Jeremy como una forma de refugiarme del pesar que me provocaba la culpa. Pero obviamente necesitaba más que eso, necesitaba redención y paz para mi alma. Y ya sabía como ganarla o por lo menos lo intentaría.
Cogí a Jeremy que estaba de alguna forma sentado entre medio de cojines jugando con sus manos. Le di un beso en su mejillita y lo lleve conmigo a mi cuarto, que estaba situado en el segundo piso.

Mis cosas estaban listas cuando el amanecer estaba casi llegando, bueno las pocas cosas con las que iba a cargar en este viaje. Johann llego antes de que terminara de empacar y se había llevado a un Jay hambriento a comer. Podía escucharla claramente cantándole mientras subía las escaleras ya rumbo a mi cuarto. Cuando abrió la puerta no me sorprendió ver a Jay dormido en sus brazos, pero si la mirada de amor de Johann, probablemente ella también se había preguntado que se sentiría ser madre.
– Es adorable… y cálido – Dijo tomando su manita, – Puedes creerlo que se duerma en mis brazos, porque yo no puedo. Es tan maravilloso Steph.
Por el brillo que veía iluminando más de lo normal sus ojos, me daba cuenta que si fuera humana todavía, estaría llorando a mares junto a mí mientras que compartía estos sentimientos conmigo. La entendía, yo también sufría de lo mismo con Jeremy, solo que lo canalizaba en sobreprotección.
– En verdad piensas ir y llevarlo… – Su voz titubeaba cuando siguió, – Tal vez podría quedarse conmigo mientras te esperamos. – Aunque veía la suplica en sus ojos cuando me miro, no podía ceder ante su petición, quería tenerlo cerca de mí, sabía que era peligroso… y una idea se puso frente a mí. No se habían encendido la alerta con esta idea, ¿podría ser lo correcto? Tesla no me lo perdonaría.
– No puedo dejar a Jeremy aquí, no es que desconfíe de ti, pero me sentiría más tranquila con él lo más cerca de mí, pero si tu quieres podrías venir con nosotros Johann.
Por un momento su rostro rebosó en alegría hasta que pude sentir su debate interno.
– No puedo permitirme preocupar así a Tesla, seria muy insensato de mi parte, además nuestro amor no nos permite estar separados sin desesperarnos, como tú y Jay.
– No sé cómo se me ocurrió, ustedes nunca se separan. Lo siento.
– Solo cuida mucho de Jay en este viaje. – Parecía que algo más le incomodaba, alcé una ceja para que lo soltara, suspiro, – ¿Eso es todo lo que llevas para ti y Jay? – Cuando iba a responder, me paro. – Él necesita más cosas, te las conseguiré, ya vuelvo.
Se fue antes de poder negarme, pero pensé, si así la hacia un poco feliz que mal podía hacer.

Ya estábamos acomodados, Jay junto a mí en la cama, Johann había traído un bolso repleto de cosas para bebé, que ahora debía cargar conmigo, di gracias a mi suerte de que se hubiera dado cuenta tarde de lo que llevaba. Mis parpados comenzaban a sentirse pesados como mis pensamientos. Cuando volviera a despertar nos iríamos con Jay de vuelta a nuestro hogar. Entre mis pocos pensamientos coherentes había uno que me molestaba, ¿estaría bien Victoria?
Sentí el sol a lo lejos.

Este escenario lo conocía demasiado bien, pero por primera vez yo no quería encontrarlo a él… sentado en aquel muelle que veía.
Una hermosa laguna verde se veía a mi lado derecho y a mi izquierda podía ver solo árboles, pero yo estaba segura que más allá había una cabaña. Camine al borde de la laguna.
Sin estar tranquila camine al muelle que estaba más adelante, cuanto más me acercaba más podía ver de este, no había ningún bote amarrado, y estaba vacío sin aquel joven, sentí una opresión en el pecho aunque no quería verlo mi corazón lo extrañaba.
Camine hasta el muelle y me senté en una orilla para colocar mis pies desnudos en el agua. Estuve un rato balanceándolos en el agua hasta que un movimiento a mi lado llamo mi atención. Mi corazón que en la vida real estaba muerto, en el mundo de los sueños palpitaba bruscamente, no por el miedo, sino que por fin estaba aquí…
– Princesa, – Dijo suavemente el joven rubio y de ojos color cielo.
Podía sentirlo, su brazo casi rozaba el mío cuando se sentó a mi lado. Gire mi rostro hacia él y le sonreí, él me correspondió sonriendo y abrazándome.
Quise hablar pero no podía, todo era demasiado maravilloso para ser verdad. Sin embargo, él no dejaba de sonreírme.
– No mi amor, no lo hagas, quiero estar contigo más tiempo. – Y poso sus labios sobre los míos, los movió suavemente mientras me abrazaba más a él. Cuando se retiro intente protestar pero aun no encontraba mi voz y él había colocado sus dedos en mis labios. – Así es mejor, mi princesa él no lo vale, no te vayas de mi lado.
Por más que disfrutase su tacto me retiré bajando la mirada, “solo si él me entendiera…” levante la mirada y vi su rostro, parecía herido ante mi rechazo, luego se compuso y se levanto de mi lado. Trate de detenerlo, pero recordé que nada de esto era real y que él no existía.
– Si tan solo te quedaras…
– No serviría de nada… ¡porque tú no eres real! – Grité. Mi voz por fin había vuelto.
Él se quedo parado en frente de mí, por un momento creí que desaparecería de mi vista como humo, pero él habló.
– ¿Cómo sabes lo que es real o no? Yo, solo sé… – Negó con la cabeza. – Aunque tú no creas en mí… Te amo mi princesa. Adiós.
Se fue de mi lado sin mirarme. Y el susurro del viento me trajo sus últimas palabras… “Ya nunca te molestaré.”

“Valora lo que la vida le da, quien tiene el corazón grande para amar los detalles.”
Apenas abrí los ojos esta frase inundo mi cerebro. Y el vacío dentro de mí quiso crecer, pero se lo impedí de la única manera. Atraje más a mi lado a Jeremy. Era quien me impedía ahogarme en aquel pozo sin fondo que se estaba convirtiendo mi culpa.
Trate de despabilarme, él era un sueño… ¿o no?
Jay gruño a mi lado, con un vacío distinto al mío, el suyo estaba en el estomago, así que me levante para hacer su biberón.
Nos vestimos y bajamos. Apenas pise la cocina Johann llego detrás de mí.
– Es genial por fin ocupar la cocina, aunque sea solo para preparar el biberón de Jay.
No le preste demasiada atención, coloqué a Jay en la sillita que Johan en sus múltiples compras había adquirido y prepare el biberón. Johann parloteaba sobre algo que no entendí, mi mente estaba demasiado nublada y cuando no me di cuenta ya tenía el biberón listo, con el en mano saque a Jay de la sillita y me dispuse a dárselo. Hasta que una mano cruzó en frente mío. Se me había olvidado que Johann estaba a mí lado.
– Te estoy hablando hace bastante rato y tú no me contestas.
– Lo siento Johann, desperté algo distraída, – Ella asintió no muy convencida y se fue rumbo a la puerta.
– ¡Tes ya te levantaste!! – Gritó emocionada como si no lo hubiera visto hace un rato.
– Por su puesto mi amor. – Dijo este besándola en los labios. – Stephaniel. – Dijo a modo de saludo.
– Tesla. – Respondí. – Estaremos listos en un momento. – Asintió.
Se supone que él nos llevaría al aeropuerto.
– ¿Ya tienes todo listo Stephaniel? – Dijo Tesla desde el umbral de la puerta, de alguna manera tratando de mantener el mayor espacio posible entre Jeremy y él.
– Por supuesto, – Dije no prestándole atención a los movimientos que hacía, por mí parte me había quedado en el mismo lugar mientras Jay se tomaba el biberón. Johann que parecía ajena al tema nos miraba primero a uno y luego al otro, hasta que se hizo evidente que quería decir algo, tomo un gran respiro y comenzó.
– No te vayas, – Dijo Johann, colocándose de un saltito al lado de Tes, tomando su brazo derecho que colgaba a su costado entre sus manos, para darse fuerza.
– Tú sabes que debo…
– Ella debe hacerlo Jo, – Dijo interrumpiéndome Tesla, aprovechando el movimiento de Johann para tomar sus manos entre las suyas, – Volverán pronto, así que déjalos ir.
Johann hizo un puchero, y dijo, – Pero no quiero que se vayan, algo me duele aquí – Dijo tomándose el pecho en el lugar del corazón, que ya no funcionaba, – Diles que no lo hagan Tes, podría pasarles algo.
–Yo no he presentido nada Johann, así que creo que esta bien, además no podemos dejar a Victoria, se lo prometí, se puede decir que es la única persona que podría ayudarme a entender un poco de la naturaleza de Jay.
Tes desato sus dedos de entre los de Johann para poder tomar su rostro.
– Mi amor, Steph nunca ha fallado en uno de sus presentimientos, además ella no se iría sino fuera un motivo realmente poderoso por el que tuviera que ir, – Le explico suavemente, – Lo que pienso es que estas descubriendo nuevos sentimientos con Jay cerca de ti, como la sobreprotección de una madre.
Johann lo pensó un momento antes de responderle, – Okay, – Dijo enterrando su cara en el pecho de Tes.
Suspire – Gracias, – Dije mirando la escena un poco conmovida.
Me di la vuelta y comencé a preparar otro biberón, Jay tenía un hambre voraz.
Una vez listos volví a la habitación para mudarlo y recoger las pocas cosas que se nos quedaban en la habitación. No vimos a Rem por ninguna parte, por lo que di por un hecho de que él no quería despedirse de nosotros, lo que fue algo doloroso. Antes de salir de la casa le di una mirada hacia las escaleras que daban hacia el tercer piso donde se movía una silueta.
– Tú por lo menos sabes que no me estoy equivocando, ¿Cierto bebé? – Jay se removió entre mi abrazo – Volveremos a casa, – Al parecer eso si lo entendió, porque sonrió – Si mi amor, mamá y tú van a viajar. Veremos como esta Victoria, y esta vez te portarás bien.
– ¿Vamos? – Dijo Tes abriendo la puerta para mí.
– Claro, – Cerré bien la puerta detrás de mí, y lo seguí al auto. – Vamos.

Tesla no abrió la boca en el trayecto y parecía como si ni siquiera estuviera respirando. Estaba colocándome de los nervios, daba gracias por no expedir un olor que molestara a Jay, mientras que él dormía, lo cual había hecho desde que se había sentado en su sillita de bebé, y lo estaba haciendo plácidamente.
– ¿Hace cuánto tiempo que no te alimentas? – La pregunta prácticamente había salido de la nada, y la había hecho cuando un semáforo se puso en rojo antes de que pudiéramos cruzar.
– Puedo resistir un poco más, – Dije, sabiendo perfectamente que si aun fuera humana tendría las mejillas sonrosadas por la vergüenza, por todos los años que había vivido debería saber, que tenía que alimentarme mejor y más adecuadamente en el tiempo que estuve en la casa. Suspire.
– Solo pregunto, porque a Johann le molestaría que te comieras a… Jay – Fruncí el ceño, como podía él estar diciendo eso. No importándome el que por primera vez tratara a Jay como una persona y no como a una cosa, le respondí con un tono que apenas cubría mi irritación por lo que había dicho con tanto descaro.
– Por supuesto que no le haría daño a mi Jay, es mi bebé, y por supuesto que estoy bien, comí un poco anoche.
– Y qué fue, ¿una rata? – No quise responderle, entonces siguió – Necesitas sangre de verdad para poder vivir bien, debes buscar a un donante…
– No voy a hacer eso Tes, – Dije más irritada de lo que estaba, hace bastante no tomaba sangre de un humano. No era como si me molestara el hecho de beber la sangre humana, sabía bien, solo era más bien un hecho moral el por que no tomaba sangre de donantes. Me molestaba la idea de dejar débil o dañar a alguien solo porque yo tenía sed, claro a los demás no les afectaba para nada ese hecho, Tes siempre me lo había reprochado, y por lo visto no pararía ni en dos siglos más.
– Creí que estabas pensando más en el bienestar de Jeremy, dices que piensas en cuidarlo como si fuera tu hijo, – Dijo quedamente – Sin embargo, estas arriesgando su seguridad al estar en ese estado tan deprimente. ¿En cuánto tiempo crees que terminaras viéndolo como a un aperitivo?
– ¡Basta! – Dije a más no poder, de paso despertando a Jeremy, – ¡Me tienes en muy baja estima si eres capaz de decir todo eso, y ya no lo tolerare Tesla!
– Tú sabes que solo me preocupo por ti, nos preocupamos, no soy solo yo quien se ha dado cuenta de tu falta. Rem me dijo que te persuadiera, cree que ya no lo escuchas, y que por eso era mejor que yo te lo hiciera ver de alguna forma, aunque no me agrada la que escogí, por lo menos capte tu completa atención. – Como sino le prestara atención al “Te podrías comer a tu hijo.” Trate de ir por un tema menos agresivo.
– Yo siempre escucho a Rem. – Tesla sonrió irónicamente.
– Claro que lo escuchas y lo obedeces, dime, ¿qué hiciste cuando te dijo que debías encargarte de ese cachorro de lobo? – Fruncí el ceño. – Se perfectamente que no le hiciste caso, la prueba es que él todavía esta aquí. – Dijo indicando con su pulgar el asiento trasero, donde Jeremy se removía incomodo en su asiento. Inmediatamente me di vuelta en el asiento para que Jay me viera.
– Ya bebé, no le hagas caso a este feo y malo vampiro. – Tome una de las manitas de Jay esperando tranquilizarlo.
– Steph solo digo que estas apunto de viajar con mucha gente a tu alrededor…
– Tesla, solo cállate, – Sabía que no podía ganar contra ese punto.
– Si fueras más consiente se lo entregarías a esa loba para que lo cuidara, ella haría mejor trabajo que el que tú podrías hacer.
Deje que sus palabras quedaran suspendidas entre nosotros. Después de eso fui yo quien no quiso hablar el resto del camino, me dedique a tranquilizar a Jay, que no dejaba de moverse de un lado a otro intentando soltarse, de alguna forma di gracias porque aun no tuviera demasiada movilidad en su cuerpo o los cinturones de la sillita no hubieran aguantado estar un momento más en sus lugares, mientras yo jugaba con sus manitas.
El momento que llegamos al aeropuerto, fue el momento que más he esperado a lo largo de mi existencia, ya no soportaba el silencio y el tratar de tranquilizar a Jay. Por lo que nos alegramos ambos, y al parecer nuestra felicidad al bajarnos del auto fue demasiado notoria, quizás fue por la rapidez al bajar, porque Tes nos gruño cuando nos bajamos, o por lo menos a mi me gruño enseñando sus dientes.
– Gracias por todo Tes, te agradeceré mucho el que entretengas a Rem. – Tesla asintió. – Dile a Johann que no se preocupe por nosotros, volveremos pronto.
– Se lo diré. – Dijo – Cuídense. Lo digo en serio, me importa un bledo lo que sientas que debes hacer en ese lugar, si la situación se vuelve peligrosa toma a Jay y vuelve aquí.
– Debo resolver lo que yo misma ayude a desatar, y no volveré sin hacerlo. Tal vez, si la situación se vuelve demente pueda… hacer algo por Jay.
Tesla me abrazo con un brazo, significo demasiado para mí su acercamiento, ya que yo tenía a Jay en mis brazos y él se había dedicado a estar lo más lejos que podía del bebé.
Después de un momento me separe de él, asentí y seguí mi camino al interior del aeropuerto llevando abrazado a Jay con una mano, su propio bolso de viaje colgaba de mi hombro, mientras que llevaba mi bolso de viaje en la otra mano. Otra vez recorríamos un extenso pasillo, esta vez íbamos de vuelta a casa o lo que quedara de ella.

El viaje de cierta forma había sido una tortura eterna, Tesla tenía razón sobre el viaje, me estaba afectando el no haberme alimentado hace tiempo, sentía demasiado cerca los olores, y el palpitar del corazón de las personas sentadas a mi alrededor. En todo el viaje no había soltado a Jeremy, de él dependía la poca razón que me quedaba al bajar del avión, por alguna razón él me hacia sentir normal ante todo lo que pasaba. Pero aunque quisiera no podía ver a Victoria en este estado, solo me vería como un peligro. Y era lo último que necesitaba en estos momentos.
Jeremy era otra historia bastante distinta a la mía, él había dormido bastante en el vuelo, por lo que cuando bajamos estaba con los ojos abiertos de par en par observando todo a su alrededor. Lo cual era los edificios que se extendían en frente de nosotros. Cuando había preparado este viaje, de la noche a la mañana, había sido algo precavida así que también había preparado un cuarto de hotel, uno que nos permitiera el servicio de taxis. Por lo que saliendo del aeropuerto nos encontramos con un chofer que tenía un cartel con mi nombre, le entregue las cosas y nos marchamos rumbo al hotel. Fue más o menos un viaje tranquilo, claro, cuando podía olvidar que el chofer no era mi cena ni nada por el estilo, y Jay dejaba de moverse intranquilo en mi regazo, había estado poniéndose más intranquilo desde el viaje en auto con Tes hasta aquí, al parecer a él también le molestaba el que no me alimentara, o por lo menos eso creía.
Suspire, mientras que apretaba el botón de suspensión en mi interior dejando de prestarle atención a todo lo que estaba rodeándome, y comenzó todo a pasar en un flash en frente de mis narices, veía una franja de tiendas y edificios que pasaban por la ventana, Jay se las había arreglado para quedar mirándome mientras se acomodaba en mi regazo. Y de un momento a otro llegamos a un hotel, y pase de encontrarme a las puertas de éste a encontrarme sentada en la cama con Jay en mis brazos, lo mire para asegurarme de que estuviera bien. Decidí que tal vez necesitaba un cambio de pañal, pero nada más serio. Por lo que trate de reaccionar de nuevo y me dispuse a cambiarle el pañal a mi Jay.

Con un Jay más limpio que antes volví a sentarme a la cama.
– Sabes creo que no estoy totalmente bien, – Le dije a Jay. Aunque quisiera, no podía moverme lejos de la habitación, a menos... No, no podía abandonar mis principios así como así, pero la voz de Tesla cruzó por mi cabeza “Creí que estabas pensando más en el bienestar de Jeremy, dices que piensas en cuidarlo como si fuera tu hijo, Sin embargo, estas arriesgando su seguridad al estar en ese estado tan deprimente. ¿En cuánto tiempo crees que terminaras viéndolo como a un aperitivo?”
Quisiera tener más opciones en todo esto, ¡Al diablo! De todas formas tenía todavía todo el autocontrol de mi lado, y esto no quería decir que lo volvería a hacer. Esta era una situación de emergencia.
– Todo sea por tu bien Jeremy. – Con resignación tome el auricular que estaba en la mesita al lado de la cama. – ¿Aló servicio al cuarto? necesito más toallas.
Al parecer el estado de hambre o sed era igual que el de los humanos un estado sicológico porque al momento de cortar la llamada mi cuerpo comenzó a retorcerse del dolor, ahora no podía cuidar de Jay en esa forma.
Antes de que la empleada entrara al cuarto juré que me alimentaria más seguido y “nunca más de humanos,” esta si sería la última vez, o Dios sonaba como un adicto. En el momento en que la mujer cruzó la puerta mis dolores aumentaron.
– ¿Sucede algo señora? – Dijo preocupada, colocándose tan rápido como pudo a mi lado en la cama.
– Lo... siento. – Dije cuando tire de ella hasta mí, en el momento en que pude dejar que mis colmillos se hundieran en su cuello, ella emitió un pequeño chillido que acalle en cuanto pude tomar posesión de su mente, al mismo tiempo que aquel líquido fluía en mi interior, casi había olvidado lo bien que se sentía, estaba dejándome llevar por las sensaciones placenteras, cuando algo de razón volvió en mí, y tome conciencia de que debía hacerlo rápido ya que un humano que no es “donante voluntario” puede liberarse del trance más rápido. Tome un poco más y luego la solté, y mientras me lamía los labios, trate de persuadirla de que se fuera, diciéndole que ya había terminado su trabajo en el cuarto y que las heridas del cuello se las había provocado algún mosquito que rondaba por el pasillo y que la pico camino aquí, no era la excusa más ingeniosa pero no se me ocurría ninguna para explicar la marca de colmillos.
Después de eso me acurruque en la cama donde Jay jugaba con las sábanas, sintiéndome tan mal como podía estar por mis acciones, oficialmente era un vampiro con remordimientos. Volví a enfocarme en Jay, que estaba evidentemente más tranquilo, eso era, le molestaba la sensación de hambre que estaba emanando. O en su instinto animal él sabía que en ese estado me estaba volviendo un peligro para él, y uno que él no podría solucionar. Ya con el misterio solucionado me senté a su lado, tratando de ganar su atención, ya que al parecer una sabana era más entretenida que yo, trate de justificarlo como que él era solo un bebé y a los bebés les atraen cualquier cosa. Aun así espere a que su atención estuviera centrada en mí para comenzar a hablarle, tenía la fuerte impresión de que él podía entenderme cada vez que conversaba con él mirándolo a los ojos, claro que si dejaba las sabanas de lado que… un sonido de telas rompiéndose se sintió por la habitación, mire a Jay que estaba sonriéndome complacido con su trabajo. Manteniendo las que ahora eran dos tiras de sabana separadas todo lo que él podía una de la otra. Le sonreí alentadoramente, como un “Buen trabajo campeón”, ¿no es eso lo que hacen las madres, alentar a sus hijos?
Pero volví a la cruda realidad, – Lamento el no poder ser una madre más normal, tal vez debería escuchar a Tes un poco, y dejarte con Victoria. – Pero en el momento en que dije esto, mi mente comenzó a recordar las imágenes de Victoria sangrando por las heridas que le causaron los vidrios, la casa echa trizas mientras un desconsolado y asustado Jay lloraba porque me quería a mí a su lado... a mí, no debería sentirlo, pero eso me hacía sentir especial aquel razonamiento. Suspire y dije. – Pero, tú y yo tampoco somos una familia muy normal, así que tal vez lo pensaré mejor después... de que cumplas 18, quizá.
Lo acomode mejor en la cama, quitándole de las manos las sabanas y rodeándolo de las cobijas para que no se cayera, y así poder ir al cuarto de baño un poco más tranquila. Dentro de mí sabía que ducharme no funcionaría, pero de alguna manera quería lavar de mi cuerpo lo que había hecho.
Y la ducha no había ayudado demasiado, pero tampoco me había decepcionado del todo, por alguna razón me sentía más tranquila y relajada. Cuando entre en la habitación de nuevo la mire con más detalle que el que le había dado hace unos momentos. Había una cama doble, en la que estaba Jay acurrucado en las cobijas de color azul, la cual tenía una veladora a ambos lados, ambas decoradas con motivos florales, la alfombra era de un color marrón que había visto tiempos mucho mejores a estos, un armario estaba en una esquina adornado con los mismos motivos de las veladoras y había una sola ventana en todo el cuarto por lo que la cubrí con la carga de toallas que había traído la sirvienta para volver la habitación más oscura y que el sol de la mañana no me quemara y terminara gritando del dolor mientras esto pasaba. Por último, el cuarto de baño era todo blanco y lo que se espera de un hotel, algo no muy cuidado por las personas que en alguna ocasión han dormido aquí. Terminada mi inspección del lugar me acomode al lado de mi Jay, no era tan tarde pero se notaba que Jay comenzaba a sentirse agotado, decidí no preocuparme demás, aun cuando sabía que él había dormido todo el trayecto hasta acá, a excepción de la bajada del avión hasta este momento. Lo abrace contra mí y espere hasta que los brazos del amanecer comenzaron a surcar todas partes.
Pronto nos volveríamos a ver.

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